Carrillo ha muerto: el régimen de luto
Madrid, 1936, 1º de mayo. Segundo por la izq. Santiago Carrillo, (3º) Fco. Largo Caballero, (5º) José Díaz
Pedro A. García Bilbao
Hoy, 18 de septiembre de 2012, Santiago carrillo, ex-secretario general del PCE, ha fallecido a los 97 años.
La izquierda española logra sobrevivirle pese a todos sus esfuerzos por liquidarla, maltrechos, atomizados pero resistentes; las banderas rojas y tricolores ondean desafiantes como promesa de futuro. Sin Carrillo, la impunidad del franquismo no hubiera podido llegar hasta hoy.
El recuerdo de los comunistas y los resistentes que nunca se rindieron sigue vivo en este dia en el que sólo los monárquicos, los exfalangistas y los paniaguados de la Transición tendrán buenas palabras para quien traicionó a la República y a todos sus compañeros.
En lo personal merece las condolencias que humanamente le corresponden, pero hoy no se debate su figura como hijo, padre o esposo, como amigo, no, no es eso lo que le lleva a las primeras páginas, sino su actuación pública. Y su condición de dirigente en momentos históricos. Esa es la raíz de esta valoración. No tenía derecho a arrojar por la borda la memoria, el esfuerzo, el sacrificio, el heroísmo y la entrega de miles y miles de combatientes, resistentes, trabajadores, no, no lo tenía. Confiaban en él como dirigente, y actuó como tal amparado por la lejanía que impedía el contacto y le transformó en un mito, se aprovecho del plus de la confianza puesta ciegamente en él por los que sufrían en silencio cárcel, persecución y tortura, y empleó esa confianza en llegar a acuerdos infames que garantizaron la impunidad del régimen genocida de Franco y que la Monarquia escogida por el dictador construyera una democracia a la medida de los que se beneficiaron de la dictadura. Fue incapaz de reconocer su error. Durante sus últimos años hubo de soportar que los únicos que le trataban con aprecio fueran los miembros del regimen franquista que fueron reciclados por la monarquía con su colaboración necesaria.
Pero como nadie sabe lo que puede bullir en el corazón de un hombre al final de su vida por muy grandes que fuesen sus errores, hoy quiero recordar la foto del 1º de mayo de 1936, miembros del gobierno de la República y de las organizaciones del Frente Popular marchan cogidos del brazo a la cabeza de la multitud. Hay grandes nombres que pasaron a la historia hace mucho, Largo Caballero, José Díaz, entre ellos un joven con gafas y traje con un notable periplo vital para su edad, estará llamado a tener una vida pública muy larga y a sobrevivirles a todos, se llamaba Santiago Carrillo y era entonces un joven socialista. Esa foto fascina, y fascina también que pese a la hondura del tiempo transcurrido, una increíble cantidad de tiempo, estuviese entre nosotros uno de aquellos que marcho aquel día… el último superviviente.
No soy carrillista, no soy sospechoso de ello, he dicho lo que tenía que decir, considero que nuestra devoción, lealtad y respeto deben ser para los que lo dieron todo y no traicionaron nunca la causa de la libertad, y a Santiago, a aquel joven socialista de entonces, que no sabía lo que el destino nos depararía a todos y a él, le deseo un sentido descanse en paz…
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