Dietzgen escribió:Becherovka, perdón por la tardanza.
El PCPE se considera como una organización independiente a los partidos burgueses, formada por una militancia Marxista-Leninista que trabaja para constituírse como referente, como vanguardia práctica de la clase obrera en el proceso revolucionario que conducirá a la clase obrera al poder. Se sitúa como vanguardia teórica porque los sectores más conscientes de la clase obrera han elaborado las bases teóricas que dirigirán al resto de la clase al Socialismo, independientemente a que éstas se encuentren todavía aisladas de dicho proyecto.
Aspirar únicamente a convertirse en vanguardia efectiva pretendiendo así que ya ha sido constituido el PC, significa amputar a éste una de sus partes constituyentes, las masas, sin las cuales no puede considerarse que ya se dispone de Partido Comunista. Esta concepción de identificar a la Vanguardia con el Partido y a las Masas con la Clase perpetúa la escisión del proletariado en dos polos (vanguardia-masas), ya que en vez de fusionarse superando la contradicción y constituirse como un único movimiento del proletariado revolucionario, establece un muro entre los dos sectores. Solamente cuando se vaya resolviendo la contradicción entre vanguardia y masas en el seno de la clase obrera, ésta podrá ir constituyéndose como clase revolucionaria para avanzar hacia el comunismo. Por otro lado, afirmar que se disponen de bases teóricas cuando no existe una vanguardia ideológica sólidamente constituida que haya asimilado el marxismo ni resuelto los problemas teóricos que surgen a raíz del Ciclo de Octubre, es no comprender las tareas del momento actual, principalmente ideológicas.
Es erróneo el hablar de la participación del PCPE en el sindicalismo en abstracto. El PCPE y los CJC centran su actividad práctica en la participación en los frentes de masas, entre los que se encuentra el movimiento obrero. Dicho frente está centrado en las luchas de carácter económico, y el medio de éstas es el sindicalismo. De ahí la intervención en el ámbito sindical, visto desde la posición de aglutinar a las masas obreras y encaminarlas en una dirección revolucionaria sin que la estructura en la que participen sea relevante, y no en la concepción del sindicato como algo desde lo que se puedan lograr conquistas.
Si bien es cierto que la carácterística fundamental de dicho frente es que está copado por los sindicatos de la aristocracia obrera y plataformas dirigidas por organizaciones reformistas, el papel de los comunistas no engrosar sin más las filas de una organización sindical y tratar de lograr conquistas para la clase obrera desde estructuras que la mantienen al margen de posturas revolucionarias, sino que se tiene que participar incansablemente en dicho frente hasta mediante una correcta estrategia conquistar la hegemonía ideológica en las distintas luchas y hacer de éstas el fruto de la conciencia revolucionaria. El único objetivo es ligar las luchas inmediatas de los trabajadores con sus intereses objetivos como clase.
Expresiones tales como “aglutinar a las masas obreras y encaminarlas en una dirección revolucionaria”, “conquistar la hegemonía ideológica en las distintas luchas y hacer de éstas el fruto de la conciencia revolucionaria” o “ligar las luchas inmediatas de los trabajadores con sus intereses objetivos como clase” ejemplifican a la perfección la pretensión del economicismo de que las masas proletarias desarrollen conciencia revolucionaria a través de luchas económicas, algo que se demuestra imposible gracias a las enseñanzas del marxismo-leninismo y la experiencia histórica. Y es que por mucha propaganda y agitación que realicen los comunistas en el transcurso de estas luchas o por el hecho de estar en su dirección, el proletariado no tomará conciencia para sí, debiéndose esto a que mientras la lucha revolucionaria (entendida como guerra civil revolucionaria, ya que esta lucha no puede manifestarse sino militarmente) sitúa al proletariado en la esfera de una lucha entre dictaduras o entre revolución o contrarrevolución, la lucha económica lo ubica en la pugna para la consecución de diferentes condiciones de vida dentro de los márgenes del capitalismo, no enfrentándolo directamente con él. Se trata entonces de la perspectiva desde la que el proletariado debe observar su situación.
Únicamente la propia experiencia política del proletariado en su dictadura le permitirá contemplar, a través de la confrontación contra la dictadura de la burguesía, cómo sus intereses de clase están en completa contradicción con el capitalismo en su totalidad, no con unas condiciones concretas tal y como lo hace la lucha económica. En conclusión, no es suficiente el “agregado de conciencia” que puedan ir suministrando los comunistas durante la lucha económica para recordar que el socialismo es la única salida, sino que, como todo, será la práctica y vivencia en la dictadura proletaria misma lo que hará al proletariado decantarse hacia el comunismo y desarrollar la conciencia revolucionaria.
El discurso del Partido relacionado con su programa va desarrollándose a medida que se abarca un mayor número de masas obreras en torno a éste. El presentarse a las elecciones antes de poder tener voz en las instituciones burguesas no tiene mayor meta que difundir la propuesta comunista entre las masas obreras cuando el Partido es pequeño y cuenta con escasez de medios para mostrarse ante las masas, con el fín último de la desacreditación de la democracia burguesa desde ésta para los sectores de la clase obrera que no la desacrediten por sí misma. De igual manera, puesto que no se está dando validez en ningún caso a la instituciones burguesas como algo revolucionario y útil en la construcción del Socialismo, no supone ningún retroceso para las masas que la desacrediten por sí mismas, en todo caso existiría el añadido de darle un contenido clasista y así evitar la infiltración de elementos oportunistas que prometen soluciones inmediatas que se presentan como alternativa a los partidos mayoritarios que han generado el descontento general y tienen fácil calada.
El PCPE concibe el Parlamento cómo un instrumento útil para aplicar medidas populares que actúen como eslabones hacia el socialismo, siendo éste posterior a las primeras. Se puede ver esta idea en una entrevista a Carmelo Suárez:
“Las podríamos resumir en nuestro lema de campaña “Todo para la clase obrera” y se sustanciarían de inmediato en la anulación de todas las contrarreformas laborales y en la nacionalización de la banca y el sector financiero, junto a las telecomunicaciones, la energía y los transportes aéreo, marítimo y por ferrocarril. Al mismo tiempo, es fundamental iniciar el proceso para salir del euro y la U.E, así como la retirada inmediata de todas las tropas desplegadas internacionalmente y la comunicación a la OTAN y los EE.UU de nuestro abandono de la OTAN y el cierre de las bases de EEUU en territorio español. En otro orden de cosas, al ser derechos básicos, habría que arbitrar medidas para la garantía por el Estado del empleo, la vivienda, la salud, la cultura y la educación. Por último, iniciaríamos un proceso constituyente socialista que, dejando el futuro de España en manos de la nueva clase en el poder (la clase obrera), proclamaría de inmediato la República y expropiaría todos los bienes de la aristocracia y la oligarquía financiera, empezando por la familia Borbón.”
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Como puede observarse, según el PCPE, la participación en el Parlamento podrá usarse como una forma de allanar el camino a la revolución mediante la ejecución de esas medidas, desembocando en un proceso constituyente socialista que eleve el proletariado a la condición de clase dominante, obviando así el papel fundamental que deben ejercer las masas revolucionarias armadas y los órganos de Nuevo Poder. De esta manera, el PCPE genera ilusiones en las masas respecto el Parlamento, haciendo creer que éste puede ser útil para la clase obrera y el proceso revolucionario. Por lo tanto, lejos de usarlo como un medio de agitación y propaganda en contra de sí mismo, es concebido como una herramienta para gestionar el sistema capitalista. Este cretinismo parlamentario puede apreciarse también en algunas consignas electorales como “Todo para la clase obrera”, la cual da a entender que el proletariado puede conseguirlo todo, siempre y cuando vote al PCPE.