Serguei Kara-Murza escribió:Sin poder entrar en amplia argumentación, diré tajantemente : no hubo ninguna crisis económica en la URSS al inicio de la perestroika . Cualquiera puede ver esto en los annales estadísticos. La URSS atravesaba la etapa de una inminente reestructuración de su industria y agricultura, a su ritmo y con sus métodos, y atravesaba esta etapa sin las sacudidas de la Gran Depresión americana . Tardó en entrar en la etapa informática, pero estaba entrando . En eso no hay nada de extraño, el desarrollo tecnológico es actualmente no lineal . Mucho más asombroso es el camino recorrido por la URSS en su desarrollo industrial y científico . En cuanto a la crisis, el indicador macroeconómico seguro es el ritmo de la inversión . En la URSS ésta crecía establemente (véase la tabla 1). Otro indicador es el nivel de producción. En 1988, Gorbachev argumentó la necesidad de la "revolución" («desmantelamiento por derribo») del sistema económico de la URSS, porque el ritmo de crecimiento era tan sólo un 3,5 por cien por año. ¡Qué crisis mortal!
Todos los indicadores corrientes del bienestar también seguían creciendo hasta 1990 (véase la tabla 2). Si entre la población apareció alguna sensación de crisis, esto fue debido a la insistente campaña de prensa y TV. Un ejemplo: el consumo de leche y productos lácteos en 1989 fue en la URSS de 341 kg por persona (en EE.UU., 260), pero un 44 por cien respondieron en la encuesta que consumían, a su juicio, poco. Y donde más se prestó la población a la campaña antisoviética, más amargada estaba la gente. En Armenia, donde los radicales le dieron el primer golpe militar a la URSS, desatando la guerra criminal contra los azeríes, el 62% estaban descontentos de su consumo de leche, que en realidad era de 480 kg por persona. La "opinión pública" creada por la ideología .
Por fin, se difundió por el mundo el mito del desastroso estado de la tecnología en la URSS. El bocado más sabroso y cínicamente utilizado fue la catástrofe de Chernobyl. ¡Ojo! Alegrarse tanto de las desgracias de este tipo a la larga se paga muy caro. Pero, volviendo al materialismo ¿podía ser tan floja la base tecnológica del cuerpo industrial que proporcionaba segura paridad con todo Occidente en armamentos? Los sofisticados sistemas aerocósmicos (y en algunos la URSS le llevaba serias ventajas a EE .UU.) se producían, realmente, por todo el tejido industrial y no podrían ser hechos en un pequeño enclave tecnológico artificialmente creado . Otro ejemplo del sistema complejo que depende de muchísimas tecnologías es el sector energético . Buen indicador sintético es la eficacia (gasto de combustible por unidad de energía eléctrica despachada). En la URSS todo este sistema funcionaba con eficacia aceptable, que gradualmente se mejoraba (tabla 3) . Había muchas deficiencias, pero de ningún modo se podía calificar la situación de desastrosa (6).
EL MITO DE LA AGRICULTURA
Me detendré más en un mito que se implantó con tal fuerza en la mente europea que parece una grosería dudar de él . Pero haremos un esfuerzo. Se trata de la agricultura soviética basada en cooperativas (koljos) y fincas del estado (sovjos) . En un emblemático artículo titulado
El pueblo ruso busca su identidad el poeta José Agustín Goytisolo expresa esta fórmula:
«la agricultura soviética no mejoró : ni los koljoses ni los sovjoses fueron suficientes para aumentar la producción» . Y no llega el escritor a preguntarse a sí mismo : ¿de dónde fueron sacados los recursos para la industrialización, si no del producto de los koljoses? ¿De donde aparecieron 120 millones de trabajadores para la industria si no gracias al aumento del rendimiento de la agricultura? ¿Cuál es, realmente, el rendimiento de los cultivos principales en los koljoses y las granjas norteamericanas? Basta tender la mano y obtener la respuesta de los manuales de estadística agropecuaria . Pero de eso, ni hablar .
En la fig.1 se presenta la dinámica de producción del grano y del número de empleados en la agricultura de la URSS . El desarrollo estable empezó después de las sacudidas de la guerra civil (1918-1921), la colectivización (1929-33), la segunda guerra mundial y reconstrucción del país arrasado por los alemanes (1940-48). Vemos que en el período soviético la producción (y el rendimiento) crecieron tres veces y el número de ocupados en la agricultura disminuyó dos veces. Aún más creció la producción de leche, carne y huevos (fig . 2), como también los cultivos industriales (girasol y algodón). ¿Podía crecer más? Segura-mente, siempre se puede más . Pero no mucho . De ningún modo sería una cosa que cambiaría la opinión de José Agustín Goytisolo . Me gustaría que él viera la tabla 4, la producción de principales productos alimenticios por persona .
La agricultura, el campesinado, fueron exprimidos por la mano dura del stalinismo para sacar los medios necesarios para la industrialización, y no había otros recursos para eso, no iba la URSS a pedir préstamos suicidas al Fondo Monetario Internacional ni EE.UU. nos enviaban el maná del Plan Marshall. Pero el país pagó al campesino de otra manera: abriendo las universidades para sus hijos, llevando al campo la tecnología, la luz y la cultura. Restañando las heridas y rencores producidos por la explotación despiadada, la guerra civil y abusos de la colectivización. Y este precio fue aceptado por el campesinado. Cualquier observador imparcial debería asombrarse precisamente por el hecho de que la agricultura de la URSS, al sostener en sus espaldas la enorme industrialización y militarización, a la vez proporcionó una base sólida para alimentar dignamente a 300 millones de personas .
¿Cómo se comía en la URSS? En 1983-85 un soviético consumía 98,3 gr. de proteínas al día, justamente la norma óptima. Un ciudadano de EE.UU. consumía 104,4 gr., casi lo mismo. Ciertamente, el americano comía más grasa (167,2 g contra nuestros 99,2) ¿y qué? es más gordo y tiene más esclerosis. Corrió mucha tinta en Europa para denunciar un hecho bochornoso: ¡la URSS importaba carne y cereales! Sí, importaba ¿y qué? ¿Cuánta carne? Por persona Alemania importaba 4 veces e Italia 7 veces más que la URSS, pero nadie propuso por eso demoler la agricultura de esos países. La URSS importaba 2 kilos de carne por persona al año, lo que le costaba 1 por cien de todas las importaciones . ¡Una centésima! Y montar tal lío ideológico por eso. Un lío tanto más cínico que ningún economista ni poeta dijo, aunque al pie de la página, que, al importar 2 kilos de carne por persona, la URSS exportaba 20 kilos de pescado. Calculen el saldo, sea en proteínas, sea en dólares (7) .
¿Estaba el campo de la URSS mejorando o degradando? En términos sociales, ni hablar : los ingresos, las condiciones de trabajo y de vida, la cualificación del personal se mejoraban más rápidamente que en la ciudad. ¿Y en términos económicos, de rendimiento? La comparación con otros grandes productores viene dada en la tabla 5. El rendimiento de cereales en la URSS crecía establemente, de 1,4 tm./ha en 1980 hasta 2,0 en 1990 . Notemos que la única región extensa con las condiciones de suelo y clima para la producción de trigo comparable con las de EE.UU. es Ucrania, donde durante los años 80 la cosecha creció a nivel de 3,4-3,5 tm., mientras que en EE.UU bajó a 2,2 tm.
Es una creencia general que las cooperativas en la URSS no eran rentables y constituían una carga pesada para la hacienda, sobreviviendo gracias a las enormes subvenciones . Es mentira (o error inocente) . El campo en realidad no estaba subvencionado, más bien subvencionaba a la industrial . Pero, si el europeo no puede pensar sino en estos conceptos, diré que en 1986 las subvenciones estatales eran 190 rublos por 1 hectárea de cultivo, mientras que en EE.UU. 222 dólares, en CEE 1099 y en Japón, 11319 dólares . ¿Hay diferencia? En cuanto a la rentabilidad, es, en principio, un concepto artificial en la economía planificada, donde los precios están impuestos por el comprador monopolista, el Estado. Incluso así, vendiendo a precios bajísimos, el campo era económicamente fuerte . En 1990 en la URSS había 29 mil cooperativas agrícolas . De estas sólo 0,5 mil (1,6 por cien) no fueron rentables, y sus pérdidas han sido una suma minúscula en comparación con el beneficio total . La rentabilidad media de todas las cooperativas era de un 36 por cien . La eficacia económica de los koljos debería de asombrar, al contrario de lo que se cree . Durante la última década el costo para el productor de trigo se mantenía a nivel de 94-96 rublos por tonelada, mientras que los granjeros de Finlandia que se ponían por los liberales como ejemplo paradigmático a nuestros campesinos, tenían el costo de 482 dólares . ¿Quién sería más competitivo en el mercado libre?
Veremos el asunto desde otro ángulo. ¿De qué medios disponía el campesino soviético para su labor? Por razones históricas objetivas y por una planificación que estaba muy lejos de ser óptima, la "retaguardia", el apoyo logístico de la agricultura en la URSS era muy deficiente. En EE.UU. los esfuerzos en el transporte, almacenaje, elaboración y distribución de los alimentos se relacionan a los esfuerzon directamente en el campo como 7 :1, mientras que en la URSS esta relación era 1,1:1 . ¡Seis veces menos! De ahí, sobreesfuerzos por parte del agricultor y grandes pérdidas del producto. Otro factor son caminos . Su red ha sido en la URSS muy deficiente, qué le vamos a hacer. Es mejor ser rico y de buena salud, que pobre y enfermo, en eso estamos de acuerdo. En 1989 en la URSS por 1000 km cuadrados de territorio hubo 39 km de carretera (en Polonia 493, Francia 1394, Alemania 1803). La cuestión es ¿mejoraremos la situación si en lugar de la construcción de caminos destruiremos las cooperativas, tal como nos proponen buenos asesores del FMI? Lo que significó en este punto la realización de sus consejos se representa en la fig.3 .
Indudablemente, el factor clave es la maquinaria. Hé aquí una de las mentiras más grandes del equipo de Gorbachev. Su "cerebro económico", el académico Aganbegián, tomó como ejemplo emblemático, para demostrar al mundo entero lo absurdo que era la economía de planificación, precisamente la producción de tractores . En su libro
Perestroika económica, presentado a los españoles como "lúcido" por Ramón Tamames, Aganbegián asegura que en la URSS, debido al plan, existía la producción desbordada de tractores, mientras que la necesidad real era 3 meces menor que la masa de tractores acumulada en la agricultura. En realidad, el campo soviético empezó a saciar la falta de máquinas sólo en los años 70, cuando fue desarrollada gran industria de maquinaria agrícola. El número máximo de tractores por 1000 hectáreas de cultivo fue alcanzado en la URSS en el 1985 . Eran 13 tractores. ¡Trece! ¿Y cuál era la necesidad real? Podemos tener idea a partir de lo que tenían otros países. En aquel mismo año por 1000 ha tenían tractores: Italia 134, Yugoslavia 125, Alemania 124, Japón 440. Aganbegián dice que los campesinos soviéticos usaban mal los tractores, con muy poca eficiencia. Pero en manos de nuestros campesinos ociosos cada tractor producía por año tres veces más productos agrícolas que un tractor en EE .UU. Tras una intensiva campaña de prensa el equipo de Gorbachev empezó apresuradamente a desmantelar la industria de tractores. Esta misión la siguió Yeltsin (véase la fig. 4) . En 1994 toda esta industria ya estaba completamente paralizada .
Absolutamente lo mismo sucedió con los abonos y aditivos para el pienso . Se realizó primero una campaña frenética contra el uso de los abonos, con la célebre "psicosis de los nitratos". Luego fue reducida a la mitad la producción y desviado a la exportación el 65 por cien de abonos producidos . En realidad, en 1989 la URSS sólo logró a compensar con los abonos (122 kg por hectárea) la extracción de los elementos nutritivos con la cosecha . El uso del abono no era nada excesivo (7 veces menos que en Holanda y 3 veces menos que en Checoslovaquia). En 1993 la aplicación de abonos en Rusia se redujo a 43 kg, y en 1994, a 10 (véase la fig .5 (9) ) . ¡En promedio! En realidad, el 75 por cien de áreas de cultivo ya no reciben abono.
Destruir "por derribo" todo el sistema agropecuario de la URSS, que era altamente eficiente y en constante mejora, podía hacerlo solamente un loco o un enemigo de la nación. Con ayuda de los sinceros demócratas de Occidente.