por Platon Vie Mar 21, 2014 1:50 am
Tras la critica del PTA al grupo de Jruschov, y sobre todo tras la "Polémica Acerca de la Línea General", una serie de partidos obreros y comunistas se opusieron a los jruschovistas y se solidarizaron con los albaneses y los chinos, entre ellos se encontraba el Partido del Trabajo de Corea.
En la década de los '60 el PTA y el PTC estrecharon sus lazos económicos y políticos, realizaron, por ejemplo, en 1966 una declaración conjunta contra el imperialismo y el revisionismo moderno. Sin embargo, en un informe interno del mismo año, los albaneses afirmaban que:
"La postura anti-revisionista, aunque en apariencia sin compromiso, que mantuvieron [en Corea] durante algún tiempo, sobre todo en los años 1963 y 1964, fue más un producto de la presión ejercida sobre ellos por los revisionistas que querían obligarlos a unirse abiertamente a sus filas, que una verdadera posición marxista-leninista. De hecho, esta posición puede ser mejor descrita como una simple posición anti-Jruschoviana." (Information on the Korean Workers’ Party. October, 1966)
Cuando Jruschov es removido, los coreanos suavizan sus criticas al revisionismo moderno, empiezan a alzar la bandera de la posición "independiente" (neutral-centrista) y de la "unidad" del MCI (unidad con los revisionistas), mejoran sus relaciones con los soviéticos y con los países revisionistas de Europa del Este, así como con Cuba. Las delegaciones soviéticas y coreanas van y vienen, se firman acuerdos de asistencia militar y se construye infraestructura de manera conjunta, se vuelven a publicar artículos soviéticos en la península, etc.
En este periodo, los coreanos apoyan en una primera instancia la invasión soviética a Checoslovaquia y luego mantienen silencio, lo mismo hacen respecto a las provocaciones soviéticas en la frontera sino-soviética.
Así como mejoran las relaciones con los países revisionistas, se deterioran las relaciones con los chinos y los albaneses -a pesar de que los coreanos nunca criticaron abiertamente a estos dos países.
Cuando los albaneses critican abiertamente la linea del PCCh, le dedicaron también un espacio al PTC. También en el Tomo II de sus "Reflexiones", Hoxha denuncia el monstruoso culto a Kim Il Sung, los contactos con el imperialismo norteamericano a través del mediador Tito, las profundas deudas en las que estaba imbuida Corea, el nacionalismo norcoreano, el intento de presentar a Corea como un país "no-alineado", etc.
Ya a mediados de los '70, los albaneses dejan de hablar de Corea como un país socialista y comienzan a tratarlo como un país que forma parte del cerco burgués-revisionista.