Pinceladas sobre la táctica revolucionaria
texto tomado de la web del Frente Revolucionario Marxista Leninista - publicado en octubre de 2013
Vivimos tiempos en los que la radicalización de las condiciones de vida de la clase obrera se reflejan también en la radicalización de las posturas por parte de los, lato sensu, revolucionarios.
Esta radicalización se refleja en todo tipo de actitudes, aventurismo de todo tipo, pero aquí lo que nos interesa analizar es la tendencia general al interés por la teoría revolucionaria.
Este interés tiene especial importancia entre los jóvenes, los nuevos militantes que se incorporan a ese dolor de cabeza que podemos llamar Movimiento Comunista. Ese interés nosotros lo aplaudimos, ¿qué mejor situación que esa? La cuestión ideológica sigue siendo hoy el principal aspecto del trabajo de militancia revolucionaria.
El problema llega que en tanto que es un fenómeno general ese interés, los burócratas revisionistas no pueden permitir que se les escape de las manos. Es por ello que hoy más que nunca vemos como ferozmente algunos intentan recuperar los 4 tópicos absurdos acerca de la teoría, las falacias comunes que ya aburren a muchos, pero que aún no han sido comprendidas y criticadas por muchísimos más.
Es necesario desarrollar la más decidida lucha contra la ideología burguesa en el seno del Movimiento Comunista, es necesario hacer que el socialismo científico sea hegemónico.
En base a esto, ofrecemos algunos apuntes generales sobre la táctica-plan revolucionaria de los comunistas.
Un plan
Merece la pena recuperar las palabras de Lenin a principios del siglo pasado, pues la situación actual guarda similitudes con la pasada. En un folleto se expresaba de la siguiente forma:
No sólo debemos comprender qué organización necesitamos y para qué labor; tenemos también que trazar un plan concreto de esta organización, a fin de que se pueda emprender su creación en todos los aspectos. Dada la urgencia e importancia del asunto, nos decidimos por nuestra parte a someter a la consideración de los camaradas el bosquejo de un plan que desarrollaremos con más detalle en un folleto en preparación. (1)
Una de la cuestiones fundamentales que distinguen la visión de Lenin del proceso revolucionario, del que por aquél entonces tenían los mencheviques y otros grupos, era el papel del plan en ese proceso revolucionario. Para Lenin, como el albañil que levanta un muro y usa un hilo para hacerla recta, o el arquitecto que hace el plano para construir un gran edificio, era necesario tener un plan sólido, que marcara la línea general a seguir por el Partido a la hora de desarrollar el proceso revolucionario. Todos sabemos que levantar un muro no es simplemente poner ladrillos unos encima de otros, hace falta tener una idea clara sobre lo que hay que hacer para lograr, de manera efectiva, hacerlo.
Mientras tanto, sus enemigos políticos criticaban a Lenin de subestimar la espontaneidad, de retrasar el desarrollo del movimiento revolucionario, etc… Mientras ellos desarrollaban una táctica-proceso, Lenin sostenía la necesidad de una táctica-plan. Es necesario nuevamente incidir sobre la diferencia esencial, aún no clara hoy por parte de algunos, entre una táctica u otra:
Pero ¿en qué consiste el papel de la socialdemocracia sino en ser el “espíritu” que no sólo se cierne sobre el movimiento espontáneo, sino que eleva a este último al nivel de “su programa”? Porque no ha de consistir en seguir arrastrándose a la zaga del movimiento, lo que, en el mejor de los casos, sería inútil para el propio movimiento y, en el peor de los casos, nocivo en extremo. Pero Rabócheie Dielo no sólo sigue esta “táctica-proceso”, sino que la erige en principio, de modo que sería más justo, llamar a esta tendencia seguidismo (de la palabra “seguir a la zaga”) en vez de oportunismo. (2)
La táctica-proceso se definía por la búsqueda de los éxitos alcanzables día a día, es decir, abogaba por el posibilismo en base al movimiento espontáneo de los obreros en su lucha sindical. Para comprender esto mejor, podemos recordar la crítica que Lenin hizo a Paul Levi, que dice lo siguiente:
Paul Levi desea ahora hacer méritos especiales ante la burguesía -y, por consiguiente, ante sus agentes, ante la II Internacional y la Internacional II y media-, reeditando las precisas obras de Rosa Luxemburgo en las que ella estaba equivocada.
Contestemos a esto con dos líneas de una buena fábula rusa: a veces, las águilas vuelan más bajo que las gallinas; pero las gallinas jamás podrán elevarse a la altura de las águilas. Rosa Luxemburgo se equivocó en el problema de la independencia de Polonia; se equivocó al enjuiciar en 1903 el menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación del capital; se equivocó en julio de 1914, cuando defendió con Plejánov, Vandervelde, Kautsky y otros la unidad de los bolcheviques y los mencheviques; se equivocó en sus escritos de la cárcel, en 1918 (por lo demás, ella misma corrigió, al salir a la calle, a fines de 1918 y principios de 1919, la mayor parte de sus errores). Pero, a pesar de todos los errores, Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo una águila. (3)
¡Exacto! Cuando Lenin habla de táctica-plan, habla de elevarse a lo más alto y al mismo tiempo bajar a lo más bajo. Está ligando lo abstracto y lo concreto en su relación contradictoria. Mientras el plan, por una parte, resuelve las cuestiones más elevadas (ideológicas) a las que el Partido se enfrenta, la táctica es la puesta en marcha en la práctica de las ideas contenidas en el plan. Es la ligazón entre la teoría y la práctica que permite formar una praxis efectivamente revolucionaria.
Por otra parte, las gallinas que no saben volar o no quieren volar, jamás podrán resolver los problemas más elevados, jamás podrán comprender que el capitalismo es una totalidad y como totalidad que abarca toda la realidad actual, debe superarse. Las gallinas se conforman con ir picoteando aquello que está a una distancia corta de sus picos, mientras tanto las águilas ascienden, observan, bajan y actúan.
No llegar a comprender el capitalismo como una totalidad, nos lleva a la postura reformista. El que no comprenda que no se trata de aplicar paliativos a problemas concretos derivados del capitalismo, sino que se trata de terminar con el capitalismo, no tendrá ningún problema en admitir el camino de las reformas y rechazar los sacrificios del camino revolucionario. Saber elevarnos cuando es necesario, es el único camino a comprender el capitalismo como un todo, y el movimiento revolucionario como el ataque a esa totalidad.
Una táctica
Vista la cuestión del plan y su especial importancia (¡postura acertada!) para Lenin, debemos analizar la cuestión de la táctica. Es decir, si el plan era la resolución teórica de los problemas más elevados de la revolución, la táctica es la resolución práctica de los problemas diarios. Pero ambas cuestiones no se presentan como polos separados, sino como la contradicción dialéctica táctica-plan.
Centrándonos ya en la cuestión de la táctica, debemos insistir en la lucha contra el dogmatismo en la concepción de ésta, tanto a izquierda como a derecha. Lenin expresó claramente la actitud de flexibilidad en la táctica de la siguiente manera:
Lo único que hace falta para que marchemos hacia la victoria más firmemente y más seguros, es que los comunistas de todos los países actuemos en todas partes y hasta el fin, guiados por la convicción de la necesidad de una flexibilidad máxima en nuestra táctica. Lo que actualmente hace falta al comunismo, que crece magníficamente, sobre todo en los países adelantados, es esta conciencia y el acierto para aplicarla en la práctica. (4)
Mas, es común que estas palabras de Lenin se confundan, especialmente sacándolas de todo contexto y tomando otras partes de su obra como justificación de tal o cual práctica. Entre las citas más cacareadas, destacan:
No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios, significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas o atrasadas […] (5)
Y desde luego, no podemos olvidarnos de la cita por excelencia:
[…] la lucha en la tribuna parlamentaria es obligatoria para el partido del proletariado revolucionario, precisamente para educar a los elementos atrasados de su clase, precisamente para despertar e ilustrar a la masa aldeana analfabeta, ignorante y embrutecida. Mientras no tengáis fuerza para disolver el parlamento burgués y cualquiera otra institución reaccionaria, estáis obligados a trabajar en el interior de dichas instituciones, precisamente porque hay todavía en ellas obreros idiotizados por el clero y por la vida en los rincones más perdidos del campo. De lo contrario, corréis el riesgo de convertiros en simples charlatanes. (6)
Y en base a ello, podemos extraer la táctica actual de la mayoría del revisionismo a nivel estatal, es decir, concretar la actividad revolucionaria de los comunistas en la práctica sindical y en la carrera electoral. ¡Bravo! ¡No habéis entendido nada!
Recordemos aquí también, antes de resolver este entuerto, lo que decía Lenin acerca de los “amigos de pueblo”, que al igual que la mayoría del revisionismo actual, se presentaban como los primeros defensores de éste… ya es sabido, y no como nosotros, que “no estamos con las masas”, que “mientras ellas se mueren de hambre” nosotros nos dedicamos al “trabajo de monasterio” en lugar de luchar junto a ellas… ¡Absurdo!
Todo este pasaje es típico en grado sumo para darse cuenta de lo poco que la gente entiende El Capital y a Marx. Anonadados por la inmensa fuerza probatoria de lo expuesto, se deshacen en reverencias ante Marx y lo alaban; pero, al mismo tiempo, pasan completamente por alto el contenido fundamental de su doctrina y continúan, como si tal cosa […] El señor Mijailovski debería ensalzar menos a Marx y leerlo con mayor aplicación, o mejor, meditar más en serio en lo que lee. (7)
Los críticos precisamente de los que “dedicamos demasiado tiempo a los libros” y que no “trabajamos en la calle” son los que luego prefieren tirar a la basura el análisis concreto de las condiciones concretas en las que Lenin hacía tal o cual crítica a un izquierdismo concreto. En lugar de extraer las lecciones universales contenidas en toda la praxis previa del proletariado revolucionario, hacen lo que consideran y tienen más a mano y luego, en caso de ser necesario justificarse frente a esos “teoricistas molestos”, toman dogmáticamente tal o cual fragmento sacado de contexto histórico. ¿Tiene eso algo que ver con el estudio revolucionario?
Los revisionistas consideran que la aceptación de todos los medios de lucha significa que pueden hacer literalmente lo que les dé la gana, en cualquier situación. ¡No señores! ¿Qué es la admisión de todos los métodos de lucha sin el análisis concreto de lo aplicable de cada método? Es eclecticismo, ¡es creer que un albañil puede pintar una pared a martillazos porque el martillo esté entre sus herramientas de trabajo! Nuevamente Lenin, lo deja clarísimo:
Cuando se quiere hablar de táctica, confundir la admisión en principio de todos los medios de lucha, de todos los planes y procedimientos con tal de que sirvan para lograr el fin propuesto, con la exigencia de guiarse en un momento político concreto por un plan aplicado a rajatabla equivale a confundir que la medicina admite todos los sistemas terapéuticos con la exigencia de que en el tratamiento de una enfermedad concreta se siga siempre un sistema determinado. (
Mientras tanto, algunos seguirán defendiendo que lo importante es mover las piernas, que lo importante es andar, y que para ello no hace falta pensar demasiado. Sí, en efecto, estamos de acuerdo en que el movimiento no requiere per se grandes dosis de conciencia, pero ¿quieren ustedes simplemente andar o también quieren llegar a algún lugar en concreto? En ese caso, le harán falta tanto las piernas como la cabeza.
Notas:
(1) ¿Por dónde empezar?, V. I. Lenin
(2) ¿Qué hacer?, V. I. Lenin (las negritas son nuestras)
(3) Notas de un publicista, V. I. Lenin (las negritas son nuestras)
(4) La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, V. I. Lenin
(5) Ibíd.
(6) Ibíd.
(7) Quienes son los “amigos del pueblo” y como luchan contra los socialdemócratas, V. I. Lenin
( ¿Qué hacer?, V. I. Lenin
texto tomado de la web del Frente Revolucionario Marxista Leninista - publicado en octubre de 2013
Vivimos tiempos en los que la radicalización de las condiciones de vida de la clase obrera se reflejan también en la radicalización de las posturas por parte de los, lato sensu, revolucionarios.
Esta radicalización se refleja en todo tipo de actitudes, aventurismo de todo tipo, pero aquí lo que nos interesa analizar es la tendencia general al interés por la teoría revolucionaria.
Este interés tiene especial importancia entre los jóvenes, los nuevos militantes que se incorporan a ese dolor de cabeza que podemos llamar Movimiento Comunista. Ese interés nosotros lo aplaudimos, ¿qué mejor situación que esa? La cuestión ideológica sigue siendo hoy el principal aspecto del trabajo de militancia revolucionaria.
El problema llega que en tanto que es un fenómeno general ese interés, los burócratas revisionistas no pueden permitir que se les escape de las manos. Es por ello que hoy más que nunca vemos como ferozmente algunos intentan recuperar los 4 tópicos absurdos acerca de la teoría, las falacias comunes que ya aburren a muchos, pero que aún no han sido comprendidas y criticadas por muchísimos más.
Es necesario desarrollar la más decidida lucha contra la ideología burguesa en el seno del Movimiento Comunista, es necesario hacer que el socialismo científico sea hegemónico.
En base a esto, ofrecemos algunos apuntes generales sobre la táctica-plan revolucionaria de los comunistas.
Un plan
Merece la pena recuperar las palabras de Lenin a principios del siglo pasado, pues la situación actual guarda similitudes con la pasada. En un folleto se expresaba de la siguiente forma:
No sólo debemos comprender qué organización necesitamos y para qué labor; tenemos también que trazar un plan concreto de esta organización, a fin de que se pueda emprender su creación en todos los aspectos. Dada la urgencia e importancia del asunto, nos decidimos por nuestra parte a someter a la consideración de los camaradas el bosquejo de un plan que desarrollaremos con más detalle en un folleto en preparación. (1)
Una de la cuestiones fundamentales que distinguen la visión de Lenin del proceso revolucionario, del que por aquél entonces tenían los mencheviques y otros grupos, era el papel del plan en ese proceso revolucionario. Para Lenin, como el albañil que levanta un muro y usa un hilo para hacerla recta, o el arquitecto que hace el plano para construir un gran edificio, era necesario tener un plan sólido, que marcara la línea general a seguir por el Partido a la hora de desarrollar el proceso revolucionario. Todos sabemos que levantar un muro no es simplemente poner ladrillos unos encima de otros, hace falta tener una idea clara sobre lo que hay que hacer para lograr, de manera efectiva, hacerlo.
Mientras tanto, sus enemigos políticos criticaban a Lenin de subestimar la espontaneidad, de retrasar el desarrollo del movimiento revolucionario, etc… Mientras ellos desarrollaban una táctica-proceso, Lenin sostenía la necesidad de una táctica-plan. Es necesario nuevamente incidir sobre la diferencia esencial, aún no clara hoy por parte de algunos, entre una táctica u otra:
Pero ¿en qué consiste el papel de la socialdemocracia sino en ser el “espíritu” que no sólo se cierne sobre el movimiento espontáneo, sino que eleva a este último al nivel de “su programa”? Porque no ha de consistir en seguir arrastrándose a la zaga del movimiento, lo que, en el mejor de los casos, sería inútil para el propio movimiento y, en el peor de los casos, nocivo en extremo. Pero Rabócheie Dielo no sólo sigue esta “táctica-proceso”, sino que la erige en principio, de modo que sería más justo, llamar a esta tendencia seguidismo (de la palabra “seguir a la zaga”) en vez de oportunismo. (2)
La táctica-proceso se definía por la búsqueda de los éxitos alcanzables día a día, es decir, abogaba por el posibilismo en base al movimiento espontáneo de los obreros en su lucha sindical. Para comprender esto mejor, podemos recordar la crítica que Lenin hizo a Paul Levi, que dice lo siguiente:
Paul Levi desea ahora hacer méritos especiales ante la burguesía -y, por consiguiente, ante sus agentes, ante la II Internacional y la Internacional II y media-, reeditando las precisas obras de Rosa Luxemburgo en las que ella estaba equivocada.
Contestemos a esto con dos líneas de una buena fábula rusa: a veces, las águilas vuelan más bajo que las gallinas; pero las gallinas jamás podrán elevarse a la altura de las águilas. Rosa Luxemburgo se equivocó en el problema de la independencia de Polonia; se equivocó al enjuiciar en 1903 el menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación del capital; se equivocó en julio de 1914, cuando defendió con Plejánov, Vandervelde, Kautsky y otros la unidad de los bolcheviques y los mencheviques; se equivocó en sus escritos de la cárcel, en 1918 (por lo demás, ella misma corrigió, al salir a la calle, a fines de 1918 y principios de 1919, la mayor parte de sus errores). Pero, a pesar de todos los errores, Rosa Luxemburgo fue y seguirá siendo una águila. (3)
¡Exacto! Cuando Lenin habla de táctica-plan, habla de elevarse a lo más alto y al mismo tiempo bajar a lo más bajo. Está ligando lo abstracto y lo concreto en su relación contradictoria. Mientras el plan, por una parte, resuelve las cuestiones más elevadas (ideológicas) a las que el Partido se enfrenta, la táctica es la puesta en marcha en la práctica de las ideas contenidas en el plan. Es la ligazón entre la teoría y la práctica que permite formar una praxis efectivamente revolucionaria.
Por otra parte, las gallinas que no saben volar o no quieren volar, jamás podrán resolver los problemas más elevados, jamás podrán comprender que el capitalismo es una totalidad y como totalidad que abarca toda la realidad actual, debe superarse. Las gallinas se conforman con ir picoteando aquello que está a una distancia corta de sus picos, mientras tanto las águilas ascienden, observan, bajan y actúan.
No llegar a comprender el capitalismo como una totalidad, nos lleva a la postura reformista. El que no comprenda que no se trata de aplicar paliativos a problemas concretos derivados del capitalismo, sino que se trata de terminar con el capitalismo, no tendrá ningún problema en admitir el camino de las reformas y rechazar los sacrificios del camino revolucionario. Saber elevarnos cuando es necesario, es el único camino a comprender el capitalismo como un todo, y el movimiento revolucionario como el ataque a esa totalidad.
Una táctica
Vista la cuestión del plan y su especial importancia (¡postura acertada!) para Lenin, debemos analizar la cuestión de la táctica. Es decir, si el plan era la resolución teórica de los problemas más elevados de la revolución, la táctica es la resolución práctica de los problemas diarios. Pero ambas cuestiones no se presentan como polos separados, sino como la contradicción dialéctica táctica-plan.
Centrándonos ya en la cuestión de la táctica, debemos insistir en la lucha contra el dogmatismo en la concepción de ésta, tanto a izquierda como a derecha. Lenin expresó claramente la actitud de flexibilidad en la táctica de la siguiente manera:
Lo único que hace falta para que marchemos hacia la victoria más firmemente y más seguros, es que los comunistas de todos los países actuemos en todas partes y hasta el fin, guiados por la convicción de la necesidad de una flexibilidad máxima en nuestra táctica. Lo que actualmente hace falta al comunismo, que crece magníficamente, sobre todo en los países adelantados, es esta conciencia y el acierto para aplicarla en la práctica. (4)
Mas, es común que estas palabras de Lenin se confundan, especialmente sacándolas de todo contexto y tomando otras partes de su obra como justificación de tal o cual práctica. Entre las citas más cacareadas, destacan:
No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios, significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas o atrasadas […] (5)
Y desde luego, no podemos olvidarnos de la cita por excelencia:
[…] la lucha en la tribuna parlamentaria es obligatoria para el partido del proletariado revolucionario, precisamente para educar a los elementos atrasados de su clase, precisamente para despertar e ilustrar a la masa aldeana analfabeta, ignorante y embrutecida. Mientras no tengáis fuerza para disolver el parlamento burgués y cualquiera otra institución reaccionaria, estáis obligados a trabajar en el interior de dichas instituciones, precisamente porque hay todavía en ellas obreros idiotizados por el clero y por la vida en los rincones más perdidos del campo. De lo contrario, corréis el riesgo de convertiros en simples charlatanes. (6)
Y en base a ello, podemos extraer la táctica actual de la mayoría del revisionismo a nivel estatal, es decir, concretar la actividad revolucionaria de los comunistas en la práctica sindical y en la carrera electoral. ¡Bravo! ¡No habéis entendido nada!
Recordemos aquí también, antes de resolver este entuerto, lo que decía Lenin acerca de los “amigos de pueblo”, que al igual que la mayoría del revisionismo actual, se presentaban como los primeros defensores de éste… ya es sabido, y no como nosotros, que “no estamos con las masas”, que “mientras ellas se mueren de hambre” nosotros nos dedicamos al “trabajo de monasterio” en lugar de luchar junto a ellas… ¡Absurdo!
Todo este pasaje es típico en grado sumo para darse cuenta de lo poco que la gente entiende El Capital y a Marx. Anonadados por la inmensa fuerza probatoria de lo expuesto, se deshacen en reverencias ante Marx y lo alaban; pero, al mismo tiempo, pasan completamente por alto el contenido fundamental de su doctrina y continúan, como si tal cosa […] El señor Mijailovski debería ensalzar menos a Marx y leerlo con mayor aplicación, o mejor, meditar más en serio en lo que lee. (7)
Los críticos precisamente de los que “dedicamos demasiado tiempo a los libros” y que no “trabajamos en la calle” son los que luego prefieren tirar a la basura el análisis concreto de las condiciones concretas en las que Lenin hacía tal o cual crítica a un izquierdismo concreto. En lugar de extraer las lecciones universales contenidas en toda la praxis previa del proletariado revolucionario, hacen lo que consideran y tienen más a mano y luego, en caso de ser necesario justificarse frente a esos “teoricistas molestos”, toman dogmáticamente tal o cual fragmento sacado de contexto histórico. ¿Tiene eso algo que ver con el estudio revolucionario?
Los revisionistas consideran que la aceptación de todos los medios de lucha significa que pueden hacer literalmente lo que les dé la gana, en cualquier situación. ¡No señores! ¿Qué es la admisión de todos los métodos de lucha sin el análisis concreto de lo aplicable de cada método? Es eclecticismo, ¡es creer que un albañil puede pintar una pared a martillazos porque el martillo esté entre sus herramientas de trabajo! Nuevamente Lenin, lo deja clarísimo:
Cuando se quiere hablar de táctica, confundir la admisión en principio de todos los medios de lucha, de todos los planes y procedimientos con tal de que sirvan para lograr el fin propuesto, con la exigencia de guiarse en un momento político concreto por un plan aplicado a rajatabla equivale a confundir que la medicina admite todos los sistemas terapéuticos con la exigencia de que en el tratamiento de una enfermedad concreta se siga siempre un sistema determinado. (
Mientras tanto, algunos seguirán defendiendo que lo importante es mover las piernas, que lo importante es andar, y que para ello no hace falta pensar demasiado. Sí, en efecto, estamos de acuerdo en que el movimiento no requiere per se grandes dosis de conciencia, pero ¿quieren ustedes simplemente andar o también quieren llegar a algún lugar en concreto? En ese caso, le harán falta tanto las piernas como la cabeza.
Notas:
(1) ¿Por dónde empezar?, V. I. Lenin
(2) ¿Qué hacer?, V. I. Lenin (las negritas son nuestras)
(3) Notas de un publicista, V. I. Lenin (las negritas son nuestras)
(4) La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, V. I. Lenin
(5) Ibíd.
(6) Ibíd.
(7) Quienes son los “amigos del pueblo” y como luchan contra los socialdemócratas, V. I. Lenin
( ¿Qué hacer?, V. I. Lenin