Saludos, de nuevo,
AnarcComunis.
Vuelvo a insistir: el libro de Berkman es propagandista, esta orientado a las clases trabajadoras de su tiempo que no contaban con el piso de alfabetización que tienen hoy las clases populares y trabajadoras de USA. Es un libro que no intenta ser un cuerpo teórico de una doctrina determinada, intenta llegar a las masas (es decir, llegar al común denominador de la población), al autor principal de la revolución que es el trabajador promedio, y escribe especialmente para ese publico. De ahí el porque del tono casi paternalista que asume Berkman cuando escribe, esto no se lo escribe a un instruido publico elitista. Esto es fundamental dentro de las corrientes que intentan llegar a la clase trabajadora, Errico Malatesta también escribe en sus artículos de una forma muy particular: tratan de llegar al trabajador que toma todos los días el tren y que pelea en el almacén por la suba de precios.
Insisto yo también: en cualquier libro introductorio, del tema que sea, aunque sea escrito a base de matices romanticistas o paternalistas para «atraer a cada trabajador y trabajadora», aunque se presente incluso en formato narrativo, los fundamentos sobre los que reposan las reclamaciones, las consignas, etc., pueden ser deducidos sin ser explícitamente desarrollados. Si despojamos de cualquier fundamento las ideas superficiales expresadas en un libro introductorio del movimiento libertario, nos queda única y exclusivamente un simple e invertebrado conjunto de meras consignas —¡vaya libro introductorio, pues!—. Mi concepción, habiendo leído libros y textos introductorios tanto del anarquismo como del marxismo-leninismo, es que, efectivamente, en el libro de Berkman se presentan, aunque no directa ni centralmente, los fundamentos del anarquismo —pues cualquier argumento o consigna de acción requiere de una base sobre la que actuar (concepción del mundo, de la Historia, del capitalismo, etc.)—. Y, como dije en mi primer mensaje (
nº 28), estos fundamentos son el moralismo genérico-metafísico basado en el individualismo, tal como reclama abiertamente potenciar Murray Bookchin (mensaje
nº 33). Pero, si incluso aceptamos que en un libro introductorio no existe, ni directa ni indirectamente,
ni por arriba ni por abajo, ningún fundamento, debido a cualquier peculiar intención literaria de los autores (anarquistas), me veo obligado a volver a preguntarle: ¿cuáles son los fundamentos generales sobre los que se levanta el anarquismo —entendiéndose por fundamenos generales, la concepción o estudio del desarrollo histórico y del capitalismo; la comprensión de cuáles son las leyes generales del desarrollo histórco y del capitalismo y cómo operan—?
Si usted quiere realizar una crítica le recomiendo centrar la mirada en Bakunin y en la obra de Kropotkin “El apoyo mutuo” donde intenta corroborar que el desarrollo de la humanidad esta intrínsecamente unido al principio de solidaridad (voluntaria o involuntaria), batallando la idea del individualismo burgués propio del sistema capitalista. Intenta justificar en base a un estudió científico, como la solidaridad y el socorro han despertado la necesidad de una reciprocidad en la especie para la supervivencia del genero despertando un instinto de interdependencia semi-conciente en el hombre, que constituye el pilar fundamental dentro de la evolución del hombre. Es un libro de imprescindible lectura para cualquiera que quiera aventurarse dentro de las aguas libertarias.
La pregunta que planteaba antes, parece ser respondida. Los libros introductorios, mágicamente, no incorporan los fundamentos de aquéllo que pretenden presentar, pero en otros libros más completos, más académicos, sí se encuentran y desarrollan —no puede ser ya de otra forma—. De todas maneras, queda presentado el pilar intrínseco e importante del desarrollo de la humanidad: el principio de solidaridad, en el sentido de
cooperación en contraposición a la
destrucción. Bien; la percepción de los fundamentos generales del anarquismo o movimiento libertario extraída de libros introductorios parece corroborada:
la actitud moral del ser humano como pilar intrínseco e importante del desarrollo de la humanidad. En otras palabras, en el transcurso de la Historia, la moral domina a lo material; el moralismo a lo econonómico; un comportamiento intrínseco e inherente del ser humano —un aspecto de, parece presentarse, la «naturaleza humana»— ha sido la base de la construcción histórica de la sociedad humana. Como decía acertadamente Lenin, el anarquismo se basa en
la inversión del individualismo pequeño-burgués. Nada de leyes objetivas y generales del desarrollo material de las fuerzas productivas a partir de las cuales el ser humano establece relaciones sociales de producción independientes de su voluntad, que se transforman cuando entran en contradicción con dicho desarrollo de las fuerzas productivas, como base histórica; nada de la primacía del desarrollo económico-productivo como raíz del desarrollo histórico de la sociedad.
En palabras del mismo Kropotkin:
Piotr Kropotkin, «El apoyo mutuo», 1902; pág. 22, Introducción; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:El papel más importante lo desempeña un sentimiento incomparablemente más amplio que el amor o la simpatía personal. Aquí entra el instinto de sociabilidad, que se ha desarrollado lentamente entre los animales y los hombres en el transcurso de un período de evolución extremadamente largo, desde los estadios más elementales, y que enseñó por igual a muchos animales y hombres a tener conciencia de esa fuerza que ellos adquieren practicando la ayuda y el apoyo mutuos, y también a tener conciencia del placer que se puede hallar en la vida social.
Una importancia de esta distinción podrá ser apreciada fácilmente por todo aquél que estudie la psicología de los animales, y más aún, la ética humana. El amor, la simpatía y el sacrificio de sí mismos, naturalmente, desempeñan un papel enorme en el desarrollo progresivo de nuestros sentimientos morales.
Pero la sociedad, en la humanidad, de ningún modo le ha creado sobre el amor ni tampoco sobre la simpatía. Se ha creado sobre la conciencia —aunque sea instintiva— de la solidaridad humana y de la dependencia recíproca de los hombres. Se ha creado sobre el reconocimiento inconscientes semiconsciente de la fuerza que la práctica común de dependencia estrecha de la felicidad de cada individuo de la felicidad de todos, y sobre los sentimientos de justicia o de equidad, que obligan al individuo a considerar los derechos de cada uno de los otros como iguales a sus propios derechos.
Este fundamento, que se presenta en los libros introductorios —aunque no sea
directamente, pero sí
necesariamente—, es desarrollado con mayor precisión y argumentos en libros como el mencionado del ruso Piotr Kropotkin, efectivamente. Dicho libro, como dices, es imprescindible para «aventurarse dentro de las aguas libertarias». De hecho, leí «El apoyo muto» de Kropotkin (1902) antes que «El ABC del comunismo libertario» de Berkman (1929) y que muchos libros sobre el marxismo.
La crítica hacia Proudhon es incorrecta, si bien este autor es uno de los precursores del mutualismo acrata en el siglo XIX, esa categorización es tosca. Primero que esta fuera de énfasis la época donde se desarrolla Proudhon y en medio de que proceso socioeconómico atraviesa la sociedad francesa. Proudhon realiza una crítica de los sistemas jurídicos que rigen su Europa.
La crítica «revolucionaria» del francés Pierre Joseph Proudhon se basa, como buen precursor del movimiento libertario, en el desliz entre la rectitud moral del ser humano y la realidad material del sistema jurídico-económico. Más concretamente, incide en distanciamiento entre la rectitud de la teoría del valor ricardiana y la realidad socio-económica, buscando, pues, remedios para que el trabajador no pueda ser explotado y reciba el valor de su producción social dentro de los límites de dicha realidad. En tanto basa su concepción en
fundamentos morales, esto es en hacer concordar la moral genérica-metafísica con la práctica, en buscar la rectitud de la teoría (incompleta y errónea) del valor ricardiana, su solución, esto es la distribución equitativa de la propiedad, no deja de ser una pata de la sociedad mercantil-burguesa. Debido a esta forma de proceder lo equiparo, en su medida, con ciertas corrientes del socialismo utópico, especialmente con J. K. Rodbertus. Éste, aunque presente una solución completamente distinta de la de Proudhon —el Estado burgués como máquina de desarrollo harmónico hacia el «socialismo»—, parte y procede de la
misma forma que lo hace Proudhon.
También debo señalar tus errores a la hora de caracterizar a la IWW. La organización de trabajadores industriales tenia como fin el cambio revolucionario de la sociedad norteamericana en base al socialismo de corte mas autogestionario, aunque dio su apoyo a la revolución rusa y un exponente claro fue John Reed que presencio el desarrollo de la revolución roja. Obviamente que fue por su agitación y organización que se alcanzo las 8 horas de trabajo y las mejoras en las condiciones laborales dentro de las fábricas y minas estadounidenses.
Mi crítica a la IWW se dirigía,
precisamente, a su orientación hacia el socialismo autogestionario —«socialismo» que no acaba con la propiedad privada ni con la economía mercantil y la producción a pequeña escala, y que no permite el desarrollo ulterior de las fuerzas productivas—, vía el sindicalismo revolucionario como estrategia.
Señalar, por último, que John Reed —el libro «Diez días que estremecieron el mundo» del cual recomiendo—, acabó
abrazando el movimiento comunista estadounidense y participando en la formación del primer partido comunista de dicho país —CPUSA—.
Saludos.