Saludos, de nuevo,
AnarcComunis.
Responderé a partir de tres puntos generales: la cuestión del Estado, la cuestión del Partido, su vínculo con las masas y su burocratización y la cuestión de la militarización del Estado socialista.
1) Sobre el Estado. El Estado es un organismo socio-político, y hasta económico, autoritario y coercitivo que se levanta, como no puede ser de otra forma, en el transcurso de la incansable lucha de clases. El Estado no ha existido siempre y no tiene porque existir para siempre. El Estado surgió como organismo superior de Poder político en tanto la sociedad se dividió en clases sociales, en tanto se desarrolló la división del trabajo en clases sociales propietarias y desposeídas. Así pues, el Estado, en razón de su carácter autoritario, ha servido a las clases sociales dominantes a lo largo de la Historia de las sociedades clasistas para afianzar su dominio de clase basado en la explotación del trabajo. En cada período concreto, el Estado ha revestido distintas formas según los intereses de la clase dominante correspondiente; el Estado presenta formas distintas en el esclavismo, en el feudalismo y en el capitalismo. Es más, dentro de estos períodos históricos, el Estado puede variar
cuantitativamente sus formas —en el capitalismo: monarquía constitucional, república, dictadura militar, etc.—, aunque para el estudio del materialismo dialéctico el Estado no deja de ser una máquina autoritaria y persuasiva en manos de la clase dominante y sus alianzas de clase. En períodos revolucionarios, esto es en períodos de
transformación cualitativa de las relaciones sociales de producción y de la forma de propiedad —derrocamiento de viejas clases y surgimiento de nuevas—, el Estado o,
en general, toda la superestructura político-jurídica de la sociedad, sufre importantes cambios para
adaptarse a la nueva configuración de la base socio-económica.
Friedrich Engels, «El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado», 1884; pág. 182, Obras Escogidas de Marx & Engels, Tomo III; Edición Progreso, Moscú, 1980 escribió:Como el Estado nació de la necesidad de refrenar los antagonismos de clase, y como, al mismo tiempo, nació en medio del conflicto de estas clases, es, por regla general, el Estado de la clase más poderosa, de la clase económicamente dominante, que, con la ayuda de él, se convierte también en la clase políticamente dominante, adquiriendo con él nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida. Así, el Estado antiguo era, ante todo, el Estado de los esclavistas para tener sometidos a los esclavos; el Estado feudal era el órgano de que se servía la nobleza para tener sujetos a los campesinos siervos, y el moderno Estado representativo es el instrumento de que se sirve el capital para explotar el trabajo asalariado. Sin embargo, por excepción, hay períodos en los que las clases en lucha están tan equilibradas que el poder del Estado, como mediador aparente, adquiere cierta independencia momentánea respecto a una y otra. En este caso se encuentra la monarquía absoluta de los siglos XVII y XVIII, que mantenía a nivel la balanza entre la nobleza y la burguesía; y en este caso estuvieron el bonapartismo del Primer Imperio Francés y, sobre todo, del del Segundo.
Así pues, si el Estado es un organismo autoritario que surge con la división en clases sociales, su extinción també va ligada,
nos guste o no, a la superación de dicha división. Si el Estado es una máquina para la opresión de clases por parte de una u otras clases y sus alianzas, no desaparecerá hasta que desaparezcan las clases. Por tanto, el proletariado revolucionario no puede deshacerse de él
automáticamente aunque sea su más expresa voluntad, sino hasta que no desaparezcan las clases o, mejor dicho, hasta que el comunismo triunfe en sus distintas etapas y alrededor del mundo. Este proceso revolucionario abarca toda una etapa histórica entera de intensa lucha de clases en todos los frentes; las caracteríticas burguesas no desparecen
ipso facto y la revolución proletaria no se da simultáneamente en todo el mundo. El proletariado revolucionario debe convivir con países capitalistas y luchar contra la burguesía en todos los frentes en el proceso de transformación cualitativa de la organización socio-económica; el Estado no puede extinguirse.
V. I. Lenin, «La economía y la política de la dictadura del proletariado», 1917; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Teóricamente, no cabe duda de que entre el capitalismo y el comunismo existe cierto período de transición. Este período no puede dejar de reunir los rasgos o las propiedades de ambas formaciones de la economía social, no puede dejar de ser un período de lucha entre el capitalismo agonizante y el comunismo naciente; o en otras palabras: entre el capitalismo vencido, pero no aniquilado, y el comunismo ya nacido, pero muy débil aún. La necesidad de toda una época histórica, que se distinga por estos rasgos del período de transición, debe ser clara por sí misma, no sólo para un marxista, sino para toda persona instruida que conozca de una u otra manera la teoría del desarrollo.
Por tanto, el proletariado revolucionario utilizará el Estado, precisamente, para la tarea revolucionaria de expropiar y vencer a la burguesía y sus facciones. En tanto proceso revolucionario, basado a más no poder en la fuerza de la autoridad, el proletariado debe organizarse como clase dominante en la sociedad para salvaguardar los avances hechos y profundizar la edificación socialista. Dicho de otra forma, debe establecerse la dominación del proletariado y de las masas trabajadoras sobre las viejas clases dominantes. Esto, la organización de clase como dominante, pasa ineluctablemente por la configuración adecuada del Poder político en sus manos y del orden social según sus intereses revolucionarios. En otras palabras, el proletariado revolucionario debe destruir el Estado burgués para utilizar una nueva máquina autoritaria
mientras no desaparezcan las clases sociales, a saber: el Estado proletario y campesino. Dicho Estado se organizará a partir del Poder soviético, de la participación de las masas en la dirección político-económica, en la amovilidad de los cargos electos y en el armamento de todo el pueblo.
V. I. Lenin, «Tesis de Abril», 4 de abril de 1917; pág. 130, Obras, Tomo VI; Edición Progreso, Moscú, 1973 escribió:El marxismo se distingue del anarquismo en que reconoce la necesidad del Estado por el paso al socialismo, pero —y esto lo distingue de Kautsky, etc.— no de un Estado al modo de la república democrática parlamentaria corriente, sino un Estado como la Comuna de París de 1871, como los Soviets de diputados obreros y soldados de 1905 y 1917.
A medida que el comunismo avance, tanto en los países donde triunfa inicialmente la revolución como en el resto del mundo, en tanto se instaure y desarrolle la propiedad social de todo el pueblo sobre los medios de producción y los recursos naturales, en tanto se borre el derecho burgués que pervive
necesariamente en la transición histórica entre los dos sistemas, el Estado perderá su significado a causa de la organización de la sociedad sin clases. El Poder político carecerá de sentido y de valor y las tareas administrativas —orden público, gestión económica, etc.— perderán cualquier matiz político.
Por tanto, el Estado proletario no corresponde a la forma de sociedad comunista avanzada, sino que corresponde al período de transición revolucionaria entre el capitalismo y el comunismo, donde, por las razones mencionadas, las clases sociales siguen existiendo y el Poder político no puede desaparecer. ¿Es correcto identificar, pues, al Estado proletario como un Estado cualquiera, como un Estado de una sociedad histórica concreta? No, pues corresponde a la etapa de transición revolucionaria para alcanzar dicha sociedad histórica desarrollada.
Friedrich Engels, «Carta a Auguste Bebel», 18-28 de marzo de 1875; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Siendo el Estado una institución meramente transitoria, que se utiliza en la lucha, en la revolución, para someter por la violencia a los adversarios, es un absurdo hablar de Estado popular libre: mientras que el proletariado
necesite todavía del Estado no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir. Por eso nosotros propondríamos remplazar en todas partes la palabra
Estado por la palabra «comunidad» (Gemeinwesen), una buena y antigua palabra alemana equivalente a la palabra francesa
Commune.
En la teoría anarquista del Estado no se acepta esta explicación de la naturaleza clasista del Estado, porque sino se reconocería que pervivirá aún durante cierto tiempo hasta la extinción de las clases sociales. Por tanto, si según el anarquismo el Estado puede desaparecer en tanto
voluntad de los trabajadores y aún existiendo clases sociales —tanto en formas y manifestaciones inevitables en el nuevo sistema naciente como en otros países donde aún no se da la revolución—: ¿cuáles son sus fundamentos materiales? ¿O su existencia depende principalmente de factores subjetivos? ¿Cómo debe organizarse la autoridad revolucionaria del proletariado sobre las viejas clases explotadoras si no mediante la organización proletaria del Poder político —otro debate es las formas que debe adoptar este Poder político proletario—?
Friedrich Engels, «De la autoridad», 1873; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:¿Por qué los antiautoritarios no se limitan a clamar contra la autoridad política, contra el Estado? Todos los socialistas están de acuerdo en que el Estado político, y con él la autoridad política, desaparecerán como consecuencia de la próxima revolución social, es decir, que las funciones públicas perderán su carácter político, trocándose en simples funciones administrativas, llamadas a velar por los verdaderos intereses sociales. Pero los antiautoritarios exigen que el Estado político autoritario sea abolido de un plumazo, aun antes de haber sido destruidas las condiciones sociales que lo hicieron nacer. Exigen que el primer acto de la revolución social sea la abolición de la autoridad. ¿No han visto nunca una revolución estos señores? Una revolución es, indudablemente, la cosa más autoritaria que existe; es el acto por medio del cual una parte de la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles, bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay; y el partido victorioso, si no quiere haber luchado en vano, tiene que mantener este dominio por medio del terror que sus armas inspiran a los reaccionarios. ¿La Comuna de París habría durado acaso un solo día, de no haber empleado esta autoridad de pueblo armado frente a los burgueses? ¿No podemos, por el contrario, reprocharle el no haberse servido lo bastante de ella?
Así pues, una de dos: o los antiautoritarios no saben lo que dicen, y en este caso no hacen más que sembrar la confusión; o lo saben, y en este caso traicionan el movimiento del proletariado. En uno y otro caso, sirven a la reacción.
2) El Partido y la burocratización. El partido revolucionario del proletariado (de ahora en adelante: Partido) es la unión de la vanguardia revolucionaria con el proletariado, en concreto, o con las masas, en general. Solo esta unidad social-dialéctica puede desarrollar la revolución proletaria, en tanto acción revolucionaria de masas dotada de principios políticos. En palabras de Lenin, el partido revolucionario del proletariado no merece este nombre
si no sabe ligar a los líderes con la clase y las masas en un todo único e indisoluble. El Partido no es ni debe ser una
simple vanguardia política, un núcleo compacto de revolucionarios que, de una forma u otra, estando por encima de las masas trabajadoras y del proletariado, pueden domesticarlas y dirigirlas. Esta concepción podría, en cierto sentido, relacionarse con un estancamiento en la etapa de formación del Partido por la agrupación de cuadros a partir del
movimiento de vanguardia. La revolución social proletaria no puede ser obra de unos cuántos revolucionarios distinguidos, de un grupo reducido y realizada mediante un «putsch» o «coup d'état», al más puro estilo de Auguste Blanqui, sino que debe ser obra de la acción revolucionaria de masas en base del Poder proletario. El Partido, en tanto destacamento revolucionario del proletariado, debe tender estrechos puentes con él, debe establecer un fuerte ligazón que, en concreto,
se materializa con la progresiva fusión en el Partido de los cuadros avanzados de las masas. (No debe confundirse al Partido
con la clase). Sólo si se establece dicha relación, sólo si el Partido toma parte en las masas y aprende de ellas, el Partido podrá organizarlas y coordinar su acción revolucionaria. En otras palabras,
el Partido se objetiviza y constituye como tal, en premisa esencial para poder desarrollar actividad revolucionaria de masas, mediante la unión de la vanguardia de revolucionarios con las masas.
Iósif Stalin, «Los fundamentos del leninismo», 1924; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:El Partido no puede ser tan sólo un destacamento de vanguardia, sino que tiene que ser, al mismo tiempo, un destacamento de la clase, una parte de la clase, íntimamente vinculada a ésta con todas las raíces de su existencia. La diferencia entre el destacamento de vanguardia y el resto de la masa de la clase obrera, entre los afiliados al Partido y los sin-partido, no puede desaparecer mientras no desaparezcan las clases, mientras el proletariado vea engrosar sus filas con elementos procedentes de otras clases, mientras la clase obrera, en su conjunto, no pueda elevarse hasta el nivel del destacamento de vanguardia. Pero el Partido dejaría de ser el Partido si esta diferencia se convirtiera en divorcio, si el Partido se encerrara en sí mismo y se apartase de las masas sin-partido. El Partido no puede dirigir a la clase si no está ligado a las masas sin-partido, si no hay vínculos entre el Partido y las masas sin-partido, si estas masas no aceptan su dirección, si el Partido no goza de crédito moral y político entre las masas.
La burocratización de un Partido, o de cualquier organización política, es un hecho diario, casi
inevitable en el transcurso de la vida práctica, pero que si no se idenfitica y se combate con determinación puede llevar a la obstaculización de la función revolucionaria del Partido, puede llevarlo a cauces burgueses, conformistas y oportunistas. La burocratización del Partido se da cuado: 1) se rompe o deterioria el vínculo o relación social-dialéctica entre la vanguardia revolucionaria y las masas trabajadoras que caracteriza el partido revolucionario del proletariado de nuevo tipo; 2) en el transcurso del trabajo práctico se desprecia la teoría revolucionaria, es decir, se convierte en algo
estático.
La lucha contra la burocratización del Partido o del Estado proletario debe basarse en la elevación del nivel cultural-técnico-político de las masas, en la efectiva amovilidad de los cargos electos, en la introducción y la participación constantes de las masas en la vida político-económica.
3) Militarización del Estado proletario. Este punto se entrelaza necesariamente con el punto
nº1. A su vez, esta crítica del fortalecimiento y militarización del Estado proletario y campesino fue utilizada por los trotskistas en crítica a la URSS. Tanto en vuestro argumento como en los argumentos trotskistas, se afirma que la URSS no seguía un camino socialista porque «el Estado no se extinguía»; porque «su grado de extinción era más bien inverso»; porque existía una aparente contradicción entre el desarrollo del Estado proletario y campesino con la teoría marxista.
La evidente tergiversación del papel del Estado toma aquí un pedestal central en su argumento. El Estado es el aparato político, autoritario y represivo mediante el cual una clase social administra su dominio socio-económico, emanado de un modelo histórico concreto de producción. Por tanto, en un proceso revolucionario de derribo de una clase, el Estado adquiere necesariamente más importancia y más fuerza en manos de la clase social revolucionaria. Las sucesivas revoluciones históricas se han caracterizado, sin duda, por las cruentas luchas entre clases
decadentes y clases
ascendentes por el Poder político, el control y transformación correspondiente de la máquina estatal de clase. Es más, este componente se acentúa aún más debido al carácter de la Revolución Proletaria, ya que esta pretende poner fin a cualquier tipo de explotación, socavar los fundamentos del clasismo social, y no simplemente transformar y sustituir sus personajes. Es decir, en resumen, el Estado proletario y campesino de la URSS, y en su medida cualquier otro Estado proletario y campesino, necesitó redoblar su fuerza para socavar, expropiar y reprimir a la clase capitalista y terrateniente. A este proceso revolucionario había que añadir, además, el hecho de ser una economía socialista existente que se extendía hasta una sexta parte del mundo, sin precedentes históricos similares, y que estaba rodeada por feroces imperialismos y sacudida por multitud de sabotajes internos. No tardaron los países capitalistas en dejar de lado sus contradicciones para hacer un frente común intervencionista contra la joven Revolución Rusa en la Guerra Civil, ni dudaron en infiltrar —con el apoyo, precisamente, de los trotskistas— agentes saboteadores y agitadores, aprovechando las carencias técnicas de las masas soviéticas, primero, y el aparato del PCUS, segundo. Pues bien, ¡aún se aspiraba, en los planes de alguien, a toparse con la extinción del Estado para hacer avanzar y salvaguardar el socialismo! Por lo tanto, afirmar que el Estado soviético debía extinguirse o perder fuerza, o que cualquier Estado proletario y campesino debe extinguirse o perder fuerza en medio de la más cruenta lucha revolucionaria de clases y asedio capitalista internacional, es claramente antimarxista y favorece, sin duda, a las fuerzas y las aspiraciones capitalistas.
La extinción del Estado como autoridad política sólo se da cuando el socialismo logra una victoria plena en el plano histórico-universal; cuando se ha conseguido implantar el sistema socialista a escala mundial y las clases opresoras capitalistas han sido definitivamente superadas, tanto como cuerpos sociales como en sus manifestaciones y características heredadas en el período de transición.
Por último, me gustaría incidir en el tema de los fundamentos del anarquismo. Sigo sosteniendo que dichos fundamentos se basan en una concepción moralista-idealista del desarrollo histórico y del capitalismo, a partir de valores morales y de actidues individuales; aporté citas directas de Berkman, Kropotkin, Bookchin, etc. En el caso de que me equivoque en dicha argumentación: ¿cuáles son los fundamentos del anarquismo, es decir, sus análisis o concepciones básicas-generales del mundo?
PD: en el punto
nº2 he utilizado algunos fragmentos de mi mensaje
nº18 de este debate:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Un placer.
Saludos.