Y todo ésto nos lleva a depararle el mismo destino a los grupos étnicos minoritarios dentro de la clase trabajadora; si bien antes trabajaban simplemente bajo formas aún esclavistas (no vendían su mercancía “fuerza de trabajo” sino que ellos mismos eran un “valor de uso natural”) a partir de cierto momento histórico, se incorporan a la producción como asalariados. Ocurre, por ejemplo, en Inglaterra a partir de los 1830’s/40’s con la supresión del trabajo esclavo y su trata, ocurre en la guerra de secesión norteamericana (1861-1865), etc… Es decir, ocurre después de la incorporación de la mujer trabajadora a dichas nuevas formas de opresión y, a la par que ésta, el grupo étnico en cuestión se divide en explotadores y explotados; al igual que el género, es un terreno más de expresión de la lucha de clases, algo que demuestra que ésta viene a primar sobre el resto de factores, dejados como secundarios respecto a la misma. Entonces, vemos que no tienen unos intereses comunes básicos como grupo étnico; éstos, de poder existir, se hallan divorciados según la clase a la que se pertenezca, porque igual que con la cuestión femenina, si una mujer burguesa explota a mujeres y hombres trabajadores, una mujer de una minoría étnica, igual que los varones de éstas dos tipologías, explotará indistintamente, teniendo unos intereses antagónicos respecto a quienes pertenecen a su mismo grupo étnico y están en la antípoda de la sociedad en materia de clase social (dicotomía básica de las sociedades de clases). Esto hace que los llamamientos chovinistas al nacionalismo, a la lucha por la “igualdad” entre etnias, bajo el capitalismo, como en el caso de la igualdad entre sexos, no harán más que demostrar la profundidad primordial de las contradicciones de clase; entre burguesía y proletariado. Éstas marcan el devenir de la sociedad.
Por ende, sexismo y racismo van implícitos a la explotación del trabajo por el capital, como forma superior de las sociedades de antítesis (las de “el Estado como sentido propio de la palabra”; es decir, las que reproducen clases sociales y son la negación de la tesis comunista primitiva, y cuya negación a su vez propiciará la aparición de la síntesis comunista completa tras un proceso de transición denominado “dictadura del proletariado”).
Ahora toca responder a una sencilla cuestión: ¿por qué hay países capitalistas donde, ni el sexismo ni el racismo se manifiestan claramente, y otros donde sí que ocurre? ¿No será debido a la gestión política? No, no lo es. ¿Entonces? Se debe al rol que el país en cuestión ocupa históricamente en la división imperialista del trabajo (que se fragua como la conocemos hoy tras la Segunda Guerra Mundial, en el período de la “guerra fría”). Esto es: hay países donde predomina el sector servicios (en unos, de gestión del capital -paraísos fiscales-, en otros, de simples servicios turísticos – “países medios” -) y en otros donde predomina el sector industrial y/o de producción de valores de uso, que en la sociedad capitalista, como forma superior de producción mercantil (v. Stalin, 1952 : 11), siendo un tipo de éstos aquéllos países que sacan sus empresas de industria pesada a otros países, reteniendo las industrias más “rentables” a ojos de los capitalistas, y abaratando el coste de las primeras gracias a deslocalizarlas a países con mayor oferta de mano de obra y por ende menor precio de la fuerza de trabajo, y otros que reciben dichas empresas. Los primeros son los llamados “países metrópoli”, y acumulan la mayoría del capital, del cuál los paraísos fiscales son simples centralitas cuya burguesía se beneficia de ello (de mover el capital), y los segundos, los “puramente productores”, donde la proletarización, el empobrecimiento, etc… se acumulan. Son éstos países donde se busca la máxima rentabilidad posible (pues son la base de la producción imperialista, deslocalizada) en los cuáles el sexismo y el racismo se manifiestan; donde hay más diferencia de salarios de mujeres y hombres, y donde se dan la mayoría de guerras étnicas como forma de orientación de las guerras civiles a un objetivo alejado del foco del problema. La burguesía de los primeros países es la más beneficiada (se beneficia de los flujos de capital, de la producción en otros países, de la producción dentro de sus fronteras, de ejercer presiones bélicas sobre los países de otros bloques de influencia de otras metrópolis, etc…) y la de los segundos, de la renta de la tierra y los impuestos sobre las fábricas que producen en dichos países. Ni qué decir tiene que la deslocalización empresarial es sólo una forma de imperialismo; la deuda (debido a una inversión inicial poderosa como la de la URSS jrushchovista en Cuba o la de EEUU en Europa) es otra de las formas características del imperialismo, que a diferencia del colonialismo, no siempre implica ocupación militar (v. Lenin, 1916). No está de más que recordemos que ninguno conforma un mundo aparte sino una cadena bien interconectada e interdependiente, y que se romperá por donde las condiciones la hagan más débil, en cualquiera de sus eslabones o tipos de países mencionados. Es decir, no tiene por qué estar relacionada dicha ruptura revolucionaria con los países con predominancia del racismo o del sexismo, sino sólo con los que las condiciones han hecho un eslabón débil de la cadena imperialista y si la organización de los revolucionarios ha sido consecuente e influyente en las masas explotadas en general y en su vanguardia proletaria en particular, mediante el poder soviético y demás elementos básicos del embrión de la dictadura del proletariado.
Ahora bien, una vez rota la cadena, una vez triunfante la dictadura del proletariado, no queda espacio ni para la explotación ni, pues, para que el racismo ni el sexismo tengan lugar, después del proceso de lucha de clases proletario que, como sabremos, no cesa hasta el comunismo completo, queden o no clases antagónicas en el seno de la sociedad.
Sin embargo, en tanto al racismo, la falacia toma su lugar en ciertas enciclopedias de la pedantería pretenciosa:
“Generally, people are mobilized around the ideologies of extreme nationalism and racism, even in communist countries where, for example, ideas of Great Russian or Khmer superiority become dominant at genocidal moments. Invariably, the killings, with very rare exceptions, are the work of men, who are sometimes forced to follow along, but many of whom also derive pleasure from their ability to transgress wildly the normal parameters of behaviour and to so dominate people that they exercise the power over life and death”. (Kuper; Kuper, 2005 : 401).
Encontramos diferentes errores de bulto, a saber:
a) El término “países comunistas” es una contradicción en sí misma propia de gentes que no se dignaron en coger un libro de marxismo. En el comunismo, como culminación del socialismo, el Estado deja de existir en tanto que las clases sociales son destruidas.
b) Acusar a la URSS en general de chovinismo gran ruso.
c) Comparar a un país que fue socialista como la URSS con una quimera maoísta como fue Kampuchea, algo que no tiene ni pies ni cabeza.
Veamos si es cierto lo del “genocidio” comunista que se perpetró, según los autores, en la Unión Soviética. ¿Se referirán a ésto?
“Para 1992, el gobierno soviético y luego el gobierno ruso declararon oficialmente a la dirección soviética de la era de Stalin, culpable de fusilar, en algún lugar, entre 14,800 y 22,000 prisioneros polacos en abril y mayo de 1940. Esto fue del agrado de los anticomunistas y una espina en la garganta para algunas personas prosoviéticas. Durante unos años pareció que el asunto estaba básicamente resuelto. La evidencia parecía clara: los soviéticos habían fusilado a los polacos.” (Furr, 2013 : 2).
¿O se refieren a ésto?
“ […] wild stories told by Ukrainian Nationalist exiles about “Russians” eating plentifully while deliberately starving “millions” of Ukrainians to death […]” (McKinsey, 2009).
En el primer caso, hay que dejar claro que en la fosa común más famosa*…
“ […] la evidencia de que éste es un sitio de ejecuciones masivas alemán, no soviético, es fuerte. Esta conclusión está confirmada por la reciente investigación de otros estudiosos ucranianos en relación con este mismo sitio de entierro. Basándose en la evidencia de los juicios por crímenes de guerra alemanes, en los testimonios de testigos presenciales sobrevivientes judíos, y en la investigación de los historiadores polacos de masacres a gran escala de polacos por nacionalistas ucranianos, profesores Ivan Katchanovski y Volodymyr Musychenko, han establecido que las víctimas enterradas en ese sitio fueron principalmente judíos, aunque también hay polacos y “activistas soviéticos”. Katchanovski concluye que las autoridades ucranianas han tratado de echar la culpa al NKVD soviético con el fin de ocultar la culpabilidad de las fuerzas nacionalistas ucranianas que son celebradas como “héroes” en la actual Ucrania, incluyendo Volodymyr-Volyns’kiy* ”. (Furr, 2013 : 13).
Además, de dos placas de oficiales polacos encontradas en las fosas, sus propietarios estaban o bien en listas de transporte a otras ciudades a cargo del ejército rojo para antes de que fuesen “fusilados en las fosas”, tenían lápidas en el cementerio de una ciudad cercana. Otro hecho es que los casquillos de balas eran alemanes. Si bien las pistolas del Ejército Rojo comenzaron siendo alemanas, desde la Guerra Civil hasta que se crearon las armas propias desde mediados de los años veinte. Es decir, los soviéticos llevaban más de veinte años con municiones diferentes. ¿De dónde salieron esas balas?
Éstos son unos pocos de los cientos de engaños que trae esa historia de hadas del “genocidio polaco”. ¿Y el ucraniano?
“As far back as late August, 1933, the New Republic declared: “… the present harvest is undoubtedly the best in many years–some peasants report a heavier yield of grain than any of their forefathers had known”since 1834. Grain deliveries to the government are proceeding at a very satisfactory rate and the price of bread has fallen sharply in the industrial towns of the Ukraine. In view these facts, the appeal of the Cardinal Archbishop [Innitzer] of Vienna for assistance for Russian famine victims seems to be a political maneuver against the Soviets.” And, contrary to wild stories told by Ukrainian Nationalist exiles about “Russians” eating plentifully while deliberately starving “millions” of Ukrainians to death, the New Republic notes that while bread prices in Ukraine were falling, “bread prices in Moscow have risen.”… It is a matter of some significance that Cardinal Innitzer’s allegations of famine-genocide were widely promoted throughout the 1930s, not only by Hitler’s chief propagandist Goebbels, but also by American Fascists as well. It will be recalled that Hearst kicked off his famine campaign with a radio broadcast based mainly on material from Cardinal Innitzer’s “aid committee.” In Organized Anti-Semitism in America, the 1941 book exposing Nazi groups and activities in the pre-war United States, Donald Strong notes that American fascist leader Father Coughlin used Nazi propaganda material extensively. This included Nazi charges of “atrocities by Jew Communists” and verbatim portions of a Goebbels speech referring to Innitzer’s “appeal of July 1934, that millions of people were dying of hunger throughout the Soviet Union.” (Tottle, Douglas. Fraud, Famine, and Fascism. Toronto: Progress Books,1987, p. 49-51, en McKinsey, 2009).
“QUESTION: Is it true that during 1932-33 several million people were allowed to starve to death in the Ukraine and North Caucasus because they were politically hostile to the Soviets? ANSWER: Not true. I visited several places in those regions during that period. There was a serious grain shortage in the 1932 harvest due chiefly to inefficiencies of the organizational period of the new large-scale mechanized farming among peasants unaccustomed to machines. To this was added sabotage by dispossessed kulaks, the leaving of the farms by 11 million workers who went to new industries, the cumulative effect of the world crisis in depressing the value of Soviet farm exports, and a drought in five basic grain regions in 1931. The harvest of 1932 was better than that of 1931 but was not all gathered; on account of overoptimistic promises from rural districts, Moscow discovered the actual situation only in December when a considerable amount of grain was under snow.” (Strong, Anna Louise. “Searching Out the Soviets.” New Republic: August 7, 1935, p. 356, en McKinsey, 2009).
Justo después, como sabremos, la producción no dejó de crecer a ritmo vertiginoso gracias al desarrollo tan fuerte de la industria pesada en las condiciones propicias para ello, tras generarlas en la NEP.
Ahora bien, ¿qué ocurrió con los Jemeres camboyanos?
“El pueblo camboyano, los comunistas y las fuerzas patrióticas, se han levantado contra el brutal gobierno de Pol Pot, que no es sino una camarilla de provocadores al servicio del revisionismo chino y que tiene como objetivo desacreditar el socialismo a nivel internacional […] Además, la línea antipopular del régimen ha sido confirmada por el hecho de que la embajada albanesa en la capital camboyana, que ha refugiado al pueblo camboyano, fue rodeada con alambre de espino, como en un campo de concentración. Otras embajadas estaban en una situación similar. Los diplomáticos albaneses han visto con sus propios ojos el trato inhumano al que la camarilla de Pol Pot e Ieng Sari ha sometido al pueblo camboyano. Phnom Phehn fue convertida en una ciudad desértica y vacía donde la comida era de difícil acceso incluso para diplomáticos; ni siquiera se podían encontrar doctores o aspirinas. En nuestra opinión, el pueblo camboyano ha esperado demasiado para derrocar a ésta camarilla controlada desde Pekín” (Hoxha, 1985 : 419).
¡Todos los horrores del régimen polpotiano se fundaban en la tesis maoístas fundadas en la colaboración con la burguesía y la concepción infantil y populista sobre el socialismo!
¿No será pues que son los regímenes revisionistas los que restauran la situación del racismo en las sociedades contemporáneas? Los autores de la enciclopedia podrían haber citado a Yugoslavia con su sistema capitalista de la “autogestión” y su chovinismo serbio tras endeudar al resto de repúblicas desde su centro dirigente en Serbia para pagar la deuda contraída con el imperialismo desde el final de la Guerra y que le costó, junto a las posiciones antimarxistas en torno a las concepciones del socialismo, etc… la expulsión de los Yugoslavos de la Kominform (de manera cuasi unánime) en 1948. Sólo después de que N. S. Jrushchov asegurase la destrucción de las direcciones de los Partidos firmantes y que la apoyaban (exceptuando el caso albanés, único en resistir), la Kominform fue disuelta con todo lo que ello conllevaba.
El revisionismo hace revivir el nacionalismo. Pasó con la creación del socialimperialismo en la URSS (v. Gouysse, 2007), pasó con el putsch revisionista a nivel de casi todo el campo socialista, y pasa en los países capitalistas. El nacionalismo implica racismo, implica una política que sólo tiene sentido en el capitalismo.
Sólo el internacionalismo es una política de acuerdo a la destrucción de la explotación, imposible sin la dictadura del proletariado.
Conclusión:
a) No puede hablarse de raza ni razas.
b) Éstas no son vinculantes ni determinantes en la historia del desarrollo social humano directamente.
c) A pesar de lo anterior, sí que han sido utilizadas para excusar el desarrollo de la voracidad de las sociedades explotadoras a costa de otros pueblos con un menor grado de desarrollo de las fuerzas productivas, con “humanismos” racistas.
d)La “igualdad” burguesa no destruye la contradicción fundamental entre clases, manteniéndose la explotación del trabajo por el capital.
e)Sólo la dictadura del proletariado consigue solventar todas éstas contradicciones.
3-Bibliografía:
1- Cánovas Ganoza, Gilda; “Nuestro falso concepto de <<raza>>”, 2013.
2- Engels, Friedrich; “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, 1883
3- Furr, Grover; “La verdad sobre la masacre de Katyn”, 2013.
4- Gómez García, Pedro; “Las razas, una ilusión deletérea”, 1993.
5- Gouysse, Vincent; “Impérialisme et anti-impérialisme”, 2007.
6- Hoxha, Enver; “Obras escogidas”, t. IV, pp. 440-500
7- Lenin, Vládimir Ílich Uliánov; “El Estado y la Revolución”, 1917.
8- Lenin, Vládimir Ílich Uliánov; “Imperialismo; la fase superior del capitalismo”, 1916.
9- Lenin, Vladímir Ílich Uliánov; “Materialismo y empiriocriticismo”, 1908.
10- Levi-Montalcini, Rita; “Sólo existe una raza; la humana”, 2008.
11- Marx, Karl; Engels, Friedrich; “La ideología alemana”, 1846.
12- Marx, Karl; “El Capital”, 1867.
13- Marx, Karl; “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, 1852.
14- Marx, Karl; “Miseria de la filosofía”, 1847.
15- McKinsey, Claud Dennis; “The real Stalin series”, 2009.
16- Shaefer, Richard; “Encyclopedia of race, ethnicity and society”, 2008.
17- Stalin, Iósif Vissariónovish Dzugashvili, “Anarquismo o socialismo”, 1905.
18- Stalin, Iósif Vissariónovich Dzugashvili; “El marxismo y la cuestión nacional”, 1913.
19- Stalin, Iósif; “Problemas económicos del socialismo en la URSS”, 1952
20- Stalin, Iósif Vissariónovich Dzugashvili; “Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico”, 1938.
21- Strong, Anna Louise; “Searching Out the Soviets”, 1935.
22- Terrén, Eduardo; “Razas en conflicto; perspectivas sociológicas”, 2002.
23- Tottle, Douglas; “Fraud, Famine, and Fascism”, 1987.
24- Wieviorka, Michel; “El espacio del racismo”, 1992.
NOTAS:
1Sobre el Estado de la dictadura del proletariado, Engels y Lenin aclararon explícitamente su carácter transitorio y revolucionario contra toda la época histórica de reproducción de las clases sociales; es decir, la dictadura del proletariado, por su propio carácter, estaba llamada a destruir las clases en tanto que era el primer Estado cuya clase dominante (no por ello explotadora; ésto depende de su base material) era una clase trabajadora, que no vivía de producción ajena, y que por tanto no podía ser considerado un Estado como tal. (v. Lenin, 1917). Ya Marx comentaba que hasta ahora, las diferentes revoluciones no habían hecho más que pasarse de unas clases explotadoras reaccionarias a otras entonces poco desarrolladas en esa dirección (pero con la base material para convertirse en explotadoras) que entonces eran revolucionarias, y que, una vez en el poder, se desarrollaban como tales al crear a su “sepulturero”, la siguiente clase explotada. Sin embargo – continúa Marx –, la revolución proletaria, con su instrumento infalible, la dictadura revolucionaria del proletariado, estaba llamada a destruir las condiciones que propiciaban la existencia de Estado alguno. (v. Marx, 1852).
2Hablamos de un capitalismo poco desarrollado, como el que se daba en los países coloniales del siglo XIX, en el que se produjesen la mayoría de “movimientos liberadores”, en parte a remolque del auge del propio nacionalismo, como extensión objetiva y necesaria del desarrollo del capitalismo de destruir los aranceles que dificultaban el comercio o le restaban rentabilidad.