"«Políticos y alcaldes» en orgías regadas con champán Dom Pérignon en compañía de prostitutas preferentemente moldavas y rusas; siempre sin pagar. Agentes de los grupos de élite de la Policía Local consumiendo «a diario» y gratis en los prostíbulos de la Playa de Palma. Explotación de menores. Chivatazos a cambio de alcohol y sexo. Y un lujurioso desenfreno con pistola y placa sobre la barra americana."
http://www.elmundo.es/baleares/2015/05/12/5551aae4e2704e112b8b456e.html
«Políticos y alcaldes» en orgías regadas con champán Dom Pérignon en compañía de prostitutas preferentemente moldavas y rusas; siempre sin pagar. Agentes de los grupos de élite de la Policía Local consumiendo «a diario» y gratis en los prostíbulos de la Playa de Palma. Explotación de menores. Chivatazos a cambio de alcohol y sexo. Y un lujurioso desenfreno con pistola y placa sobre la barra americana.
La investigación que la Fiscalía inició hace dos años siguiendo el hilo de una burda trama para amañar oposiciones de la Policía ha ido escalando peldaños en una pirámide de escándalos que se ha cobrado la cabeza de los jefes policiales de Palma, Calvià y Marratxí. La juez que instruye el caso ha levantado el secreto sobre una decena de declaraciones de protagonistas y testigos protegidos. Son prostitutas, camareros de clubes de alterne y empresarios de la noche cuyos testimonios dibujan un escabroso (y aún presunto) mural de tintes mafiosos.
Orgías con cargos públicos
Varias prostitutas declararon que el empresario M. P., propietario de un club de alterne y un table dance en Playa de Palma, organizaba también fiestas privadas a las que acudían políticos -en grupos de 8 a 10 y con vehículos de alta gama- y al menos una decena de chicas, con las que mantenían relaciones sexuales. Algunos de estos festejos se realizaron en los propios locales antes de su apertura habitual, pero otros se celebraron en fincas particulares del dueño. «Los políticos no pagaban nunca, los invitaba M.», aseguran. Estas fiestas, algunas fechadas entre 2008 y 2009, tenían por objetivo «atrapar» a los hombres para que volviesen. Pese a que las chicas -la mayoría rusas- no podían preguntar por la identidad de los clientes, afirman que había varios alcaldes de Mallorca. Uno de ellos que acabó por marcharse a Madrid. «Cada cargo público tenía su chica», afirma una para añadir que algunos de estos invitados, «que eran muy mayores», traían sus propios juguetes sexuales y tomaban Viagra. Además del sexo, estas orgías estaban regadas con Moët Chandon y Dom Pérignon.
Sexo gratis para los agentes
«En el club los policías locales nunca pagan», afirma otra de las prostitutas, testigo protegido en el caso. Según los testimonios, los agentes no acudían a las fiestas pero tenían sexo y alcohol gratis en el club. Todo por cuenta del empresario. También jefes de policía y guardia civiles, pero éstos últimos «sólo tomaban un par de copas». Nunca acudían de uniforme, «pero sí con la pistola de forma habitual». ¿Cuántos? «Un montón», contesta una de las chicas después de identificar a al menos siete. Cuando querían mantener relaciones sexuales con ellas, lo hacían de forma discreta. Los sacaban del local por una puerta y llegaban a las habitaciones por un camino distinto al de la clientela habitual. Varios llegaron a entablar una relación con las chicas.
Menores en el club
Según una de las testigos protegidas, en el club de alterne «había muchas menores», la mayoría, también, rusas. De hecho, ella entró a trabajar aún siéndolo. Pese a que ella quería sólo tomar copas y bailar, el empresario amenazó con echarla si no mantenía relaciones sexuales con los clientes. «El primero que se acostaba con la menor era él, la delicia de M. eran las menores nuevas», asegura. Otra de las prostitutas señala que las menores nunca acudieron a las fiestas con políticos.
En los registros de este caso se utilizaron perros detectores de billetes. Las pruebas que rastrea la Fiscalía SEXO, FOTOS Y CÁMARAS EN EL BAÑO. Exhiben imágenes a las prostitutas
A la hora de practicar interrogatorios, los investigadores han estado empleando fotografías de aquellas personas sospechosas de haber utilizado el poder que les infiere su cargo público para obtener favores sexuales u otro tipo de prebendas en especie. Algunas de las meretrices y trabajadores de la noche que han declarado como testigos protegidos han identificado sin dudas a algunos de los clientes habituales. Por si fuera poco, el hecho de que uno de los agentes policiales investigados se dedicara a colocar cámaras de videovigilancia en el interior de los clubes de alterne, incluidos los baños, podría arrojar nuevas y comprometedoras pruebas para la investigación.
Los negocios de los policías
En Calvià se encarceló a policías por cobrar de discotecas como «gestores de personal». En Playa de Palma, la doble actividad de agentes descontrolados cobra una dimensión mayor. El dueño de un club de alterne ha declarado a la Policía Judicial que contrató hasta la póliza del seguro del local a uno de los agentes imputados. No sólo era parroquiano y consumía sin pagar sino que «sin ningún género de dudas» lo identificó como la persona que «le vendió el seguro».
Su antecesor, agregó, tenía contratado el servicio de limpieza con una empresa de ese agente por «mil euros al mes» a cambio de dos horas y media de trabajo. Otro policía local «bastante gordo» cobraba por instalar el aire acondicionado. A cambio, nunca sufrieron ningún cierre del local. «Por parte del grupo de policías que nunca pagaba no teníamos ningún problema». Otros agentes, según apunta la investigación, llevaban la seguridad privada y las cámaras de algunos locales y hasta las máquinas expendedoras de tabaco, preservativos y «cacahuetes».
'Sobres de dinero'
Uno de los policías acusados, según un empresario de la noche, pedía sobres de dinero al dueño de un pub del Paseo Marítimo de Palma para untar así a los agentes que realizaban luego tareas de seguridad en sus locales. «Si no lo hacía», les decía, «le harían la vida imposible». La trama trasciende a la Playa de Palma y se extiende a los locales de moda de la noche de la capital.
El jefe policial 'chivato'
Una de las prostitutas, de nacionalidad rumana, identificó entre las fotos de sospechosos a un «jefe de Policía que era quien les avisaba de las inspecciones». Iba siempre con un grupo de agentes, algunos de los cuales eran «muy guarros» y «no pagaban nunca». Otra chica relató cómo uno de los empresarios investigados se reunió en el almacén con los inspectores en plena inspección, habló con ellos y se marcharon. Si el jefe policial avisaba de que iba a haber una inspección, les llamaban y les decían que no acudieran al club al día siguiente «porque iban a venir». Y «efectivamente» la Policía Nacional acudía al día siguiente. «Nunca ha habido una inspección sin avisar», ha declarado otra.