La IV Conferencia de los Precursores del Movimiento por la Bandera Roja de las Tres Revoluciones se celebra con motivo del aniversario 40 del comienzo de ese movimiento, en un momento convulsivo en que, en fiel acato al enérgico llamamiento del Partido del Trabajo de Corea de acoger su histórico séptimo Congreso como coyuntura de mayor esplendor de la revolución, digna de ser registrada en los anales del Partido, todos sus miembros, los uniformados y otros sectores del pueblo se han levantado resueltamente para librar con valor el asalto general.
El evento será una oportunidad importante para acelerar la construcción de un Estado socialista poderoso y próspero al promover más el mencionado movimiento de acuerdo con la demanda del proceso revolucionario en desarrollo.
Fueron el gran Líder Kim Il Sung y el gran Dirigente Kim Jong Il quienes tuvieron esa iniciativa, condujeron sabiamente la tarea de producir las revoluciones ideológica, tecnológica y cultural en todos los dominios del proceso revolucionario y constructivo y realizaron sempiternas hazañas para la causa revolucionaria del Juche, la de la construcción del referido Estado.
El gran Líder enunció por primera vez en la historia la idea de continuar la revolución en los sectores ideológico, técnico y cultural aun después de instaurado el régimen socialista, presentó las tres revoluciones como lineamiento estratégico de la construcción socialista y concibió dicho movimiento como una actividad de masas encaminada a hacerlas efectivas. Como continuidad del Movimiento del Equipo de Trabajo Chollima, dicho movimiento dio inicio a los cambios trascendentales en la transformación del hombre y la construcción socialista mediante la armoniosa combinación de las tres revoluciones con el movimiento masivo.
Fiel al noble propósito del Líder, el gran General enardeció el movimiento y lo dirigió enérgicamente, logrando así brillantes triunfos en las revoluciones ideológica, tecnológica y cultural. Hoy nuestro pueblo se ha preparado como sujeto de la revolución dotado de elevada dignidad como ente independiente, y nuestra patria impulsa enérgicamente la construcción de la potencia de la economía del conocimiento y del Estado civilizado, haciendo gala de su magnificencia como potencia ideo-política y militar, lo cual deviene un fruto maduro de la atinada dirección del gran General quien veía en el movimiento un arma potente para la causa revolucionaria del Juche.
En nombre del Partido del Trabajo de Corea, extiendo mi sincero agradecimiento y saludos militantes a todos los participantes en la Conferencia y a los abanderados de las tres revoluciones y personas de mérito de la era del Songun de todo el país, quienes, ilimitadamente leales al Partido y al líder, han sido activos en el movimiento y han hecho grandes aportes a la edificación de una patria poderosa y próspera.
Hoy enfrentamos la importante tarea de generar cambios sustanciales en el movimiento en respuesta a los imperativos de la nueva era de la revolución del Juche y levantar cuanto antes un Estado socialista poderoso y próspero.
El Movimiento por la Bandera Roja de las Tres Revoluciones es una gran fuerza motriz de la construcción de un Estado poderoso y próspero y un arma poderosa para anticipar la victoria definitiva de la causa del Juche.
La empresa de la construcción de un Estado poderoso y próspero es esencialmente una tarea para trasformar según los requerimientos del kimilsungismo-kimjongilismo todos los sectores de la ideología, la tecnología y la cultura.
En el proceso de esa construcción que implica recorrer el camino que no ha sido transitado por nadie en toda la historia y protagonizar grandes creaciones y transformaciones con el elevado objetivo de materializar en todos los sentidos el sueño y el ideal del pueblo, sus artífices se forman como verdaderos revolucionarios y poseedores de gran espíritu, armados firmemente con la idea Juche, la Songun; la economía nacional logra un desarrollo vertiginoso con ayuda de las ciencias y la tecnología; y la suprema civilización se alcanza en un nivel insuperable. Al fomentar las revoluciones ideológica, tecnológica y cultural se puede multiplicar el poderío de la potencia ideo-política, militar y juvenil y ocupar lo más pronto posible la posición de la potencia económica y civilizada.
La línea de las tres revoluciones, presentada de manera original y aplicada por los grandes líderes, es la bandera victoriosa que tuvo, tiene y tendrá eterna vitalidad y el lineamiento general que nuestro Partido debe asumir invariablemente en la construcción socialista.
Hoy la reacción imperialista persiste en su inaudita campaña de estrangulamiento dirigida a impedir la empresa de nuestro pueblo por la edificación de un Estado poderoso y próspero. El enfrentamiento con ella es una batalla destinada a defender y preservar nuestra superior ideología y cultura, potenciar por todos los medios nuestras propias ciencias y técnica y de tal forma superar al capitalismo en todos los dominios de la política, la milicia, la economía y la cultura. Al continuar el avance y las innovaciones sosteniendo la bandera de las tres revoluciones, la causa del Juche y del Songun que tiene su origen en el monte Paektu puede seguir cosechando victoria tras victoria, superando todas las pruebas y dificultades. Este es el momento de mayor responsabilidad en que los revolucionarios coreanos debemos enarbolar más alto la bandera de las tres revoluciones, lograr la victoria decisiva del socialismo sobre el capitalismo y cumplir la misión que nos han asignado la época y la historia.
A fin de materializar cabalmente la línea de las tres revoluciones y adelantar el triunfo definitivo, es necesario producir cambios trascendentales en el referido movimiento.
Estamos hablando de la máxima expresión del movimiento que presenta como consigna de lucha el supremo programa del Partido de identificar a toda la sociedad con el kimilsungismo-kimjongilismo, así como de una actividad que cuenta con la participación de todo el pueblo.
El movimiento lleva implícita la noble idea del Partido de convertir la misma revolución en el fervoroso amor al pueblo, hacer de éste un ser grandioso y poner de pleno manifiesto su voluntariedad y creatividad en el proceso revolucionario y constructivo, así como sintetiza el espíritu de la bandera roja del Paektu de seguir innovando y avanzando con el ímpetu arremetedor y la inflexible voluntad que permiten desafiar resueltamente las múltiples pruebas de la revolución.
No existe otro movimiento más eficaz y poderoso para registrar una gran transformación en los tres sectores y abrir el sendero hacia el triunfo definitivo.
Al vigorizar el movimiento, preparar a todos los miembros de la sociedad como auténticos kimilsungista-kimjongilistas, hacer de la base política y militar de nuestra revolución un baluarte inexpugnable y acelerar la edificación de una potencia económica y de un Estado civilizado, debemos levantar un Estado socialista poderoso y próspero donde el pueblo lleva una vida envidiable.
Sin embargo, hoy el movimiento no se desarrolla debidamente en un nivel alto, tal como exigen la actualidad y el Partido.
No se superan fenómenos como la propensión al embellecimiento de los edificios más que a la transformación ideológica del hombre y a la producción. En algunas unidades no se liberan del derrotismo ni activan el movimiento pretextando las condiciones. Tampoco la dirección partidista sobre el movimiento responde a las exigencias de la realidad en desarrollo y no se suprimen defectos como el formalismo caracterizado por el estereotipo y el cliché, lo cual impide demostrar plenamente la vitalidad del movimiento.
Rectificar tales errores y generar cambios trascendentales en el movimiento para así defender y perpetuar las hazañas revolucionarias de los grandes líderes y anticipar la victoria definitiva de la construcción de un Estado poderoso y próspero es el propósito de nuestro Partido y el objetivo de esta conferencia.
Todas las organizaciones partidistas, conscientes del propósito del Partido, deben vigorizar más el movimiento en un nivel superior.
Les corresponde definir correctamente las tareas para las tres revoluciones y desarrollar el movimiento como una ofensiva, según la demanda de la época en que se libra un asalto general por el triunfo definitivo.
Asegurar la prioridad de la revolución ideológica es el principio básico que el Partido mantiene invariablemente en las tres revoluciones.
En todo el transcurso en que ha llevado adelante la causa del Juche, nuestro Partido ha asumido la ideología como arma más poderosa de la revolución y, valiéndose de ella, ha conducido al triunfo el proceso revolucionario y constructivo. La bandera roja de la revolución que flameaba en los bosques del Paektu no se ha descolorado en lo mínimo y sigue ondeando vigorosamente como bandera del socialismo, lo cual se debe a que la ideología ha sido invariablemente nuestra mayor prioridad. Si se destiñe la ideología, también se destiñe la bandera roja. Conscientes de que de la labor ideológica dependen la victoria o el revés de la revolución y el futuro de la nación, hemos de seguir poniendo gran empeño en la revolución ideológica.
La mayor tarea que asumimos hoy para la revolución ideológica es preparar a todos los integrantes de la sociedad como verdaderos kimilsungista-kimjongilistas que llevan en su sangre el espíritu revolucionario del Paektu, el espíritu de la ventisca del Paektu. El kimilsungista-kimjongilista de que hablamos es aquel hombre que, ilimitadamente leal a la idea y la causa de su líder, plenamente dispuesto a servirle al pueblo y con inquebrantable fe revolucionaria, lucha consecuentemente por el triunfo definitivo de la revolución del Juche.
A las organizaciones partidistas les compete desarrollar como ofensiva la labor ideológica, poniendo énfasis en formar a todos sus miembros y otros trabajadores como auténticos kimilsungista-kimjongilistas que encarnan el espíritu revolucionario del Paektu, el de la ventisca del Paektu.
Es preciso educar sustancialmente a las personas en los cinco puntos, principalmente en la grandeza de los líderes.
La educación en los cinco puntos, o sea, en la grandeza de los líderes, en el patriotismo de Kim Jong Il, en la convicción, en el antimperialismo y las clases y en la moral, es como la barrena y el martillo ideológicos que marcan indeleblemente en los corazones de la gente el concepto revolucionario del líder, el ardiente patriotismo, la indoblegable convicción, la clara conciencia de clases y la noble moral.
Al recurrir a varias formas y maneras en la educación en los cinco puntos, las organizaciones partidistas prepararán a todos los cuadros, miembros y trabajadores como indomables combatientes que enaltecen a los grandes líderes como eterno sol del Juche y materializan a toda costa su legado y la política del Partido, y como hombres de firme fe y elevada moral que con una convicción inquebrantable y clara conciencia antimperialista y clasista arden cual vela en aras de la prosperidad de la patria y el bienestar del pueblo.
Les incumbe hacer hincapié en inyectar autenticidad y vigor en su trabajo ideológico, en atención a las peculiaridades y la situación de sus unidades respectivas.
Deben acondicionar bien las bases de educación como la sala de educación con objetos históricos de la revolución y la de presentación de la historia de la unidad y realizar una eficiente labor educativa a través de las mismas, de modo que los funcionarios, los miembros del Partido y los trabajadores conozcan al dedillo los méritos de los grandes líderes y del Partido en la dirección sobre sus sectores y unidades y aprendan el buen ejemplo de los precursores revolucionarios que siguieron con lealtad al Partido y al líder. De tal forma, ellos establecerán un estrecho vínculo entre sus unidades y el Comité Central del Partido, se sincerarán siempre con éste y harán gala de su inmaculada lealtad y patriotismo en el cumplimiento de las ideas del Partido y la defensa de su política. En cada una de las labores de la educación ideológica y propaganda las organizaciones partidistas tendrán en cuenta las características profesionales y la preparación de sus empleados. En los mismos centros de trabajo como talleres y campos conmoverán a las masas con un trabajo político semejante al que se realiza en plena guerra.
Les atañe encauzar la labor ideológica a demostrar las potencialidades del colectivismo.
La idea socialista se basa en el colectivismo y la vitalidad del Movimiento por la Bandera Roja de las Tres Revoluciones se decide por la fuerza de la unidad de un colectivo pertrechado firmemente con la ideología del Partido. Una vez que todos los miembros de un colectivo unen la voluntad y la fuerza, en la labor de la transformación ideológica se logra un avance significativo y el potencial espiritual de las masas se convierte en una gran fuerza que impulsa las revoluciones tecnológica y cultural.
Nuestro Partido pretende escribir una nueva historia del mencionado movimiento al actualizar el espíritu colectivista de la época de Chollima y de la batalla por la gran construcción socialista en que los intereses de los compañeros y del colectivo prevalecieron sobre los personales, se educaron y reformaron a los más rezagados y se lograron innovaciones de las masas.
Las organizaciones partidistas pondrán énfasis en promover en el colectivo la unidad ideológica y de voluntad y el compañerismo basados en la lealtad al Partido y al líder, prepararán a todos los cuadros y trabajadores como hombres leales que, ayudándose y conduciéndose mutuamente, cumplen las tareas asignadas por el Partido al pie de la letra, en el tiempo fijado por él y a la altura que él exige, así como protagonizarán con la innovación colectiva la gran epopeya de la era. Al mismo tiempo, barrerán con la fuerza unida de las masas el egoísmo y otras manifestaciones no socialistas en varios aspectos de la vida social y se esforzarán con denuedo para establecer de modo global un estilo de vida ideológica y una disciplina y orden basados en la moral, que concuerden con la naturaleza del socialismo.
Una de las tareas importantes de la revolución tecnológica es modernizar e informatizar los procesos de producción y las gestiones de todos los sectores y unidades, considerando las ciencias y la tecnología como sustento que les da vida y en correspondencia a la situación del país.
Debemos asentar la base de la economía de conocimientos con los últimos logros científicos y técnicos como fuerza motriz y con la industria de punta como columna vertebral, así como lograr en un alto nivel la autoctonía, la modernización, la cientificidad y la informatización de la economía nacional.
A las organizaciones partidistas en las fábricas y empresas les atañe elaborar la estrategia empresarial y de gestiones a partir de los cálculos científicos y acelerar la modernización y la informatización de los procesos de producción, las gestiones y la administración. En la modernización de fábricas y empresas resulta importante el apoyo en nuestras propias fuerzas, tecnología y equipos, y no la aplicación de tecnología extranjera y la instalación de equipos foráneos. Nos corresponde preparar por nuestra propia cuenta potentes grupos científicos y técnicos y fomentar su cooperación creadora con científicos e investigadores de instituciones científicas y docentes, para de tal forma elevar la proporción de máquinas, materias primas y materiales del país, consolidar la base de producción y renovar constantemente equipos y procesos.
A las organizaciones partidistas del sector agrícola les incumbe impulsar la revolución tecnológica con el fin de materializar cabalmente la orientación del Partido sobre la revolución agrícola, promover el cultivo y la ganadería científicos y mecanizar el conjunto de la economía rural.
La vitalidad de la revolución tecnológica debe ponerse de manifiesto en el satisfactorio cumplimiento del plan de la economía nacional y de las tareas principales de las unidades. Todas éstas contribuirán sustancialmente a la construcción de una patria rica y poderosa y al mejoramiento de la vida de la población, al lograr continuos saltos e innovaciones en la producción y construcción y cumplir impecablemente las tareas a ellas asignadas por el Partido, valiéndose del espíritu de apoyo en las propias fuerzas y de perseverancia y del poderío de los últimos logros científicos y técnicos.
La actual civilización y florecimiento en la era del Partido del Trabajo demuestran que dándole acicate a la revolución cultural se puede construir en un corto lapso de tiempo un Estado socialista civilizado a nuestro estilo.
Muchos edificios y otras orgullosas creaciones que hoy se levantan en el país representan la civilización suprema que el mundo envidia y el nivel de la vida cultural se eleva día a día. Enarbolando la consigna “¡Disfrutemos de la civilización suprema en el nivel superior!”, debemos impulsar más la revolución cultural y levantar con nuestros propios recursos un envidiable Estado socialista civilizado.
Las organizaciones partidistas prepararán bien la sala de divulgación de las ciencias y la tecnología y se empeñarán en poner de pleno manifiesto las ventajas del sistema de estudio y trabajo como el instituto superior fabril para preparar a los cuadros y otros sectores como auténticos talentos revolucionarios versados en sus especialidades y profesiones y poseedores de conocimientos multifacéticos y ejecutar al pie de la letra la orientación del Partido de formar a todos ciudadanos como talentos científicos y técnicos.
En todos los sectores y unidades acondicionarán fábricas, centros de trabajo, ciudades y aldeas según las exigencias de la nueva centuria, de manera que resalten las particularidades de las unidades y localidades respectivas, y como maravillas socialistas que serán impecables aun en el lejano futuro. Impulsarán con vigor la repoblación forestal y de esta manera harán reverdecer las montañas del país y adornarán unidades y aldeas como bosques, jardines y huertas.
Se materializará plenamente la orientación del Partido de incorporar a amplias masas en las actividades deportivas y artísticas, de manera que cualquier lugar se anime con la música, danza y varias actividades deportivas. Cuanto más tensa sea la situación y se multipliquen las pruebas y las dificultades, tanto más retumbará el tamboreo de la revolución y reinará en el colectivo el ambiente optimista de la lucha y de la vida.
Los militantes del Partido y otros trabajadores, particularmente los jóvenes, rechazarán categóricamente el modo de vida depravado y establecerán plenamente el estilo de vida socialista y nacional.
Hacer del Movimiento por la Bandera Roja de las Tres Revoluciones una tarea completamente de las propias masas constituye la exigencia fundamental para impulsar con dinamismo las revoluciones ideológica, tecnológica y cultural.
Un movimiento masivo cobra vida cuando se convierte en el de las mismas masas.
Las organizaciones partidistas les darán a conocer a los cuadros, militantes y otros sectores que impulsar enérgicamente el movimiento es una labor encaminada a cumplir el legado del gran General y una honrosa tarea para hacer feliz su propia vida, de manera que todos participen en el movimiento como protagonistas y como un solo hombre.
Para conquistar la bandera roja de las tres revoluciones viabilizarán las metas por etapas y en fiel reflejo de la voluntad de las masas, definirán correctamente el orden de prioridad y se esmerarán en la labor organizativa y política para poder alcanzar con rigor cada una de las metas, de manera que cualquiera se movilice en las tareas activamente y con ánimo. Además, considerarán que crearles a las personas óptimas condiciones de trabajo y vida es una tarea importante para ponerlas en acción y la impulsarán vigorosamente, redoblando el ánimo de las masas.
Se llevará a cabo como una ofensiva la propaganda y agitación y se promoverá la emulación colectiva para vigorizar más el movimiento, como una manera de calentar más el ambiente social en ese sentido.
El incentivo político y el material es otra buena manera para lograr la participación voluntaria de las masas en el movimiento. Las agrupaciones partidistas organizarán con profundo sentido político la visita al Palacio del Sol Kumsusan por los trabajadores de las unidades laureadas con la bandera roja de las tres revoluciones en la cual informan directamente a los grandes líderes de sus éxitos en el cumplimiento de las tareas revolucionarias, e incluirán primero a ellos a la visita a Pyongyang y a la excursión de los antiguos campos de batalla y los lugares de interés revolucionario-históricos. A la vez, admitirán en el Partido a los activistas probados y forjados en las tres revoluciones, los condecorarán y enaltecerán de manera que sean siempre honrosos precursores del movimiento. También harán apreciaciones materiales a las unidades galardonadas con la bandera roja de las tres revoluciones y los abanderados en estas últimas.
Es necesario que las unidades visitadas por los líderes sean vanguardias en la conquista de la bandera roja de las tres revoluciones.
Ensalzar una unidad modelo para impulsar con vigor las tareas en su conjunto es un método de dirección tradicional de nuestro Partido. En el movimiento debemos tomar como prototipos las unidades arriba mencionadas y a esa base lograr saltos e innovaciones en el movimiento.
Las organizaciones partidistas de las unidades visitadas por los grandes líderes considerarán como sustento ejecutar las instrucciones impartidas in situ por ellos, avivarán más las llamas de las tres revoluciones y harán de sus unidades ejemplos en todas las esferas: la ideológica, la tecnológica y la cultural. Los cuadros y otros trabajadores de dichas unidades, orgullosos de trabajar en los centros que llevan grabadas las sagradas huellas de los grandes líderes, deben desplegar el elevado entusiasmo revolucionario e iniciativa creadora en la conquista de la bandera roja de las tres revoluciones.
A los comités partidistas y organismos administrativos y económicos a todos los niveles les incumbe ayudar activamente a las referidas unidades, de manera que se pongan al frente de las tres revoluciones.
En sus visitas a las unidades los líderes iluminaron claramente el camino a seguir por ellas, por lo que al prestárseles más atención pueden ser con toda seguridad precursoras de las tres revoluciones.
Quisiera que los comités partidistas a todos los niveles, los ministerios, los organismos centrales y de todas las provincias, ciudades y distritos orienten bien a las unidades visitadas por los grandes líderes y que están impregnados de sus sempiternos méritos revolucionarios, de manera que todas ellas conquisten la bandera roja de las tres revoluciones. Los comités partidistas, en acato a la proposición del Partido de considerar el bienestar del pueblo como tarea suprema e importantísima, prestarán especial atención a las unidades productivas visitadas por los líderes. Se esmerarán en la dirección del Partido de modo que las unidades condecoradas con la bandera roja de las tres revoluciones la conquisten dos y tres veces y lograrán que las unidades visitadas por los líderes impulsen la construcción de un Estado poderoso y próspero y el mejoramiento de la vida de la población.
En el movimiento se debe elevar el papel de las organizaciones de trabajadores, los organismos administrativos y económicos y los miembros de los grupos para las tres revoluciones.
El movimiento es una empresa para materializar la línea general de nuestro Partido y por lo tanto tendrá éxito solo cuando se movilizan tanto las organizaciones partidistas como todas las entidades de trabajadores y organismos administrativos y económicos.
Las organizaciones de masas desarrollarán una enérgica labor política encaminada a convocar activamente a sus miembros al movimiento, de manera que todos, con una misma idea y voluntad y mediante las innovaciones colectivas, den grandes saltos en las tres revoluciones en las unidades respectivas. En particular, las organizaciones juveniles orientarán a sus miembros a que sean vanguardia y contingente de choque del movimiento que le abre el paso y aprovecharán el empuje de las tres revoluciones para formarlos como fidedignas reservas políticas del PTC y protagonistas de la potencia de la juventud.
Los organismos administrativos y económicos, según las resoluciones de sus comités partidistas, se esmerarán en las labores organizativas para las tres revoluciones y llevarán a cabo cada una de ellas de manera rigurosa y planificada. Mientras tanto, los miembros de los grupos para las tres revoluciones impulsarán activamente la renovación técnica y la actualización de los procesos de producción y los equipos de las unidades respectivas, de manera que en la marcha general de hoy en que reinan el espíritu de la ventisca del Paektu y el de un tirón el movimiento manifieste patentemente su vitalidad.
Otros movimientos de masas promovidos por las organizaciones de trabajadores se desarrollarán eficientemente en estrecho vínculo con el mencionado movimiento. Todos los movimientos de masas, independientemente de su contenido, forma y objeto, persiguen un mismo objetivo fundamental de cumplir el legado de los grandes líderes y los lineamientos políticos del Partido impulsando las tres revoluciones. A las organizaciones de trabajadores les corresponde empujar sus movimientos de masas de diferentes tipos a favor de las tres revoluciones.
Las organizaciones del Partido volverán a analizar detenidamente la marcha de dichos movimientos y ayudarán a corregir los errores para que contribuyan solo a las tres revoluciones.
Promoverán el movimiento para aprender de los ejemplos de los beneméritos de la época del Songun para estimular el referido movimiento. Se trata de una campaña masiva encaminada a cultivar en el corazón de los militantes y otros trabajadores la fidelidad al Partido, el ferviente patriotismo y el espíritu revolucionario de apoyo en sus propias fuerzas y de tenaz lucha mediante la educación por influencia positiva, para incitarlos a cumplir el legado de los líderes y defender la política del Partido. Las organizaciones del Partido lo impulsarán enérgicamente de suerte que se engrosen las filas de patriotas y personas de méritos que con el patriotismo de Kim Jong Il en el corazón exhiban el entusiasmo patriótico y la abnegación en los importantes frentes por la construcción de la potencia económica y el mejoramiento de la vida de la población y que tal movimiento contribuya de manera destacada al desarrollo del Movimiento por la Bandera Roja de las Tres Revoluciones.
Elevar decisivamente el papel de los comités del Partido constituye una garantía fundamental para que el movimiento del que hablamos logre avances revolucionarios.
El Partido organiza y dirige directamente ese movimiento, y por eso es natural que sus comités lo dinamicen bajo su total responsabilidad.
Todas las instancias del Partido lo convertirán en una de las tareas importantes que le competen a su comité. Este proyectará y organizará las actividades relacionadas con el referido movimiento y las impulsará con energía mediante la incorporación de sus departamentos y organizaciones subordinadas. Estos departamentos, a su vez, deben considerar que ese movimiento es su tarea común. Es de importancia especial que el departamento de organización, el de propaganda y agitación, el de organizaciones de trabajadores y otros mantengan estrechas relaciones en sus operaciones conjuntas y de cooperación.
Es preciso elevar decididamente el papel del departamento de propaganda y agitación de los comités del Partido de todos los niveles, pues se encarga directamente de la dirección de ese movimiento.
Le corresponde controlarlo de manera unificada e impulsarlo de modo planificado y vigoroso para que todo el país se anime con el empeño por obtener ese laurel. Es de su incumbencia analizar anatómicamente su actual estado y elaborar un minucioso plan y tomar eficientes medidas para llevar esa campaña a la altura de la exigencia del Partido. También le compete reforzar su dirección sobre las unidades subordinadas y rectificar oportunamente las deficiencias, así como atenerse estrictamente al principio del Partido en la selección y evaluación de las unidades que hayan cumplido las metas establecidas por el movimiento.
El departamento de propaganda y agitación formará bien las filas de funcionarios encargados del movimiento y elevará decisivamente su nivel de preparación política y profesional. Adoptará medidas para que ellos conozcan claramente la política del Partido de cada etapa, posean amplios conocimientos de la tecnología moderna y de cultura y estética y aumenten sin cesar su capacidad de dirección. Los comités del Partido de todos los niveles seleccionarán para esa tarea a funcionarios con arrojo y capacidad de despliegue y los fijarán por un plazo determinado. Asimismo, hace falta estudiar la reestructuración del aparato en el sentido de viabilizar la dirección del Partido sobre el movimiento y adoptar medidas pertinentes.
Los jefes de los comités del Partido de diferentes niveles deben cumplir plenamente su misión en lo referente a la dirección sobre el movimiento.
La actitud de los funcionarios ante el movimiento permite apreciar su postura y disposición en el cumplimiento del legado del gran General y es una seria cuestión política que decide la continuidad o el abandono de la revolución.
Los jefes arriba mencionados son dirigentes que llevan las riendas del movimiento.
Ellos deben situarse a la vanguardia en la lucha por la renovación del movimiento y demostrar su fidelidad al Partido al obtener grandes éxitos en las tres revoluciones. Los altos cuadros de las organizaciones del Partido, bien conscientes del propósito del Partido de lograr cambios revolucionarios en el movimiento, impulsarán de manera dinámica y bajo su responsabilidad personal la tarea para realizarlo. Conocerán al dedillo el estado real de su marcha, tratarán con habilidad los problemas que surjan y harán corregir a tiempo los errores. Ayudarán a los funcionarios que lo dirigen directamente en la superación profesional. Se acostumbrarán a ir con frecuencia a las unidades que desarrollan el movimiento para conocer la situación y tomar medidas pertinentes.
Su tarea inmediata es realizar de manera activa la labor político-organizativa encaminada a avivar las llamas del movimiento con motivo del VII Congreso del PTC para contribuir a saludarlo con brillantes éxitos en las tres revoluciones y convertirlo en un acontecimiento trascendental que quede inscrito en la historia de nuestro Partido y nuestra patria.
Impulsar el movimiento es una tarea combativa que el gran compañero Kim Jong Il, Secretario General del PTC, les asignó directamente a las organizaciones del Partido como muestra de gran confianza.
Espero que ustedes, muy conscientes del legado del gran General y el propósito del Partido de desarrollarlo con energía, continúen con honor a la vanguardia en las revoluciones ideológica, técnica y cultural y sean la brasa y la antorcha que levanten más llamas para el movimiento en todas partes del país.
Todas las organizaciones del Partido, sus militantes y demás trabajadores deben producir cambios revolucionarios en el movimiento según el proyecto del Partido, a fin de defender y perpetuar las inmortales hazañas de los grandes líderes y anticipar la victoria final de la revolución del Juche.
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