Primero aclarar que esta denuncia pública a los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC) es publicada en el momento actual debido al continuo ataque por parte de dicho colectivo y sus militantes hacia mí, L. R., en los diferentes espacios unitarios del movimiento y en otros espacios en los que coincidimos, de ocio por ejemplo, no necesariamente a causa de la militancia.
Añadir también que si esta denuncia no se publicó anteriormente, fue debido a la amenaza del Comité Central de los CJC de llevarme a juicio. Bajo esta amenaza de denuncia (que estaba supuestamente en trámite cuando fui avisada a través de una llamada telefónica por una miembro del CC) me vi obligada, por la presión, a eliminar las pruebas de las redes sociales, ya que “iba a ser mejor” en palabras suyas. Por suerte no despareció la totalidad de las pruebas ya que tuvieron un efecto viral gracias a varias compañeras y compañeros que las difundieron denunciando públicamente los hechos.
Alegaron que los motivos de la denuncia serían: (1) publicar mis conversaciones privadas con Adrián J. Bertol en redes sociales, (2) hacer su nombre público (su nombre y cargos, por cierto, ya eran públicos tanto en la web de CJC como en las listas públicas de candidatos al Parlamento Europeo por el PCPE), (3) elaborar un montaje a modo de cita oficial (claramente a modo de burla y, evidentemente, sin ninguna intencionalidad de “hacerlo pasar por oficial”) con las palabras de Adrián J. Bertol (un montaje que no hice y que, pese a explicarlo, seguían insistiendo) y (4) utilizar en este nombre y logotipo del PCPE. Aseguró también que “no quedaría sin respuesta” al considerarlo un ataque a un dirigente comunista, así como al partido y sus juventudes. De esta denuncia a día de hoy no me ha llegado ningún tipo de notificación.
El presente escrito tiene como principal objetivo aclarar lo ocurrido y demostrarlo con pruebas, así como pedir el consecuente veto a dicho colectivo en todos los espacios unitarios por los motivos que desarrollaré a continuación, denunciar públicamente a CJC por el machismo latente en la organización y, por supuesto, defenderme ante los continuos ataques recibidos por parte de sus militantes, que me acusan tanto internamente como fuera de este colectivo de sacar de contexto lo publicado, llegando a llamarme en asambleas de colectivos “difamadora”, “mentirosa”, “enemiga del movimiento comunista”, etc.
Otro motivo fundamental por el cual escribo estas líneas es porque, a excepción de un par, la inmensa mayoría de los militantes y simpatizantes de CJC que asumen como verdad incontestable la ficticia versión de los hechos que ofrece la organización, lo hacen sin haber pedido en ningún momento mi versión de lo sucedido.
Si bien durante mi estancia en CJC he visto y vivido diferentes actitudes y agresiones machistas por parte tanto de militantes de base como de la propia organización, hoy día aún considero que la peor etapa llega en el momento en que decido dimitir como militante, pues me he visto amenazada, linchada, señalada, despreciada, difamada, y en definitiva, atacada por los CJC y sus militantes.
La militancia en los CJC
A principios de octubre de 2014 comunico mi salida de CJC mediante una carta de dimisión [1] donde explico punto por punto los motivos que me llevan a tomar esta decisión. El primer punto al que hago referencia es la cuestión feminista y a las agresiones que he vivido dentro de la organización. Estos hechos no solo no se intentaron resolver, sino que además fueron justificados y silenciados de cara al resto de la militancia.
Cabe mencionar aquí que uno de los recursos que más han utilizado en mi contra es aquel en que se alude a las vías orgánicas como medio para solucionar estos asuntos, alegando que en ningún momento hago uso de ellas durante el tiempo en que milito en los CJC.
Bien, pese a que la realidad muestra un pésimo funcionamiento del, si lo podemos llamar así, centralismo democrático en los CJC, esto es rotundamente falso. Ya en junio de 2014 denuncio por los cauces orgánicos (esto es, desde mi colectivo) esas actitudes machistas dentro de la organización y las agresiones de las que he sido víctima y/o testigo. [2]
Ilustrativo ejemplo de estas actitudes y agresiones es la relatada en el segundo documento adjunto: el por aquel entonces “camarada” (llamémoslo de alguna manera) Enrique, militante de los CJC en Toledo llegó a decir delante de mí que las mujeres estaban mejor en la cocina, entre otras cosas. Este individuo llega también a asegurar en que ciertas razas le dan asco. La primera respuesta que recibo a esta crítica es que “tengo que comprender que en Toledo hay muy poca gente y no se puede prescindir del camarada”.
Otro de los hechos relatados en el documento-crítica es el comentario que recibo en el COPAG (la sede ubicada en Vallecas) nada más entrar a militar por parte de una integrante del PCPE: “Así, así, que vengan más camaradas así de guapas que atraigan a más gente y den una buena imagen”.
Estas críticas, por cierto, nunca son respondidas de forma orgánica, sino que A. Colomo (Responsable de Organización de Madrid) me llama a mi teléfono personal para mostrar su desacuerdo con las críticas, alegando que las actitudes machistas a las que hacía referencia, o bien no existían, o de existir no eran dañinas para la militancia (bajo, entiendo, su criterio, y obviando el mío y el de todas las militantes que pudieran sentirse ofendidas), y que yo debía comprender que, al entrar físicamente dentro de los cánones de belleza impuestos, era normal que gustara a los “camaradas”.
No contento con esto, me acusó junto a otra compañera de horizontalismo debido a que, al parecer, varios colectivos habían subido críticas a los órganos superiores de características similares al mismo tiempo que el mío. No obstante, aseguró que se iba a tratar en un Regional, de la misma forma que aseguró que no iba a apoyar la crítica. El resultado final de esta reunión pasa por la acusación a una militante de CJC de sufrir desviaciones burguesas, “acabando” así con el problema.
Dimisión como militante y primeras reacciones
Nos situamos, como decía antes, a principios de octubre de este año. Al mandar la carta de dimisión soy atacada por la organización con el nada-patriarcal argumento de que no tengo la formación suficiente para realizar una crítica como la que planteé y que el motivo real de mi salida es la influencia de mis relaciones personales con militantes de otras organizaciones, y en especial la de mi actual compañero sentimental, como si fuera absolutamente incapaz de decidir nada por mí misma, o de analizar y llegar a conclusiones válidas sobre cuestiones concretas por méritos propios.
Tras salir de la organización y haciendo un nuevo ejercicio de denuncia al machismo latente en ella, comparto una parte de mi conversación personal mantenida el 25/04/2014 con Adrián J. Bertol entre varios grupos cercanos a mí. Como era de esperar debido al contenido de las mismas, estas declaraciones suyas tienen un efecto viral entre distintos grupos privados hasta que, días después, se sube a las redes el diseño por el que CJC, recuerdo, quería denunciarme [3]. Es entonces cuando los militantes ponen en duda la veracidad de estas declaraciones y me veo obligada a subir una captura de la conversación con Adrián J. Bertol. Adjunto aquí el documento íntegro de la conversación, espero, desmintiendo tanto la acusación de haber inventado sus declaraciones como la de haberlas sacado de contexto. [4]
Una vez sale a la luz esto en clara respuesta a las diferentes calificaciones ya vertidas (“mentirosa”, “difamadora”, “traidora”, “enemiga de los CJC y de la causa obrera”, y un largo etcétera), no solo no cesa, sino que además se intensifica la campaña de acoso y derribo contra mi persona. Cabe señalar que, aquellos militantes que se posicionaron en contra del agresor o que simplemente me pidieron más pruebas de ello para finalmente mostrarme su apoyo, recibieron diferentes toques de atención por parte de la propia organización, llamando a pedir explicaciones a sus respectivos responsables, pero bajo ningún concepto a mí, la agredida.
Detalles sobre la denuncia pública a A. J. Bertol y la respuesta del Buró Político
Si bien es cierto que las declaraciones de Adrián J. Bertol no fueron denunciadas por vías orgánicas, tras esto subyacen dos motivos concretos. El primero es que esta persona es un cargo importante dentro, tanto de las juventudes (CJC), como del propio partido (PCPE), por lo que me parecía más que probable que cayera en saco roto (es decir, que se silenciara o hasta se justificara como anteriormente se había hecho), o incluso que fuera en perjuicio mío al llevar yo solo unos meses de militancia. Poco después pude observar cómo se materializaban mis sospechas sobre la posible defensa a ultranza de este elemento: una miembro del Comité Central de los CJC me llamaría el mismo día en que se publican estas declaraciones asegurándome que ya había una denuncia en trámite, del propio PCPE hacia mí.
El segundo motivo por el que no denuncio orgánicamente esto en su momento es que, tras hablar del tema con un integrante del Secretariado, Javi, y pasarle una captura en la que Bertol insinúa de forma bastante explícita que la mujer está, no sabemos bien como, en igualdad de condiciones a la hora de ejercer una opresión hacia el hombre [5], su respuesta fue que no le pasara nada porque era algo meramente personal, confirmando mis sospechas de que de poco o nada serviría plantear una crítica por cauces orgánicos.
Al parecer a día de hoy sigue siendo tan necesario como en los años 70 recordar constantemente la máxima feminista de que “lo personal es político”. Es así hasta el punto de que, en la carta de respuesta (interna, claro) del Buró Político ante mis “difamaciones vertidas en redes sociales” [6], señalan que “estos comentarios se dan en el contexto de una conversación privada completamente personal” y que por lo tanto “no puede considerarse que sea, ni la posición de Adrián J. Bertol, ni la de la organización”. Surge entonces la siguiente duda: si lo que decimos (bien sea en nuestro ámbito privado o en una conferencia estatal delante de cien, mil personas) no es nuestra posición, entonces… ¿Qué lo es? Sin entrar, claro, en que la organización se posiciona claramente con respecto al tema en cuestión al permitir en sus filas elementos de esta talla.
No queda aquí el lamentable contenido de esta carta. En ella se me acusa de “coger lo que me interesa de la conversación hasta descontextualizarla por completo” de “intentar a hacer daño a la organización de la forma más mezquina y traidora” y se me llega a comparar con la policía de la burguesía en mi supuesto afán por desprestigiar a sus “cuadros”, llamando a golpear como un solo puño a los “provocadores antipartido”.
No contentos aún, dan mi nombre y apellidos en un documento que, recordamos, llega a toda la militancia del Estado, y como consecuencia comienza el linchamiento y rechazo hacia mi persona por parte de la gran mayoría de los militantes de CJC, tanto por redes sociales como en persona. Además, estos no tardan en señalar que, por el hecho de haber mantenido una relación personal con Adrian J. Bertol, soy algo así como una ex-pareja resentida. Llegan también a acusarme de haber facilitado información personal de distintos militantes, culpándome de llamadas anónimas que reciben, acusaciones absolutamente falsas e infundadas, como posteriormente se demostró.
Es entonces cuando otras y otros militantes de CJC de diferentes partes del Estado exigen a los órganos correspondientes explicaciones de lo ocurrido. Se fijan reuniones y, concretamente en la concertada con el colectivo de Valdemoro, dos miembros (sí, miembros, hombres) del Secretariado intentan convencer a las mujeres integrantes del colectivo de que no deben sentirse ofendidas por las palabras de Adrián Bertol.
Entre tanto, a lo largo y ancho de todo el Estado, se me sigue tachando de mentirosa y manipuladora como respuesta al descontento de algunos militantes, que habían pedido explicaciones, con el objetivo de que estos olviden lo ocurrido y lo tomen como un ataque izquierdista más hacia dirigentes destacados de la organización, y no como una crítica fundamentada de una ex militante ante las intolerables situaciones que ha sufrido en su paso por la organización.
… pero no acaba aquí su respuesta
Tras esto, en el boletín interno de CJC, el Madrid Comunista, y más concretamente en el número 20 (correspondiente al mes de octubre) [7], se habla también de mi dimisión y de la problemática de que lo referente a mi salida haya llegado a gran parte de la militancia, criticando al conjunto de la organización y en particular al Comité Regional por permitir que esto ocurriera. Aprovechan para volver a exigir de nuevo a las/os militantes que se dirijan a sus órganos superiores y en ningún caso a mí directamente a la hora de pedir explicaciones sobre lo ocurrido.
En el mismo boletín retoman una vez más la campaña de desprestigio, esta vez aludiendo a mi trabajo dentro de la organización, por ejemplo, en Madrid Obrero TV . Hablan, cito, de “limitada ayuda de la ex militante L. R.”. Esto, una vez más, es rotundamente falso. Todos los vídeos subidos en el canal son, o bien íntegramente míos, o bien hechos con mi colaboración y/o supervisión. Además, la autoría de nada menos que un documental del que aún hoy siguen alardeando es casi exclusivamente mía.
Entre tanto, coincidimos en diferentes frentes. En un espacio concreto en que confluimos varios colectivos, y en representanción del colectivo barrial del que formo parte, expreso el rechazo unánime de las integrantes a trabajar junto a los CJC por cuestiones obvias. Para variar, vuelvo a ser insultada y atacada por la organización, llamándome difamadora, manipuladora, mentirosa y un largo etcétera en mitad de la asamblea, primero el Responsable de Organización de Madrid y más tarde un militante de base, delante de las y los representantes de los colectivos. Consecuencia de esto, el centro social que acogía estas reuniones prohíbe tajantemente a estos dos elementos la entrada al mismo y se veta definitivamente a CJC en esta asamblea.
Acabemos con esto
A vista de todas y todos queda la realidad: CJC justifica y silencia las agresiones que se dan dentro de la organización (a día de hoy, Adrián J. Bertol no solo sigue en todos y cada uno de sus puestos de responsabilidad, sino que a la semana siguiente de publicar sus declaraciones le llevaron como ponente a una conferencia estatal) y relega a un segundo plano la lucha de las mujeres por su liberación, rechazando la lucha diaria de las mujeres contra el patriarcado y sus diferentes formas de violencia.
Pero vaya, poco cabe esperar de una organización cuyo responsable de feminismo (sí, habéis leído bien, cuyo, con o) es un hombre, autor de genialidades como que “a él no le importa que violen a una mujer burguesa”. Poco que añadir a este lamentable pero ilustrativo análisis.
Finalmente, y con los únicos objetivos de, primero, defenderme ante los continuos ataques y acusaciones del colectivo, segundo, de mostrar realmente lo que ocurrió con mi caso y, tercero, dar a conocer lo que realmente se respira dentro de los CJC, considero completamente necesario que esto vea la luz como más de una compañera me ha pedido en más de una ocasión para prevenir al movimiento del carácter real de esta organización y de la necesidad de vetarla en cualquier espacio unitario de trabajo.
¡Mujeres a la lucha revolucionaria!
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[1] Carta de dimisión como militante de CJC: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[2] Críticas emitidas por el colectivo de Usera-Villaverde el 06/06/2014: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[3] Maquetación con las frases de Adrián J. Bertol: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[4] Conversación mantenida con Adrián J. Bertol y captura FB 1: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[5] Captura FB 2 Adrián J. Bertol: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[6] El Buró Político ante las difamaciones en las redes sociales acerca de la mujer: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[7] Boletín Madrid Comunista nr. 20 (octubre): [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]