"¨Somos nosotros los patriotas. A nadie le suene a extraña esta afirmación. Contra una turba de generales traidores y de verdugos traficantes de su país, asumimos la responsabilidad ante el mundo y la Historia de salvar la independencia de España y sentimos nuestras venas inflamadas de entusiasmo por el orgullo de ser españoles. Los grupos semifeudales, el círculo reducido de privilegiados, los magnates reaccionarios de la banca y de la industria, las camarillas monárquicas y fascistas del ejército y gran parte del alto clero encendieron en España la guerra civil. La patria fue vendida por unos miserables sin conciencia, por unos forajidos que odian a toda la nación española para eso: para que sus nuevos dueños hicieran de ella su propiedad y su botín. Eran –son en la España del otro lado de nuestras trincheras, de la España colonizada por las Potencias extranjeras que nos asaltan– las fuerzas tenebrosas que a lo largo de toda nuestra historia tenían encadenado el país al atraso, a la incultura, al hambre, a la superstición medieval y a la indigencia. Si en esta lucha sucumbiéramos, no sería sólo nuestro pueblo el sumido en las tinieblas sangrientas del fascismo, el sacudido por una ola de represión zoológica, sino que significaría el punto de apoyo para el lanzamiento de nuevas guerras contra pueblos hermanos, contra la civilización.¨
Discurso pronunciado en 1938 por Jesús Hernández Tomás, miembro fundador del Partido Comunista de España y Ministro de Educación y Sanidad durante la guerra.
Durante la guerra desencadenada por los golpistas contra el gobierno democrático del Frente Popular de la II República, la punta de lanza inicial que utilizó el traidor de Franco en sus primeros ataques contra ciudades españolas, al carecer de suficiente apoyo local, fueron los mercenarios marroquíes, cuya presencia en nuestro suelo alcanzaría los 80.000 hombres. El banquero mallorquín Juan March, pagó el avión británico que trasladó a Franco desde Canarias a Marruecos para que tomara el mando del Ejército de África, financiando a su vez el puente aéreo de estas tropas mercenarias marroquíes hasta Sevilla a través de aviones junkers de la Alemania nazi, que posteriormente se plantarían a las puertas de Madrid, iniciando la invasión.
Este cartel representa a la 13 División, una unidad de élite del ejército franquista, compuesta fundamentalmente por mercenarios musulmanes marroquíes, además de las letras árabes dentro del escudo se representa la mano de Fátima, la hija de Mahoma, que es utilizada en el mundo musulmán como un amuleto religioso protector. Es un cartel de finales de los años treinta, pero podría pertenecer a cualquiera de los grupos terroristas actuales que usa y manipula el imperialismo como marionetas, para intentar alcanzar sus intereses bastardos en países como Libia o Siria.
Estos mercenarios fueron reclutados voluntariamente atraídos por los sueldos con dos meses de paga anticipada, pagados por banqueros y terratenientes españoles, y beneficios para sus familias, derecho al pillaje y saqueo de los pueblos y ciudades conquistadas, de hecho, las violaciones y asesinato de mujeres, robos y fusilamientos de civiles y prisioneros heridos fueron prácticas comunes entre estas jaurías de perros sanguinarios, ampliamente documentadas, exactamente igual que hacen sus sucesores en la actualidad, llámense Estado Islámico, Frente Al Nusra, Alqaeda o Boko Haran, introducidos estratégicamente como caballos de Troya en los lugares asignados siguiendo el mismo viejo guión.
Otro aliciente para ellos fue la propaganda franquista que presentaba la lucha de España como una guerra religiosa contra ¨los sin Dios¨, los ateos republicanos, comunistas y anarquistas, cuando en realidad se trataba como siempre de una guerra por los intereses de banqueros y grandes empresarios, en la que ellos serían la carne de cañón. Para estos mercenarios Franco dispuso de una serie de servicios especiales de cocina, hospitales y cementerios según los preceptos del Islam, en Madrid, la localidad de Griñón acogería el único cementerio musulmán de la comunidad para ellos.
Alguno de estos marroquíes llegaría a alcanzar la más alta graduación en el ejército de Franco, como es el caso del asesino Mohammed Mizzian, herido en la batalla de la Ciudad Universitaria de Madrid, donde los legionarios y marroquíes fueron la vanguardia de los ataques, que llegó a Capitán General, y posteriormente acabaría como ministro de Defensa del reino de Marruecos en los años 60 y embajador en España en los 70.
Mercenarios marroquíes ya habían sido empleados por Franco con anterioridad para aplastar la Comuna asturiana durante Revolución de Asturias de 1934, donde también se hicieron ¨famosos¨su métodos criminales sin respeto por código alguno.
A los marroquíes del alzamiento ¨nacional¨ de Franco se sumarían 50.000 fascistas italianos, 8.000 portugueses, 18.000 nazis alemanes, préstamos de la banca italiana y contratos para la adquisición de armamento con la dictadura de Mussolini, generando una deuda de 5.000 millones de liras que serían pagados mediante la emisión de Bonos del Tesoro español, la ingente ¨ayuda¨ de la Alemania nazi, que se cobrarían mediante la adquisición de derechos sobre compañías mineras españolas de hierro, cobre, plomo, wolframio, estaño y níquel, en las que llegarían a tener participaciones mayoritarias de capital alemán tras la conferencia de Múnich, minerales que serían exportados a Alemania a través del monopolio HISMA-ROWAK, junto con productos agrícolas, también petroleras como la norteamericana Texaco que suministraría 3,5 millones de barriles de petróleo al ejército de Franco durante la guerra, o la petrolera anglo-holandesa Shell, el banco inglés Kleinwort, Sons & Co, el banco suizo Société de Banque Suisse, el portugués Caixa Geral de Depósitos y bancos judíos de Tetuán y Tánger entre otros.
A esta alianza criminal internacional, pionera en los bombardeos con aviones alemanes e italianos sobre población civil de las grandes ciudades españolas, que luego ampliaría el ¨experimento¨ al resto de países durante la segunda guerra mundial, la historiografía oficial la sigue denominando como bando ¨nacional¨ o ¨alzamiento nacional¨, una auténtica impostura que busca lavar su imagen y ocultar a los verdaderos patriotas del conjunto de pueblos de España que enfrentaron a la reacción, que veía peligrar sus intereses ante las primeras medidas de expropiaciones de tierras a explotadores latifundistas, las colectivizaciones/socializaciones de algunas industrias por la alianza sindical de la CNT y la UGT, y en general el cambio de rumbo hacia una verdadera democracia y empoderamiento popular que representó el triunfo electoral del Frente Popular."
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Discurso pronunciado en 1938 por Jesús Hernández Tomás, miembro fundador del Partido Comunista de España y Ministro de Educación y Sanidad durante la guerra.
Durante la guerra desencadenada por los golpistas contra el gobierno democrático del Frente Popular de la II República, la punta de lanza inicial que utilizó el traidor de Franco en sus primeros ataques contra ciudades españolas, al carecer de suficiente apoyo local, fueron los mercenarios marroquíes, cuya presencia en nuestro suelo alcanzaría los 80.000 hombres. El banquero mallorquín Juan March, pagó el avión británico que trasladó a Franco desde Canarias a Marruecos para que tomara el mando del Ejército de África, financiando a su vez el puente aéreo de estas tropas mercenarias marroquíes hasta Sevilla a través de aviones junkers de la Alemania nazi, que posteriormente se plantarían a las puertas de Madrid, iniciando la invasión.
Este cartel representa a la 13 División, una unidad de élite del ejército franquista, compuesta fundamentalmente por mercenarios musulmanes marroquíes, además de las letras árabes dentro del escudo se representa la mano de Fátima, la hija de Mahoma, que es utilizada en el mundo musulmán como un amuleto religioso protector. Es un cartel de finales de los años treinta, pero podría pertenecer a cualquiera de los grupos terroristas actuales que usa y manipula el imperialismo como marionetas, para intentar alcanzar sus intereses bastardos en países como Libia o Siria.
Estos mercenarios fueron reclutados voluntariamente atraídos por los sueldos con dos meses de paga anticipada, pagados por banqueros y terratenientes españoles, y beneficios para sus familias, derecho al pillaje y saqueo de los pueblos y ciudades conquistadas, de hecho, las violaciones y asesinato de mujeres, robos y fusilamientos de civiles y prisioneros heridos fueron prácticas comunes entre estas jaurías de perros sanguinarios, ampliamente documentadas, exactamente igual que hacen sus sucesores en la actualidad, llámense Estado Islámico, Frente Al Nusra, Alqaeda o Boko Haran, introducidos estratégicamente como caballos de Troya en los lugares asignados siguiendo el mismo viejo guión.
Otro aliciente para ellos fue la propaganda franquista que presentaba la lucha de España como una guerra religiosa contra ¨los sin Dios¨, los ateos republicanos, comunistas y anarquistas, cuando en realidad se trataba como siempre de una guerra por los intereses de banqueros y grandes empresarios, en la que ellos serían la carne de cañón. Para estos mercenarios Franco dispuso de una serie de servicios especiales de cocina, hospitales y cementerios según los preceptos del Islam, en Madrid, la localidad de Griñón acogería el único cementerio musulmán de la comunidad para ellos.
Alguno de estos marroquíes llegaría a alcanzar la más alta graduación en el ejército de Franco, como es el caso del asesino Mohammed Mizzian, herido en la batalla de la Ciudad Universitaria de Madrid, donde los legionarios y marroquíes fueron la vanguardia de los ataques, que llegó a Capitán General, y posteriormente acabaría como ministro de Defensa del reino de Marruecos en los años 60 y embajador en España en los 70.
Mercenarios marroquíes ya habían sido empleados por Franco con anterioridad para aplastar la Comuna asturiana durante Revolución de Asturias de 1934, donde también se hicieron ¨famosos¨su métodos criminales sin respeto por código alguno.
A los marroquíes del alzamiento ¨nacional¨ de Franco se sumarían 50.000 fascistas italianos, 8.000 portugueses, 18.000 nazis alemanes, préstamos de la banca italiana y contratos para la adquisición de armamento con la dictadura de Mussolini, generando una deuda de 5.000 millones de liras que serían pagados mediante la emisión de Bonos del Tesoro español, la ingente ¨ayuda¨ de la Alemania nazi, que se cobrarían mediante la adquisición de derechos sobre compañías mineras españolas de hierro, cobre, plomo, wolframio, estaño y níquel, en las que llegarían a tener participaciones mayoritarias de capital alemán tras la conferencia de Múnich, minerales que serían exportados a Alemania a través del monopolio HISMA-ROWAK, junto con productos agrícolas, también petroleras como la norteamericana Texaco que suministraría 3,5 millones de barriles de petróleo al ejército de Franco durante la guerra, o la petrolera anglo-holandesa Shell, el banco inglés Kleinwort, Sons & Co, el banco suizo Société de Banque Suisse, el portugués Caixa Geral de Depósitos y bancos judíos de Tetuán y Tánger entre otros.
A esta alianza criminal internacional, pionera en los bombardeos con aviones alemanes e italianos sobre población civil de las grandes ciudades españolas, que luego ampliaría el ¨experimento¨ al resto de países durante la segunda guerra mundial, la historiografía oficial la sigue denominando como bando ¨nacional¨ o ¨alzamiento nacional¨, una auténtica impostura que busca lavar su imagen y ocultar a los verdaderos patriotas del conjunto de pueblos de España que enfrentaron a la reacción, que veía peligrar sus intereses ante las primeras medidas de expropiaciones de tierras a explotadores latifundistas, las colectivizaciones/socializaciones de algunas industrias por la alianza sindical de la CNT y la UGT, y en general el cambio de rumbo hacia una verdadera democracia y empoderamiento popular que representó el triunfo electoral del Frente Popular."
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