El nombre y la obra de J. V. Stalin son inmortales. Los ataques y las calumnias de los enemigos burgueses y revisionistas nunca podrán deslucir sus méritos históricos a los ojos del pueblo soviético, del proletariado internacional y de los pueblos del mundo.
J. V. Stalin se alinea junto a nuestros grandes clásicos, C. Marx, F. Engels y V. I. Lenin. El defendió magistralmente y con singular resolución los principios fundamentales del marxismo-leninismo, los enriqueció y desarrolló aún más en las nuevas condiciones históricas. La obra de J. V. Stalin es un valioso tesoro siempre actual, una poderosa arma en manos del proletariado mundial en la lucha por el triunfo de la revolución, del socialismo y del comunismo.
Al lado de Lenin, J. V. Stalin combatió por el triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre, para fundar y edificar el primer Estado socialista en el mundo. A lo largo de 30 años consecutivos, organizó y dirigió, a la cabeza del Partido Bolchevique y del Estado soviético, la lucha para materializar el genial plan leninista para edificar la sociedad socialista, defender y consolidar incesantemente la dictadura del proletariado, en encarnizada lucha contra los enemigos externos e internos de la Unión Soviética, contra los oportunistas y los revisionistas de toda laya, trotskistas [Trotsky], bujarinistas [Bujarin], nacionalistas burgueses, etc. La edificación del socialismo en la Unión Soviética bajo la dirección de J. V. Stalin constituye una rica experiencia, de la cual los marxista-leninistas han aprendido y siempre aprenderán.
J. V. Stalin nos da un brillante ejemplo de combatiente resuelto contra los enemigos de la clase, el imperialismo y la reacción, en defensa de las conquistas de la revolución, de la dictadura del proletariado y de la patria socialista. Como gran estratega, dirigió la Gran Guerra Patria [Segunda Guerra Mundial] del pueblo soviético y la condujo a una victoria de importancia histórica mundial. Bajo su dirección, el ejército soviético sostuvo el peso principal de la Guerra Antifascista [Segunda Guerra Mundial] y dio una decisiva contribución al desbaratamiento del fascismo y a la liberación de los pueblos avasallados.
J. V. Stalin pertenece a todo el comunismo internacional, al proletariado y a los trabajadores del mundo entero. Como gran internacionalista proletario y eminente dirigente del movimiento comunista internacional, ha jugado un gran papel engrandeciéndolo y fortaleciéndolo, en la bolchevización de los partidos comunistas y en la elaboración de una estrategia y táctica correctas, revolucionarias, lo que condujo a la formación del campo socialista y al desarrollo del movimiento revolucionario y de liberación de los pueblos.
A él corresponde el mérito histórico de haber descubierto y denunciado la traición de la dirección revisionista yugoslava [I. Broz Tito], que fue la primera variante del revisionismo [socialismo autogestionado] moderno en el poder. Contrariamente a los intentos de los revisionistas soviéticos [Jruchev y Brezhnev; Gorbachev, posterior], chinos [Deng Xiaoping] y demás de rehabilitar al revisionismo yugoslavo [expulsado en 1948, readmitido por Jruschev; I. Broz Tito], la vida ha confirmado enteramente la valoración de Stalin, según el cual el titismo [I. Broz Tito] ha sido y sigue siendo una agencia del imperialismo [socialismo autogestionado], cuyo objetivo es dividir el movimiento comunista, sabotear la revolución y minar la lucha de liberación de los pueblos.
J. V. Stalin era un íntimo y querido amigo del pueblo albanés. En los ardorosos años de la Lucha de Liberación Nacional el nombre y la obra de J. V. Stalin se convirtieron para nuestro pueblo en un símbolo de lucha y de victoria sobre los ocupantes fascistas y los traidores del país; miles de guerrilleros albaneses, con su nombre en los labios, combatieron heroicamente y dieron su vida por la liberación de la Patria. En los difíciles momentos de los primeros años después de la Liberación J. V. Stalin, como un verdadero internacionalista, dio al pueblo albanés una importante ayuda para la defensa de sus derechos en la arena internacional, para la restauración del país devastado por la guerra, para la edificación y la defensa del socialismo.
J. V. Stalin ha sido y sigue siendo un gran marxista-leninista. Su obra, independientemente de las calumnias de los revisionistas soviéticos [idem], titistas [idem], chinos [Deng Xiaoping] y eurocomunistas [Berlinguer: Italia; Carrillo: España; Marchais: Francia], es y será también en el futuro bandera de lucha y de victoria para el proletariado mundial y terror para los enemigos de la revolución, del socialismo y de la dictadura del proletariado. La campaña contra J. V. Stalin, emprendida por los revisionistas jruschovistas [N.S. Jruchev] en su tristemente célebre XX Congreso, como ha recalcado hace tiempo nuestro Partido, no tenía otro objetivo que repudiar el leninismo, abrir paso a la restauración del capitalismo en la URSS y otros países, golpear a las verdaderas fuerzas revolucionarias marxista-leninistas, hacer degenerar a los partidos comunistas y sabotear la revolución. Marchando en este camino, la camarilla revisionista de Jruschov y Brezhnev liquidó las conquistas de la Revolución Socialista de Octubre, la luminosa obra de V. I. Lenin y J. V. Stalin y transformó la Unión Soviética de centro de la revolución mundial en un Estado socialimperialista.
Nuestro Partido ha considerado y considera la defensa de J. V. Stalin y de su obra como una importante cuestión de principios. Defender a J. V. Stalin significa defender al marxismo-leninismo, la revolución, el socialismo, la dictadura del proletariado, ser combatiente resuelto contra el imperialismo, la burguesía internacional y toda suerte de revisionismo, defender la causa de la libertad y la independencia de los pueblos, mantener en alto la bandera del internacionalismo proletario.
Extracto de la decisión del Comité Central[Enver Hoxha] del Partido del Trabajo de Albania para conmemorar el centenario del nacimiento de J. V. Stalin
Tirana, 20 de marzo de 1979.
Introducción de las Obras Escogidas en un tomo de Stalin; Editorial Nentori, Tirana 1979.