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    Algunas lecciones de la "revolución cultural" - José María Rodríguez Gómez - web Socialismo científico

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    Algunas lecciones de la "revolución cultural" - José María Rodríguez Gómez - web Socialismo científico Empty Algunas lecciones de la "revolución cultural" - José María Rodríguez Gómez - web Socialismo científico

    Mensaje por RioLena Dom Dic 29, 2019 11:20 am

    Algunas lecciones de la "revolución cultural"

    José María Rodríguez Gómez
    - web Socialismo científico

    ►en el Foro en 4 mensajes


    En 1966 se desencadenó en China la “Gran Revolución Cultural Proletaria” que duraría en la práctica hasta 1976. Ese acontecimiento tuvo una enorme repercusión no sólo en China y el Tercer Mundo, sino también en todo el hemisferio occidental.

    Al igual que muchos comunistas chinos encabezados por Mao Zedong, muchos comunistas en Occidente estaban muy descontentos por el papel de Kruschev lanzando graves acusaciones contra Stalin una vez muerto éste. Para una parte minoritaria de quienes entonces militábamos en organizaciones comunistas en España, la revolución cultural en China suponía un ¡basta ya! contra las desviaciones del marxismo leninismo de la nueva dirección de Kruschev.

    También era un insulto inaceptable al marxismo leninismo la unidad ideológica entre la nueva dirección soviética y el imperialismo estadounidense en contra del máximo dirigente artífice de la victoria contra el nazismo, Joseph Stalin. (Es de significar que en aquellas fechas en la España de la dictadura terrorista de Franco, los trotskistas y anarquistas tan abundantes hoy, prácticamente no existían).

    En España ello se unía, como gota que colma el vaso, al aspecto esencial del descontento: la política de colaboración con la oligarquía de la dirección del PCE dirigido por Santiago Carrillo que presuponía la reforma de la dictadura del capital monopolista.

    Pero la mayoría del movimiento comunista occidental, y español, continuó al lado de la nueva dirección soviética, emergiendo a partir de ahí el llamado “eurocomunismo” y posteriormente a la llegada de Bresnev los llamados partidos “pro-soviéticos”.

    El “gran salto adelante”
    Aunque la revolución cultural china tuvo características más destructivas y prolongadas, ésta tuvo un antecedente: el “Gran Salto Adelante”. Este fue un movimiento que duró unos dos años para aumentar la producción de manera máxima, especialmente la de acero, en la industria y también de productos agrícolas en el campo. Sus resultados prácticos fueron un fracaso. Hubo un gran aumento de la producción de acero, pero gran parte de ella de escasa o nula calidad y en detrimento de otros sectores en los que muchos trabajadores dedicaban algún tiempo para aumentar la producción de acero. El acero era fabricado por todas partes, ciudades, pueblos y comunas, llegando a mezclar diferentes metales en hornos caseros durante el proceso de fundición. Ello hizo que buena parte del acero producido fuera de mala o muy mala calidad.

    En el campo se llevó a cabo la colectivización y para aumentar la producción se ideó la matanza de pájaros para evitar que se comieran las semillas. Pero ello produjo una baja espectacular en la producción agrícola de 1959 debido a que al disminuir en gran cantidad los pájaros, aumentaron en gran cantidad los insectos que provocaron enormes pérdidas (junto con el tiempo dedicado por los campesinos a crear fundiciones caseras para el acero).

    El fracaso del Gran Salto Adelante supuso una relativa autocrítica de Mao y su desplazamiento del trabajo diario del gobierno hacia Liu Shaochi y Deng Xiaoping. Pero el desencadenamiento de la revolución cultural en 1966 supuso la reafirmación de Mao y la eliminación política total o parcial de quienes habían restaurado el orden socialista y el desarrollo económico en el país de 1960 a 1966.

    La “Gran Revolución Cultural Proletaria”
    La “revolución cultural” china consideraba que para evitar el peligro de restauración capitalista en China que Mao Zedong ya veía inevitable en la URSS, es necesario continuar considerando la lucha de clases como la tarea central. Por tanto había que continuar el proceso de agitación y propaganda, de educación ideológica de la revolución proletaria, eliminando a los seguidores del “camino capitalista” dentro del partido y en la sociedad.

    Es más se considera que en el futuro ha de haber más revoluciones culturales para evitar el peligro de restauración. En el proceso de la revolución cultural adquirieron especial protagonismo por un lado Lin Biao, elegido por el propio Mao como sucesor y editor del Libro Rojo, que intentó posteriormente apartar a Mao. Lin Biao se vio desautorizado y descubierto al preparar un intento de golpe de estado y murió huyendo en vuelo hacia la URSS en 1971. Por otra parte la llamada banda de los cuatro (según la definición del propio Mao a mediados de la década de los 70) formada por la esposa de Mao y otros tres dirigentes.

    Lin Biao y la banda de los cuatro crearon un ambiente de fanatismo alrededor de la figura de Mao, estimulando el culto feudal a su persona, dotándolo de supuesta infalibilidad divina. La banda de los cuatro llegó a formular los antimarxistas dos “todo lo que sea” formulada en el editorial titulado “Estudiar bien los documentos para aprehender la clave”: “Debemos mantener con firmeza todo lo que sea una decisión que haya sido tomada por el Presidente Mao y seguir invariablemente todo lo que sea una instrucción que haya sido impartida por él”.

    Al mismo tiempo, consideraban que “es preferible ser rojo a ser experto”, “es preferible un trabajador sin cultura”, “poseer más conocimientos es ser más reaccionarios” y etiquetaron como “enemigo número 9” e “intelectuales burgueses” a los intelectuales, artistas, técnicos y científicos y enviaron gran cantidad de ellos a trabajar en el campo para “reeducarse”, haciendo retroceder el nivel de la ciencia, de la tecnología y la cultura en toda China.

    Durante la revolución cultural se impulsó el sistema de distribución del “igualitarismo” de “comer todos de una olla común”, se eliminó de hecho la autoridad de las organizaciones del partido suplantándola con las decisiones de “comités revolucionarios” y los “guardias rojos”, se eliminó la autoridad jerárquica suplantándola con “movilizaciones revolucionarias de las masas” y se ensalzó el llamado “comunismo de los pobres”.

    Como consecuencia de todo ello, muchos comunistas y personas de las masas fueron etiquetados como “contrarrevolucionarios” y fueron víctimas de represión arbitraria.
     


    Última edición por RioLena el Dom Dic 29, 2019 11:26 am, editado 1 vez
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    Mensaje por RioLena Dom Dic 29, 2019 11:22 am

    El socialismo con características chinas
    El 4 de abril de 1976, tres meses después del fallecimiento de Zhou Enlai, tuvo lugar en Beijing y en otras ciudades del país, un amplio movimiento de masas en memoria de Zhou Enlai, en protesta contra la banda de los cuatro y en señal de rechazo a las criticas contra Deng Xiaoping. La represión de la banda de los cuatro, origino una gran concentración de protesta en la Plaza de Tian’anmen que a pesar de ser calificada por Mao de “incidente contrarrevolucionario”, sentó las bases de masas para la liquidación de la banda de los cuatro y el final de la revolución cultural.

    En diciembre de 1978, la III Sesión Plenaria del XI Comité Central sentó las bases teóricas y prácticas decisivas para iniciar el proceso de reforma y apertura y la construcción del socialismo con características chinas. A partir de esa sesión histórica y en los años siguientes se tomaron las siguientes medidas:

    Se desplazó el centro de actividad del partido y del gobierno a las cuatro modernizaciones de la agricultura, industria, tecnología y defensa, guiadas por los cuatro principios fundamentales (persistir en el camino socialista, persistir en la dictadura del proletariado, persistir en la dirección del Partido Comunista y persistir en el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong).

    Se desechó que la lucha de clases y una nueva revolución pudieran ser las tareas centrales, por ser ello contrario al carácter socialista de la realidad de China y al marxismo. Una vez tomado el poder la contradicción esencial pasa a ser entre el débil y limitado desarrollo de las fuerzas productivas y la creciente demanda del pueblo.

    Se restauró la dirección del partido y la disciplina jerárquica en el ejército, considerando anarquismo los intentos de suplantarlos con comités paralelos o “movilizaciones de las masas” y “dazibao”. Se restauraron las personas y dirigentes victimas de la represión arbitraria durante la revolución cultural.

    Se descartó el “igualitarismo” de “comer todos de una olla común” por ser un criterio de distribución ajeno tanto a la fase socialista (a cada cual su trabajo) como a la comunista (a cada cual según sus necesidades). Se determinó que China se encontraba en la fase primaria del socialismo y que dicha fase podría durar 100 años desde la creación de la República Popular. Sobre esa base se estableció el sistema de distribución sobre la base de la aportación práctica, concreta, de cada cual al desarrollo de las fuerzas productivas y no sobre la base de su posición política teórica. Teniendo en cuenta el gran peso de miles de años de feudalismo en la sociedad china, se impulsó las inversiones extranjeras, y la existencia del sector de economía privada para estimular la competitividad y la iniciativa y como complemento necesario y estímulo de la columna vertebral de la economía estatal y pública socialista.

    Se desechó el concepto de “comunismo de los pobres” por considerarlo ajeno al marxismo leninismo y al pensamiento de Mao Zedong. La sociedad comunista es lo contrario a la pobreza, presupone la gran riqueza material y espiritual de la sociedad. La sociedad socialista, en esa dirección, no puede ser considerada como tal, si no avanza en las satisfacciones materiales y espirituales de las masas y es capaz de eliminar con relativa rapidez la pobreza y escasez heredadas del viejo sistema social.

    En el terreno teórico se desecharon los pronunciamientos teóricos al margen de la práctica y del desarrollo de las fuerzas productivas, como algo ajeno al marxismo y a las necesidades de las masas de China. Se combatió como propio del feudalismo el culto a las personas por muy eminentes que éstas sean, el fanatismo y el patriarcalismo. Se asumió que la educación ideológica para que las masas hagan suyo el socialismo, sólo tiene eficacia en la medida que va acompañada y precedida por el desarrollo material para eliminar la pobreza y la escasez, sin lo cual queda en palabrería vacía.

    Con respecto a Mao Zedong se hizo una evaluación de 70% positiva y 30% negativa, considerando que el pensamiento de Mao Zedong prevaleció sobre los errores de los últimos años de su vida. Se estableció que un condicionante esencial de dichos errores de Mao fue el largo periodo de varios siglos de feudalismo en China, con la consecuencia del culto fanático a su persona permitido por él y las actitudes patriarcales, lo cual originó su separación con respecto a la realidad objetiva, a las masas y a sus necesidades reales. La elección personal de sucesores como Lin Biao y Hua Kuofeng es una práctica propia del feudalismo, inferior incluso al capitalismo.

    El pensamiento Mao Zedong representa todo lo correcto que hizo en su vida, especialmente la aplicación y desarrollo del marxismo leninismo a las condiciones de China en los terrenos del carácter de la revolución china que posibilitó la toma del poder y el aplastamiento de la supremacía del imperialismo y el feudalismo, la estrategia, táctica con la sucesiva política de alianzas, la filosofía, especialmente la existencia universal de la contradicción en sus diferentes niveles, la relación entre práctica y teoría y el desarrollo del concepto marxista del conocimiento en base a buscar la verdad en los hechos y la política internacional sobre la base de la teoría de los 3 mundos. Los errores de Mao en los últimos años de su vida estaban en completa contradicción con el pensamiento de Mao Zedong.

    Se consideró que puesto que el feudalismo es una etapa histórica anterior e inferior al capitalismo, suponía intentar dar la vuelta al carro de la historia a preferir la pobreza extrema y la ociosidad (el comunismo primitivo de la banda de los cuatro) a la iniciativa privada y a la creación de empresas competitivas exigentes con una moderna gestión y producción.

    En ese sentido, la existencia de determinadas formas capitalistas sometidas a la columna vertebral estatal y pública del estado socialista en la sociedad china es inevitable en el proceso histórico hasta eliminar todo vestigio de feudalismo y consolidar la modernización. La existencia de empresarios del sector privado en países socialistas como China o Vietnam durante todo ese periodo no supone la existencia de la burguesía como clase en la medida que no pueden realizar actividades contrarias al estado socialista, ni pueden controlar el sistema financiero ni la economía central de la nación. En todo caso la existencia de ese sector privado es siempre preferible a tener la mitad del terreno cultivable en el campo, ocioso, sin trabajar, como ha pasado y se está rectificando ahora en Cuba.

    La apropiación privada de plusvalía no se realiza solamente en el marco de las empresas y empresarios privados. Mucho más ocurre bajo el sistema de distribución “igualitario” de “comer de una olla común” de la “revolución cultural”. Quien no trabaja se apropia de la plusvalía de quienes trabajan. Quien trabaja menos se apropia se la plusvalía de quien trabaja más. Con el agravante de que al final, el resultado es que no trabaja nadie o todos trabajan lo mínimo.

    Respecto a la reunificación de la patria, su materialización sólo sería factible sobre la base de “un país, dos sistemas”. El desarrollo de la República Popular China es indispensable para materializar la reunificación y no basta sólo las declaraciones patrióticas pues el mejor patriotismo es el desarrollo. Del mismo modo, debido al reconocimiento de las diferencias del punto de partida entre los territorios, se establece un estatus de verdadera autonomía durante al menos 50 años.

    En el terreno internacional se reafirma que China nunca será una superpotencia independientemente de su nivel de desarrollo. Se ratifica la coexistencia pacífica y se elude todo reconocimiento entre estados en base a ideología, partiendo de la base de que sólo cada pueblo puede decidir su propio camino, porque sólo cada pueblo y cada partido en cada país puede llegar a conocer su realidad social

    y posibilitar su transformación. El origen de esta posición es el criterio marxista de que, en general, los factores determinantes en el desarrollo de los fenómenos son los internos. Como consecuencia, el conocimiento sólo puede adquirirse mediante el contacto permanente con la propia realidad social y la lucha para transformarla.

    El valor real o ficticio de las autodefiniciones solo puede ser avalada por la práctica social de cada momento en el propio país y si sirven o no, al desarrollo de las fuerzas productivas en beneficio de cada pueblo bajo el socialismo, o a la transformación social y cambio de clases en el poder bajo el capitalismo. Del mismo modo, en la política internacional, la imposición extranjera por la fuerza a otros pueblos, no puede ser justificada o aprobada en nombre de una ideología, sea cual sea, y se torna a la corta o a la larga en contra de ésta.

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    Mensaje por RioLena Dom Dic 29, 2019 11:23 am

    Repercusión en España
    La “revolución cultural”, fue como he dicho antes la gota que colma el vaso del descontento contra los “revisionistas”: la política de colaboración con la oligarquía de la dirección del PCE dirigido por Santiago Carrillo que presuponía la reforma de la dictadura del capital monopolista. Tuvo un fuerte impacto, aunque minoritario, en un sector de las filas comunistas en la clandestinidad, provocando diversas escisiones “pro-chinas” en el PCE (PCE (i), ORT) y orientando al PCE (m-l) creado 2 años antes de la “revolución cultural”. Entre todos ellos, el PCE(i) después daría origen al mayor partido revolucionario europeo que llegó a tener mayor influencia en las masas, el Partido del Trabajo de España, PTE.

    El PCE(i) llegó a intentar aplicar la “revolución cultural” china al interior del partido en España, exigiendo la “proletarización” y “bolchevización” de sus militantes. Los camaradas de origen de clase pequeño-burgués debían entrar a trabajar en las fábricas para reeducarse y todos los militantes debían llevar una entrega absoluta al partido, aportando todo su tiempo y dinero disponible al partido. Incluso, se les recomendaba-exigía no tener hijos para de esa forma tener más tiempo y dinero para el partido. Sin embargo los jefes del Comité Central tenían bula especial y arbitraria para ellos mismos y ejercían de hecho una dictadura fascista con los militantes de base. Posteriormente, el PTE que surgió de él, la ORT, el PCE(r), el PCE(m-l) rompieron sólo en cierta medida con ese funcionamiento arbitrario pero continuaron la dependencia unos respecto a China, a Albania o a Rumania.

    Cuando se produce el final de la “revolución cultural” china y el comienzo de la reforma y apertura en China, todos esos partidos continúan plenos de prepotencia, pero quedan bloqueados ideológicamente, habiendo creado “sindicatos asamblearios” de cada partido, estos que llegan a tener una cierta influencia decrecen debido al sectarismo de los diferentes partidos y poco después éstos prácticamente desaparecen, incapaces de poner en primer lugar el realizar un análisis concreto de la realidad concreta de la lucha de clases en España, de los movimientos de masas y sus enseñanzas y del verdadero carácter de la reforma española como continuación de la dictadura del capital monopolista. Igualmente son incapaces de entender la diferencia de tareas entre el proletariado de un país socialista y el de un país capitalista, confundiendo la lucha de clases con las relaciones entre estados de diferente régimen social, pretendiendo que los países socialistas deben aplicar la lucha de clases al “internacionalismo”. A ello contribuye el papel beligerante y propagandístico de Cuba al servicio del “resurgimiento” del falso “leninismo” y “estalinismo” de Bresnev y su falso “internacionalismo” que enmascara intervenciones e invasiones en países extranjeros.

    Al calor de esta “nueva” política del continuador de Kruschev, y ya en plena “democracia española” de la dictadura del capital monopolista, surgen los partidos pro soviéticos, llenos de dogmatismo en lo ideológico y de reformismo en lo político, PCPE, PCOE, PCC y otros que cambian de patrocinio, PCE(r). Ninguno de ellos establece diferencias con los “revisionistas” en la práctica de la lucha de clases, a excepción del PCE(r) que apoya unas supuestas “acciones guerrilleras de resistencia”,se limitan a hacer de portavoz de la URSS y/o Cuba y a veces, beligerantes ataques contra el “revisionismo” chino. También realizan ardientes llamamientos revolucionarios propagandísticos.

    EL PCE, principal valedor de la reforma de la dictadura del capital monopolista español, queda sumido en el reformismo, pero al mismo tiempo, al ser los únicos que mantienen una línea coherentemente reformista, y ante la necesidad del estado de contar con una izquierda “constitucional” al PSOE, mantienen un relativo protagonismo en la llamada “izquierda”.

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    Mensaje por RioLena Dom Dic 29, 2019 11:25 am

    Conclusiones
    La realidad actual demuestra en la práctica varios aspectos importantes:

    La política de reforma y apertura en China ha sacado de la miseria a 500 millones de personas en 30 años en un país un 23% de la población mundial y solo el 7% del terreno cultivable. Y ello sin invasiones a otros países y con una política de igualdad y beneficio mutuo, de ganar-ganar con todos los países y especialmente con el tercer mundo. Es un caso único en la historia de la humanidad, un país que emerge con tal rapidez de manera pacífica a pesar de las continúas provocaciones externas tanto de los imperialistas como de “izquierdas radicales y/o “comunistas” (verdaderos anarco-trotskistas) estimulados de hecho por el imperialismo y la permanente campaña anti-China de sus medios totalitarios de manipulación de masas de Occidente.

    La derrota de la “revolución cultural” supone la derrota de la ideología feudal en China y la recuperación del marxismo elevándolo y desarrollándolo a un nivel superior.

    Las etapas históricas, sociedades primitivas, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo y comunismo son sucesivas y no se pueden obviar.

    El mayor aporte al internacionalismo hoy es el desarrollo socialista de casi la cuarta parte de la humanidad ante el panorama de recesión del capitalismo internacional.

    En la práctica, y cada vez más China se convierte en el referente principal de la lucha por su emancipación en el tercer mundo y en los países socialistas. Sin embargo, China no pretende guiar a los demás países, ni decir a los demás lo que han de hacer. Algunos países socialistas han tenido también ellos que rectificar sus anteriores políticas para intentar superar el estancamiento y eliminar sus graves ataques a la República Popular China.

    De la misma manera que en la lucha de clases existe una vanguardia comunista y ésta no puede deshacerse esperando que el conjunto de las masas adquieran espontáneamente el nivel ideológico, político y organizativo del partido, en la construcción económica socialista es necesario que la vanguardia de los más esforzados y abnegados trabajadores abran la brecha en el desarrollo material y alcancen antes que el resto, sirviéndoles de ejemplo y gracias a su esfuerzo, su elevación profesional y productiva y por tanto su bienestar económico.

    La madurez de una ideología es como la de las personas. Se adquiere con el sucesivo conocimiento del análisis de la práctica que se vive y transforma, especialmente, de las lecciones de los fracasos

    Con respecto a España:

    Permanecen las secuelas de las posiciones o bien del reformismo pro-monopolista, o bien de dogmatismo reformista en el movimiento comunista. Es el dominio de las declaraciones, para justificar la ausencia de análisis concreto de la realidad concreta y el compromiso práctico para luchar con los problemas de las masas para transformar el movimiento. Hay algún intento (PCOE) para partir de los problemas del pueblo pero intentando construir “movimientos de masas” controlados orgánicamente desde el comienzo por el “partido”, repitiendo los viejos errores de prepotencia y burocratismo del PCE(m-l) PTE y la ORT.

    Ello ocurre por su temor a realizar un análisis riguroso del pasado pues ello les llevaría a una autocrítica consecuente que aún no están dispuestos a asumir. Ello les hace no analizar la experiencia tanto positiva como negativa de la lucha de clases en España, por parte de todos los grupos proclamados comunistas y por parte de las masas.

    El “internacionalismo”, o mejor dicho la exigencia de “internacionalismo” a China y la “política solidaria” se han convertido en coartada permanente para no enfrentarse al enemigo monopolista en España, y sí enfrentarse de una u otra manera a China, abiertamente o sutilmente, por activa o por pasiva. El estado monopolista promueve ese tipo de actividades a fin de desviar el frente principal de los “comunistas”. El estado monopolista está muy interesado en que las masas sigan relacionando el comunismo con la miseria, la arbitrariedad y el culto fanático y divino al “gran líder” y el capitalismo con el desarrollo y la democracia. No se entiende aún que internacionalista no es el que pide, sino el que aporta.

    Tanto las erróneas ideas de la “revolución cultural”, como de la URSS de Bresnev, como las del apoyo a la dictadura del estado monopolista, tildada de “democracia” siguen impidiendo el surgimiento de la vanguardia comunista. El hecho de que cada pueblo y cada partido debe realizar su propia reflexión critica y autocrítica, de que hay que derribar el muro creado que impide analizar el pasado y el presente concreto porque sin ello no puede establecerse una estrategia ni política ni organizativamente acertada en el propio país, es una enorme responsabilidad aún no asumida de forma consecuente. En realidad, el temor a abordar críticamente el pasado y aplicar sus lecciones al presente, es una consecuencia en lo ideológico del silencio consensuado en España acerca del pasado del franquismo.

    Aprender las lecciones que nos ofrece el fracaso de la “revolución cultural”, no significa aplicar en otro país todo el camino propio de China, sino comprender la realidad actual del desarrollo del marxismo, apoyar a todos los países socialistas respetando sus características y la diversidad de los diferentes países en función de su desarrollo económico, social y político. Ello reafirma la necesidad de contar cada pueblo con sus propios esfuerzos, sin esperar que un acontecimiento exterior nos libere. Esa es la otra carga a superar que tenemos en España, donde desde sus inicios en 1921 el movimiento comunista ha confiado en el exterior, primero para tomar el poder ganando la guerra con la ayuda soviética, después para derrocar el franquismo (tras la victoria soviética en la II Guerra Mundial) y ahora para ser liberados por una supuesta “internacional”.


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    Mensaje por RioLena Dom Dic 29, 2019 11:26 am

    DEl mismo autor está publicado en el Foro:

    El dogmatismo, la otra cara del oportunismo

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    Mensaje por sorge Dom Dic 29, 2019 8:10 pm

    Ya que esta web no se actualiza desde el 2015,Seria interesante saber que opina este autor de la intervencion de rusia en siria.

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