Los imperialistas deberán ser derrocados por sus propios pueblos
José María Rodríguez Gómez - web Socialismo científico - año 2011
La intervención de la OTAN en Libia, tutelando a los llamados “rebeldes” ha creado una situación crítica en dicho país. Todas las fuerzas imperialistas se han unido para derrocar el gobierno de un pais de 6 millones de habitantes, para robar su petróleo y comenzar así una nueva colonización de África. Los “rebeldes” de Al Qaeda son títeres en sus manos, lo han sido siempre, incluso cuando los oscuros atentados del 11-S.
La clase obrera de los países imperialistas, sin partidos comunistas con influencia en ellos, con una crisis que está liquidando conquistas anteriores, ha permanecido en la pasividad, si exceptuamos algunos actos testimoniales, en la guerra que han desencadenado “nuestros” gobiernos.
Quienes nos declaramos en el campo del marxismo en España, no hemos sido capaces de impedir esta nueva agresión imperialista del ejército del estado monopolista español. Los trostkistas incluso, la han justificado en cierta medida, metiendo en el mismo saco a "sus" imperialistas y al gobierno libio.
En estas circunstancias ¿quién meterá en cintura las reiteradas agresiones a otros pueblos de las potencias imperialistas, incluida la nuestra?
Para entender el presente hay que conocer primero las lecciones del pasado.
El partido bolchevique de Lenin, durante los primeros años de la revolución soviética mantenía la necesidad de la revolución mundial. El ascenso de la lucha revolucionaria del proletariado en Europa así lo hacía entrever. Sin embargo, sectores importantes de la socialdemocracia alemana y de otros países europeos traicionaron la lucha revolucionaria, dejándose sobornar por sus estados, y así quebraron la posibilidad de revolución mundial.
Ello fue lo que dio origen a las posiciones enfrentadas entre Trostky y Stalin. Mientras éste mantenía que había que continuar la construcción socialista en la URSS aunque fuera sin el apoyo de nuevos estados proletarios europeos, Trostky mantenía que sin ese apoyo era imposible el socialismo en la URSS, y que había que intervenir como fuera para que los países europeos se unieran al proceso revolucionario soviético y hacerlo mundial.
En 1991, la URSS se vino abajo y con ella los diferentes países socialistas del este europeo. Los trostkistas ven en ello la confirmación de las posiciones de Trostky. Pero se equivocan porque la URSS no se vino abajo porque estuviera sola en el mundo como país socialista, sino por propios errores en el Partido, al ser la primera revolución proletaria.
A partir de vencer al nazismo, la dirección de la URSS dirigida por Stalin cayó en cierto envanecimiento, ello le llevó a separarse respecto a los problemas de las masas, confundiendo las contradicciones en el seno del pueblo y del partido con las contradicciones con el enemigo, llevando a cabo una supuesta lucha de clases al interior del Partido.
Ello consolidó un núcleo dirigido por Kruschev, que con la excusa de enfrentarse a la arbitrariedad, terminaron por negar el pasado revolucionario del gobierno de Stalin y revisar principios esenciales del marxismo leninismo.
Bresnev llegó a creer que estaban comenzando la construcción de la fase comunista, eliminando en la practica el criterio de distribución de la fase socialista “a cada cual según su trabajo”, ello fomentó la apatía, la reducción de la productividad y la corrupción; unido a ello, dogmatizaron la planificación socialista oponiendola al mercado, cuando la planificación y el comercio y por tanto el mercado son necesario durante toda la fase de desarrollo socialista, pues la ley del valor y el derecho burgués desaparece en el comunismo, no en el socialismo. Como consecuencia de dichas errores se impidió la iniciativa de las masas, redundando todo ello en el estancamiento.
En la arena internacional, la URSS, so pretexto de internacionalismo proletario, ante el imperialismo estadounidense, utilizó reiteradamente su derecho de veto en la ONU y siendo consecuente en la práctica con ello, le llevó a la carrera armamentística con EE.UU. y a realizar intervenciones militares en otros países. También subvencionó generosamente a países del COMECON. Ello no hizo más que aumentar las dificultades económicas, el estancamiento y la escasez del pueblo soviético.
Cuando se produzco la restauración capitalista en 1991, el glorioso Ejército Rojo y las masas proletarias soviéticas permitieron pacíficamente dicha restauración. Ello demuestra que el autoderrumbe de la URSS se debió a los errores, desviaciones y traiciones internas en el Partido Comunista más que a la intervención del enemigo exterior.
Obviando los errores anteriores que provocaron el colapso de la URSS, en la actualidad, en España, muchos marxistas consideran que el papel de la antigua URSS en la arena internacional debiera jugarlo una China en ascenso. Sin embargo, dicho planteamiento no tiene en cuenta varios hechos fundamentales:
1) Los errores que llevaron al fracaso a la URSS, no se debieran repetir. China, aunque ocupa hoy ya el segundo lugar como potencia mundial, tiene 1.300 millones de personas. Su nivel de vida promedio está aún bastante por debajo de países como España. China continuará siendo por varios decenios más un país en vías de desarrollo.
2) Según demuestra el fracaso de la revolución alemana debido a la traición de la socialdemocracia, durante la revolución bolchevique en la URSS; según demuestra también, el fracaso de nuestra clase obrera y su Partido en la guerra civil, por mucho estímulo que suponga la existencia de un poderoso pais socialista, ello no es suficiente para el triunfo revolucionario en otros países. El factor determinante es si el pueblo de cada país es capaz, si está en condiciones de tomar el poder o no en su propio país.
3) EE.UU. fue derrotado en la guerra de Vietnam, sin embargo, ello no le impidió continuar y acrecentar su papel imperialista en el mundo. Igualmente ocurrió con Alemania, su derrota en la Iª y IIª guerra mundial no le ha impedido mantener hoy su carácter imperialista. Igualmente, las derrotas de España en el pasado como potencia colonial, tampoco le ha impedido ser hoy una potencia imperialista de segundo orden. Todo ello demuestra que solo el pueblo de EE.UU. puede derrocar a los imperialistas estadounidenses, solo el pueblo alemán puede derrocar a los imperialistas alemanes, solo el pueblo de España puede derrocar a los imperialistas españoles. Sólo de esta manera pueden ser eliminadas en el mundo las intervenciones imperialistas. Desplazar a China la responsabilidad de los triunfos imperialistas en el mundo supone justificar la complicidad objetiva de los comunistas y de los pueblos de EE.UU., Francia, Alemania o España que no somos capaces de derrocar a nuestros estados imperialistas.
En el caso de Libia en la actualidad, se han iniciado otras críticas a China. Este país ha reafirmado su actitud de reconocer estados, y ello tendría como consecuencia la posibilidad de reconocer a un posible gobierno de los “rebeldes”, caso de que éste llegue a controlar el pais. China siempre ha dicho que el reconocimiento diplomático y/o relaciones comerciales con un estado determinado no proviene del reconocimiento de su régimen social, sino de la coexistencia necesaria de diferentes realidades marcadas por el capitalismo y el socialismo en los diversos países hoy en el mundo.
Plantear que un país socialista no debe reconocer a un nuevo gobierno pro imperialista, significaría para ser consecuente romper relaciones con los estados imperialistas que lo tutelan o imponen. Es una gran contradicción criticar el reconocimiento de un país por el hecho de estar gobernado por elementos pro-imperialistas, mientras se continúa reconociendo y comerciando abundantemente con los estados imperialistas (EE.UU., Francia, España, etc.). Actuar así , significaría utilizar el “no reconocimiento” como mera propaganda demagógica.
Si por el contrario, un país socialista lleva a sus consecuencias lógicas la acción del “no reconocimiento”, el país que así actuara habría elegido la confrontación con todas las potencias imperialistas y capitalistas, dejando en un segundo o tercer plano la construcción del socialismo, mientras, en el mundo actual, los pueblos de las potencias capitalistas permanecen en la pasividad.
Hace 2 meses en el artículo “La leyenda del poblado desierto: EE.UU. continúa a la ofensiva” decíamos: “Las dificultades económicas de EE.UU. son reales y no está descartada una nueva recaída, pero conserva la capacidad de control ideológico de su clase obrera y ese es el aspecto esencial para que la crisis no suponga un cambio de dominación de clase en la superpotencia."
Esa es la realidad objetiva de hoy, no sólo en EE.UU. sino en Europa y España. Mientras esa realidad de pasividad y acomodo de la clase obrera del primer mundo no sea cambiada, el imperialismo continuará oprimiendo, además de al suyo, a otros pueblos. Corresponde a los partidos comunistas de nuestros países la grave responsabilidad histórica de cambiar dicha pasividad y acomodo de la clase obrera hasta cambiar el carácter de clase en cada país imperialista. Intentar trasladar esa nuestra responsabilidad a otros no hace más que empañar nuestro carácter de comunistas, y fomentar la pasividad de nuestra clase.
José María Rodríguez Gómez - web Socialismo científico - año 2011
La intervención de la OTAN en Libia, tutelando a los llamados “rebeldes” ha creado una situación crítica en dicho país. Todas las fuerzas imperialistas se han unido para derrocar el gobierno de un pais de 6 millones de habitantes, para robar su petróleo y comenzar así una nueva colonización de África. Los “rebeldes” de Al Qaeda son títeres en sus manos, lo han sido siempre, incluso cuando los oscuros atentados del 11-S.
La clase obrera de los países imperialistas, sin partidos comunistas con influencia en ellos, con una crisis que está liquidando conquistas anteriores, ha permanecido en la pasividad, si exceptuamos algunos actos testimoniales, en la guerra que han desencadenado “nuestros” gobiernos.
Quienes nos declaramos en el campo del marxismo en España, no hemos sido capaces de impedir esta nueva agresión imperialista del ejército del estado monopolista español. Los trostkistas incluso, la han justificado en cierta medida, metiendo en el mismo saco a "sus" imperialistas y al gobierno libio.
En estas circunstancias ¿quién meterá en cintura las reiteradas agresiones a otros pueblos de las potencias imperialistas, incluida la nuestra?
Para entender el presente hay que conocer primero las lecciones del pasado.
El partido bolchevique de Lenin, durante los primeros años de la revolución soviética mantenía la necesidad de la revolución mundial. El ascenso de la lucha revolucionaria del proletariado en Europa así lo hacía entrever. Sin embargo, sectores importantes de la socialdemocracia alemana y de otros países europeos traicionaron la lucha revolucionaria, dejándose sobornar por sus estados, y así quebraron la posibilidad de revolución mundial.
Ello fue lo que dio origen a las posiciones enfrentadas entre Trostky y Stalin. Mientras éste mantenía que había que continuar la construcción socialista en la URSS aunque fuera sin el apoyo de nuevos estados proletarios europeos, Trostky mantenía que sin ese apoyo era imposible el socialismo en la URSS, y que había que intervenir como fuera para que los países europeos se unieran al proceso revolucionario soviético y hacerlo mundial.
En 1991, la URSS se vino abajo y con ella los diferentes países socialistas del este europeo. Los trostkistas ven en ello la confirmación de las posiciones de Trostky. Pero se equivocan porque la URSS no se vino abajo porque estuviera sola en el mundo como país socialista, sino por propios errores en el Partido, al ser la primera revolución proletaria.
A partir de vencer al nazismo, la dirección de la URSS dirigida por Stalin cayó en cierto envanecimiento, ello le llevó a separarse respecto a los problemas de las masas, confundiendo las contradicciones en el seno del pueblo y del partido con las contradicciones con el enemigo, llevando a cabo una supuesta lucha de clases al interior del Partido.
Ello consolidó un núcleo dirigido por Kruschev, que con la excusa de enfrentarse a la arbitrariedad, terminaron por negar el pasado revolucionario del gobierno de Stalin y revisar principios esenciales del marxismo leninismo.
Bresnev llegó a creer que estaban comenzando la construcción de la fase comunista, eliminando en la practica el criterio de distribución de la fase socialista “a cada cual según su trabajo”, ello fomentó la apatía, la reducción de la productividad y la corrupción; unido a ello, dogmatizaron la planificación socialista oponiendola al mercado, cuando la planificación y el comercio y por tanto el mercado son necesario durante toda la fase de desarrollo socialista, pues la ley del valor y el derecho burgués desaparece en el comunismo, no en el socialismo. Como consecuencia de dichas errores se impidió la iniciativa de las masas, redundando todo ello en el estancamiento.
En la arena internacional, la URSS, so pretexto de internacionalismo proletario, ante el imperialismo estadounidense, utilizó reiteradamente su derecho de veto en la ONU y siendo consecuente en la práctica con ello, le llevó a la carrera armamentística con EE.UU. y a realizar intervenciones militares en otros países. También subvencionó generosamente a países del COMECON. Ello no hizo más que aumentar las dificultades económicas, el estancamiento y la escasez del pueblo soviético.
Cuando se produzco la restauración capitalista en 1991, el glorioso Ejército Rojo y las masas proletarias soviéticas permitieron pacíficamente dicha restauración. Ello demuestra que el autoderrumbe de la URSS se debió a los errores, desviaciones y traiciones internas en el Partido Comunista más que a la intervención del enemigo exterior.
Obviando los errores anteriores que provocaron el colapso de la URSS, en la actualidad, en España, muchos marxistas consideran que el papel de la antigua URSS en la arena internacional debiera jugarlo una China en ascenso. Sin embargo, dicho planteamiento no tiene en cuenta varios hechos fundamentales:
1) Los errores que llevaron al fracaso a la URSS, no se debieran repetir. China, aunque ocupa hoy ya el segundo lugar como potencia mundial, tiene 1.300 millones de personas. Su nivel de vida promedio está aún bastante por debajo de países como España. China continuará siendo por varios decenios más un país en vías de desarrollo.
2) Según demuestra el fracaso de la revolución alemana debido a la traición de la socialdemocracia, durante la revolución bolchevique en la URSS; según demuestra también, el fracaso de nuestra clase obrera y su Partido en la guerra civil, por mucho estímulo que suponga la existencia de un poderoso pais socialista, ello no es suficiente para el triunfo revolucionario en otros países. El factor determinante es si el pueblo de cada país es capaz, si está en condiciones de tomar el poder o no en su propio país.
3) EE.UU. fue derrotado en la guerra de Vietnam, sin embargo, ello no le impidió continuar y acrecentar su papel imperialista en el mundo. Igualmente ocurrió con Alemania, su derrota en la Iª y IIª guerra mundial no le ha impedido mantener hoy su carácter imperialista. Igualmente, las derrotas de España en el pasado como potencia colonial, tampoco le ha impedido ser hoy una potencia imperialista de segundo orden. Todo ello demuestra que solo el pueblo de EE.UU. puede derrocar a los imperialistas estadounidenses, solo el pueblo alemán puede derrocar a los imperialistas alemanes, solo el pueblo de España puede derrocar a los imperialistas españoles. Sólo de esta manera pueden ser eliminadas en el mundo las intervenciones imperialistas. Desplazar a China la responsabilidad de los triunfos imperialistas en el mundo supone justificar la complicidad objetiva de los comunistas y de los pueblos de EE.UU., Francia, Alemania o España que no somos capaces de derrocar a nuestros estados imperialistas.
En el caso de Libia en la actualidad, se han iniciado otras críticas a China. Este país ha reafirmado su actitud de reconocer estados, y ello tendría como consecuencia la posibilidad de reconocer a un posible gobierno de los “rebeldes”, caso de que éste llegue a controlar el pais. China siempre ha dicho que el reconocimiento diplomático y/o relaciones comerciales con un estado determinado no proviene del reconocimiento de su régimen social, sino de la coexistencia necesaria de diferentes realidades marcadas por el capitalismo y el socialismo en los diversos países hoy en el mundo.
Plantear que un país socialista no debe reconocer a un nuevo gobierno pro imperialista, significaría para ser consecuente romper relaciones con los estados imperialistas que lo tutelan o imponen. Es una gran contradicción criticar el reconocimiento de un país por el hecho de estar gobernado por elementos pro-imperialistas, mientras se continúa reconociendo y comerciando abundantemente con los estados imperialistas (EE.UU., Francia, España, etc.). Actuar así , significaría utilizar el “no reconocimiento” como mera propaganda demagógica.
Si por el contrario, un país socialista lleva a sus consecuencias lógicas la acción del “no reconocimiento”, el país que así actuara habría elegido la confrontación con todas las potencias imperialistas y capitalistas, dejando en un segundo o tercer plano la construcción del socialismo, mientras, en el mundo actual, los pueblos de las potencias capitalistas permanecen en la pasividad.
Hace 2 meses en el artículo “La leyenda del poblado desierto: EE.UU. continúa a la ofensiva” decíamos: “Las dificultades económicas de EE.UU. son reales y no está descartada una nueva recaída, pero conserva la capacidad de control ideológico de su clase obrera y ese es el aspecto esencial para que la crisis no suponga un cambio de dominación de clase en la superpotencia."
Esa es la realidad objetiva de hoy, no sólo en EE.UU. sino en Europa y España. Mientras esa realidad de pasividad y acomodo de la clase obrera del primer mundo no sea cambiada, el imperialismo continuará oprimiendo, además de al suyo, a otros pueblos. Corresponde a los partidos comunistas de nuestros países la grave responsabilidad histórica de cambiar dicha pasividad y acomodo de la clase obrera hasta cambiar el carácter de clase en cada país imperialista. Intentar trasladar esa nuestra responsabilidad a otros no hace más que empañar nuestro carácter de comunistas, y fomentar la pasividad de nuestra clase.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]