Algunas lecciones de la "revolución cultural"
José María Rodríguez Gómez - web Socialismo científico
►en el Foro en 4 mensajes
En 1966 se desencadenó en China la “Gran Revolución Cultural Proletaria” que duraría en la práctica hasta 1976. Ese acontecimiento tuvo una enorme repercusión no sólo en China y el Tercer Mundo, sino también en todo el hemisferio occidental.
Al igual que muchos comunistas chinos encabezados por Mao Zedong, muchos comunistas en Occidente estaban muy descontentos por el papel de Kruschev lanzando graves acusaciones contra Stalin una vez muerto éste. Para una parte minoritaria de quienes entonces militábamos en organizaciones comunistas en España, la revolución cultural en China suponía un ¡basta ya! contra las desviaciones del marxismo leninismo de la nueva dirección de Kruschev.
También era un insulto inaceptable al marxismo leninismo la unidad ideológica entre la nueva dirección soviética y el imperialismo estadounidense en contra del máximo dirigente artífice de la victoria contra el nazismo, Joseph Stalin. (Es de significar que en aquellas fechas en la España de la dictadura terrorista de Franco, los trotskistas y anarquistas tan abundantes hoy, prácticamente no existían).
En España ello se unía, como gota que colma el vaso, al aspecto esencial del descontento: la política de colaboración con la oligarquía de la dirección del PCE dirigido por Santiago Carrillo que presuponía la reforma de la dictadura del capital monopolista.
Pero la mayoría del movimiento comunista occidental, y español, continuó al lado de la nueva dirección soviética, emergiendo a partir de ahí el llamado “eurocomunismo” y posteriormente a la llegada de Bresnev los llamados partidos “pro-soviéticos”.
El “gran salto adelante”
Aunque la revolución cultural china tuvo características más destructivas y prolongadas, ésta tuvo un antecedente: el “Gran Salto Adelante”. Este fue un movimiento que duró unos dos años para aumentar la producción de manera máxima, especialmente la de acero, en la industria y también de productos agrícolas en el campo. Sus resultados prácticos fueron un fracaso. Hubo un gran aumento de la producción de acero, pero gran parte de ella de escasa o nula calidad y en detrimento de otros sectores en los que muchos trabajadores dedicaban algún tiempo para aumentar la producción de acero. El acero era fabricado por todas partes, ciudades, pueblos y comunas, llegando a mezclar diferentes metales en hornos caseros durante el proceso de fundición. Ello hizo que buena parte del acero producido fuera de mala o muy mala calidad.
En el campo se llevó a cabo la colectivización y para aumentar la producción se ideó la matanza de pájaros para evitar que se comieran las semillas. Pero ello produjo una baja espectacular en la producción agrícola de 1959 debido a que al disminuir en gran cantidad los pájaros, aumentaron en gran cantidad los insectos que provocaron enormes pérdidas (junto con el tiempo dedicado por los campesinos a crear fundiciones caseras para el acero).
El fracaso del Gran Salto Adelante supuso una relativa autocrítica de Mao y su desplazamiento del trabajo diario del gobierno hacia Liu Shaochi y Deng Xiaoping. Pero el desencadenamiento de la revolución cultural en 1966 supuso la reafirmación de Mao y la eliminación política total o parcial de quienes habían restaurado el orden socialista y el desarrollo económico en el país de 1960 a 1966.
La “Gran Revolución Cultural Proletaria”
La “revolución cultural” china consideraba que para evitar el peligro de restauración capitalista en China que Mao Zedong ya veía inevitable en la URSS, es necesario continuar considerando la lucha de clases como la tarea central. Por tanto había que continuar el proceso de agitación y propaganda, de educación ideológica de la revolución proletaria, eliminando a los seguidores del “camino capitalista” dentro del partido y en la sociedad.
Es más se considera que en el futuro ha de haber más revoluciones culturales para evitar el peligro de restauración. En el proceso de la revolución cultural adquirieron especial protagonismo por un lado Lin Biao, elegido por el propio Mao como sucesor y editor del Libro Rojo, que intentó posteriormente apartar a Mao. Lin Biao se vio desautorizado y descubierto al preparar un intento de golpe de estado y murió huyendo en vuelo hacia la URSS en 1971. Por otra parte la llamada banda de los cuatro (según la definición del propio Mao a mediados de la década de los 70) formada por la esposa de Mao y otros tres dirigentes.
Lin Biao y la banda de los cuatro crearon un ambiente de fanatismo alrededor de la figura de Mao, estimulando el culto feudal a su persona, dotándolo de supuesta infalibilidad divina. La banda de los cuatro llegó a formular los antimarxistas dos “todo lo que sea” formulada en el editorial titulado “Estudiar bien los documentos para aprehender la clave”: “Debemos mantener con firmeza todo lo que sea una decisión que haya sido tomada por el Presidente Mao y seguir invariablemente todo lo que sea una instrucción que haya sido impartida por él”.
Al mismo tiempo, consideraban que “es preferible ser rojo a ser experto”, “es preferible un trabajador sin cultura”, “poseer más conocimientos es ser más reaccionarios” y etiquetaron como “enemigo número 9” e “intelectuales burgueses” a los intelectuales, artistas, técnicos y científicos y enviaron gran cantidad de ellos a trabajar en el campo para “reeducarse”, haciendo retroceder el nivel de la ciencia, de la tecnología y la cultura en toda China.
Durante la revolución cultural se impulsó el sistema de distribución del “igualitarismo” de “comer todos de una olla común”, se eliminó de hecho la autoridad de las organizaciones del partido suplantándola con las decisiones de “comités revolucionarios” y los “guardias rojos”, se eliminó la autoridad jerárquica suplantándola con “movilizaciones revolucionarias de las masas” y se ensalzó el llamado “comunismo de los pobres”.
Como consecuencia de todo ello, muchos comunistas y personas de las masas fueron etiquetados como “contrarrevolucionarios” y fueron víctimas de represión arbitraria.
José María Rodríguez Gómez - web Socialismo científico
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En 1966 se desencadenó en China la “Gran Revolución Cultural Proletaria” que duraría en la práctica hasta 1976. Ese acontecimiento tuvo una enorme repercusión no sólo en China y el Tercer Mundo, sino también en todo el hemisferio occidental.
Al igual que muchos comunistas chinos encabezados por Mao Zedong, muchos comunistas en Occidente estaban muy descontentos por el papel de Kruschev lanzando graves acusaciones contra Stalin una vez muerto éste. Para una parte minoritaria de quienes entonces militábamos en organizaciones comunistas en España, la revolución cultural en China suponía un ¡basta ya! contra las desviaciones del marxismo leninismo de la nueva dirección de Kruschev.
También era un insulto inaceptable al marxismo leninismo la unidad ideológica entre la nueva dirección soviética y el imperialismo estadounidense en contra del máximo dirigente artífice de la victoria contra el nazismo, Joseph Stalin. (Es de significar que en aquellas fechas en la España de la dictadura terrorista de Franco, los trotskistas y anarquistas tan abundantes hoy, prácticamente no existían).
En España ello se unía, como gota que colma el vaso, al aspecto esencial del descontento: la política de colaboración con la oligarquía de la dirección del PCE dirigido por Santiago Carrillo que presuponía la reforma de la dictadura del capital monopolista.
Pero la mayoría del movimiento comunista occidental, y español, continuó al lado de la nueva dirección soviética, emergiendo a partir de ahí el llamado “eurocomunismo” y posteriormente a la llegada de Bresnev los llamados partidos “pro-soviéticos”.
El “gran salto adelante”
Aunque la revolución cultural china tuvo características más destructivas y prolongadas, ésta tuvo un antecedente: el “Gran Salto Adelante”. Este fue un movimiento que duró unos dos años para aumentar la producción de manera máxima, especialmente la de acero, en la industria y también de productos agrícolas en el campo. Sus resultados prácticos fueron un fracaso. Hubo un gran aumento de la producción de acero, pero gran parte de ella de escasa o nula calidad y en detrimento de otros sectores en los que muchos trabajadores dedicaban algún tiempo para aumentar la producción de acero. El acero era fabricado por todas partes, ciudades, pueblos y comunas, llegando a mezclar diferentes metales en hornos caseros durante el proceso de fundición. Ello hizo que buena parte del acero producido fuera de mala o muy mala calidad.
En el campo se llevó a cabo la colectivización y para aumentar la producción se ideó la matanza de pájaros para evitar que se comieran las semillas. Pero ello produjo una baja espectacular en la producción agrícola de 1959 debido a que al disminuir en gran cantidad los pájaros, aumentaron en gran cantidad los insectos que provocaron enormes pérdidas (junto con el tiempo dedicado por los campesinos a crear fundiciones caseras para el acero).
El fracaso del Gran Salto Adelante supuso una relativa autocrítica de Mao y su desplazamiento del trabajo diario del gobierno hacia Liu Shaochi y Deng Xiaoping. Pero el desencadenamiento de la revolución cultural en 1966 supuso la reafirmación de Mao y la eliminación política total o parcial de quienes habían restaurado el orden socialista y el desarrollo económico en el país de 1960 a 1966.
La “Gran Revolución Cultural Proletaria”
La “revolución cultural” china consideraba que para evitar el peligro de restauración capitalista en China que Mao Zedong ya veía inevitable en la URSS, es necesario continuar considerando la lucha de clases como la tarea central. Por tanto había que continuar el proceso de agitación y propaganda, de educación ideológica de la revolución proletaria, eliminando a los seguidores del “camino capitalista” dentro del partido y en la sociedad.
Es más se considera que en el futuro ha de haber más revoluciones culturales para evitar el peligro de restauración. En el proceso de la revolución cultural adquirieron especial protagonismo por un lado Lin Biao, elegido por el propio Mao como sucesor y editor del Libro Rojo, que intentó posteriormente apartar a Mao. Lin Biao se vio desautorizado y descubierto al preparar un intento de golpe de estado y murió huyendo en vuelo hacia la URSS en 1971. Por otra parte la llamada banda de los cuatro (según la definición del propio Mao a mediados de la década de los 70) formada por la esposa de Mao y otros tres dirigentes.
Lin Biao y la banda de los cuatro crearon un ambiente de fanatismo alrededor de la figura de Mao, estimulando el culto feudal a su persona, dotándolo de supuesta infalibilidad divina. La banda de los cuatro llegó a formular los antimarxistas dos “todo lo que sea” formulada en el editorial titulado “Estudiar bien los documentos para aprehender la clave”: “Debemos mantener con firmeza todo lo que sea una decisión que haya sido tomada por el Presidente Mao y seguir invariablemente todo lo que sea una instrucción que haya sido impartida por él”.
Al mismo tiempo, consideraban que “es preferible ser rojo a ser experto”, “es preferible un trabajador sin cultura”, “poseer más conocimientos es ser más reaccionarios” y etiquetaron como “enemigo número 9” e “intelectuales burgueses” a los intelectuales, artistas, técnicos y científicos y enviaron gran cantidad de ellos a trabajar en el campo para “reeducarse”, haciendo retroceder el nivel de la ciencia, de la tecnología y la cultura en toda China.
Durante la revolución cultural se impulsó el sistema de distribución del “igualitarismo” de “comer todos de una olla común”, se eliminó de hecho la autoridad de las organizaciones del partido suplantándola con las decisiones de “comités revolucionarios” y los “guardias rojos”, se eliminó la autoridad jerárquica suplantándola con “movilizaciones revolucionarias de las masas” y se ensalzó el llamado “comunismo de los pobres”.
Como consecuencia de todo ello, muchos comunistas y personas de las masas fueron etiquetados como “contrarrevolucionarios” y fueron víctimas de represión arbitraria.
Última edición por RioLena el Dom Dic 29, 2019 11:26 am, editado 1 vez