por aicilag Miér Ago 15, 2018 12:47 pm
Retomo.
Creo que la responsabilidad en las sacas de finales de 1936 hay que repartirla solidariamente: cuesta creer que Carrillo, Cazorla y Serrano Poncela tengan toda la responsabilidad en las matanzas, aunque eso no quiere decir que no tengan ninguna. Por encima de ellos es probable que Checa o Mije se repartan su cuota de responsabilidad, al igual que los anarquistas, en genérico, que controlaban las carreteras en un Madrid a punto de caer, y sin los que no se podía hacer nada. Creo que este dato es muy importante: en noviembre de 1936 Madrid estaba a tiro de piedra de los rebeldes. Ese miedo, las ansias de venganza, la convicción de que había que "limpiar" antes de caer, estimuló las sacas. Por suerte para la República, otra de las controvertidas estrategias militares de Franco, permitió organizar la defensa de la ciudad y evitar una caída que se presumía cantada.
Con respecto a la claudicación del PCE de Carrillo tras la muerte del dictador, creo que se vendió muy barata, y que ello, de hecho, tuvo consecuencias en los resultados electorales del PCE debido a que su militancia se desilusionó por completo. La cuota de sufrimiento de los miembros del PCE es incomparable a casi ninguno de los otros grandes partidos represaliados (como PSOE o IR), y el respecto por todas sus víctimas y sus familiares no se merecían una negociación en la que Carrillo y el PCE siempre adoptaron la postura de la sumisión. La amenaza de la no legalización del PCE condicionó meridianamente el papel del PCE en la ¿nueva? España. Aunque parezca mentira y a pesar de parafernalias y demostraciones de fuerza, el fuerte era Juan Carlos "el breve" y su gobierno; el débil era el PCE, y eso lastró las negociaciones.
La excusa de que Carrillo evitó una nueva guerra civil plegándose como lo hizo, no me parece justo si atendemos al número de víctimas que se registraron durante la "pacífica y modélica" Transición. La extrema derecha mató como nunca e impunemente, que es lo más grave; ETA asesinaba día sí y día también.....Si tengo que otorgar algún mérito sería a las víctimas, que con su generosidad evitaron aumentar el nivel de crispación. Unas víctimas a las que se les niega hasta el más elemental derecho a recuperar los restos de sus familiares, pero bueno, ese ya es otro tema con el que avergonzar a la amnésica España.