Que opinan del Peronismo?.

ajuan escribió:Que la verdad es cosa del pasado,no tiene sentido,lo que se hizo se hizo no se puede aplicar en nada.Hay peronistas de todo.No me molestan pero no los aprecio

Che escribió:Por eso mismo.... es un movimiento de masas, plagado de contradicciones

pecile escribió:

resumiendo, pienso que aporto al avance de la lucha de clases ,pero creo que es hora de mirar para adelante y refundar a la izquierda

socialista19 escribió:A mí las medias tintas no me gustan. Me suena a fascismo todo lo que sea dar pequeñas concesiones al proletariado para negar la lucha de clases y que éste no se revele y acabe contra el capitalismo de una vez por todas.

cesar escribió:en toda la historia universal, peron es el unico general que quema su bandera, y que siendo catolico insendia sus iglesia... el peronismo fue la peor desgracia que le paso a la argentina...

SayonaraRain escribió:Es una doctrina reformista en la teoría (pero en la practica fueron mas revolucionarios que cualquier otra experiencia en el país aportando para la liberación nacional) y es un movimiento social MUY heterogéneo (justamente por ser un mov de liberación nacional) en disputa constante en su interior. Los marxistas leninistas (que no tenemos la fuerza que tiene el movimiento peronista.. desde en los sindicatos, hasta en diferentes orgs y movimientos políticos de base populares..) tenemos que aliarnos si o si a estos sectores mas progresivos del movimiento peronista. Ahí esta la clave para la maduración y radicalización del mismo movimiento y para derrotar a su ala derecha

cristo escribió:


Compañeros:

Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Quienes hemos abrazado este ideal, nos sentimos hermanados con todos aquellos que en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier bandera luchan contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos sentimos hermanados con todos los que con valentía y decisión enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo, que con la complicidad de las oligarquías apátridas apuntaladas por militares títeres del pentágono mantienen a los pueblos oprimidos.

Hoy ha caído en la lucha, como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto Che Guevara.

Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor; un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de la causa que abrazó le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo que fuera cierto que en 1951 haya estado ligado a un intento golpista, ¿qué edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos errores y enmendarlos. ¡Y vaya si el Che los enmendó!

En 1954, cuando en Guatemala lucha en defensa del gobierno popular de Jacobo Arbenz ante la prepotente intervención armada de los yanquis, yo personalmente di instrucciones a la cancillería para que solucionaran la difícil situación que se le planteaba a ese valiente joven argentino; y fue así como salió hacia Méjico.

Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes de toda América latina.
No faltarán quienes pretendan empalidecer su figura. El imperialismo, temeroso del enorme prestigio que ya había ganado en las masas populares; otros, los que no viven las realidades de nuestros pueblos sojuzgados. Ya me han llegado noticias de que el Partido Comunista Argentino, solapadamente, está en campaña de desprestigio. No nos debe sorprender, ya que siempre se ha caracterizado por marchar a contramano de los movimientos nacionales y populares. De eso podemos dar fe los peronistas.

La hora de los pueblos ha llegado, y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho irreversible. El actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se puede superar sin revolución las resistencias de las oligarquías y de los monopolios inversionistas del imperialismo.

Las revoluciones socialistas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre sí los usufructuarios del privilegio. La mayoría de los gobiernos de América latina no van a resolver los problemas nacionales, sencillamente porque no responden a los intereses nacionales. Ante esto, no creo que las expresiones revolucionarias verbales basten. Es necesario entrar a la acción revolucionaria, con base organizativa, con un programa estratégico y tácticas que hagan viable la concreción de la revolución. Y esta tarea la deben llevar adelante quienes se sientan capaces. La lucha será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos. Ellos tendrán la fuerza material circunstancialmente superior a las nuestras; pero nosotros contamos con la extraordinaria fuerza moral que nos da la convicción en la justicia de la causa que abrazamos y la razón histórica que nos asiste.

El peronismo, consecuente con su tradición y con su lucha, como movimiento nacional, popular y revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto Che Guevara, guerrillero argentino muerto en acción empuñando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica.

Juan Domingo Perón

Horizontal escribió:Citar a Perón puajjjj viejo creador de las tres A,que asco.

Perón, ¿creador de la Triple A?


Por Araceli Bellotta

Los historiadores cuentan con dos herramientas básicas para la construcción del relato de los hechos del pasado, los documentos y el estudio del contexto en el que sucedieron los acontecimientos.

No es posible, siquiera, comenzar la tarea si no se dispone de fuentes fidedignas para sustentar lo que se afirma. Pero, además, muchas veces esas fuentes no corroboran con certeza la hipótesis con la que el autor se acercó a la cuestión. Cuando esto sucede, es de esperar que el historiador resigne su apreciación a priori, y elabore una nueva explicación para el asunto.

Sin embargo, en los últimos tiempos, parece haberse instalado una nueva moda en la historiografía argentina que consiste en recortar los documentos o ignorar el contexto con tal de probar la propia mirada.

En un reciente artículo, Perón, creador de la Triple A, Hugo Gambini abandonó la rigurosidad histórica que acompañó a sus dos tomos sobre la historia del peronismo, en un esfuerzo por establecer que el ex presidente fue el fundador de la siniestra organización. Pero su argumento tambalea, justamente, por no contar con fuentes fidedignas que puedan sustentar semejante afirmación.

Tras aludir al efecto que produjo en Perón el asesinato del secretario de la CGT, José Ignacio Rucci, el 25 de septiembre de 1973, perpetrado por la Organización Montoneros, Gambini se apoya en una investigación ajena para asegurar que, el entonces presidente electo, habría llamado a “una reunión privada muy importante” a la que, sin embargo, asistieron más de cincuenta personas, entre ellos, el presidente provisional, Raúl Lastiri, el secretario general del Partido Justicialista, los miembros del gabinete nacional, los gobernadores y sus vices. Agrega, además, que se puso a consideración un “documento reservado” en el que se convocaba al Movimiento Peronista a luchar contra la infiltración marxista y sostiene que el escrito “no tenía fisuras” pero tampoco firma, porque, como Perón todavía no había asumido la presidencia, se limitó a bendecirlo y a requerir las rúbricas del Consejo Superior Peronista.

Revisemos los hechos a la luz de los documentos. La supuesta reunión confidencial fue dada a conocer por los diarios. Basta con revisar los periódicos de la época para corroborarlo, incluso se podrán leer los discursos de Perón, de Lastiri y del ministro de Defensa, Benito Llambí, con una clara y contundente condena a la guerrilla, en una lógica reacción ante el asesinato del máximo dirigente de la central obrera.

En otro párrafo de su artículo, otra vez aludiendo a una investigación ajena, Gambini reproduce, sin precisar de dónde obtuvo Sergio Bufano, autor de la nota Perón y la Triplea A, en la revista-libro Lucha armada, los datos para esta afirmación: “Perón, cansado de proponer a los jóvenes que se sumaran al justicialismo y abandonaran el uso de la violencia, sucumbió a la tentación de estimular una maquinaria de represión, que inició sus actividades antes de que asumiera como presidente, continuó durante su gestión y mucho después de su muerte”.

Es notable que el entonces secretario general del Movimiento Peronista, Juan Manuel Abal Medina, hace apenas algunos meses, le aseguró a la autora de este artículo, durante un reportaje publicado en la revista Movimiento, de marzo de 2006, que los lazos entre Perón y Montoneros nunca se cortaron. “Después del discurso del 12 de junio de 1974 –sostuvo– el General me pidió si podía hacer un puente con los Montoneros. El le había tomado idea a Firmenich, pero quería hablar con Norma Arrostito y con Fernando Vaca Narvaja. Esto no fue posible porque la salud del General se quebró. Perón siempre quiso mantener la unidad, a pesar de la indignación que le había causado que el 1° de Mayo le hubieran insultado a su mujer”, concluyó, en alusión al acto en el que Perón echó a los Montoneros de la Plaza calificándolos de “estúpidos e imberbes”.

Otro ejemplo de “tironeo” de las fuentes aparece cuando hace referencia a la conferencia de prensa en la que la periodista Ana Guzzetti le preguntó a Perón cómo reaccionaría el Gobierno ante los atentados de grupos parapoliciales derechistas. Gambini recuerda que el Presidente ordenó a los edecanes que tomaran “los datos necesarios para que el Ministerio de Justicia inicie la causa contra esta señorita”, pero olvida la respuesta de Perón respecto de que “la guerrilla debe ser reprimida dentro de la ley”, según puede escucharse con absoluta claridad en la grabación que obra en poder de quien esto escribe.

El artículo retrocede más de tres décadas para referirse a la renuncia de los diputados de la Tendencia Revolucionaria, y esta vez omite una parte del documento al aludir a la reunión que el Presidente mantuvo con los legisladores, el 22 de enero de 1974. Sostiene Gambini que el Presidente amenazó al actual, y también entonces, diputado, Carlos Kunkel: “En una semana se acaba todo esto porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato”. Olvidó escribir las palabras del comienzo y el final del párrafo. La frase completa fue: “Ahora bien, si nosotros no tenemos en cuenta a la ley, en una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo que hacen ellos (se refiere a los grupos guerrilleros). De esta manera vamos a la ley de la selva y dentro de la ley de la selva tendría que permitir que todos los argentinos portaran armas a la vista”.

Y, también omite explicar el contexto. La renuncia de aquellos diputados se produjo cuando el Poder Ejecutivo envió al Congreso Nacional un proyecto de ley que endurecía las penas para los delitos cometidos por la violencia guerrillera, luego de que el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) copara el regimiento de Azul y asesinara a su comandante, el coronel Camilo Gay, a su esposa y al soldado Daniel González. El proyecto se discutió en el bloque oficialista a fines de diciembre de 1973 y, según sostiene el también entonces diputado, Juan Gabriel Labaké, en su libro El presidente que sí fue, los que habían defendido la postura del Ejecutivo recibieron una carta de la Conducción Nacional de Montoneros y otra del ERP con una condena de muerte “a ejecutarse en cualquier momento y lugar, por la traición cometida al defender el proyecto de reformas”.

Por último, Gambini remata su artículo con cifras que indican que, durante los nueve meses que gobernó Perón, se identificaron quince cadáveres de jóvenes de izquierda, sin contar los secuestros. De nuevo olvida el contexto, porque debería precisar que, sin realizar distinción de ideología alguna, en ese mismo período murieron más de cincuenta personas.

¿Es posible atribuir esas muertes al general Perón? ¿La violencia de la derecha comenzó con la Triple A que, según Gambini fue creada por el presidente luego de la muerte de Rucci? Definitivamente, no. Basta con leer el diario Crónica, del 21 de julio de 1971, para descubrir un comunicado en cuyo primer párrafo expresaba: “El 13 de julio de 1971, el Comando 30 de Junio procedió a la aprehensión de Juan Pablo Maestre y Mirtha Elena Misetich, con la finalidad de responder a la culpabilidad que les cabe en el asesinato del compañero metalúrgico Augusto Vandor. (…) Negamos terminantemente la militancia peronista que sofisticadamente pretenden atribuirle a Maestre. No aceptamos que estos pseudoperonistas, fabricados por el comunismo internacional, ensucien nuestras tres banderas.

“A su turno –concluye– los abogados que hoy asumen actitudes promocionales y que en su momento silenciaron complotadamente el crimen del compañero Vandor tendrán su respuesta. Serán los Ortega Peña, los Duhalde, los Mario Hernández, los Sinigaglia, los Silvio Frondizi y compañía, que nuestra Justicia juzgará por su vinculacion con Maestre y el grado de coparticipación o encubrimiento que pudiera caberles en el asesinato del compañero Vandor.”

En aquel momento gobernaba, de facto, el teniente general Alejandro A. Lanusse. Faltaban más de dos años para que Perón asumiera por tercera vez la presidencia de la República, y para que la Triple A publicara una lista negra en la que figuraban los mismos nombres, algunos de ellos asesinados posteriormente por esa organización.

Como sostiene Eric Hobsbawm, la historia no es una ciencia inocua, “no es una memoria atávica ni una tradición colectiva. Es lo que la gente aprendió de los curas, los maestros, los autores de libros de historia y los editores de artículos de revista y programas de televisión. Es muy importante que los historiadores recuerden la responsabilidad que tienen y que consiste, ante todo, en permanecer al margen de las pasiones de la política de la identidad, incluso si las comparten”.

La autora es historiadora y periodista.

ajuan escribió:¿Peron diciendo estas palabras cuando hecho gente de la plaza por comunistas?