He encontrado un curioso texto en esta biblioteca online húngara:
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(Biblioteca Digital Kempelen Farkas)
Se trata de un pequeño artículo en la revista Historia (número 8 del año 2000).
El autor es un tal Csaba Szabó.
RELACCIONES SOVIÉTICO HÚNGARAS EN 1946
(en azul mis anotaciones)
Apuntes sobre el encuentro de Stalin y Ferenc Nagy (por aquel entonces el primer ministro húngaro y miembro del Partido de los Pequeños Propietarios, que no es que fuera muy de izquierdas que digamos).
En el Archivo de la calle Ráday de Budapest, perteneciente a la provincia eclesiástica del Danubio, se han encontrado las notas de László Ravasz que resumen la conversación entre Stalin y Ferenc Nagy que tuvo lugar en 1946. (László Ravasz, 1882-1975, obispo protestante, se retiró de la actividad política en 1948 por presiones de los comunistas, hasta 1956, cuando participó en la contrarrevolución).
El texto muestra los resultados del viaje a Moscú del primer ministro húngaro y valora la situación política interna de Hungría. Además se mencionan datos desconocidos hasta ahora (el 2000) sobre el destino y el juicio de personalidades politicas húngaras como István Bethlen o Miklós Horthy (el regente que gobernó el país desde la caída de la República de los Consejos hasta la llegada de las tropas soviéticas).
DOCUMENTO
Mi conversación con el primer ministro Ferenc Nagy, del 5 de mayo de 1945 entre las 10 y las 12 del mediodía. Estuvo presente Albert Bereczky (1).
El fundamento de la situación política interna es la coalición (se refiere a la coalición que gobernaba el país desde la Segunda Guerra Mundial, una suerte de Frente Popular). La coalición está continuamente en crisis. Solo con los más difíciles esfuerzos, con la influencia personal del presidente (Zoltán Tildy, también de los Pequeños Propietarios, que habían ganado las elecciones de noviembre de 1945), puede ser mantenida. Pero la coalición es la clave de la situación. Si esta cae, sobrevendrá el caos. El peligro viene de dos partes. La huelga de los partidos obreros o su sabotaje paraliza el transporte, las minas, el trabajo de las fábricas,los rusos intervendrán de inmediato porque una huelga general amenazará el pago de las reparaciones de guerra.
Al principio Ferenc Nagy creía que el Partido de los Pequeños propietarios podría tomar todo el poder. Pero si en el parlamento aplauden a Mindszenty (Arzobispo húngaro ultraconservador, destacado anticomunista, se opuso a las medidas de separación de la educación y la iglesia, por ejemplo, después de 1945. Participó en la contrarrevolución de 1956), por la tarde los rusos pasarán factura. Ahora han pedido 200 vagones de azucar (en todo el país hay 400), y han exigido que se les devuelvan los 11 millones de dólares que nos entregaron para poner en marcha el ferrocarril, después han pedido el transporte de las requisas de guerra.Así que hubo que aprobar la ley del 12 de marzo (se refiere a la ley VII, sobre el orden estatal democrático y la defensa legal de la república), y liberarnos así de esas cargas.
Hay que aclarar la cuestión rusa. Nosotros solo podemos vivir si lo hacemos en relacciones de buena vecindad con Rusia. Por eso, Ferenc Nagy ha decidio que seguirá una política rusófila sincera y de buena voluntad. Y por eso fue a Moscú.
Y está satisfecho con el resultado del viaje a Moscú y también con el hecho de que Moscú prefiera hablar con el gobierno antes que con el partido comunista. Habló en dos ocasiones con Stalin, durante 5-7 horas, cinco con Mólotov, en total 10-15 horas. Siempre fueron amables, no se presentaron con imposiciones de ningún tipo, discutieron las cuestiones con buena voluntad y en muchos casos dieron la razón a la parte húngara.
Las conversaciones se pueden dividir en tres partes:
1.Cuestiones económicas: Para la normalización de las indemnizaciones hemos conseguido el mismo tratamiento, a pesar de nuestra deuda, que en el caso del sobrepago de Finlandia o Rumanía (2). Van a completar nuestro parque de vehículos con 35 vagones y 1500 locomotoras (3). El patrimonio que está en sus manos nos lo devolverán, lo que está en manos de las otras superpotencias pedirán que sea devuelto.
2.Relacciones entre Rusia-Hungría: a) Stalin preguntó cómo se estaba comportando el ejército ruso ocupante. La respuesta fue: cada vez mejor. Al principio llegaron muchas quejas, hoy ya menos. Pero la propia ocupación es un peso brutal. La eliminaremos, dijó entonces Stalin, después de la firma del acuerdo de paz solo quedará en el país un pequeño destacamento hasta que se cumplan las condiciones del acuerdo. (4)
b) en Rusia hay 640 mil presos de guerra húngaros. Se va a comenzar su envío de vuelta a casa. Ferenc Nagy pidió que primero fueran devueltos los obreros y los campesinos, después los otros, ya que es grande la necesidad de mano de obra (5). Después preguntó cuál es la situación de Bethlen (István Bethlen, 1874-1946, importante político conservador húngaro, primer ministro entre 1921-31, se opuso a la orientación alemana y a la participación de Hungría en la Guerra Mundial, murió en Moscú, por causas naturales). Respuesta de Nagy: Ni siquiera sabemos dónde está. Aquí, respondió Stalin.¿Hago que lo envíen de vuelta a Hungría? Si regresa será encarcelado y juzgado ante un tribunal militar, respondió Nagy. Entonces será mejor que se quede aquí un tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que vive en un buen ambiente.
c) Esto no me lo dijo Ferenc Nagy, sino que fue a Muraközy (6). Stalin le preguntó a Nagy qué quieren hacer con Horthy. Muchos, sobre todo el partido obrero, lo quieren ejecutar, respondió Nagy. Stalin recomendó "que no lo ejecuten ni se le juzgue ante un tribunal popular. A fin de cuentas fue el que firmó el armisticio conmigo, y además de eso es un anciano".
3.Cuestiones de política externa. Teniendo en cuenta las conversaciones de paz Stalin preguntó la opinión de Ferenc Nagy.
Con Yugoslavia, podemos apañarnos. No tenemos ninguna exigencia unos con otros. Stalin asintió. Pero con Checoslovaquia tenemos muchos problemas. La población húngara vive en la periferia, formando una especie de anfiteatro. La deportación es injusta, no ha hecho más que acumular tragedias. Lo mejor sería anexionar las partes de población húngara homogénea a Hungría y allí podría concentrarse toda la población húngara de Checoslovaquia, alrededor de 650 mil personas. Pero Checoslovaquia lo que quiere es la completa deportación y la disgregación por todo el país, individuo por individuo, familia por famila. En Moravia, Órava, etc. Stalin respondió: No es posible hacer desistir a los checoslovacos de la deportación. Sólo así pueden solucionar su mayor preocupación en política interna: el equilibrio checo y eslovaco. Pero podemos contar que ellos (los rusos) interfieran por la igualdad de derechos y la libertad de los húngaros que quedan en el país.
En Rumanía viven 2,5 millones de húngaros, concentrados en el interior del país. Ferenc Nagy explicó los deseos húngaros en cuanto al establecimiento de las fronteras. Stalin le preguntó a Mólotov qué decía el acuerdo de paz firmado con Rumanía sobre Transilvania. Mólotov lo leyó: Si Rumanía cumple con exactitud sus obligaciones, tiene derecho a que en los acuerdos de paz se reconozca sus pretensiones sobre toda Transilvania o a buena parte de ella. Entonces, dijo Stalin, pues entonces esto le da a ustedes cierta base legal para exigir un cambio de fronteras. (7)
Ferenc Nagy ( 8 ) se quejó de que Mindszenty y la así llamada „oposición”, no hace más que abusar de todos los errores de la democracia, sin valorar sus logros y éxitos. Yo llamé la atención sobre la amargura existente en el país. La juventud no está con el gobierno, la mayor parte de la intelectualidad está en su contra, los obreros están amargados, todo el mundo es antisemita (9). En cualquier momento puede tener lugar un levantamiento armado. Se respira en el aire una revolución ultraizquierdista, con su acompañamiento de intentonas contrarrevolucionarias, justo ahora, antes de los acuerdos de paz. Ferenc Nagy dijo que solo quiere quedarse en su puesto hasta que pase este periodo y pueda llevar a la nación húngara a un estado normal tras los acuerdos de paz. Sabe que hay una frontera más allá de la cual el pueblo húngaro no va a cruzar, aunque los machaquen. Y esto tiene también él (Nagy) que respetarlo.
Yo dije que la iglesia reformista está en una difícil situación. Hay que mantener a todo precio la unidad cristiana con los católicos, porque en la situación actual o sobrevive toda la cristiandad o caerá por completo. Pero al mismo tiempo no es posible enfrentarse en cuestiones diarias de política, situarse en oposición completa con el gobierno porque entonces parecería que se está provando la persecución de la iglesia. Con alegría escuché el plan de Ferenc Nagy de que mantendrá entrevistas con los líderes de las iglesias cristianas, ya que él mismo es un hombre cristiano.
Archivo Ráday Budapest. RL C 141. Manuscrito original de seis páginas de László Ravasz, sin firma.
Notas (son del autor del texto húngaro, Csaba Szabó, y ojo, están hechas en el 2000, en plena época de influencia anticomunista):
1 Albert Bereczky (1893-1965). Pastor protestante en Budapest desde 1930. Después de 1945 fue secretario de estado en el Ministerio de Asuntos Religiosos y de Enseñanza. En 1948, después de que Ravasz fuera obligado a dimitir fue elegido como obispo de la provincia eclesiástica Protestante del Danubio. Fue una de las figuras destacadas del movimiento de sacerdotes por la paz hasta su muerte.
2 Durante las conversaciones de Moscú, Stalin accedió a que el plazo para cumplir las obligaciones exigidas a Hungría por los acuerdos de paz aumentara de 6 a 8 años.
3 László Ravasz intercambió los datos. La URSS tenía intención de devolver a Hungría seguramente 35 locomotoras y 1500 vagones. El 70% del parque ferroviario antes de 1945 (unos 70 mil vehículos) fue llevado durante la guerra al extranjero, de los vehículos que quedaron en el país, la mitad fue destruído por los acontecimientos bélicos. Tras la guerra, las potencias aliadas exigieron entre el 40-70% de lo que quedaba.
4 Después de los acuerdos de paz de París (10 de febrero de 1947) las tropas ocupantes soviéticas no dejaron el país. Las grandes potencias reconocieron en París el derecho de la URSS a que sus tropas puedieran estar estacionadas en Hungría hasta la firma del acuerdo con Austria (15 de mayo de 1955). La definitiva retirada del ejército soviético tuvo lugar el 19 de junio de 1991, tras la caída del comunismo.
5 Hasta el 30 de septiembre de 1947 unos 100 mil presos de guerra húngaros pudieron volver a casa. Entre 1947 y 1953 no volvió a haber un contingente de gran tamañano de presos que regresara a Hungría.
6 Gyula Muraközy (1892-1961), desde 1932 sacerdote en la asociación protestante de la plaza Kálvin (Budapest).
7 El gobierno húngaro deseaba solucionar de manera tranquilizadora el destino de la mayor minoría étnica existente en Europa, los húngaros de Rumanía. Para eso, Ferenc Nagy quería ganarse la buena voluntad de Stalin. En realidad en la reunión del 5 de septiembre de 1946 en la conferencia de paz, surgió un rápido acuerdo sobre el asunto de los húngaros de Transilvania. Nadie apoyó las peticiones húngaras, y las grandes potencias reconocieron las fronteras anteriores al Segundo Arbitraje de Viena.
8 Desde este momento Ferenc Nagy habal con László Ravasz de la situación política interna húngara. El informe sobre el viaje a Moscú llega a su fin.
9 La afirmación de Ravasz es bastante exagerada. Es un hecho indudable que gran parte de la sociedad húngara se oponía a los comunistas y encontraba llamativo que entre los miembros del Partido Comunista el porcentaje de judíos fuera tan alto. (bueno, queda claro que una parte importante de la sociedad húngara era fascista y no creo que se quedaran de brazos cruzados)
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Se trata de un pequeño artículo en la revista Historia (número 8 del año 2000).
El autor es un tal Csaba Szabó.
RELACCIONES SOVIÉTICO HÚNGARAS EN 1946
(en azul mis anotaciones)
Apuntes sobre el encuentro de Stalin y Ferenc Nagy (por aquel entonces el primer ministro húngaro y miembro del Partido de los Pequeños Propietarios, que no es que fuera muy de izquierdas que digamos).
En el Archivo de la calle Ráday de Budapest, perteneciente a la provincia eclesiástica del Danubio, se han encontrado las notas de László Ravasz que resumen la conversación entre Stalin y Ferenc Nagy que tuvo lugar en 1946. (László Ravasz, 1882-1975, obispo protestante, se retiró de la actividad política en 1948 por presiones de los comunistas, hasta 1956, cuando participó en la contrarrevolución).
El texto muestra los resultados del viaje a Moscú del primer ministro húngaro y valora la situación política interna de Hungría. Además se mencionan datos desconocidos hasta ahora (el 2000) sobre el destino y el juicio de personalidades politicas húngaras como István Bethlen o Miklós Horthy (el regente que gobernó el país desde la caída de la República de los Consejos hasta la llegada de las tropas soviéticas).
DOCUMENTO
Mi conversación con el primer ministro Ferenc Nagy, del 5 de mayo de 1945 entre las 10 y las 12 del mediodía. Estuvo presente Albert Bereczky (1).
El fundamento de la situación política interna es la coalición (se refiere a la coalición que gobernaba el país desde la Segunda Guerra Mundial, una suerte de Frente Popular). La coalición está continuamente en crisis. Solo con los más difíciles esfuerzos, con la influencia personal del presidente (Zoltán Tildy, también de los Pequeños Propietarios, que habían ganado las elecciones de noviembre de 1945), puede ser mantenida. Pero la coalición es la clave de la situación. Si esta cae, sobrevendrá el caos. El peligro viene de dos partes. La huelga de los partidos obreros o su sabotaje paraliza el transporte, las minas, el trabajo de las fábricas,los rusos intervendrán de inmediato porque una huelga general amenazará el pago de las reparaciones de guerra.
Al principio Ferenc Nagy creía que el Partido de los Pequeños propietarios podría tomar todo el poder. Pero si en el parlamento aplauden a Mindszenty (Arzobispo húngaro ultraconservador, destacado anticomunista, se opuso a las medidas de separación de la educación y la iglesia, por ejemplo, después de 1945. Participó en la contrarrevolución de 1956), por la tarde los rusos pasarán factura. Ahora han pedido 200 vagones de azucar (en todo el país hay 400), y han exigido que se les devuelvan los 11 millones de dólares que nos entregaron para poner en marcha el ferrocarril, después han pedido el transporte de las requisas de guerra.Así que hubo que aprobar la ley del 12 de marzo (se refiere a la ley VII, sobre el orden estatal democrático y la defensa legal de la república), y liberarnos así de esas cargas.
Hay que aclarar la cuestión rusa. Nosotros solo podemos vivir si lo hacemos en relacciones de buena vecindad con Rusia. Por eso, Ferenc Nagy ha decidio que seguirá una política rusófila sincera y de buena voluntad. Y por eso fue a Moscú.
Y está satisfecho con el resultado del viaje a Moscú y también con el hecho de que Moscú prefiera hablar con el gobierno antes que con el partido comunista. Habló en dos ocasiones con Stalin, durante 5-7 horas, cinco con Mólotov, en total 10-15 horas. Siempre fueron amables, no se presentaron con imposiciones de ningún tipo, discutieron las cuestiones con buena voluntad y en muchos casos dieron la razón a la parte húngara.
Las conversaciones se pueden dividir en tres partes:
1.Cuestiones económicas: Para la normalización de las indemnizaciones hemos conseguido el mismo tratamiento, a pesar de nuestra deuda, que en el caso del sobrepago de Finlandia o Rumanía (2). Van a completar nuestro parque de vehículos con 35 vagones y 1500 locomotoras (3). El patrimonio que está en sus manos nos lo devolverán, lo que está en manos de las otras superpotencias pedirán que sea devuelto.
2.Relacciones entre Rusia-Hungría: a) Stalin preguntó cómo se estaba comportando el ejército ruso ocupante. La respuesta fue: cada vez mejor. Al principio llegaron muchas quejas, hoy ya menos. Pero la propia ocupación es un peso brutal. La eliminaremos, dijó entonces Stalin, después de la firma del acuerdo de paz solo quedará en el país un pequeño destacamento hasta que se cumplan las condiciones del acuerdo. (4)
b) en Rusia hay 640 mil presos de guerra húngaros. Se va a comenzar su envío de vuelta a casa. Ferenc Nagy pidió que primero fueran devueltos los obreros y los campesinos, después los otros, ya que es grande la necesidad de mano de obra (5). Después preguntó cuál es la situación de Bethlen (István Bethlen, 1874-1946, importante político conservador húngaro, primer ministro entre 1921-31, se opuso a la orientación alemana y a la participación de Hungría en la Guerra Mundial, murió en Moscú, por causas naturales). Respuesta de Nagy: Ni siquiera sabemos dónde está. Aquí, respondió Stalin.¿Hago que lo envíen de vuelta a Hungría? Si regresa será encarcelado y juzgado ante un tribunal militar, respondió Nagy. Entonces será mejor que se quede aquí un tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que vive en un buen ambiente.
c) Esto no me lo dijo Ferenc Nagy, sino que fue a Muraközy (6). Stalin le preguntó a Nagy qué quieren hacer con Horthy. Muchos, sobre todo el partido obrero, lo quieren ejecutar, respondió Nagy. Stalin recomendó "que no lo ejecuten ni se le juzgue ante un tribunal popular. A fin de cuentas fue el que firmó el armisticio conmigo, y además de eso es un anciano".
3.Cuestiones de política externa. Teniendo en cuenta las conversaciones de paz Stalin preguntó la opinión de Ferenc Nagy.
Con Yugoslavia, podemos apañarnos. No tenemos ninguna exigencia unos con otros. Stalin asintió. Pero con Checoslovaquia tenemos muchos problemas. La población húngara vive en la periferia, formando una especie de anfiteatro. La deportación es injusta, no ha hecho más que acumular tragedias. Lo mejor sería anexionar las partes de población húngara homogénea a Hungría y allí podría concentrarse toda la población húngara de Checoslovaquia, alrededor de 650 mil personas. Pero Checoslovaquia lo que quiere es la completa deportación y la disgregación por todo el país, individuo por individuo, familia por famila. En Moravia, Órava, etc. Stalin respondió: No es posible hacer desistir a los checoslovacos de la deportación. Sólo así pueden solucionar su mayor preocupación en política interna: el equilibrio checo y eslovaco. Pero podemos contar que ellos (los rusos) interfieran por la igualdad de derechos y la libertad de los húngaros que quedan en el país.
En Rumanía viven 2,5 millones de húngaros, concentrados en el interior del país. Ferenc Nagy explicó los deseos húngaros en cuanto al establecimiento de las fronteras. Stalin le preguntó a Mólotov qué decía el acuerdo de paz firmado con Rumanía sobre Transilvania. Mólotov lo leyó: Si Rumanía cumple con exactitud sus obligaciones, tiene derecho a que en los acuerdos de paz se reconozca sus pretensiones sobre toda Transilvania o a buena parte de ella. Entonces, dijo Stalin, pues entonces esto le da a ustedes cierta base legal para exigir un cambio de fronteras. (7)
Ferenc Nagy ( 8 ) se quejó de que Mindszenty y la así llamada „oposición”, no hace más que abusar de todos los errores de la democracia, sin valorar sus logros y éxitos. Yo llamé la atención sobre la amargura existente en el país. La juventud no está con el gobierno, la mayor parte de la intelectualidad está en su contra, los obreros están amargados, todo el mundo es antisemita (9). En cualquier momento puede tener lugar un levantamiento armado. Se respira en el aire una revolución ultraizquierdista, con su acompañamiento de intentonas contrarrevolucionarias, justo ahora, antes de los acuerdos de paz. Ferenc Nagy dijo que solo quiere quedarse en su puesto hasta que pase este periodo y pueda llevar a la nación húngara a un estado normal tras los acuerdos de paz. Sabe que hay una frontera más allá de la cual el pueblo húngaro no va a cruzar, aunque los machaquen. Y esto tiene también él (Nagy) que respetarlo.
Yo dije que la iglesia reformista está en una difícil situación. Hay que mantener a todo precio la unidad cristiana con los católicos, porque en la situación actual o sobrevive toda la cristiandad o caerá por completo. Pero al mismo tiempo no es posible enfrentarse en cuestiones diarias de política, situarse en oposición completa con el gobierno porque entonces parecería que se está provando la persecución de la iglesia. Con alegría escuché el plan de Ferenc Nagy de que mantendrá entrevistas con los líderes de las iglesias cristianas, ya que él mismo es un hombre cristiano.
Archivo Ráday Budapest. RL C 141. Manuscrito original de seis páginas de László Ravasz, sin firma.
Notas (son del autor del texto húngaro, Csaba Szabó, y ojo, están hechas en el 2000, en plena época de influencia anticomunista):
1 Albert Bereczky (1893-1965). Pastor protestante en Budapest desde 1930. Después de 1945 fue secretario de estado en el Ministerio de Asuntos Religiosos y de Enseñanza. En 1948, después de que Ravasz fuera obligado a dimitir fue elegido como obispo de la provincia eclesiástica Protestante del Danubio. Fue una de las figuras destacadas del movimiento de sacerdotes por la paz hasta su muerte.
2 Durante las conversaciones de Moscú, Stalin accedió a que el plazo para cumplir las obligaciones exigidas a Hungría por los acuerdos de paz aumentara de 6 a 8 años.
3 László Ravasz intercambió los datos. La URSS tenía intención de devolver a Hungría seguramente 35 locomotoras y 1500 vagones. El 70% del parque ferroviario antes de 1945 (unos 70 mil vehículos) fue llevado durante la guerra al extranjero, de los vehículos que quedaron en el país, la mitad fue destruído por los acontecimientos bélicos. Tras la guerra, las potencias aliadas exigieron entre el 40-70% de lo que quedaba.
4 Después de los acuerdos de paz de París (10 de febrero de 1947) las tropas ocupantes soviéticas no dejaron el país. Las grandes potencias reconocieron en París el derecho de la URSS a que sus tropas puedieran estar estacionadas en Hungría hasta la firma del acuerdo con Austria (15 de mayo de 1955). La definitiva retirada del ejército soviético tuvo lugar el 19 de junio de 1991, tras la caída del comunismo.
5 Hasta el 30 de septiembre de 1947 unos 100 mil presos de guerra húngaros pudieron volver a casa. Entre 1947 y 1953 no volvió a haber un contingente de gran tamañano de presos que regresara a Hungría.
6 Gyula Muraközy (1892-1961), desde 1932 sacerdote en la asociación protestante de la plaza Kálvin (Budapest).
7 El gobierno húngaro deseaba solucionar de manera tranquilizadora el destino de la mayor minoría étnica existente en Europa, los húngaros de Rumanía. Para eso, Ferenc Nagy quería ganarse la buena voluntad de Stalin. En realidad en la reunión del 5 de septiembre de 1946 en la conferencia de paz, surgió un rápido acuerdo sobre el asunto de los húngaros de Transilvania. Nadie apoyó las peticiones húngaras, y las grandes potencias reconocieron las fronteras anteriores al Segundo Arbitraje de Viena.
8 Desde este momento Ferenc Nagy habal con László Ravasz de la situación política interna húngara. El informe sobre el viaje a Moscú llega a su fin.
9 La afirmación de Ravasz es bastante exagerada. Es un hecho indudable que gran parte de la sociedad húngara se oponía a los comunistas y encontraba llamativo que entre los miembros del Partido Comunista el porcentaje de judíos fuera tan alto. (bueno, queda claro que una parte importante de la sociedad húngara era fascista y no creo que se quedaran de brazos cruzados)