Los pronósticos de Trotski sobre la URSS y la 2da guerra mundial
Antes de su muerte, Trotski había realizado una serie de predicciones. Cuatro de éstas serían desafiadas por el desarrollo de la realidad luego de la Segunda Guerra Mundial.
(1) Había vaticinado que el régimen estalinista en la Unión Soviética no podría sobrevivir a la guerra. En un artículo del 1 de febrero de 1935, titulado “El Estado de los trabajadores, termidor y bonapartismo”, Trotski argumentó que el estalinismo, como toda forma de bonapartismo, “no puede mantenerse a sí mismo por mucho tiempo. Una esfera equilibrada en el vértice de una pirámide invariablemente debe caer hacia un lado u otro”; por lo que “el inevitable derrocamiento del régimen estalinista” habría de ocurrir. 2
Un resultado podía ser la restauración capitalista. En la tesis “La Guerra y la Cuarta Internacional ” (del 10 de junio de 1934) Trotski escribió que “en el caso de una guerra prolongada que fuera acompañada por la pasividad del proletariado mundial, las contradicciones sociales internas en la URSS no sólo podrían llevar a una contrarrevolución burguesa bonapartista, sino que deberían hacerlo”. 3
El 8 de julio de 1936 él proponía una hipótesis alternativa:
La URSS sólo podrá emerger de una guerra sin ser derrotada bajo una condición, y es que sea asistida por la revolución en Occidente o en Oriente. Pero la revolución internacional, la única manera de salvar a la URSS, significará al mismo tiempo la muerte para la burocracia soviética. 4
Cualquiera sea la perspectiva considerada, es claro que Trotski estaba lo suficientemente convencido de la inestabilidad del régimen estalinista, como para escribir en el artículo “La URSS en guerra” del 25 de septiembre de 1939, que considerar al régimen soviético como un sistema de clases estable sería “ponerse en una posición absurda”, porque en aquel momento se estaba “simplemente a unos años o incluso algunos meses de su vergonzoso derrumbe”. 5
La verdadera realidad al final de la Segunda Guerra Mundial fue muy diferente. El régimen estalinista no se derrumbó. De hecho, luego de 1945 se fortaleció, extendiéndose por Europa oriental.
(2) Trotski pensaba que el capitalismo estaba en su crisis terminal. Como resultado de que la producción no podría expandirse, no podría haber tampoco ninguna reforma social importante ni una elevación del nivel de vida de las masas. En 1938, en La agonía del capitalismo y las tareas de la Cuarta Internacional , Trotski escribió que el mundo occidental estaba:
…en una época de capitalismo en decadencia: no puede haber discusión sobre reformas sociales sistemáticas y elevación de los niveles de vida de las masas… cuando cada seria demanda del proletariado e incluso de la pequeña burguesía, inevitablemente van más allá de los límites de las relaciones de propiedad capitalistas y del Estado burgués. 6
Sin embargo, el mundo capitalista de posguerra no estaba sumido en el estancamiento y la decadencia. De hecho, el capitalismo occidental disfrutó de una sólida expansión y junto a esta vino el florecimiento del reformismo. Como Mike Kidron señaló, “El sistema en su conjunto nunca ha crecido tan rápido y por tan largo tiempo como desde la guerra —dos veces más rápido entre 1950 y 1964 que entre 1913 y 1950, y casi la mitad más rápido que durante la anterior generación”. 7
En consecuencia los partidos socialdemócratas y comunistas, lejos de desintegrarse, emergieron del período de posguerra más fuertes que nunca antes en número y apoyo. El reformismo floreció en base al creciente nivel de vida.
En Gran Bretaña, por ejemplo, el gobierno Attlee representó el cenit del reformismo. Conformado en 1945, no sólo fue el primer gobierno de mayoría laborista, sino que representó también el punto más alto en la historia de este partido.
Bajo Attlee los trabajadores y sus familias estuvieron mucho mejor que antes de la guerra. El gobierno realizó grandes gastos en los servicios sociales, y al mismo tiempo subsidió los alimentos. Y claro, el pleno empleo y una inflación relativamente moderada fueron bendiciones invaluables para todos ellos.
Un factor que aseguraba el apoyo masivo del gobierno era el pleno empleo. Durante la gestión laborista el desempleo fue sumamente bajo (excepto durante la crisis del combustible en el invierno de 1947, cuando se alcanzó un 3%). Había tres y medio millones más de trabajadores empleados en 1951 que en los seis años anteriores. 8 Otro factor era el estado de bienestar , cuyo buque insignia era el Servicio Nacional de Salud.
La popularidad del Partido Laborista se mantuvo alta entre los trabajadores. En las elecciones generales de octubre de 1951 registraron la votación más alta jamás lograda por un partido en Gran Bretaña. 9
Y Gran Bretaña no era la excepción. En toda Europa el nivel de vida mejoró. El pleno empleo, o el casi pleno empleo, prevaleció. Se lograron reformas sistemáticas y los partidos reformistas no se extinguieron. En Alemania, Francia, España, Noruega, Suecia, Dinamarca y otros países, los partidos socialdemócratas gobernaron durante mucho tiempo.
(3) Valiéndose de su teoría de la revolución permanente, Trotski sostuvo que en los países atrasados y subdesarrollados, el logro de las tareas democrático burguesas —la liberación nacional y la reforma agraria— sólo podrían avanzar gracias al poder de la clase trabajadora.
Esto también fue refutado por los acontecimientos. En China, el país más habitado del mundo, Mao condujo un partido estalinista totalmente divorciado de la clase trabajadora a unificar el país, lograr la independencia del imperialismo y hacer la reforma agraria. Procesos similares ocurrieron en países como Cuba y Vietnam.
(4) Finalmente, si los tres pronósticos anteriores hubieran sido correctos en su totalidad, no habría habido un futuro para el estalinismo o el reformismo, y el campo habría estado libre para un avance sumamente rápido de la Cuarta Internacional. En este plano, Trotski estaba muy seguro de que había un gran futuro para ella en los años venideros. El 10 de octubre de 1938 él escribió:
La humanidad se ha vuelto más pobre que hace 25 años, mientras los medios de destrucción se han vuelto infinitamente más poderosos. En los primeros meses de la guerra, por consiguiente, una reacción tormentosa contra los humos chovinistas determinará que entren en escena las masas trabajadoras. Las primeras víctimas de esta reacción, junto con el fascismo, serán los partidos de la Segunda y la Tercera Internacional. Su derrumbamiento será la condición indispensable para un movimiento declaradamente revolucionario, que no encontrará otro eje para su cristalización que la Cuarta Internacional. Sus templados cuadros llevarán a los trabajadores hacia la gran ofensiva. 10
Trotski antes había declarado que:
Cuando el centenario del Manifiesto Comunista sea celebrado [en 1948], la Cuarta Internacional se habrá vuelto una fuerza revolucionaria decisiva en nuestro planeta. 11
El 18 de octubre de 1938, en un discurso titulado “La fundación de la Cuarta Internacional ”, Trotski subrayó este punto:
¡Diez años! ¡Sólo diez años! Permítanme terminar con un vaticinio: durante los próximos diez años el programa de la Cuarta Internacional se volverá la guía de millones, y estos millones de revolucionarios tomarán por asalto el cielo y la tierra. 12
Los repetidos comentarios hechos sobre este tema prueban de hecho que sus declaraciones sobre la rápida victoria de la Cuarta Internacional no eran comentarios sin importancia, en sí fueron una constante hasta su muerte.
Ay… este vaticinio también era infundado, porque sus previsiones con respecto a la Unión Soviética , al capitalismo occidental y al Tercer Mundo fueron desmentidas por la realidad posterior a 1945. El espacio que ocuparía la Cuarta Internacional sería muy pequeño —las organizaciones trotskistas serían minúsculas y tendrían una influencia muy menor en la clase trabajadora.
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