Para construir un nuevo modelo de producción, eso es una nueva forma de fuerzas productivas y relaciones productivas que emanan de ellas y determinan la estructura social, se debe necesariamente colisionar con el antiguo modelo de producción, eso es sus respectivas fuerzas de producción y la configuración social que implican. A la clase dominante de hoy en día le sucedió ésto con el modelo feudal: con la construcción espontanea del modelo burgués de producción se entró necesariamente en el enfrentamiento consciente con el viejo modelo de producción, al cual se le posicionaba de frente el inicio de un nuevo modelo engendrado de sus entrañas, que le gritaba necesariamente su muerte. La Revolución Francesa, y las europeas que le sucedieron, demostraron la culminación de este enfrentamiento, donde la burguesía conquistó definitivamente el poder político para afianzar su modelo de producción encima de las cenizas del antiguo modelo. Tanto por la sociedad que emana del antiguo modelo de producción como por las clases dominantes de dicho modo productivo, el surgimiento de un nuevo modelo de producción, que rompe radicalmente con el antiguo en todos los sentidos, debe derrocar cuanto antes a su padre. En palabras de Iósif Stalin ―dejando aparte el debate sobre su persona y su gestión, pues hizo algunos aportes teóricos muy significativos que no tienen porque ser omitidos―, «estos cambios revisten generalmente la forma de un derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción para dar paso a la instauración de otras nuevas. Hasta llegar a un cierto período, el desarrollo de las fuerzas productivas y los cambios que se operan en el campo de las relaciones de producción discurren de un modo espontáneo, independientemente de la voluntad de los hombres. Pero sólo hasta un determinado momento, hasta el momento en que las fuerzas productivas que surgen y se desarrollan logran madurar cumplidamente. Una vez que las nuevas fuerzas productivas están en sazón, las relaciones de producción existentes y sus representantes, las clases dominantes, se convierten en ese obstáculo "insuperable" que sólo puede eliminarse por medio de la actuación consciente de las nuevas clases, por medio de la acción violenta de estas clases, por medio de la revolución. Aquí se destaca con gran nitidez el papel inmenso de las nuevas ideas sociales, de las nuevas instituciones políticas, del nuevo Poder político, llamados a liquidar por la fuerza las viejas relaciones de producción»[1].
Esta comprensión del desarrollo histórico, esta visión realista y crítica del proceso revolucionario, debe calar en las masas, para que comprendan que la violencia de la revolución no es gratuita o, en otras palabras, no es voluntaria, pero sí necesaria. Debe aceptarse sin miedo entre las masas, para facilitar el proceso, que «la violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra de nueva»[2]. Y nos llamaran radicales, y lo aceptaremos de buen grato: queremos romper radicalmente con el actual sistema socio-económicamente. Queremos satisfacer las necesidades radicales que emanan del capitalismo; queremos la liberación de la sociedad de la mano del proletariado, el producto peculiar, deshumanizado y necesario del capitalismo, «una clase con cadenas radicales, una clase de la sociedad civil que no es una clase de la sociedad civil; […] una esfera que posee un carácter universal por lo universal de sus sufrimientos, y que no reclama para sí ningún derecho especial, puesto que contra ella no se ha cometido ningún desafuero particular, sino el desafuero en sí, absoluto. Una clase a que le resulta imposible apelar a ningún título histórico, y que se limita a reivindicar su título humano»[3]. ¿Qué hay de malo en esto? Nada, solo el miedo de las fuerzas reaccionarias a la muerte de sus privilegios que se cierna sobre ellas. En todo ésto debe remarcar la función titánica propagandística, educativa, de vanguardia, del Partido para preparar a las masas, tanto técnica como ideológicamente para el proceso.
[1]. «Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico», Iósif Stalin, 1938.
[2]. «El Capital», tomo II, Karl Marx, publicado por Friedrich Engels el 1885.
[3]. «Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel», Karl Marx, artículo publicado en el diario alemán Deutsch-Französischen Jahrbücher el año 1844.
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"La humanidad se ve obligada -si quiere subsistir- a trabajar para las clases dominantes del grupo de países de economía capitalista desarrollada: esa es la esencia, el motor, del capitalismo".
"El socialismo revolucionario, con el subsiguiente comunismo, es el proyecto histórico de la clase obrera".
Marxismo es futuro.
Fight the supression, we will survive.