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    Problemas de la experiencia Socialista en la URSS

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    Problemas de la experiencia Socialista en la URSS - Página 18 Empty Re: Problemas de la experiencia Socialista en la URSS

    Mensaje por ArgentoRojo Miér Mayo 02, 2012 2:44 am

    NG escribió:Me gustaría que leyeran este gran artículo:
    La caída de la URSS: el mito del colapso económico
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    Che gracias por el link. Los autores ahora tienen una version actualizada que se llama "From Putin To Gorbachev...". Excelente, voy a ver si lo consigo, me gustaría tenerlo en la biblioteca.
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    Problemas de la experiencia Socialista en la URSS - Página 18 Empty Stalin

    Mensaje por Echospace Miér Mayo 02, 2012 3:11 am

    log. (Primer baneo) escribió:
    Tomy3000 escribió:Muchos me digieron que es porque el comunismo requeria mucho control en la poblacion, o simplemente porque el comunismo solo terminaba en el fracaso. Despues lei por ahi que fue porque la URSS estaba comenzando a ser mas capitalista pero, exactamente ¿que fue lo que la hiso colapsar o disolverse? Espero su respuesta desde ya muchas gracias

    Se pudieran sacar muchas por ejemplo el pasado sangriento durante la era stalinista


    Pero la causa principal fue el intento de golpe de 1991, lo que le permitió a los nacionalistas emerger.

    Pero, ¿De qué pasado sangriento estás hablando? ¿A caso no sabes que el mayor desarrollo de la URSS fue durante la etapa de Stalin?

    Es más, no sé cual es tu perfil político. Pero deberías atender a lo que dices con un análisis serio y no decir sandeces como lo del "pasado sangriento durante la era estalinista".

    P.d.

    ¿A qué viene esa foto de Kruschev?
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    Mensaje por nunca Miér Mayo 02, 2012 12:48 pm


    La escasez en la URSS se creó de un modo artificial

    La escasez fue generada de modo consciente, artificial, pero no en la etapa de la producción, sino en la esfera de la distribución. El objetivo era crear tensión social en el país.

    Valentina Rushnikova | Pravda | 20-11-2011 a las 7:25 | 1467 lecturas | 21 comentarios

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    Hace 20 años los destructores del País de los Soviets consiguieron culminar el golpe de estado y comenzar la restauración del capitalismo en nuestro país. Mucho antes de 1991 ya se había creado y estaba en pleno funcionamiento la “quinta columna”, inculcando progresivamente en la conciencia de la gente el irrespeto por el modo de vida socialista, a menudo originando problemas de un modo artificial. No solo operaba la propaganda antisoviética, que se servía de determinadas dificultades del sistema socialista, también estaba en marcha la actividad saboteadora, oculta hasta ese momento.
    Una de las direcciones fundamentales para exacerbar la tensión en la sociedad fue la creación artificial de problemas relacionados con el suministro de bienes de consumo, en primer lugar con productos de alimentación. Desde mediados de los 80, en muchas ciudades y núcleos urbanos comenzaron a escasear los productos de alimentación en muchos aparadores de las tiendas, y no solo las exquisiteces, sino también los productos de consumo diario. Era un proceso que iba en aumento de año en año, con la única excepción de la capital, donde la variedad de productos de alimentación se mantenía a un nivel decente.

    Ese sesgo a favor de Moscú en cuanto al abastecimiento de artículos de alimentación, generaba otros muchos problemas. Comenzaron a llegar a la capital flujos de gentes venidas de las regiones cercanas a la capital, e incluso de regiones del país más alejadas. Los viajes por sistema a la capital para conseguir embutido, las interminables colas en las tiendas, agotaban a la gente y motivaban el descontento con la situación, tanto entre los moscovitas, como entre los que venían de fuera. Eso era lo que buscaban los “jefes de obra de la perestroika”.

    Así, para los actuales detractores del período soviético, el principal argumento contra el socialismo ─después de la “represión estalinista”─ fue la supuesta escasez generalizada de productos de alimentación y otros bienes de consumo. Sin embargo esos mismos detractores olvidan mencionar, de manera premeditada, la verdadera causa de esa escasez.

    Así por ejemplo, en 1987 el volumen de producción de la industria alimentaria, en comparación con los indicadores de 1980, había crecido en un 130%. En el sector cárnico, ese crecimiento ─en comparación con 1980─ había sido de un 135%, en el sector de lácteos fue de un 131%, en el de pescado de un 132% y en el de derivados de la harina, de un 123%. En ese mismo periodo de tiempo, el crecimiento de la población fue de un 6,7%, mientras que el salario medio en la economía creció de media un 19%. En consecuencia, la producción de productos de alimentación en nuestro país iba muy por delante del incremento de población y del poder adquisitivo.

    Todas las empresas de la industria alimentaria trabajaban a plena capacidad, estaban garantizados los suministros de productos agrícolas y de otros tipos de materias primas necesarios para su funcionamiento, así como la mano de obra. Significa esto que el desarrollo de la industria alimentaria en modo alguno pudo ser el causante de la escasez de género en las tiendas de comestibles.

    Por eso solo cabe hacer una deducción: la escasez fue generada de modo consciente, artificial, pero no en la etapa de la producción, sino en la esfera de la distribución. El objetivo era crear tensión social en el país. Por cierto, que nuestra generación recuerda bien el programa “600 segundos”. En él, en 1990, se mostraron reportajes bastante elocuentes de cómo se destruía embutido, mantequilla, aceite y otros productos que ya eran deficitarios en ese momento. En una de las publicaciones de la época, el entonces alcalde de Moscú y hoy consejero del alcalde (!?), Gabril Popov, reconocía esos casos en que se destruían productos de alimentación con el objetivo de generar escasez en la ciudad. En la prensa se informaba de cómo se habían detenido al unísono, para ser reparadas, todas las empresas que producían tabaco y detergente.

    En general seguimos sin conocer sus nombres, siguen en la sombra, los instigadores, organizadores y ejecutores de aquel sabotaje económico. Sigue siendo un misterio de qué modo y en qué dirección desapareció esa enorme cantidad de productos de alimentación. Las escasas publicaciones que hay sobre el tema, solo dan pie a presuponer cómo se generó la escasez.

    El sabotaje tuvo éxito y el modo capitalista vino a sustituir al modo socialista de producción. La propaganda burguesa delibera permanentemente sobre los aparadores repletos de productos en las tiendas y sobre la abundancia de productos de alimentación.

    Podría pensarse que los problemas de escasez están resueltos. ¿Pero cómo? Desde luego no ha sido gracias al desarrollo del sector agroindustrial, sino mediante la importación del extranjero de productos de alimentación, así como ─y esto es lo principal─ gracias a la baja capacidad de compra de la población. La escasez permanece, solo que de un modo oculto.

    Además las importaciones que se hacen del exterior (a excepción de las provenientes de Bielorrusia), son de una calidad más que dudosa, que nunca se hubiera admitido en la URSS. En comparación con el periodo soviético, ha empeorado notablemente la calidad de la producción nacional. Para sustituir a la materia prima natural, llegaron los sucedáneos, los agregados y los equivalentes. Como resultado ha descendido la calidad del producto en lo gustativo. A menudo la producción alimentaria no es del todo segura para la salud del consumidor. El número de productos que cumplen los requerimientos de calidad del estado ha descendido sensiblemente. Han sido sustituidos por condiciones técnicas.

    El Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR) en su programa electoral se fija como prioridad el renacimiento del campo ruso y el incremento de la producción agraria. Eso sería un potentísimo impulso para el desarrollo de la industria de transformación.

    Tras llegar al poder, el gobierno garantizará que la población tenga acceso a productos de calidad de fabricación nacional. La seguridad alimentaria será restituida.
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    Problemas de la experiencia Socialista en la URSS - Página 18 Empty Re: Problemas de la experiencia Socialista en la URSS

    Mensaje por nunca Miér Mayo 02, 2012 12:53 pm


    La caída de la URSS: el mito del colapso económico

    Cada vez más intelectuales, expertos en sus disciplinas, se están replanteando muchas de las opiniones generalizadas respecto a la Unión Soviética. Uno de los mitos más extendidos es el del colapso económico, y también es uno de los que están siendo más cuestionados...

    David Kotz – Fred Weir | Vientos del Este | 1-9-2011 a las 8:44 | 2442 lecturas | 20 comentarios

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    Cada vez más intelectuales, expertos en sus disciplinas, se están replanteando muchas de las opiniones generalizadas respecto a la Unión Soviética. Uno de los mitos más extendidos es el del colapso económico, y también es uno de los que están siendo más cuestionados. Según este mito, la caída de la URSS habría sido consecuencia principalmente de una brutal crisis económica (por la ineficacia del sistema). Sin embargo, tanto en Rusia, como fuera de ella, muchos piensan que la caída de la URSS no tuvo tanto que ver con una supuesta crisis económica, sino más bien, que fue un proceso iniciado por las élites de la propia URSS, y la crisis económica sería no la causa de las reformas, sino la consecuencia de ellas, aunque se haya usado como excusa. Esta es una idea bastante extendida en Rusia (véase por ejemplo los estudios de Kara-Murzá y otros, algunos de ellos traducidos incluso al español), pero también es compartida por otros. Aquí por ejemplo presento el resumen de un artículo de David Kotz y Fred Wair, publicado en la revista húngara “Eszmélet” de izquierdas (“Conciencia”). El artículo es un resumen de su libro “Revolution from above: the demise of the Soviet system ” (se puede leer parcialmente en internet aquí, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], en inglés, yo aún no lo he hecho). Respecto al artículo, no estoy de acuerdo con todas las cosas que comentan los dos autores, pero en general me parece muy interesante su análisis.

    Los autores parten de la idea, que intentan demostrar en su texto, de que aunque la URSS tenía graves problemas económicos, nada indicaba que hubiera peligro de colapso económico, y de hecho este no se produjo hasta que las élites del país destruyeron el sistema económico existente.

    Fue la estructura antidemócratica del país la que causó la catástrofe, no la economía planificada.

    Empiezan hablando de la planificación soviética y su historia:

    Desde 1917 los bolcheviques ensayan varias formas en cuanto a la estructura económica del país. Solo en los años 20 surge lo que se ha dado en llamar “el sistema soviético”. Se caracterizaba porque todas las empresas no agrícolas eran propiedad social y estaban dirigidas, en última instancia, por una institución central desde Moscú.

    A pesar de esto, la economía soviética consiguió un gran crecimiento y un rápido desarrollo. Muchos piensan que este rápido crecimiento fue logrado por las medidas estalinistas, por la represión contra ciertas capas de la sociedad, y las difíciles condiciones de vida. Pero los autores dicen que fue más bien lo contrario, que el régimen estalinista retardó el crecimiento económico, que podía haber sido mucho mayor de lo que en realidad fue.

    Entre 1928 y 75 la economía soviética creció a un ritmo de un 5,1% anual. Entre 1950 y 75, cuando la economía ya se había industrializado, el crecimiento económico soviético seguía siendo alto, más incluso que el de los EEUU.

    El sistema soviético tenía muchas ventajas sobre el capitalismo: por ejemplo el pleno empleo, la posibilidad de usar los beneficios empresariales de manera masiva en el desarrollo de la enseñanza y la formación, y además no estaba afectada por las crisis periódicas del capitalismo.

    No todas las cosas se pueden medir con el PIB o el crecimiento de la economía, pero para 1975, el país atrasado que era la URSS, se había convertido en una potencia económica que en muchos aspectos competía con los EEUU, y en algunos, incluso los superaban (véase como ejemplo la carrera espacial).

    Si en 1960 la mitad de las familias soviéticas tenía radio, el 10% televisión y una de cada 25 frigorífico, en 1985 todas las familias disponían de estos electrodomésticos. En 1980 la URSS tenía más médicos y camas de hospital que los EEUU. En los años 70 el desarrollo científico, tecnológico y económico de la URSS era seguido con alarma por las potencias occidentales. Muchos pensaban que el futuro sería del régimen soviético gracias a sus grandes logros, a pesar de sus rasgos negativos.

    Sin embargo, desde 1975 la economía soviética interrumpe el rápido desarrollo que había tenido hasta entonces. Y el progreso tecnológico también se detiene. Por primera vez, durante una década, la economía norteamericana crece más que la soviética. Además, la carrera armamentística, reforzada por la administración de Reagan, afectó gravemente a la economía soviética.

    En 1985 Gorbachov llega al poder, es el reconocimiento de la élite que dirige la URSS, de que son necesarias reformas. Pero sus reformas no trajeron una mejora de la situación y la producción siguió sin despegar. Entre 1985 y 1989 el crecimiento económico soviético medio fue de un 2,2%, en lugar del 1,8% entre 1975 y 1985. Sin embargo desde 1975 nunca hubo crecimiento negativo, en cambio en los EEUU lo hubo en tres años.

    Para finales de los años 80 la escasez de productos básicos se acentúa. Para los analistas occidentales esto significaba los primeros indicios del colapso, sin embargo la explicación era otra,la razón era que el ingreso de las familias había aumentado mucho más que la producción de artículos de consumo, el culpable de eso eran las reformas económicas, que habían descentralizado la producción y habían dejado de controlar los ingresos.

    Así, si a mediados de los años 80 el ingreso de las familias creció un 3-4% anual, en 1988 salta a un 9,1% y en 1989 a un 12,8%. Pero a la vez los precios, que habían sido fijados aún por las instituciones centrales, no cambiaron casi nada. Por eso la gente se encontró con un montón de dinero en las manos que quería gastar cuanto antes y de ahí resultó que las tiendas quedaron completamente vacías. En realidad el consumo seguía creciendo.

    Es cierto que la economía soviética no consiguió un crecimiento destacable en los años 80, pero esa imagen de colapso económico es falsa.

    Sin embargo en 1990 y 1991 la cosa cambia. Gorbachov va perdiendo el poder frente a Yeltsin. En mayo de 1990 Yeltsin consiguió el poder en la Federación Rusa y se esforzó en acumular todo el poder en sus manos y arrebatárselo a las autoridades soviéticas. De esta forma las instituciones de planificación económica se encontraron sin ningún poder real y la economía soviética, que era un todo homogéneo, empezó a descomponerse a pasos agigantados. Esto es importante resaltarlo: la crisis no llegó por la incapacidad de la economía planificada, sino por que se desmontó la economía planificada y la economía quedó sin medios de coordinación eficaces.

    La élite elige el capitalismo:

    ¿Cómo es posible que el régimen soviético cayera sin oposición interna aparente?

    Gorbachov y su círculo pensaban que el principal problema del régimen soviético era la falta de democracia. Por eso desarrolla la perestroika (reestructuración, reconstrucción). En el país se forman tres grandes grupos de opinión (había más pero eran minoritarios): los partidarios de las reformas, los partidarios de mantener el sistema como tal, y los que rechazaban radicalmente el comunismo. Se impuso el anticomunista, dirigido por Yeltsin, sobre todo porque éste consiguió el apoyo de las élites del país.

    Los estudios de Alec Nove, Farmer, Mathews y otros muestran que tras la segunda guerra mundial la élite soviética era una capa social ambiciosa y sin principios definidos. Les importaba solo el poder y los beneficios personales. En 1991 muchos miembros de esta élite reconocían abiertamente que no eran comunistas, aunque estaban en el Partido Comunista. Esta casta de oportunistas valoró sus opciones con la llegada de las reformas de Gorbachov. No les beneficiaba el socialismo democrático de Gorbachov y muy pocos miembros de esta élite apoyaron a los grupos partidarios de volver al sistema anterior. Aunque ese era el sistema que les había dado el poder, a la vez lo limitaba, por ejemplo no les permitía la propiedad privada y por lo tanto la acumulación de propiedades. Cuando en 1991 hay un intento de golpe de estado contra las reformas, este fracasa porque la élite se posiciona en favor de Yeltsin. Esta élite ansiaba conseguir la posición de la que disfrutaba en Occidente. Y entendió que su posición como nuevos capitalistas en su país les ofrecía muchas ventajas.

    Así por ejemplo sucedió con Viktor Chernomirdin, presidente del gobierno ruso entre 1992 y 1998, que durante la época soviética había sido ministro de producción y tratamiento del gas. Hoy es uno de los hombres más ricos del mundo y principal accionista de Gazprom. Según un análisis, entre los 100 hombres de negocios más destacados de Rusia, 62 eran miembros de la élite comunista, 38 proceden de la economía sumergida y del mundo de la delincuencia.

    Un estudio de junio de 1991 de la politicóloga norteamericana Judit Kullberg, muestra que el 77% de las clases altas soviéticas era partidaria del capitalismo, mientras que el 12% del socialismo democrático y el 10% del “comunismo o nacionalismo”.

    Según un estudio de 1991 de una fundación norteamericana en la Rusia Europea, un 10% de la población quería la vuelta al sistema anterior a las reformas, un 36% eran partidarios del socialismo democrático, el 23% el modelo socialdemócrata sueco, y solo un 17% quería un sistema similar al capitalismo norteamericano o alemán. Es decir, el 69% deseaba alguna forma de socialismo.

    Otros estudios y encuestas muestran aun menor índice de apoyo al capitalismo occidental.

    Los reformistas dominaban las estructuras soviéticas de poder, los capitalistas en cambio dominaban las rusas, por eso su principal objetivo fue destruir de alguna manera la URSS. Sin embargo, el referendum de 1991 mostró que la mayoría de la población estaba en contra de algo así.

    En el artículo se mencionan también datos interesantes sobre la economía de la URSS:

    Crecimiento económico 1928-1975:

    1928-40: URSS- 5,8% EEUU- 1,7%
    1940-50: URSS- 2,2% EEUU- 4,5%
    1950-70: URSS- 4,8% EEUU- 2,9%
    1975-85: URSS- 1,8% EEUU- 2,9%

    Fuente: The Real National Income of Soviet Russia since 1928, Abraham Bergson, 1961; Measures of Soviet National Product in 1982 Prices, Joint Economic Committee, U.S. Congress.

    Crecimiento de la economía soviética entre 1986-91

    1986: 4,1%
    1987: 1,3%
    1988: 2,1%
    1989: 1,5%
    1990: -2,4%
    1991: -12,8%

    Fuentes: Measures of Soviet National Product in 1982 Prices, Joint Economic Committee, U.S. Congress.

    Fuente del artículo: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Nota: el artículo fue escrito originalmente para el Foro Comunista.

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    Problemas de la experiencia Socialista en la URSS - Página 18 Empty Re: Problemas de la experiencia Socialista en la URSS

    Mensaje por Shenin Miér Mayo 02, 2012 7:00 pm

    Echospace escribió:
    log. (Primer baneo) escribió:
    Tomy3000 escribió:Muchos me digieron que es porque el comunismo requeria mucho control en la poblacion, o simplemente porque el comunismo solo terminaba en el fracaso. Despues lei por ahi que fue porque la URSS estaba comenzando a ser mas capitalista pero, exactamente ¿que fue lo que la hiso colapsar o disolverse? Espero su respuesta desde ya muchas gracias

    Se pudieran sacar muchas por ejemplo el pasado sangriento durante la era stalinista


    Pero la causa principal fue el intento de golpe de 1991, lo que le permitió a los nacionalistas emerger.

    Pero, ¿De qué pasado sangriento estás hablando? ¿A caso no sabes que el mayor desarrollo de la URSS fue durante la etapa de Stalin?

    Es más, no sé cual es tu perfil político. Pero deberías atender a lo que dices con un análisis serio y no decir sandeces como lo del "pasado sangriento durante la era estalinista".

    P.d.

    ¿A qué viene esa foto de Kruschev?

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    Mensaje por DP9M Vie Mayo 04, 2012 8:45 pm

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    Mensaje por AliveRC Sáb Ago 25, 2012 5:24 pm

    Extractos de Compendio Histórico de la RDA:

    En febrero de 1972, la Dirección del PSUA y el Consejo de Ministros acordaron transformar en empresas de propiedad del pueblo las empresas privadas industriales y de construcción, las empresas con participación estatal y las grandes cooperativas de producción artesanal, que por su carácter equivalían a empresas industriales.

    El Estado socialista compró las accion es privadas o cooperativas. Al 85% de los ex empresarios, complementarios y directores de empresa se les confió funciones de responsabilidad en las nuevas empresas.


    (La negrita y el subrayado son míos)

    Incorporar a la pequeña burguesía a los puestos de dirección de las empresas socialistas, ¿hizo más rápida la restauración del capitalismo? ¿Puede haber influido mucho en la restauración capitalista?
    ¿Qué opináis?

    El libro es un libro pro-soviético, no es pro-chino ni pro-albanés, así que esos datos son ciertos sin duda.
    En el resto de países de la URSS supongo que se haría lo mismo que la RDA (la RDA seguía prácticamente la misma línea que la URSS), aunque no tengo datos seguros de esto.
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    Mensaje por Dietzgen Sáb Ago 25, 2012 8:12 pm

    AliveRC escribió:Extractos de Compendio Histórico de la RDA:

    En febrero de 1972, la Dirección del PSUA y el Consejo de Ministros acordaron transformar en empresas de propiedad del pueblo las empresas privadas industriales y de construcción, las empresas con participación estatal y las grandes cooperativas de producción artesanal, que por su carácter equivalían a empresas industriales.

    El Estado socialista compró las accion es privadas o cooperativas. Al 85% de los ex empresarios, complementarios y directores de empresa se les confió funciones de responsabilidad en las nuevas empresas.


    (La negrita y el subrayado son míos)

    Incorporar a la pequeña burguesía a los puestos de dirección de las empresas socialistas, ¿hizo más rápida la restauración del capitalismo? ¿Puede haber influido mucho en la restauración capitalista?
    ¿Qué opináis?

    El libro es un libro pro-soviético, no es pro-chino ni pro-albanés, así que esos datos son ciertos sin duda.
    En el resto de países de la URSS supongo que se haría lo mismo que la RDA (la RDA seguía prácticamente la misma línea que la URSS), aunque no tengo datos seguros de esto.

    Compañero AliveRC, no me acordaba de ése dato, sin duda es interesante, de lo que sí me acordaba es de lo revisionista que era el autor de ese libro.
    Este problema económico me recuerda a cosas parecidas en el ámbito político-militar de la URSS. Introducir a una pequeña burguesía en los puestos más importantes de la infraestructura socialista es un peligro, ya que el instinto y el interés de clase de la pequeña burguesía son incompatibles con las dinámicas de la economía socialista. Y más inadecuado aún es incorporar a dicha clase en los cargos administrativos y por lo tanto, dirigentes.

    El problema fue que a falta de personal preparado para dirigir las empresas socialistas, se confió el mando a los propietarios de las restantes empresas capitalistas.

    La URSS tuvo problemas muy similares. Por ejemplo, después de la guerra civil rusa, la URSS se ve obligada a incorporar antiguos oficiales zaristas que en el futuro tomaron un rol contrarrevolucionario en forma de conspiraciones y quintacolumnas.
    El PCUS tuvo que afrontar problemas parecidos. A falta de administradores capacitados, (recordemos que en los primeros años de la Unión Soviética el proletariado y las masas populares eran analfabetas o estaban escasamente instruidas) el Partido necesitó recurrir a las antiguas clases explotadoras, los únicos sectores de la población que poseían educación, cultura y capacidad para desempeñar funciones más díficiles que las que podía desarrollar el proletariado. Me imagino que en la economía soviética sucedería igual.
    Esta incorporación de antiguos agentes de las clases explotadoras a los ámbitos de la política, del ejército y de la política tuvo sus consecuencias nefastas, que sólo podían ser superadas con una limpieza general de estos elementos (físicamente o apartándolos de sus cargos): las Purgas de los últomos años de la década de los 30.

    Lo importante para que no sucedan estas cosas es mantener la dictadura del proletariado y por lo tanto, que sea el proletariado quien dirija la economía y la política, no las antiguas clases explotadoras ni la pequeña burguesía.
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    Problemas de la experiencia Socialista en la URSS - Página 18 Empty Re: Problemas de la experiencia Socialista en la URSS

    Mensaje por Shenin Sáb Ago 25, 2012 11:12 pm

    Incorporar a la pequeña burguesía a los puestos de dirección de las empresas socialistas, ¿hizo más rápida la restauración del capitalismo? ¿Puede haber influido mucho en la restauración capitalista?
    ¿Qué opináis?

    Habría que investigar qué tipo de mecanismos de control obrero existían. Si el que dirige la fábrica es un antiguo empresario, pero el comité de trabajadores de la empresa tiene capacidad de veto, el problema se controla más o menos.
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    Mensaje por NSV Liit Sáb Feb 23, 2013 4:18 pm

    No estaba seguro de dónde poner esto, pero he pensado que este puede ser un buen lugar... ya que trata algunos de los problemas que tuvo que afrontar la URSS y explica también su caída muy brevemente...




    Stalin en su contexto


    Enric Llopis
    Rebelión

    El historiador Antonio Fernández Ortiz presenta el libro “¡Ve y lucha!” en la Academia de Socialismo 21


    José Stalin se despidió de su hijo mayor, Yakov Dzhugashvili, el 22 de junio de 1941 cuando éste se marchó al frente. “¡Ve y lucha!”, le espetó. Poco después, Yakov cayó prisionero del ejército alemán. El historiador Antonio Fernández Ortiz ha utilizado estas palabras para titular su último libro, “¡Ve y lucha. Stalin a través de su círculo cercano!” (Ed. El Viejo Topo), presentado la semana pasada en la Academia de Pensamiento Crítico de Socialismo 21.

    El texto se aproxima a la figura de Stalin a través de los personajes que configuraron su círculo más íntimo, en concreto, a partir de una larga conversación que el autor mantuvo hace años con Vladimir Fiodorovich Allilvev, sobrino político de José Stalin. En la entrevista se ofrecen claves para acercarse a la historia de la URSS con una mirada diferente, alejada de tópicos y simplificaciones al uso. Introduce el factor de la complejidad.

    El libro está escrito por un especialista en Rusia y la Unión Soviética. Hace años que Antonio Fernández Ortiz reside en Moscú. Es autor de ensayos como “Chechenia versus Rusia: el caos como tecnología de la contrarrevolución” (Ed. El Viejo Topo) y en 2008 publicó la novela “Memorias de Espartania (retablo de gentes)” (Ed. Montesinos). Además, ha escrito numerosos artículos sobre su especialidad. De particular interés resultan las “33 tesis sobre la Unión Soviética” y las “Reflexiones sobre la naturaleza de la sociedad soviética. Necesidad de nuevos modelos de interpretación”, ambos publicados en “La Cieza Digital”.

    Stalin ha sido una figura muy demonizada por la historiografía. Pero de modo maniqueo, sin introducir matices ni contextos. “Las situaciones de privilegio comenzaron mucho después de la época de Stalin”, cuenta en el libro Vladimir Fiodorovich Alliluev.

    Reconoce su sobrino que Stalin “fue una persona dura y severa. Aunque en aquellas circunstancias no tuvo otra opción. Lo ocurrido en los años 1936 y 1937 fue una situación difícil, extrema, con intrigas, conspiraciones, robos y sabotajes. Se puede hablar de un cerco interior, corrosivo (….). Estaba en juego la existencia de la URSS. Y llegó el año 1937. Y todo acabó como es conocido. Sin las detenciones y juicios de aquellos años, eso que la gente llama las represiones de 1937, yo no sé si hubiésemos podido después ganar la guerra”.

    ¿Qué ocurrió en ese periodo? En 1937 se condenó a muerte en la Unión Soviética a más de 300.000 personas (no todas fueron ejecutadas). Los mismos picos se alcanzaron en 1938. Pero en los años anteriores y posteriores a este bienio, la cifra ronda los 1.300. ¿Qué ocurrió en estos años centrales del mandato de Stalin? Lo que explica la represión en 1937-38 es, en buena medida, la respuesta del poder a determinadas tramas civiles y militares que lo cuestionaban. Se producen entonces juicios sumarísimos. Ahora bien, la cuestión no se reduce, como habitualmente hace la historiografía dominante, a la voluntad política de Stalin o a la querella con los trotskistas. En ese bienio, asegura Fernández Ortiz, “eclosionan las tensiones; se producen luchas fratricidas entre todos los grupos políticos”.

    Un superviviente de esos años fue Jruschov, quien “no era antisoviético, pero sí tenía en mente otro modelo de lo que debería ser la URSS”, explica el historiador. Y lo aplicó, según esta tesis, cuando llegó su momento. Cuenta en el libro Vladimir Fiodorovich Allilvev que Jruschov “renunció a la dictadura de la clase obrera, la consideró innecesaria y, en definitiva, sentó las bases para la transformación del estado en un ente burocrático”. Antonio Fernández Ortiz agrega que el XX Congreso del PCUS “intenta destruir la figura de Stalin y de la URSS pero, sobre todo, se dirige al exterior. Se utilizará por algunos disidentes y principalmente durante la guerra fría. Pero el pueblo ruso continuó valorando a Stalin”.

    Por lo demás, los trabajos de Fernández Ortiz aportan dos elementos esenciales. Este historiador murciano reside en Moscú y lleva muchos años trabajando con fuentes rusas y soviéticas, cuando lo habitual es el uso de fuentes anglosajonas para el mismo objeto de estudio. Además, no parte de esquemas rígidos, los habitualmente utilizados para las realidades occidentales, sino que incorpora otros más útiles para la investigación histórica de Rusia y la URSS. Por ejemplo, la idea de sociedad tradicional campesina y sus redes de solidaridad, tradiciones y valores. “El protagonismo del campesinado en la revolución condicionó toda la evolución posterior del proyecto soviético”, afirma Fernández Ortiz en sus 33 tesis sobre la URSS. Y añade que el estado soviético fue un estado de nuevo tipo que incorporó las formas tradicionales de organización campesina.

    Por el contrario, la Revolución Bolchevique se analiza en Europa como una realidad monolítica, a lo sumo con una o dos tendencias. Pero, a juicio de Antonio Fernández Ortiz, “es algo más complejo, que enlaza con las múltiples corrientes de pensamiento ruso del siglo XIX”. De hecho, al Partido Bolchevique acabaron incorporándose muchos miembros del partido Social Revolucionario, judíos y cristianos ortodoxos. No hay uniformidad, sino complejidad y mezcla.

    A fin de cuentas, hay un debate que recorre las últimas centurias en la historia de Rusia y la Unión Soviética, y en el que el historiador hace singular hincapié: el modelo de modernización. ¿Seguir el paradigma occidental, con las pertinentes correcciones en materia de justicia social? O, por el contrario, adoptar un patrón que permanezca fiel a la herencia cultural rusa y a sus tradiciones. Esta es la matriz de los grandes debates, “que después aparecen simplificados, por ejemplo, cuando se habla del conflicto entre la revolución en un solo país y la revolución mundial”, subraya Fernández Ortiz.

    Y no se trata de grandes polémicas metafísicas. Este debate sobre la modernidad se materializa en lo más concreto. Así, desde los años de la revolución hasta la década de los 30, estaban proscritos los libros de Pushkin (escritor del XIX y padre de la literatura rusa moderna). No figuraba este autor en los programas escolares, pues se consideraba una herencia de “lo viejo”. Pero en los años 33-34 se reedita a Pushkin y sus obras vuelven a los colegios.

    Cuando se decide impulsar las colectivizaciones agrícolas, ¿Qué paradigma seguir? Se celebran congresos y debates políticos en la URSS sobre la cuestión. Y las colectivizaciones dan lugar a realidades poco subrayadas, como la incorporación de una parte del campesinado a la revolución; además, debido al éxodo rural, los campesinos que llegan a las fábricas urbanas traen consigo las tradiciones solidarias del campo ruso (por eso se ha apuntado que el obrero soviético es antropológicamente diferente al occidental). “La línea general del partido, representada por Stalin, tiene una parte de sus apoyos en esta gente que marcha de las aldeas a las ciudades”, recuerda el historiador murciano. La industrialización, asunto también muy debatido, se desarrolla a partir de enormes complejos fabriles, que dan lugar a muchas de las grandes ciudades (“La sociedad soviética se urbanizó a partir de los años 30 a un ritmo desconocido en la histórica”).

    Muy a grandes rasgos, brota en este punto una de las semillas de la posterior implosión soviética. Porque en las décadas de los 50 y 60, coincidiendo con la recuperación de la posguerra, empieza a agrietarse la sólida tradición del milenarismo agrario y en las urbes se genera una necesidad de modelos y valores occidentales. Tal es la incertidumbre ante los cambios que Yuri Andrópov (secretario general del PCUS entre 1982 y 1983) llega a afirmar que “no conocemos la sociedad en la que vivimos”. “Los hacedores de la ideología oficial no saben qué respuestas ofrecer a una sociedad soviética ya urbanizada”, subraya Fernández Ortiz.

    ¿A qué causas responde la debacle final de la URSS? Se han esbozado un sinfín de teorías. A juicio de Antonio Fernández Ortiz, “hay una traición de los dirigentes; por un lado, llegan a la élite del Partido Comunista una serie de políticos cuyos referentes son la socialdemocracia y la cultura escandinava; en ese momento, los personajes que se hallan al frente de las empresas públicas pretenden privatizarlas, aun a costa de empobrecer a la población; es más, la crisis de abastecimiento que tuvo lugar durante la Perestroika fue deliberadamente provocada por la élite del partido, para generar descontento pero sin estallido social. Por eso Gorbachov es el personaje más odiado de Rusia. Muchas personas hoy no votan al Partido Comunista porque lo consideran culpable de la caída de la Unión Soviética”.

    En la actualidad, no es baladí el porcentaje de gente joven que tiene a Stalin como referente.
    Incluso por encima de Lenin, a la hora de buscar iconos de la Revolución Rusa. Y, frente a los apóstoles del fin de la historia, Antonio Fernández Ortiz recuerda algunas conquistas, inconcebibles sin la construcción de la URSS: las revoluciones de Cuba y Vietnam, los procesos de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial o la implantación (y actual desmantelamiento) del estado del bienestar en Europa. Y otros pequeños logros, básicos para la vida cotidiana: generalizar la calefacción a precio casi gratuito. En las encuestas, la población continúa defendiendo hoy posiciones estatalistas. “Rusia sigue hoy viviendo gracias a los logros del socialismo”, concluye el historiador.

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    Mensaje por Luchador Revolucionario Sáb Abr 06, 2013 6:34 pm

    bueno uno de los errores de la union sovietica fue el creer que habian llegado al socialismo al saber que la construccion del socialismo implica tiempo para que se concrete y se consolide por eso hay un discurso del che guevara pronunciado en argelia en 1965 donde hace una critica a como la union sovietica estaba desviando y mal aplicando el socialismo y eso hay que decirlo las causas en que se provoco el derrumbe de la union sovietica es por que la dirigencia sovietica comenzando por gorvachev desvio y mal aplico el socialismo
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    Mensaje por GAZGRAFF Dom Abr 21, 2013 4:26 pm

    Pienso qe la 2da guerra mundial jugo un papel bastante fuerte en la caida de la URSS
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    Mensaje por stalingrado en la memoria Dom Abr 21, 2013 7:17 pm

    Como en todos los acontecimientos a lo largo de la historia, los motivos por el cual sucede algún acontecimiento significativo no se puede afirmar que ocurrió por una causa especifica, son todos multi-causales: la caída de la Unión Soviética el acontecimiento más significativo y de mayor repercusión mundial de todo el siglo XX.
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    Mensaje por Pedros Dom Sep 14, 2014 10:41 am

    este tema se debería llamar
    no se por que cayo la unión soviética
    cuantas contradicciones

    si hubo traiciono por que el golpe de estado de 1991 no prospero?
    hubo o no hubo corrupción galopante e ineficiencia en al unión soviética?
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    Mensaje por NSV Liit Lun Sep 15, 2014 2:21 am

    Pedros escribió:este tema se debería llamar
    no se por que cayo la unión soviética
    cuantas contradicciones

    Es que así pasa con la realidad, que es contradictoria y compleja. Las explicaciones fáciles y simplonas de la realidad suelen ser falsas.

    si hubo traiciono por que el golpe de estado de 1991 no prospero?
    hubo o no hubo corrupción galopante e ineficiencia en al unión soviética?

    ¿Y qué tiene que ver una cosa con otra? Tú puedes tener razón en un conflicto y no salir ganando. Incluso puedes tener razón y quedar ante la gente como el que no la tiene (depende de muchas cosas). Los comuneros de París tenían razón y eso no impidió que los machacaran brutalmente.

    Respecto a tus preguntas:

    - ¿por qué si hubo traición no prosperó el golpe de estado de 1991?
    Pues por muchas razones. Para empezar porque los que dieron el golpe de estado lo preparon fatal y pareció más bien una iniciativa que partió de ciertos círculos gobernantes sin un contacto muy extrecho con la oposición de izquierdas que se oponía a Gorbachov y el pueblo. Porque la oposición a Gorbachov (desde la izquierda) estaba muy fragmentada, y porque la otra (la de derecha) recibía numerosos recursos del exterior y cerró filas con Gorbachov para derrotar a los golpistas.

    -¿hubo corrupción galopante en la URSS?
    No. No la hubo. Una cosa es lo que afirma la propaganda y otra la realidad. De hecho en la mayoría de los países ex-socialistas la corrupción ha crecido y es hoy mayor que en la época socialista. Y ojo, no estoy afirmando que no hubiera corrupción, en la URSS, estoy diciendo que no era galopante (o inferior a la que hay ahora en esos mismos países o en países capitalistas).

    También hay que tener en cuenta que no podemos mirar la URSS como un todo homogeneo, en la historia de la URSS hubo diversos periodos, así que también hubo momentos con mayor corrupción y otros con menor y donde se perseguía la corrupción con bastante seriedad (no se puede comparar la época de Stalin, por ejemplo, en la que como pillaran a un corrupto acababa, en el mejor de los caos en un gulag, con lo que vino después, pero aún así hay mucho de mito en eso de la corrupción).

    - ¿hubo ineficiencia en la URSS?

    Esto es lo mismo que antes. ¿Ineficiencia en un país que superó las lacras de la Segunda Guerra Mundial y la pobreza tradicional para convertirse en la segunda potencia mundial sin ayuda y casi aislado internacionalmente? ¿Ineficiencia en un país que fue el primero en mandar naves al espacio? ¿Ineficiencia en un país pobre tradicionalmente que fue capaz de enfrentarse a los países más ricos durante varias décadas? Como digo, es lo mismo que antes, habrá que analizar cada segmento de la economía soviética y cada periodo histórico, pero hablar de la "ineficacia de la economía soviética" así en general, es simplemente mentira.

    Por poner un ejemplo, ya hemos hablado aquí en el foro del mito de la ineficacia de la agricultura soviética:

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    Ahí ha quedado demostrado con datos que eso de que la agricultura soviética o socialista es simplemente mentira. Y si te cojes indicadores de otros países socialistas obtenemos el mismo resultado.

    Ineficiencia es lo que tenemos en el capitalismo, no hay más que comparar cómo funcionaban los países socialistas antes de serlo, cómo funcionaron durante la época socialista y cómo funcionan ahora, una vez destruído el socialismo y reintroducido el capitalismo. Pero vamos, la URSS le daba mil vueltas en cualquier tema que analicemos a la Rusia zarista, igual que se lo da hoy a la Rusia capitalista (y eso que durante el mandato de Putin han empezado a levantar cabeza, eso sí, precisamente cargándose el capitalismo liberal de Yeltsin). Por no hablar de Rumanía, Hungría, Eslovaquia, Bulgaria, especialmente Ucrania.

    Salud.


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    Mensaje por Iván456 Lun Sep 15, 2014 3:28 am

    Yo siento que un gran error fue el aislamiento que genero el modelo del socialismo en un solo país, en la época de Stalin el modelo funciono bastante bien y permitió el desarrollo del socialismo en otros países sin la necesidad de recaer en el aventurerismo, pero parece ser que los sucesores de Stalin querían consolidar no el socialismo, si no el comunismo en un solo país, se cerraron a la expansión de la revolución proletaria y con ello la revolución de la URSS termino avanzando aislada del resto del mundo, más aparte de que las relaciones entre los distintos partidos comunistas de los países de Europa del Este y Asía se volvieron bastante tensas.
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    Mensaje por stalingrado en la memoria Lun Sep 15, 2014 3:31 am

    El porque la URSS desapareció:

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    Saludos!!

    PD: No se olviden de darles las gracias a Gorbachov y Balcerowicz por el colapso Rolling Eyes
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    Mensaje por EL KAISER Vie Nov 06, 2015 5:13 am

    el_republicano2 escribió:A parte de lo comentado por el camarada Vitttor, creo que uno de los mayores fallos fue prohibir la homosexualidad. Es cierto que habían cosas más importantes, y que en tu casa haces lo que quieres, pero creo que en la vida sexual del ciudadano no debe inmiscuirse el Estado.

    En esto estoy de acuerdo... qué le importa al estado lo que haga un ciudadano con su vida sexual en su casa... Neutral
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    Mensaje por sorge Lun Mar 07, 2016 11:44 am

    Se nota que este articulista es de la nueva izquierda por sus continuas criticas a la etapa de Stalin, pero es interesante su experiencia con la perestroika.

    Àngel Ferrero
    Rebelión


    Ramón Franquesa es profesor de Economía en la Universitat de Barcelona (UB), donde investiga la gestión de recursos naturales renovables, la economía social y los procesos de organización económica no capitalista. En la década de los ochenta participó en un programa de intercanvio de la Universidad Lomonosov de Moscú que le permitió ser testimonio de la disolución de la Unión Soviética y la rápida transición al capitalismo. Àngel Ferrero entrevistó a Ramón Franquesa para La Directa en el barrio de Gràcia de Barcelona. Esta es la transcripción íntegra de la entrevista.


    ¿Por qué motivo viajaste a la Unión Soviética?

    Fui a finales de los ochenta por diversas razones, pero sobre todo porque trabajaba en un grupo de investigación de empresas autogestionadas y cooperativas de la Universidad de Moscú. En aquel momento se hbalaba de cómo se tenia que hacer la reforma económica, y, dentro de este debate, una de las cosas que se planteaban desde la izuiqerda era intentar ver cómo se podían transformar las empresas estatales, gestionadas por el Gosplan de manera muy poco eficiente, en un tipo de empresa más participada por los trabajadores, con más autonomía. El problema de partida era que la propiedad pública únicamente existía como propiedad estatal y eso condujo a que las empresas fueran poco eficientes y tuvieran poca capacidad de innovación. Éste era uno de los elementos que estaba llevando a la Unión Soviética a la pérdida de innovación y a perder, en cierto modo, la carrera económica con Estados Unidos.

    El programa donde trabajaba era parte de un programa de intercambio universitario entre la Universidad Estatal de Moscú, la Lomonossov, y la Universidad de Barcelona, pero también era muy informal, porque no había dinero para financiar un proyecto como ahora. Lo que había era un acuerdo de intercambio de conocimientos. En la Lomonossov trabajaba en seminarios y grupos de investigación, pero no en las clases formales. Mi ruso era limitado y la Unión Soviética era un país cerrado en sí mismo. No se podía impartir en otra lengua que no fuera la rusa. Los catalanes que fuimos no tuvimos ningún tipo de retribución, el programa sólo cubría la estancia. Una parte del acuerdo era que yo no podía dejar mis obligaciones académicas en Barcelona. Gracias al resto de los profesores, podía concentrar las clases y eso me permitía tener largas estancias en la URSS.



    ¿Cuántos años estuviste?

    Estuve cuatro años, pero ellos continuaron con el programa. Cuando se disolvió la URSS y se emprendió un camino claro de privatización, su esperanza quedó truncada. Se pasó de unas empresas estatales poco eficientes a unas empresas privadas en manos de grupos de mafiosos. Muchas veces los antiguos directores terminaron apropiándose de aquellas empresas.



    Visitaste fábricas y centros de trabajo.

    Parte del programa era mantener conversaciones con los trabajadores. El problema que vivia la URSS era técnico, desde el punto de vista económico, pero también político. Parte de un factor de desánimo, no sólo para mí, sino para mucha gente que trabajaba con nosotros, era observar que los trabajadores no entendían lo que estaba ocurriendo y cuáles serían las consecuencias de la privatizacion de las empresas. Sólo veían a corto plazo una relajación de las obligaciones y una tolerancia más grande hacia el mercado negro. Recuerda que en aquella época una parte importante de los ingresos de los trabajadores procedía de llevarse los productos de la fábrica para venderlos en el mercado negro. En estos años de transición, los directores de la fábrica que aspiraban a quedarsela compraron una cieta paz social a partir de la tolerancia hacia este hecho. Después, evidentemente, la situación se invirtió y pasaron a comportarse como verdaderos empresarios: desaparece cualquier concesión en la jornada laboral (hasta entonces el absentismo era frecuente) o en la tolerancia hacia el hurto.



    Has explicado que una parte del proceso fue convertir a los obreros en accionistas y después presionarlos para convencerlos de que vendieran sus acciones.

    Eso fue en la etapa final. Tienes que pensar que todo el proceso fue muy caótico. Se pretendía privatizar a las empresas, pero este proceso se hizo sin que existiera un sistema impositivo, porque en la URSS, donde todas las empresas eran propiedad del estado, no había beneficios empresariales. Una de las dificultades era que, al introducir un mercado –como instrumento de medida de la calidad–, tenían que introducirse, también, impuestos, mercados de materias primas, productos, etcétera. En este proceso se tenía que introducir un sistema fiscal. Este sistema, sin embargo, no se introdujo hasta más tarde y todavía hoy Rusia tiene un sistema fiscal más que deficiente. La evasión fiscal era (y sigue siendo) elevada y las empresas no tributaban lo que tributarian en un estado capitalista mínimamente avanzado. Los beneficios empresariales tributaban de manera muy deficiente o no lo hacían en absoluto. El estado se quedó rápidamente sin recursos. El único recurso que le quedó fue el de imprimir rublos y generar inflación. Eso provocó una pérdida del valor adquisitivo y la ruptura del acuerdo social que existía previamente. Todos los acuerdos sociales, salarios, pensiones, etcétera, dejaron de tener sentido. La inflación galopante obligó a los pensionistas a volver a trabajar y aniquiló toda la legalidad que se había acumulado durante la Unión Soviètica. Pero políticamente convenía, porque muchos de los empresarios no querían pagar impuetsos y porque era una manera de romper los acuerdos sociales que no podían cambiarse de un día para otro a golpe de decreto. El mecanismo para conseguirlo fue la devaluación de la moneda. Eso formaba parte del caso, que fue un caos planificado por determinados sectores sociales para desmontar la estructura administrativa del país.


    ¿Qué tipo de debates teníais con los trabajadores?

    En este proceso, nuestro trabajo era intentar convencer a los trabajadores y sindicalistas que no vendieran su participación en la propiedad de la empresa, sino que la reinvidicassen para su colectivo laboral. En el momento clave de la transición, cuando Yeltsin llega al poder, el que hace es estimar el valor de todos los activos del país y dividirlo por el número de habitantes para asignar a cada habitante una participación en el valor del país. Este cálculo se hizo de manera fraudulenta. La gente recibió una especie de acciones y los directores de una empresa, si querían comprarla, tenían que reunir las acciones que valía para que el estado se la cediese. Lo que hicieron los empresarios fue comprar estas acciones a los trabajadores, mucho de los cuales llevaban dos mesos sin cobrar, sufriendo calamidades, y dispuestos a vender su participación a bajo precio, prácticamente los precios que les ofrecieron, porque así salían del brete en que se encontraban. La falta de perspectiva política y conocimientos económicos llevó a que la gente se desprendiese masivamente de estas acciones. La diferencia salarial en la URSS era de uno a seis. En este período surgió un núcleo de unas 200 ó 300 mil personas que, de repente, podían comprar el país. La única manera de que aquello fuera posible fue, evidentemente, a través del fraude, el robo y la extorsión.



    ¿Qué pensaban los trabajadores?

    En la URSS la percepción de los trabajadores era que el director de la empresa no era una persona que los estuviera explotando (y, de hecho, era así), sino un intermediario entre ellos y un poder central que se encontraba muy lejos, el Gosplan, la oficina central de planificación en Moscú. Esta persona intermediaba entre el centro y ellos de manera paternalista. Por ese motivo muchos obreros pensaban que la transferencia a estos directores mejoraría todavía más su situación. Así que les vendieron sus acciones. Pero, obviamente, cuando esta persona pasó a tener la propiedad de la empresa ya no se comportó del mismo modo.

    Uno de los problemas añadidos era que, si había una incultura económica entre los trabajadores, también la había entre esta clase burocrática. Eso contribuyó a la caída del país. Muchos de estos directores ni siquiera sabían actuar como capitalistas. El primer error que cometieron fue, una vez apropiadas las empresas, capturar como beneficio económico toda diferencia entre costes e ingreso. Es decir, no amortizaron la maquinaria. Es un error grave. Ningún gerente en un país capitalista es capaz de cometer un error así, no entender que algún día tendrá que reponer la maquinaria. Como que se trataba de empresas públicas, la inversión siempre la hacía el estado, no partía de una acumulación interna en la misma empresa. En algunos lugares, cosas como alguna reposición, reparar el techo o poner las bombillas podía correr a gasto de la empresa, pero en cualquier caso la gran inversión procedía del estado. Y estos gerentes que se apropian de las empresas que habían hecho funcionar durante decenios siguen actuando al día siguiente como lo hicieron durante todo aquel tiempo.

    Durante la URSS, el Estado se quedaba antes con los beneficios. Había corrupción, pero vista la corrupción que hay hoy en día, la corrupción de aquella época nos parece de risa. Corrupción, en aquella época, quería decir que el director se llevaba a casa un televisor o dos botellas de champán. Era una corrupción que tenía efectos sobre todo en el plano moral. El drenaje de recursos se hacía en la infeiciencia y no porque nadie acumulase grandes cantidades de bienes materiales, entre otras cosas porque uno de los aspectos de la cultura, de la sociedad soviética (tampoco necesariamente demasiado sano, pero era parte de como era la gente) era la envidia. Si el vecino tenía demasiadas cosas, inmediatamente se generaba un entorno agresivo. Quien tenía, tenía que esconderlo y no hacer ostentación, porque de lo contrario tenía quedar explicacions de dónde había salido todo aquello. Era una sociedad que se vigilaba mutuamente y la corrupción estaba limitada.

    Cuando llegó el cambio, esta corrupción ya no es de un televisor, sino de coches, casas, inversiones, dinero que se saca rápidamente al exterior. Estos supuestos empresarios se quedan con la empresa, pero la gestionan mal, no hacen, por ejemplo, ninguna inversión. Muchos se convirtieron en simples liquidadores de empresas. Es decir, compraron la empresa y vendieron la maquinaria como chatarra. Es cierto que la situación era muy difícil. Tal era el caos dentro de la Rusia post-soviética, que una fábrica de tejidos, por ejemplo, tenía muchas dificultades para conseguir algodón, porque los transportes no funcionaban o la materia prima se robaba durante el transporte. Al final muchos optaron por vender la maquinaria a los japoneses como chatarra a cambio de tener una cuenta corriente en Suiza, pongamos por caso. En muchos casos se vendieron los terrenos o los apartamentos que eran propiedad de la empresa. Estas liquidaciones no ayudaron a la economía, más bien todo lo contrario: mucha gente terminó en la calle y sin nada, ya que había vendido antes sus acciones de la empresa.



    ¿Qué papel jugó el capital extranjero?

    Las empresas que aún se resistían se vieron forzadas a vender la propiedad a empresas extranjeras a precios muy bajos, la mayoría de las cuales tenía como objetivo cerrarlas para terminar con la competencia. Para evitar una catástrofe, en Polonia, por ejemplo, tuvieron que aprobar una ley excepcional que prohibía la compra de terreno por parte de alemanes. En Rusia, las “inversiones” fueron, sobre todo, estadounidenses. Durante toda la transición había un cierto papanatismo hacia la superioridad estadounidense. El pueblo ruso se ve en este momento derrotado por una potencia que económicamente parece mayor y más capaz, y por lo tanto, el país a imitiar se convierte inmediatamente en los EE.UU. Al menos para una parte de la sociedad. La otra se convirtió al antiamericanismo, que se irá reforzando con el paso del tiempo. En sus inicios había un elemento racional en todo esto, porque los directores rusos se habían limitado en su mayoría a liquidar empresas, pero esta esperanza se desvaneció rápidamente. Estados Unidos no optó por construir un aliado estratégico ayudando a su desarrollo, sino que intentó arruinar al país tanto como pudo. Se siguió vengando del enemigo de la Guerra fría en el pueblo ruso. No era un problema que tuvieran solamente los antiguos dirigentes del Kremlin, a algunos de los cuales los trató i sigue tratando muy bien, sino que era un conflicto que tenía con el pueblo ruso. Y el pueblo ruso ha pagado este odio de sectores influyentes de Estados Unidos y sus aliados. Si algún país ha sido beligerante con Rusia, ése ha sido EE.UU. Yo creo que a medio plazo el antiamericanismo jugará un papel fundamental en Rusia, porque el pueblo ruso se siente engañado y estafado. Todas estas empresas, en el mejor de los casos, se convirtierion en plataformas de distribución de mercancías del extranjero.



    De hecho, la dependencia externa continúa siendo uno de los problemas de la economía rusa.

    Rusia pasó de ser un país que tenía todo tipo de producción industrial a convertirse en un país exportador de materias primas. Lo que acaba salvando a Rusia es el gas y el petróleo. Pero, claro, eso no es propio de un país desarrollado, es propio de un país de la periferia que compensa todas sus deficiencias estructurales exportando materias primas: petróleo, gas, madera...



    ¿Qué explica la pasividad de la población rusa?

    Hay diversos factores que explican este fenómeno. En primer lugar, políticos y culturales. La gente había delegado la política a los dirigentes. La idea general era que otro tomase las decisiones, porque tomar decisiones, después del estalinismo, era un asunto arriesgado. La URSS era una sociedad que teóricamente estaba en manos de los ciudadanos, pero éstos en realidad no participaban políticamente ni tenían cultura política. El efecto desmoralizador que supuso ver cómo estos dirigentes, que hasta hace cuatro días hablaban de socialismo, se convertían en los primeros ladrones, fue enorme. El péndulo pasó rápidamente de un lado al otro. El rico quería demostrar que era rico, entre otros motivos, para atemorizar a la gente que tenía a su alrededor. Yo no he visto en Occidente tanta ostentación como la que había en la Rusia de entonces: en coches, en vestidos, en escoltas (como el país había quedado en manos de mafiosos y la ley no se aplicaba, muchas cosas se solucionaban simplemente a tiros). Uno de estos “nuevos rusos” podía llevar una escolta de 20 personas armadas, con las armas visibles. Veteranos de Afganistán, mafiosos... Empujando a la gente por la calle en Moscú mismo. La sensación de impotencia ciudadana, en un país donde hasta entonces los policías ni siquiera llevaban pistola cuando patrullaban (casi nunca pasaba nada), augmentó considerablemente.



    ¿Cuál fue el proceso que llevó del entusiasmo al desengaño y después a la nostalgia?

    Si la gente pudiera votar, lo haría a favor de volver a la situación anterior. Pero las estructuras han cambiado. Y los cambios no son fácilmente reversibles. Es un proceso largo, pero como todo proceso social, hay cosas que se van acumulando lentamente, hasta que en un momento dado explotan y después se aceleran inmediatamente.

    ¿De dónde venían los problemas? En los años veinte el estalinismo despolitizó a la sociedad. La participación política se transforma en una sumisión cuasirreligiosa. Las decisiones se van delegando en escalas superiores de la jerarquía, porque cualquier decisión podía hacerte terminar en un campo de concentración. La gente s elimitaba a cumplir estrictamente las órdenes. Eso empobrecía la sociedad. El estalinismo transformó un país agrario en uno industrial. En los treinta existe la sensación de que Rusia está asediada y de que en cualquier momento serán aniquilados. La sensación tenía una base real. Como estamos asediados, se piensa, hay que acabar con el enemigo en cualquiera de sus expresiones, entre ellas la disidencia.

    La Segunda Guerra Mundial reactivó la sociedad por la sensación, nada equivocada, de que, o ganaban, o eran destruidos como nación. Se puso marcha de nuevo toda la creatividad revolucionaria: la gente no espera a recibir órdenes y toma la iniciativa para producir, para combatir, para improvisar la defensa. Pero terminada la Segunda Guerra Mundial, todo eso se termina. Después de la Segunda Guerra Mundial, la sensación de ser destruidos desaparece. Jruschov intenta corregir las desviaciones del estalinismo, pero el legado es demasiado grande. Después lo intentaron Kossiguin, Andrópov y, finalmente, Gorbachov. En la historia soviética hay un intento permanente de salir del modelo de socialismo estatalista para ir hacia un modelo descentralizado: en la Nueva Política Económica (NEP) de Lenin, en el intento de reforma de Kossiguin o en la perestroika de Gorbachov. Pero la inercia siempre fue demasiado grande. Breznev destituye a Jruschov, y durante su mandato, que parece muy tranquilo, el estancamiento se extiende como un cáncer. Breznev hace, a grandes rasgos, una combinación para salir del brete: saca todos los elementos represivos del estalinismo, pero manteniendo sus funciones económicas, muy estatalizadas e ineficientes. No hay incentivos materiales, ni incentivos económicos. Los incentivos morales no tienen una duración estructural, sólo se mantienen en tiempos de crisis y guerra. ¿Por qué trabajaba la gente durante el estalinismo? Por miedo. El estalinismo era un sistema brutal e inmoral, pero, tristemente, que funcionaba económicamente. Con Breznev se mantiene la fachada ideológica a la vez que se eliminan los castigos, y el sistema, lógicamente, se va pudriendo, de manera que, cuando llega Gorbachov al poder años después, se encuentra con una productividad muy baja.

    Te doy un ejemplo: durante una serie de visitas a una fábrica vimos a un hombre sentado en una silla sin hacer nada. Cuando preguntamos cuál era su función, nos respondieron que formaba parte de la plantilla. “¿Y por qué lo tenéis sentado?”, preguntamos. “Este hombre es un alcohoólico. Si lo ponemos en la cadena de producción nos causa problemas. Por lo tanto, preferimos tenerlo sentado y que no nos dé quebraderos de cabeza”, me respondieron. Eso tiene una parte humana importante (nadie se planteaba su despido), que forma parte de la ambivalencia moral de la URSS. Pero eso mismo destruía el país. Porque, a finale de mes, cuando aquella persona recibía su salario, era el mismo que el del obrero que había ocupado su puesto de trabajo de ocho horas, generando un sentimiento de agravio comparativo. Así que mucha gente comenzaba a plantearse por qué esforzarse si, en cualquier caso, cobraría igual. Todo eso hizo que la gente perdiese el interés y la motivación por su trabajo, y agravó la situación. Pero, ¿cuál era la situación? ¿Una vuelta al estalinismo, a la coacción? ¿Introducir mecanismos de incentivos salariales?



    Muchos ven en la reforma de Gorbachov la brecha por donde se coló el capitalismo.

    La reforma era necesaria. Pero en esta situación, la gran mayoría social era incapaz de tomar la iniciativa. No hubo ningún diálogo social para corregir este tipo de situaciones, apra encontrar soluciones justas en lugar de normalizar un hecho que no lo era. Era una salida complicada, que necesitaba mucha participación de la gente, porque en el momento en que se descentraliza la economía, la gente no acaba de entender la necesidad de un socialismo autogestionario. Todo el mundo ve que un socialismo estatalizado –y mucho más después de la experiencia soviética– retrae la iniciativa popular y tiene aspectos muy desagradables. Pero un socialismo descentralizado implica que la sociedad tiene que crear tipos impositivos, límites sobre qué nivel de desigualdad es aceptable, cuál es el salario base para que las personas marginales como la del caso anterior no queden en situación de riesgo de pobreza, etcétera. Y eso implica una gran participación social para reorganizar a la sociedad. Si la personas se retraen, si se niegan a participar, si se hace una asamblea de trabajadores y nadie habla, la reforma no es posible. Éste era el problema.

    Quienes se apropiarion de los recursos también se apropiaron de la iniciativa política. Y buscaron la brecha, que fue efectivamente la reforma, para convertir lo que tenía que ser una reforma de carácter socialista en un paso en dirección al capitalismo salvaje en un período muy breve de tiempo. Se cuelan por esa brecha, pero no por la reforma en sí, sino por la pasividad política de la población. Una población que había perdido su protagonismo, que no entendía lo que sucedía después de años de escuchar que aquel socialismo en el que vivían era el correcto. Es una situación muy complicada. Esta misma tradición jugó en contra del cambio hacia un modelo de socialismo descentralizado.



    ¿Qué pasó con el Partido Comunista?

    Todos los partidos posteriores salieron del Partido Comunista. Y no de cualquier sitio, sino de la dirección misma, del Comité Central. Después del golpe de estado de Yeltsin [en 1993], la misma persona que antes ocupaba un cargo seguia ocupándolo en el nuevo régimen, sin cambiar de despacho ni de teléfonos. Una pequeña parte de la gente continuó en el proyecto de transformación social, pero no fue el caso, obviamente, de la mayoría de dirigentes, todos los cuales procedían del PCUS. En el PCUS existía la sensación de que el negocio se había ido a pique y había que montar otro. Cada uno se montó su propio partido, buscando un pretexto ideológico. Para aquella gente, educada en la época de Brezhnev, donde cada vez había más diferencias entre lo que se decía y lo que se hacía, el ejercicio de la política era el ejercicio del cinismo y de la mentira. En lugar de hablar del pueblo soviético comenzaron a hablar del pueblo ruso y la iniciativa individual. Pero son las mismas personas, que a veces, con la fe del consverso, adoptan otro catecismo, con el mismo cinismo que tenía antes.

    Recuerdo la siguiente anécdota: el alcalde de Bucarest tomó la decisión de destruir el monumento a Marx. Un socialismo fue a verlo para protestar contra el fanatismo de llegar a destruir una estatua de Marx, que no tenía culpa de nada, y pedirle que detuviera la demolición. La respuesta que le dio fue: “No te preocupes. Probablemente tengas razón. Pero ahora la gente nos pide que la destruyamos. Si consegues cambiar su opinión, ven a verme de nuevo para que la vuelva a poner.” La idea que había al detrás no es sólo la hipocresía de esta persona, sino que él se veía a sí mismo siempre como alcalde. Si para serlo antes tenía que colgar un retrato de Marx, ahora sólo tenía que cambiarlo por el de Milton Friedman. Y, si la gente cambiaba, entonces él sacaría el de Friedman y volvería a poner el de Marx.

    El PCUS básicamente estalla en una serie de partidos políticos que después acaban convergiendo hasta lo que hoy es Rusia Unida. Tienen a algunos críticos con el gobierno soviético, pero básicamente se compone de antiguos funcionarios del partido y siguen funcionando del mismo modo que siempre lo habían hecho con sus aimgos, sus familias y sus círculos de influencia.



    ¿Y el núcleo duro del PCUS?

    El PCUS se disolvió para disolver a la entidad que había designado a mucha gente en sus cargos. Al desaparecer esta entidad, nadie los podía echar, al menos tmeporalmente. Por ese motivo quien disuelve el PCUS es, básicamente, la misma dirección del propio PCUS. Y quieren una disolución rápida, no sea que haya otro golpe de estado y la nueva dirección los destituya a todos. Así se disuelve el organismo del cual, irónicamente, partía su legitimidad, en el que habían hecho carrera política y gracias al ocual ocuparon su cargo. El Partido Comunista restante se componía de una base social que, en buena medida, se sintió engañada, y que, adoptando una actitud nostálgica, lo reconstryue.



    Pero sin ningún tipo de autocrítica y con un fuerte componente nacionalista.

    La mayoría de dirigentes comunistas continua teniendo vínculos muy estrechos con el antiguo sistema. El Partido Comunista no ha jugado un papel radical de oposición a las medidas de liberalización. Juega un papel de acompañamiento, de “leal oposición”. Por otra parte, una parte de estos cuadros intenta recuperar la situación que tenía en el pasado.

    Con el cambio de sistema se podía pasar de tenir mucho poder a quedar mal colocado. La gente que quedó mal colocada se quedó en el Partido Comunista, junto a muchos que seguían compartiendo le ideal socialista, pero es un ideal socialista que mira, sobre todo, al pasado. Para muchas deestas personas, el programa simplemente es volver a lo que había antes, a pesar de que la historia no vuelve nunca para atrás. Esta nostalgia hace muy difícil que a corto plazo pueda recuperar un papel relevante. Todo esto, en cualquier caso, es muy incierto, como lo son todos los procesos sociales. El Partido Comunista de la Federación Rusa (KPRF), que actualmente es el principal partido de la oposición, tampoco tiene propuestas serias.



    ¿De dónden surge el nacionalismo?

    Surgen de la percepción, real, de que los están destruyendo...



    ¿Y fenómenos hasta entonces desconocidos, como la xenofobia?

    No eran fenómenos desconocidos, ése es era el problema. Uno de los elementos que articula el estalinismo en los últimos años es el antisemitismo. Los judíos tuvieron el papel de chivo expiatorio de los problemas de la URSS, de lo que no funcionaba. Yo lo viví durante la época de Gorbachov, a quien también acusaban de ser judío sectores próximos a Yeltsin. La envidia hacia los judíos era muy grande, porque los judíos, perseguidos secularmente, vieron en la URSS la posibilidad de liberarse. Muchos de los dirigentes bolcheviques son de origen judío. ¿Por qué? Porque son un grupo perseguido y porque su tradición interna de grupo oprimido es muy importante, para sobrevivir en la sociedad, obtener una cualificación. En la URSS, cuando comienza a generalizarse el acceso a las universidades y academias, los judíos animan a sus hijos a estudiar. Como consecuencia, la representación judía en la intelectualidad era enorme. Eso se interpretó entre la población rusa como si los judíos se ayudasen entre ellos o incluso conspirasen contra los rusos étnicos. Yo recuerdo haber visto en Leningrado, poco antes de la disolución de la URSS, carteles que parecían propios de la Alemania nazi, con lemas como “los judíos están destruyendo a la Unión Soviética” o “los judíos nos roban”. El antisemitismo y el racismo fueron utilizados como válvula de escape para todo lo que fallaba en la URSS. A corto plazo, muchos judíos se marcharon del país, gracias también a la política de Israel, que favorecía su emigración, sabiendo perfectamente que se trataba de inmigrantes cualificados. Desde el punto de vista cuantitativo, puede que no fuera muy significativa, pero desde el punto de vista cualitativo sí que lo fue y contribuyó al declive del país.



    ¿Qué pasó con el resto de repúblicas soviéticas?

    En general no tuvieron muy buen final. No olvidemos que en las repúblicas bálticas la población rusa continua sin tener papeles. Con el argumento de que no conocen las lenguas propias de estos países se les niega el pasaporte y el derecho a votar. Hablamos de familias que llevan viviendo en el territorio desde hace generaciones, cientos de años. Y la Unión Europea permite esta aberración. Eso ha dividido el país en dos campos, porque son culturas y lenguas muy diferentes. Los rusos no son reconocidos en ninguna de las repúblicas bálticas como minoría. Evidentemente, eso genera un aumento del nacionalismo panruso y una dinámica muy peligrosa de cara al futuro. Los rusos que viven en Lituania, desprovistos de papeles, se convierten en mano de obra a bajo precio, que a su vez presiona el mercado laboral a la baja. Y además está la historia: los nacionalistas lituanos apoyaron a los alemanes durante la Segunda Guerra Mundia. Y dos generaciones son pocas.

    La población rusa vive marginada, no tiene derecho a voto y en las zonas donde viven hay una falta de inversiones consciente y buscada. Todo eso tenía que haberse terminado con la Unión Europea, que teóricamente no permite este tipo de discriminación. Pero no ha pasado nada. Se ha permitido que estos países sigan funcionando así. De hecho, lo ha empeorado, porque el nacionalismo báltico se ve legitimado para continuar y aumentar esta discriminación.



    ¿El grupo de investigación continuó?

    Continuó con muchísimas dificultades, y, desde el punto de vista institucional, está en la marginalidad. En Rusia los sujetos políticos continuan muy anclados en el pasado. El KPRF es un partido con muchas particularidades, especialmente en la dirección. Muchos de ellos tienen vínculos con gente muy alejada políticamente del comunismo. Cuanto más lejos queda todo aquello, cuanto más dura es la realidad, cuanto más pasa el tiempo, más se olvidan los defectos que tenía el sistema y más se idealiza. Hasta que no haya un cambio generacional es difícil que puedan surgir cosas nuevas. La primera generación que no tiene recuerdos y no ha estado implicada en aquel proceso, y que, por lo tanto, no tiene trapos sucios que esconder, ahora comienza a participar políticamente. Ya veremos lo que pasa.
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    Mensaje por PequeñoBurgués Lun Mar 07, 2016 1:34 pm

    Excelente artículo. Recomendada su lectura y discusión.
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    Mensaje por Claudio Forján Mar Ene 01, 2019 10:08 pm

    Ramón Franquesa escribió:¿Por qué trabajaba la gente durante el estalinismo? Por miedo. El estalinismo era un sistema brutal e inmoral, pero, tristemente, que funcionaba económicamente. Con Breznev se mantiene la fachada ideológica a la vez que se eliminan los castigos, y el sistema, lógicamente, se va pudriendo, de manera que, cuando llega Gorbachov al poder años después, se encuentra con una productividad muy baja.

    Esto que cuenta el entrevistado no es del todo cierto. En tiempos de Stalin muchos salarios eran a destajo. Es decir, a los obreros se les pagaba por piezas, no por horas. Además, las diferencias salariales según niveles de cualificación eran elevadas. Fue precisamente Jruschov quien acortó las diferencias salariales y cambió el pago por piezas por el pago por horas. Reformadores aún no pro capitalistas, como Andrópov, precisamente se plantearon la reintroducción de incentivos salariales. Todo esto lo cuentan los comunistas estadounidenses Roger Keeran y Thomas Kenny en el libro El socialismo traicionado.
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    Mensaje por sorge Mar Mar 30, 2021 12:00 pm

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    El socialismo traicionado. Tras el colapso de la  Unión Soviética

     
    “La revolución (caída URSS) no fue consecuencia del bajo rendimiento económico del estado, de la presión nacionalista de las Repúblicas de la Unión o del descontento popular por la falta de libertad o bienes de consumo, ni siquiera del esfuerzo de liberalizar un régimen dictatorial (…), la clave del desenlace se encuentra en la cumbre del sistema político o “del estado”. (…) El problema no era la debilidad del estado como tal, si no el estado mental debilitado de quienes lo dirigían”
    Jerry Hough. 1997
    Brookings Institution
    (uno de los grupos de estudio y presión liberal mas importantes de EEUU)
    ¿Cómo pudo sobrevivir el sistema socioeconómico de EEUU, que en 1929 conoció una crisis financiera que envió al paro al 40% de la población, y que aún hoy cuenta con millones de personas en la pobreza o sin seguro médico, y hundirse la URSS mientras sus ciudadanos tenían una protección social única en el mundo? ¿Cómo pueden perdurar sistemas altamente desiguales y corruptos en África y caer, sin apenas resistencia, un país que había pasado del semifeudalismo a tener la cuarta parte de los científicos mundiales en apenas 50 años?                                                                      
    24 años después de la caída de la URSS, en 1991, persiste el debate sobre las causas del hundimiento del primer estado que intentó construir el socialismo. La versión oficial habla de un sistema incapaz de satisfacer las necesidades de consumo de su población, que se agolpaba en interminables colas en los supermercados, con un estado burocrático e ineficiente, poco democrático. Quienes nacieron tras la caída de la URSS y los países del este se imaginan grandes manifestaciones que acabaron con un régimen odiado por su población… ¿Qué otra cosa si no hace caer los gobiernos? Sin embargo, en 1991 tiene lugar un referéndum masivo en las repúblicas de la URSS, con una pregunta ¿Quieres que siga existiendo la URSS?. El voto afirmativo superó el 70% en casi todos los estados, y en los centroasiáticos el 90%.
    El libro “El socialismo Traicionado”, del historiador Roger Keeran, de la Universidad Princeton de Nueva York, y del economista Thomas Kenny, es fruto de un arduo trabajo de investigación de más de 4 años. Un libro de lectura amena, y que tras acabarlo, deja la sensación de ser, sencillamente, otra lectura imprescindible.
     
    ¿Un mundo gris?
    La planificación económica permitió que en un país destrozado, el sector industrial pasase de 1928 a 1940 del 28% al 45% de la economía, con un crecimiento anual económico del 11%.  Esa base permitió que la joven URSS aniquilase a más de 2/3 del ejército Nazi apenas 23 años tras el inicio de la revolución.
    En la URSS los ciudadanos apenas conocían la inflación – aumento de precios-, el desempleo, la pobreza extrema o la discriminación racial. En 50 años Rusia pasó de ser un país atrasado, que a modo de comparación apenas llegaba al 12% de la producción de EEUU, a tener una producción industrial y agraria del 80 y 85% de las de EEUU, respectivamente. Aunque el consumo por habitante era menor que el estadounidense medio, ninguna nación en la historia había aumentado a tanta gente su calidad de vida tan rápido.
    El trabajo estaba garantizado por el Estado, la educación era gratuita, los estudiantes universitarios recibían un salario, la URSS contaba con el doble de médicos per cápita que EEUU…  En los años 60, apenas 15 años tras la 2º guerra mundial, que acabo con más de 20 millones de vidas de soviéticos, los trabajadores tenían 21 días festivos al año. El desempleo o el analfabetismo eran desconocidas en la Unión Soviética.
    Los sindicatos podían prohibir despidos y destituir directivos. El estado regulaba todos los precios y subvencionaba los alimentos básicos, la vivienda, los libros, los periódicos y los acontecimientos culturales.  A su vez, el estado aumentaba el precio de los productos de lujo por encima de su valor, para subvencionar a los anteriores. El alquiler apenas representaba un 2-3% del presupuesto familiar, y el agua y los servicios públicos un 4-5%.
    Pero la URSS estaba lejos del igualitarismo extremo que dibujan en occidente, con todo el mundo viviendo y vistiendo igual. Quienes más cobraban eran los artistas, escritores, profesores, gerentes y científicos, unas 10 veces más que los obreros. Los directivos de empresa no ganaban más de 4 veces el salario de los obreros. Mientras, en EEUU, los directivos ganaban 480 veces más que los obreros medios.
    La semana laboral era de 40 horas, y de 35 para los trabajos más duros. El derecho al voto universal y al aborto eran legales cuando en la gran mayoría de Europa las mujeres aún no tenían esos derechos. También existía un sistema universal de pensiones, pionero en el mundo en la época.
    Los increíbles éxitos del socialismo pueden confirmarse de otra manera: 7 años después de la caída de la URSS la economía se había hundido a la mitad. Rusia produce ¼ parte de la carne o leche de antaño y los salarios descendieron a menos de la mitad. El tifus, la tuberculosis y la fiebre tifoidea alcanzaron proporciones nunca antes vistas. La esperanza de vida se hundió a 70 años, igual que en el siglo 19.
    ¿Un paraíso en la Tierra?
    La URSS, aun con sus enormes ventajas, conocía problemas serios. El contexto no pudo ser más hostil. Destrozada por la I Guerra Mundial, que llevaría al triunfo de la revolución, la Rusia soviética fue cercada por las potencias extranjeras y sometida a una guerra civil en los años 1920. En los años 1930 el campo conoce hambrunas ocasionadas por la negativa de los campesinos ricos a vender el excedente al estado soviético, prefiriendo quemar cosechas y asesinar ganado. Menos de 10 años después, invadida por la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial, más de 20 millones de soviéticos murieron y 40 millones fueron lesionados y mutilados.
    Pero las respuestas de la dirección soviética no siempre fueron ecuánimes. Para boicotear el nacionalismo de elementos reaccionarios de la periferia en la Guerra Mundial, Stalin reubicó poblaciones enteras. En la lucha interna partidaria miles de cuadros comunistas fueron injustamente condenados y asesinados.
    La economía soviética, tampoco era un paraíso. La centralización económica había permitido un crecimiento increíble del país. Pero a  medida que la economía crecía, también lo hacían los problemas de la planificación, que aumentaba en complejidad. La ausencia de iniciativa, la burocracia, la falta de introducción de la computación en el proceso productivo, la escasa interacción con los consumidores… eran problemas cronificados en la economía soviética. “La sobrecentralización malbarataba recursos, producía cuellos de botella en suministros, premiaba el cumplimiento puramente cuantitativo del plan y a las empresas no productivas”, escriben los autores.
    Andropov intentó optimizar la planificación durante los escasos años que su salud le permitió estar al frente del PCUS. “Reconocía que los métodos de planificación y de gestión vigentes socavaban la eficiencia y la introducción de ordenadores, robots y tecnología flexible, ya que la adopción de nuevos métodos de producción podían retrasar el cumplimiento del plan industrial”. De una manera mesurada y centralizada, quiso dar mayor autonomía a las empresas y granjas estatales para que “los que se arriesgan a introducir nuevas tecnologías no se encuentren en desventaja”. Para intentar hacer frente al despilfarro de recursos energéticos y a la escasa cantidad y calidad de bienes de consumo, así como de algunos alimentos Andropov quería enfrentar la “incapacidad de utilizar los descubrimientos de la ciencia y tecnología (…) debidos a una planificación que ponía demasiado énfasis en conseguir objetivos cuantitativos de producción debido a que mejorar los productos y los métodos de producción podía reducir temporalmente o hacer más lenta la producción, era un freno intrínseco a la innovación.”
    En la URSS también exstía la corrupción y el arribismo. En Uzbekistan, el líder del Partido tenía a 14 parientes trabajando en la estructura partidaria, y los sobornos y la arbitrariedad eran la norma. El ambiente excesivamente formalista de las reuniones contrastaba con los intensos debates ideológicos de las primeras décadas. En el ámbito laboral existía una falta de disciplina laboral, y el consumo elevado de alcohol hacía perder cientos de miles de horas anuales de trabajo.
    Dos líneas en el seno del PCUS
     
    “El tipo de  reformismo de Gorvachov tomó por sorpresa buena parte del mundo occidental. Pero en realidad Gorbachov forma parte de una tradición reformista casi tan vieja como el mismo partido. Nicolai Bujarin, uno de los camaradas más cercanos a Lenin, fue padrino este grupo”.
    Washington Post
    La tesis fundamental de los autores, es que en el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), existía un debate desde sus mismos inicios entre 2 líneas políticas: una que minusvaloraba la lucha de clases en el socialismo, y otra que reconocía que seguía operando. La primera, representada por Bujarin, se mostraba a favor de  mantener la propiedad privada, los mercados competitivos y los incentivos de lucro. La otra, representada por Lenin y Stalin, entendía que mientras existiesen empresas privadas en el socialismo existirían intereses opuestos entre los trabajadores y la clase burguesa, entre la economía estatal y los intereses privados. Eso no significa que Lenin negase el papel del mercado en el socialismo: la NEP, la Nueva Política Económica, fue la respuesta a la Guerra Civil que devastó al país tras el triunfo de la revolución,entre 1918 y 1921, en  la que 22 naciones, incluyendo la lejana Australia, cercaron y mandaron tropas a combatir al Ejército Rojo. Ante una industria destruida, una base débil de implantación en el campo, y unas ciudades famélicas, Lenin permite a los campesinos vender los excedentes de su cosecha en el libre comercio y empresas privadas. Para Lenin la NEP era una solución temporal para aumentar la producción, a la vez que un peligro. Era, según su punto de vista, un retroceso necesario pero temporal. Bujarin, junto a Trotski y otros dirigentes, optaban por aumentar y profundizar la NEP. No lo veían como una concesión temporal, si no a largo plazo.
    La línea de Bujarin, sería defendida posteriormente, con mayor o menor intensidad por Krushov y Gorvachov. La postura política de estos dirigentes, tenía un respaldo real: los intereses del sector de la población que se enriquecía con la parte privada de la economía. En un primer momento, era el campesinado, que ocupaba el 80% de la población. Sin embargo, en los años 60 los campesinos solo representaban el 20% de la población, y muchos de ellos eran trabajadores de las granjas estatales o colectivas. Pero a esas alturas, los pequeños y medianos empresarios surgidos al calor de la NEP y posteriormente de la economía privada legal o ilegal, ya ocupaban el 30% de la actividad económica.
    En 1953 Krushov llega al frente del PCUS y del Estado Soviético. Jrushov “creía en un camino rápido y fácil hacia el comunismo (…),quería incorporar al socialismo mecanismos de mercado, descentralización, una cierta producción privada, una gran dependencia de los fertilizantes y el cultivo de maíz y un aumento de la inversión en bienes de consumo (…) Hacía énfasis en que la URSS compitiese con los EEUU (..) respecto a los bienes de consumo, una carrera que la URSS no podía y seguramente no debía ganar”. Bajo su dirección se descentraliza gran parte de la economía, se cierran las estaciones de tractores estatales que alimentaban de tecnología a las granjas, se imitan los métodos agrarios americanos, se promueve la carrera del consumo y se minimiza la importancia de la lucha de ideas. Hasta tal punto que “en un momento tan temprano como 1953 la influencia occidental empezó a penetrar en muchas áreas de la economía”.
    Junto a las medidas que debilitaban la planificación, Krushov debilita el aparato político. Recluta masivamente militantes para el PCUS. Divide al Partido en 2 secciones: la agraria y la industrial. Aunque tras su muerte estos cambios serían rectificados por Bresnev, éste iniciaría una igualación de salarios que dañaba a la productividad. La visión de los dirigentes soviéticos del tránsito rápido hacia el comunismo, les hizo abandonar el punto de vista de Marx, según el cual en el socialismo se remuneraría “de cada quien según sus capacidades, a cada quien según su trabajo”.
    Guiados por la teoría de que en la URSS existía un gobierno “de todo el pueblo”, en la composición del PCUS pasa a perder relevancia. El numero de trabajadores disminuye drásticamente. En 1980, los intelectuales y profesiones liberales y administradores, representaban la mitad de los miembros del PCUS y una proporción todavía mayor de los líderes.
    La segunda economía
     
    “La economía sumergida de la URSS y las partes restantes de ese mundo subterráneo –la apropiación indebida, la corrupción, el crimen organizado – contribuyeron finalmente al colapso del sistema. En su punto culminante se había sobornado a una buena parte del aparato formal del poder y control dentro de la jerarquía partido-estado y se habían interrumpido o empobrecido sus líneas verticales de comunicación y autoridad. Las lealtades y los intereses privados de la nomenklatura se orientaron hacia las fuentes nuevas y no oficiales de riqueza y poder”
    Gregory Grossman
    No hay nada más alejado de la URSS que imaginarse un estado “monolítico” en el que los debates ideológicos estaban ausentes. Los defensores del libre mercado, en la URSS, “encajaban con la tendencia socialdemócrata que existía desde hacía tiempo”. Tendrían que pasar 3 décadas de intenso debate en el PCUS, para que este ala socialdemócrata, con Gorvachov, desencadene en apenas unos años el colapso del sistema socialista.
    Estas ideas liberales, no vivían por encima de la realidad. Se alimentaban de ella, de las clases y grupos sociales interesados en ampliar el mercado privado, la acumulación privada de riqueza y la extracción de plusvalía de los trabajadores. Y esa parte de la economía no estatal, pública o cooperativa, se conoce como “segunda economía” por los estudiosos de la URSS. Una parte era legal, ya que siempre existió un papel legal de la economía privada, y otra ilegal, en el mercado negro, nutriéndose de los déficits de la economía estatal. Con Krushov y Bresnev, esta parte de la economía tiene un auge exponencial. Con Gorvachov se legaliza y amplia masivamente.
    La segunda economía, según los autores, promovió la corrupción y criminalidad, así como las ideas que justificaban un mayor papel de la empresa privada. Los valores que promovían, de egoísmo e individualismo, estaban en lucha con los valores socialistas de solidaridad y altruismo.
    En una primera época esta “segunda economía” estaba representada por los “hombres de la NEP”. Los nuevos ricos surgidos al calor de la economía privada campesina e industrial en la época de Lenin. A medida que se industrializa el campo, millones de campesinos agrarios pasan a formar parte de las granjas estatales o colectivas. La guerra civil en el campo, desencadenada por la resistencia de los campesinos ricos, y el auge de las agricultura industrializada estatal, disminuyen la influencia de estos hombres de la NEP y campesinos ricos (kulaks).
    El sector socializado, recuerdan los autores, no podía asumir de manera relista la responsabilidad de cada reparación, servicio y pequeño intercambio de bienes, y la actividad económica privada se daba en todos los países socialistas. Si se mantenía dentro de unos limites, tenía una posición natural y no suponía ninguna amenaza. Este era el caso de la URSS. Entre 1959 y 1985 el tamaño de la actividad económica legal privada decreció en relación al sector socializado. Con la actividad ilegal, sucedió justo lo contrario”. Los autores destacan que en el caso particular de la URSS existía un motivo real para que el sector estatal fuese incapaz de satisfacer las necesidades de toda la producción de productos de consumo: el hecho de construir un sistema socialista en un país en vías de desarrollo (la Rusia Zarista). Éste hecho obligaba al estado a invertir enormes cantidades de dinero en industria y actualizar el modelo económico agrario, sustrayendo los recursos necesarios para la inversión en bienes de consumo. Esta escasez de productos de consumo, ocasionaba cupones de racionamiento y colas. La alternativa a este sistema para distribuirlos equitativamente, era que solo accediesen a ellos quienes tenían más dinero. Pero también generaba su contrario: el mercado negro.
    La ley soviética permitía una cantidad importante de trabajo con beneficios privados, aunque con unos límites no muy claros. En las granjas cooperativas, se permitía la agricultura con ánimo de lucro en parcelas privadas, cuyos productos se vendían en los llamados mercados de las granjas colectivas. En 1974, según estimaciones “las parcelas privadas abarcaban casi 1/3 de todas las horas dedicadas a la agricultura, y casi 1/10 parte del total de horas-persona del conjunto de la economía”. “Aunque era legal, este cultivo y la venta de sus productos invitaba a los abusos ilegales, como la desviación de propiedad socializada (semillas, fertilizantes, agua, maquinaria…) para su uso en parcelas privadas y comercializar los productos resultantes”.
    Los médicos, dentistas, maestros y tutores podían vender legalmente sus servicios. Los artesanos podían hacer reparaciones en las casas en zonas rurales. La ley también permitía la venta de artículos personales usados”. La venta clandestina de material de las tiendas estatales era en las últimas décadas algo habitual, así como el mercadeo ilegal de gasolina de los vehículos estatales, la alteración de cifras de pérdidas por encargados, las reparaciones… Al calor de estos nichos de economía privada, muchos de ellos paralegales, una pequeña cantidad de personas y clanes llegaron a amasar enormes fortunas, “invertían capital, organizaban la producción a gran escala, contrataban y explotaban trabajadores y vendían sus mercancías en el mercado negro”.
    El economista Gregory Grosman estimaba que esta actividad representaba el 10% del PIB en 1977. Con las reformas de Krushov, Breshnev y posteriormente Gorvachov, la parte de la segunda economía en el total aumentaba proporcionalmente: “los ingresos nacionales oficiales y el valor de los bienes al por menor y los servicio habían aumentado 4 o 5 veces entre principios de 1960 y finales de 1980, mientras que la segunda economía había aumentado 18 veces.” La población urbana obtenía entre el 16 y el 30% de los ingresos de formas no oficiales (de actividad privada legal o ilegal). Y esta proporción era notablemente más elevada en los países de Asia central (Uzbekistán, Kazajstan, Armenia…), representando hasta el 40-50% de sus economía en la década de 1980.
    El número de personas que participaban en sectores ilegales de la segunda economía creció de menos de 8 millones de personas a principios de 1960 hasta 30 millones (aproximadamente un 12% de la población) en 1989.” Los autores recuerdan que no solo las reformas que debilitaban el sector estatal eran las responsables. Había una dejadez voluntaria a la hora de enfrentar los robos de material estatal o la acaparación ilegal de riquezas: a principios de 1980, los crímenes especulativos representaban sólo el 2% de las denuncias. “Según una estimación, la cantidad real de especulación era 100 veces mayor”.
    A nivel económico “el coste más importante fue que la segunda economía dañó la primera. Si bien la segunda economía satisfacía algunos deseos de consumo y disminuía un poco el descontento, al mismo tiempo estimulaba estos deseos y aumentaba el descontento (…). Además cuanto más crecía la economía ilegal, más interfería con el funcionamiento de la economía legítima (…) dado que suponía robar tiempo y materiales del sector socialista, provocando una caída en la eficiencia del socialismo”.
    Pero tal vez el efecto más dañino fue el político e ideológico: los hurtos, robos sobornos, favores, la desigualdad…promovían el desánimo. La corrupción de los cuadros y funcionarios, necesaria para mantener las redes clientelares de esta economía ilegal, crecieron exponencialmente. “A los niveles más altos producía escándalos como el del llamado fraude del algodón de los años 1970-1980, en el que altos cargos del Partido y el gobierno de Uzbekistán y otros sitios “hincharon con atrevimiento y habilidad” la cantidad de algodón recolectado para ganar miles de millones de rublos. Para ello “se compraron a miles de personas”, entre ellas al yerno de Breshnev”.
    Con Krushov la preocupación por la lucha en el seno de la sociedad soviética entre lo nuevo y lo viejo pierde relevancia. El PCUS, de aspirar a ser el “Partido de los trabajadores” pasa a representar los intereses “del pueblo”. La llegada del comunismo se ve como cosa de décadas. Se resta importancia a la lucha ideológica. Pero, estas declaraciones, estaban en total oposición a la realidad: los intereses de los trabajadores y del conjunto del pueblo de mantener una economía pública y social eficiente y planificada, se oponía a la de los empresarios nacientes y los viejos grupos sociales, que mantenían la esperanza de volver a vivir holgadamente como con los zares, y que estaban interesados en ampliar el papel de la economía privada y acabar con el socialismo.

    Gorvachov: desmontar desde arriba el sistema socialista                                           
    La llegada a la dirección del PCUS de Gorvachov, supuso un gran cambio en las políticas económicas y sociales. “El curso que siguió Gorvachov después de 1986 tenía su origen directamente en la segunda economía en dos aspectos. Primero, por todas las razones antes mencionadas, la segunda economía había creado y alimentado un gran cinismo sobre la eficiencia del socialismo, la efectividad de la planificación y la integridad del Partido Comunista. Gorvachov se aprovechó cada vez más de este cinismo, avivándolo hasta que quedó fuera de control. En segundo lugar, con la creación de una pequeña burguesía emergente, la segunda economía había dado lugar a un estrato de población dentro del socialismo cuyos intereses personales quedaban fuera del socialismo. Este estrato proporcionó una capa de apoyo a las políticas favorables al mercado y a la propiedad privada de Gorvachov”.
    En 1981 comienzan a surgir un gran número de asociaciones abiertamente liberales. La organización En Defensa de la Libertad Económica, puso en marcha una campaña abierta para legalizar la segunda economía. La influencia ideológica de la segunda economía llegó a los más altos niveles como el Instituto Económico de Investigación y Ciencia del Gosplán.
    Sin embargo, los trabajadores soviéticos no estaban mayoritariamente dispuestos a acabar con el socialismo. En 1990, apenas un año antes de la caída de la URSS, solo el 4% de los soviéticos deseaba acabar con el control de los precios por parte del estado y solo un 18% estaba a favor de promover la propiedad privada. Aunque el nivel de vida soviético era 1/3 o 1/5 del americano (pero mucho mejor que el de la inmensa mayoría del planeta), eran conscientes de las ventajas del socialismo: más seguridad, menos crimen, mayor nivel cultural, servicios públicos gratuitos, empleo y formación asegurada…
    En los años 1980 se añadían otros cuantos problemas. El apoyo de EEUU a los talibanes en Afganistán para acabar con un gobierno progresista y las sanciones a Polonia, conllevaban un gasto enorme a la URSS en solidaridad. La bajada del precio del petróleo, principal baza exportadora de la URSS, el embargo de maquinaria y gas y petróleo a la URSS por Reagan en 1981 y la venta intencionada de chips americanos con mal funcionamiento lastraban la economía soviética. Por no hablar de la demencial carrera armamentística que la URSS seguía tras los americanos, desviando enormes recursos de la economía.
    En ese contexto llega Gorvachov al poder. Para consolidar su mandato, remplaza a más del 50% de los miembros y candidatos al Polituró. Sustituye a 14 de 23 jefes de departamento del Comité Central.  Al poco de llegar, lanza en el presídium 2 ideas fuerza: la glasnost (apertura) y la perestroika (restructuración). Los autores, defienden que Gorvachov no aspiraba a implantar de nuevo el capitalismo, algo que sin embargo hizo en la práctica, ya que “le faltaban la fuerza y objetivos claros para enfrentarse a los intereses desatados por el proceso de reforma”. Rodeado de asesores liberales y socialdemócratas, influido por el eurocomunismo italiano y por dirigentes como Felipe González, Gorvachov llegó a creer posible emular en la URSS los modelos de sociedad de los países nórdicos. Sin darse cuenta que el modelo nórdico había nacido justamente por el miedo de los grandes propietarios a raíz de la existencia de la URSS.
     
    Glasnost: entregar los medios a los liberales
    “En 1985 los medios soviéticos ya exigían acabar los abusos del partido. La prensa clamaba contra la corrupción, el favoritismo, el clientelismo, el nepotismo, la protección de los aduladores por cargos superiores, el formalismo, la complacencia…”. Los autores señalan que ya existían campañas para reformar el socialismo antes de la llegada de Gorvachov. La táctica de éste, es recoger esta esperanza de los ciudadanos mientras impone una agenda liberal.
    La Glasnost, que supuestamente iba a corregir los déficits democráticos de la URSS, en realidad, supuso un aumento de la influencia de las ideas reaccionarias y abiertamente procapitalistas en la URSS. Radio libertad, creada y dirigida por la CIA, dirigía una campaña ideológica contra el socialismo, fomentando el nacionalismo, difundiendo rumores infundados contra dirigentes del Partido y promoviendo una estudiada campaña de marketing sobre las sociedades “de consumo” capitalistas. Con la desaparición de las interferencias gracias a la Glasnost, logró 22 millones de oyentes soviéticos al mes.
    Cuando el periódico Sovietskaya Rossiya criticó al dirigente del Partido en Moscú Vikoto Grishin, Gorvachov lo sustituyó por Boris Yelstin. Los medios de comunicación, en manos liberales, iniciaron una campaña contra la historia del Partido. El principal asesor de Gorvachov, Yaklovlev, un socialdemócrata, dirigía el proceso.
    Conscientes del prestigio del socialismo, los medios calificaban a quienes querían conservar el Partido y el socialismo de conservadores, y a quienes defendían las medidas que favorecían la restauración de capitalismo como demócratas.  Los mismos términos que se usaban en occidente.
    Y al igual que en los países occidentales, las privatizaciones, la disminución del papel del estado y las políticas de derechas eran fuertemente promovidas desde los medios, atacando a sus críticos y embelleciendo sus consecuencias.
    Mientras el Politburo debatía unas propuesta del equipo de Gorvachov consistente en cancelar el 50% de las adquisiciones estatales y forzar a las empresas a vender el resto de su producción del mercado, los medios desataron una campaña histérica contra quienes se oponían a la propuesta con advertencias sobre “el conservadurismo la desaceleración y el retorno del estancamiento.”
     
    Perestroika: disminuir el papel del Estado, aumentar el poder del mercado        
    Gregory Grossman, el estudioso más destacado de la economía soviética, define tres medidas estrella de Gorvachov. La primera era la mayor capacidad de las empresas estatales para invertir en el extranjero, que se convirtió “en una cornucopia en la que miles de millones de dólares de capital recientemente privatizado se escapaban en grandes cantidades al extranjero”. La legalización de empresas privadas (formalmente llamadas “cooperativas de producción”), “se convirtieron en una entidad legal dedicada a sustraer activos y beneficios del sector estatal a una escala enorme”. Según Stephen Handelman, “el 60% de las cooperativas estaban dirigidas por antiguos criminales o criminales en activo”. La ampliación de las actividades privadas protegidas por la ley “fue más útil para proteger la expansión de la actividad privada ilícita (“sumergida”) que para estimular la actividad legal a pequeña escala”.
    Las empresas privadas (cooperativas) estaban menos reguladas y pagaban menos impuestos que el sector estatal. El arrendamiento de la propiedad industrial estatal a las cooperativas se convirtió en una manera de privatizar los activos.
    Los autores concluyen que “estos cambios aumentaron amenazadoramente la capa de pequeño burgueses de la segunda economía, Y provocaron que en secciones del sector estatal y del partido surgieran intereses personales en la empresa privada. De manera consciente o inconsciente, Gorvachov estaba ampliando la base para realizar más políticas de orientación capitalista.”
    Estas medidas hundieron la economía en el caos y en 1988 era notoria la escasez de bienes de consumo. Por primera vez desde la II Guerra mundial, apareció la inflación. Los precios aumentaban un 20% anual.
     
    Debilitar el PCUS y deshacer el estado soviético
    En la 19ª conferencia del partido Gorvachov reduce dramáticamente el papel del PCUS, y lo convierte en un partido parlamentario. Remplaza al secretariado por Comisiones. Prohibe a los ministerios de planificación emitir órdenes y su nuevo papel pasa a ser desarrollar la “autonomía empresarial.”
    En dicha conferencia se emite igualmente una directiva que obligaba la separación de los órganos del Partido, los órganos del Soviet y la gestión económica. Se suprimieron 1.064 departamentos del PCUS, 465 sectores de los comités centrales de la República, comités del partido de distrito y regionales. Se cerraronel 44% de los departamentos. Se despidieron a 900.000 personas en el aparato. ”Entonces Gorbachov propuso eliminar por completo los departamentos económico y gubernamental. “Conservaremos el departamento socioeconómico como un cuerpo teórico”, meditaba Gorvachov.”
    Los funcionarios económicos de Gorbachov,” explican los autores, “convirtieron la organización de las juventudes comunistas, el Konsomol, con 15 millones de miembros, en un campo de entrenamiento para jóvenes emprendedores. Utilizando los recursos del Konsomol, los jóvenes capitalistas soviéticos crearon los primeros bancos comerciales y las primeras bolsas de valores.”
    En 1990 en la conferencia del PCUS de Moscú sólo el 7,2% los delegados eran trabajadores y ni un solo obrero industrial fue enviado como delegado al Congreso Nacional. En ese año, “el debate no se centraban en si era deseable una economía de mercado. Sino qué tipo de economía mercado se quería. (…) las plataformas, seminarios y clubes dentro del Partido minaban su autoridad.
    Mientras, la decisión de la URSS de acabar con las subvenciones en petróleo gas y materias primas a las repúblicas soviéticas significó una terapia de choque para los estados del este, que tuvieron que endeudarse los mercados occidentales. “Al debilitar la autoridad económica del Centro en Moscú, los intercambios entre las Repúblicas – de la URSS- reemplazaron a la planificación. La disfunción económica y la incertidumbre aumentaron fuegos separatistas”. Tras una actitud represiva inicial, Gorvachov pasa al extremo contrario, ignorando los nacionalismos crecientes en las repúblicas soviéticas.
    La desvinculación del partido de la economía fue desastrosa. El mercado negro y la mafia rusa crecieron dramáticamente. Las medidas de Gorbachov fortalecieron a los elementos corruptos del partido. “Los irreflexivos recortes en las compras por parte del estado perjudicarlo especialmente a la industria minera.Las minas tenían que comprar suministros a precio mercado pero sólo podían vender a precios fijados por el gobierno.” Algunos trabajadores, desorientados por las desastrosas medidas del partido y por las campañas abiertamente derechistas de la prensa, atribuían al estado el caos y veían en mercado la solución. Las fuerzas liberales más abiertamente golpistas, con Yelstin a la cabeza, lograron que las movilizaciones recogiesen su agenda procapitalista. “En 1989 y 1991 sendas huelgas mineras hicieron tambalear el régimen. El gobierno se endeudó profundamente con los bancos occidentales. A medida que una tras otra repúblicas de la unión se reclaman soberanas y se separaron, el Estado unitario se deshacía”.
    El 17 de marzo de 1991 tiene lugar un referéndum no vinculante en todas las repúblicas exceptuando los estados bálticos, Armenia, Georgia y Moldavia. Un 76% de la población se mostró a favor de mantener la UniónPero el referéndum sobre la continuación de la URSS, no dejaba de ser una votación prescindible para las fuerzas golpistas de Yelstin, fortalecidas en los últimos años.
    Una vez deshecho el PCUS, tomados los medios, creada una crisis económica, la restauración del sistema capitalista por las nuevas mafias nutridas a raíz de las privatizaciones y la disolución de la URSS, era cuestión de tiempo.
    El debate sobre el mercado en el socialismo
    El libro aborda, en el último capítulo, un interesante debate sobre el papel del mercado en el socialismo. Aunque en este apartado, y en otros asuntos como la guerra de Afganistán, la posición de los autores sea debatible, hay valiosas reflexiones.
    En 1920, ante un estado de absoluta desolación tras la I Guerra Mundial, la guerra civil, y en un país esencialmente campesino, Lenin esboza la Nueva Política Económica (NEP). Con las industrias paralizadas y las ciudades pasando hambre, Lenin establece que para aumentar la producción es necesario dejar hacer al mercado libre, incentivando a los campesinos a producir para vender. “No es posible”, dice Lenin, “retener el poder proletario en un país increíblemente arruinado, con un gigantesco predominio de los campesinos, igualmente arruinados, sin ayuda del capital, por la que, lógicamente, cobrará intereses desorbitados. Esto hay que comprenderlo. De ahí que el dilema sea: o relaciones económicas de este tipo o nada.”[ii] Criticando al sector del Partido que se opone a la NEP, Lenin expone la situación: Las sociedades mixtas que hemos comenzado a crear, en las que participan capitalistas privados - rusos y extranjeros- y comunistas, constituyen una de las formas en que se puede organizar con acierto la emulación, demostrar que nosotros sabemos establecer la alianza con la economía campesina no peor que los capitalistas, que podemos satisfacer sus necesidades, que podemos ayudar al campesino a avanzar en el estado en que se encuentra ahora, con toda su ignorancia, ya que no es posible reformarlo en un corto plazo, y aprenderlo todo esto.” La realidad imponía la necesidad de que los comunistas "aprendendan de los especialistas burgueses" para "dirigir la economía por donde ellos (los comunistas, Ndt) quieran".
    Sin embargo, Lenin advierte de permanecer vigilantes ante las consecuencias de la economía de mercado : “La libertad de comercio es el capitalismo y el capitalismo es la especulación: es ridículo cerrar los ojos ante este hecho. ¿Cómo proceder, entonces? ¿Declarar impune la especulación? No. Es necesario revisar y reformar todas las leyes sobre la especulación, declarando punible (persiguiendo, de hecho, con un rigor tres veces mayor que antes) todo desfalco y toda acción de esquivar, directa o indirectamente, abierta o encubiertamente, el control, la vigilancia y el registro estatal.” Y ante todo, Lenin es plenamente consciente de que esta política es un retroceso temporal, que debe ser superado fortaleciendo progresivamente el papel del estado y del socialismo. “No cabe duda que en un país donde la inmensa mayoría de la población está formada de pequeños productores agrícolas, sólo es posible llevar a cabo la revolución socialista a través de toda una serie de medidas transitorias especiales que serían completamente innecesarias en países de capitalismo desarrollado, donde los obreros asalariados de la industria y la agricultura constituyen una mayoría aplastante. En los países de capitalismo desarrollado existe una clase de obreros asalariados agrícolas, formada a lo largo de decenios. Sólo esta clase puede ser, social, económica y políticamente, la base de apoyo para la transición directa al socialismo. Sólo en países donde esta clase se halla desarrollada en grado suficiente, el paso directo del capitalismo al socialismo es posible y no requiere medidas especiales de carácter transitorio en escala de todo el Estado” “Puesto que no tenemos aún fuerzas para realizar el paso directo de la pequeña producción al socialismo, por tanto, el capitalismo es, en cierta medida, inevitable, como producto espontáneo de la pequeña producción y del intercambio, y por tanto debemos aprovechar el capitalismo (dirigiéndolo especialmente por el cauce del capitalismo de Estado) como grado intermedio entre la pequeña producción y el socialismo, como recurso, camino, procedimiento o método de aumentarlas fuerzas productivas.” Y además, Lenin destacaba que "concedemos solo una pequeña parte de los medios de producción, que nuestro Estado mantiene casi íntegramente en sus manos".
    Como muestran las experiencias de los países socialistas actuales como China, Vietnam, Cuba... la situación concreta determina en qué grado el mercado y la inversión privada siguen siendo necesarias en los países en desarrollo que construyen el socialismo. Las consecuencias del mercado, como desigualdad, la explotación, la corrupción y las mafias, el individualismo, las crisis… son más que evidentes para los trabajadores de los países avanzados capitalistas. Y sus consecuencias son igualmente reales en países socialistas como China.
    En todo caso, lejos estaba la URSS de 1980 de la situación que exponía Lenin en 1920. La tesis de los autores, es que el socialismo colapsó por la cima, por la claudicación ideológica de los dirigentes socialdemócratas, como Gorvachov, que dirigían las riendas del PCUS. El debilitamiento del control sobre la economía, las ideas socialdemócratas sobre la lucha de clases en el capitalismo y el desmembramiento del Partido, explican cómo fue posible que el socialismo, gozando de una opinión mayoritariamente favorable entre la población, pudiese “destruirse desde arriba”.
    A. M.
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    Mayo 2015
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