26J Día Mundial contra la Droga
¿Un mal necesario? ¿Una evasión? O ¿el más rentable negocio imperial?
Raúl Bracho | Para Kaos en la Red [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Generaciones que nacen sin futuro, sociedades sin capacidad de ofrecer empleos y proyectos de vida, exclusión social por miseria, educación elitesca y mediocre, un mundo sentenciado a su propia destrucción. Un mercado sin control fiscal, una manera de enriquecer a las clases pobres vendiendo veneno a sus hijos, una mafia manejada desde el pentágono. Una dantesca y terrible estampa de mujeres y hombres esclavos a la adicción de sicotrópicos, video juegos y apuestas en una sociedad sin sentido para la vida humana. La droga es la puerta al infierno por la que a diario se pierden muchos de nuestros hijos. Un mundo inservible que enriquece a crápulas sin dignidad, que destruye a la familia y arruina toda esperanza de felicidad posible.
Nuestras generaciones más jóvenes toman las plazas, quizá muchos de ellos ya se están drogando, reclaman un mundo que no existe: ese lugar donde fuera posible vivir con dignidad y justicia, con posibilidades de tener lo mínimo para sentirse útiles. Son solo remplazo para la clase esclava que trabaja para los amos del dinero, que botan a la calle a sus trabajadores. Un sistema indigno y perverso que anestesia a la juventud y los destruye con tal de mercar sus tóxicos. Que no terminen todos encontrando ese mundo en el humo o las inyectadoras.
Hoy 26 de Junio se conmemora el Día Mundial contra el uso de la droga, las Naciones Unidas imponen a los estados del mundo informar de forma pública a los pueblos sobre los logros ante el daño que produce el consumo de drogas. Decir que hay algún avance será mentir a la humanidad. A pesar de notorias iniciativas, como la aprobación del Sistema Público Nacional de Atención y Tratamiento a las Adicciones que firmó el presidente Chávez en Venezuela, la realidad sigue diciendo que la guerra la gana el enemigo. Mayores cantidades de droga recorren los pueblos, mayor cantidad de seres humanos se esclavizan.
Solo los pueblos del mundo unidos podrán detener este infierno, lo que implica la creación de una nueva sociedad que de respuestas, que proponga posibilidades de inclusión a una vida digna. No venceremos hasta no transformar la sociedad de la explotación y el consumo. El ser humano está fragmentado y alienado a ser tan solo el gran comprador de las transnacionales, el sujeto consumidor.
Toda iniciativa servirá para aminorar el daño, dar tratamiento a las personas adictas, que es apenas el final del remolino en el que viajan cientos de miles consumidores y que se visibilizan cuando han perdido todo lo que los une a la vida, es una obligación, por supuesto. Pero hoy hay que hablar claro en relación a este drama: no solucionaremos el problema hasta no cambiar la sociedad que lo produce: la droga es un negocio, quizá el más terrible después del negocio de la guerra.
Según las estadísticas, cada familia ya sufre con uno de sus miembros en estados crónicos de adicción. Ojala esta terrible cifra sirva para que la humanidad despierte. El problema es de todos. El expendio de drogas licitas e ilícitas como única alternativa de diversión, de escape, es una trampa demoledora.
Nuestras hijas e hijos piden un nuevo mundo. Han tomado las plazas y calles reclamando sentido. Hay que asumir la lucha de forma sistémica e integral, nada cambiará sino cambia la sociedad que determina el valor de cambio como prevalente ante el valor de uso. Que educa y prepara a quienes nacen para ser tan solo sus futuros compradores. El capitalismo puso precio y vitrina a estos venenos, los ofertan cada vez de manera más descarada y nuestras jóvenes generaciones ya empiezan a caer en la trampa desde los once años. Drogas, prostitución, violencia y crimen termina siendo el mundo que nuestra sociedad enferma ofrece a quienes nos reemplazarán. Solo el socialismo y la nueva organización social en base a valores humanos, a sentido de vida, a solidaridad y sentido comunitario, podrá hacer que se detenga la máquina infernal del dinero: la peor de las drogas.
Raúl Bracho en Kaos en la Red
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