Los y las comunistas debemos tener siempre presente que las elecciones y los mecanismos burgueses deben ser
unos de los medios a partir de los cuales podamos hacer crecer nuestra influencia y nuestra importancia; esto puede entenderse mediante la visión y la propaganda que ofrecen tales mecanismos o los obstáculos y el boicot que pueden realizarse en ellos. Dicho de otra forma, los mecanismos burgueses y las pocas e hipócritas libertades democrática-burguesas deben ser aprovechadas también por los marxista-leninistas en su tarea de escampar consciencia de clase y educar y dirigir a la clase trabajadora. Debe entenderse siempre que tales mecanismos, para los marxista-leninistas, no son un objetivo en si mismos, ni la principal forma mediante la cual actuar, pues la fuerza del proletariado es infinitamente mayor en la lucha extraparlamentaria que en la estrecha lucha parlamentaria, pero que son oportunidades que, tanto para intereses propios como para dañar intereses del enemigo, deben aprovecharse correctamente.
En este sentido, la participación en las elecciones burguesas debe realizarse mediante una severa táctica y disciplina leninistas; esto es que el Partido sepa correctamente su función y sus objetivos en el parlamento, que se ajuste siempre a la línea marxista-leninista y que sus cuadros, de la base hasta la dirección, lo apoyen y lo entiendan. Evidentemente, además, el Partido no debe renunciar jamás, ni en una mínima porción de esfuerzo y dedicación, a su actividad extraparlamentaria, en los centros de trabajo, en las fábricas, en los barrios, etc., pues la actividad parlamentaria no es más, o no debe ser más, que un
complemento puntual de esta actividad de organización, de influencia y de agitación.
Friedrich Engels, «Carta a Auguste Bebel», 18 de noviembre de 1884, Londres escribió:Las elecciones han demostrado que no tenemos nada que esperar de condescendencia, esto es de concesiones a nuestros adversarios. Sólo por la resistencia desafiante hemos ganado respeto y nos hemos transformado en una potencia. Sólo el poder es respetado, y únicamente mientras seamos un poder seremos respetados por filisteo. Cualquiera que le haga concesiones no podrá seguir siendo una potencia y será despreciado por él.
Por otro lado, debería valorarse también la adecuación y la forma de tal participación según el momento y las características vigentes del movimiento revolucionario, es decir, según la etapa de desarrollo del Partido y del movimiento marxista-leninista. La participación en mecanismos burgueses debe ser estudiada con detalle en casos separados de poca o nula influencia entre las masas trabajadoras y de gran y fuerte influencia entre ellas. En el segundo caso, alejado aún de los momentos actuales, el Partido podría fácilmente basar su táctica en el boicot efectivo y real hacia las instituciones y los mecanismos burgueses.
Finalmente, renunciar
ipso facto a los mecanismos burgueses, no como fin en si mismos, sino como una ayuda complementaria, por el hecho de ser propiamente «burgueses», «capitalistas» es caer en el más absurdo infantilismo, romanticismo e izquierdismo revolucionarios. Bien conocidos son los crueles efectos sobre la clase trabajadora de la abstención anarquista y revolucionaria en las elecciones burguesas. La no-participación en las elecciones burguesas debe realizarse esencialmente debido a la capacidad y a la práctica
real de poderlas boicotear y distorsionar; sino, se dan aún más aventajas al enemigo de clase.
Debe tenerse presente, también, que los mecanismos burgueses obstaculizarán con todas sus fuerzas cualquier surgimiento revolucionario entre las masas y las fuerzas políticas; la participación en ellos debe tener siempre claro que no son más que mecanismos de represión de clase al servicio del capital.
En definitiva, como decía Enver Hoxha:
Enver Hoxha, «El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen los comunistas», 11 - 6 - 1966; Obras Escogidas, Tomo IV, pág. 24; Editorial 8 Nëntori, Instituto d’Estudios Marxista-Leninistas adjunto al CC del PTA, Tirana, 1983 escribió:Las llamadas «libertad burguesa» y «libertad democrática» en los países capitalistas no son para permitir a los partidos comunistas y los grupos revolucionarios alcanzar sus objetivos. De ningún modo. La burguesía y la reacción toleran la actividad de los revolucionarios mientras no constituya un peligro para el poder de clase de la burguesía. Cuando este poder está en peligro, o cuando la reacción encuentra el momento propicio, sofoca las libertades democráticas, recurre a todos los medios, sin ningún escrúpulo moral ni político, para destruir las fuerzas revolucionarias. En todos los países en los que se ha permitido a los partidos comunistas militar abiertamente, la burguesía y la reacción aprovechan esta situación para conocer toda la actividad, las personas, los métodos de trabajo y de lucha de los partidos marxista-leninistas y los revolucionarios. Por eso, los comunistas y sus partidos auténticamente marxista-leninistas cometerían un error fatal si tuvieran confianza en las «libertades» burguesas que les proporciona la conjetura, si lo hicieran todo abiertamente y no guardasen el secreto de su organización y de sus planes. Los comunistas deben aprovechar las condiciones del trabajo legal, incluso para desarrollar un amplio trabajo propagandístico y organizativo, pero, al mismo tiempo, deben estar preparados para el trabajo clandestino.
Saludos.