En torno a la no neutralidad del Estado
Fragmentos del prólogo a la edición de Marx y Keynes de Paul Mattick, Ediciones ryr, Buenos Aires, 2013.
Juan Kornblihtt
En El Aromo n° 75: "se viene el zurdaje"
¿Puede conciliarse el pensamiento de Marx con el de Keynes? ¿Es el Estado ajeno a la acumulación de capital? ¿Qué debería hacer la clase obrera con él? Estas preguntas son las que aborda un libro que ha marcado una época. Ediciones ryr se complace en anunciar, con él, una nueva entrega de su Biblioteca Militante. A continuación, presentamos una selección de los mejores pasajes de nuestro prólogo.
El libro que publicamos, aunque su primera edición en inglés data de 1969, es actual. El debate que atraviesa sus páginas se cuestiona una posible fusión entre las perspectivas marxistas y la intervención del Estado para relanzar la acumulación de capital, apaciguar los conflictos de clase y hacer menos traumáticas las crisis. Las ideas de Keynes, junto a otros autores de corte ricardiano como Kalecki o Sraffa, han inspirado a gran parte de la intelectualidad que se considera “progresista” o incluso de “izquierda”. Algunos de ellos tuvieron una intervención acotada al mundo académico, pero también hay asesores e integrantes de think tanks de sindicatos y centrales obreras. En los ‘80 y ‘90, vivieron su ostracismo, pero en el nuevo siglo, en particular en América Latina, pasaron de lugares marginales a ocupar la escena central en diferentes gobiernos, hasta ocupar ministerios. Llegaron incluso sobre la base de reivindicar a Marx, a aplicar medidas de subsidio al capital o de ajuste social.
La crítica de Paul Mattick hacia las ideas keynesianas apunta contra ese contrabando de hacer pasar como un planteo en favor de la clase obrera una ideología y una intervención política burguesa. Este libro es una oportunidad para volver a discutir sobre el rol del Estado y su relación con el capital desde una perspectiva que no sólo recupera los planteos de Marx, sino que se plantea en términos de la acción revolucionaria de la clase obrera. Como veremos, muchos de los planteos de Mattick tienen límite producto de su mirada del Estado como una institución, de alguna forma, externa al propio capital, que le permite justificar su estrategia consejista, muy crítica de la experiencia de la URSS, no sólo bajo Stalin, sino también de Lenin y Trotsky. El planteo será discutido hacia el final del prólogo, luego de una presentación del contexto de producción del mismo y de presentar al autor. Intentamos ofrecer herramientas para una lectura crítica que, lejos de un debate académico, responde a la necesidad de clarificación programática para la acción revolucionaria
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