Ya lo tienes en el hilo Jesus no fue, pero como no se te ve por la labor de ir por allí y rebatir los argumentos en el lugar en el que son escritos, te pongo dos de mis intervenciones:
kosolapov escribió:Es más, y ahora cito de sindioses.org, muchos investigadores han llegado a la conclusión que el Jesús que conocemos por el Nuevo Testamento resultó de una creación mitológica del primer siglo. Los investigadores han aplicado el Principio de Evidencia Negativa para llegar a tales conclusiones.
El Principio de Evidencia Negativa dice que no tenemos una buena razón para acreditar una proposición sí los siguientes tres principios se satisfacen:
1.Si todas las pruebas o evidencias que corroboran una proposición son de poca confianza.
2.No existe ninguna evidencia comprobando la proposición, cuando esta debería estar presente si la proposición fuese verdadera.
3.Si se ha realizado una búsqueda minuciosa y exhaustiva tras las evidencias corroborativas en el lugar apropiado.
El primer punto del Principio de Evidencia Negativa, nos pide “que las pruebas que corroboran una proposición sean poco seguras” Esto es justo lo que ocurre con la única evidencia secular sobre la vida de Jesús: los dos breves pasajes de las obras de un historiador del siglo I, llamado Flavio Josefo. Josefo era un prolífico escritor, no obstante, solo escribió dos párrafos sobre Jesús. Uno es notoriamente una interpolación, y el otro es altamente sospechoso. Otras referencias a Jesús en los escritos seculares son demasiado ambiguas, o son interpolaciones posteriores.
Este hecho es bastante curioso, ya que la Biblia dice que Jesús fue un fenómeno de masas y que tuvo repercusiones en los eventos sociales de Oriente medio. Esto es como si en un futuro lejano, sólo se encontraran dos breves pasajes sobre la existencia de un tal Nelson Mandela en los textos de historia de Sudáfrica y los diarios del siglo XX.
La segunda exigencia del Principio de Evidencia Negativa es que “no exista ninguna evidencia segura donde ésta debería existir”, y esto es lo que ocurre, ya que no existe ningún registro de la vida de Jesús en los documentos romanos de la época, lo cual es sorprendente, ya que Jesús causó gran conmoción, según la Biblia.
El historiador Josefo era tan meticuloso que escribía una historia de tres páginas para cubrir el juicio y ejecución de un ladrón común. Flavio Josefo escribió exhaustivamente sobre Juan el Bautista, mas sobre Jesús, sólo aparecen dos pequeñas referencias altamente cuestionadas por los investigadores. Desafortunadamente, los escritos de Josefo llegaron hasta nosotros solamente a través de fuentes cristianas, ninguna de ellas anterior al siglo IV, y se sabe que los escritos de Josefo fueron revisados.
Las dos referencias de Josefo sobre Jesús son cuestionables principalmente porque, es poco probable que siendo Josefo un Judío, llamase a Jesús de Mesías, principalmente cuando él no daba crédito a otros aspirantes a Mesías. Además de esto, los comentadores que escribieron sobre Josefo antes de Eusebio (siglo IV D.E.C.) no citan ese pasaje.
La historia sobre el censo que ordenó Herodes, en la ciudad natal de cada habitante, y que llevó a José y María a Belén, no encuentra respaldo en los documentos romanos. Con esta historia, el autor del evangelio de Mateo buscaba convencer a los judíos que Jesús era el Mesías, ya que las profecías judías dicen que el Mesías nacería en Belén. Así que la historia de un censo en la que cada habitante tuviese que viajar a su ciudad de origen es un invento del autor de Mateo. Es importante recalcar que ningún gobernador hizo viajar a las gentes a sus ciudades de origen para ser censadas. Eso es absurdo, poco práctico y no sirve al verdadero propósito que tiene un censo: Saber qué personas viven en una determinada zona para colectar impuestos. Esta leyenda no tiene ninguna evidencia histórica.
La muerte de niños inocentes ordenada por Herodes a fin de matar al niño Jesús, también está ausente de los registros romanos. ¿Es posible que después de semejante masacre ningún historiador haya dicho algo al respecto? Algo similar ocurre con el arresto y juicio de Jesús. Todo esto es muy extraño, ya que los romanos eran muy meticulosos en cuanto a la historia escrita. En la Palestina de ese periodo se encuentran muchos historiadores, entre ellos, el ya mencionado Flavio Josefo. ¿Por qué los escritos contemporáneos fiables no dicen nada sobre Jesús de Nazareth, si según la Biblia, fue todo un fenómeno social?
El tercer requerimiento del Principio de Evidencia Negativa dice que “debemos haber realizado una búsqueda minuciosa y exhaustiva de evidencia en donde ella debería estar”. De hecho, esto ya se ha realizado tanto por investigadores religiosos como escépticos, por lo que se puede decir que el tercer punto se ha cumplido.
Con frecuencia las historias mutan, transformándose en mitos, y estos mitos a su vez sufren modificaciones con el tiempo. Así evolucionan las historias sagradas. Por ejemplo, en la Norteamérica del siglo XIX, el joven José Smith aseguró haber recibido una “nueva luz” que narraba las enseñanzas de Jesús en Norteamérica, ya que según él, Jesús después de haber resucitado había hecho una escala en América para predicarle a los nativos (!!!). La nueva versión de la historia de Jesús que empezó con pocos creyentes, hoy ya tiene aproximadamente 6 millones de seguidores conocidos como mormones. De igual forma en los primeros años del cristianismo, las historias fantásticas inventadas por los evangelistas con el tiempo se convirtieron en la creencia de la mayoría.
Como conclusión podemos decir que basados en el Principio de Evidencia Negativa, tenemos buenas razones para dudar de la biografía de Jesús que se nos presenta en la Biblia. Pero lo que no se puede negar es la existencia de la omnipotente, omnipresente y creadora... ¡mitología de los seres humanos!
kosolapov escribió:En los cinco libritos titulados «Jesucristo nunca ha existido» (De Emilio Bossi. Publicaciones Acratas: El Sembrador. Edita CNT de Andorra) se puede leer, y se debe, que en realidad Jesucristo no existió, no fue un personaje histórico. Los griegos y los romanos no oyeron hablar de él, su nombre no aparece en obras profanas hasta un siglo después y aún así indirectamente, a propósito de movimientos y de las persecuciones de la secta cristiana. En el mismo judaísmo no dejó una impresión muy duradera. Filón muerto hacia el año 50 nada sabe de él. Josefo nacido en el año 37 y que escribió hasta finales de siglo sienta su condena en algunas líneas como un suceso vulgar y al enumerar las sectas omite a los cristianos.
Un escritor hebreo, Justo de Tiberiades compuso una historia hebrea desde Moises hasta finales del año 50 y no cita siquiera el nombre de Jesucristo.
Plutarco nacido 50 años después de Jesucristo, historiador eminente y concienzudo no pudo haber ignorado, de conocerla, la existencia de Cristo y «sus proezas». Séneca no dice una palabra de Cristo aunque hablando de los cristianos no los distingue de los hebreos.
El mismo silencio de la historia hacia Jesús, se produce hacía los apóstoles acerca de los cuales no existen más documentos que los eclesiásticos.
Los únicos autores profanos que han hablado de Cristo fueron el historiador hebreo Josefo, Tácito, Suetonio y Plinio. Se demuestra que Suetonio y Plinio entran en contradiciones y se excluyen uno a otro y las pocas líneas de Josefo y Tácito han sido falsificadas. Por si fuera poco, ninguno de los que debieron tener tratos con Jesús, como Pilatos, Hanán, Caifás, etc., dejó rastro en su historia de estas relaciones. Los únicos testimonios que hablan de la vida y obra de Jesucristo son los evangelios y datan de los siglos III y IV y no son prueba de la existencia de tal personaje.
La vida, el pensamiento, la acción, la palabra, la doctrina de Cristo no existe en los evangelios, como no sea en cuanto son predichos por los profetas o previstos por el Antiguo Testamento. Si nace en Betlem, van a Egipto, si Herodes ordena la matanza de los inocentes, si vuelve a Galilea y vive en Nazaret (para poder llamarse Nazareno), si encuentra a Juan Bautista, va a Cafarnaun, sana endemoniados, cura muchedumbres y les prohibe que lo divulguen, habla en parábolas para no ser comprendido, Judas le traiciona, en la cruz pide de beber, etc..., es para cumplir las Escrituras y las profecías. Cristo ni dijo ni fue él mismo, más que lo que la Escritura había ordenado que hiciera o fuera.
Por si fuera poco, existen numerosas contradiciones y omisiones entre los cuatro evangelistas. Mateo y Lucas dan distintas versiones de la genealogía de Jesús. En cuanto al viaje de María y José, Marcos y Lucas se contradicen en si pasan o no por Jerusalén, si huyen a Egipto o no. Marcos y Juan nada dicen de la infancia de Jesús. Hay contradicción en cuanto a dónde vive y sus viajes a Jerusalén donde es conocido o no. Las hay también en si Juan Bautista conoce o no a Jesús, en el día de la última cena, en la escena del huerto de Getsemaní, ni en la hora de la muerte.
En otro lugar de esta obra se pregunta el autor que si Jesucristo nunca existió, cómo y por qué fue inventado, para pasar a demostrar que otros personajes análogos e idénticos le precedieron en la historia de los mitos.
En la antigua India hubo más de un Dios redentor, Vischnu se encarnó nueve veces, tomando forma humana para redimir a la humanidad. En la octava se encarna en Cristna y en la novena en Buda.
Cristna nace de una virgen y está vaticinado en los libros sagrados indios. Su venida le es revelada a la madre de la virgen para dar el nombre de la misma y que se sepa el destino del que ha de venir. Hay un tirano que al enterarse en sueños de tal nacimiento y que le destronará ordena una matanza de los niños nacidos esa noche, el día del nacimiento ( en un redil) es adorado por pastores. En fin que resucita muertos, cura leprosos, devuelve vistas y oídos. Un día que se enfadó con sus seguidores se les aparece con el rostro rodeado de tanta luz que estos no pueden resistirlo. A raiz de este hecho le llamaron JEZCUS CRISTNA (nacido de la pura esencia divina). Todo eso ocuría 3.500 años antes de nuestra era.
La novena encarnación es como Buda. Fue revelada en sueños a su madre la grandeza del hijo y el carisma que éste tendría entre sus semejantes. Escoge para nacer una casta principesca (como Jesús). La madre de Buda se llamaba Maya o Maïa y le concibió fuera de toda relación sexual. Dotado de gran inteligencia maravilló los doctores con su sabiduría, abandonó el lecho materno para cumplir su misión. Fue tentado varias veces por el demonio pero salió victorioso de ellas. El más celebre de sus discursos fue «El sermón de la montaña», (como el de Jesús), tuvo su discípulo traidor y sus dos discípulos diametralmente opuestos, lo mismo que Pedro y Juan. Después de su muerte se aparece a sus discípulos en forma luminosa con la cabeza rodeada con una aureola. En el budismo se encuentran todas las prácticas religiosas del cristianismo y cuando los misioneros católicos se encontraron por primera vez con los monjes budistas, creyeron en un engaño del diablo.
Mitra es el dios redentor de Persia. Llamado también Señor, «nace» en la gruta de una virgen, el mismo día que andando el tiempo «nacerá» Cristo, el 25 de Diciembre, o sea el solsisticio de invierno. La madre, como no podía ser menos, permanece virgen después del parto. Se anuncia astrológicamente por una estrella que aparece en el Oriente y unos magos le llevan perfumes, oro y mirra. Muere como Cristo en el equinocio de primavera y sus penas redimieron a la humanidad.
En Egipto también tenían su Dios redentor en Oro (Osirapis o Serapis). Nacido de una virgen en el solsticio de invierno, muerto en el equinocio de primavera y también resucitado. Tuvo su huida llevado por la virgen Isis en un asno.
También Baco (llamado Salvador) nacía en el solsticio de invierno, después de muerto bajaba a los infiernos y resucitaba. La mitología del antiguo testamento se basa en estos conceptos fundamentales: Dios, la creación, la caída de los angeles, el Edén, la serpiente y el pecado original, el diluvio, la torre de Babel, los angeles y los demonios, el Paraiso y el infierno, los Patriarcas, un legislador inspirado y los profetas. Pero esta mitología no es original, pues la tuvieron otros pueblos antes que el hebreo.
Un Dios nacido de una virgen -dice Dupuis-, en el solsticio de invierno, y resucitado en la Pascua, después de haber descendido a los infiernos; un Dios que lleva tras de sí un cortejo de doce apóstoles correspondientes a las doce constelaciones, y que hace pasar a la humanidad bajo el imperio de la luz, no puede ser más que un Dios solar, copiado de tantos mitos heliosísticos que abundan en Oriente.