Casualidades de la vida, mirad lo que he leído hoy en El Mundo:
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"Lo intenté en mil sitios, pero no encontraba trabajo porque nosotras aquí no tenemos papeles. Así que en 2014 empecé en la profesión más antigua del mundo. Me llevó una amiga a una taberna de San Juan de Lurigancho. En esa taberna se alterna. En los privados. A las dos semanas me di cuenta de que allí no sólo tenías que pagar a la mafia sino que también tenías que acostarte con todos ellos. Si no lo hacías te mandaban al hospital. Por eso me escapé. Desde entonces prefiero ir por libre. Un día bueno puedo ganar unos 40 soles [12 euros]. Somos muchas. Decenas. Están casi todas en los clubes. El hecho de hacérselo con una española, blanca, les vuelve locos. Podría ganar más, pero hay muchos peruanos que no quieren ponerse preservativos y así no hay trato... Dígaselo a mi familia: lo poco que estoy ganando haciendo esto lo ahorro para intentar volver".