Dado que la fuente es de un libro de Xabier Arzalluz el argumento ad hominem te lo voy a poner a huevo.
Intento de pacificación extrañamente truncado (1987).
(…) Fue el propio Iñaki Esnaola quien me dio la noticia de la muerte de Txomin (líder de ETA que abogaba por la paz y que murió en un sospechoso accidente de tráfico). Se apresuró a decirme, cuando yo no había abierto la boca todavía, que no sospechara nada raro, porque no había nada raro. Tajante. Parecía que lo tenía muy claro, pero no debía de tenerlo tanto, porque tiempo después, me preguntó: “Oye, ¿y tú cómo crees que fue realmente lo de Txomin?”.
No sé cómo murió Iturbe (Txomin). Sé que yo temía que algo así pudiera sucederle. Y le sucedió.
Y tengo también la íntima convicción de que si Iturbe hubiera estado en las conversaciones de Argel, habría llegado a un acuerdo con el Gobierno español. Un acuerdo que el habría logrado imponer en la organización, porque nunca hasta él ningún dirigente había gozado de tanta autoridad. (Arzalluz, pag. 292)
(…) Todo el mundo sabía que Azkoiti era el alter ego de Txomin, de modo, que cuando Txomin murió –en las extrañas circunstancias que ya he contado antes-, todas las miradas se volvieron hacia él. Esnaola creyó que Arrieta (Azkoiti) podría influir para que la organización se orientara hacia la búsqueda de una salida negociada y apostó por él. Yo creo que Rafael Vera estaba en las mismas. Porque Vera (…) tenía algo que me parecía muy valioso: vivía con el empeño de solucionar el problema de ETA antes de retirarse. Y estaba dispuesto a hacer lo que estuviera en su mano para lograrlo.
No sé. Tal vez las gestiones que hizo Vera con Esnaola para promover la “Operación Azkoiti” disgustaron a la gente del gobierno que no creía que de aquello no pudera salir nada, o que no quería que saliera nada que se debiera a Vera. El caso es que se filtró una grabación de la reunión, ETA renegó de aquello, y tanto el propio Azkoiti como Esnaola y Fando quedaron fuera de juego para siempre. (Arzalluz, pag. 390)
Reflexiones sobre quién maneja realmente los hilos de ETA.
(…) La pregunta que resulta inevitable hacerse es: ¿hay alguien en ETA que frena una y otra vez cualquier intento serio de encontrar una solución pacífica y negociada al conflicto?
Cualquiera con un mínimo de conocimiento de estas cosas sabe que los Servicios Secretos no están mano sobre mano. Cualquier Servicio que se preste está obligado a meter las narices en este tipo de organizaciones. Para eso se gastan lo que se gastan. Estoy convencido de que los franceses y los españoles tienen gente dentro de ETA, a uno u otro nivel ¿Tanto como para controlar, pararla cuando quieren, lanzarla en un momento dado, desviarla, etcétera?
(…) El comportamiento de ETA ha presentado más de una vez aspectos demasiado oscuros, que obligan a hacerse preguntas sobre sus motivaciones ocultas. (Arzalluz, pag. 304)
ETA como excusa para reprimir a la Izquierda Abertzale (Secuestro de Julio Iglesias Zamora, 1993).
(…) Detuvieron a muchísima gente relacionada con HB. Y torturaron a muchos. Fue entonces cuando sucedió lo de Gurutze Yanci, que dijeron que había muerto de calor en el cuartel que la Guardia Civil tiene el Tres Cantos, cerca de Madrid.
(…) Entonces en el asunto intervino el médico de cabecera de Yanci, que era del PNV. (…) en su criterio, si su físico falló fue porque fue sometida a condiciones extraordinarias. Hay torturas, como la que aplican sirviéndose de una bolsa de plástico en la que meten la cabeza del detenido impidiéndole respirar durante un buen rato, que, si la sufre una persona con problemas previos de salud, pueden provocarle un infarto y acabar con su vida.
Gurutze Yanzi y sus compañeros entraron en el cuartelillo de Tres Cantos vivos y como sospechosos de colaborar con ETA. Ella salió muerta, y ninguno imputado. (Arzalluz, pag. 384-385)
ETA como herramienta para hostigar al PNV (2003).
(…) Que le pregunten a Juan Mari Atutxa: ¡ETA intentó matarlo! Pero Atutxa lo afrontó fríamente, como corresponde a un político. De manera que, cuando con el paso de los años se vio obligado a defender la autonomía del Parlamento Vasco a la hora de los derechos de Sozialista Abertzaleak en tanto que grupo parlamentario, lo hizo sin sombra de vacilación. (Arzalluz, pag. 397)
ETA le hace un favor a los narcos (1995).
Cuando lo mataron (Gregorio Ordóñez), hubo bastante gente que habló de lo peligroso que era atravesarse en el camino de Rodríguez Galindo. Porque se contó que Ordóñez estaba haciendo averiguaciones sobre contactos sospechosos de algún policía municipal, probablemente para poner en un brete al alcalde (de San Sebastián, puesto al que Ordóñez aspiraba), y que eso le situó en la pista de un alijo o un desembarco de droga. Por aquel entonces era frecuente que todo tipo de personas, incluyendo algunos del mundo de la justicia, relacionaran a Galindo con el tráfico de drogas. Y es cierto que hubo por entonces en Guipúzcoa varias muertes oscuras, con el mundo de drogas como telón de fondo. Varias de ellas fueron obra de ETA. Supongo que los defensores de esas teorías estarían pensando en alguna forma de inducción, de filtraciones interesadas o cosa semejante. (Arzalluz, pag. 411)
El atentado de ETA que apuntaló a Aznar como futuro presidente (1995).
(…) Se ha especulado bastante, incluso dentro del PP, sobre el cambio que experimento Aznar a raíz del atentado. Me contaron que Mayor Oreja comentó –sin micrófonos, pero delante de bastante gente- que el atentado había dado al candidato “el hervor que necesitaba”. Parecía sugerir que le faltaba un punto de madurez, o de empaque, y que aquel tremendo suceso había contribuido a proporcionárselo. En todo caso, el comentario reflejaba las muchas dudas que ellos mismos tenían sobre las capacidades reales de aquel hombre de aspecto gris y anodino. (Arzalluz, pag. 415-416)
Beneficios de ETA para la oligarquía española (1981).
(…) ETA asesinó a José María Ryan, ingeniero de la central de Lemóniz, entonces en construcción. Primero lo secuestraron y luego lo mataron.
(…) Ya he comentado la perplejidad que no produjo el giro que dio ETA en sus posiciones hacia la energía nuclear. Primero elaboró un libro blanco en el que apoyaba su uso, como vía para la independencia energética de Euskadi, y luego le declaró la guerra. Yo no sé a que se debió el cambio, pero hay 3 datos que siempre me han rondado la cabeza a este respecto. Uno: Francia no quería que nadie hiciera instalaciones atómicas en sus cercanías. Dos: en Francia nunca cuajó el movimiento antinuclear. Tres: en Alemania sí, y aquí también.
(…) prosiguieron con las amenazas, los atentados, etcétera, hasta que lograron la paralización de la obra y la renuncia al proyecto. Acabó siendo Carlos Solchaga el que, disimulando el asunto dentro del conjunto de los planteamientos del Plan Energético Nacional, dio el cierre al proyecto de Lemóniz.
Todo aquello me produjo una gran tristeza, no sólo por la perdida de la vida de un hombre, sino por lo que acabó arrebatándonos en desarrollo tecnológico, en autonomía energética y, directamente, en dinero, porque el IVA de los kilovatios que nos vienen de fuera se los embolsa el Estado, en tanto que el beneficio de los kilovatios que producimos nosotros se queda íntegramente aquí. (Arzalluz, pag. 219-220)