Dirigentes argentinos advierten que grupos opositores al Gobierno de Cristina Fernández han puesto dinero y generaron identidades falsas en las redes sociales para convocar el cacerolazo. Para Estella de Carlotto, el núcleo de la movilización "no son grupos marginales" sino "grupos de poder".
Sectores oficialistas de Argentina calificaron el cacerolazo opositor que se lleva a cabo este jueves en la ciudad de Buenos Aires (capital) como "un invento de la extrema derecha paga". Aseguraron que grupos como la Fundación Pensar, ligada al macrismo, y multimedios como Clarín quieren hacer de la movida un objetivo destituyente contra la presidenta argentina, Cristina Fernández.
"No tengo ninguna duda de que (la movilización) es un invento de la extrema derecha paga", aseguró el dirigente Aníbal Fernández.
Enfatizó que la élite argentina "ha puesto dinero y generó identidades falsas en las redes sociales" para convocar al pueblo a manifestar contra la mandataria.
"Una parte de esto es Clarín y sus hermanos menores La Nación y Perfil", denunció Aníbal Fernández.
El también exjefe del Gabinete de Argentina admitió que “seguramente hay gente que quiere manifestarse porque hay cosas que no le gustan, y son las reglas de la política y respeto a esa gente de la mejor manera”, pero dijo que le preocupan “los otros, porque son los que reivindican la muerte de Néstor Kirchner, desean la muerte de la Presidenta, blanden cruces esvásticas y defienden a los represores” de la última dictadura militar (1976-1983).
Por su parte, la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto manifestó su preocupación de que en los caceroleros aparezcan “algunos signos nazis” o “la reivindicación de que deberían volver los militares”.
Además, apuntó que la protesta tiene reclamos tan amplios que dificultan un debate político real. “Primero se debería aclarar con qué objetivos se concurre a la movilización, porque yo no sé qué piden, qué proponen. Cuando uno pide algo debe haber una propuesta, y esa propuesta no la conozco".
Carlotto consideró que los núcleos de la protesta "no son grupos marginales", sino “grupos de poder. Grupos que son generalmente de clase media, clase media alta y de Buenos Aires, porque en el interior no pasan estas cosas, y si pasan, pasan de otra manera”.
“Queremos que entiendan que no es una marcha inocente, es una marcha preparada, por eso dicen cómo hay que ir vestidos y que no hablen con la prensa”, advirtió por su parte la activista argentina Hebe de Bonafini . “Es una marcha netamente golpista, netamente destituyente", consideró.
La movilización convocada para este jueves por grupos opositores a través de las redes sociales contra la gestión del Gobierno de Cristina Fernández surge a un mes de que venza el plazo para la plena aplicación de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Analistas políticos consideran que la convocatoria es resultado de una reacción de los grupos mediáticos que se resisten a la llamada ley de Medios, cuyo Vacatio Legis culmina el próximo 7 de diciembre. Para esa fecha todos los medios de comunicación argentinos deberán ajustarse a la nueva legislación ya vigente.
Para ese día, el Clarín deberá presentar un programa de adecuación a la normativa, por lo que tendrá que vender cientos de licencias de radio y televisión que aún controla.
El Gobierno argentino ha aclarado que "no va a expropiar, ni estatizar medios de comunicación". La ley busca democratizar la información.