http://periodicodigitalwebguerrillero.blogspot.com.ar/2017/04/defensa-antiaerea-siria-derribo-34-de.html
https://mundo.sputniknews.com/blogs/201704091068244155-ataque-eeuu-siria-rusia-opinion/
Lo que se les escapa a muchas personas sobre el ataque de EEUU contra Siria
La historia de los 59 misiles de crucero Tomahawk que impactaron contra una base aérea siria plantea un par de preguntas. Las más evidentes son '¿por qué fue un ataque tan limitado?' y '¿qué hará Rusia?'.
Quizás el aspecto más peculiar del reciente ataque estadounidense contra Siria sea su baja efectividad.
Se podría pensar que 59 modernos misiles de crucero con ojivas convencionales de hasta 450 kilogramos destrozarían cualquier objetivo hasta que se asemejara a la superficie lunar. Como mínimo, ante un ataque similar, se espera que la instalación militar atacada se rinda y quede totalmente inutilizable.
No es eso lo que se puede verse en los vídeos tomados por los periodistas rusos, los drones del Ministerio de Defensa ruso o las imágenes satelitales publicadas por los medios de EEUU. Hay destrucción, sí, daños, claro, pero el aeródromo es capaz de funcionar, algo que los pilotos sirios confirmaron el día después del ataque.
Infografía: Los detalles del ataque con misiles Tomahawk de EEUU contra la base aérea siria
Al mismo tiempo, eso no quiere decir que los misiles sean 'de baja potencia' o 'imprecisos', al contrario: los hangares fueron atravesados desde el exterior, asimismo, fueron destrozados con precisión varios edificios auxiliares del aeródromo. Por lo que parece evidente que los Tomahawk son perfectamente capaces de dar en el blanco.
Sin duda alguna, la pérdida de seis soldados y nueve civiles —entre ellos cuatro niños—, denunciada por la parte siria, es un hecho lamentable. No obstante, desde el punto de vista de la eficacia militar, el 'error' de la coalición en septiembre de 2016, cuando mató a docenas de soldados e hirió a un centenar, además de destrozar material bélico en la región de Deir Ezzor, fue mucho más sangriento y tuvo un mayor impacto.
En cuanto a los seis aviones destrozados, esta cantidad no es crucial para las fuerzas aéreas sirias, dado que varias fuentes informan que, en realidad, se quedaron en el aeródromo solo las aeronaves que estaban siendo sometidas a reparación, las que no eran capaces de salir del perímetro de la instalación.
En resumidas cuentas, tras 'un ataque masivo de 59 misiles de crucero' contra el aeródromo, este pudo reanudar sus operaciones tras limpiar los escombros al día siguiente. En cuanto a los edificios destruidos, estos pueden ser fácilmente sustituidos por otras edificaciones temporales.
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Este resultado nos acerca a la segunda pregunta, la que tiene que ver con las acciones de Rusia en el transcurso de este ataque.
¿Escudo fallido o respeto a las reglas del juego?
En las redes rusas —como en cualquier foro de debate, imagino— el episodio ha sido muy controvertido y ha dividido a la opinión pública. Un bando, llamémosle 'radical', denuncia 'la inutilidad de la defensa antiaérea rusa', la cual dejó pasar a los Tomahawk, a los que 'había que derribar'.
Aunque este punto de vista sea comprensible —en Rusia también hay gente que quisiera que el país se imponga más firmemente contra EEUU, 'como en los viejos tiempos' de la URSS—, este tipo de acusaciones demuestra más bien un pensamiento impulsivo, y no uno calculado.
A la hora de abordar este tema, es importante hablar del marco legal del uso de los sistemas antiaéreos rusos en Siria, ya que esto explica cómo se gestionó el ataque estadounidense y la posterior reacción de Rusia, así como el recorrido que este incidente puede tener en el futuro.
Los sistemas antiaéreos llegaron a Siria masivamente tras el ataque del caza F-16 turco contra el bombardero Su-24 ruso en otoño de 2015. En aquel momento, la situación, valorada bajo la suposición de que los terroristas no poseían aviones, se vio sustituida por una en la que existían amenazas aéreas reales para los militares rusos.
Así, el escenario se transformó y los sistemas rusos pasaron a proteger las instalaciones militares rusas de las amenazas aéreas contra los fuerzas del país en Siria.
La defensa antiaérea siria, si bien está integrada con la rusa, está formada por sistemas propios, a menudo de fabricación soviética. Los militares rusos no reciben órdenes de los comandantes sirios, al igual que ellos tampoco las reciben de los rusos. Los S-300 y S-400 rusos no integran la defensa antiaérea de la República Árabe Siria, son parte de las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación rusa.
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Este cuadro legal llevó al cese completo de las incursiones turcas, incluso se acordó el Memorándum para la Prevención de Incidentes Aéreos, ya que Rusia tenía una prueba directa de la hostilidad de los turcos hacia su material bélico y por esto, los aviones de Turquía se consideraban blancos posibles —extremo que Turquía entendía—.
Israel, EEUU y los aviones de la coalición antiterrorista, por su parte, en ningún momento amenazaron militarmente a las instalaciones rusas, así que continuaron sus vuelos en los cielos sirios.
Por otra parte, los cielos siempre están vigilados —algo que se evidencia en las referencias realizadas por los representantes rusos a los datos de sus radares cada vez que comentan las incursiones aéreas en Siria, como los ataques israelíes contra Hizbulá o los vuelos de drones de EEUU—. La posibilidad de interceptar una aeronave siempre está presente.
Lo que fundamentalmente pone de relieve esta explicación es que, legalmente, hasta que un avión o un misil de crucero no tome rumbo directo hacia la base naval rusa en Tartus o la base aérea rusa en Latakia, no son blancos legítimos para la defensa antiaérea rusa, y cualquier ataque contra ellos sería una agresión no provocada.
Por lo tanto, si los S-300 y S-400 rusos atacan una aeronave estadounidense o israelí o turca que no tenga como objetivo directo las instalaciones militares rusas en Siria, el ataque será considerado como una agresión rusa contra ese país, con todas las consecuencias que esto implica.
Ahora, sin embargo, los límites de este cuadro legal —que Rusia ha cumplido rigurosamente— se verán extendidos, ya que la Defensa rusa suspendió la vigencia del Memorándum para la Prevención de los Incidentes Aéreos con EEUU, además de cerrar la línea directa con el Pentágono sobre Siria. ¿Qué impacto tienen estas acciones en la posibilidad de interceptar los misiles de crucero?
En mi opinión, con estas medidas, el Ministerio de Defensa ruso ocultará de manera definitiva su material bélico y a sus especialistas de la mirada de EEUU.
En el reciente ataque, EEUU, en cumplimiento del memorándum, avisó a la parte rusa del inminente bombardeo y empleó, además, medidas para "minimizar el riesgo para los rusos". Este aviso, de hecho, buscaba sacar a los militares rusos de la zona y así asegurar legalmente que la defensa antiaérea rusa no sería activada y no interceptarían sus misiles.
Al interceptar o incluso tratar de desviar los Tomahawk con las medidas de guerra radioelectrónica tras el aviso y la evacuación de sus militares, Rusia, efectivamente, hubiera atacado a las aeronaves estadounidenses sin que mediara una provocación previa.
Llegados a este punto, lo más probable es que Rusia avisara a las fuerzas sirias, quienes lograron evacuar y sacar de allí a sus aviones capaces de volar. En este sentido, es posible que los militares que hayan fallecido estuvieran tratando hasta el último momento de salvar la mayor cantidad de equipos militares del inminente ataque.
Pero con el cierre de la línea directa y la suspensión del Memorándum, desaparece toda herramienta de los militares estadounidenses para adivinar si los especialistas rusos están presentes en la zona en la que se encuentra un blanco potencial o no, salvo que se fíen de la información de los servicios de inteligencia, los cuales tiene un margen de error, un error que, en este caso, podría salir muy caro.
De ahora en adelante, si el USS Porter u otro buque estadounidense decide dar en un blanco con sus misiles, siempre tendrá que pensárselo dos veces porque los militares rusos podrían estar en la zona, y los misiles entonces pasarían a ser blancos legítimos para la defensa antiaérea.
En este sentido, de derribarlos, ya no estaríamos hablando de una agresión. Sin embargo, es importante señalar que cualquier enfrentamiento directo entre el material bélico ruso y estadounidenses siempre —repito, siempre— corre el riesgo de escalar en un incidente mucho más peligroso que un conflicto regional en Oriente Próximo.
Basta con imaginar la reacción de los 'halcones' estadounidenses, como el señor John McCain, al conocer que Rusia ha derribado un Tomahawk. Este político será el primero en exigir una 'respuesta' —seguramente lo llamarán así— militar a gran escala.
Esto, los comandantes estadounidenses —'halcones' o no— lo deberán de tener en cuenta cada vez que su presidente contemple lanzar un ataque de demostración, justificado en un 'ataque químico' que nadie vio, nadie investigó y nadie considera que sea 'lógico' que lo haya realizado precisamente la parte que va ganando terreno a sus oponentes con la ayuda de sus dos aliados en la región.
Un ejemplo 'contagioso'
Esperamos que otros países de la zona, socios de EEUU, no consideren esto como un permiso para realizar ataques parecidos, como Arabia Saudí y Turquía, que podrían seguir el ejemplo de su 'socio mayor' y tomar decisiones unilaterales en lo que respecta a los misiles de crucero.
También esperamos que más naciones, como la valiente Bolivia, cuestionen la increíblemente hipócrita posición de los países occidentales, que en el transcurso de tres días señalaron al culpable, le juzgaron y le aplicaron la sentencia basándose solo en las afirmaciones de los extremistas radicales, conocidos por sus mentiras y su cada vez más precaria situación, sin que el primer investigador de la ONU siquiera se hubiera enterado del asunto.
Finalmente, esperamos que todos los gritos de '¡Rusia debería atacar a EEUU!' nunca sean escuchados en las altas esferas del poder, porque, aunque el planeta no va bien, es todavía temprano para ceder el turno a mutantes radioactivos que busquen construir una mejor civilización de las cenizas de la nuestra.
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