La base de la pregunta encierra tres concepciones que son ajenas a la teoría comunista, concepciones que forman parte del pensamiento teórico del revisionismo y del subjetivismo marginal. Primera; si el estado es el propietario de los medios de producción no existe explotación, segunda; solo los trabajadores manuales producen plusvalía, y tercera la plusvalía en particular, y el valor de cambio en general, son producidas individualmente.
Si el estado es el propietario de los medios de producción no existe explotaciónLa propiedad colectiva sobre los medios de producción no es sinónimo de ausencia de explotación. Existen formas de propiedad colectiva que no son formas de propiedad basadas en el trabajo personal, es decir, la propiedad comunista sobre el total del valor producido solo es la propiedad exclusiva de los trabajadores, que han contribuido a producirlo mediante un gasto de su fuerza de trabajo. Las sociedades por acciones son sociedades capitalistas de propiedad colectiva, pero no basadas en la propiedad del trabajo personal, donde los trabajadores están explotados. En España han existido, y existen, empresas de propiedad estatal, pero no por ello los trabajadores dejan de estar explotados, ya que no deciden sobre el destino del valor por ellos producido. Es decir, el valor producido por dichos trabajadores asalariados es apropiado por funcionarios del estado, los cuales deciden como se distribuye dicho valor.
Friedrich Engels en Del socialismo utópico al socialismo científico escribió:Pero las fuerzas productivas no pierden su condición de capital al convertirse en propiedad de las sociedades anónimas y de los trusts o en propiedad del Estado. Por lo que a las sociedades anónimas y a los trusts se refiere, es palpablemente claro. Por su parte, el Estado moderno no es tampoco más que una organización creada por la sociedad burguesa para defender las condiciones exteriores generales del modo capitalista de producción contra los atentados, tanto de los obreros como de los capitalistas individuales. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista, es el Estado de los capitalistas, el capitalista colectivo ideal. Y cuantas más fuerzas productivas asuma en propiedad, tanto más se convertirá en capitalista colectivo y tanta mayor cantidad de ciudadanos explotará. Los obreros siguen siendo obreros asalariados, proletarios. La relación capitalista, lejos de abolirse con estas medidas, se agudiza, llega al extremo, a la cúspide. Mas, al llegar a la cúspide, se derrumba. La propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas no es solución del conflicto, pero alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución.
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Solo los trabajadores manuales producen plusvalíaMarx fue el último economista clásico que mantuvo la distinción entre lo productivo y lo improductivo. Desde el punto de vista del capital existen trabajos productivos o no productivos, son productivos los que aumentan el capital, es decir producen plusvalía, y son improductivos los que no lo aumentan.
Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo XIV escribió:La producción capitalista no sólo es producción de mercancía; es, en esencia, producción de plusvalor. El obrero no produce para sí, sino para el capital. Por tanto, ya no basta con que produzca en general. Tiene que producir plusvalor. Sólo es productivo el trabajador que produce plusvalor para el capitalista o que sirve para la autovalorización del capital. Si se nos permite ofrecer un ejemplo al margen de la esfera de la producción material, digamos que un maestro de escuela, por ejemplo, es un trabajador productivo cuando, además de cultivar las cabezas infantiles, se mata trabajando para enriquecer al empresario. Que este último haya invertido su capital en una fábrica de enseñanza en vez de hacerlo en una fábrica de embutidos, no altera en nada la relación. El concepto de trabajador productivo, por ende, en modo alguno implica meramente una relación entre actividad y efecto útil, entre trabajador y producto del trabajo, sino además una relación de producción específicamente social, que pone en el trabajador la impronta de medio directo de valorización del capital. De ahí que ser trabajador productivo no constituya ninguna dicha, sino una maldición. En el libro cuarto de esta obra, dedicado a la historia de la teoría, se expondrá más en detalle cómo la economía política clásica consideró siempre que la producción de plusvalor era la característica distintiva del trabajador productivo. Al cambiar su concepción respecto a la naturaleza del plusvalor, cambia también, por consiguiente, su definición de trabajador productivo.
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Desde el punto de vista del trabajo y de la satisfacción de necesidades humanas todos los trabajos son productivos. Toda fuerza de trabajo usada en la producción de bienes y servicios, cosas necesarias, convenientes o placenteras para la vida, cosas que satisfacen necesidades humanas, ya sean estas reales o producto de la fantasía, es productiva.
Karl Marx, ibíd, capítulo XXIII escribió:Una cabeza ortodoxa entre quienes frecuentaban los cursos de Adam Smith escribe luego de la muerte de éste: "La amistad de Smith por Hume [...] le impedía ser cristiano... Creía a pies juntillas todo lo que decía Hume. Si Hume le hubiera dicho que la luna era un queso verde, le habría creído. De ahí que le creyera también que no existían Dios ni los milagros... Sus principios políticos rayaban en el republicanismo". ("The Bee", por James Anderson, 18 volúmenes, Edimburgo, 1791-1793, vol. III, pp. 166, 165.) El cura Thomas Chalmers sospecha que Adam Smith inventó la categoría de los "trabajadores improductivos" por pura malevolencia, expresamente para incluir en ella a los curas protestantes y a pesar de la benéfica labor que éstos realizan en la viña del Señor.
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La plusvalía en particular, y el valor de cambio en general, son producidas individualmenteLa única diferencia entre la noción ideológica de producto marginal del factor trabajo y el concepto científico de plusvalía, radica en considerar al producto marginal del factor trabajo como un producto individual, es decir, que se puede identificar el valor de cambio, en una mercancía, producido individualmente por cada trabajador de forma ordinal, es decir, en función de la utilidad decreciente por cada unidad adicional del factor trabajo. Cuando en realidad la plusvalía no es generada por los trabajadores individualmente, baste pensar en una cadena de montaje, ¿cuánta plusvalía produce individualmente un trabajador? El valor de cambio de una mercancía se establece socialmente, y su precio se establece entre los costes de producción de la oferta y el poder adquisitivo de la demanda, operada la diferencia por las objetivas leyes de la oferta y la demanda, esto ocurre independientemente de las habilidades individuales de cada trabajador asalariado, y al margen de la composición orgánica de cada capital, considerado éste individualmente.
Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo XVII escribió:En la superficie de la sociedad burguesa, el salario del obrero se pone de manifiesto como precio del trabajo, como determinada cantidad de dinero que se paga por determinada cantidad de trabajo. Se habla aquí del valor del trabajo, y a la expresión dineraria de ese valor se la denomina precio necesario o natural del trabajo. Se habla, por otra parte, de los precios de mercado del trabajo, esto es, de precios que oscilan por encima o por debajo de su precio necesario.
¿Pero qué es el valor de una mercancía? La forma objetiva del trabajo social gastado en la producción de la misma. ¿Y cómo medimos la magnitud de su valor? Por la magnitud del trabajo que contiene. ¿Cómo se determinaría, pues, el valor de una jornada laboral de 12 horas? Por las 12 horas de trabajo contenidas en una jornada laboral de 12 horas, lo que es una huera tautología.
Para que se lo pudiera vender en el mercado como mercancía, el trabajo, en todo caso, tendría que existir antes de ser vendido. Pero si el trabajador pudiera darle al trabajo una existencia autónoma, lo que vendería sería una mercancía, y no trabajo.
Prescindiendo de estas contradicciones, un intercambio directo de dinero esto es, de trabajo objetivado por trabajo vivo, o anularía la ley del valor que precisamente se desarrolla libremente, por primera vez, sobre el fundamento de la producción capitalista o anularía la producción capitalista misma, que se funda precisamente en el trabajo asalariado. Supongamos, por ejemplo, que la jornada laboral de 12 horas se representa en un valor dinerario de 6 chelines. O bien se intercambian equivalentes, y entonces el obrero percibe 6 chelines por el trabajo de 12 horas. El precio de su trabajo sería igual al de su producto. En este caso no produciría plusvalor alguno para el comprador de su trabajo, los 6 chelines no se convertirían en capital, el fundamento de la producción capitalista se desvanecería; pero es precisamente sobre ese fundamento que el obrero vende su trabajo y que éste es trabajo asalariado. O bien percibe por las 12 horas de trabajo menos de 6 chelines, esto es, menos de 12 horas de trabajo. 12 horas de trabajo se intercambian por 10 horas de trabajo, por 6, etc. Esta equiparación de magnitudes desiguales no sólo suprime la determinación del valor: una contradicción semejante, que se destruye a sí misma, en modo alguno puede ser ni siquiera enunciada o formulada como ley.
De nada sirve deducir ese intercambio, el intercambio entre más trabajo y menos trabajo, de la diferencia formal consistente en que en un caso se trata de trabajo objetivado y en el otro de trabajo vivo. Esto es tanto más absurdo por cuanto el valor de una mercancía no se determina por la cantidad de trabajo efectivamente objetivado en ella, sino por la cantidad de trabajo vivo necesario para su producción. Supongamos que una mercancía representa 6 horas de trabajo. Si se efectúan invenciones gracias a las cuales se la puede producir en 3 horas, también el valor de la mercancía ya producida se reduce a la mitad. Ahora representa 3 horas, en vez de las 6 anteriores, de trabajo social necesario. Su magnitud de valor se determina, pues, por la cantidad de trabajo requerida para su producción, y no por la forma objetiva de ese trabajo.
En el mercado, lo que se contrapone directamente al poseedor de dinero no es en realidad el trabajo, sino el obrero. Lo que vende este último es su fuerza de trabajo. No bien comienza efectivamente su trabajo, éste ha cesado ya de pertenecer al obrero, quien por tanto, ya no puede venderlo. El trabajo es la sustancia y la medida inmanente de los valores, pero él mismo no tiene valor alguno
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Teniendo en cuenta que
el valor de cambio de una mercancía independientemente del modo de producción bajo el que ha sido producida es:
M = Mt+Op+Ft
Dónde M es el valor de cambio de la mercancía, Mt son los medios de trabajo, herramientas y maquinaria que utiliza el trabajador que no se consumen en un único proceso de producción y, en consecuencia, solo transmiten una parte de su valor al bien producido, Op son los objetos de producción, materias primeras y secundarias que se consumen íntegramente en un proceso productivo y, por lo cual, transmiten todo su valor al bien producido y Ft es el valor de la fuerza de trabajo que se consume en la producción y, por el mismo motivo que los objetos de producción, transmite todo su valor a la mercancía. Teniendo en cuenta que tanto los medios de producción (Mt + Op), como la fuerza de trabajo, que intervienen en la producción de una mercancía son múltiples y de naturaleza y valor heterogéneo, la ecuación del valor de una mercancía se puede expresar como el sumatorio de los diferentes valores individuales:
Dado que los medios de producción (Mt + Op) son recursos naturales más la energía en forma de fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir dichos medios de producción, o lo que es lo mismo, son fuerza de trabajo que ha transformado los recursos naturales en valores de uso utilizados como medios de producción. Un valor de cambio puede expresarse como los recursos naturales más la fuerza de trabajo necesaria para producirlos:
Y el valor de cambio de toda mercancía, teniendo en cuenta que los recursos naturales carecen de valor de cambio, puede expresarse como:
El valor de cambio de toda mercancía es igual a la suma total de los valores que la fuerza de trabajo, socialmente necesaria para producir dicha mercancía, ha creado.
Saludos.