Enderler escribió:Claudio, tu respuesta da por buena parcialmente la afirmación de Marta Harnecker en el sentido de que la clase obrera ha de tomar el poder político de forma anticipada, pero no lo justifica. La cuestión que sigue sin resolverse es que la transición de un modo de producción a otro nunca ha sucedido así. Ya expliqué a grandes rasgos la transición esclavismo-feudalismo, así que vamos a fijarnos ahora en la transición feudalismo-capitalismo, que de nuevo es un proceso que se desencadena por causas endógenas, por características del propio feudalismo. Siguió un camino muy largo: precisó para nacer y desarrollarse de los estados, atravesó una serie de ciclos de expansión en un mundo que se estaba globalizando internalizando sucesivamente los gastos de gestión de la guerra, los de producción y los de transacción, y ahora parece estar internalizando a los propios estados. Sólo cuando su modo de producción hubo "expulsado" al feudal y la clase burguesa, aún en una posición subalterna, logró la hegemonía pudo tomar el poder político. Es justo la tesis contraria a la de la toma del poder por el proletariado cuando no es hegemónico ni su modo de producción propio el dominante -sea cual sea ese modo de producción propio de la clase proletaria-; vamos, como si la burguesía lo hubiera intentado en los siglos XIII y XIV en el momento en que más pujante estaba la nobleza.
Sigue, por tanto, pendiente el asunto de por qué el capitalismo no obedece a lo que parece ser una regla: una clase dominante solo deja de serlo cuando ha dejado de ser hegemónica y su modo de producción sustituido por otro.
Pero es que eso que dices sobre la transición del feudalismo al capitalismo no es cierto. La burguesía toma el poder en las revoluciones liberales y democráticas
antes de que los elementos de economía capitalista hubiesen vencido sobre los elementos de economía feudal. Por eso los gobiernos revolucionarios de la burguesía en Inglaterra o Francia llevan a cabo medidas para liquidar la propiedad feudal de la tierra o eliminar los privilegios de las corporaciones gremiales. Lo que ocurre es que los elementos de economía capitalista han madurado lo suficiente como para que la burguesía se lance con suficientes fuerzas a la conquista del poder político. Es más, incluso ya antes de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII tenemos la Reforma protestante, que fue apoyada y a veces liderada por burgueses y nobles en tránsito a convertirse en burgueses. Si bien eso no fue suficiente para conquistar el poder político (en Holanda sí, ojo), sí lo fue para que sus intereses fuesen tenidos en cuenta por las monarquías absolutas. De hecho, según analiza Marx en
El Capital, esto fue un impulso a la llamada acumulación originaria del capital, a través de la confiscación de los bienes eclesiásticos:
Marx escribió:La Reforma, con su séquito de colosales depredaciones de los bienes de la Iglesia, vino a dar, en el siglo XVI, un nuevo y espantoso impulso al proceso violento de expropiación de la masa del pueblo. Al producirse la Reforma, la Iglesia católica era propietaria feudal de una gran parte del suelo inglés. La persecución contra los conventos, etc., transformó a sus moradores en proletariado. Muchos de los bienes de la Iglesia fueron regalados a unos cuantos rapaces protegidos del rey o vendidos por un precio irrisorio a especuladores rurales y a personas residentes en la ciudad, quienes, reuniendo sus explotaciones, arrojaron de ellas en masa a los antiguos arrendatarios, que las venían cultivando de padres a hijos. El derecho de los labradores empobrecidos a percibir una parte de los diezmos de la Iglesia, derecho garantizado por la ley, había sido ya tácitamente confiscado.
Marta Harnecker yo creo que se refiere a que antes de que la clase orera tome el poder no existen elementos "puros" de economía socialista, ya que ésta presupone la existencia de una planificación de la producción por toda la sociedad. Lógicamente, esto no existe antes de la revolución proletaria. Pero sí existen ciertos elementos necesarios para ello. Primero tenemos que las grandes corporaciones capitalistas ya son capaces de planificar su producción a gran escala y a largo plazo. Segundo tenemos que sobre todo en sectores estratétigos de la economía los Estados capitalistas se ven obligados a ejercer la propiedad pública sobre los medios de producción e incluso planificar su producción a escala no de una empresa, sino nacional, aunque sea en asociación con el capital monopolista privado. Y tercero tenemos las propias conquistas del movimiento obrero que imponen un modo de distribución más parecido al socialismo y contradictorio con el modo de producción capitalista. Al menos el primer y el segundo elementos que cito se encuentran en todas las revoluciones proletarias que ha habido en la historia, aunque sea en países atrasados, por medio del capital extranjero y sus alianzas con el capital y el Estado "locales". Incluso en países atrasados como Rusia o China encontramos estos elementos de capitalismo monopolista de Estado, aunque sea sólo en las grandes ciudades. Resumiendo: el socialismo tiene una base económica y una base política. La económica es el capitalismo de Estado y la política es la dictadura del proletariado. Lenin lo explica con más detalle en
El Estado y la revolución utilizando la metáfora del correo:
Lenin escribió:Un ingenioso socialdemócrata alemán de la década del 70 del siglo pasado dijo que el correo era un modelo de economía socialista. Esto es muy exacto. Hoy, el correo es una empresa organizada al estilo de un monopolio capitalista de Estado. El imperialismo va transformando poco a poco todos los trusts en organizaciones de este tipo. En ellos vemos esa misma burocracia burguesa entronizada sobre los “simples” trabajadores, agobiados por el trabajo y hambrientos. Pero el mecanismo de la administración social está ya preparado aquí. No hay más que derrocar a los capitalistas, destruir, con la mano férrea de los obreros armados, la resistencia de estos explotadores, romper la máquina burocrática del Estado moderno, y tendremos ante nosotros un mecanismo de alta perfección técnica, libre del “parásito” y perfectamente susceptible de ser puesto en marcha por los mismos obreros unidos, contratando a técnicos, inspectores y contables y retribuyendo el trabajo de todos éstos, como el de todos los funcionarios “del Estado” en general, con el salario de un obrero. He aquí una tarea concreta, una tarea práctica, inmediatamente realizable con respecto a todos los trusts, que libera a los trabajadores de la explotación y que tiene en cuenta le experiencia iniciada ya prácticamente (sobre todo en el terreno de la organización del Estado) por la Comuna.
Organizar toda la economía nacional como lo está el correo, para que los técnicos, los inspectores, los contables y todos los funcionarios en general perciban sueldos que no sean superiores al “salario de un obrero”, bajo el control y la dirección del proletariado armado: ése es nuestro objetivo inmediato. Ese es el Estado que necesitamos y la base económica sobre la que debe descansar. Eso es lo que darán la abolición del parlamentarismo y la conservación de las instituciones representativas; eso es lo que librará a las clases trabajadoras de la prostitución de estas instituciones por la burguesía.
lutzy escribió:El contexto en el que yo hago los comentarios es la convenencia o compatibilidad de un libre mercado en un modelo marxista. En tal estado, las leyes y reglamentos serían socialistas, y los monopolios no serían muy distintos que las grandes empresas estatales de la URSS. La diferencia fundamental se podría resumir en: mucho más poder para los "soviets", en especial respecto a su propia empresa. Por otra parte, en un modelo socialista no existe el paro. Ni la "venta" de trabajo. Sin un estado tan centralizado y potente, la responsabilidad sobre el empleo de la masa laboral "sobrante" tendría que recaer sobre el propio ordenamiento. Así cada empresa tendría que admitir a todo solicitante preparado, o incluso formarlo ella misma, de modo que las más solicitadas serían donde más se ganase, equilibrando de esta manera en poco tiempo tal condición, fijando los precios al trabajo requerido y dando empleo (y capacidad adquisitiva) a todos los demandantes.
Entonces no hay libre mercado. Sólo mecanismos mercantiles auxiliares a la planificación central. Más aún si, como reconoces, los grandes consorcios monopolistas serían de propiedad estatal. De hecho, para hacer cumplir esas leyes y reglamentos socialistas sigue siendo necesario un "Estado centralizado y potente" que tenga autoridad suficiente para obligar a las empresas a cumplirlos.
Enderler escribió:Pues una pregunta muy buena a la que me temo que no se le pueda dar ninguna respuesta igual de buena. En realidad podemos hacer política-ficción -que ya dije que me resulta muy atractivo como ejercicio intelectual-, pero no tenemos ni idea de como sería una sociedad en la que todos los medios de producción fueran colectivos. La competencia es un formidable activador de la innovación, lo podemos comprobar si hacemos un repaso de la historia del desarrollo tecnológico a lo largo de la historia de la humanidad; en periodos en los que no existe la competencia las tecnologías avanzan muy despacio.
Tu respuesta, Claudio, contiene una trampa al presentar una consecuencia como causa. No puede depender directamente la innovación de las fuerzas productivas puesto que los avances tecnológicos son importantes motores del desarrollo de esas mismas fuerzas productivas. En ausencia de competencia se aplica el principio de "si funciona no lo repares".
Fíjate que la trampa realmente te la haces tú sólo porque yo no hablo de competencia en general, sino de competencia mercantil en particular. Y pablo13, según entendí, me preguntó por eso precisamente. El matiz es importante. Muy importante. Competencia mercantil implica, además, competencia entre propietarios de medios de producción. En el socialismo existe también la competencia bajo la forma de lo que se llamaba en la URSS y otros países socialistas "emulación socialista" que combina los incentivos materiales (a cada cual según su trabajo) con los morales (reconocimiento por la contribución a la sociedad). Pero no existe competencia mercantil en el sentido de competencia entre propietarios de medios de producción. Lo que yo hacía depender del desarrollo de las fuerzas productivas es en qué medida los mecanismos de "emulación socialista" estarían capacitados para reemplazar a la competencia mercantil. Por cierto, no depende sólo del desarrollo de las fuerzas productivas, sino también de la acción política de la clase obrera, ya sea tomando el poder político o dirigiendo la lucha entre los elementos capitalistas y socialistas/comunistas en el ejercicio de dicho poder político.