por Cap_Keating Jue Jul 29, 2010 4:37 pm
Me parece un tema muy interesante, siempre me gustaron conocer esas historias particulares.
Decir que mis abuelos y abuelas eran muy jóvenes cuando ocurrió la contienda, así que los que verdaderamente la vivieron fueron sus padres y hermanos mayores.
Por linea paterna, solo conozco la historia del padre de mi abuela.
Él había sido alcalde, posiblemente socialista, en un pequeño pueblo de Barcelona. Al estallar la guerra se unió a las milicias de la UGT y partió a combatir en Valencia. En Valencia sacó a unas monjas de la ciudad, porque pensaba que tras el combate podrían correr peligro. Después combatió en el ejército popular. Al acabar la guerra volvió a su pueblo, donde gente que le debía dinero, entre ellos el cura, lo denunció por rojo y se lo llevaron a la prisión, en Zaragoza. Allí pasó tres años. Dió la casualidad de que su mujer se encontró con las monjas a las que había ayudado en Valencia y lograron sacarlo de la cárcel.
Por la linea materna, el padre de mi abuelo.
Él era de Plenas, un pueblo de la provincia de Zaragoza. De familia pudiente, poseían campos de azafrán. Al estallar la guerra se unió a las milicias de la falange, con graduación de sargento. Combatió en Belchite, donde desapareció, nunca se encontró su cuerpo. Por ello, no se le dió por muerto y no se incluyó su nombre en la placa a los caídos puesta por el régimen. Su hijo, mi abuelo, de entonces doce años, nunca le perdonó que fuera a la guerra voluntariamente, dejando a una familia sin padre.
El padre de mi abuela no llegó a combatir, pues tenía más de cincuenta años cuando empezó el conflicto, sin embargo si lo hicieron dos de sus hijos.
Eran de un pequeño pueblo de Badajoz, cercano a Sevilla. Campesinos, se dedicaban al cultivo del olivo. Los dos hermanos, de 18 y 15 años cuando empezó la guerra, combatieron en las milicias. Cuando la zona fue tomada por los golpistas fueron arrestados por la guardia civil. También arrestaron a su padre.
Según me contó mi abuela, cuando llamaron para fusilar, al más joven lo soltaron, pero al mayor no. Sin embargo, tuvo suerte. Él se llamaba Juan Ángel Trujillo Galán, pero siempre se presentaba como "Ángel Galán", utilizando su segundo nombre y apellido porque decía que se ligaba más. Por ello, cuando el oficial de la guardia civil pasó lista para fusilar, al llamar a "Juan Trujillo", allí no había nadie llamado así. Y se libró.
Posteriormente su madre, es decir, mi bisabuela, se presentó en el cuartelillo con una granada de mano exigiendo que soltaran a su hijo y su marido, o lo volaba todo por lo aires. Y así lo hicieron, aunque después tuvieron que huir un tiempo a Madrid.
En los relatos de mi abuela sobre su pueblo, que entonces tenía 6 años y se enteraba de más bien poco, pude entrever resquicios de comunismo libertario.
Investigando más por mi cuenta, me enteré de que su pueblo había pertenecido a la llamada "Bolsa de la Serena", un conjunto de pueblos del sur de Badajoz que fué colectivizado por los anarcosindicalistas y que fue la última zona extremeña en caer.