Comparto con Uds. este poema que el gran poeta chileno PABLO DE ROKHA escribiera a Corea en 1950.
FUNERAL POR LOS HÉROES Y LOS MÁRTIRES DE COREA
PABLO DE ROKHA
La lengua de las derrotas victoriosas,
el tambor colosal que tocan las sombras de los heroicos antepasados,
los cánticos democráticos de la multitud,
el himno del pueblo en los hogares en el gran día boreal de los nacimientos
y los matrimonios o el discurso de cemento del gran orador:
¡he ahí el lenguaje correspondiente a vuestra dignidad!...
Ni un gesto de miedo al Conquistador: la acusación pública únicamente tal, ni el espionaje parlamentario de una lágrima sola cruzando las caras inmensas como montañas,
ni un gemido, ni un clamor, ni un sollozo en la tremenda voz;
temblará el invasor frente a frente a la propia conciencia como el animal, aquel que está en la tempestad adentro, al pie de la montaña, solo entre solos,
en ese ambiente omnipotente en el que el rayo requiere su pánico trágico al gran día de la ira internacional
y lo azota contra la cabeza del ejército imperialista,
en el instante en que el yanqui arranca mundo abajo, mundo adentro, despedazándose como un perro de mar, mientras la svástica de Mac Arthur le desgarra las entrañas
y el fusil fascista se le dispara contra los que traicionaron al pueblo engañándolo y degollándolo;
si el terror militar de los respaldadotes de mercaderes arrasó la población pacífica,
una gran espada de fuego apunta a sus corazones miserables y un silencio de acero mundial les muerde como buitre el hígado
rasguñándole las vísceras de tiburón.
La maldición del Género Humano, en piedra y fuego civil,
marca la cara de los asesinos y está callada la tierra mirando el grande crimen que plantea la vida íntima de los chacales, como una madre viuda y el hijo muerto.
¿Cómo gusanos, vestiglos, andrajos reunir y víboras
para dar una idea de aquellas bestias tremendas con piel de militar y mandíbulas de mandrágora, que únicamente se parecen al alma hedionda de Víctor Kravchenko,
en la cual chorrea la eterna sangre obrera
y el sol se detiene a escupir con asco horrendo el espectáculo del traidor y la morralla vil
como si pasase un ataúd sacando la lengua en el vacío?
Asesinando en el nombre de Dios misericordioso, asesinando con la religión en la bayoneta
y la hipocresía medio a medio del pecho nazi,
escupen el cielo y el mundo manchando la ley democrática y el estilo sangrado del hombre;
adentro de la marcha trágica de los asesinados,
entonan los asesinados la epopeya del índice acusatorio de los asesinados
y su enorme forma se levanta sola,
gigante y tronante de silencio feroz, embanderada y popular,
condensando el grito del siglo;
y ahora ¿vais a agujerear el planeta para esconder la vergüenza tremenda comerciantes-invasores-delincuentes-impostores del imperialismo?
pero los muertos eternos del mineral escuchan la llamada inmortal y contra vosotros van a pelear por la paz, el pan y la libertad del mundo, todas las sombras de los siglos pasados y los futuros siglos en el Ejército Popular de Corea;
a la espalda colosal de los ahorcados de Chicago,
mano a mano con Sandino y los héroes de la Revolución Agraria de México, el antepasado piel-roja, al cual se baleó a traición, Abrahám el Presidente, los negros linchados de Nueva Orleáns, acusándoos frente a frente al “Todopoderoso”,
caminan los procesados, los encarcelados, los desterrados políticos y las grandes víctimas del falso profeta,
o aquellos a quienes a calumnia y la mentira del esbirro condenaron a deportación pública en su propia tierra sola, y la majestad de las águilas republicanas ondula en el gran crepúsculo…
Ahí “Alsop” está ardiendo y la gran bandera de Chile
acorralada y entristecida por el alevoso mercader asesino que negocia con las ideas, os clava la mirada azul,
y están en Irán y el Irak objeto de comercio, destripados por vosotros.
Pero el pueblo de Roosevelt, EL se comprende como la víctima de las víctimas y el esclavo social de los Monopolios, padres y madres de vuestro Dios-Degollador,
y en la invasión del mundo no estáis con el pueblo, no,
no estáis con el pueblo ni con los derechos del pueblo pisoteados por vosotros,
estáis solos con vosotros, es decir, en la soledad definitiva del Impostor;
y como predicáis la paz con la bomba atómica
crucificando en la bomba atómica la elocuencia de la epopeya de a muchedumbre universal,
la Humanidad os desterró al desprecio al cual destierra al prestamista inmundo
que hambriento de oro, de cobre, de caucho, de salitre y de petróleo, ensangrienta la historia humana mordiéndola e hiriéndola con los colmillos de chacal.
Puerto Rico es la ignominia “americana” convertida en ley
y el colonizador económico-político de Bolivia, de Cuba, de Colombia y del Chile humilde de hoy
da la patada “sentimental” a las Colonias atravesadas de pánico,
y ordena a Chuquicamata, o en Jerusalén ahorca la persona de la dignidad humana con la prensa vendida, o endiosa en Santo Domingo a Trujillo, el payaso funeral,
y a sus sirvientes pálidos como pálidos esqueletos;
y a la exportación de dólares corresponde la persecución de líderes y el mártir pasa el vil ladrillo del presidio
al servicio del bandido superindustrial,
la mentira plutocrática cubre la muerte al pabellón de Jefferson
y la gran Sociedad Anónima, a cuya salida están las bocas de los cañones, dramatiza la periferia del planeta con hierro tremendo
mientras la Iglesia, embanderada de sacerdotes alcahuetes, bendice al nuevo fascista de la oferta y la demanda en nidos de pólvora;
si el trabajador de acero y de incendio de la gran Pampa chilena,
el que en Alaska, acuchillado por el huracán, afila la mejilla como un puñal en los hielos acerbos,
y el obrero de acento mundial de Niepostroi
no quieren la guerra, ¿quién quiere la guerra?; ¡oh! hermanos de la paz del mundo, ¿quién quiere la guerra?, la guerra de agresión, la guerra y el gran asesinato entre sesos y vientres y sexos de criaturas que antaño sembraron cantando sobre los pájaros;
si los trabajadores no quieren la guerra, ¿quiere la guerra el Inmenso País de los Trabajadores?, no, únicamente quieren la guerra los explotadores de los trabajadores;
quieren la guerra los colonizadores monopolistas acaparadores del petróleo, exportadores de dólares, armamentistas y ejecutores económico-políticos del Plan Criminal de degollar el mundo, tramitadores de corporaciones armamentistas y armamentistas de índole y negocio porque la guerra es su aliada comercial,
quieren la guerra los gerentes y los obispos accionistas de compañías, carteles y trusts guerreros,
quieren la guerra tanto los generales belicosos cuanto los traficantes alevosos del patriotismo que encubre la tara obscura de Paco Franco,
quiere la guerra el especulador bursátil que negocia la matanza como un carnicero público
y quiere la guerra el intelectual podrido, porque el intelectual podrido canta alimentándose de cadáveres: hiena de feria y cafetín.
El trotzkista babilónico premiado como caballo y el nacifascista vestido de proxeneta
aman la matanza por la matanza como todos los degenerados
y están de acuerdo con vosotros, ¡oh! incendiarios macabros que negociáis en carne humana como los abuelos vuestros negreros del bucán,
que eran ladrones pero eran varones,
mientras llorando y muriendo en la bañera, deliráis con la piratería y sois mugrientos
y roñosos como una editorial de “El Mercurio”.
Culebra de tormenta o lobos acerbos,
el vocabulario anormal de la Coca-Cola de melodía a la religiosa azúcar de vuestro lenguaje
y los paniaguados engendros de soplón de víbora
que vi contemplar la grandeza y la miseria de Nueva York con la lengua afuera de asombro y los pantalones abajo,
os responden desde los rincones de los ratones de las más hediondas alcantarillas;
y el demagogo espantosamente tenebroso sirve vuestros fines y viene diciendo que os desprecia mientras negocia como un jurero criminal;
la Compañía Armamentista tiene su base hasta en la fábrica de palomas
y la “Fundation” internacional y sus anchos Bussines van de punta a punta del globo abriendo el surco tremendo
a la psicosis bélica que se predica en la borrachería de los falsos cristianos, en la iglesia, en la oficina, en la taberna, en la Bolsa y en los helados Bancos que parecen cementerios estupendos,
en el lecho de conyugal y donde el hombre deforme por la explotación conquista la comida;
todos los negocios del capitalismo terminan en la guerra, y la guerra es la gran punta de lanza del régimen;
¡oh! vosotros carniceros, fascistas, asesinos,
si invadís un país y os robáis de rodillas rezando como los zorros cebados, los ganados y las mujeres y los metales, el otro atroz y negro de las reservas petrolíferas,
¿cómo esperáis que os crean la mentira del pacifismo,
comerciantes de la muerte, traficantes de la falsificación democrática,
chacales y farsantes de un Jehová Agenciero?
Predicáis la libertad, pero la libertad de estar en la cárcel
y el derecho a morirse de hambre, el derecho
a ser un perro con miedo y desnutrición desde la cuna a la tumba
y fabricáis el periodismo y la literatura
como el whisky y las papas fritas, standardizándolos.
El títere-magistrado-poetastro-mamarracho con complejo de inferioridad y bacinica,
al cual patea la naturaleza por imbécil y mal hablado,
es definitivamente cobarde y perverso como todos los cobardes y tiene una gran yegua de silla a la cual no monta;
el adolescente idiota que se supone curado de espanto porque lo “espaldarazaron” los asnos sagrados de la Municipalidad;
el criticuelillo feminoide y alcahuete por castración intelectual y moco de tonto que suda criando un loro y un gorro y un piojo en potencia debajo de su cama de macaco,
y como es un granuja nacido de un huevo de pato endiosa a idiotas condecorándolos con dinero vil y academia
cuando la Reina Patoja, la Fata Morgana, la Burra Divina y el Narciso exaltan al trotzkista descoyuntado que deviene canónigo,
y quien exactamente como un caracol echaba la baba en el Cónclave contento y entre botellas,
conejo literatura haciendo de miserable y de traficante de deshonestidades retóricas en su baratillo literario de cuchipandas saturado,
con pequeñas palabras hediondas a sacristía anarcosindicalista y a oportunismo
de amanuense que escribe el amanuense roñoso y ruin… (¿?)
el “podeta” que fue esbirro o soplón o verdugo-borracho o matón y al cual es menester destinar al gran escupo de los traidores;
el “intelectual” que persigue como un zorro o una perdiz
la presa que arroja la mesa del Ejecutivo y que generalmente es un pingajo
todo con yodo mohoso a capa caída y a orfandad;
el politicastroliento de la demagogia y la oportunidad lamida de hueso de perro,
que anda contando un discurso con los pantalones rojos
en los servicios higiénicos de la Universidad y aun en lugares sombríamente oblicuos;
el que entrando por la Izquierda va hacia la Derecha
y anda buscando el Centro para la salida, después de haber quedado solo llorando y tomando “en este valle de lágrimas”,
como el último de los últimos desesperados políticos;
el que compró y vendió su corazón a la policía por un plato de lentejas
y ahora la candidatura expende como un vino loco
en a borrachera general de las asambleas, sollozando como espantajo y fantasma;
decididamente la literata a cuya inmensa proa la popa responde
ardiendo como un sol adentro del gran crepúsculo o lo mismo, acaso, que una gran copa de champaña volcada sobre una palanca
y es una de las setenta yeguas del Faraón de las Cocinerías;
el Fifi “bonito” y hediondo como un queso de pomada que deviene Presidente de la Sociedad Nacional de Lechería y es un nuevo tonto viejo
que va de la boite a la iglesia peinado a la gomina patronal
como el existencialista y surcido de la literatura tratada en soneto a la imbecilidad;
El señor que parece completamente y es a no dudarlo,
la Señora que es mucho más hombre que el literato de alquiler y sin embargo está embarazada total y eternamente de un presbítero que posee la lengua de rebaño y un océano particular,
y siendo una gran estatua a las vacas del mundo escribe versos fascistas en lenguaje democrático tan famosa como robusta,
ellos, absolutamente todos dan manteca a la fogata de la carnicería, arrojan cadáveres de ciudades al gran incendio de la tierra
y gritan huyendo como conejos o como obispos o como borregos públicos
cuando el estupor del ataúd-ataúd de las ametralladoras pisotea las banderas de la paz hinchada de pan y libertad,
truena la miseria desencadenada porque se le desgarró el eslabón del trabajo,
y las yuntas antiguas yacen destripadas como maquinarias al sol de “Dios”
que quieren convertir en la Gran Colonia Norteamericana y declarar “Cesante”.
Corea es “la España Republicana” y Popular, en la cual se ensangrentaron los hocicos nacifascistas,
el ancho campo de experimentación del neofascismo
y la provocación imperialista macabra y con espuma de can hidrófobo a la tercera guerra mundial;
el mercader petrolifero esconde el sable de conquistador fascista en “la democracia”
y, luchando por los mercados, dice que pelea por la justicia sobre la tierra ajena y da metralla al pueblo escoltado por usufructuarios nativos,
por juvenales, ricardos, josesantos y silvacastros, eleazares, alones y barellas de cuchara y alcantarilla
desde todo lo hondo de las cloacas;
entonces tendida la red inmensa del Gran Monopolio Internacional: El Trust de los Armamentos,
sobre el corazón de los pueblos hambrientos, como un pulpo enorme
bebe la sangre de las criaturas y levanta la réplica universal de los trabajadores quien le aplica su bofetón a la mandibula.
Contra los mercaderes enfurecidos de Wall Street,
contra la bestia armada de la carabina y la oración simoniaca a la cual le crujen terrible y chorreando de sangre los colmillos,
contra el bruto del fascio de hoy,
contra el Ku-klux-klan negrero y el gangster cobarde disfrazándose de redentores,
contra el cuáquero comercial cínico que bendice con whisky mortal
el cadáver de los humillados y los pisoteados y los degollados del mundo:
el hombre del martillo y el hombre del arado,
y a toda persona de ley humana dad la oliva de la paz y la voluntad de defender la libertad;
cantemos los muertos héroes y mártires de la Corea auroral;
cada corazón ido a las tinieblas toma la forma épica e irreductible de un pan para las viejas, eternas hambres del hombre,
porque contra las tumbas cavadas a metralla por los asesinos del imperio mercantil y del papado,
se levantan las banderas de la redención humana,
entre ganados y jardines, entre sembrados y grandes fábricas de bienestar y de cultura,
y desde todo lo hondo de la sociedad vieja,
resplandeciente como el canto del gallo en el amanecer de las aldeas de las infancias de lo humano,
yo auncio que estalla la nueva sociedad!...
Campos de Talca, octubre de 1950.
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