La amenaza nuclearLa reciente crisis natural que esta viviendo Japón, con el terremoto y el tsunami posterior que ha borrado del mapa varios kilómetros de costa, engullendo poblaciones enteras ha provocado una crisis añadida y seguramente no contemplada en todo este trágico fenómeno; la crisis nuclear.
Las alteraciones provocadas por ambos fenómenos han provocado explosiones y una situación critica en las diversas centrales nucleares japonesas afectadas por el terremoto, especialmente la de Fukushima, produciéndose explosiones y fugas radioactivas que amenazan seriamente con provocar una nueva crisis nuclear.
Y esto no lo debemos tomar a la ligera. Todos sabemos perfectamente los peligros que entraña un accidente y una catástrofe nuclear, y la trágica coincidencia ha provocado que esta crisis nuclear japonesa coincida con el 25 aniversario de la otra gran tragedia nuclear contemporánea, la del desastre de la centra nuclear de Chernobil (Ucrania), el 26 de abril de 1986.
Esta amenaza nuclear nos debe hacer reflexionar sobre dos elementos; el comportamiento de las empresas y los riesgos naturales de la energía nuclear.
En primer lugar, en este tipo de desastres nucleares cabe analizar detenidamente la actitud y el comportamiento de los empresarios. En este mismo instante, con varias explosiones en las centrales nucleares, y la mas que posible fuga nuclear, la empresa responsable de la central nuclear de Fukushima, la Compañía Eléctrica de Tokyo, todavía sigue diciendo que la central es "segura y limpia" y que no ha habido ni peligro ni fugas radioactivas, antes el escepticismo no solo de los ciudadanos, si no de expertos nucleares de todo el mundo.
Ante esta actitud, y a primera instancia muchos pensaríamos que nos toman por idiotas, aunque para entender este comportamiento hay que rascar un poco en la lógica de estas empresas. Un comportamiento similar que nos ayuda a ilustrar, desde la ficción este fenómeno lo encontraríamos en la película "El síndrome de China", en la cual, ante un fallo en la central nuclear y una posible amenaza de explosión, la empresa constructora mantuvo siempre la teoría de que, como nos están diciendo en Japón, la central era "segura y limpia" y sin ningún riesgo.
Y ello para evitar paralizar la central (que supondría perdidas millonarias), para no perder la confianza en este sector y no producir inestabilidades económicas en el país. Y es que resulta llamativo que algunos empresarios prefieras esconder la verdad de estos sucesos, y poner en peligro a millones de personas (no solo en Japón, si no en países vecinos) antes que reconocer un fallo en sus centrales y la necesidad de replantear el riesgo nuclear, lo que les ocasionaría perdidas millonarias. Y todavía nos intentan calmar, a pesar de que todo el mundo ha visto explotar varios reactores nucleares.
Sin embargo, en contraste con esta mentalidad egoísta de los capitalistas, contrasta siempre el ejemplo de muchos trabajadores que prefieren arriesgar sus vidas, con tal de salvar la de muchos cientos de miles de posibles victimas. Siempre en estos casos, la actitud de la clase trabajadora de todo el mundo, solidaria y humana contrasta con los intereses capitalistas de aquellos que prefieren salvar un millón de dolares (o de yenes) a un millón de vidas.
En Japón, decenas de trabajadores en la planta de Fukushima, haciendo lo humamente posible para evitar que este desastre pase a mayores, arriesgando sus vidas ante una mas que segura radiación masiva (aunque nos digan que la central es "limpia y segura") con tal de tratar de evitar un desastre mayor en el núcleo de los reactores.
En Chernobil, este 25 aniversario nos trae también el recuerdo de unas personas que, una vez mas, dieron sus vidas y arriesgaron su salud, unos héroes que sacrificaron su vida voluntariamente por la seguridad del pueblo soviético, los "liquidadores", unas 600.000-800.000 personas que se ocuparon de minimizar las consecuencias del desastre del 26 de abril de 1986 en Chernobyl. Fueron los bomberos, obreros y voluntarios que se encargaron de apagar los incendios y construir el sarcófago, estructura diseñada para contener la radiación liberada durante el accidente de Chernobyl. Estas personas se arriesgaron a construirlo sin equipo protector y absorbieron gran cantidad de radiación.
Muchos de estos héroes liquidadores, ejemplo perfecto del ideal solidario y humano de la clase obrera soviética, tuvieron efectos secundarios y varios miles murieron y es que a pesar de llevarse sus vidas, sin duda ha salvado y sigue salvando muchas otras, sobre todo futuras.
En segundo lugar esta amenaza nos debe alertar, una vez mas, de los riesgos naturales de la energía nuclear. Las sociedades capitalistas han desarrollado un modelo de vida y de hiperconsumismo que han hecho, cada vea mas, necesario una demanda cada vez mas elevada de energía, que solo las centrales nucleares son capaces de alimentar.
Un modelo de desarrollo de las llamadas "sociedades de bienestar" y de consumo masivo, que demanda cada vez mayor energía para satisfacer las necesidades de las ciudades capitalistas del mundo occidental, pero que genera una demanda cada vez mayor de una energía nuclear muy poco segura y limpia.
Los residuos radiactivos, enterrados en cementerios nucleares que el pueblo rechaza pero que los políticos capitalistas se rifan con tal de recibir cuantiosas sumas de dinero, y la constante amenaza de explosiones y accidentes nucleares, como fue el de Chernobil y cuyas consecuencias físicas aun padece el pueblo ucraniano y ruso a día de hoy, son claros ejemplos que nos deberían hacer a todos reflexionar detenidamente sobre las amenazas y peligros de esta energía.
No obstante, parece también complicado, a colación del reciente debate (reabierto por enésima vez) sobre la energía nuclear, la eliminación inmediata de la energía nuclear y su erradicación total y absoluta a un inmediatisimo corto plazo, como se parece proponer desde algunas voces y que generaría una crisis energética, con total seguridad de grandes dimensiones, o abandonar el monopolio nuclear (con los riesgos armamentísticos que ello supone) a una serie de potencias imperialistas que, con total certeza, no van a abandonarla a corto plazo y con ello acrecentarían su poder y hegemonía político-militar en todo el mundo.
Sin duda, el futuro debe pasar por una energía limpia y segura, que nos evite riesgos que amenacen en poner en cuarentena a la humanidad, aunque dicho proceso de replanteamiento energético pasa, necesariamente, por una estrategia inteligente y no precipitada.
No obstante, solidaridad con el pueblo japones, esperemos que el desastre nuclear no vuelva a estallar y sigamos luchando por evitar que la codicia impuesta por unos pocos genere mas sufrimiento a millones.
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