Tepco inyectó 1500 litros de material químico sobre una base de cristal líquido para evitar fugas de material radiactivo desde el reactor 2, que resultó gravemente dañado por el terremoto y posterior tsunami que asoló el nordeste de Japón el pasado 11 de marzo.
La brecha, de 20 centímetros, había sido descubierta la semana pasada en la pared de una fosa técnica situada cerca de la orilla y comunicada con el reactor 2.
Un volumen importante de agua muy contaminada se escapaba día y noche de esta fosa y los técnicos no habían logrado taponar la fisura a pesar de varios intentos con cemento y, luego, mediante una mezcla de polímeros, papel de periódico y aserrín. Ayer, decidieron hacer perforaciones más arriba para seguir los flujos de agua e inyectar cristal soluble (silicato de sodio) en el suelo. Esta solución permitió detener la fuga de agua contaminada al océano Pacífico hoy por la mañana (hora local), anunció Tepco, citado por la agencia de noticias Jiji.
Por otro lado, en un anuncio que irritó aún más a los miles de afectados por el terremoto del 11 de marzo pasado, la Tepco ofreció ayer indemnizaciones de "condolencias" de 240.000 dólares a cada una de las diez ciudades vecinas cuyos residentes se vieron obligados a evacuar sus hogares por las filtraciones de radiactividad.
Pero, en una muestra de la cólera creciente del público ante la peor crisis que afronta Japón desde la Segunda Guerra Mundial, una de las municipalidades ya rechazó la donación.
Un vocero de la ciudad de Namie citado por la agencia AFP declaró que la oferta de Tepco había sido rechazada. "Eso nos da libertad para criticar a la empresa", dijo.
"La población local supera los 20.000 habitantes; por lo tanto, cada residente habría recibido menos de 1000 yenes [poco más de 11 dólares]. Eso no permite vivir a los damnificados", añadió el vocero.
Unas 80.000 personas residentes en un perímetro de 20 kilómetros alrededor de la central accidentada por el sismo y el tsunami del 11 de marzo se vieron obligadas a evacuar la zona, dejando todo tras ellos.
Por otra parte, muchos agricultores de la prefectura de Fukushima I debieron suspender la comercialización de verduras y de leche debido al índice demasiado elevado de radiactividad emanado por cuatro de los reactores dañados.
Más de tres semanas después del paso de un maremoto de 14 metros, la situación en la central de Fukushima I sigue siendo grave, ya que los circuitos de enfriamiento del combustible nuclear aún no han sido reparados. Los reactores siguen emanando radiaciones hacia el aire, el mar y la tierra y amenazan con contaminar toda la cadena de alimentación y el agua potable.
Soluciones caseras
Desesperados, los ingenieros en la planta Fukushima I recurrieron a lo que son poco más que soluciones caseras para detener la filtración de agua contaminada, como el cristal soluble que finalmente selló la grieta en el reactor 2.
Actualmente, hay un total de 60.000 toneladas de agua altamente contaminada en la planta, luego de que los trabajadores arrojaron frenéticamente agua de mar para enfriar barras de combustible sobrecalentadas, que sufrieron una fusión parcial luego del tsunami.
Tepco se vio obligada anteayer a comenzar a liberar 11.500 toneladas de agua de mar con bajo nivel de contaminación luego de que se quedó sin capacidad de almacenaje para agua más contaminada.
De este modo, intenta crear espacio para almacenar en tanques agua con niveles de radiactividad aún más altos.
El vocero del gobierno japonés, Yukio Edano, volvió a defender ayer el vertido de agua radiactiva al Pacífico con el argumento de que esta medida es necesaria para evitar el derrame al mar de agua aun más contaminada con radiactividad.
En tanto, las acciones de la Tepco, que perdieron un 80% de su valor desde el inicio de la crisis, se desplomaron ayer a un mínimo histórico de 376 yenes (4,3 dólares) por la incertidumbre sobre la peor crisis nuclear desde el accidente en Chernobyl, en 1986.
Agencias AFP, DPA y Reuters