4.6- Entrevista a Anselmo Santos
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Palabras clave: Anselmo Santos, Stalin, Segunda Guerra Mundial, URSS, Comunismo
Introducción
Es un auténtico privilegio poder entrevistar a Anselmo Santos, salmantino de origen, que a sus 90 años goza de una envidiable salud física y mental. Fue oficial de Artillería, pero dejó el Ejército por el mundo civil y se licenció en Ciencias Políticas con una tesis sobre la revolución portuguesa de 1974.
Es autor de Stalin El Grande (Edhasa, 2012), que tuvo una revisión y reedición el pasado abril, por lo que está de nuevo a la venta. Anselmo lleva 30 años estudiando a una de las figuras más polémicas del siglo XX: el georgiano Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido como Stalin. Fue en el ejército franquista, en el que Anselmo fue teniente, donde descubrió a Koba (otro de los nombres de Stalin) de pura casualidad, al ojear unas revistas norteamericanas donde hablaban sobre la reciente muerte de Stalin. Anselmo, que por aquel entonces era muy joven, se lo comentó a su coronel, que le respondió. “Fue un hijo de perra, pero era un genio”.
P1.-Siempre has contado cómo se despertó tu interés por Stalin pero nunca el material para su estudio disponible en aquella época. En tus comienzos ¿cómo lograste estudiar a Stalin y qué material usaste?
R1.-En aquellos tiempos era imposible encontrar información en España, pero dejé el ejército y pasé a la vida civil en 1960, lo cual me facilitó viajar al extranjero, por ejemplo a París, donde empecé a encontrar algunas cosas. De todas maneras no tuve nada importante sobre Stalin, salvo un par de libros, hasta 1991, que es cuando la URSS cayó y se abrieron los archivos. Fue entonces cuando me marché a Moscú, alquilé un apartamento y empecé a conocer a muchísima gente que sentía admiración por Stalin y que me proporcionaron toda clase de información. Además, mi segundo hijo está casado con una ucraniana. Todo lo que traía a España se lo mandaba a ella para que lo “limpiara”, descartando la información que no me era útil, y posteriormente me lo reenviara para poder seguir trabajando con ello. No te exagero si te digo que tengo material sobre Stalin como para escribir un libro de 4000 o 5000 páginas.
P2.-¿Has tenido alguna discusión acalorada por estudiar a una figura tan controvertida en estos tiempos que corren?
R2.-No. Ni siquiera en el ejército tuve ese tipo de discusiones. De hecho mis antiguos compañeros del ejército me llaman “Anselmo el Rojo”, pero nunca he tenido broncas con ellos sobre ese tema. Cuando he dado charlas sobre Stalin ha acudido muchísima gente de derechas y nunca me han recriminado nada.
P3.- ¿Qué razones crees que llevaron a Stalin a declararle una guerra, sin preparación alguna, a Finlandia? ¿Cuáles crees que fueron las causas de aquel desastre a pesar de que la guerra se ganó?
R3.- En primer lugar, ellos necesitaban los terrenos que reclamaban. Eran imprescindibles, ya que Finlandia, empezaba a coquetear con la Alemania Nazi y no podía tener la frontera a unos kilómetros de Leningrado.
Entonces Stalin decidió arrebatar esos territorios a Finlandia. ¿Qué sucedió? Que, efectivamente, el Ejército Rojo no estaba en condiciones de combatir. Hubo muchas discusiones sobre el papel del ejército, y quienes combatieron en la Guerra Civil, que en ese momento eran oficiales de alto rango (“africanistas”), se creían que con el sable y el caballo iban a vencer; y resulta que Mannerheim, mariscal finlandés, tenía un ejército preparado que sabía combatir infinitamente mejor en la nieve que los rusos. Entonces, los soviéticos llevaron a cabo el ataque a Finlandia con los viejos sistemas y teorías militares, y así salió lo que les salió. Finalmente, el ejército finés se tuvo que poner de rodillas y ceder más terreno de los que originalmente tenía planeado el gobierno soviético. Un año y medio más tarde, Mannerheim se detuvo frente a Leningrado, haciendo caso omiso de las órdenes alemanas, que pretendían la cuna de la Revolución.
Gracias a aquello Finlandia hoy día existe, ya que, en 1944, Stalin ordenó al grupo de ejércitos que se encargaba de atacar Finlandia que respetase dicho país.
Por raro que parezca, hubo un pacto entre caballeros.
P4.- Cuando alguien te habla del Holodomor ¿qué se te viene a la cabeza?
R4.- De alguna forma existió; pero hay que tener en cuenta que, para Stalin, era prioritario exportar trigo ya que no tenía otra cosa que exportar. En el caso de que no hubiera exportado trigo, no hubiera tenido divisas y, por consiguiente, no hubiera tenido maquinaria para modernizar toda la industria pesada, fabricar aviones, cañones, tanques, fusiles, etc.
Stalin se dio cuenta de que Alemania atacaría más pronto que tarde y esto le obligó a tener que industrializar el país a marchas forzadas. Por ello, no le quedó más remedio que exportar trigo.
En esa operación probablemente murieron millones de personas, pero para Stalin “el fin justificaba los medios”.
Otra anécdota es que, encontrándose con los estudiantes del Instituto de Profesores Rojos, que eran la élite del partido y los hijos de la Nomenklatura, les comentó lo que pretendía hacer con el campo, y un estudiante le preguntó: “Y si se opone el campesino, ¿que hará usted”? A lo que Stalin respondió: “La dictadura del proletariado se basa en la violencia”.
Pero también tenemos que entender que era vital llevar a cabo todas estas medidas para la supervivencia de la URSS y de ahí provinieron muchos problemas que aparecerieron más tarde, como la oposición de Bujarin.
P5.- ¿Crees que las purgas y los Juicios de Moscú están justificados y eran necesarios para la supervivencia de la URSS?
R5.- Están absolutamente justificados. Y además, es sobre lo que estoy trabajando actualmente.
Si Stalin no hubiese realizado las purgas, la guerra contra Alemania se hubiera perdido ¿Por qué? Porque, aparentemente, todas esas personas que se habían arrepentido y estaban con el gobierno, en el momento que hubieran surgido problemas en el país se hubieran levantado en armas y hubieran provocado disturbios. Stalin era consciente de ello y no podía permitirlo, ya que necesitaba la unión completa del pueblo y que todos los esfuerzos estuvieran encaminados a la derrota de Alemania
Hace poco monté un escándalo en una de mis conferencias porque reconocí y afirmé que estaba completamente a favor de las purgas. Eran inevitables.
Lo que hizo en ese momento Stalin fue purgar a todos aquellos miembros del Partido que, en alguna ocasión, le hubiesen criticado. Se estima una cifra de 780000 represaliados, entre los cuales hubo víctimas inocentes, supongamos que un 20%. Lamentablemente, a veces pasan estas cosas. Por ejemplo, el día que Alemania invadió la URSS, por la noche Stalin dio la orden al GULAG de fusilar a todos los prisioneros trotskistas, ya que no podía consentir que hubiera disturbios en los campos mientras se producía la invasión.
Otra cosa fue la purga de los militares en 1937. Debemos tener en cuenta que, un año antes, Francisco Franco se había levantado en armas contra la Segunda República Española. Además, la Historia le estaba dando la razón a Stalin: los militares siempre se habían levantado contra el poder constituido. ¿Hubo inocentes? Pues claro que los hubo, como es el caso de Konstantín Rokossovski, que más tarde fue Mariscal. ¿Por qué fue detenido? Porque cuando se hicieron la grandes redadas, todo aquel que fuera amigo de algún sospechoso, también era capturado. Además, Stalin tenía una cierta sensibilidad. A Rokossovski no solo le premió ascendiéndole a mariscal, sino que dejó que llevara a cabo el fin del cerco de Stalingrado, dándole prioridad frente a otros generales con méritos parecidos. En el Desfile de la Victoria de 1945, hizo que Rokossovski dirigiese la parada pese a no ser el mariscal de mayor antigüedad.
Nunca se podrá demostrar que Tujachevsky era un enemigo. Lo que sí es cierto es que había hecho su carrera en la Guerra Civil al lado de Trotsky. Para Stalin, la mayoría de los oficiales represaliados no valían para una guerra moderna. Eran lo que nosotros llamamos “africanistas”.
Por esa razón Stalin creó la Academia del Estado Mayor General, a donde mandaba a la gente a dedo; si alguien se distinguía, quisiera o no quisiera, acababa en ella. El caso más claro es Serguéi Shtemenko, recién casado, con un niño, destinado en una guarnición provinciana. De repente le llamaron para que se fuera a Moscú y se presentase en dicha academia, a lo cual se negó hasta que le advirtieron de que era una orden directa del camarada Stalin.
Y allí es donde formó unos cuadros muy brillantes. Ten en cuenta que ninguno de los mariscales que allí se formaron superaba los 50 años cuando acabó la guerra. Eran 10 años más jóvenes que sus competidores alemanes.
Volviendo al tema, Stalin no era cruel; más bien era un hombre que hacía lo necesario y, sobre todo, tenía siempre en mente el “por si acaso”. Cualquier persona que tuviese una visión contraria a la suya en lo que respecta a salvar el país, se lo quitaba de en medio.
El ejército, al terminar la Guerra Civil, era trotskista en su totalidad, ya que se ganó con Trotsky al mando. Eran gente muy peligrosa ya que estaban acostumbrados a hacer lo que fuese necesario, como por ejemplo entrar en el Kremlin y asesinar a todo el gobierno. Stalin tuvo que prevenir, y claro, mejor prevenir que curar.
Tujachevsky, por otro lado, era un indiscreto; hablaba con sus colegas ingleses y franceses, contaba cosas que no tenía que contar. De ahí que Stalin le dijese a Molotov: “Tengo que ocuparme de un grupito de generales que se meten donde no les llaman”.
Caso distinto es el de Bujarin, que representaba a la “derechización” del partido, y a los millones de funcionarios que habían surgido tras la Revolución y que solo querían vivir bien y ascender puestos en el Estado. Bujarin cometió muchos errores, como aliarse con Kámenev y Zinóviev, llamar a Stalin “Gengis Khan”, o decir que la colectivización forzosa era la explotación feudal y militar del campesinado. Y así podría seguir hasta mañana. Con estos antecedentes, Stalin tomó la decisión de eliminarlo junto a todos sus secuaces.
Stalin decidió hacer las purgas en el momento en el que supo que existía la posibilidad de pactar con Alemania, y sabía que nadie lo aceptaría ya que era una aberración que se pactase con el fascismo.
P6.- El Pacto Molotov-Ribbentrop ¿fue necesario para la supervivencia de la URSS?
R6.- Completamente. Desde el momento en el que Stalin se dio cuenta de que Francia e Inglaterra estaban dejando que Alemania se rearmarse, para así atacar a la URSS.
Teniendo en cuenta que la URSS no fue invitada a la Conferencia de Munich, Stalin supo que trataban de excluirla para poder así destruirla. Desde ese momento fue consciente de que tenía que pactar con Alemania.
Stalin sabía que pronto estallaría la Guerra, que Alemania atacaría a Francia e Inglaterra y que, como todo el mundo vaticinaba en aquel momento, a Hitler le llevaría varios años vencer a ambas potencias.
Francia fue derrotada en 40 días e Inglaterra estuvo muy cerca de perder a su ejército en Dunkerque.
Stalin era consciente de lo que quería,: un plazo de dos años para terminar de fabricar aviones y tanques, rearmar completamente al Ejército Rojo y prepararse para la inminente invasión.
P7.- El papel de Stalin en la Gran Guerra Patriótica es bastante discutido hoy día, llegando algunos historiadores a afirmar que los primeros meses de fracasos y continuas derrotas y embolsamientos de la Wehrmacht al Ejército Rojo fueron culpa de Stalin. ¿Qué nos puedes decir al respecto?
R7.- Que es absolutamente falso. Lo que ocurrió es que no tenía medios para oponerse a la maquinaria de guerra alemana.
Empecemos por el principio, teniendo en cuenta que yo mismo he sido militar ¿Qué pretende un país cuando va a atacar a otro? Pues lo más elemental es que el ejército que vaya a ser atacado se movilice y ponga sus tropas en la frontera para así ser embolsadas y aniquiladas.
Stalin se negó a hacer esto, en contra de la opinión de la mayoría de sus generales. Prefirió dejar tropas débiles en la frontera, porque prefería reservar las que realmente valían para la contraofensiva. La capacidad militar de Stalin está reconocida por parte de las grandes academias de Estado mayor de todo el mundo. Hasta Zhukov y Rokossovski muestran en sus memorias su admiración hacia Stalin por no situar las tropas en la frontera y por su actuación durante toda la Guerra. Pero también cometió errores, sobre todo al principio, y no sería hasta el nombramiento de Zhukov como adjunto cuando comenzaría a obtener los primeros resultados, a pesar de que Stalin era muy cabezota. Por ejemplo, Zhukov le insistió en que era inevitable perder Kiev y Stalin, cabreado, lo echó de Jefe de Estado Mayor. Con Rokossovsky pasó algo parecido cuando este, en la planificación de una operación, aconsejó a Stalin romper las defensas del enemigo por dos sitios, en vez de por uno como era habitual .El georgiano se negó rotundamente, echándolo de la habitación hasta en tres ocasiones para que lo pensara mejor. Al final Stalin cedió, le puso la mano en el hombro y le dijo: “Probablemente tenga usted razón; me gusta la gente que sabe defender y exponer sus ideas”.
En Moscú, por ejemplo, en 1941, nadie en el mundo esperaba semejante contraofensiva soviética. Hay detalles verdaderamente curiosos: Fedor von Bock, mariscal alemán que estaba al frente del grupo de ejércitos que debía tomar Moscú, mandó un telegrama a Hitler el día 5 de diciembre en el que afirmaba que los rusos estaban acabados y que no había ninguna posibilidad de que organizaran una contraofensiva.
Al día siguiente se le echaron encima 400.000 tropas siberianas perfectamente entrenadas y equipadas que hicieron retroceder el 5 de diciembre a la Wehrmacht el 5 de diciembre.
En 1945, en Núremberg, Keitel fue preguntado acerca de cuándo pensaba que había fracasado la guerra relámpago. Su respuesta fue “Moscú”.
Stalin dirigió la guerra desde el primer hasta el último día,. Todos los días recibía al final de la tarde a su jefe de Estado Mayor Alekséi Antónov y al Director de Operaciones Shtemenko. Debían presentarse con los mapas y mostrarle la situación para tomar las decisiones necesarias. Terminaban después de las cuatro de la mañana Stalin se iba a dormir y los dos generales regresaban al Estado Mayor para repartir “juego” entre sus colaboradores. Antónov y Shtemenko durmieron en el Estado Mayor a lo largo de toda la Guerra.
P8.- ¿Cómo era la relación entre Beria y Stalin?
R8.- Beria fue el sustituto del purgado Yezhovy, y el esfuerzo de Stalin en la Guerra le pasó factura; a partir de 1950 era un hombre enfermo y envejecido. En un momento de lucidez, Stalin se dio cuenta de que su adjunto, Malenkov, manejaba el partido y que Beria tenía un millón de hombres a sus órdenes y controlaba las fuerzas de seguridad. Inició una maniobra de amenaza absolutamente infantil porque era la misma que había hecho antes con Zinóviev y Kámenev. Y claro, Beria y Malenkov se dieron cuenta y fueron a por él, eliminando previamente a las personas de su entorno.
Después de la Guerra, Stalin no era el mismo. El otrora hombre inteligente decía ahora muchas tonterías y cometía errores inmensos. Por ejemplo, después de que la URSS fuese el primer país en reconocer el estado de Israel, creyó que, como habían liberado a muchos judíos de los campos de concentración, estos serían aliados. Cuando se dio cuenta de que eran aliados de los americanos, le dio tanta rabia que se convirtió desde ese momento en un antisemita, encerrando a la mujer de Molotov y a otros tantos que eran de origen judío.
P9.- ¿Crees que Stalin no supo preparar unos cuadros en el Partido que le sucedieran cuando él no estuviera?
R9.- Ese fue el mayor error de Stalin que ni siquiera Franco cometió.
Stalin se dejó engañar por Beria y Malenkov y eliminó a sus más dotados colaboradores. No supo prever su sucesión y así acabó como acabó. Beria también cometió un error garrafal. Tenía como aliado a Malenkov, pero cuando Stalin murió, pensó que quien tenía las riendas había sido siempre el Partido y que cualquier otro organismo era secundario. Beria, por tanto, no quería que Malenkov, siguiese al frente del Partido.
¿Qué hizo? Lo sustituyó por Nikita Jrushchov, un astuto campesino semianalfabeto que hizo lo que nunca se había planteado el propio Beria: utilizar a los militares para arrestarle y consolidar su poder
¿Resultado? Beria fue asesinado, probablemente estrangulado en el mismo Kremlin el día de su arresto. Por su parte, Malenkov terminó siendo expulsado del partido.
P10.- ¿Por qué a la muerte de Stalin, solo un grupo reducido de personas defendieron su legado? ¿Por qué el partido aceptó de manera tan contundente la “desestalinización”?
R10.- Eso demuestra que no te puedes fiar de nadie. Jrushchov quiso consolidar su poder y con la ayuda de, aparentemente, fieles stalinistas, redactaron el llamado Informe Secreto del XX Congreso, informe que no tenía más objetivo que afianzar su poder. El discurso es una sarta de mentiras. Y además, quien comenzó a destruir la URSS fue Jrushchov. Imagina la sacudida que ocasionó en todos los partidos comunistas del mundo cuando se enteraron de lo que este hombre se había inventado sobre Stalin. Pero la historia es la historia.
En el momento en el que Jrushchov tomó las riendas, la cantidad de “lameculos” se multiplicó. Incluso a generales como Yeriómenko, que escribió sobre la batalla de Stalingrado, se le atribuyó la idea de cercar al 6º Ejército. Unos años después, cuando Jrushchov fue destituido, Zhukov preguntó a Yeriómenko cómo había podido escribir tanta falsedad, a lo que respondió: “me lo pidió Jrushchov”.
P11.- ¿Crees que Stalin se equivocaba al juzgar a los escritores?
R11.- Stalin dividió a los escritores en varios grupos, entre ellos los que él llamaba “desencantados nocivos”.
El caso de Mayakovski demuestra que Stalin era un genio. Mayakovski es el poeta más popular de la URSS a pesar de sus corbatas, sus trajes, de su buen coche, etc. La gente le amaba. Pero empezó a publicar obras en las que criticaba la burocracia.
¿Que se le ocurrió a Stalin? Mayakovski vivía con su amante y con el marido de su ésta, algo realmente insólito en aquella época. El georgiano consiguió que el NKVD pidiera al marido de la amante que lo echara de casa porque aquello era un escándalo. Mayakovski, al verse solo, se vio obligado a vivir en una habitación de una casa comunal, compartiendo baño, cocina y pasillo con los demás moradores. Estaba desesperado porque siempre había vivido como un burgués. Stalin ordenó a un dirigente de las fuerzas de seguridad, amigo de Mayakovski, que le regalase un revolver. Finalmente, Mayakovski se suicidó. Asunto resuelto.
P12.- Últimamente se ha tachado a Stalin de homófobo entre las redes sociales…
R12.- Ten en cuenta que Stalin era un hombre muy antiguo, un hombre de su tiempo. También prohibió el aborto y el divorcio, porque por una parte quería que la gente tuviese niños que fuesen el día de mañana soldados de la patria, y por otra que se dejasen de aventuras sentimentales y se dedicasen a trabajar.
Stalin, a pesar de ser marxista, era muy conservador y para él un homosexual era una aberración. A día de hoy tengo amigos que piensan lo mismo; imagina lo que pensaría Stalin, nacido en el siglo XIX.
P13.-¿Crees que Stalin es el personaje más importante del siglo XX? ¿Con qué otro personaje histórico lo compararías?
R13.- Los tres personajes más importantes de la historia del mundo desde el siglo XVI son Richelieu, Bismarck y Stalin, y eso no lo digo yo, lo dice Kissinger en su libro “Diplomacia”. Afirma que Stalin era el “supremo realista”; astuto, prudente e implacable. El “Richelieu” de su tiempo.
Stalin tomó la riendas de un país que, después de la Guerra Civil. estaba sumido en la más profunda miseria, con millones de arados de madera, y lo transformó en una superpotencia industrial y cultural, equipada con la bomba atómica y a punto de iniciar la carrera espacial.
Stalin es para mí, el genio político más importante del siglo XX.
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