Si bien tanto lo de 2008 en Grecia como lo de Londres hace poco no es un fenómeno revolucionario sino espontaneo, y por tanto, incapaz de construir nada nuevo, lo que es innegable es la significación de estos hechos históricos: el orden burgués y sus instituciones han perdido legitimidad para amplias capas del proletariado, y aunque por aquel entonces sus acciones no tuvieran propósitos ideológicos (aunque no obstante, por muchos saqueos que se dieran en Londres, y mucho "libertario" que participara en lo de Grecia, es indudable que de alguna manera tienen un caracter político, muy elemental, pero lo tienen), que duda cabe que demuestran que hay un sector del proletariado que ha asumido que no tiene nada que perder, que reniega de esta sociedad, su paz social, sus "matones de uniforme" y sus reglas, y están dispuestos a jugársela con su participación violenta, incluso sin nada que ganar o una "causa" por la que luchar.
Es decir, el proletariado sigue existiendo, y por mucho que se niegue (desde la izquierda y derecha) sigue siendo una clase en lucha, los antagonismos siguen ahí. No esperemos que pasen del alienamiento más absoluto a la revolución por arte de magia, y los suburvios londineses salgan a tirar piedras a la policia con el "Manifiesto comunista" leído de casa. Que en estas situaciones los partidos comunistas no solo no hayan sabido llegar a estos sectores descontentos y organizarlos previamente, sino que aun estando las masas en las calles enfrentándose de una manera "primitiva" al capital y sus instituciones, muchos han las han despreciado, condenado e incluso defendido la legitimidad del orden social que estos descontentos espontaneos atacaban, demuestra hasta que punto han perdido la brújula, o mejor dicho, hacia donde apunta su brújula, que no es hacia otro sitio que la perpetuación de la explotación del hombre por el hombre... más suave, puede ser, pero explotado igualmente. Los bienpensantes "revolucionarios" se rasgan las vestiduras ante unos escaparates rotos, un coche ardiendo, o unos saqueos de tiendas, pero no ven nada condenable en su actuación política desde las instituciones y parlamentos legitimando y sosteniendo un regimen capaz de alienar y mantener en la más absoluta miseria moral e intelectual (y a menudo material) a la mitad de la población, mientras patrocina guerras a través de su política imperialista y de rapiña. Participando plenamente y de forma convencida en un Parlamento sumergido en sangre y levantado por la explotación, colegueando sin vergüenza ninguna con los principales lacayos políticos del capital y cómplices de los crimenes más horrendos en nombre de la democracia y la libertad (de mercado), estos mismos "comunistas" no se sienten incómodos, no se sienten fuera de lugar. Pero eso sí, entre el "lumpen" (y no tan lumpen) griego, parisino o británico no se les ocurre pasearse, y en su cobardia hipócrita los descalifican, condenan, rechazan, aislan.... ¡Ahí deberían estar los comunistas, siendo los primeros en la lucha, sembrando en ese descontento radical la semilla de la superación revolucionaria del orden actual! ¡No escandalizándose junto a los "representantes" de la burguesia, o criticando desde un limbo intelectual "el caracter espontaniesta", desorganizado y despolitizado de estas masas alzadas! ¿Pero quien, sino los comunistas, pueden organizar, formar ideológicamente, y marcar una estrategia revolucionaria para las masas? Al criticar la inútil lucha de los anarquistas griegos (reaccionarios en todos los sentidos), la espontaneidad ingenua e infantil de los indignados locales, o la barbarie del lumpen británico, solo estáis señalando las propias carencias del movimiento comunista y de los comunistas, que no han sabido ni querido crear un partido revolucionario, y en vez de ello se han abandonado a la cómoda complicidad con la democracia burguesa convirtiendo el marxismo en poco menos que una religión o un conjunto de normas morales sin voluntad transformadora de la realidad, y el socialismo en un ideal como pudiera ser la ciudad celestial de los primeros cristianos.
Parece que hasta un adolescente "barriobajero" de Londres sabe identificar mejor a sus enemigos de clase que un alto cargo de cualquier partido comunista europeo; los instrumentos represivos del estado, las instituciones, los medios de comunicación... Mientras, los que RDC califica de revisionistas, legitiman año tras año esas mismas instituciones burguesas con su volcada participación electoral y parlamentaria, su "lucha sindical" en el marco de las leyes e instituciones, y su perpetua negociación con la clase antagonista del proletariado, la burguesia. Por no hablar de la tan trillada "acumulación de fuerzas", en cuya fase ya llevamos 60 años desde que terminara la IIGM sin resultado alguno; alguna fuga debe tener vuestro armazón teórico cuando en todo estos años, más que acumular fuerzas, de han perdido. Al viejo topo lo liberaron y lo convirtieron en un burócrata sindical con sillón en el Parlamento que acepta plenamente el "marco democrático" de participación ciudadana.
Pregunto a los presentes... ¿Son acaso las instiuciones del Estado neutrales? ¿No responde la organización estatal a una sociedad de clases dominada por la burguesía? ¿Como se pretende entonces construir un estado socialista (necesario para destruir su sociedad de clases) sin destruir el estado burgués? ¿Y como van a destruirlo si son parte de él, si lo legitiman a cada discurso y programa político, si aceptan el resultado de las elecciones como válido e indicativo de la voluntad del pueblo (y digo yo, ¿a qué clase pertenece el pueblo? ¿y no son los comunistas la expresión del proletariado revolucionario, o ahora resulta que pretenden representar a toda la sociedad de clases en su conjunto más allá de antagonismos?
Nos gusta mucho aquí de citar a Lenin (siempre las mismas frases manidas y descontextualizadas de "la enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo") para justificar la participación electoral y la "transformación democrática y parlamentaria", es decir, el cretinismo parlamentario.
Me recuerdan a aquellos oportunistas a los que eludia el propio Lenin en "El estado y la revolución":
"En vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para "consolar" y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola. En semejante "arreglo" del marxismo se dan la mano actualmente la burguesía y los oportunistas dentro del movimiento obrero. Olvidan, re legan a un segundo plano, tergiversan el aspecto revolucionario de esta doctrina, su espíritu revolucionario. Hacen pasar a primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para la burguesía".
Y sigue Lenin sobre este Estado del que quieren formar parte (y en muchos sitios lo logran) todos los oportunistas que se dicen comunistas:
"En la revolución de 1917, cuando la cuestión de la significación y del papel del Estado se planteó precisamente en toda su magnitud, en el terreno práctico, como una cuestión de acción inmediata, y además de acción de masas, todos los socialrevolucionarios y todos los mencheviques cayeron, de pronto y por entero, en la teoría pequeñoburguesa de la "conciliación" de las clases "por el Estado". Hay innumerables resoluciones y artículos de los políticos de estos dos partidos saturados de esta teoría mezquina y filistea de la "conciliación". Que el Estado es el órgano de dominación de una determinada clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda (con la clase contrapuesta a ella), es algo que esta democracia pequeñoburguesa no podrá jamás comprender. La actitud ante el Estado es uno de los síntomas más patentes de que nuestros socialrevolucionarios y mencheviques no son en manera alguna socialistas (lo que nosotros, los bolcheviques, siempre hemos demostrado), sino demócratas pequeñoburgueses con una fraseología casi socialista".
Y principalmente este párrafo (que no frase) deberían leerselo muchos que apoyan a los gobiernos de Venezuela, Ecuador o Bolivia;
"La omnipotencia de la "riqueza" es más segura en las repúblicas democráticas, porque no depende de la mala envoltura política del capitalismo. La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo, y por lo tanto el capital, al dominar esta envoltura, que es la mejor de todas, cimenta su Poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa, hace vacilar este Poder".
Repito, "ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa" servirá para conducir una revolución. Ninguno. Y me parece bien si no estais de acuerdo; cogeis y os declarais socialdemócratas y ningún problema. Pero si seguís afirmando que sois "comunistas" (y este señor al que cito es el principal "fundador" del movimiento comunista entendido como Partido Comunista) dejad de engañar con justificaciones manipulando frases de Lenin, simbología comunista, muchas fotos de líderes varios que de seguir vivos os considerarían puros revisionistas u oportunistas, etc. etc. La "democracia burguesa" nunca nos traerá comunismo. Entonces... ¿por qué centrar nuestras actuaciones dentro de su marco? ¿Por qué aceptar su legislación y sus vias de participación? ¿Por qué legitimarla e incluso defenderla como hicieron los teóricos de los "Frentes Populares"?
Y hablamos ahora de Grecia, pero esto podría ponerlo en cualquier hilo; el de Bolivia, el de Ecuador, el de Libia... Si somos comunistas, somos comunistas; no podemos conformarnos con "anti-imperialismos patrioteros", "regímenes socializantes (que otros tachan de socialfascistas)", o "capitalismos de estado". En vez de centrar tantos esfuerzos (valiosos, pues somos pocos) en apoyar, defender o sostener partidos podridos por el revisionismo, gobiernos populistas con retórica "marxista" y otros náufragos que nos ha dejado la derrota del ciclo revolucionario que comenzó en Octubre, construyamos revolución, que es a lo que Lenin y los suyos dedicaron sus vidas. Y para ello hay que reconstituir el Partido Comunista, entendido como vanguardia del movimiento de masas proletario. Y para reconstituirlo hay que olvidarse de tanto "antiamericanismo progre", y centrarse más en la de clases, el internacionalismo proletario, y esas otras cosas que seguro que conoceis y que se supone hacen los comunistas (o hacían, antes de que lo nuestro fuera repartir propaganda electoral, pegar carteles animando a votar en las elecciones por nuestras siglas "revolucionarias", o participar en los sindicatos para perpetuar la condición asalariada del proletariado, mejor pagado, pero siempre robado a través de la plusvalia)
Y esta es una respuesta principalmente a SS-18 por su comentario en el tema de la huelga en Bolivia y su defensa a ultranza de la participación en la farse electoral como via válida hacia el socialismo.
"La democracia es el índice que sirve para medir la madurez de la clase obrera. No puede ser más ni será nunca más, en el Estado actual" (Engels).
"Los demócratas pequeñoburgueses, por el estilo de nuestros socialrevolucionarios y mencheviques, y sus hermanos carnales, todos los socialchovinistas y oportunistas de la Europa occidental, esperan, en efecto, "más" del sufragio universal. Comparten ellos mismos e inculcan al pueblo la falsa idea de que el sufragio universal es, "en el Estado actual ", un medio capaz de expresar realmente la voluntad de la mayoría de los trabajadores y de garantizar su efectividad práctica". (Lenin).