En un axioma que aplicáis a vuestras ciencias. No hay efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre, y vuestra razón os responderá.
Nota: Para creer en Dios basta pasear la vista por las obras de la Creación. El Universo existe: luego tiene una causa. Dudar de la existencia de Dios equivaldría a negar que todo efecto tiene una causa y sentar que la nada ha podido hacer algo.
5.- ¿Qué consecuencia puede sacarse del sentimiento intuitivo que todos los hombres llevan consigo de la existencia de Dios?
Que Dios existe: porque, ¿de dónde provendría ese sentimiento si no estuviese basado en algo? Es también una consecuencia del principio de que no hay efecto sin causa.
6.- El sentimiento intimo que tenemos de la existencia de Dios. ¿No sería resultado de la educación y producto de las ideas adquiridas?
Si fuese así, ¿cómo tendrían el mismo sentimiento vuestros salvajes?
Nota: Si el sentimiento de la existencia de un ser supremo sólo fuese producto de una enseñanza, no sería universal y como las nociones de la ciencia, existiría únicamente en los que hubiesen recibido semejante enseñanza.
7.- ¿Podría encontrase la causa primera de la formación de las cosas en las propiedades íntimas de la materia?
Pero ¿cuál sería entonces la causa de esas propiedades? Siempre es precisa una causa primera.
Nota: Atribuir la formación primera de las cosas a las propiedades íntimas de la materia sería tomar el efecto por la causa, pues esas mismas propiedades son un efecto que debe provenir de una causa
8.- ¿Qué pensar de la opinión que atribuye la formación primera a una combinación fortuita de la materia, esto es, al acaso?
! Otro absurdo! ¿Qué hombre de buen sentido puede considerar el acaso como un ser inteligente? Y además ¿qué es el acaso? Nada.
Nota: La armonía que regula las actividades del Universo revela combinaciones y fines determinados y por lo mismo, un poder inteligente. Atribuir la formación primera al acaso sería un contrasentido, porque el acaso es ciego y no puede producir los efectos de la inteligencia. Un acaso inteligente no sería ya un acaso.
del Libro de los espíritus de Alan Kardek