Jordi de Terrassa escribió:Amigo Bolsa;
No se obceque, lea lo que se escribe y no se lo imagine. Los que son internacionalistas son los comunistas no los proletarios, que están imbuidos de la ideología de la clase dominante. Este es el motivo por el que los comunistas no apoyan la secesión en el estado español, a pesar de la opresión que sufren las minorías nacionales por el imperialista estado español, estado por el que muestra gran entusiasmo.
Me pide un ejemplo del internacionalismo por parte de los comunistas, le daré dos; Durante la 1ª Guerra Mundial los comunistas se opusieron a la guerra, cuando consiguieron el poder en Rusia, destruyendo su estado imperialista, hicieron la Paz. Durante la Guerra de Vietnam los comunistas de EEUU se opusieron a la intervención de su estado imperialista. Guerras que temo que los dialéctico Bueno y C
ía apoyarían entusiastamente.
He acabado de releer su anterior mensaje, y no tengo por más que comentarle cuatro sandeces supinas, del materialista y dialéctico, José Manuel Rodríguez Pardo
Y el origen del estado no cabe ponerlo en un momento en el que se fundó la propiedad privada.
Efectivamente, pero no por los ideales motivos que supone el materialista José Manuel Rodríguez Pardo, sino porque la propiedad privada, según el registro fósil, existió cuarenta mil años, como mínimo, antes que el primer estado.
El hecho de que el desarrollo de las fuerzas productivas esté detrás del origen del estado no autoriza a presuponer, de modo sustancialista, que la división de la sociedad en clases hay que ponerla como una división previa al Estado, como si el Estado fuese la expresión de la misma dominación de los propietarios o desposeídos que, sin embargo, en tanto que partes de una «clase universal» sustancializada conservarían la energía suficiente y aun la legitimidad moral para volverse contra los expoliadores.
Aquí, en primer lugar, el materialista José Manuel Rodríguez Pardo reconoce el desarrollo de las fuerzas productivas es anterior al estado. Pero, el dialectico José Manuel Rodríguez Pardo, no cae en la cuenta que, sin estado, los medios de producción solo pueden ser de propiedad privada, individual o colectiva, pero no pública.
Por otra parte, la teoría comunista no presupone…, sino que afirma que no existe estado alguno mientras que las sociedades no se dividen en clases sociales, salvo en la mente del materialista José Manuel Rodríguez Pardo.
Friedrich Engels en El origen de la familia, la propiedad privada y del Estado escribió:El Estado no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera de la sociedad... Es más bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado: es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurar. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna, no se devoren en sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del . Y ese poder, nacido de las sociedad, pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más, es el Estado.
Por otro lado, para el dialéctico José Manuel Rodríguez Pardo, el proletariado, carece de legitimidad moral de levantarse contra sus explotadores, después de gastar sus energías en producir plusvalía. Esta es la verdadera moral del materialista José Manuel Rodríguez Pardo.
Los Estados, y más aún, los Estados imperialistas, no se constituyen únicamente en función de la «expropiación» de los medios de producción en el ámbito de su recinto territorial. Cada Estado se constituye en función de la apropiación del recinto territorial en el que actúan (la capa basal) y mediante la exclusión de ese territorio y de lo que contiene de los demás hombres que pudieran pretenderlo.
Para el dialectico José Manuel Rodríguez Pardo, la tierra y los bienes que contiene, que constituye la capa basal de su recinto territorial, de la que se apropian todos los estados no constituyen medios de producción de la fuerza de trabajo, pero esto solo ocurre en la imaginativa mente del dialéctico José Manuel Rodríguez Pardo.
La dialéctica en el materialista José Manuel Rodríguez Pardo consiste en la contradicción, antagónica, entre sus pensamientos e ideas y los hechos de la realidad objetiva que pretende analizar.
El enfrentamiento entre los Estados es ya un momento de la misma dialéctica determinada por la apropiación de los medios de producción por un grupo o sociedad de hombres, excluyendo a otras sociedades o grupos
Para finalmente reconocer que la lucha de estados es lucha de clase por la apropiación de medios de producción. Definitivamente para este camino no hacían falta tamañas alforjas.
Saludos.
No me refería a ejemplos del internacionalismo comunista, sino a hechos históricos que demuestren esa Historia Universal del Ser Humano, no hay ningún Ser Humano Universal, la historia humana es la historia de las diferentes sociedades humanas, distintas entre sí, a veces contradictorias, en permanente conflicto, etc. Por tanto apelar a esa internacionalidad como la liberación de la explotación del hombre por el hombre no tiene ninguna base científica ni histórica, es puro idealismo.
En cuanto nuevamente al tema del Estado y la propiedad privada:
"Cuando mudamos la perspectiva lógica desde la cual se construye la teoría del evolucionismo interno sobre el origen del Estado, por la perspectiva lógica de la codeterminación dialéctica,
la cuestión del origen del Estado y, por tanto, la de su naturaleza tiene que ser abordada por caminos también diferentes. Por lo demás, estos caminos tampoco implican dejar de lado a la masa principal de las ideas marxistas en tomo al origen del Estado (a la conexión entre Estado y propiedad privada). Lo que comportan es «volverlas del revés», en el sentido de que, lejos de negar esta conexión, entre propiedad privada y Estado, lo que se hace es invertir en cierto modo el sentido (causal) de la conexión. Pues, según la concepción que sobre el origen del Estado propicia nuestro punto de vista es la constitución del Estado la que determina, confirmando y creando, la propiedad privada de los medios de producción en sentido estricto, que si existía de hecho, es tanto como decir que no existía; creación y confirmación de derecho junto con un remanente variable de propiedad pública. Pero no es la propiedad privada, en el sentido de Morgan o Fried o en el sentido de Marx o de Engels, la que determina la construcción del Estado. Es ésta una tesis reduccionista cuyas desastrosas consecuencias políticas habrían de verse más tarde en los programas colectivistas de tantos partidos comunistas o anarquistas, en algunas fases de su historia. Es el Estado el que determina, entre oirás muchas cosas, la propiedad privada. Ante todo porque ya la constitución de la sociedad política primaria como Estado, en la medida en que se reserva para sí el territorio delimitado, equivale a una apropiación de ese territorio, por tanto, a una expropiación de los «derechos» que los demás Estados tienen respecto de él. En este sentido, también podría decirse que es la apropiación la que funda al Estado, pero aplicando las fórmulas marxistas a la escala de Estado respecto de los demás Estados (y no tanto a escala de las clases expropiadoras respecto a las expropiadas en cada Estado). Esto equivale a tratar al Estado como una unidad o recinto privado en su relación con el «carácter público» del territorio virgen, antes de que éste fuese «parcelado» por los diferentes pueblos que iban a hacer de él su patria. En cualquier caso, la conexión que Engels estableció entre el Estado y la propiedad privada (cuando la relación privado/público se generaliza a escala interestatal) queda recogida, aunque invertida de signo, como pieza interna de la teoría que sobre el origen del Estado estamos exponiendo. Las consecuencias de esta inversión de la doctrina marxista sobre el origen del Estado son múltiples y algunas de ellas se extraerán más adelante.
Según el modelo de la codeterminación que proponemos, el origen del Estado tendrá lugar cuando dos o más sociedades políticas primarias que han evolucionado con relativa independencia en tomo a sus centros propios llegan a encontrarse, como consecuencia
de su expansión, en fluctuantes líneas fronterizas (el border) y «reaccionan» de suerte tal que en lugar de constituir un tertium envolvente de ambas (por coordinación o subordinación de
unas a otras), les lleva a desarrollar a cada una de ellas, a fin de mantener su «enfrentamiento», una «membrana» o capa cortical llamada a agregarse al cuerpo de las sociedades primarias (un cuerpo con dos capas ya bien diferenciadas como capa basal y capa conjuntiva). Se constituirá así el cuerpo característico de las sociedades políticas históricas que, según la doctrina que expondremos en el Cap. 3 § 2 de este Ensayo, es un cuerpo de tres capas: basal, conjuntiva
y cortical. .Es obvio que alguna de las funciones de la capa cortical han de estar ya apuntadas en las sociedades primarias, y desempeñadas desde las otras capas; lo caracteristico de las sociedades secundarias es que tales funciones encuentran un tejido diferenciado de las otras, llamado a desempeñar un protagonismo a veces decisivo por respecto de las otras dos capas. Aunque no con exclusividad, la capa cortical está formada por una trama de naturaleza militar, por un ejército diferenciado (en las sociedades primarias es la propia capa conjuntiva aquélla que asume las funciones de defensa y ataque) cuyas relaciones con el poder central «conjuntivo» constituirán uno de los principales argumentos de la historia de los Estados. La codeterminación, en el sentido dicho, abre nuevas dimensiones a las sociedades políticas. Hay que suponer que cada sociedad política ha tenido que ir desarrollando, como patrimonio suyo, un conjunto de contenidos peculiares —una lengua, costumbres, ceremonias, estudio de
producción, religión...— que constituyen su propia cultura, que se diferenciará por tanto de las demás en todo o en parte. Por eso parece improcedente enfocar, en nombre de un materialismo ecológico (o económico), la cuestión del origen del Estado en términos puros de producción y redistribución de alimentos; y ello por la sencilla razón de que estos mismos «alimentos producidos» son un concepto abstracto, pues el alimento supone ya unos instrumentos de producción, unas tecnologías en lugar de otras, una selección de formas o estilos, unas relaciones de parentesco, rituales, lenguaje comunicativo, etc., y no otros. Es decir, la producción de alimentos es un momento de una cultura íntegra que sólo de un modo metafísico podría considerarse como «superestructura » de los procesos económico-fisiológicos, al nivel del «metabolismo basal». Si adoptamos una perspectiva energética (perspectiva necesaria, desde luego) ésta habrá que aplicarla, pero no ya a los niveles abstractos de la subsistencia fisiológica o zoológica, sino a los niveles de una subsistencia culturalmente contextualizada y sin posibilidad de hablar aquí de «excedentes de la producción». La energía económicamente necesaria no debe ser, en el cálculo, la energía abstracta que alienta en la respiración, sino también la que alienta en el habla; no sólo la que produce los alimentos de los hombres, sino también la que produce los alimentos de los dioses. " (Gustavo Bueno, Primer ensayo sobre las categorías de las ciencias políticas)