Kobane o la tumba del Estado Islámico
Mientras la prensa mundial dice que Kobane es la ciudad del norte de Siria que está por caer en manos del Estado Islámico (EI), la prensa kurda, que es una de las estructuras de periodismo popular más vinculadas al pueblo, afirma que esa localidad será la tumba del EI.
Guerra y política
En los últimos días, la situación militar y política en el norte de Irak cambió mucho, y es preciso combinar el análisis de ambas para comprender el desarrollo del conflicto y de la guerra.
Hace una semana, Kobane pasaba su peor momento. El EI había tomado más del 60 por ciento de la ciudad y todas las aldeas de alrededores. Cualquiera podía asegurar que se contaban las horas para el fin de la resistencia, ya que más de sesenta tanques turcos en la frontera impedían que lleguen refuerzos a las guerrillas kurdas de las YPG/YPJ (Unidades de Defensa Popular/ Unidades de Defensa de la Mujer). Las fuerzas del EI atacaban por el oeste, el suroeste, el sur y el este. Los terroristas se habían apoderado de la colina Mistenur, que domina la ciudad desde el sudoeste, y desde allí habían logrado avanzar, dejando a la guerrilla kurda solo el casco urbano, un área de menos de cuatro kilómetros cuadrados.
Ante esta situación, la dirección del Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK), llamó al pueblo del Kurdistán a manifestarse bajo la consigna “Todo es Kobane, todo debe ser insurrección y resistencia”.
En muchas ciudades de Europa los kurdos exiliados salieron a las calles, e incluso hubo enfrentamientos con simpatizantes y estructuras de reclutamiento del Estado Islámico en el continente europeo. En Turquía, donde los kurdos son una numerosa minoría nacional, se organizaron en Intifada (Serhildan) en las calles contra el ejército y la policía. Los muertos cuentan más de 40, los desaparecidos más de 50, y los presos más de 100. Durante más de tres días, los jóvenes kurdos lucharon en las calles, llegando a romper y tomar puestos de control fronterizo con Siria, e incluso unos dos mil jóvenes kurdos de Turquía cruzaron la frontera para sumarse a la guerrilla kurda de Siria.
La movilización del pueblo kurdo, y la solidaridad en el mundo, ejerció una dura presión contra la Coalición Anti-EI, liderada por fuerzas de la OTAN, quienes estaban bombardeando en Kobane más para las cámaras fotográficas de la prensa occidental, que para golpear realmente los objetivos del Estado Islámico. ¿Por qué? Porque a pesar de su fanatismo y manía asesina, el EI es un excelente instrumento de Occidente y Turquía para mantener a raya a los rebeldes kurdos de Siria, que hace dos años ejercen la autonomía con un raro sistema anarco-comunista-cooperativo, donde participan otras etnias y religiones.
El modelo que los kurdos desarrollan en el norte de Siria (región llamada por ellos Rojava) es una grave amenaza para las potencias del mundo. En primer lugar para Turquía, que hace más de 40 años está en guerra con el PKK (que tiene mucha influencia entre los kurdos de Siria). En segundo lugar para las monarquías del Golfo y todos los países de la región, pues se proponen una revolución de corte socialista-anarquista, unificando a las culturas que los nacionalistas quieren dividir, y los fanáticos religiosos quieren volver contendientes. Y en última instancia para las potencias occidentales, que mantienen su dominación imperial en la región en base a profundizar las grietas de las sociedades de clanes y tribus, y haciendo negocios por separado e impulsando la guerra entre las diferentes fracciones de poder local.
La resistencia de Kobane
Con todo este trasfondo fue que Kobane emplazó una resistencia solo comparable a la de Stalingrado, cuando los soviéticos quebraron el espinazo a las fuerzas hitlerianas.
La resistencia cumplió un mes, pues la campaña de cerco y aniquilamiento comenzó el 15 de septiembre. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), más de 500 combatientes murieron en los enfrentamientos, unos 300 por parte del EIIS y unos 200 miembros de las YPG/YPJ. Es cierto que las fuerzas kurdas contaron con la ventaja de quien defiende posiciones, pero la descomunal superioridad tecnológica y armamentística de los terroristas transforma a la batalla de Kobane en una epopeya histórica del arte militar.
La milicia kurda ha resistido con fusiles de asalto, francotiradores, ametralladoras antiaéreas y algunos cohetes anti-tanque, contra una fuerza mercenaria que cuenta con al menos tres docenas de tanques norteamericanos y rusos, artillería pesada y mediana, gran cantidad de armas antiaéreas, morteros, cohetes, coches bombas y grandes cantidades de explosivos.
Bombardeos y movilizaciones
En los últimos días cambió radicalmente la situación al punto que la prensa kurda, como algunos periódicos occidentales (como la cadena BBC), dan informaciones de que las guerrillas kurdas emprenden una contraofensiva para recuperar la ciudad.
Esta posibilidad estuvo vinculada, es vano negarlo, a los bombardeos de la Coalición Anti-EI. Los bombardeos, que hasta ahora solo servían para formar una cortina de humo que oculte los vínculos de Occidente con el Califa y su Estado Islámico, acabaron por ser efectivos cuando la “serhildan” y las movilizaciones en Europa apuntaron que la masacre de Kobane era responsabilidad de Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea (UE). Fue entonces que los pilotos dejaron de actuar como si nunca hubieran bombardeado el Oriente Medio, y mostraron su destreza y puntería. La batalla decisiva también se dio en los medios de comunicación, que en los últimos diez días no han parado de hablar de Kobane, y de su inminente caída: Occidente no pudo tomar otra decisión que bombardear al EI, así esto significara “salvar” a Kobane, pues las movilizaciones y “serhildans” fueron efectivas en responsabilizar a Occidente si la ciudad caía.
Así llegamos a la actual situación, donde nos llega la información de la BBC que las milicias kurdas han recuperado la colina de Tall Shiar, punto estratégico desde el que se domina parte de Kobane, en el frente oeste, una región semi-rural donde está la aldea con el mismo nombre. También las fuerzas kurdas estarían recuperando posiciones en barrios del sur de la ciudad. A su vez, llega la información de que las fuerzas kurdas de YPG lograron matar un alto comandante del EI, llamado Ebu Waleed Al Tunsi.
Kobane vencerá
Como dicen los diplomáticos de Kurdistán en Europa, esta no es la primera campaña de cerco del Estado Islámico contra Kobane. Este año, sufrieron ataques en marzo, y en junio y julio, donde los terroristas atacaron con las armas que robaron en Mosul. Luego de ese segundo fracaso, el EI fue a tomar Sinjar, en Irak, y comenzó la guerra abierta contra fuerzas kurdas en el Kurdistán iraquí. Allí empezó la intervención de las fuerzas aéreas occidentales, que debían proteger sus inversiones e intereses ante el Estado Islámico, que a su vez es su propio Frankestein. La tercera campaña se inició el 15 de septiembre. Cada campaña fue aumentando la cantidad de tropas y armamentos con las que el EI atacaba y hoy mantiene en Kobane y sus alrededores más de la mitad de sus mercenarios en Siria. El EI además mueve refuerzos desde el oeste de la ciudad de Jarablus, y desde el este la región del Tel Abyad, sumado a que constantemente refuerza desde el sur, desde la importante ciudad de Raqqa, que este año fue un bastión del grupo terrorista.
Ante la maquinaria de guerra y propaganda terrorista del EI, han quedado derrotados a su paso los ejércitos iraquí y sirio, las tropas especiales que Irán mantiene en Siria y la milicia kurda Peshmerga, que cuenta con más de 200.000 hombres en armas y el apoyo de occidente.
Sin embargo, no han podido derrotar a las YPG kurdas, y el resultado militar no es solamente producto de cantidades y tecnologías, porque la guerra es una actividad horrible, pero es esencialmente humana, y quienes guerrean son seres humanos, hombres y mujeres, que están movidos por ideas, sentimientos, religiones, dinero, intereses, ejemplos y objetivos.
El supremo objetivo de liberación que profesa el pueblo kurdo ha demostrado ser más efectivo en la guerra que las toneladas de bombas y explosivos, que los modernos blindados y poderosos cañones en manos de fundamentalistas islámicos que ejercen como mercenarios. Definitivamente Kobane es un cementerio para el Estado Islámico, pero para que esta oscura fuerza terrorista sea verdaderamente derrotada, la YPG necesitará contar con armas pesadas, cohetes antitanques y equipos militares que sufren gran desgaste por lo encumbrado de la guerra.
Occidente se encuentra ante la disyuntiva: aniquilar al EI es apoyar a Rojava. Los países occidentales, al igual que en la década de 1930, deben tomar la decisión de si fomentan el fascismo para frenar la revolución socialista, o si apoyan a las fuerzas socialistas democráticas para frenar el fascismo de los islamistas.
Occidente hasta ahora no ha dudado: durante dos años ha prestado apoyo militar, político, mediático, armamentístico a las fuerzas del fascismo islámico, pero la batalla de Kobane ha dejado a Occidente expuesto ante el mundo y ha mostrado su complicidad.
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