Dejo una visión del PL sobre el tema...
EL PL FRENTE A LAS PASO DE AGOSTO EN EL PAÍS
El Partido de la Liberación (PL) de Argentina es la continuidad de Vanguardia Comunista desde 1982. Es el partido marxista leninista en que militaban muchos jóvenes como Carlos Zannini en los '70 y donde seguimos muchos viejos y jóvenes luchando por los derechos humanos, por expropiar los monopolios, por echar a la burocracia sindical de los gremios, por la reforma agraria, solidarios con Cuba y el ALBA, por la liberación nacional y el socialismo.
Queda claro que el PL no es kirchnerista. Es de izquierda revolucionaria. Desde esta identidad ha apoyado las cosas buenas que hizo el kirchnerismo en estos 12 años; ha rechazado las malas y criticado las regulares o las que no se hicieron, como una reforma constitucional emancipadora.
Desde esa condición de partido de izquierda (no confundir con los troscos del FIT, siempre funcionales a la derecha), el PL tenía decidido votar por Randazzo en las PASO. Lo veía opuesto a Clarín y las corporaciones monopólicas, y crítico de la derecha expresada en Macri, Massa y Scioli, en ese orden. También lo íbamos a votar porque estaba haciendo una buena gestión en trenes, aplicando los acuerdos con China.
Lamentamos mucho que Cristina empujara a Randazzo fuera de la cancha en las PASO y pusiera a Zannini como vice de Scioli. Si ella se hubiera mantenido neutral como prometió, muchos argentinos y argentinas podríamos haber elegido el 9 de agosto entre dos opciones: la progresista de Randazzo y la conservadora de Scioli. Eso, en un juego democrático como son las PASO. Esta vez CFK nos dejó sin alguien positivo qué votar
SCIOLI GRAN SAPO
A Scioli no lo podemos votar porque somos coherentes con lo que hemos sostenido en estos años. Como vice de Kirchner, fue un consejero de las privatizadas a las que prometió que pronto se “actualizarían las tarifas”. Luego fue el protector del seudo ingeniero Blumberg, al que abrió las puertas del Senado para imponer 50 años de cárcel para todos los delitos. En esos años fue el invitado de honor a la embajada yanqui cada 4 de julio, como reveló WikiLeaks.
Como gobernador de Buenos Aires fue el sponsor de Expoagro durante 8 años, apoyando la megamuestra agropecuaria de Clarín y “La Nación”. También fue muchas veces a la Sociedad Rural a reunirse con la puta oligarquía, la que en 2008 había cortado rutas tres meses y martirizado a los argentinos de menores recursos.
Párrafo aparte merece su política de “seguridad”, concibiéndola como sumar más policías. Entraron 45.000 nuevos policías, según su publicidad, pero no redundó en más seguridad sino en más negociados de la Bonaerense, más “gatillo fácil” y detenciones arbitrarias. De las cárceles de la provincia, mejor no hablar. Siguen siendo sucias e inseguras, para castigo y no reinserción de los presos. Esto es así, por más que Horacio Verbitsky ahora guarde un oportunista silencio...
Para saber qué se puede esperar de Scioli como eventual presidente hay que preguntarle al pueblo de la provincia que gobernó ocho años. Por ejemplo, sobre el desastre de sus hospitales y la salud pública, sobre los bajos sueldos de sus docentes, que hicieron una larga huelga en 2014.
En su primera vez en 678 dijo que había subido los impuestos al campo. El PL le cree a Randazzo, quien lo acusó con que esos impuestos al agro eran sólo el 2 por ciento de los ingresos del fisco (casi diez veces menos que antes).
EL PL VOTA EN BLANCO
Porque la decisión presidencial nos privó del derecho a votar en las PASO a Randazzo como candidato del FPV, y porque dejó allí como única alternativa a un conservador como Scioli, el PL votará en blanco el 9 de agosto en las PASO. No lo hará por Scioli porque, por lo antedicho, es un gran sapo imposible de tragar para un partido de izquierda y para muchos peronistas y fuerzas nacionales y populares que no se llaman a engaño. Votará sí por Kicillof, Wado y Fresneda en listas de diputados. También por Taiana para el Parlasur.
Que quede claro, no estamos boicoteando ni siendo funcionales a la derecha por votar en blanco en las PASO para presidente. Es nuestro derecho. Tampoco las calificamos de proscriptivas, las consideramos elecciones democráticas, pero no tenemos un candidato a votar. Es obvio que estamos en contra de la derecha criminal de Macri y Massa; y creemos que los troscos Altamira y otros, son “rabanitos”: rojos por fuera y blancos por dentro, funcionales a Clarín, que les da generosos y sospechosos espacios.
Votar en blanco es participar, no es abstencionismo, sólo que como una forma de protesta al no tener un candidato digno del sufragio. Votar en blanco no favorece a la derecha, como dicen algunos, porque en las PASO pasan todos los candidatos que superen el 1,5 por ciento.
EL VOTO EN BLANCO forma parte de la propia historia del pueblo peronista, cuando en 1958 metió dos millones de votos en blanco desafiando la orden del general Perón de votar por Frondizi. ¿Quién tuvo razón? ¿El general o el pueblo? Obviamente el pueblo. Cristina es muy buena presidenta pero no es infalible: se equivocó con muchas cosas en estos años: con el “tren bala”, con Cobos, Boudou e Insaurralde; con Milani, los Gordos de la CGT y al apoyar al fiscal Nisman tantos años en la causa AMIA.
A Scioli no lo votamos porque es un tipo de derecha con compromisos con Clarín, los monopolios y la embajada yanqui. Es un sapo muy grande que no tragamos. Y, atento a su prontuario, alertamos que vendrá con políticas de ajuste, atrayendo capital extranjero y pidiendo créditos afuera con el compromiso de los ajustes adentro. Con él volverá la represión al conflicto social que generarán esos ajustes. Por eso: ¡con Scioli no vamos ni a la esquina! Sólo podríamos considerar votarlo en segunda vuelta, si no hubiera más remedio.
El purismo es una desviación infantil de los que no entienden de alianzas para avanzar hacia el poder. Pero el oportunismo es una grave enfermedad de los que hacen muchas concesiones a la derecha, presentan como bueno lo que no es, no se atreven a ir por más y ponen el riesgo lo conquistado en estos años.
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Partido de la Liberación -PL-
(ex Vanguardia Comunista