Buen articulo, inclusive me hice notar ciertos errores conceptuales míos. Aunque no considero necesariamente que todo venezolano que participe de marchas convocadas por la oposición haya que catalogarlos como derechistas. Si es verdad, que la MUD con una demagogia enorme, se coloca como la única esperanza que tiene Venezuela para escapar de la crisis. Y probablemente muchos venezolanos así lo creen, sin darse cuenta que están siendo utilizados como carne de cañon. Como también, de manera independiente, miles de venezolanos se manifiestan sin hacerle el caldo gordo a la derecha.
El agravamiento de la crisis política, que corre paralelo a la persistencia de la terrible crisis económica que hace estragos con las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo, exige de parte de quienes nos reivindicamos de la izquierda obrera y socialista una política independiente tanto del gobierno como de la oposición de derecha, una política para que se exprese la clase trabajadora con voz propia, con independencia de clase. Lo que implica oponerse al gobierno de Maduro con su farsa de “Constituyente”, el estado de excepción, su política económica y la represión, como también a la MUD y su demagogia “democrática”. Por eso levantamos categóricamente Ni el gobierno de Maduro Ni la MUD representan los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre.
En este sentido, queremos discutir con la posición que vienen sosteniendo los compañeros del PSL (organización hermana de Izquierda Socialista de Argentina), que aún cuando declarativamente están no solo contra el gobierno sino también contra la MUD, ponen en el centro de su política en la caída del gobierno, llamando a engrosar las manifestaciones de la derecha “hasta que caiga Maduro”, bajo una lógica de “todos contra el gobierno”, cuando la única fuerza social y política en capacidad hoy de capitalizar tal escenario, y que dirige todo el movimiento opositor en las calles, es la reacción concentrada en la MUD, respaldada por el imperialismo y la derecha latinoamericana como Macri o Temer. Terminan así adaptados a una de las variantes reaccionarias en que está polarizada la confrontación política.
La agudización de la crisis política no ha venido dada por el surgimiento de alguna fuerza de izquierda relevante o por un ascenso de la lucha de clases que ponga en jaque al gobierno, sino fundamentalmente por la ventaja que ha sabido sacar la derecha de la desaparición de Chávez y la veloz impopularidad de Maduro. Ha sido la derecha la que se fijó como objetivo la salida de Maduro del gobierno desde el mismo momento del anuncio de la muerte de Chávez: así llamaron a desconocer el ajustado resultado de las elecciones presidenciales que ganó Maduro, meses después un sector importante activó “La Salida” para “estar en las calles hasta que se vaya Maduro”, y cuando la MUD ganó la mayoría de la Asamblea Nacional, en su primer discurso el nuevo presidente del parlamento declaró como uno de sus objetivos principales la salida del gobierno de Maduro en pocos meses.
Aun cuando hoy el repudio al gobierno no es solo entre la clase media acomodada, sino que también alcanza a importantes sectores de los trabajadores y el pueblo pobre, la confrontación política sigue siendo polarizada entre el gobierno y la derecha, por lo que es equivocada una política que se limite a decir que el gobierno impopular y represivo debe caer, cuando la otra fuerza contendiente real que se postula para gobernar es la reacción de derecha, en lugar de poner todas las fuerzas en la organización y la lucha por una política independiente de los trabajadores.
¿Una “rebelión popular” encabezada por la derecha?
El PSL enuncia un llamado genérico a “un gobierno de trabajadores” y un “plan obrero de emergencia”, cuestiones elementales que planteamos todos los que nos reivindicamos de la izquierda obrera y socialista, pero subordinado a la política central de llamar a incorporarse a las protestas impulsadas por la derecha, diciendo que serían parte de una “rebelión popular democrática” que “va más allá de las convocatorias que hace la oposición patronal de la MUD”.
Por esto dicen que catalogar como de derecha las movilizaciones convocadas por los partidos y líderes… de la derecha, es “seguir utilizando la visión maniqueísta y polarizadora”. Lo fundamental, mayoritario y decisivo de estas acciones las define, convoca y lidera la derecha, pero increíblemente los compañeros dicen que reconocer esta obviedad es repetir el discurso del gobierno.
El problema es que meten en la misma bolsa las luchas genuinas de trabajadores, o acciones desesperadas de los sectores populares (saqueos), con las movilizaciones convocadas por la derecha, evitando dar cuenta de las diferencias entre unas y otras. ¿Acaso, por ejemplo, las marchas de los trabajadores universitarios, de la salud o docentes son por las demandas de “elecciones generales” o “abajo Maduro”? No. Sin embargo, el PSL forza la caracterización y junta todo como parte de una misma cosa, así, tanto las luchas obreras por salario y contratos colectivos, como las marchas masivas de la derecha cuyo programa es antiobrero y antipopular, serían parte de una misma “rebelión popular democrática”.
Con los saqueos, que se han venido incrementando en los últimos días, ocurre algo similar: estas genuinas expresiones de rabia y desespero, protagonizadas por los sectores populares, las pone junto a las marchas masivas de la derecha, protagonizadas por la clase media derechizada –base histórica de la reacción–, como parte de una misma “rebelión popular”. No solo no establece estas diferencias elementales y de primer orden, sino que tampoco reconoce que los saqueos, todavía focalizados y minoritarios con relación a las movilizaciones y acciones de la MUD, no marcan la pauta ni el contenido de la actual ofensiva política de la reacción, así como tampoco conducen a alguna expresión propia de los de abajo que se contraponga a la derecha.
Sin embargo, el problema no queda en hacer esta amalgama que no diferencia contenido de clase ni político de la “protesta”, sino que, llevada hasta el final, los lleva a llamar simple y llanamente a reivindicar y sumarse a las machas convocadas por “la oposición patronal de la MUD”. El PSL reivindicó la movilización de la derecha el 19 de abril –cuya convocatoria y ruta fueron definidas, como siempre, por la MUD–, como el día en que “cientos de miles de trabajadores y habitantes de distintas comunidades, nos movilizamos en las calles para exigir la salida de este gobierno”. Luego la derecha trazó un cronograma de movilizaciones y el PSL planteó “incorporarse a las protestas programadas para los próximos días”, sin atreverse a decir quién las “programó”, y hay que decirlo: las protestas programadas por los partidos y dirigentes de la derecha, no programadas por ninguna organización obrera o popular, mucho menos de izquierda. Con la misma generalidad dicen, “es fundamental que los sectores populares y los trabajadores sigan incorporándose a la protesta popular”, ¿cuál protesta popular?, ¿las que convoca la MUD y moviliza fundamentalmente a las clases medias derechizadas?
Los compañeros se niegan a plantear algo evidente para cualquiera, que la derecha es la fuerza que impulsa y encabeza la actual ofensiva política contra el gobierno, pero como la evidencia es obvia y sería absurdo negarla, tienen forzosamente que reconocerlo, aunque indirectamente, proponiendo la explicación de que “Si hoy los dirigentes de la MUD están al frente de las movilizaciones es porque la población se lo impuso”. Sin decir tampoco que varios de esos dirigentes apelan, incluso públicamente, a una intervención de las FF.AA. que fuerce al gobierno a ceder o para arbitrar una transición. De manera que, según esta particular pintura de la realidad, Ramos Allup, Capriles, Primero Justicia, Voluntad Popular y afines, no quieren salir de Maduro, sino que la derecha, esa misma que apela a la intervención de los militares, está “al frente de las movilizaciones” de la “rebelión popular democrática” porque “la población” se los impuso. Insólito.
¿Un “programa obrero de emergencia” en las marchas de la derecha neoliberal?
En esa misma línea de evita una caracterización realista del contenido de la ofensiva política de la derecha, que emplea la movilización de calle como arma, tampoco dicen absolutamente nada de las demandas de esas “protestas populares”… ¡porque no hay ninguna demanda en función de las necesidades obreras y populares! ¿Contra los aumentos de precios, por aumentos de salarios, contra el pago de la deuda externa, contra los despidos, por el control obrero y popular del abastecimiento, por la discusión de los contratos colectivos, por la expropiación de los bienes de los responsables de la enorme fuga de dólares? ¿Alguna de esas que aparezca? Ninguna, no están, porque esas movilizaciones no son expresión genuina de las necesidades e intereses obreros y populares, al contrario, las convoca y dirige una fracción burguesa que busca imponer un plan económico de orientación neoliberal, que culpa de la crisis al “estatismo” y la “asfixia de la propiedad privada”.
Los sentidos comunes de la absoluta mayoría de quienes nutren las grandes movilizaciones impulsadas hoy por la derecha son contra “el intervencionismo del Estado en la economía”, a favor de los empresarios, contra “el paternalismo del gobierno que le regala plata a los pobres”, y contra cualquier cosa que huela a izquierda o “socialismo”. Esa es la base social mayoritaria de la derecha, por eso, es completamente formal, testimonial, decir que se va a plantear “un gobierno de trabajadores” o “un programa obrero de emergencia” en semejantes espacios.
Por una política que exprese la independencia de clase de los trabajadores
La ausencia de independencia política de la clase trabajadora es la debilidad más importante del ciclo histórico del chavismo en el poder, es el problema fundamental por el cual hemos llegado a la situación actual, donde la gran energía y disposición a la lucha de los trabajadores y sectores populares fue canalizada por el chavismo en los marcos del reordenamiento del mismo capitalismo rentístico dependiente, y ante su debacle es la derecha quien capitaliza y aparece como opción de recambio político. No plantear una política propia, para bregar por la independencia de clase, o el caso extremo de llamar a sumarse a las movilizaciones de la derecha, es profundizar el problema, es hacer exactamente lo contrario a lo que se necesita hacer.
Desde la LTS planteamos la necesidad de oponer, tanto a la maniobra “Constituyente” del gobierno como a la demagogia “democrática” de la derecha, una política que articule la lucha por un programa obrero y popular de emergencia económica, y una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana (ACLyS), como demandas y vías para que se expresen los intereses obreros y populares con personalidad política propia, para impulsar la aparición con fuerza en la escena nacional las demandas, banderas y métodos de los trabajadores, contra las maniobras de ambas fracciones de este orden social y político.
Todos los esfuerzos que desde la izquierda revolucionaria se hagan hoy deben apuntar a una orientación que permita esa expresión en la escena nacional de una voz propia de los trabajadores, en alianza con los sectores populares, combatiendo tanto al gobierno del ajuste económico, la casta corrupta y la represión, como a la derecha neoliberal y demagógica que se prepara para volver a gobernarnos.
La lucha por un programa obrero de emergencia está orientada a que las necesidades más urgentes del pueblo sean cubiertas sobre la base de medidas contra los intereses capitalistas y de la burocracia corrupta, impuestas por la movilización y métodos de los trabajadores. La exigencia de una verdadera Constituyente Libre y Soberana apunta a poner en discusión todo el orden social existente, desde las relaciones de propiedad hasta las formas de gobierno, a poner en debate las medidas para la resolución de los problemas estructurales del país, de los trabajadores y el pueblo pobre, al calor de la movilización para hacer valer sus demandas y exigencias. La articulación de la lucha por este programa de emergencia y la demanda de una ACLyS, puede ser la vía alrededor de las cuales expresarse esa voz propia. En medio de una situación que agrava los padecimientos del pueblo y puede abrir paso a un auge de la lucha de clases de los de abajo, esta orientación puede ser el puente hacia que los trabajadores y el pueblo pobre irrumpan con política propia como clase.
Es desde esa perspectiva que nos planteamos la confluencia de las organizaciones de izquierda opuestas tanto al gobierno como a la derecha, y las corrientes o sindicatos de trabajadores que sostienen una posición independiente de las burocracias sindicales que subordinan las organizaciones obreras lo que dicten el gobierno o la MUD, alrededor de la oposición a la farsa de Constituyente del gobierno y la serie de demandas de un programa económico de emergencia que ni el gobierno ni la MUD levantan. En la “Plataforma del pueblo en lucha y el chavismo crítico” coinciden algunas de estas organizaciones (como el mismo PSL, Marea Socialista y el SINATRA-UCV), otras no están en ese espacio, así como tampoco lo integramos la LTS. Pensamos que es alrededor de estas demandas y acciones concretas que permitan comenzar a mostrar la existencia de una alternativa por izquierda a la situación actual, totalmente independiente de las convocatorias y acciones de la derecha y del gobierno, como debemos explorar las posibilidades de confluencia en algún frente único.
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