por Cubano-Socialista Mar Jun 27, 2017 2:37 am
Hermano, es un asunto algo complicado, como casi todo lo que sucede en un proceso revolucionario. La ejecución de Nicolás II era algo que iba a suceder, tarde o temprano. La zarina era otra bien implicada en los crímenes, aunque claro, desde esa perspectiva edulcorada de alguien que nunca estuvo en contacto directo con la "plebe" ni con la vida real, de la producción, del trabajo y por supuesto, de las innombrables miserias diarias del pueblo ruso bajo el infame zarismo. Entre la zarina y su "ínclito" Rasputín, la responsabilidad de muertes es bastante alta, pero bueno, a Rasputín lo liquidaron en el mismo ámbito de la nobleza, y les costó trabajo, je je, aquel farsante y criminal era duro de pelar. De los otros miembros ADULTOS de la familia Romanov, no tengo tanta información, pero se sabe ampliamente de los niveles elevadísimos de corrupción de esa alta casa reinante y sus implicaciones, por ejemplo, en los pingües negocios que se hacían a costa de las penurias que sufrían los soldados en el frente, durante el tiempo en que la Rusia zarista estuvo metida en la Primera Guerra Mundial. En cuanto a los niños, NADA, ABSOLUTAMENTE NADA justifica su asesinato. Los datos aparentemente más fidedignos dicen que la familia Romanov estaba refugiada en Yekaterinburg, luego Sverdlovsk, y también se sabe que el frente más oscilante y peligroso de la mal llamada Guerra Civil contra los rusos blancos estaba precisamente en las cercanías de los Urales, o sea, no lejos de Yekateringurg, y que el temor de que fueran rescatados por los contrarrevolucionarios era grande. Se sabe también que Lenin personalmente había ordenado que se protegiera a los Romanov, para JUZGARLOS PÚBLICAMENTE por sus innumerables crímenes de lesa humanidad, contra el pueblo ruso. Pero una vez más, los niños siempre son y serán inocentes, y no debieron morir en esa ejecución, por demás cobarde (por eso, por el asesinato de niños). No obstante, aunque lo deploro y jamás justificaré un crimen así, es cuando menos notable que la prensa se extiende con una conmiseración infinita sobre la muerte de los "infelices" (y GENOCIDAS) Romanov, pero al parecer no les importa mucho cuando liquidaban FAMILIAS ENTERAS de revolucionarios, o de simples sindicalistas, o como sucedía muchas veces en los tiempos de Stolipin, que liquidaban en plena calle a los niños sin hogar, vagabundos y huérfanos, para "limpiar" las ciudades de "parásitos", cuando los parásitos más terribles y dañinos eran los nobles, tanto los industriales como los latifundistas. Entonces me acuerdo de un capítulo memorable y profundo de "Los miserables" de Víctor Hugo, en el que aquel bendito Monseñor Bienvenu va a darle la casi-extremaunción a aquel representante de la Convención Jacobina, de aquel manipulado y demonizado "Reino del Terror" en el que MÁS SE HIZO POR EL PUEBLO TRABAJADOR FRANCÉS, le guste a quien le guste, le pese a quien le pese. Y Mr. Bienvenu, hombre bueno y santo, recuerda afligido la muerte del último Delfín francés, y el Convencional concuerda con él en que fue innecesario, y criminal, pero le dice: "¿y quién compadece al hijo del pobre, quién lo conoce? Si tuviera que elegir entre compadecer al hijo del pobre y el hijo del rey, compadecería primero al hijo del pobre, de los pobres, ellos llevan más tiempo padeciendo." Recuerdo como Bienvenu se fue impactado de aquella entrevista para él insólita y honda. Yo me identifico plenamente con aquel Convencional Jacobino. Compadezco a los niños de la familia Romanov, pero compadezco más a los niños sin nombre, invisibles para la Historia burguesa, que los ignora y desprecia, que murieron bao el garrote, el fusil y el bombardeo para apoderarse de los recursos de un país cualquiera (¿Afganistán, Iraq, Panamá, Siria?) Un saludo, y ojalá mi comentario te sirva de algo.