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    Purgas en la URSS

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    Mensaje por proleinternacionalista Sáb Abr 30, 2011 9:30 pm

    Pero sr. Erazmo ud. cree que somos unos niños o unos débiles mentales?

    ¿De donde ha conseguido aquella fórmula?. Es por lo menos una caricatura de mal gusto.


    Trotsky publica sus escritos en la prensa burguesa (a la que no deja de combatir)

    ESTO ES IGUAL

    Trotsky tiene un drama personal (que tiene que ver su drama con la prensa?)

    ESTO ES IGUAL

    Trotsky busca revancha (¿revancha o defensa de la verdad?)

    ESTO ES IGUAL

    Trotsky no se defiende objetivamente (como lo supo?)


    !Esta hablando barbaridades sr Erazmo!. Realmente el desprecio hacia Stalin como individuo es real, y más aún la lucha que se debe llevar con la línea que, por casualidad?, se autotitula "marxismo leninismo" (stalinismo).

    Pero todo aquello esta bien como para un diario de anécdotas o tomar un café en un bazar,

    ¿Que tiene que ver todo aquello con la defensa objetiva (real, verídica) de Trotsky contra las acusaciones de los esbirros aquellos?.

    ¿O ud. cree que Trotsky complotaba para restaurar el capitalismo como decian los acusadores?

    ¿Ud. cree que Trotsky se alio con los alemanes y los japoneses para desmembrar la URSS y acabar con la dictadura del proletariado?



    Pero, vaya habla luego ud que Trotsky necesitaba un "plan". De que tipo de plan estamos hablando?. Si argumenta que no tenía un plan, entonces presupongo que no cree en las acusaciones de aquellos esbirros.

    Se lo explico, Trotsky hacia lo que siempre han hecho los teoreticos marxistas, utilizar el método marxista para "hacer una critica despiadada", Trotsky era un materialista diálectico, un revolucionario y a la misma vez un hombre de acción.

    Un comunista.

    Que otro tipo de "plan lasalleano" podía hacer un revolucionario de su talla politica, ¿hacer una conspiracion, un golpe de estado?, ¿tratar de cambiar la historia voluntaristamente?. El aventurerismo político no tiene nada que ver con la doctrina del proletariado, y eso Trotsky lo resume muy bien en el texto que voy a colgar y lo entendia perfectamente.

    Pero errar es humano, fue un acto de voluntarismo el crear la 4 y luego sus semillas estan ahí "trotskismo", allí si que podríamos entrar a analizar su "drama personal" que lo impulsa a tratar de regenerar el movimiento por el que había dado su vida, aquella revolucion de Octubre, en una fase en la que las lecciones de la historia todavía asestaban otros duros golpes en medio de aquella tenebrosa tormenta contrarevolucionaria.

    de que plan podiamos hablar?, mas que sacar las lecciones y esperar mejores épocas que definitivamente llegarían.

    `
    Solo la "sinistra italiana" fue capaz de salir de aquella tormenta sin revolverse en el oportunismo y defendiendo el programa comunista saco las lecciones necesarias, explico y analizo no al individuo Stalin al que ud. le asume importancia en demasía (tal cual el guiñol de Lenin), sino aquellas fuerzas materiales, sociales, fuera de la voluntad de los individuos que ocasionaron el descalabro del octubre rojo y proletario.

    Y así fue que el devenir histórico, no solo fue analizado con la ciencia proletaria(así como es tan objetivo decir que el estalinismo falsifica el marxismo, asi fue tan objetivo decir que la URSS caeria y se reformaria) sino que también confirmada la teoría de Marx y su método, convirtiendo las caidas y tropiezos del movimiento en saltos, progresos.

    ¿ No son sino aquellas derrotas (y sus lecciones) las premisas para el futuro triunfo.?



















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    Mensaje por proleinternacionalista Sáb Abr 30, 2011 10:03 pm

    Un maravilloso extracto de Trotsky en su articulo :

    ¿Cómo venció Stalin a la Oposición? del 12 de noviembre de 1935



    "Las preguntas que plantea la carta del camarada Zeller son de gran interés, no sólo histórico, sino tam­bién actual. No es raro encontrarlas en la literatura política o en la conversación privada bajo distintas formas. En la mayoría de los casos se plantean en forma de preguntas personales: "¿Cómo y por qué perdió usted el poder?" "¿Cómo se apoderó Stalin del aparato?" "¿Dónde radica la fuerza de Stalin?"

    Siempre y en todas partes se plantea el problema de las leyes que rigen a la revolución y la contrarrevolución en forma puramente individual, como si se tratara de una partida de ajedrez o de un certamen deportivo, en lugar de profundos conflictos y cambios sociales. En este contexto aparecen muchos seudomarxistas que en nada se diferencian de los demócratas vulgares, quie­nes ante las grandes movilizaciones populares aplican el criterio de las camarillas parlamentarias.

    Quien posea un conocimiento mínimo de la historia sabe que toda revolución da lugar a una posterior con­trarrevolución que, desde luego, nunca logra retrotraer a la nación hasta el punto de partida en el terreno eco­nómico, pero que siempre le arrebata al pueblo una buena parte, a veces una gran tajada, de sus conquistas políticas. Y por regla general, la primera víctima de la oleada reaccionaria es el estrato de revolucionarios que encabezó a las masas en el primer período, el perío­do de ofensiva, el período "heroico" de la revolución. Esta observación histórica general debe permitimos comprender que el proceso no se rige por la habilidad, astucia o inteligencia de dos o tres individuos, sino por causas muchísimo más profundas.

    A diferencia de los fatalistas superficiales (tipo León Blum, Paul Fauré, etcétera) los marxistas no niegan el papel del individuo, de su audacia, de su iniciativa, en la lucha social. Pero a diferencia de los idealistas, los marxistas saben que es el ser lo que en última ins­tancia determina la conciencia. La dirección cum­ple un papel colosal en la revolución. El proletaria­do que carece de una buena dirección no puede ven­cer. Pero incluso la mejor dirección no puede fomentar una revolución si no existen condiciones objetivas. Uno de los grandes méritos de la dirección proletaria debe ser la capacidad de detectar el momento en que corres­ponde atacar y aquél en que resulta necesario retroceder. La gran fortaleza de Lenin residía en esa capa­cidad.[2]

    Naturalmente, el éxito o el fracaso de la Oposición de Izquierda en su lucha contra la burocracia dependía, en cierta medida, de las cualidades de los dirigentes de los bandos en pugna. Pero antes de hablar de dichas cualidades debemos comprender claramente el carác­ter de ambos bandos, porque el mejor dirigente de uno sería absolutamente inapto para el otro, y viceversa. La muy conocida (y muy ingenua) pregunta, "¿por qué Trotsky no utilizó el aparato militar contra Stalin en ese momento?", es la mejor demostración de que quien la formula no puede o no quiere meditar acerca de los fac­tores históricos generales que permitieron el triunfo de la burocracia soviética sobre la vanguardia revoluciona­ria del proletariado. Más de una vez he señalado esos factores en varios libros, entre ellos en mi autobiogra­fía. Me propongo resumir las conclusiones fundamenta­les en unas cuantas líneas.

    La Revolución de Octubre no triunfó gracias a la bu­rocracia actual, sino gracias a las masas obreras y cam­pesinas dirigidas por los bolcheviques. La burocracia empezó a crecer después de la victoria final; sus filas se engrosaron no sólo con obreros revolucionarios, sino también con representantes de otras clases (ex funcio­narios zaristas, oficiales, intelectuales burgueses, et­cétera). La abrumadora mayoría de los integrantes de la actual burocracia militaba en el campo burgués en la época de la revolución de Octubre (para muestra, bas­tan los embajadores soviéticos Potemkin, Maiski, Troianovski, Surits, Jinchuk, etcétera).[3] En la gran mayoría de los casos, los burócratas que en las jornadas de octubre estuvieron con los bolcheviques no desem­peñaron papeles siquiera de mínima importancia en la preparación y dirección de la revolución, ni en los pri­meros años siguientes. El representante principal de este sector es el propio Stalin. En cuanto a los burócra­tas jóvenes, son escogidos y educados por los viejos, generalmente entre sus hijos. Y el "jefe" de la nueva casta que surgió después de la revolución es Stalin.

    La historia del movimiento sindical de todos los países no registra solamente huelgas y movilizaciones de masas en general, sino también la formación de la bu­rocracia sindical. Todos conocen el inmenso poder conservador que esta burocracia ha podido adquirir y el instinto infalible con que elige a sus dirigentes "geniales", a los cuales educa de acuerdo con sus necesi­dades: Gompers, Green, Legien, Leipart, Citrine, et­cétera.[4] [5] Jouhaux se ha podido mantener en su posición frente a los ataques de la izquierda no porque sea un gran estratega -aunque indudablemente es supe­rior a sus colegas burocráticos (no es casual que ocupe el primer lugar entre todos)-, sino porque su aparato no ceja un solo día, una sola hora, en su lucha obstinada por la existencia, en buscar colectivamente los mejores métodos para proseguir esa lucha, en pensar por Jouhaux, en inspirarle las decisiones pertinentes. Pero esto no significa en absoluto que Jouhaux sea invenci­ble. Ante un cambio brusco de la situación -hacia la revolución o el fascismo- el aparato sindical perderá la confianza en sí mismo, sus hábiles maniobras resul­taran impotentes y el propio Jouhaux dejará de produ­cir una impresión favorable, para aparecer como un infeliz. Basta recordar que los poderosos y arrogantes jefes sindicales alemanes se convirtieron en despre­ciables nulidades en 1918, cuando la revolución estalló a pesar suyo, y en 1932, ante el avance de Hitler.

    Estos ejemplos muestran dónde radican la fuerza y la debilidad de la burocracia. Surge del movimiento de masas en el primer período, el heroico. Pero, tras elevarse por encima de las masas y resolver su "proble­ma social" (supervivencia garantizada, influencia, res­peto, etcétera), la burocracia tiende paulatinamente más a inmovilizar a las masas. ¿Para qué correr ries­gos? Ella tiene algo que perder. El gran aumento de la influencia y bienestar de la burocracia reformista se produce en la época del progreso del capitalismo y de la pasividad relativa de las masas trabajadoras. Pero cuando algo conmueve esa pasividad, sea por la dere­cha o por la izquierda, la magnificencia de la burocracia llega a su fin. Su inteligencia y habilidad se vuelven estupidez e impotencia. El carácter de la "dirección" corresponde al carácter de la clase (o casta) que dirige y a la situación objetiva por la que atraviesa esta clase (o casta).

    La burocracia soviética es inconmensurablemente más poderosa que todas las burocracias reformistas de los países capitalistas juntas, dado que tiene en sus manos el poder de estado con sus ventajas y privilegios. Es cierto que la burocracia soviética ha crecido sobre el terreno creado por la revolución proletaria victoriosa. Pero no podemos caer en la suprema ingenuidad de idealizarla por ese motivo. ¡En un país pobre -y en la actualidad la URSS sigue siendo un país muy pobre, donde un cuarto propio, alimentos y ropa en cantidad suficiente son privilegios de una pequeña minoría de la población- millones de burócratas, grandes y pequeños, hacen todos los esfuerzos para asegurar su propio bienestar antes que nada! De ahí el gran egoísmo y conservadurismo de la burocracia, su temor ante el descontento de las masas, su odio a la crítica, la rabia con que ahoga el pensamiento independiente y, por último, su adoración hipócrita y mística al "líder" que encarna y defiende su dominación ilimitada y sus privilegios. Todo eso en su conjunto conforma el conte­nido de la lucha contra el "trotskismo"."
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    Mensaje por Erazmo Dom Mayo 01, 2011 5:48 pm

    Proletainternacionalista escribió; Pero sr. Erazmo ud. cree que somos unos niños o unos débiles mentales?

    ¿De donde ha conseguido aquella fórmula?. Es por lo menos una caricatura de mal gusto.


    R: Nada de caricatura y mal gusto; leed textos de foreros stalinistas y se parecen mucho pero demasiado a vuestras letras, pero desde el otro lado del espejo.

    Proletainternacionalista escribió; Trotsky publica sus escritos en la prensa burguesa (a la que no deja de combatir)

    ESTO ES IGUAL

    Trotsky tiene un drama personal (que tiene que ver su drama con la prensa?)

    ESTO ES IGUAL

    Trotsky busca revancha (¿revancha o defensa de la verdad?)

    ESTO ES IGUAL

    R: Nada es igual, una cosa es publicar y la otra ir a pedir ayuda, lo del "manchester guardian" es patético pero así son los dramas personales.

    Proletainternacionalista escribió; Trotsky no se defiende objetivamente (como lo supo?)

    R; Fácil, a Trotsky le cuelgan tonteras de alemania-japón-fbi; trotsky replica con otras tonteras burocracia-no detener a hitler-enfrentar una segura derrota en una guerra; puro maniqueísmo, "los buenos y los malos, "los hijos de la luz-los hijos de la oscuridad". Tonteras+obnubilidades+despecho. Pero el asesinato para ambos "gemelos" ya estaba definido.


    Proletainternacionalista escribió; !Esta hablando barbaridades sr Erazmo!. Realmente el desprecio hacia Stalin como individuo es real, y más aún la lucha que se debe llevar con la línea que, por casualidad?, se autotitula "marxismo leninismo" (stalinismo).

    R: Cuando vos despreciaís quedaís invalidado para ser objetivo e imparcial, desde esa perspectiva vuestras letras carecen de validez, cuidado al expresaros esta página tiene mucha cultura no se ve aquello en el resto de la red.

    Proletainternacionalista escribió: ¿Que tiene que ver todo aquello con la defensa objetiva (real, verídica) de Trotsky contra las acusaciones de los esbirros aquellos?.
    ¿O ud. cree que Trotsky complotaba para restaurar el capitalismo como decian los acusadores?
    ¿Ud. cree que Trotsky se alio con los alemanes y los japoneses para desmembrar la URSS y acabar con la dictadura del proletariado?
    Pero, vaya habla luego ud que Trotsky necesitaba un "plan". De que tipo de plan estamos hablando?. Si argumenta que no tenía un plan, entonces presupongo que no cree en las acusaciones de aquellos esbirros.
    Se lo explico, Trotsky hacia lo que siempre han hecho los teoreticos marxistas, utilizar el método marxista para "hacer una critica despiadada", Trotsky era un materialista diálectico, un revolucionario y a la misma vez un hombre de acción.
    Un comunista.
    Que otro tipo de "plan lasalleano" podía hacer un revolucionario de su talla politica, ¿hacer una conspiracion, un golpe de estado?, ¿tratar de cambiar la historia voluntaristamente?. El aventurerismo político no tiene nada que ver con la doctrina del proletariado, y eso Trotsky lo resume muy bien en el texto que voy a colgar y lo entendia perfectamente.
    Pero errar es humano, fue un acto de voluntarismo el crear la 4 y luego sus semillas estan ahí "trotskismo", allí si que podríamos entrar a analizar su "drama personal" que lo impulsa a tratar de regenerar el movimiento por el que había dado su vida, aquella revolucion de Octubre, en una fase en la que las lecciones de la historia todavía asestaban otros duros golpes en medio de aquella tenebrosa tormenta contrarevolucionaria.
    de que plan podiamos hablar?, mas que sacar las lecciones y esperar mejores épocas que definitivamente llegarían.
    Solo la "sinistra italiana" fue capaz de salir de aquella tormenta sin revolverse en el oportunismo y defendiendo el programa comunista saco las lecciones necesarias, explico y analizo no al individuo Stalin al que ud. le asume importancia en demasía (tal cual el guiñol de Lenin), sino aquellas fuerzas materiales, sociales, fuera de la voluntad de los individuos que ocasionaron el descalabro del octubre rojo y proletario.
    Y así fue que el devenir histórico, no solo fue analizado con la ciencia proletaria(así como es tan objetivo decir que el estalinismo falsifica el marxismo, asi fue tan objetivo decir que la URSS caeria y se reformaria) sino que también confirmada la teoría de Marx y su método, convirtiendo las caidas y tropiezos del movimiento en saltos, progresos.
    ¿ No son sino aquellas derrotas (y sus lecciones) las premisas para el futuro triunfo.?


    R; Solo idealizaciones en la lejanía teneís señor, trotsky no quería restaurar el capitalismo quería derrocar a stalin y cobrarse revancha, al revés habría sido lo mismo, y para ganar se debe tener un plan y el error que cometieron los judíos-bolcheviques capitaneados por trotsky fue, como siempre lo hicieron, despreciar al enemigo a stalin siempre lo miraron en menos el pequeño georgiano con la cara acribillada de marcas de viruela y acné les pareció siempre poca cosa y al subir al cadalzo o sentir el pioletazo recién se dieron cuenta del error.
    Stalin es importante el construyó la URSS y sembró la semilla de su destrucción y eso es no menor.
    Respecto de voluntarismo, ese es el derrotero de trotsky, la individualidad del ser que sabe que es inteligente y se posiciona en base a su intelecto, trotsky respeta y asume a individuos más brillantes que el, y de eso se percató jhon reed y así los retrató en sus "10 días..." "Lenin es jefe por su intelecto, y trotsky es un hombre de acción", trotsky es la vívida expresión del voluntarismo hecho humano.

    Por el texto que colgareís, vuestro error es colgarlos ya que rebatirlo es facilísimo y porque quién lo replique tiene más información, luego un flaco favor haceís a trotsky.

    Solo haré réplica de un párrafo.

    proleinternacionalista escribió:¿Cómo venció Stalin a la Oposición? del 12 de noviembre de 1935
    "¿Cómo se apoderó Stalin del aparato?" "¿Dónde radica la fuerza de Stalin?"
    Siempre y en todas partes se plantea el problema de las leyes que rigen a la revolución y la contrarrevolución en forma puramente individual, como si se tratara de una partida de ajedrez o de un certamen deportivo, en lugar de profundos conflictos y cambios sociales. En este contexto aparecen muchos seudomarxistas que en nada se diferencian de los demócratas vulgares, quie­nes ante las grandes movilizaciones populares aplican el criterio de las camarillas parlamentarias.
    Quien posea un conocimiento mínimo de la historia sabe que toda revolución da lugar a una posterior con­trarrevolución que, desde luego, nunca logra retrotraer a la nación hasta el punto de partida en el terreno eco­nómico, pero que siempre le arrebata al pueblo una buena parte, a veces una gran tajada, de sus conquistas políticas. Y por regla general, la primera víctima de la oleada reaccionaria es el estrato de revolucionarios que encabezó a las masas en el primer período, el perío­do de ofensiva, el período "heroico" de la revolución. Esta observación histórica general debe permitimos comprender que el proceso no se rige por la habilidad, astucia o inteligencia de dos o tres individuos, sino por causas muchísimo más profundas.
    A diferencia de los fatalistas superficiales (tipo León Blum, Paul Fauré, etcétera) los marxistas no niegan el papel del individuo, de su audacia, de su iniciativa, en la lucha social. Pero a diferencia de los idealistas, los marxistas saben que es el ser lo que en última ins­tancia determina la conciencia. La dirección cum­ple un papel colosal en la revolución. El proletaria­do que carece de una buena dirección no puede ven­cer. Pero incluso la mejor dirección no puede fomentar una revolución si no existen condiciones objetivas. Uno de los grandes méritos de la dirección proletaria debe ser la capacidad de detectar el momento en que corres­ponde atacar y aquél en que resulta necesario retroceder. La gran fortaleza de Lenin residía en esa capa­cidad.[2]

    Hasta acá no ha señalado nada, enuncia que no es teme de individuos el cambio social de revoluciones y contrarevoluciones, pero....


    proleinternacionalista escribió:Naturalmente, el éxito o el fracaso de la Oposición de Izquierda en su lucha contra la burocracia dependía, en cierta medida, de las cualidades de los dirigentes de los bandos en pugna.

    ..acá se desdice, y resulta que sí los individuos son importantes, y conste que la fraseología de ls leyes-fuerzas productivas y otros son exactamente lo mismo que escriben los stalinistas o m-l, es cosa que leaís a los foreros refractarios a vos y lo atisbeís.

    Luego los trotskistas y stalinistas se odian, pero como se parecen.

    proleinternacionalista escribió:La Revolución de Octubre no triunfó gracias a la bu­rocracia actual, sino gracias a las masas obreras y cam­pesinas dirigidas por los bolcheviques. La burocracia empezó a crecer después de la victoria final; sus filas se engrosaron no sólo con obreros revolucionarios, sino también con representantes de otras clases (ex funcio­narios zaristas, oficiales, intelectuales burgueses, et­cétera).

    Solo palabras vacías de contenido, trotsky hizo ingresar al ejército rojo miles de oficiales y suboficiales zaristas, quizá muchos de ellos cambiaron su mentalidad y evolucionaron en su conciencia, pero estas letras son puro despecho, ¿y el análisis marxista donde está?

    proleinternacionalista escribió:Todo eso en su conjunto conforma el conte­nido de la lucha contra el "trotskismo"."

    Trotskismo-stalinismo el ying y el yang, sabeís señor proletainternacionalista ¿porque no dejaís a trotsky en paz?

    Creo que trás el desastre lo mejor es que estos hijos del desastre queden donde están y al fin puedan descansar.



    Saludos Revolucionarios
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    Mensaje por proleinternacionalista Jue Mayo 05, 2011 12:41 am

    Bueno, deduzco de palabras como estas:

    "Luego los trotskistas y stalinistas se odian, pero como se parecen."

    que a mi me encuadra donde los trotskistas.

    Que los estalinistas y los trotskistas se parecen es algo comprobado históricamente, negarlo seria de necios. Ambos tienen posiciones defensistas con las revoluciones burguesas y con posiciones reformistas (Cuba, Venezuela, incluso China, la stalinista mas hipócrita que la trotkista) e incluso los epigonos de la revolucion permanente no saben ni de que iba ni adonde va pero se llenan la boca de ella. De todo aquello deduce mi trotskismo?. La proletarizacion es bienvenida, pero nunca caimos en el defensismo.

    "Fácil, a Trotsky le cuelgan tonteras de alemania-japón-fbi; trotsky replica con otras tonteras burocracia-no detener a hitler-enfrentar una segura derrota en una guerra; puro maniqueísmo, "los buenos y los malos, "los hijos de la luz-los hijos de la oscuridad". Tonteras+obnubilidades+despecho. Pero el asesinato para ambos "gemelos" ya estaba definido."


    Ud. tergiversa a Trotsky, cinícamente lo minimiza o no ha leído nada de el. Sencillo puede comenzar con la "revolucion traicionada", si deja aquel sensacionalismo religioso (Erazmo?) digno de una charla con un asado junto a los feligreses y se pone a analizar que nos dice en sus escritos, como analiza la sociedad rusa y nos predice su deriva cambiaria de opinion y entenderia porque y para que era tal lucha. Son ya casi 90 años que pasaron y todavía no existe el partido de la revolución, el estalinismo es la fase de la contrarevolucion mas grande que ha tenido nuestro movimiento.

    "trotsky no quería restaurar el capitalismo quería derrocar a stalin y cobrarse revancha"

    Los estalinistas hablan de complots y aquellos juicios estan grabados en la historia

    ¿Las acusaciones eran ciertas o todo era sed de venganza?

    Bonito guión para la novela del fin de semana. Lástima que los marxistas no creen en Erasmos radicales, ni en dioses, ni en grandes hombres que hacen la historia, todas esas patrañas Marx ya las condeno al baul del recuerdo. A que le gusta Marx?

    Trotsky escribía, criticaba, ¿porque no coger una pistola, o propiciar un atentado terrorista (Stalin y la corriente que lleva su nombre fiel a sus principios se valio de aquella táctica condenada al fracaso) y consumir su revancha?.


    Trotsky sabía que estos casi 90 años de contrarevolución tenian que ser combatidos, linea a linea, parrafo a parrafo, accion por accion, aunque la causa pudiera estar perdida (el la creía temporal y a corto plazo) la lucha porque el despertar del mañana sea menos lejano necesitaba de aquello, y el como revolucionario de toda la vida hizo lo correcto, no sin fallas bien es cierto.

    Los individuos son los agentes operantes de la historia, pero no son su fuerza motriz, el curso que el marxismo había predicho desde su aparicion ha quedado confirmada con la experiencia rusa una vez más. Todos los intentos voluntaristas (incluido el de Trotsky) no hicieron mas que crear mas derrotas y aplazar aún mas el curso y la ruta que ha seguido la izquierda marxista.

    Usted podra decir misa, santo señor, y amen. La historia sigue su curso y las lecciones de las contrarevoluciones asimiladas y nunca serán olvidadas. Por eso se seguira recordando a Trotsky y su lucha, su asesinato, así como también se seguira explicando que paso en la Rusia, quien fue Stalin, y que fue realmente lo importante (que no son los nombres).

    Sólo mediante el análisis y el recuerdo de el curso histórico del movimiento revolucionario, se ponen las premisas del futuro triunfo

    Salu2 internacionalistas.












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    Mensaje por Erazmo Jue Mayo 05, 2011 3:00 am

    proleinternacionalista escribió:Bueno, deduzco de palabras como estas:
    "Luego los trotskistas y stalinistas se odian, pero como se parecen."
    que a mi me encuadra donde los trotskistas.
    Que los estalinistas y los trotskistas se parecen es algo comprobado históricamente, negarlo seria de necios. Ambos tienen posiciones defensistas con las revoluciones burguesas y con posiciones reformistas (Cuba, Venezuela, incluso China, la stalinista mas hipócrita que la trotkista) e incluso los epigonos de la revolucion permanente no saben ni de que iba ni adonde va pero se llenan la boca de ella. De todo aquello deduce mi trotskismo?. La proletarizacion es bienvenida, pero nunca caimos en el defensismo.

    En lo que más se parecen los trotskistas y stalinistas es en el sectarismo-dogmatismo-arrogancia, y ¿porqué? por esto, son revoluciones burguesas o reformistas la cubana-china-venezolana-etcétera es decir no valen porque no siguen el dogma de fé de stalinistas o trotskistas, es decir el colmo del negacionismo, la inquisición re-editada, racistas-clasistas (en el sentido burgués), es cosa de leer en este foro en hilos sobre Venezuela como se expresan los stalinistas, tal cual como vos lo haceís.

    Por eso el trotskismo destinado a fracasar está al igual que el stalinismo, e incluso históricamente de haber vivido algo más Lenin no dudo que habría hecho expulsar a León y José, para que se hubiésen ido a pleitear a otra parte y así no hubiésen arruinado la revolución que tanta sangre costó.

    proleinternacionalista escribió:"Fácil, a Trotsky le cuelgan tonteras de alemania-japón-fbi; trotsky replica con otras tonteras burocracia-no detener a hitler-enfrentar una segura derrota en una guerra; puro maniqueísmo, "los buenos y los malos, "los hijos de la luz-los hijos de la oscuridad". Tonteras+obnubilidades+despecho. Pero el asesinato para ambos "gemelos" ya estaba definido."
    Ud. tergiversa a Trotsky, cinícamente lo minimiza o no ha leído nada de el. Sencillo puede comenzar con la "revolucion traicionada", si deja aquel sensacionalismo religioso (Erazmo?) digno de una charla con un asado junto a los feligreses y se pone a analizar que nos dice en sus escritos, como analiza la sociedad rusa y nos predice su deriva cambiaria de opinion y entenderia porque y para que era tal lucha. Son ya casi 90 años que pasaron y todavía no existe el partido de la revolución, el estalinismo es la fase de la contrarevolucion mas grande que ha tenido nuestro movimiento.

    He leído a trotsky y su obra más mala es "la revolución traicionada" sobre todo cuando hace de pitoniso respecto de un ataque alemán a la URSS y pronostica su derrota, trotsky tiene obras mejores, y lejos las más buenas son sus disertaciones sobre arte porque trotsky era un artista y haber sido revolucionario fué casi de mal gusto para el y la revolución que lo soportó. ¿quereís debatir sobre alguna obra de trotsky en particular?

    proleinternacionalista escribió:"trotsky no quería restaurar el capitalismo quería derrocar a stalin y cobrarse revancha"
    Los estalinistas hablan de complots y aquellos juicios estan grabados en la historia
    ¿Las acusaciones eran ciertas o todo era sed de venganza?
    Bonito guión para la novela del fin de semana. Lástima que los marxistas no creen en Erasmos radicales, ni en dioses, ni en grandes hombres que hacen la historia, todas esas patrañas Marx ya las condeno al baul del recuerdo. A que le gusta Marx?
    Trotsky escribía, criticaba, ¿porque no coger una pistola, o propiciar un atentado terrorista (Stalin y la corriente que lleva su nombre fiel a sus principios se valio de aquella táctica condenada al fracaso) y consumir su revancha?.

    Marx al baúl del recuerdo no condenó a los humanos, muy por el contrario, sí newton situó al sol lejos del centro galáctico, Marx situó al humano en el centro de la galaxia social, no hay dioses ni voluntarismo pero sí hay humanos con pasiones y análisis pero hay humanos y trotsky lo fué y muy humano y tanto como stalin y por ese humanismo descocado arruinaron la revolución.

    Ahora por pistolas y balazos, sí trotsky no hubiése subestimado a stalin, tenga por seguro señor que ese enfrentamiento habría comenzado el 22-01-1924, es decir 24 horas después de la muerte de Lenin.

    proleinternacionalista escribió:Trotsky sabía que estos casi 90 años de contrarevolución tenian que ser combatidos, linea a linea, parrafo a parrafo, accion por accion, aunque la causa pudiera estar perdida (el la creía temporal y a corto plazo) la lucha porque el despertar del mañana sea menos lejano necesitaba de aquello, y el como revolucionario de toda la vida hizo lo correcto, no sin fallas bien es cierto.
    Los individuos son los agentes operantes de la historia, pero no son su fuerza motriz, el curso que el marxismo había predicho desde su aparicion ha quedado confirmada con la experiencia rusa una vez más. Todos los intentos voluntaristas (incluido el de Trotsky) no hicieron mas que crear mas derrotas y aplazar aún mas el curso y la ruta que ha seguido la izquierda marxista.

    Como os traiciona el subconciente, al escribir este párrafo bíblico, "Trotsky sabía que estos casi 90 años de contrarevolución", trotsky sabía que es eso, no llegó a ver el 23° aniversario del "Octubre" y grafiaís de 90 años y acusaís a otros de escolástico ¿en que quedamos?

    Hay revoluciones hoy mismo, la bolchevique y la sandinistas fueron las únicas que cayeron, en perú en el vrae se ha seguido luchando, hoy bolivia-ecuador están en una situación histórica única en sus historias, en colombia se sigue luchando, el mundo árabe ve jornadas increíbles pero lo siento stalin-trotsky no están y no estarán por lo que ya sabeís.

    proleinternacionalista escribió:Usted podra decir misa, santo señor, y amen. La historia sigue su curso y las lecciones de las contrarevoluciones asimiladas y nunca serán olvidadas. Por eso se seguira recordando a Trotsky y su lucha, su asesinato, así como también se seguira explicando que paso en la Rusia, quien fue Stalin, y que fue realmente lo importante (que no son los nombres).
    Sólo mediante el análisis y el recuerdo de el curso histórico del movimiento revolucionario, se ponen las premisas del futuro triunfo
    Salu2 internacionalistas.

    Es verdad que la historia no se olvida, las revoluciones se acercan a esta nueva hora de efervescencia social, por tanto nada de misas eso es para los escolásticos de la santa inquisición trotskista-stalinista, y los asesinados trotsky-stalin serán recordados en su justa medida y tendrán el reconocimiento que se merecen en su exacta dimensión, nada más y nada menos.

    Tened confianza en el ser humano y dejad que el buen león pueda descansar en paz.


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    Mensaje por Patria Socialista Jue Mayo 05, 2011 12:37 pm

    El stalinismo no es una corriente. Decir eso es revisionismo, es renegar del marxismo-leninismo.
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    Mensaje por proleinternacionalista Jue Mayo 05, 2011 9:26 pm

    "En lo que más se parecen los trotskistas y stalinistas es en el sectarismo-dogmatismo-arrogancia, y ¿porqué? por esto, son revoluciones burguesas o reformistas la cubana-china-venezolana-etcétera es decir no valen porque no siguen el dogma de fé de stalinistas o trotskistas, es decir el colmo del negacionismo, la inquisición re-editada, racistas-clasistas (en el sentido burgués), es cosa de leer en este foro en hilos sobre Venezuela como se expresan los stalinistas, tal cual como vos lo haceís."



    ¿Y quién ha dicho que no valen? Ud. dice que "los estalinistas" que usted conoce lo mencionan a cada instante ¿Donde lo he hecho yo?.

    Las revoluciones burguesas aquellas (Cuba, China) fueron y son progresistas tal cual lo fue la burguesia respecto al regimen feudal, lo que no se puede permitir es que se hagan pasar por proletarias y comunistas, falsificando la doctrina revolucionaria y vendiendonos un socialismo inexistente.

    Sus argumentos solo intentar machacar la demencial idea de que Trotsky y Stalin sólo querian el poder y con el golpe de sus decisiones se acelero la agonía de la revolucion bolchevique. ¿Lo querian ambos? Puede ser posible. En aquella peleilla de barrio incluira a toda la oposicion de izquierda internacional?. ¿Aquellos eran los muñecos de Trotsky?. o simplemente la cuestión rusa se resolvia eliminando a estos dos "pelmazos". ¿Nos olvidamos de todos los demás?. En este debate solo estaban Stalin y Trotsky?.


    Y concluyo diciendo que las revoluciones no la harán los trotski o stalin, tampoco algún lenin, esto es una cuestión de lucha de clases, de movimientos y fuerzas sociales y no de genios iluminados.



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    Mensaje por Shenin Jue Mayo 05, 2011 10:39 pm

    Pués el texto del cc al pcus que vos insertasteís (hilo "La URSS en 1952", post N°31)muestra un stalin absoluta y totalmente guiado por como le caia la persona aludida en el texto, acá está;

    Pues el texto deja bastante claro cómo Stalin, precisamente, a pesar de cómo le cayese una persona, no temía criticarla hasta el punto de calificar su actitud como "inadmisible". E incluso lo degrada despojándole del cargo de Secretario del Partido.

    A Bukharin lo hizo arrestar-juzgar-ejecutar por contrarevolucionario, y ¿cual es la diferencia con molotov? este entregó secretos de estado, hizo circular propaganda imperialista, e hizo acuerdos en nombre de la URSS con los sionistas; pero uno muere y el otro no, simple paternalismo bukharin no era arrastrado como molotov ¿sería eso?, pero que se guiaba de manera diferente el texto lo desmiente.

    Bujarin fue rehabilitado en 1934 y es nombrado director del Izvestia, después de haber sido depurado en los años de la colectivización y antes de las purgas. No se le ejecuta a la primera de cambio. Además Stalin no aprobaba la ejecución de Bujarin. Cuando ésta se plantea en la dirección del Partido, Stalin propone devolver el caso al NKVD para que se siga investigando, al no haber pruebas suficientes. La mayoría de la dirección es partidaria de su ejecución y así Stalin se queda en minoría. De modo que no hay ese sesgo en Stalin que tan interesadamente te empeñas en "demostrar".

    Simple enojo por unas líneas y una óptica diferente, rayfield es un tarado, lo que expongo es que la polémica stalin-trotsky fue una disputa personal, se comportaron como adolescentes despechados y la hecatombe que provocaron es directamente proporcional a lo que representaban.

    ¿fuerzas productivas, lucha de clases? pués disculpádme no se ve por ninguna parte, ambos reivindican a Lenin pero se enfrentan ¿que es eso sino insanía de la personalidad? ahora el accionar de stalin es desproporcionado en todo momento, y no es que trotsky fuera un santo pero hacer arrestar a sergei trotsky que no tenía participación política, decretar la reglamentación del arte (para evitar propaganda reaccionaria y trotskista) es una actitud tonta y de un despechado como stalin lo era.

    Ahora que stalin no es culpable de todo ni tiene el mérito de todo, estoy de acuerdo. Lo mismo pienso respecto de Trotsky.

    Reitero dad opción al psicoanálisis que exprese una opinión, las fuerzas productivas han dado hasta hoy "solo palos de ciego"..

    Simple retórica para sostener métodos de "análisis" calcados de aquellos ultrarreaccionarios a los que llamas tarados. Aunque Stalin y Trotsky reivindicasen a Lenin, ni su línea ni sus proyectos políticos eran los mismos. Y la clave del asunto está ahí. En qué proyecto, qué programa político defendía cada uno. A quién y a quiénes interesaba ese proyecto. Y ahí sí entran en escena las clases. Puedes tratar de eludir todo esto con artificios retóricos, pero la realidad es tozuda y la cuestión sigue candente. Lo que da palos de ciego es la historiografía burguesa, que desvia la atención de las clases y la lucha de clases para concentrarla en las intrigas y las disputas personales.

    Pero lo curioso es que stalin muere y 36 meses después todo lo que construyó sufrió una mutación que tres décadas después le acarreó la muerte ¿extraño no? y revelador que al final por un camino u otro la URSS desembocaba en stalin, y para que stalin existiése debía existir Trotsky, ya que esa es la substancia de stalin trotsky, lo que vos llamaís los opuestos excluyentes, al final todo debe calzar para que sentido tenga.

    Una vez muerto Trotsky, ¿cuánto se hablaba de él en la propaganda soviética? ¿Cuánto se hablaba de Trotsky en los años 40 y 50 en la URSS? En fin...
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    Mensaje por Bagauda Jue Mayo 05, 2011 11:47 pm

    Es sumamente significativo que reiteradamente se confunda a "proletariointernacionalista" como troskista por el hecho de que defienda a Trosky como comunista y revolucionario. Máxime cuando el mismo se ha situado en la corriente que supo sacar las lecciones de la revolución y la contrarrevolución. Efectivamente hay quienes piensan que no existieron más que Trosky y Stalin Sus epígonos actuales son los verdaderos contrarrevolucionarios.

    La cuestión es clara (solo para quienes superan el dogmatismo y sacan las lecciones históricas). El II congreso de la IC comenzó a sentar las bases de la degeneración de la revolución de Octubre. La URSS abandonó el camino iniciado en el 17 y se convirtio en un capitalismo de estado. Lo que conocemos por estalinismo abandonó el terreno del proletariado para situarse en el del capital. Trosky por el contrario fue un verdadero revolucionario pero cometio graves errores (aunque nunca abandonó el terreno de clase, cosa que si hicieron sus epigonos troskystas), uno de ellos fue efectivamente el formar la 4ª de manera voluntarista considerando que el curso de la historia era hacia la revolución cuando en realidad era hacia la guerra mundial, pero el principal error de Trosky fue considerar la naturaleza de la URSS como un estado obrero (aquí reside su coincidencia con el estalinismo) aunque degenerado (lo que implicaba que se debia defender com ánimo de restablecer su condicion revolucionaria, lo que ya no era posible).
    Es en estos terminos politicos donde se situa el verdadero debate del problema, el resto es perderse en detalles, minucias y personalismos que nada aportan a la visión global del proletariado y de sus intereses de clase.
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    Mensaje por Erazmo Vie Mayo 06, 2011 2:07 am

    El stalinismo no es una corriente. Decir eso es revisionismo, es renegar del marxismo-leninismo.

    Stalin acuñó la expresión marxismo-leninismo y esta expresión es sinónimo de stalinismo, es la forma como se perpetúa stalin a través de marx y lenin, pese a que no los entendiera del todo bien, lo que Marx y Lenin defendieron fué el "socialismo científico", aún cuándo Lenin se calificase de marxista lo que es un error.

    Por tanto al grafiar stalinismo no se reniega de nada, grafiar m-l sí es renegar del "socialismo científico" la ideología propugnada por marx y lenin.


    proleinternacionalista escribió:¿Y quién ha dicho que no valen? Ud. dice que "los estalinistas" que usted conoce lo mencionan a cada instante ¿Donde lo he hecho yo?.
    Las revoluciones burguesas aquellas (Cuba, China) fueron y son progresistas tal cual lo fue la burguesia respecto al regimen feudal, lo que no se puede permitir es que se hagan pasar por proletarias y comunistas, falsificando la doctrina revolucionaria y vendiendonos un socialismo inexistente.


    Pués en este párrafo desafortunado reafirmaís que lo de Cuba-China no valen, ya que vos lo grafiaís

    "lo que no se puede permitir es que se hagan pasar por proletarias y comunistas, falsificando la doctrina revolucionaria y vendiendonos un socialismo inexistente"
    Así que vos o vuestra doctrina trotskista saben la verdad o quizá venden la recéta de tener el privilegio de ser "proletarios y comunistas", y tener el "socialismo existente y exacto", eso es sectarismo-dogmatismo-arrogancia-clasismo (burgués)-racismo.

    Cada pueblo hace su revolución y siente y cree como debe hacerla, en esto no hay recetas, ni manuales de procedimiento, está la idea de justicia como valuarte principal, no hagaís un laberinto subterráneo de una senda en el valle en un día soleado.

    proleinternacionalista escribió:Sus argumentos solo intentar machacar la demencial idea de que Trotsky y Stalin sólo querian el poder y con el golpe de sus decisiones se acelero la agonía de la revolucion bolchevique. ¿Lo querian ambos? Puede ser posible. En aquella peleilla de barrio incluira a toda la oposicion de izquierda internacional?. ¿Aquellos eran los muñecos de Trotsky?. o simplemente la cuestión rusa se resolvia eliminando a estos dos "pelmazos". ¿Nos olvidamos de todos los demás?. En este debate solo estaban Stalin y Trotsky?.

    Lamentablemente Stalin-Trotsky son dos personalidades enormes respecto de los demás, zinoviev podría haber sido un contrapeso pero era el más desquiciado por el poder y además por la traición a las revoluciones estona-alemana estaba desacreditado y firmó en 1927 una vulgar rendición ante stalin por tanto aniquilado moralmente ya no era nada antes incluso de subir al cadalso.

    El resto de la oposición de izquierda eran poco conocidos entre la población soviética, y otros que eran furibundos stalinistas, como radek estaban desprestigiados, y reconociendo que las reglas siempre tienen una excepción, pués sí creo que los que trás trotsky estaban querían participar del poder y cobrarselas a stalin y sus adherentes.

    Pero del otro lado las cosas eran igual, los "colaboladores de stalin" apoyaron y se subieron al "carro del poder" y cuando hacia 1952 stalin pretendió reemplazarlos se unieron y le dieron muerte, en el hilo "La URSS en 1952" está el detalle y el historiógrafo ludo martens lo relata en su libro "otra mirada a stalin", y no es el único stalinista que cuenta ese hecho.

    proleinternacionalista escribió:Y concluyo diciendo que las revoluciones no la harán los trotski o stalin, tampoco algún lenin, esto es una cuestión de lucha de clases, de movimientos y fuerzas sociales y no de genios iluminados.
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    Suscribo casi todo, pero seguís no contando con el ser humano y siendo el cambio social cosa de humanos siempre habrán dirigentes encabezando la vanguardia, no caigaís en el anarquismo que es una eterna "carne de derrota".


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    Mensaje por Erazmo Vie Mayo 06, 2011 3:16 am

    Es sumamente significativo que reiteradamente se confunda a "proletariointernacionalista" como troskista por el hecho de que defienda a Trosky como comunista y revolucionario. Máxime cuando el mismo se ha situado en la corriente que supo sacar las lecciones de la revolución y la contrarrevolución. Efectivamente hay quienes piensan que no existieron más que Trosky y Stalin Sus epígonos actuales son los verdaderos contrarrevolucionarios.
    La cuestión es clara (solo para quienes superan el dogmatismo y sacan las lecciones históricas). El II congreso de la IC comenzó a sentar las bases de la degeneración de la revolución de Octubre. La URSS abandonó el camino iniciado en el 17 y se convirtio en un capitalismo de estado. Lo que conocemos por estalinismo abandonó el terreno del proletariado para situarse en el del capital. Trosky por el contrario fue un verdadero revolucionario pero cometio graves errores (aunque nunca abandonó el terreno de clase, cosa que si hicieron sus epigonos troskystas), uno de ellos fue efectivamente el formar la 4ª de manera voluntarista considerando que el curso de la historia era hacia la revolución cuando en realidad era hacia la guerra mundial, pero el principal error de Trosky fue considerar la naturaleza de la URSS como un estado obrero (aquí reside su coincidencia con el estalinismo) aunque degenerado (lo que implicaba que se debia defender com ánimo de restablecer su condicion revolucionaria, lo que ya no era posible).
    Es en estos terminos politicos donde se situa el verdadero debate del problema, el resto es perderse en detalles, minucias y personalismos que nada aportan a la visión global del proletariado y de sus intereses de clase.


    "proleinternacionalista" no es trotskista pero se plantea como trotskista, y sí reconoce errores pero sus virtudes son las que valen ¿curioso no?, lo mismo dicen los stalinistas de stalin, reconocen sus errores pero son sus virtudes las que valen.

    Por la URSS y el capitalismo de estado, ¡definídlo!, grafiar una expresión es fácil argumentarla es otra cosa, tomádlo como un desafío.

    ¿términos políticos?, ¿cuales?, ¿estado obrero trotskista o stalinista? explayaros vuestro enrevesamiento no se entiende.


    Shenin escribió:Pues el texto deja bastante claro cómo Stalin, precisamente, a pesar de cómo le cayese una persona, no temía criticarla hasta el punto de calificar su actitud como "inadmisible". E incluso lo degrada despojándole del cargo de Secretario del Partido.

    Lo critíca sí, pero ¿lo sanciona? y dada la gravedad de la falta de molotov pedirle la renuncia era lo mínimo que debía hacer, pero lo exculpa después de todo molotov es "su muchacho" eso es paternalismo Shenin, por favor.

    Shenin escribió:Bujarin fue rehabilitado en 1934 y es nombrado director del Izvestia, después de haber sido depurado en los años de la colectivización y antes de las purgas. No se le ejecuta a la primera de cambio. Además Stalin no aprobaba la ejecución de Bujarin. Cuando ésta se plantea en la dirección del Partido, Stalin propone devolver el caso al NKVD para que se siga investigando, al no haber pruebas suficientes. La mayoría de la dirección es partidaria de su ejecución y así Stalin se queda en minoría. De modo que no hay ese sesgo en Stalin que tan interesadamente te empeñas en "demostrar".

    A sergei sedov (hijo de trotsky) lo detienen en 1935 y muere a fines de 1936 o comienzos de 1937, todavía no se conoce la fecha, y no hay ningún libelo acusatorio para haberlo detenido. De hecho sergei nunca perteneció a organización política alguna, y trabajaba en investigaciones de química para aplicaciones industriales.

    Molotov le entregó a su consorte secretos de estado, permitió que propaganda imperialista circuláse por la URSS, hizo acuerdos con los sionistas, íntimos aliados del imperio yanqui, a espaldas del gobierno de stalin.

    ¿y cuál fué su sanción por haber cometido traición?, dejó el ministerio de relaciones exteriores por un par de años, lo reemplazó vischinsky, pero siguió perteneciéndo al cc y politburó, ¡esa fue su sanción! lo que debía purgarse con cárcel o ejecución no le significó nada, y fué decisión de stalin, el propio martens relata el XIX Congreso y como los miembros del CC se arrastraban ante stalin, este tenía el poder total y sí molotov no sufrió castigo, que merecía por traidor, fué simplemente porque stalin era paternalista, por favor shenin ¿nadareís contra la corriente?

    Shenin escribió:Simple retórica para sostener métodos de "análisis" calcados de aquellos ultrarreaccionarios a los que llamas tarados. Aunque Stalin y Trotsky reivindicasen a Lenin, ni su línea ni sus proyectos políticos eran los mismos. Y la clave del asunto está ahí. En qué proyecto, qué programa político defendía cada uno. A quién y a quiénes interesaba ese proyecto. Y ahí sí entran en escena las clases. Puedes tratar de eludir todo esto con artificios retóricos, pero la realidad es tozuda y la cuestión sigue candente. Lo que da palos de ciego es la historiografía burguesa, que desvia la atención de las clases y la lucha de clases para concentrarla en las intrigas y las disputas personales.

    Lamentablemente lo de stalin-trotsky es pelea personal, sus idearios políticos son casi exactos, lo del "socialismo en un solo país" versus "revolución permanente" son pamplinas ambas estrategias son coincidentes, mientras haya capitalismo y explotación hay que luchar (revolución permanente), y el país que logre una revolución debe edificar una sociedad socialista (socialismo en un solo país), luego ¡cuáles diferencias? simples subterfugios para justificar vendettas y demostrar quién era el más poderoso.

    Podríamos debatir sobre las propuestas gubernativas de ambos y atisbar que eran muy parecidos, por no decir iguales salvo por un par de comas y unas tildes por ahí.

    Shenin escribió:Una vez muerto Trotsky, ¿cuánto se hablaba de él en la propaganda soviética? ¿Cuánto se hablaba de Trotsky en los años 40 y 50 en la URSS? En fin...

    Siempre trotsky estuvo presente con stalin viviendo, acá un link donde escribe mikhail suslov, el ideólogo del pcus incluso bajo stalin, eso de ideólogo es relativo inquisidor escolástico le queda mejor, pero toda su fraseología es derivado del ataque al trotskismo de los 30', sobretodo cuando atacó a nicolás vosnezensky el ayudante de andrei zhdanov ataque que le acarreó la ejecución y eso en 1952.

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] mijail suslov escribe sobre el trotskismo



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    Mensaje por Bagauda Vie Mayo 06, 2011 4:49 am

    Acepto tu reto de definir el capitalismo de estado. Comenzaré con un texto de "Internacionalisme" de 1946, momento en que esta cuestión ya estaba clarificada, pero claro,nunca viene mal volver sobre ellas. Mas adelante lo aportare con mis propias palabras. Saludos

    LA EXPERIENCIA RUSA

    Internationalisme nº 10
    Gauche Communiste de France, 1946

    No puede ya quedar ninguna duda: la primera experiencia de revolución proletaria, tanto por sus adquisiciones positivas, pero más todavía por las enseñanzas negativas que comporta, está en la base de todo el movimiento obrero moderno. En tanto no se haga el balance de esta experiencia y sus enseñanzas salgan a la luz y se asimilen, la vanguardia revolucionaria y el proletariado estarán condenados a marcar el paso sin avanzar.

    Incluso suponiendo lo imposible, es decir que el proletariado se haga con el poder, por un juego de circunstancias milagrosamente favorables, no podría mantenerlo en esas condiciones. En un lapso muy corto perdería el control de los acontecimientos y la revolución no tardaría en encarrilarse en las vías de vuelta al capitalismo.

    Los revolucionarios no pueden contentarse simplemente con tomar posición respecto a la Rusia de hoy. El problema de la defensa o la no-defensa de Rusia ya hace tiempo que ha dejado de ser un debate en el campo de la vanguardia.

    La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria, ha transformado definitivamente a los defensores de Rusia, cualesquiera que sean las formas como se presenten, en agencias y prolongaciones políticas del Estado imperialista ruso entre el proletariado; del mismo modo que la guerra imperialista de 1914-18 reveló la integración definitiva de los partidos socialistas en los Estados capitalistas nacionales.

    No se trata de volver sobre esa cuestión en este estudio. Ni tampoco sobre la naturaleza del Estado ruso, que la tendencia oportunista en el seno de la Izquierda Comunista Internacional aún intenta representar como «una naturaleza proletaria con función contrarrevolucionaria», como un «Estado obrero degenerado». Creemos haber terminado con este sofisma sutil de una pretendida oposición que existiría entre la naturaleza proletaria y la función contrarrevolucionaria del Estado ruso, y que, en lugar de aportar el menor análisis y explicación sobre la evolución de Rusia, lleva directamente al refuerzo del estalinismo, del Estado capitalista ruso y del capitalismo internacional. Podemos constatar además que después de nuestro estudio y polémica contra esa concepción, en el nº 6 del Boletín internacional de la Fracción italiana en junio de 1944, los defensores de esa teoría no han osado volver a la carga abiertamente. La Izquierda Comunista de Bélgica ha hecho saber oficialmente que rechaza esa concepción. El PCI de Italia parece que aún no ha tomado posición. Aunque no encontramos una defensa abierta metódica de esa concepción errónea, tampoco encontramos un rechazo explícito. Lo que explica que en las publicaciones del PCI de Italia encontremos constantemente los términos de «Estado obrero degenerado» cuando se trata del Estado capitalista ruso.

    Es evidente que no se trata de una simple cuestión de termínología, sino de la subsistencia de un falso análisis de la sociedad rusa, de una falta de precisión teórica que encontramos igualmente en otras cuestiones políticas y programáticas.

    El objeto de nuestro estudio se dirige exclusivamente a sacar lo que nos parece que son las enseñanzas fundamentales de la experiencia rusa. No es una historia de los acontecimientos que se desarrollaron en Rusia lo que nos proponemos hacer, cualquiera que sea su importancia. Un trabajo semejante exige un esfuerzo que está más allá de nuestra capacidad. Lo que queremos es intentar un ensayo sobre esa parte de la experiencia rusa que, más allá del marco de una situación histórica contingente, muestra una enseñanza válida para todos los países y el conjunto de la revolución social por venir. Con ello queremos participar y aportar nuestra contribución al estudio de cuestiones fundamentales cuya solución no puede venir sino del esfuerzo de todos los grupos revolucionarios a través de una discusión internacional.

    Propiedad privada y propiedad colectiva

    El concepto marxista según el cual la propiedad privada de los medios de producción es el fundamento de la producción capitalista, y por tanto, de la sociedad capitalista, parecía contener la otra fórmula: la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción equivaldría a la desaparición de la sociedad capitalista. También encontramos en toda la literatura marxista la fórmula de la desaparición de la propiedad privada de los medios de producción como sinónimo de socialismo. Ahora bien, el desarrollo del capitalismo, o más exactamente el capitalismo en su fase decadente, nos presenta una tendencia más o menos acentuada, pero igualmente generalizada en todos los sectores, hacia la limitación de la propiedad privada de los medios de producción, hacia su nacionalización.

    Pero las nacionalizaciones no son el socialismo, y no nos detendremos aquí para demostrarlo. Lo que nos interesa es la tendencia misma y su significado desde el punto de vista de clase.

    Si concebimos que la propiedad privada de los medios de producción es la base fundamental de la sociedad capitalista, toda constatación de una tendencia hacia la limitación de esa propiedad nos conduce a una contradicción insuperable, a saber: el capitalismo atenta contra su propia condición, se dedica él mismo a sabotear su propia base.

    Sería vano jugar con las palabras y especular sobre las contradicciones inherentes al régimen capitalista. Cuando hablamos por ejemplo de la contradicción mortal del capitalismo, a saber: que éste, para desarrollar su producción, necesita conquistar nuevos mercados, pero que a medida que adquiere esos nuevos mercados y los incorpora a su sistema de producción, está destruyendo el mercado sin el cual no puede vivir, señalamos una contradicción real, que surge del desarrollo objetivo de la producción capitalista, independiente de su voluntad e insoluble para el capitalismo. Es lo mismo cuando citamos la guerra imperialista y la economía de guerra, en la que el capitalismo, por sus contradicciones internas, produce su autodestrucción.

    Y así para todas las contradicciones objetivas en las que evoluciona el régimen capitalista.

    Pero es diferente respecto a la propiedad privada de los medios de producción, pues en ello no vemos qué fuerzas obligarían al capitalismo a implicarse, deliberada y conscientemente, en la formación de una estructura que representaría un atentado contra su naturaleza, contra su esencia misma.

    En otros términos, al declarar la propiedad privada de los medios de producción como naturaleza del capitalismo, se está proclamando al mismo tiempo que fuera de esa propiedad privada el capitalismo no puede subsistir, y de este modo lo que se está afirmando es que toda modificación para limitar esa propiedad privada, significaría limitar el capitalismo, modificándolo en un sentido no capitalista; opuesto al capitalismo, anticapitalista. Una vez más, no se trata del tamaño de esta limitación; no se trata de refugiarse en cálculos cuantitativos o que quieran demostrar que de lo que se trata es únicamente de una pequeña limitación sin importancia; eso sería esquivar la cuestión. Y encima sería falso, puesto que bastaría citar la amplitud de la tendencia a la limitación en los países totalitarios y en Rusia, en donde afecta a todos los medios de producción, para convencerse. De lo que se trata, no es del tamaño, sino de la naturaleza misma de la tendencia.

    Si la tendencia a la liquidación de la propiedad privada significase realmente una tendencia anticapitalista, llegaríamos a la sorprendente conclusión de que, ya que tal tendencia se opera bajo la dirección del Estado, el propio Estado capitalista acabaría siendo agente de su propia destrucción.

    A esta teoría del Estado capitalista-anticapitalista se apuntan todos los protagonistas «socialistas» de las nacionalizaciones, del dirigismo económico, y todos los hacedores de «planes», que sin ser agentes conscientes del reforzamiento del capitalismo, sí son, sin embargo, reformadores al servicio del capital.

    Los trotskistas, cuyas seseras también carecen de raciocinio, están evidentemente a favor de esta limitación de la propiedad privada, pues todo aquello que se opone a la naturaleza capitalista, debe ser forzosamente de carácter proletario. Son quizás un poco escépticos, pero consideran criminal descartar cualquier posibilidad. Las nacionalizaciones son, para ellos, en todo caso, un debilitamiento de la propiedad privada capitalista. Aunque no las califiquen -como hacen estalinistas y socialistas-de «islotes de socialismo» en régimen capitalista, están sin embargo convencidos de que son «progresistas». Tan astutos como ellos son, cuentan con que sea el Estado capitalista quien se encargue de lo que le correspondería hacer al proletariado tras la revolución. «Mira, algo ya hecho y que nos evitamos hacer», se dicen, frotándose las manos, satisfechos de haber timado al Estado capitalista.

    Pero «¡eso es reformismo!» clama el comunista de izquierda, tipo Vercesi. Y en plan «marxista», el comunista de izquierda estilo Vercesi, se pone no a explicar el fenómeno, sino a negarlo simple y llanamente, demostrando, por ejemplo, que las nacionalizaciones ni existen, ni pueden existir, y que no son más que una invención, una mentira demagógica de los reformistas.

    Pero, ¿a qué viene esta indignación, a primera vista, sorprendente? ¿Por qué esa obstinación en la negación? Pues porque su punto de partida es común con los reformistas, dado que en el reside toda su teoría del carácter proletario de la sociedad rusa. Y puesto que comparten el mismo criterio para apreciar la naturaleza de clase de la economía, el reconocimiento de tal tendencia en los países capitalistas les lleva al reconocimiento de una transformación evolutiva del capitalismo al socialismo.

    No por que se atengan a la fórmula «marxista» sobre la propiedad privada, sino por que, precisamente, se encuentran aprisionados por esa fórmula, o más exactamente, por su caricatura extrema. Es decir, que la idea de que la ausencia de propiedad privada de los medios de producción es el criterio que determina la naturaleza proletaria del Estado ruso, no les deja más salida que negar la tendencia y la posibilidad de la limitación de la propiedad privada de los medios de producción en el régimen capitalista. En vez de observar el desarrollo objetivo y real del capitalismo y su tendencia hacia el capitalismo de Estado, y rectificar su posición sobre la naturaleza del Estado ruso, prefieren aferrarse a la fórmula y salvar su teoría de la naturaleza proletaria de Rusia, desdeñando la realidad. Y dado que la contradicción entre la fórmula y la realidad es insuperable, se niega llanamente ésta, y la jugada está hecha.

    Una tercera tendencia intentará encontrar la solución, negando el marxismo. Esta doctrina -dicen- era justa cuando se aplicaba a la sociedad capitalista, pero lo que Marx no había previsto, y por lo que el marxismo está ya «superado», es que ha surgido una nueva clase que se apodera gradual y, en parte, pacíficamente (!) del poder político y económico de la sociedad, a expensas del capitalismo y del proletariado. Esta nueva (?) clase sería, para unos la burocracia, para otros la tecnocracia, incluso para otros la «sinarquía».

    Abandonemos todas estas elucubraciones y volvamos a lo que nos interesa. Resulta innegable que existe una tendencia a la limitación de la propiedad privada de los medios de producción, y que esta tendencia se acentúa día tras día, y en todos los países. Tal tendencia se concreta en la formación general de un capitalismo estatal, gerente de las principales ramas de la producción y de la vida económica del país. El capitalismo de Estado, no es patrimonio de una fracción de la burguesía, ni de una escuela ideológica en particular. Lo vemos instaurarse tanto en la América democrática como en la Alemania hitleriana; en la Inglaterra «laborista», como en la Rusia «soviética».

    No nos podemos permitir, en el marco de este estudio, el exponer a fondo el análisis del capitalismo de Estado, de las condiciones y causas históricas que determinan esta forma. Señalaremos, simplemente, que el capitalismo de Estado es la forma que corresponde a la fase decadente del capitalismo, al igual que el capitalismo monopolista corresponde a su fase de desarrollo pleno. Otro rasgo que nos parece característico del capitalismo de Estado, es su desarrollo más acentuado, en relación directa con los efectos de la crisis económica permanente, en los diferentes países capitalistas desarrollados. Pero el capitalismo de Estado no implica, en absoluto, la negación del capitalismo, y aún menos la transformación gradual de éste en el socialismo, como pretenden los reformistas de las distintas escuelas.

    El miedo a caer en el reformismo, por reconocer la tendencia al capitalismo de Estado, se fundamenta en una incomprensión sobre la naturaleza del capitalismo. Este no está determinado por la posesión privada de los medios de producción -lo que en realidad no es más que una forma, propia de un período dado del capitalismo, el del capitalismo liberal- sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor.

    El capitalismo representa la separación entre el trabajo ya realizado, acumulado en manos de una clase, y el trabajo vivo de otra clase explotada y dominada por la primera. En realidad, poco importa cómo reparte la clase poseedora la porción que corresponde a cada uno de sus miembros. En el régimen capitalista, ese reparto se modifica continuamente por medio de la lucha económica o la violencia militar. Por importante que sea el estudio de dicho reparto, desde el punto de vista de la economía política, no es eso lo que ahora nos interesa aquí.

    Cualesquiera que sean las modificaciones que se operan en la clase capitalista en las relaciones entre las distintas capas de la burguesía, desde el punto de vista del sistema social, de las relaciones entre las clases, la relación de la clase poseedora con la clase productora sigue siendo capitalista.

    Que la plusvalía extraída a los obreros durante el proceso de producción se reparta de un modo u otro, que sea más o menos grande la parte correspondiente al capital financiero, comercial, industrial..., no influye ni modifica la naturaleza misma de la plusvalía. Para que exista producción capitalista, es completamente indiferente que haya propiedad privada o colectiva de los medios de producción. Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso del trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía. La transferencia de capital de manos privadas individuales a manos del Estado no es una modificación, no es un cambio del capitalismo al no-capitalismo, sino estrictamente una concentración de capital para asegurar más racionalmente, con mayor perfección, la explotación de la fuerza de trabajo.

    Lo que está en juego, no es pues el concepto marxista, sino, exclusivamente, su comprensión obtusa, su interpretación estrecha y formal. Lo que otorga carácter capitalista a la producción no es la propiedad privada de los medios de producción. La propiedad privada y la de los medios de producción existían igualmente tanto en la sociedad esclavista como en la feudal. Lo que hace que la producción sea una producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores, su transformación en medios de adquisición y dominio del trabajo vivo con objeto de hacerle producir un excedente, la plusvalía. Es decir, la transformación de los medios de producción, los cuales, al perder su carácter de simple instrumento en el proceso de producción, se transforman y existen como capital.

    La forma bajo la cual existe el capital -privada o concentrada (trust, monopolio o estatal)- no determina tampoco su existencia, al igual que la amplitud o las formas que pueda tomar la plusvalía (beneficios, rentas de bienes raíces,...) tampoco determinan la de ésta. Las formas no son sino la manifestación de la existencia de lo sustancial, y no hacen más que expresarlo de diversas maneras.

    En la época del capitalismo liberal, el capital tomó esencialmente la forma del capitalismo privado individual. Por eso, los marxistas podían servirse, sin demasiadas pegas, de la fórmula que representaba fundamentalmente la forma para presentar y explicar su contenido.

    Para la propaganda ante las masas, esta fórmula tenia además la ventaja de traducir una idea algo abstracta, en una imagen concreta, viva, más fácilmente comprensible. «Propiedad privada de los medios de producción = capitalismo» y «ataque a la propiedad privada = socialismo» resultaron ser fórmulas impactantes, pero sólo parcialmente justas: El inconveniente surge cuando la forma tiende a modificarse. La costumbre de representar el contenido mediante la forma, puesto que en un momento dado se correspondieron plenamente, deja paso a una identificación que ya no es tal, y que conduce al error de sustituir el contenido por la forma. Este error es plenamente identificable en la revolución rusa.

    El socialismo exige un alto grado de desarrollo de las fuerzas productivas que sólo es concebible través de una gran concentración y centralización de las fuerzas de producción.

    Esta concentración se realiza por la desposesión (el despojo) al capital privado de los medios de producción. Pero tal desposesión, al igual que la concentración a escala nacional o incluso internacional de las fuerzas productivas, no es más que una condición -tras el triunfo de la revolución proletaria- de la evolución hacia el socialismo. Pero no representa en absoluto, todavía, el socialismo.

    La más amplia expropiación, puede, como mucho, hacer desaparecer a los capitalistas como individuos, que se benefician de la plusvalía, pero no hace desaparecer la producción de plusvalía, es decir el capitalismo.

    Esta afirmación puede parecer a primera vista, una paradoja, pero un atento examen de la experiencia rusa nos revelará su certeza. Para que exista socialismo, o incluso simplemente tendencia al socialismo, no basta con que haya expropiación. Es necesario, además, que los medios de producción dejen de existir como capital. En otros términos, es necesario acabar con el principio capitalista de la producción.

    El principio capitalista de preponderancia del trabajo acumulado sobre el trabajo vivo, con vistas a la producción de plusvalía, debe ser sustituido por el principio del trabajo vivo dominante sobre el trabajo acumulado, con el objeto de producir objetos de consumo que satisfagan las necesidades de los miembros de la sociedad.

    El socialismo reside en este principio y solo en él.

    El error de la revolución rusa y del partido bolchevique fue el de insistir en la condición (la expropiación) que en sí misma no es todavía socialismo, ni siquiera el factor determinante de la orientación en un sentido socialista de la economía, y haber descuidado y relegado a un segundo plano el principio mismo de una economía socialista.

    Nada más instructivo en ese sentido que la lectura de los numerosos discursos y textos de Lenin en favor de la necesidad de un desarrollo creciente de la industria y la producción en la Rusia soviética. Lenin empleó habitualmente, y casi sin la debida distinción, los términos capitalismo de Estado y socialismo de Estado. Fórmulas como las de «cooperativas más electricidad: eso es el socialismo» y otras por el estilo revelan la confusión y las vacilaciones de los dirigentes de la revolución de Octubre del 17, en este terreno.

    Resulta significativo que Lenin se preocupara tanto por el sector privado y la pequeña propiedad agraria, sectores que, según él, podían tener un mayor peso en la amenaza de una evolución de la economía rusa hacia el capitalismo, y desdeñase, en cambio, el peligro mucho más patente y decisivo que representaba la industria estatalizada.

    La historia ha desmentido totalmente el análisis de Lenin sobre esta cuestión. La liquidación de la pequeña propiedad campesina podía significar en Rusia, no el reforzamiento de un sector socialista, sino más bien de un sector estatalizado, en provecho de un apuntalamiento del capitalismo de Estado.

    Es cierto que las dificultades que tuvo que encarar la revolución rusa, tanto por el aislamiento como por el estado atrasado de su economía, quedarán fuertemente atenuadas en una revolución a escala internacional. Sólo a esta escala es posible un desarrollo socialista de la sociedad y de cada país. Pero no es menos cierto que, incluso a escala internacional, el problema fundamental no reside en la expropiación sino en el principio mismo de la producción.

    No sólo en los países atrasados, también en aquellos en los que el capitalismo ha alcanzado un mayor desarrollo, subsistirá, durante cierto tiempo y en determinados sectores de la producción, la propiedad privada, la cual sólo podrá ser reabsorbida tras un proceso lento y gradual.

    Sin embargo, el riesgo de una vuelta al capitalismo no provendrá de este sector, pues la sociedad en evolución hacia el socialismo no puede retroceder hacia un capitalismo en su forma más primitiva y que él mismo ha superado.

    La temible amenaza de una vuelta al capitalismo procederá esencialmente del sector estatalizado. Tanto más por cuanto, el capitalismo encuentra en éste su forma más impersonal, o por así decirlo etérea. La estatificación puede servir para camuflar por largo tiempo un proceso opuesto al socialismo.

    El proletariado no superará este peligro más que en la medida en que rechace la identificación entre expropiación y socialismo, que sepa distinguir entre la estatificación, incluso con adjetivo «socialista», y el principio socialista de la economía.

    La experiencia rusa nos enseña y nos recuerda que no son los capitalistas los que hacen el capitalismo. Más bien al contrario: el capitalismo engendra a los capitalistas. Los capitalistas no pueden existir sin capitalismo. Pero la afirmación reciproca no es cierta.

    El principio capitalista de la producción puede existir tras la desaparición jurídica, incluso efectiva de los capitalistas beneficiarios de la plusvalía. En tal caso, la plusvalía, al igual que bajo el capitalismo privado, será invertida de nuevo en el proceso de producción con miras a la extracción de una masa todavía mayor de plusvalía.

    A corto plazo, la existencia de plusvalía engendrará a los hombres que formen la clase destinada a apropiarse del usufructo de esa plusvalía. La función crea el órgano. Ya sean los parásitos, la burócratas o los técnicos, ya sea que la plusvalía se reparta de manera directa o indirecta por medio del Estado mediante salarios elevados o dividendos proporcionales a las acciones y préstamos de Estado (como ocurre en Rusia), todo ello no cambia para nada el hecho fundamental de que nos hallamos ante una nueva clase capitalista.

    El punto central de la producción capitalista se encuentra en la diferencia existente entre el valor de la fuerza de trabajo determinado por el tiempo de trabajo necesario y la fuerza de trabajo que reproduce más que su propio valor. Ello se expresa en la diferencia entre el tiempo de trabajo que el obrero necesita para reproducir su propia subsistencia y que le es remunerado, y el tiempo de trabajo que hace de más y que no le es pagado, constituyendo la plusvalía de la que se adueña el capitalismo. La distinción de la producción capitalista respecto a la socialista reside, pues, en la relación entre el tiempo de trabajo remunerado y el no remunerado.

    Toda sociedad necesita un fondo de reserva económico para poder asegurar la continuidad de la producción y de la producción ampliada. Este fondo está formado por el plustrabajo indispensable. Por otra parte, es necesaria una cantidad de plustrabajo para subvenir a las necesidades de los miembros improductivos de la población. La sociedad capitalista, antes de desaparecer, tenderá a destruir la masa enorme de trabajo acumulado sobre la base de la explotación feroz del proletariado.

    Tras la revolución, el proletariado victorioso se encontrará ante ruinas, y ante una situación económica catastrófica legada por la sociedad capitalista. Habrá pues que reconstruir el fondo de reserva económico.

    Es decir que la parte de plustrabajo que deberá añadir el proletariado será quizás, al principio, tan grande como bajo el capitalismo. El principio económico socialista no se distinguirá en ese momento por la dimensión inmediata de la relación entre trabajo remunerado y no remunerado. Sólo la expresión tendencial, la creciente aproximación de ambos trabajos, servirá de indicador de la evolución de la economía, y constituirá el barómetro que indique la naturaleza de clase de la producción.

    El proletariado y su partido de clase tendrán entonces que ser muy vigilantes. Las mejores conquistas industriales (incluso aquellas en las que los obreros obtienen más en términos absolutos, aunque sean menores relativamente) significarían el regreso al principio capitalista de la producción.

    Todas las sutiles demostraciones de la inexistencia del capitalismo, desposeído a través de las nacionalizaciones de los medios de producción, no deberán ocultar esa realidad.

    Sin dejarse llevar por ese sofisma, interesado en la perpetuación de la explotación del obrero; el proletariado y su partido deberán implicarse inmediatamente en una lucha implacable para frenar esta orientación de retorno a la economía capitalista, imponiendo por todos los medios su política económica hacia el socialismo.

    En conclusión y para ilustrar y resumir nuestra posición, citaremos el siguiente pasaje de Marx:

    «La gran diferencia entre los principios capitalista y socialista de la producción es la siguiente: ¿Se encuentran los obreros ante los medios de producción como capital, sin poder disponer de ellos más que para aumentar el sobreproducto y la plusvalía en provecho de sus explotadores, o bien, en lugar de estar ocupados por esos medios de producción, los emplean para producir riqueza en su propio beneficio?».



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    Mensaje por proleinternacionalista Vie Mayo 06, 2011 12:04 pm

    Sr. Erazmo si me pregunta si tengo fe en la doctrina marxista, se lo digo sin ruborizarme porsupuesto que si.

    Pero esta fe esta fundamentada en toda la concepcion materialista de la historia, el estudio de Marx acerca de la produccion capitalista, la dialéctica materialista, junto con los principios y el programa de nuestro partido histórico.

    Si aquello es sectarismo dogmatismo racismo etc, etc. Sea lo que fuese Lenin fue uno de aquellos.

    ¿Lenin no combatio el revisionismo, el reformismo, la falsificación de la doctrina marxista?

    Acaso no fue Marx el que combatio criticamente, despiadamente, todo los socialismos utopicos y reaccionarios?.

    Si ud no ha entendido que papel cumple la lucha critica violencia en la historia, y la necesidad de sacar las lecciones utilizando el método marxista, y no hacer paragrafias sobre el pensamiento individual de los actores y su papel preponderante sobre los acontecimientos, pues puede buscarse un lugar mejor dentro de la escuela de Freud, o incluso en la filosofia existencialista, pero del marxismo ya habría renegado.

    Incluso grafica una frase para enmarcarla junto a cualquier pequeñoburgues utopico:

    "Está la idea de justicia como valuarte principal, no hagaís un laberinto subterráneo de una senda en el valle en un día soleado."

    ¿A que no son consignas de las revoluciones burguesas?


    "Cada pueblo hace su revolución y siente y cree como debe hacerla, en esto no hay recetas, ni manuales de procedimiento"

    Si bien es cierto que no hay manuales ni recetas, y cada revolucion en el marco formal en un pais toma distintos senderos, la frase que ud. escribe es la típica excusa estalinista para renegar del internacionalismo.

    La revolucion proletaria es una revolucion mundial, y solo puede triunfar con el apoyo y colaboracion consciente de los proletariados (que no pueblos) de todos los paises, o al menos de los paises mas avanzados.

    Esto lo decia Engels, hace casi un siglo y aquellas palabras tienen una actualidad increible.

    Los proletarios no tienen patria, ni pueblo, es la clase que solo tiene que romper las cadenas que la atan al viejo mundo.

    Entrar en el debate haciendo una comparacion tan terrible entre esbirros de la calaña de Molotov, Voroshilov, Malenkov, con la oposicion de izquierda internacional, es un insulto a su memoria. Asi que de ese debate chismografico yo me exonero.

    Salu2 internacionalistas.




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    Mensaje por Deng Vie Mayo 06, 2011 1:32 pm

    La cuestión es clara (solo para quienes superan el dogmatismo y sacan las lecciones históricas). El II congreso de la IC comenzó a sentar las bases de la degeneración de la revolución de Octubre.
    Bueno, oiga, yo me he leído hace un tiempo los documentos del II Congreso, y aunque por desgracia no los tengo a mano, ¿podría usted explicarnos en qué ese Congreso "sienta las bases de la degeneración"?
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    Mensaje por Shenin Vie Mayo 06, 2011 2:09 pm

    ¿y cuál fué su sanción por haber cometido traición?, dejó el ministerio de relaciones exteriores por un par de años, lo reemplazó vischinsky, pero siguió perteneciéndo al cc y politburó, ¡esa fue su sanción! lo que debía purgarse con cárcel o ejecución no le significó nada, y fué decisión de stalin, el propio martens relata el XIX Congreso y como los miembros del CC se arrastraban ante stalin, este tenía el poder total y sí molotov no sufrió castigo, que merecía por traidor, fué simplemente porque stalin era paternalista, por favor shenin ¿nadareís contra la corriente?

    Molótov asegura que Stalin quería acabar con él. Eso, de hecho, encaja con tu teoría de que lo traicionara en el XX Congreso. Zhúkov también afirmó cosas parecidas. De todos modos, comparar las ejecuciones de los años 30 con las de los 50 es sumamente ridículo, ya que los contextos son bastante diferentes. Nuevamente partes del individuo en vez de partir de sus circunstancias. Todo se reduce a "Stalin era paternalista", para así justificar el analizar con el mismo rasero situaciones diferentes. Y sí, nadaré contracorriente como lo hago todos los días contra la ideología burguesa dominante.

    De todos modos, solo citas los textos que cuelgo que te interesan porque en éste otro se dice algo completamente contradictorio a lo que tú afirmas:

    La edad y la enfermedad no podían no influir en el comportamiento de Stalin. Sin embargo él advertía con más agudeza y profundidad la necesidad de un cambio en el grupo dirigente. Se trataba sobre todo de salvaguardar los intereses supremos del Partido y del Estado y en cuanto a esto para él no contaban nada las relaciones de amistad con las personas más cercanas. Si lo hubiese considerado necesario, Stalin no hubiera dudado en declarar “enemigos del pueblo” a sus colaboradores, con todas las consecuencias que se hubieran derivado de ello.
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    Lamentablemente lo de stalin-trotsky es pelea personal, sus idearios políticos son casi exactos, lo del "socialismo en un solo país" versus "revolución permanente" son pamplinas ambas estrategias son coincidentes, mientras haya capitalismo y explotación hay que luchar (revolución permanente), y el país que logre una revolución debe edificar una sociedad socialista (socialismo en un solo país), luego ¡cuáles diferencias? simples subterfugios para justificar vendettas y demostrar quién era el más poderoso.

    Podríamos debatir sobre las propuestas gubernativas de ambos y atisbar que eran muy parecidos, por no decir iguales salvo por un par de comas y unas tildes por ahí.

    Con esto demuestras que no sabes leer entre líneas y menos aun a Trotsky que precisamente se caracterizaba por encubrir sus discrepancias con apariencias de consenso como muy bien señaló Lenin en su día. Es de entender, pues, que simplifiques hasta ese extremo el conflicto. Aquí hay una exposición bastante bien argumentada desde el plano teórico. De todo modos, ya supongo que su contenido te importará un comino, ya que no se plantea analizar la cuestión como una simple disputa de patio de colegio, que es lo que a ti te gusta.

    stalin, este tenía el poder total

    ¿Ah, sí? ¿Entonces por qué el Comité Central bloqueó en más de una vez sus iniciativas? Nuevamente te apartas del socialismo científico para abrazar los paradigmas de la historiografía burguesa. Incluso estás negando evidencias documentadas a raíz de los estudios de archivos soviéticos desclasificados.

    Siempre trotsky estuvo presente con stalin viviendo, acá un link donde escribe mikhail suslov, el ideólogo del pcus incluso bajo stalin, eso de ideólogo es relativo inquisidor escolástico le queda mejor, pero toda su fraseología es derivado del ataque al trotskismo de los 30', sobretodo cuando atacó a nicolás vosnezensky el ayudante de andrei zhdanov ataque que le acarreó la ejecución y eso en 1952.

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] mijail suslov escribe sobre el trotskismo

    ¿Eso es todo? ¿La retórica de Suslov? ¿Un artículo por ahí perdido en los años 50 que no tiene absolutamente nada que ver con las campañas de propaganda realizadas décadas atrás cuando Trotsky vivía? En fin Serafín...



    De todos modos, el debate ya está dando de sí. Es obvio que no nos vamos a poner de acuerdo. A mí me interesa el análisis científico de los procesos históricos, no la chismografía.


    Última edición por Shenin el Vie Mayo 06, 2011 3:31 pm, editado 5 veces
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    Mensaje por Shenin Vie Mayo 06, 2011 2:46 pm

    Bagauda escribió:
    Spoiler:

    Aquí todos sabemos copiar y pegar textos:

    La cuestión de la restauración del capitalismo no es una cuestión de nombre: no se trata de discutir sobre al nombre que hay que dar al sistema económico de la Unión Soviética. Esta cuestión tiene una importancia práctica, y solamente por ese hecho, también teórica. En efecto, se trata de comprender cuáles han sido las contradicciones que han determinado la dinámica de la sociedad soviética a partir de los años 50, cuáles son las que la determinan actualmente, cuáles son, pues, las corrientes principales de la misma, los desenlaces a los que se encamina la sociedad soviética, los objetivos reales de las fuerzas políticas operantes hoy en ella (1) y cuál es el papel que la Unión Soviética tiene y tendrá en el desarrollo de las crisis de superproducción de capital y en el movimiento revolucionario mundial.

    El modo de producción capitalista es un fenómeno histórico desarrollado con continuidad desde el siglo XV, a partir de Europa Occidental. Sus características esenciales y universales (es decir, comunes a todos los países) y también específicas (por tratarse de un modo de producción diferente a otros) han sido puestas de manifiesto por Marx en su obra El Capital . Todos los que quieran comprender el movimiento económico y político de las sociedades actuales deben rechazar tanto la tendencia corriente de la cultura burguesa a impedir la comprensión de la sociedad capitalista transponiendo a ella categorías y nombres correspondientes a otra realidad en base a semejanzas superficiales y de poco peso, como, por tanto, la tendencia a vaciarlas de todo contenido de importancia práctica (2) .

    Para poder resolver la cuestión acerca de la restauración del modo de producción capitalista en la URSS, llevada a cabo en los años 50 por los revisionistas modernos, debemos partir de la naturaleza de la estructura económica del capitalismo en la época o fase imperialista.

    La fase imperialista del capitalismo se caracteriza por la contradicción entre la propiedad individual de las fuerzas productivas (que es un elemento constitutivo esencial del capitalismo) y el carácter colectivo alcanzado por las mismas fuerzas productivas (3) . En las sociedades imperialistas, el elemento esencial del capitalismo (la propiedad individual de las fuerzas productivas) encuentra su mediación (4) con el carácter colectivo alcanzado por las fuerzas productivas en el capital colectivo, en las asociaciones de capitalistas o sociedades de capital y en las formas antitéticas de la unidad social. De aquí surgen los monopolios, el capital financiero, el reparto del mundo entre grupos y Estados imperialistas, las empresas multinacionales, las políticas económicas, el capitalismo de Estado, etc. Esta tesis, importante para entender el movimiento económico de las sociedades imperialistas, está expuesta ampliamente en “Rapporti Sociali, nº 4, págs. 5-25.

    En el mismo artículo se demuestra también que la propiedad capitalista colectiva de las fuerzas productivas, lejos de eliminar la propiedad capitalista individual, le abre un nuevo y vasto campo de acción. Es cierto que las principales estructuras productivas (5) se han convertido, en los países imperialistas, en propiedad directa de asociaciones de capitalistas (sociedades por acciones, entes económicos públicos, fondos de seguros u otros organismos del mismo tipo). Pero también es cierto que el capitalista-individual, excluido de la propiedad directa de las estructuras productivas por el hecho de su carácter social, aparece como propietario individual de una cuota de su valor y hace valer como tales los derechos que ya no puede hacer valer completa y directamente con respecto a las estructuras productivas, a pesar del carácter social que éstas han alcanzado. Si, por ejemplo, se consideran las recientes vicisitudes de la Societé Générale de Bélgica, de la Montedison, de Parmalat, de Enron, del Credit Lyonnais, etc. (grandes asociaciones de capitalistas o capitalistas colectivos) aparece inmediatamente el campo de acción que éstas suponen para capitalistas individuales como De Benedetti y Gardini. No se pueden comprender los negocios en los que están mezcladas las grandes sociedades multinacionales (General Motors, Standard Oil of N.Y., Ford Motors, Shell, General Electric, IBM, etc.) si se prescinde de los lazos de éstas con sus grandes accionistas, con los que aspiran a su control ( raiders ), con los aventureros de las finanzas, con la multitud de pequeños accionistas y ahorradores, con los capitalistas individuales, sus clientes y proveedores, hasta descender al abigarrado mundo de la pequeña producción mercantil individual en el que se mueven millones de individuos, buscando todos la “fortuna”. No se puede comprender nada del movimiento de las estructuras e instituciones típicas del “capital colectivo”, de los “capitalistas asociados”, si se prescinde del capital individual y de la producción mercantil. El imperialismo, el monopolio, el capital financiero, el capitalismo de Estado y el capitalismo burocrático se apoyan en la amplia base del capitalismo de viejo tipo, en la propiedad individual de las fuerzas productivas, en las pequeñas y medianas empresas capitalistas, en las relaciones mercantiles, en las relaciones monetarias y en las relaciones de valor.

    El monopolio, en la sociedad burguesa (6) , es una mediación entre la propiedad individual de las fuerzas productivas y su carácter colectivo. El monopolio surge como desarrollo e inversión de la producción mercantil de la que vive: toda la ventaja que un capitalista saca del precio y de las condiciones de monopolio tiene su origen en el marco no-monopolista en el que opera el monopolio. Donde no hay libre competencia no puede haber monopolio capitalista, de la misma manera que no puede haber islas sin mar.

    El capital financiero, en la sociedad burguesa, surge y se desarrolla bajo la forma de asociaciones de capitalistas individuales y el dinero asume la forma de títulos de crédito como desarrollo de su forma en oro. Esta sigue siendo también en la sociedad imperialista la amarra más segura del poder personal de cada capitalista, a la cual retorna cada vez que dejan de existir las condiciones que han llevado al dinero a cambiar de forma.

    El colonialismo, el sometimiento y explotación de los países más atrasados surgen y se desarrollan, en la sociedad burguesa, como resultado o instrumento del empeño de los capitalistas de mantener lo más elevada posible la cuota de ganancia de las fracciones individuales de capital.

    El capitalismo de Estado surge y se desarrolla como intervención del Estado y utilización de los recursos políticos de éste para mantener una cuota elevada de ganancia de los capitales privados y capitalistas individuales y tratar las contradicciones entre ellos.

    El capitalismo burocrático (o capitalismo burocrático de Estado) es el tipo de capitalismo que el imperialismo hace surgir en los países atrasados, semifeudales y semicoloniales, combinando los grupos imperialistas, los grandes propietarios de tierras y los grandes banqueros con el poder estatal (7) .

    Por tanto, no tiene sentido hablar de imperialismo, monopolio, capital financiero, capitalismo de Estado y capitalismo burocrático, refiriéndose a una sociedad en la que los capitalistas individuales, los capitalistas privados y la producción mercantil no constituyen el tejido básico de la actividad económica de la sociedad. Todas estas tesis ya han sido expuestas por Lenin en el VIII Congreso del PC(b) en su Informe sobre el programa del Partido del 19 de marzo de 1919 ( Obras completas , vol. 29), criticando las tesis de Bujarin que mantenía que el imperialismo era un nuevo modo de producción que sucedía al capitalismo. Lenin concluía su crítica diciendo: «El imperialismo puro, sin el fundamento del capitalismo, no ha existido nunca, no existe en ningún lugar ni podrá existir jamás. Se ha generalizado erróneamente todo lo que se ha dicho sobre los consorcios, los carteles, los trusts, el capitalismo financiero, cuando se ha querido presentar a este ultimo como si no se apoyase enteramente sobre la base del viejo capitalismo. (...) Si Marx dice de la manufactura que es una superestructura de la pequeña producción mercantil de masas (El Capital , libro I, cap. 12 ), el imperialismo y el capital financiero son una superestructura del viejo capitalismo. Si se demuele la cima, aparecerá el viejo capitalismo. Decir que existe un imperialismo integral sin el viejo capitalismo, significa confundir los deseos con la realidad».

    No se puede comprender el movimiento económico y político de las sociedades imperialistas si se prescinde de la existencia del viejo capitalismo como fundamento del que surgen continuamente las grandes sociedades y en las que se reparten continuamente grandes capitales, generando multitud de adjudicatarios, sub-adjudicatarios, proveedores, vendedores, aprovechados, aventureros, especuladores, estraperlistas, etc. El capital financiero, el monopolio y la burguesía imperialista son el sector dirigente de la sociedad imperialista: pero si se separa este sector del resto de la sociedad equivale a aislar las tropas de primera línea del resto del ejército y del país. Dicho en otras palabras, el imperialismo no es un nuevo modo de producción diferente del modo de producción capitalista. El imperialismo es la última fase del capitalismo, la antecámara del socialismo. El imperialismo es una superestructura del capitalismo, es la fase degenerativa del modo de producción capitalista que, al ser históricamente superado por el carácter colectivo ya alcanzado por las principales fuerzas productivas, sobrevive a sí mismo. Por otra parte, genera continuamente un nuevo capitalismo en el que se apoya. Concluyendo: el capital colectivo surge, existe y puede existir sólo como superestructura del capital individual, como mediación entre la propiedad individual de las fuerzas productivas y el carácter colectivo de las mismas; el monopolio moderno aparece, existe y sólo puede existir como limitación parcial de la competencia; el capital concentrado y centralizado surge, existe y sólo puede existir en el marco de un gran número de capitales opuestos en tanto que vendedores y compradores, generando continuamente capitales enfrentados en un movimiento centrífugo que se contrapone a su movimiento centrípeto; en la sociedad burguesa, la dirección consciente de todo el movimiento económico de la sociedad (a través del Estado o de “asociaciones privadas” de capitalistas) aparece, existe y sólo puede existir como forma antitética de la unidad social.

    Los revisionistas modernos de los países imperialistas nos han habituado a considerar como fundamental la distinción entre propiedad privada (individual y de asociaciones privadas de capitalistas) y propiedad pública (es decir, de asociaciones públicas de capitalistas, del Estado, etc.). De aquí proviene el hecho de confundir espontáneamente las unidades productivas de un país socialista con las empresas públicas de un país imperialista.

    En las sociedades imperialistas, las sociedades por acciones y los entes económicos públicos (las empresas estatales, las sociedades nacionales, los entes económicos del Estado, de las regiones, de los ayuntamientos, etc.) son una mediación entre la propiedad individual capitalista de las fuerzas productivas que sobrevive como elemento constitutivo principal de la sociedad y el carácter colectivo de las fuerzas productivas. Quien confunda las formas antitéticas de la unidad social (8) con el capitalismo a secas, tomando a estas fuerzas productivas ya colectivas como si fueran toda la estructura económica de la sociedad imperialista (y, por tanto, borrando de un plumazo todo el tejido del viejo capitalismo que constituye la base de la sociedad actual), no puede comprender ni el capitalismo ni el socialismo.

    Aparentemente, una empresa soviética de los años 60 no se diferencia de la Societé Générale de Bélgica o de la Agip italiana. Pero la diferencia, sin embargo, es esencial, mientras que la similitud es superficial y secundaria. La diferencia esencial reside en el hecho de que la empresa soviética:

    1. no es expresión de la mediación entre la propiedad individual de las fuerzas productivas (que no existe) y el carácter colectivo de las fuerzas productivas;

    2. no surge, ni se apoya, ni se puede sumergir en el mar de empresas capitalistas individuales, de relaciones mercantiles y de relaciones monetarias que le circunda.

    [...]

    NOTAS

    (1) En su actividad política, los organismos e individuos se proponen hacer avanzar la sociedad hacia determinadas metas. En realidad, cada sociedad puede encaminarse, alternativamente, hacia algunas metas bien definidas sólo por su composición material y por las contradicciones que operan en su interior y que median con la realidad externa. La sociedad alcanza una de estas metas y no otras. El dilema que el enfrentamiento político resuelve es el de cuál de estas metas será alcanzada en detrimento de otras, que permanecerán en el campo de las cosas que eran posibles y no se realizaron nunca. Para alcanzar efectivamente la meta también es necesaria la actividad política de individuos y organismos que, aunque no se la hayan planteado como objetivo o simplemente la hayan rechazado y dirigido su actividad hacia otras metas, no por ello su actividad deja de favorecer en la práctica el movimiento de la sociedad hacia la meta efectivamente buscada. Es como si alguien quisiera desplazar un tren sobre una vía orientada hacia el Este-Oeste dirigiéndolo hacia el Sudeste. En efecto, esto no serviría más que para llevarlo hacia el Este.

    (2) La cultura burguesa corriente sostiene que “el capital ha existido siempre porque también el antiguo campesino egipcio usaba el arado para cultivar la tierra”. Y lo hacen con la misma agudeza de quien, hablando de caballos, mantiene que las vacas son caballos porque “de hecho también tienen cuatro patas”.

    (3) La célula irreductible constitutiva de la sociedad imperialista sigue siendo la misma de la sociedad capitalista de viejo tipo: la fracción de capital personificada en un individuo (el capitalista). Los demás (las asociaciones de capitalistas, las sociedades de capital, los entes económicos públicos, etc.) son superestructuras derivadas de esas células elementales, son combinaciones más o menos estables, más o menos numerosas y más o menos complejas de ellas. Por tanto, al igual que la célula constitutiva de la sociedad mercantil es la mercancía, también la célula constitutiva de la sociedad capitalista (también en la fase imperialista) es el capital individual. El capital individual es, a su vez, una célula “más compleja” que la mercancía, pues de hecho implica ésta.

    (4) En el movimiento de la sociedad, el modo de producción vigente en ella (y que el hombre llega a conocer separando los aspectos casuales y particulares, concretos, de sus manifestaciones o modos de ser) asume sus manifestaciones concretas y específicas “ajustando las cuentas” a las condiciones externas (climáticas, geológicas, geográficas, derivadas de otras sociedades, etc.) e históricas (el patrimonio cultural y biológico y la experiencia heredada) de la sociedad. Se dice del modo de producción que se manifiesta mediando con las condiciones externas e históricas o que su manifestación concreta es una mediación del mismo con las condiciones externas e históricas. Por tanto, cada manifestación concreta puede ser a su vez comprendida por el hombre sólo si éste reconstruye en su mente el proceso mediante el cual el modo de producción de esa sociedad se combina con las condiciones externas e históricas para dar con sus manifestaciones concretas, que son objeto de la experiencia directa.

    En el caso que estamos examinando, la esencia del modo de producción capitalista, al “ajustar las cuentas” al carácter colectivo de las fuerzas productivas, se presenta como capital colectivo.

    (5) Con el término estructura productiva indicamos una combinación técnicamente definida de fuerzas productivas dedicadas a la producción (la unidad productiva, la fábrica, etc.).

    (6) Con respecto al monopolio burgués, Marx escribe en Miseria de la filosofía (1847): «El señor Proudhon habla sólo del monopolio moderno generado por la competencia. Pero todos sabemos que la competencia fue generada por el monopolio feudal. De este manera, originariamente, es la competencia la que ha sido la negación del monopolio y no el monopolio la negación de la competencia. Por tanto, el monopolio moderno no es una simple antítesis, sino es la verdadera síntesis. Tesis: el monopolio feudal anterior a la competencia. Antítesis: la competencia. Síntesis: el monopolio moderno, que es la negación del monopolio feudal, en cuanto presupone el régimen de competencia, y asimismo la negación de la competencia en cuanto monopolio».

    (7) Las formas antitéticas de la unidad social se forman necesariamente cuando el capitalismo sobrevive (con su propiedad individual de las fuerzas productivas) a pesar del carácter colectivo que las fuerzas productivas revisten.

    (8) La categoría capitalismo burocrático fue desarrollada ampliamente por Mao Tse-tung como categoría clave para comprender el movimiento económico y político de los países atrasados en la fase imperialista. El Partido Comunista de Perú (PCP) ha hecho y hace una amplia aplicación de esta categoría enriqueciendo su contenido (véase: Guerra Popular en Perú - El pensamiento Gonzalo, ed. L. Arce Borja, Bruselas, 1989; en particular la pág. 326 y siguientes y el documento congresual de 1988: Bases de Discusión: Revolución Democrática: Carácter de la sociedad peruana contemporánea).
    La restauración del modo de producción capitalista en la URSS



    Estudiar la historia de la sociedad socialista, prescindiendo de las tareas concretas que ésta se ha visto obligada a cumplir y de las condiciones concretas en que las ha cumplido, significa reconocer que no se ha comprendido nada o se está bajo la influencia de la propaganda anticomunista de la burguesía imperialista. Todos los que se han opuesto a considerar la sociedad socialista como una fase de transición, con sus propias contradicciones que se desarrollan según sus leyes específicas, en vez de estudiar su desarrollo concreto y comprenderlo, se han dedicado a buscar categorías extraídas de la historia precedente para tratar de aplicarlas a la sociedad socialista. De esta forma caen en un mar de confusión (22).

    [...]

    (22) Un ejemplo de estos arqueólogos es Rudolf Bahro, ex-dirigente de la República Democrática Alemana (RDA), que en los años 70 tuvo su momento de gloria en los ambientes de la cultura burguesa de izquierda al publicar (en 1977) La alternativa. Contribución a la crítica del socialismo realmente existente. En este libro, sostenía la tesis de que el sistema social de los países socialistas (en cuya historia no hacía ninguna distinción de fases) era... despotismo asiático. ¡Lástima que no pudiera reconocer elementos esenciales y reconocibles de ese modo de producción, como las innumerables pequeñas economías locales cerradas y casi autosuficientes!

    Otro ejemplo es el de los defensores del lugar común que presenta a los países socialistas como países de capitalismo de Estado. ¡Extraño capitalismo de Estado sin capitalistas! En efecto, si a la categoría de capitalismo de Estado le seguimos dando un contenido científico (o sea, históricamente determinado) y rechazamos transformarla en una categoría moral equivalente, a grandes rasgos, a una “sociedad autoritaria y malvada“, ¿cuál es la esencia del capitalismo de Estado? La sociedad burguesa alcanza el estadio del capitalismo de Estado cuando éste, con su política económica (fiscal, aduanera, monetaria, crediticia, comercial, de gastos y de servicios públicos, etc.) “dirige” a los empresarios capitalistas, cada uno de los cuales es libre de buscar la mejor valorización de su capital en el ámbito del ambiente económico creado, al menos en parte, por el Estado con las medidas antes indicadas. Una sociedad en la que se verifica esto presupone evidentemente la existencia de capitalistas como propietarios de los medios de producción y detentadores de la iniciativa económica y la existencia del Estado como “capitalista colectivo”, o sea, la asociación de capitalistas o, mejor, de los grupos capitalistas dominantes que así defienden e imponen sus propios intereses. El capitalismo de Estado se ha formado históricamente como “superestructura” del capitalismo. ¿Tiene esto algún parecido, por ejemplo, con la Unión Soviética tras el período de la NEP y de la colectivización del campo o con otros países socialistas? Si así fuese, la introducción de la economía de mercado y del capitalismo no sería la empresa difícil, si no desesperada, que se presenta aún hoy a los capitalistas después del hundimiento de los regímenes revisionistas.

    Si se estudia la historia de algunos países cuya estructura económica había alcanzado el estadio del capitalismo de Estado en el momento en el que la superestructura del capitalismo de Estado se hundió junto a sus respectivos Estados (como Alemania, Francia e Italia al finalizar la II Guerra Mundial), se puede entender con claridad el carácter de esa superestructura llamada capitalismo de Estado y su relación con el capitalismo tradicional. Comparando esas situaciones con la actual de la Unión Soviética y de los países de Europa Oriental, se revela claramente la diferencia sustancial de situaciones. En las primeras, el derrumbe de la superestructura (del capitalismo de Estado) ha puesto al descubierto la base sustentadora del viejo capitalismo, que ha retomado su trabajo de reconstrucción de las superestructuras que le eran necesarias. En las segundas, el derrumbe de los regímenes revisionistas ha puesto al desnudo ante las narices de los que mantienen la ecuación “países socialistas-capitalismo de Estado” el problema de construir un capitalismo que no existe.

    El origen real de esta comparación está en la psique de sus formuladores. Ellos han hecho el siguiente trayecto “lógico”: 1. la actual sociedad de los países socialistas es malvada, por tanto, no es socialista sino capitalista; 2, sin embargo, puesto que no existen capitalistas y los medios de producción son propiedad pública, sólo puede ser capitalismo de Estado. Dejemos que el lector juzgue la calidad científica o la seriedad de este “razonamiento”.
    Sobre la experiencia histórica de los países socialistas
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    Mensaje por NSV Liit Vie Mayo 06, 2011 2:53 pm

    Además de la pregunta del camarada Dimitrov, que también me hago yo, un par de cosas sobre la cosa esa que nos ha dejado Bagauda.

    No tengo tiempo para tratar frase por frase esa mierda de artículo, solo un par de perlas, solo con las cuales queda totalmente invalidado...




    Incluso suponiendo lo imposible, es decir que el proletariado se haga con el poder, por un juego de circunstancias milagrosamente favorables, no podría mantenerlo en esas condiciones. En un lapso muy corto perdería el control de los acontecimientos y la revolución no tardaría en encarrilarse en las vías de vuelta al capitalismo.

    conclusión: entonces no hay que hacer la revolución. conclusión 2: como no se puede hacer la revolución entonces hay que apoyar el poder burgués. Esto lo firmaría un socialdemócrata cualquiera...



    La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria,

    ¿de verdad te crees esta mierda, Bagauda? El que ha escrito una cosa así, además de ser un payaso no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Y escribir esto en 1946 es mucho más grave de lo que pueda parecer a simple vista. Por lo demás para la URSS la guerra de 1939-45 no fue una guerra imperialista, sino una guerra defensiva. Te reto a que demuestras lo contrario.

    Decir que Rusia es la potencia más rapaz y más sanguinaria ... tanto si hablamos de la Segunda Guerra Mundial como si no, es simplemente mentira y muy gorda. Algo así solo lo dicen los nazis. ¿Estás tú en ese bando, Bagauda? Porque si no lo están, no pongas basura como esta en el foro, que le hace el juego a los nazis.

    Así que si lo anterior lo podía firmar un socialdemócrata cualquiera, esto ya lo firmaría hasta un nazi. Te has lucido con el texto de marras...

    Por lo demás yo no veo que el texto demuestre en ningún lado que la URSS tenía un sistema de capitalismo de estado. Además los presupuestos del texto son erroenos, y hoy es evidente que cosas como esta son falsas:



    Ahora bien, el desarrollo del capitalismo, o más exactamente el capitalismo en su fase decadente, nos presenta una tendencia más o menos acentuada, pero igualmente generalizada en todos los sectores, hacia la limitación de la propiedad privada de los medios de producción, hacia su nacionalización. (...)

    quizás esa fuera la tendencia en 1946, pero no la es en la actualidad, así que todo el análisis posterior no tiene la menor base ...

    o por ejemplo esto:


    Si la tendencia a la liquidación de la propiedad privada significase realmente una tendencia anticapitalista, llegaríamos a la sorprendente conclusión de que, ya que tal tendencia se opera bajo la dirección del Estado, el propio Estado capitalista acabaría siendo agente de su propia destrucción.

    El autor es imbécil. Una cosa es que en ciertos periodos una sociedad capitalista nacionalice ciertas empresas claves, y otra diferente que se nacionalice toda la economía, cosa que no habrás visto en un país capitalista y sí en los países socialistas.




    Por favor, seamos serios...
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    Mensaje por NSV Liit Vie Mayo 06, 2011 2:59 pm

    Bagauda escribió: La URSS abandonó el camino iniciado en el 17 y se convirtio en un capitalismo de estado. Lo que conocemos por estalinismo abandonó el terreno del proletariado para situarse en el del capital.

    Claro, por eso hubo que esperar hasta mediados-finales de los años 80 para instaurar el capitalismo en la antigua URSS. Y por eso mismo, la introducción del capitalismo supuso la destrucción misma de la URSS. No dejemos que la realidad nos joda la teoría que nos hemos montado, ¿verdad?

    PD: y por cierto, desde finales de los 50 en la URSS se rechazó el "estalinismo"

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    Mensaje por Bagauda Vie Mayo 06, 2011 11:35 pm

    Antes de atender vuestros requerimientos quisiera compartir otra texto de la misma revista. Se que a muchos de vosotros no os gustan estas posiciones pero no por tacharlas de "mierdas" acabais con la contra argumentación a estas, más alcontrario delatan un cierto sentimiento de inseguridad ultima. Pero bueno no es mi intención provocar o molestaros, y si debatir. Y por otra parte si al final de esta discusión, o de otra, encuentro argumentos suficientes yo no tengo ningún problema en asumir las opiniones que ahora no comparto ya que no debo fidelidad a ningún "ismo" particular y si al proletariado y a su programa historico y a el marxismo-
    ===

    Una de las quimeras ideológicas preferidas por las fracciones de izquierda del capital (sean estos anarquistas o stalinistas) es la idea que supone que la propiedad estatal de los medios de producción es equivalente a comunismo. En esta faena todas las democracias estuvieron de acuerdo ya que se desnaturalizaba la esencia de la revolución comunista: liberar a la humanidad de las clases sociales, la alienación asalariada, las fronteras nacionales, el Estado etc.

    Esta falsificación del pensamiento marxista ha servido a la burguesía como una de sus principales armas contra la consciencia de los trabajadores, ya que al presentarla como "piedra de toque" para identificar al comunismo pueden fácilmente denunciar los "crímenes comunistas" perpetrados por los regímenes de la URSS, China, Cuba, Vietnam y Norcorea, a fin de enrolar a los trabajadores tras la idea de que su única opción es vivir bajo el capitalismo, no ya como el menor de los males sino como el mejor de los mundos.

    Los corifeos del stalinismo, sus oponentes trostkistas y toda laya de izquierdistas han incluso referido el "genial descubrimiento" de que, si bien la URSS no era en modo alguno socialista, tampoco era capitalista, ya que la propiedad estatal desterraba todo tipo de relaciones capitalistas de producción. En este mito fueron también arrastrados elementos sinceros y honestos que veían en esos regímenes "algo obrero", algo a "rescatar".

    Es decir, según estas interpretaciones, la concentración del capital nacional en un solo agente acabaría eliminando al capitalismo. No obstante, Marx fue capaz de pronosticar teóricamente tal escenario, en el cual, señala, no deja de existir el capitalismo:

    "Si el capital puede crecer aquí hasta convertirse en una masa imponente controlada por una sola mano, es porque a muchas manos se las despoja de su capital. En un ramo dado de los negocios la centralización alcanzaría su límite extremo cuando todos los capitales invertidos en aquel se confundieran en un capital singular. En una sociedad dada, ese límite sólo se alcanzaría en el momento en que el capital social global se unificara en las manos, ya sea de un capitalista singular, ya sea de una sociedad capitalista única." (El Capital, libro primero, vol. 3, Cap. XXIII, Pág. 779-80, nota b, ED. s XXI, Madrid 1975)

    De igual manera, Engels alertaba sobre el error de concebir las economías nacionalizadas como socialistas:

    "Si la nacionalización de la industria del tabaco fuese socialismo, habría que incluir entre los fundadores del socialismo a Napoleón y a Metternich. Cuando el Estado belga, por razones políticas y financieras perfectamente vulgares, decidió construir por su cuenta las principales líneas férreas del país, o cuando Bismarck, sin que ninguna necesidad económica le impulsase a ello, nacionalizó las líneas más importantes de la red ferroviaria de Prusia, pura y simplemente para así poder manejarlas y aprovecharlas mejor en caso de guerra, para convertir al personal de ferrocarriles en ganado electoral sumiso al gobierno y, sobre todo, para procurarse una nueva fuente de ingresos sustraída a la fiscalización del Parlamento, todas estas medidas no tenían, ni directa ni indirectamente, ni consciente ni inconscientemente nada de socialistas. De otro modo, habría que clasificar también entre las instituciones socialistas a la Real Compañía de Comercio Marítimo, la Real Manufactura de Porcelanas, y hasta los sastres de compañía del ejército, sin olvidar la nacionalización de los prostíbulos propuesta muy en serio, allá por el año treinta y tantos, bajo Federico Guillermo III, por un hombre muy listo."

    Los detractores del marxismo enseñan también que la idea del capitalismo de Estado se encontraba ya contenida en el pensamiento de Lenin, sacando de su contexto la siguiente frase:

    "El capitalismo de Estado representaría un paso adelante en comparación con la situación existente hoy en nuestra República Soviética. Si dentro de unos seis meses se estableciera en nuestro país el capitalismo de Estado, esto sería un inmenso éxito y la más firme garantía de que, al cabo de un año, el socialismo se afianzaría entre nosotros definitivamente y se haría invencible."

    Por supuesto lo que no aclaran quienes ven en la frase anterior la "confesión" de Lenin sobre el capitalismo de Estado es que desde el inicio de la Revolución bolchevique Lenin se había mantenido fiel al análisis marxista sobre la cuestión del Estado y la burocratización propia del Estado burgués en el periodo de la decadencia:

    "Inglaterra y Norteamérica, los más grandes y los últimos representantes -en el mundo entero- de la "libertad" anglosajona, en el sentido de ausencia de militarismo y burocratismo, han ido rodando hasta caer en el inmundo y sangriento pantano, común a toda Europa, de las instituciones burocrático-militares que todo lo someten y lo aplastan. Hoy, también en Inglaterra y Norteamérica, es "condición previa de toda verdadera revolución popular" el romper, el destruir, la "máquina estatal existente"

    Lenin veía en el capitalismo de Estado un instrumento que garantizaría el desarrollo de las fuerzas productivas necesario para comenzar a construir el socialismo en Rusia. Hoy sabemos que este análisis era erróneo, pues el futuro de la revolución no dependía del desarrollo del socialismo en Rusia sino de la extensión de la revolución a los países capitalistas desarrollados.

    El comunismo consiste en la abolición de las relaciones capitalistas de producción, las cuales son inherentes al mercado mundial. Así pues, el capitalismo no pierde un ápice de su dominación si el proletariado triunfa en un solo país y establece ahí el socialismo.

    No hay que olvidar que, en última instancia, las naciones no son otra cosa que grandes empresas - mercados controlados por un grupo de capitalistas particulares locales y sus asociados externos. De este modo, lo que encontramos en los regímenes encabezados por Stalin, Mao, Castro, Ho Chi Minh, Pol Pot etc... no son otra cosa que empresas en las que han desaparecido los capitalistas individuales y han sido sustituidos por un gran capitalista impersonal que es el Estado.

    Los revolucionarios deben denunciar las falsificaciones teóricas que equiparan a los regímenes capitalistas de Estado como continuación del proyecto proletario emprendido por la clase trabajadora en Octubre de 1917, exponiéndolos como lo que son, una de las formas más brutales e ineficientes de la dominación capitalista.

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    Mensaje por Shenin Sáb Mayo 07, 2011 12:13 am

    Reitero que yo también sé hacer copy-paste:

    El debate de 1924 en el seno del PC(b)R

    Los resultados de la evolución del pensamiento de Lenin en el tema del modo en que debería tener lugar el proceso revolucionario mundial nunca llegaron a ser expuestos de una forma sistemática. Lenin cae enfermo en mayo de 1922 y no pudo reincorporarse al trabajo hasta octubre. Pero en marzo de 1923 sufre una recaída que le apartará definitivamente de la política. Morirá el 21 de enero de 1924. Sin embargo, los elementos materiales que sirvieron de impulso al pensamiento leninista estaban ahí, formando parte de la experiencia común del partido bolchevique como colectivo. Las conclusiones a las que Lenin se había acercado no tenían porqué ser patrimonio de un individuo. Es más, la necesidad histórica iba a obligar a un sector de la dirección del PC(b)R a recorrer el mismo camino que Lenin y a extraer las pertinentes consecuencias. Efectivamente, en el verano y en el otoño de 1923, tuvieron lugar sendas intentonas insurreccionales por parte del Partido Comunista de Bulgaria y del Partido Comunista de Alemania que terminaron en derrota. A partir de aquí, el empuje internacional de la revolución proletaria iniciada en 1917 se apaga definitivamente. Cada vez más resulta evidente que la necesaria ayuda del proletariado occidental para la supervivencia de la Rusia soviética no llegaría, al menos bajo la forma de revoluciones proletarias; cada vez más se ponía en el orden del día de la agenda política del Comité Central del PC(b)R el problema de cómo afrontar la nueva situación de repliegue general de la Revolución Proletaria Mundial. En esta tesitura, sólo era una cuestión de tiempo que la historia y el partido bolchevique ajustaran cuentas con la teoría de Trotsky, no sólo como instrumento para comprender el pasado, sino como punto de apoyo para afrontar el futuro.

    Es importante señalar el carácter objetivo y prácticamente inevitable de este desenlace y denunciar la interpretación conspirativa y maniquea sobre los enfrentamientos que tuvieron lugar en el seno de la dirección del partido bolchevique tras el fallecimiento de Lenin, interpretación muy en boga entre los intelectuales orgánicos y filotrotskistas. Es importante resaltar que, bajo la apariencia de una lucha por el poder –que expresaba sólo el aspecto secundario del hecho, aunque tristemente sea el único aspecto que contempla la historiografía burguesa–, el debate sobre la táctica y la teoría general de la Revolución Proletaria Mundial que tuvo lugar en la dirección del partido a partir del otoño de 1924 – debate cuya altura intelectual rara vez ha sido igualada por ningún otro grupo dirigente en el mundo– fue la legítima expresión ideológica y política de la lucha de clases que se estaba desenvolviendo en la Rusia soviética reflejada en el interior del partido comunista.

    Sin embargo, por lo que se refiere al aspecto conspirativo de este episodio, también es preciso advertir contra la versión oficial de la historiografía burguesa, por cuanto presenta a Trotsky como la víctima propiciatoria de un contubernio tramado contra su supuesta posición de favorito del partido (e, incluso, de Lenin) por las fuerzas oscuras de la vieja guardia y del aparato del partido. La verdad de los hechos, empero, es bien distinta. Independientemente de todo juicio de valor, lo único cierto es que justamente en el momento en que se tomaba conciencia de que sería prácticamente imposible la recuperación de Lenin y coincidiendo con una importante crisis financiera y comercial (denominada crisis de las tijeras ) de la economía soviética, Trotsky envió una carta al Comité Central del PC(b)R, fechada el 8 de octubre de 1923, en la que criticaba la burocratización del partido, la falta de democracia interna y en la que planteaba la necesidad de la planificación como eje central de la organización y del desarrollo económico. Casi simultáneamente, el 15 de octubre, sale a la luz pública lo que se conocería como Plataforma de los 46 , firmada por antiguos comunistas de izquierda y miembros del grupo Centralismo Democrático, además de conocidos amigos y colaboradores de Trotsky. El manifiesto de esta plataforma toca exactamente los mismos temas que la carta de Trotsky y denuncia a la dirección del partido y del Estado, reclamando su renovación en estrecha concordancia con un nuevo régimen interno, más “democrático”, dentro del partido. En octubre, el Comité Central aprobó una resolución condenando la actitud de Trotsky y de la oposición, y en diciembre, otra Sobre la democracia interna del Partido , aceptada por unanimidad –incluyendo a Trotsky– y que significaba un intento de conciliación entre las diferentes posiciones de la dirección del PC(b)R. Pero exactamente un día después de la publicación de la resolución del Comité Central, Trotsky, saltándose todo procedimiento orgánico interno y la autoridad del Comité Central, violó el espíritu de la última resolución del máximo órgano del partido y envió una nueva carta a las células reiterando sus denuncias contra la posible degeneración de la vieja guardia y la burocratización del aparato del partido, burocratización que, según él, alejaba a aquél de las masas y de las nuevas generaciones de comunistas. La XIII Conferencia (enero de 1924) y el XIII Congreso (mayo de 1924) condenaron nuevamente a la oposición tildándola de pequeñoburguesa y no leninista.

    Era como si de repente Trotsky quisiera dar un vuelco en el partido tanto en el plano político como organizativo. La desaparición de Lenin y la crisis de las tijeras , coincidiendo con los ataques directos contra la dirección del partido y del Estado, no invitan a pensar otra cosa que Trotsky seguía un plan de reforma dirigido a la destitución de la actual directiva política y hacia un giro político probablemente en el sentido de liquidar la Nep . Ciertamente, después del debate sobre los sindicatos, del que salió derrotado, y con la adopción de la nueva política económica ( Nep ), Trotsky pasa a un segundo plano en la vida pública. De dirigir el Comisariado del transporte, de importancia estratégica en la recuperación económica, es relegado al Comisariado de la Guerra, negociado apartado de la ejecución de las grandes decisiones políticas y económicas a partir de 1921. Esto, naturalmente, se correspondía con el paso a un periodo pacífico y de repliegue de la revolución, y no es ninguna casualidad que Trotsky, el comandante del Ejército Rojo y el gran teorizador de la ofensiva revolucionaria, de la “revolución en estado permanente”, se mantuviese relativamente alejado y en la sombra hasta que la crisis económica, unida al problema de la continuidad política de la revolución surgido con el fallecimiento de Lenin, prestasen a Trotsky el contexto necesario para intentar un asalto a la cúpula del poder para readecuar la política del Estado y del partido soviéticos a sus concepciones políticas. El asunto de la incapacidad política de la vieja guardia y el de la burocratización del aparato de la dictadura del proletariado le sirvieron para plantear y dirigir su ataque (primero, tanteando el terreno, después, como veremos, más intensamente). En esta nueva batalla política entre Trotsky y los epígonos de Lenin (como él gustaba denominarlos peyorativamente), aquél parece nuevamente dejarse llevar por el fatalismo formalista de su teoría, por aquella funesta y abstracta lógica de las cosas que según él “obliga” a la revolución a ser “permanente”. Así, el hecho de que la revolución soviética no haya traspasado las fronteras nacionales después de un lustro y que el proletariado ruso no haya conseguido apoyarse más que en el campesinado, no puede acarrear, desde los presupuestos de la teoría de la Revolución Permanente, más que síntomas de degeneración . Trotsky no aduce argumentos novedosos, más que los que viene esgrimiendo tradicionalmente el partido contra el reconocido problema del burocratismo y los que le proporciona la reciente crisis económica. Pero ni Trotsky está exento de actitudes coactivo-administrativas, muy alejadas de los métodos de la persuasión y de la democracia, en su reciente pasado político (no olvidemos que la discusión sobre los sindicatos puso de manifiesto que Trotsky fue uno de los últimos en el partido en abandonar la mentalidad del periodo de Comunismo de guerra ), ni es ajeno, en política económica, a las concepciones centralizadoras y explotadoras del campo que provocaron las tijeras del otoño de 1923. No hay, en este momento, ningún elemento en la vida soviética lo suficientemente novedoso que justifique una crítica y una reforma tan a fondo de la política y de la organización del partido como proponían Trotsky y los 46 después de la muerte de Lenin y no antes. Sólo la vacante de Lenin y un supuesto proceso degenerativo del sistema político no sustentado sobre argumentos fundados en la realidad, sino más bien en el “resultado” lógico que en la mente de Trotsky debía producir invariablemente el incumplimiento de todas las condiciones de su teoría política sobre el decurso de la revolución proletaria. En consecuencia, podemos deducir que –movido por las conclusiones a las que le conduciría su idealista y subjetivo método de análisis– era más probable que fuera Trotsky quien, en 1923-1924, estaba ocupado en tramas conspirativas inconfesables , necesarias para dar un giro a la situación de la política soviética que permitiese reanudar la ofensiva revolucionaria del proletariado ruso para superar su actual limitación nacional.

    Este era el ambiente político que reinaba en el partido cuando Trotsky escribe el prólogo al tercer volumen de la recopilación de sus obras, publicado en noviembre de 1924. El prefacio introductorio, titulado Lecciones de Octubre , era un ataque en toda regla contra los cuadros dirigentes más veteranos del bolchevismo (la “vieja guardia”, acepción recogida por Trotsky de la polémica de Lenin con sus camaradas bolcheviques con motivo de las Tesis de Abril ). A diferencia de otros escritos anteriores, Trotsky, en éste, señala con el dedo a la mayoría de la dirección bolchevique acusándola de pusilánime y vacilante, recordando su incredulidad y su oposición cuando en abril del 17 Lenin les propuso el cambio de su vieja consigna de 1905 por la de “Todo el poder a los Soviets”. Trotsky repasa los acontecimientos de 1917, entre Febrero y Octubre, para demostrar que en toda revolución surge “como una ley infalible el hecho que en el pasaje del trabajo preparatorio para la revolución a la lucha inmediata por el poder, surge una crisis inevitable en el partido” , e identifica a la casi totalidad de la dirección bolchevique (aunque sin dar nombres) que estaba en Febrero en el interior de Rusia, con los portadores de esa crisis, al oponerse a las nuevas directrices de Lenin en abril. Igualmente, recuerda la oposición de un sector de la dirección cuando Lenin planteó, en el mes de octubre, el problema de la insurrección como una cuestión práctica inmediata (y aquí sí nombra personalmente a Kamenev). La intención expresa de Trotsky, según él, no era la de abrir las viejas heridas, sino la de extraer las lecciones pertinentes de la experiencia de la revolución rusa para que sirvieran a los partidos comunistas en el futuro, habida cuenta de los recientes fracasos en Alemania y Bulgaria, que notoriamente, al parecer, no habían intentado asimilar el significado de Octubre antes de sus infructuosos intentos insurreccionales. Sin embargo, lo que consiguió, naturalmente, fue provocar y enfurecer al sector mayoritario de la dirección del PC(b)R, por un lado, y, por otro, plantear la cuestión de la vigencia de la teoría de la Revolución Permanente. Y esta última vindicación, que no aparecía sino de manera implícita en el texto , fue lo que terminó centrando la parte medular del debate que se abrió inmediatamente en el partido.

    Nos limitaremos, aquí, a repasar de manera breve únicamente el tema que está directamente relacionado con la cuestión de la vigencia o validez, desde el punto de vista leninista, de la teoría de Trotsky. En este sentido, quien se opone de manera más consecuente con la teoría de la Revolución Permanente es Stalin, que ya en este primer debate contra Trotsky adelanta su teoría del Socialismo en un solo País, aunque sólo en esbozo, pues no será hasta la siguiente controversia en el seno de la dirección del partido (que enfrentó a la Plataforma de los 4 con Stalin y Bujarin) que Stalin desarrolle más su nueva tesis y la interponga formalmente como síntesis de su línea política. Aunque Bujarin trató de profundizar más en la crítica de los postulados de Trotsky llevándola hasta sus presupuestos metodológicos , fue Stalin quien mejor tradujo políticamente la crítica dirigida contra Trotsky, no sólo porque opone frente a éste una línea política alternativa, sino también porque realiza el esfuerzo de síntesis del pensamiento de Lenin (principalmente con su trabajo, producto de la polémica con Trotsky de 1923, Los fundamentos del leninismo ), dándole el cuerpo y la coherencia interna necesarias para servir de soporte ideológico a esa línea política, e imprescindibles para que en el futuro pudiera formar el núcleo sólido de una de las principales corrientes dentro del movimiento obrero internacional.

    La línea política que defiende Stalin perseguía la continuidad de la Nep como etapa de reconstrucción y acumulación de fuerzas para la revolución, desde una determinada correlación entre las clases sociales fundada, principalmente, en la alianza del proletariado con el campesinado medio. Stalin extrajo todas las consecuencias teóricas de esta política –como ya había hecho Lenin– en lo tocante a la relación de la revolución soviética con la Revolución Proletaria Mundial. Hasta tal punto que el mismo Trotsky reconoció que la teoría del Socialismo en un solo País era la única que se había enfrentado con coherencia a su teoría de la Revolución Permanente.

    En su primera intervención importante en el debate del otoño de 1924 (un discurso en el Consejo Central de los Sindicatos, el 19 de noviembre, publicado luego bajo el título de ¿Trotskismo o Leninismo? ), Stalin señala que una de las particularidades del trotskismo –además de su desconfianza hacia el principio bolchevique de partido y hacia los jefes del bolchevismo– es su teoría de la Revolución Permanente. Para Stalin, el trotskismo es, en sustancia, esa teoría, que no es otra cosa que “la revolución haciendo caso omiso de los campesinos pobres como fuerza revolucionaria”. La teoría política de Trotsky también significa “'saltar' por encima del movimiento campesino, ‘jugar a la toma del Poder'”, y su aplicación conduciría al “fracaso inevitable, porque apartaría del proletariado ruso a su aliado, es decir, a los campesinos pobres”. Finalmente, Stalin indica que Trotsky consideró desde 1905 al leninismo como una teoría con “rasgos antirrevolucionarios” porque “el leninismo defendía y logró imponer en su tiempo la idea de la dictadura del proletariado y del campesinado .”

    Pero donde más profundiza Stalin su crítica a Trotsky, no limitándose a adoptar una actitud negativa, sino ofreciendo positivamente una alternativa, es en su trabajo intitulado La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos , publicado en enero de 1925. Aquí, Stalin realiza una crítica más detallada de la teoría de Trotsky y –como ya hemos dicho– amplía el tipo de argumentaciones más allá de la cuestión campesina o de la valoración de los acontecimientos de 1917, que, además del historial político de cada dirigente con sus errores bien resaltados, fueron los principales motivos de controversia durante casi todo el debate del otoño-invierno de 1924-1925. Stalin trata de llegar al fondo de las diferencias ideológicas con Trotsky poniendo de manifiesto su divergencia fundamental en cuanto a la concepción de la táctica general de la Revolución Proletaria Mundial. De este modo –aunque sólo a modo de primer ensayo– introduce la idea de Lenin de 1915 sobre la ley del desarrollo desigual del capitalismo como determinante principal del modo en que se desenvuelve la revolución proletaria a escala internacional:

    “Ya durante la guerra, Lenin apoyándose en la ley del desarrollo desigual de los Estados imperialistas, opone a los oportunistas su teoría de la revolución proletaria, que afirma la posibilidad de la victoria del socialismo en un solo país, aun cuando este país esté menos desarrollado en el sentido capitalista.”

    Sin embargo, en esta ocasión Stalin no va más allá del planteamiento general de la teoría, sin extraer todas sus consecuencias . Enseguida, pasa al problema de las posibilidades de supervivencia de un país socialista aislado sin el “apoyo estatal directo del proletariado europeo”, tesis consustancial a la teoría de Trotsky :

    “¿Ha bastado hasta ahora con esa simpatía y con esa ayuda, unidas al poderío de nuestro Ejército Rojo y a la disposición de los obreros y campesinos de Rusia a defender con su pecho la patria socialista? ¿Ha bastado todo eso para repeler los ataques de los imperialistas y conquistar las condiciones necesarias para una seria labor de edificación? Sí, ha bastado. Y esa simpatía, ¿crece o disminuye? Indudablemente, crece. ¿Tenemos, pues, condiciones favorables, no sólo para llevar adelante la organización de la economía socialista, sino también para prestar, a nuestra vez, apoyo a los obreros de la Europa Occidental y a los pueblos oprimidos del Oriente? Sí, tenemos esas condiciones. Los siete años de historia de la dictadura proletaria en Rusia lo atestiguan elocuentemente (...).

    ¿Qué puede significar, después de todo eso, la declaración de Trotski de que la Rusia revolucionaria no podría resistir ante una Europa conservadora?

    No puede significar más que una cosa: en primer lugar, que Trotski no percibe la potencia interior de nuestra revolución; en segundo lugar, que Trotski no comprende la importancia inapreciable del apoyo moral que los obreros de Occidente y los campesinos del Oriente prestan a nuestra revolución; en tercer lugar, que Trotski no percibe el mal interior que corroe actualmente al imperialismo.”

    Finalmente, Stalin sitúa las conclusiones necesariamente pesimistas que, de manera inevitable, se extraen de la teoría de la Revolución Permanente:

    “Resulta que, por más vueltas que se le dé, no sólo ‘no hemos llegado', sino que ‘ni siquiera nos hemos acercado' a la creación de la sociedad socialista (...), pues, por más vueltas que se le dé, ‘el verdadero auge de la economía socialista' no se alcanzará mientras el proletariado no haya vencido ‘en los países más importantes de Europa'.

    Y como aun no se ha obtenido la victoria en el Occidente, a la revolución de Rusia no le queda más que un 'dilema': o pudrirse en vida o degenerar en un Estado burgués.

    Por algo hace ya dos años que Trotski viene hablando de la ‘degeneración' de nuestro Partido.

    Por algo Trotski profetizaba el año pasado el ‘hundimiento' de nuestro país.”

    Años después, Trotsky polemizará con Stalin en un monólogo en el que repasará los argumentos de aquél:

    “Lo que más insoportable se hace en estas cuestiones es ver a Stalin ‘teorizando' con dos bultos que constituyen su único bagaje teórico: la ‘ley del desarrollo desigual' y el ‘no saltarse por alto una etapa'. Stalin no ha llegado todavía a comprender que el desarrollo desigual consiste precisamente en saltarse por alto ciertas etapas . (O en permanecer un tiempo excesivo en una de ellas.) Stalin opone con una seriedad inimitable a la teoría de la revolución permanente... la ley del desarrollo desigual. Sin embargo, la previsión de que la Rusia históricamente atrasada podía llegar a la revolución proletaria antes que la Inglaterra avanzada, se hallaba enteramente basada en la ley del desarrollo desigual.”

    Efectivamente, a primera vista, la teoría de la Revolución Permanente parece basarse, igualmente, en la comprensión de la ley del desarrollo desigual del capitalismo. La posibilidad que un país tiene de situar a la cabeza a la clase revolucionaria moderna en un contexto revolucionario e independientemente del estado de desarrollo de las fuerzas productivas, así lo parecen confirmar. Por eso es tan importante no limitarnos a la simple exposición de aquella ley presentándola sólo como factor determinante para la marcha de la Revolución Proletaria Mundial; también es preciso dar el siguiente paso y formular todas las implicaciones teóricas de la misma. No será preciso, sin embargo, prolongarnos hacia otros debates dentro del partido comunista soviético en los que terminarían de perfilarse todos los contornos –que el mismo Lenin ya había dejado esbozados– de la teoría leninista de la Revolución Proletaria Mundial. El propio Trotsky nos dará la pauta de hasta qué punto es posible la asimilación de la ley del desarrollo desigual a su teoría de la Revolución Permanente:

    “Un país puede ‘madurar' para la dictadura del proletariado sin haber madurado, ni mucho menos, no sólo para una edificación independiente del socialismo, sino ni aun para la aplicación de vastas medidas de socialización. No hay que partir de la armonía predeterminada de la evolución social. La ley del desarrollo desigual sigue viviendo, a pesar de los tiernos abrazos teóricos de Stalin. Esta ley manifiesta su fuerza no sólo en las relaciones entre los países, sino también las interrelaciones de los distintos procesos en el interior de un mismo país. La conciliación de los procesos desiguales de la economía y de la política se puede obtener únicamente en el terreno mundial. Esto significa, en particular, que la cuestión de la dictadura del proletariado en China no se puede examinar únicamente dentro del marco de la economía y de la política chinas. Y aquí llegamos de lleno a dos puntos de vista que se excluyen recíprocamente: la teoría internacional revolucionaria de la revolución permanente y la teoría nacional-reformista del socialismo en un solo país. No sólo la China atrasada, sino, en general, ninguno de los países del mundo, podría edificar el socialismo en su marco nacional: el elevado desarrollo de las fuerzas productivas, que sobrepasan las fronteras nacionales, se opone a ello, así como el insuficiente desarrollo para la nacionalización. La dictadura del proletariado en Inglaterra, por ejemplo, chocaría con contradicciones y dificultades de otro carácter, pero acaso no menores de las que se plantearían a la dictadura del proletariado en China. En ambos casos, las contradicciones pueden ser superadas únicamente en el terreno de la revolución mundial.”

    Efectivamente, la teoría de la Revolución Permanente y la teoría del Socialismo en un solo País “se excluyen recíprocamente” precisamente porque la primera excluye tácitamente la ley del desarrollo desigual. En Trotsky, esta ley puede explicar o contribuir a explicar –igual que en Lenin– la ruptura revolucionaria en un país atrasado, y en esto ambos están de acuerdo, por ejemplo, frente al menchevismo. Pero Trotsky se detiene aquí. A partir de este punto se remite al argumento economicista de que “la conciliación de los procesos desiguales de la economía y de la política se puede obtener únicamente en el terreno mundial”, es decir, desde las posibilidades que da aprovecharse libremente de la división internacional del trabajo (mercado mundial) y beneficiarse del máximo desarrollo de las fuerzas productivas. En última instancia, pues, Trotsky busca paradójicamente la neutralización de los efectos que aquella ley produce, imponer una línea de compensación a la desigualdad del desarrollo capitalista. En este terreno, el problema de las fuerzas productivas recupera la máxima importancia. Trotsky ha vuelto al redil menchevique. Ni siquiera los países más avanzados económicamente, como Inglaterra, pueden siquiera pensar en edificar el socialismo en su marco nacional, porque ese tótem abstracto que es el desarrollo mundial de las fuerzas productivas, “que sobrepasa las fronteras nacionales, se opone a ello”. ¿En qué sentido? No queda nada claro; sin embargo, Trotsky trata de explicarlo:

    “La sociedad socialista ha de representar ya de por sí, desde el punto de vista de la técnica de la producción, una etapa de progreso respecto al capitalismo. Proponerse por fin la edificación de una sociedad socialista nacional y cerrada, equivaldría, a pesar de todos los éxitos temporales, a retrotraer las fuerzas productivas deteniendo incluso la marcha del capitalismo. Intentar, a despecho de las condiciones geográficas, culturales e históricas del desarrollo del país, que forma parte de la colectividad mundial, realizar la proporcionalidad intrínseca de todas las ramas de la economía en los mercados nacionales, equivaldría a perseguir una utopía reaccionaria.”

    ¿Proporcionalidad intrínseca de todas las ramas de la economía? ¿Qué significan estas frases “confusas y oscuras”? Sea lo que fuere, lo que está claro es que Trotsky, en la época de las revoluciones proletarias –cuando lo que se pone en el orden del día como asunto urgente es la cuestión del poder–, se remite, en última instancia, al problema de las fuerzas productivas, cuando, precisamente, la problemática política que plantea la ley del desarrollo desigual nos obliga a dirigirnos en la dirección de situar la cuestión de la lucha de clases como la cuestión central de la política proletaria. Trotsky no comprende las consecuencias teóricas de aquella ley. La utiliza de manera oportunista (en 1906 no estaba expresa en su teoría) y termina reculando ante el camino que abre a sus pies, muy movedizo para él, acostumbrado a desenvolverse en el terreno de los procesos políticos abstractos. Trotsky no comprende que la ley del desarrollo desigual significa que, en un determinado lugar, la obstaculización del desarrollo económico, el bloqueo de todo paso hacia la civilización y, en suma, el estrangulamiento del proceso social provocan una ebullición de la lucha de clases y una reorganización de la disposición de las mismas tales que el estallido revolucionario en ese lugar pone a sus clases revolucionarias precisamente en la vanguardia del proceso social general (incluso desde la perspectiva internacional). A partir de aquí, el problema no es principalmente económico, no se trata de priorizar la atención sobre el estado de las fuerzas productivas, sino de buscar constantemente un progresivo desplazamiento de la correlación de fuerzas de clase, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, favorable al campo revolucionario. En este sentido, cobra importancia decisiva no anteponer la problemática de las fuerzas productivas a la problemática de la lucha de clases. La superposición que realiza Trotsky de la cuestión de las fuerzas productivas sobre cualquier otro asunto relacionado con la revolución impide sistemáticamente la correcta valoración de los elementos principales que debemos tener en cuenta a la hora de abordar las tareas revolucionarias.

    En realidad, el problema del desarrollo económico –tomado aisladamente– durante el periodo de transición del capitalismo al comunismo, durante la época de las revoluciones proletarias, es secundario. La cuestión no reside en si un solo Estado puede dar el máximo de bienestar a su pueblo, no se trata todavía de que “corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva”, como decía Marx hablando del comunismo. Y es que Trotsky confunde socialismo con comunismo , la fase inferior o de transición entre el capitalismo y el comunismo, la etapa en la que aún existen las clases, la división del trabajo y el derecho burgués, con la etapa donde ha sido suprimida la organización en clases de la sociedad, con todas sus lacras. Durante el socialismo, pues, no se trata de resolver los problemas materiales de la humanidad, sino de que el proletariado, desde su lucha de clases, esté en condiciones cada vez mejores de emancipar a la humanidad. Los factores sociales extraeconómicos cobran, entonces, especial importancia en la sociedad de transición, durante el socialismo. ¡Naturalmente que un solo país no puede emanciparse de la sociedad de clases apartado del resto de los pueblos del mundo! Nadie podrá alcanzar el comunismo aisladamente mientras el resto de las naciones viven en el capitalismo. Si la teoría de Trotsky limitara su significado a esta perspectiva, a explicar el sentido histórico, no político, del proceso revolucionario de emancipación del proletariado internacional a escala histórica, entonces sería válida y habría que aceptarla al mismo tiempo que la depositábamos en el museo de las grandes verdades, por inútil para la práctica política cotidiana del proletariado. Pero esta no es la cuestión. La cuestión consiste en que el desarrollo desigual del capitalismo permite en un lugar y en un momento dados (eslabón débil) una concentración tal de fuerzas sociales y de potencia revolucionaria capaz de iniciar y dar continuidad al proceso de transformación revolucionaria del capitalismo en comunismo a nivel internacional. De esta manera, algunas de las cosas que Trotsky nos presenta como variables inmutables o como condicionantes incuestionables de la revolución, como la del carácter internacional de la revolución “obligado” por el carácter internacional de las fuerzas productivas, se trastocan o pasan a un plano subsidiario. Así, el problema de la relación económica entre el poder revolucionario y los países imperialistas que le someten a un cerco económico y militar, que Trotsky contempla como una desventaja porque impide utilizar todos los recursos de la economía mundial en provecho del proletariado revolucionario , se troca en la necesidad de la independencia económica respecto a ese cinturón militar; en otros términos, la necesidad de construir una economía interior equilibrada y suficiente frente a la exigencia trotskista de la necesaria integración mundial de la economía proletaria bajo peligro de muerte. Y es que no se trata de construir de manera inmediata una idílica isla paradisíaca en medio del depravado océano capitalista, sino de crear un instrumento más al servicio de la lucha de clases nacional e internacional del proletariado triunfante. La economía se pone al servicio de la lucha de clases, no al revés. Cuando el proletariado esté en condiciones de derrotar definitivamente al capital, tirará al cuarto trastero de la historia, junto con el resto de sus instituciones, la división internacional del trabajo imperialista y la organización de las fuerzas productivas al modo capitalista, cuestión ésta que Trotsky, quien las contempla embobado como ídolos que hay que adorar, ni siquiera se plantea. Más bien da a entender, por el contrario, que para él se trata de instituciones neutras que el proletariado puede poner tranquilamente a su servicio, sin pensar en revolucionarizarlas antes.

    El caso es que la interpretación tecnocrático-economicista del concepto de fuerzas productivas , tan caro para Trotsky como para los mencheviques, gracias a la correcta y a la coherente aplicación de la teoría de la revolución proletaria a partir de la ley del desarrollo desigual, se ve superada por el reencuentro con la interpretación verdaderamente marxista que otorga al proletariado como clase el papel de fuerza productiva principal del desarrollo social. Tenía razón Stalin, en efecto, cuando reprochaba a Trotsky su falta de fe en el proletariado ruso . De la teoría del desarrollo desigual deriva la constatación de que la posición política del proletariado revolucionario, su potencial creativo y su capacidad táctica y estratégica para afrontar los avatares de la lucha de clases nacional e internacional se sitúan en el primer plano del proceso de construcción de la nueva sociedad, mientras que pasa a segundo término todo planteamiento basado en la problemática economicista de las fuerzas productivas al estilo trotskisa.
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    Mensaje por NSV Liit Sáb Mayo 07, 2011 2:08 am

    Bagauda escribió:Antes de atender vuestros requerimientos quisiera compartir otra texto de la misma revista. Se que a muchos de vosotros no os gustan estas posiciones pero no por tacharlas de "mierdas" acabais con la contra argumentación a estas, más alcontrario delatan un cierto sentimiento de inseguridad ultima.


    Yo lo he tachado de mierda y lo sigo haciendo, más que nada porque eso es lo que es y además lo he demostrado con unos cuantos argumentos (no uno, ni dos, precisamente). Argumentos que por cierto, por el momento has ignorado. Tengo curiosidad por ver como demuestras que una afirmación como esta "La guerra imperialista de 1939-45 en la que Rusia ha demostrado ser, a la vista de todo el mundo, una potencia imperialista, la más rapaz, la más sanguinaria" no es mierda, porque lo tienes difícil. Un artículo capaz de decir algo así demuestra que no puede ser tomado en serio, te pongas como te pongas. Además me parece alucinante que no lo veas, esa frase está diciendo que la URSS es peor que cualquier país capitalista y que incluso la Alemania nazi (o al menos más "rapaz" y "sanguinaria"). Si esperas que te tomemos en serio (o a la revista), mal vas.



    Pero bueno no es mi intención provocar o molestaros, y si debatir.

    Hombre, venir a un foro comunista con chorradas como la que has puesto no muestra precisamente intenciones de no provocar o molestar, sino todo lo contrario. Que si ves que en el artículo hay alguna tesis interesante puedes avisar y decir algo así como "no estoy de acuerdo con algunas tonterías que se dicen en el artículo, pero comparto tal o cual tesis" o algo parecido y con eso nos quitas la posibilidad de atacarte por ese lado (o a lo mejor no porque es una burrada demasiado grande, pero al menos demostraría cierta actitud de tu parte). Respecto a lo de debatir, pues empieza a hacerlo, porque por el momento lo que veo es un escaquearse de la discusión bastante evidente.


    Y por otra parte si al final de esta discusión, o de otra, encuentro argumentos suficientes yo no tengo ningún problema en asumir las opiniones que ahora no comparto ya que no debo fidelidad a ningún "ismo" particular y si al proletariado y a su programa historico y a el marxismo-
    ===

    Si eso fuera cierto lo primero que habrías hecho sería criticar el artículo que has puesto por las barbaridades que aparecen en él. Porque son bastante graves.
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    Mensaje por Erazmo Sáb Mayo 07, 2011 2:46 am

    Bagauda escribió, Acepto tu reto de definir el capitalismo de estado. Comenzaré con un texto de "Internacionalisme" de 1946, momento en que esta cuestión ya estaba clarificada, pero claro,nunca viene mal volver sobre ellas. Mas adelante lo aportare con mis propias palabras. Saludos

    R: Bien que el desafío aceptaras, así el debate subsecuente beneficia al foro. Sí hubiese preferido vuestras letras y una fundamentación de apoyo en el texto, así es más interactivo y no caemos en el copy&paste que es aburrido.
    Unas consultas, ¿quién o quiénes es (son) el(los) autor(es) del texto?, ¿es un texto de la 4° internacional?



    proleinternacionalista escribió:Sr. Erazmo si me pregunta si tengo fe en la doctrina marxista, se lo digo sin ruborizarme porsupuesto que si.
    Pero esta fe esta fundamentada en toda la concepcion materialista de la historia, el estudio de Marx acerca de la produccion capitalista, la dialéctica materialista, junto con los principios y el programa de nuestro partido histórico.
    Si aquello es sectarismo dogmatismo racismo etc, etc. Sea lo que fuese Lenin fue uno de aquellos.

    "Proleinternacionalista", bien que tengaís fé y convicción, pero que esa fé no os haga caer en arrogancias, Lenin jamás aventuró un juicio de la efervescencia social que ocurría en china a partir de 1911, tampoco hizo análisis extravagantes de la crísis social mejicana que ese mismo 1917 alcanzaba su punto álgido, y ¿porque?, sin saber la verdad de ese actuar de Lenin aventuro a escribir que no hizo nada parecido a emitir tésis o hipótesis porque le faltaban conocimientos e información para haber con seriedad actuado.

    Fácil no, como el dialéctico que Lenin era y por la responsabilidad y profesionalismo con que procedía, emitir juicios de oídas no iban con el, y en ese caso actuó diferente a marx que tuvo el despliz de escribir letras desafortunadas por bolívar, el méjico de juárez, y eso porqué por pasarse de revoluciones con el método dialéctico, ¿se equivocó marx? pués sí erró, lenin fue cauto y acertó.

    ¿como procedereís vos?

    proleinternacionalista escribió: ¿Lenin no combatio el revisionismo, el reformismo, la falsificación de la doctrina marxista?
    Acaso no fue Marx el que combatio criticamente, despiadamente, todo los socialismos utopicos y reaccionarios?.
    Si ud no ha entendido que papel cumple la lucha critica violencia en la historia, y la necesidad de sacar las lecciones utilizando el método marxista, y no hacer paragrafias sobre el pensamiento individual de los actores y su papel preponderante sobre los acontecimientos, pues puede buscarse un lugar mejor dentro de la escuela de Freud, o incluso en la filosofia existencialista, pero del marxismo ya habría renegado.

    Lenin combatió todo eso, pero también supo reconocer cuando se equivocaba, como con la invasión a polonia, como su yerro de creer que la revolución mundial se avecinaba, pero supo reconocerlo, lamentablemente murió al momento siguiente y nunca sabremos que habría ideado y diseñado para el intervalo que se venía.
    Por freud, para que enojaís, por lo demás el psicoanálisis podría ser otra herramienta para la dialéctica, y cuidado que trotsky lo pensaba ¿sabiaís de ello?

    proleinternacionalista escribió:Incluso grafica una frase para enmarcarla junto a cualquier pequeñoburgues utopico:

    "Está la idea de justicia como valuarte principal, no hagaís un laberinto subterráneo de una senda en el valle en un día soleado."

    ¿A que no son consignas de las revoluciones burguesas?

    "Cada pueblo hace su revolución y siente y cree como debe hacerla, en esto no hay recetas, ni manuales de procedimiento"

    Si bien es cierto que no hay manuales ni recetas, y cada revolucion en el marco formal en un pais toma distintos senderos, la frase que ud. escribe es la típica excusa estalinista para renegar del internacionalismo.
    La revolucion proletaria es una revolucion mundial, y solo puede triunfar con el apoyo y colaboracion consciente de los proletariados (que no pueblos) de todos los paises, o al menos de los paises mas avanzados.
    Esto lo decia Engels, hace casi un siglo y aquellas palabras tienen una actualidad increible.
    Los proletarios no tienen patria, ni pueblo, es la clase que solo tiene que romper las cadenas que la atan al viejo mundo.
    Entrar en el debate haciendo una comparacion tan terrible entre esbirros de la calaña de Molotov, Voroshilov, Malenkov, con la oposicion de izquierda internacional, es un insulto a su memoria. Asi que de ese debate chismografico yo me exonero.
    Salu2 internacionalistas.

    ¿revoluciones burguesas? pués quizá sí, pero son las ideas de fácil comprensión la semilla que permite el florecer de los grandes árboles ideológicos, que decían los bolcheviques en la previa de octubre de 1917 "paz y tierras" simple y preciso.

    Justicia como valor primordial es simple y preciso, quizá muy minimalista pero es una idea expresada en un post, no es una "declaración de principios" es una idea simple y sencilla, y perfectible por lo demás.

    Respecto del internacionalismo, convengamos que erazmo no es ni trotskista ni stalinista, es una idea global, una revolución triunfante puede ser solidaria, pero no interventora, puede apoyar pero no a riesgo de ir a la guerra.

    "Internacionalismo proletario" es una consigna ambivalente, que se debe manejar con precaución.

    Por Molotov o zinoviev, radek o voroschilov; no hay chismografías, solo el desafío del debate podeís excluiros y no pasa nada pero la duda queda de porque le rehuís.

    Curiosamente los stalinistas del foro, reconocen ciertas debilidades de los anti-partido pero igual los acogen al final.

    Del otro lado del espejo vos procedís igual ¿curioso no?

    Respecto de la luminosa frase "revolución mundial" se desinfla con eso del apoyo de las naciones más avanzadas, ¿donde vivís? las naciones tecnológicamente más desarrolladas, excepto china, están empeñadas en esclavizar o destruir al 3° mundo por tanto hoy es una revolución de supervivencia mundial y contra las naciones más avanzadas.


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    Mensaje por NSV Liit Sáb Mayo 07, 2011 2:54 am

    Pero hablando en concreto del segundo artículo:


    Una de las quimeras ideológicas preferidas por las fracciones de izquierda del capital (sean estos anarquistas o stalinistas) es la idea que supone que la propiedad estatal de los medios de producción es equivalente a comunismo.

    Mentira. Ningún estalinista, y en general ningún marxista va a decir alguna chorrada semejante. Esto es manipulador y demuestra la poca honradez del autor. Se quiere criticar a alguien (en este caso una tendencia), se le atribuye una tesis falsa, y se demuestra que es falsa para desacreditar a ese alguien. Es evidente que propiedad estatal de los medios de producción no es equivalente a comunismo, es solo uno de los pasos. Por cierto, te recuerdo, Bagauda, que en la URSS los medios de producción estaban en manos del estado, pero no se llegó al comunismo, ni siquiera oficialmente. Luego entonces se contradice lo que está diciendo el artículo, ya que si para los estalinistas la propiedad estatal de los medios de producción fueran el comunismo, la URSS se habría declarado comunista ya en los años 50, pero no lo hizo. Seguimos con eso de no dejar que la realidad nos desmonte la teoría que nos hemos sacado de la chistera...


    No obstante, Marx fue capaz de pronosticar teóricamente tal escenario, en el cual, señala, no deja de existir el capitalismo

    ¿y? que Marx reconociera que esa posibilidad puede existir no demuestra que la URSS fuera un país capitalista (o capitalista de estado). Por lo demás Marx está hablando en ese párrafo de la situación en una rama de negocios, no de un país entero, ni de que el capital esté en manos de un estado.

    De igual manera, Engels alertaba sobre el error de concebir las economías nacionalizadas como socialistas

    Nadie está diciendo que una economía nacionalizada sea socialismo.



    "Si la nacionalización de la industria del tabaco fuese socialismo, habría que incluir entre los fundadores del socialismo a Napoleón y a Metternich."

    Y por cierto, Engels está hablando de la nacionalización de una empresa o de una rama productiva, igual que Marx antes. No de una economía completa.

    Pero por cierto, ya que se ha mencionado a Lenin, lo menciono yo también. En su "El estado y la revolución" (pag 113, de la edición de Lenguas Extranjeras, Peking, 1975), escribe hablando de la fase primera o inferior del comunismo, recién salido del capitalismo: "Los medios de producción han dejado de ser ya propiedad privada de los individuos. Los medios de producción pertenecen a toda la sociedad".

    Esta afirmación se cumple perfectamente en la URSS, especialmente la primera frase (seguro que de la segunda algunos lo discutirán, pero de la primera no hay la menor duda).

    Más tarde Lenin, en el mismo librito, pag 114 escribe hablando también de la primera fase del comunismo: "subsisten las diferencias de riqueza, diferencias injustas; pero no será posible ya la explotación del hombre por el hombre, puesto que no será posible apoderarse, a título de propiedad privada, de los medios de producción, de las fábricas, las máquinas, la tierra, etc."

    Pues esta cuestión se cumple totalmente en la URSS, donde no era posible apoderarse de los medios de producción como propiedad privada, y de hecho, precisamente una de las cosas que acabaron con la URSS fue precisamente cuando esto empezó a suceder.


    Lenin veía en el capitalismo de Estado un instrumento que garantizaría el desarrollo de las fuerzas productivas necesario para comenzar a construir el socialismo en Rusia. Hoy sabemos que este análisis era erróneo, pues el futuro de la revolución no dependía del desarrollo del socialismo en Rusia sino de la extensión de la revolución a los países capitalistas desarrollados.

    Este análisis es falso e incluso infantil. Claro que el futuro de la revolución depende de la extensión de la revolución a los países capitalistas desarrollados, eso no lo negó nadie en la URSS (si acaso los revisionistas). Pero mientras esa revolución llega hay que construir el socialismo en un solo país, en un país destrozado. Así que el análisis de Lenin no era erroneo, tenía su base, porque Lenin pensaba que era el capitalismo de estado el que podía reconstruir el país (como así sucedió, con la NEP). Pensar lo contrario (es decir lo que hace el autor del texto) supone entregar la revolución, no iniciarla en los países que no sean capitalistas avanzados, lo que cual es un sin sentido y es una traición.

    El comunismo consiste en la abolición de las relaciones capitalistas de producción, las cuales son inherentes al mercado mundial. Así pues, el capitalismo no pierde un ápice de su dominación si el proletariado triunfa en un solo país y establece ahí el socialismo.

    Este tío es increíble, no hace más que escribir sinsentidos.... claro que pierde, pierde el peso de un país, encima importante como era Rusia, y además puede perder más ya que la revolución puede extenderse. El hecho de que pueda perder y mucho se ve en la saña con la que han perseguido los capitalistas a la URSS y con la que la persiguen hoy, después de 20 años muerta.

    De este modo, lo que encontramos en los regímenes encabezados por Stalin, Mao, Castro, Ho Chi Minh, Pol Pot etc... no son otra cosa que empresas en las que han desaparecido los capitalistas individuales y han sido sustituidos por un gran capitalista impersonal que es el Estado.

    de momento el texto no ha dado ninguna prueba convincente de que eso sea así.

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    Mensaje por Erazmo Sáb Mayo 07, 2011 3:47 am

    Shenin escribió:Molótov asegura que Stalin quería acabar con él. Eso, de hecho, encaja con tu teoría de que lo traicionara en el XX Congreso. Zhúkov también afirmó cosas parecidas. De todos modos, comparar las ejecuciones de los años 30 con las de los 50 es sumamente ridículo, ya que los contextos son bastante diferentes. Nuevamente partes del individuo en vez de partir de sus circunstancias. Todo se reduce a "Stalin era paternalista", para así justificar el analizar con el mismo rasero situaciones diferentes. Y sí, nadaré contracorriente como lo hago todos los días contra la ideología burguesa dominante.

    Pero yo me refería nadar contra otra corriente, porque todos los de este foro nadamos contra la burguesía.

    Stalin paternalista, es un hecho y no niega la lucha de clases que en ese momento se vivía, ahí suscribo lo que grafiaís, el discurso de stalin de febrero de 1946 reconoce muy explícitamente que hay una parte de la población refractaria a su gobierno y stalin los llama los no partidarios.

    Pero eso mo tiene realción con exculpar a molotov de haber cometido un acto de traición, y la esposa de molotov fué a prisión y el muy bellaco de vyalscheslav la abandonó por cuatro años, sí stalin así lo castigó humillándolo entonces debeís emitir unas letras de repudio shenin, ahí no hay lucha de clases solo una falta de entereza moral abismante, con esa mentalidad cualesquier estupides administrando el estado era posible

    Shenin escribió:De todos modos, solo citas los textos que cuelgo que te interesan porque en éste otro se dice algo completamente contradictorio a lo que tú afirmas:
    La edad y la enfermedad no podían no influir en el comportamiento de Stalin. Sin embargo él advertía con más agudeza y profundidad la necesidad de un cambio en el grupo dirigente. Se trataba sobre todo de salvaguardar los intereses supremos del Partido y del Estado y en cuanto a esto para él no contaban nada las relaciones de amistad con las personas más cercanas. [b]Si lo hubiese considerado necesario, Stalin no hubiera dudado en declarar “enemigos del pueblo” a sus colaboradores, con todas las consecuencias que se hubieran derivado de ello.
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    Camarada Shenin, os tengo en alta estima por tanto cada texto por vos colgado lo he leído, incluso textos de apoyo a réplicas a otros foreros, por tanto nada de cominos, leer es un deleite del que no me privaría por ningún motivo.

    Pero tengo el mal hábito de analizar lo que leo y las conclusiones que escribo pueden colisionar contra las vuestras pero para eso es el debate.
    Respecto de esto, "La edad y la enfermedad no podían no influir en el comportamiento de Stalin. Sin embargo él advertía con más agudeza y profundidad la necesidad de un cambio en el grupo dirigente.", no puedo aceptar estas letras, porque significan que stalin era indispensable, luego estaba solo, entonces que partido había formado, y sobretodo revelan una falta de programación política característica de la poca agudeza ideológica que se vivía, y de ello concluyo que stalin por ser un técnico fallaba en los análisis sociales, dialécticos y psicológicos, que todo gobernante se debe hacer, recordad a lenin que paralizado y todo fué capaz de dictar las cartas.

    Del resto del escrito lo creo puntillozamente, stalin no habría trepidado hacer fusilar a sus "estrechos colaboradores", y ¿porque? por no tener la visión ideológica, ¿no se le ocurrió que haber creado jubilaciones y sistema de reemplazos era más aconsejables que los balazos o las purgas?, lo siento camarada cada texto que colgaís curiosamente refuerza mi percepción, stalin era un tecnócrata genial y de una patética torpeza política y el libro expuesto es un testigo ¿vos no lo atisbaís así?

    Shenin escribió:Con esto demuestras que no sabes leer entre líneas y menos aun a Trotsky que precisamente se caracterizaba por encubrir sus discrepancias con apariencias de consenso como muy bien señaló Lenin en su día. Es de entender, pues, que simplifiques hasta ese extremo el conflicto.
    Aquí

    hay una exposición bastante bien argumentada desde el plano teórico. De todo modos, ya supongo que su contenido te importará un comino, ya que no se plantea analizar la cuestión como una simple disputa de patio de colegio, que es lo que a ti te gusta.

    Leo todo lo que colgaís y otros cuelgan así aprendo más, por trotsky leer entre líneas es más subjetivo que leer las líneas, por tanto siempre trato de hacer lecturas cruzadas, por ejemplo el año del escrito, que pasaba en el lugar donde se escribía, que pasaba en el mundo, así la lectura puede dar sorpresas mayúsculas.

    Que trotsky no creyése en el consenso y siempre tratara de imponer sus términos es propio de trotsky... y del otro.

    Shenin escribió:¿Ah, sí? ¿Entonces por qué el Comité Central bloqueó en más de una vez sus iniciativas? Nuevamente te apartas del socialismo científico para abrazar los paradigmas de la historiografía burguesa. Incluso estás negando evidencias documentadas a raíz de los estudios de archivos soviéticos desclasificados.

    Vamos que tanto me daís de palos, no niego que stalin se sometiése a críticas, bloqueos y réplicas a sus posturas, pero al final primaba el unanimismo, e incluso por aclamación (martens y el XIX Congreso de 1952), y la palabra final la tenía stalin, y a juzgar por sus "estrechos colaboradores" mejor que stalin hubiése impuesto sus ponencias.

    Shenin escribió:¿Eso es todo? ¿La retórica de Suslov? ¿Un artículo por ahí perdido en los años 50 que no tiene absolutamente nada que ver con las campañas de propaganda realizadas décadas atrás cuando Trotsky vivía? En fin Serafín...

    Obvio que la propaganda anti-trotskista en los 50' no es la misma que en los 30', además trotsky muerto no era una amenaza, pero el tipo de retórica, ataque, vilipendio es el mismo, suslov atacando a vosnezensky, a kruschev, a los anti-partido, la fraseología es la misma cambia el sujeto pero no la intención. Hay más textos y solo traje el de suslov porque este rufián es muy pero muy importante, y siempre he creído, sin mayores pruebas, que el fué el jefe de los conjurados que destruyeron a la URSS.

    Shenin escribió:De todos modos, el debate ya está dando de sí. Es obvio que no nos vamos a poner de acuerdo. A mí me interesa el análisis científico de los procesos históricos, no la chismografía.

    Tenemos más puntos en común de lo que pensaís, creo que al enojaros no los podeís apreciar, erazmo entró con ciertas subjetividades y perjuicios al foro y saldrá bastante transformado, y estos debates han sido causa y efecto de ello.



    Saludos Revolucionarios
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    Mensaje por Deng Sáb Mayo 07, 2011 12:04 pm

    Bagauda... tras leer por encima su propaganda, yo me voy a limitar a hacer algunas reflexiones. Espero que esta vez no eluda la cuestión como en la anterior pregunta que le hice.

    1) Veo que usted ataca a "stalinistas" (nombre que le dan todas las corrientes burguesas a los que luchamos por el comunismo) y parece desmarcarse también de los trotskistas, aunque según usted Trotsky era un gran revolucionario. Entonces...

    ¿Usted se reclama de alguna otra corriente del movimiento obrero?

    2) Luego... ¿qué revolución triunfante, qué importantes luchas obreras o qué estados proletarios ha construido dicha corriente? Responder a esa pregunta sería bastante importante para poder evaluar con qué autoridad usted suelta sus panfletadas.

    3) ¿No le parece demasiado fácil denigrar toda experiencia de otras corrientes del movimiento obrero (en este caso "estalinista), que ha construido otra sociedad con sangre y sudor, cuando los de su secta no han sido capaces de juntar dos putos ladrillos en su vida?

    Usted es como el típico crítico de Cine que despotricará contra la obra de un director, sin haber tenido los huevos de hacer su propio puto cortometraje.

    Nosotros, somos arquitectos con currículo. Usted, un vulgar charlatán.

    4) ¿De dónde saca los huevos de decir que los "estalinistas" son de la "fracción de la izquierda del Capital" cuando usted repite las tesis de la socialdemocracia, de la derecha y de los fascistas? Shocked

    5) Para ser un anticomunista como usted, ¿se nace o se hace?


    Última edición por Dimitrov el Sáb Mayo 07, 2011 12:20 pm, editado 1 vez

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