En el único momento que podría plantearse actuar, es cuando se difama con datos y cifras falsos certificándolos como verdaderos.
Socialismo y libertad de expresión
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Ludobique- Comunista
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- Mensaje n°176
Re: Socialismo y libertad de expresión
Si un renegado liberal desea decir que el socialismo es una dictadura injusta y antidemocrática, debe tener el derecho de decirlo sin que ello conlleven ningún tipo de consecuencia para él. En caso de que actuáramos en su contra, tan solo legitimaríamos sus palabras.
En el único momento que podría plantearse actuar, es cuando se difama con datos y cifras falsos certificándolos como verdaderos.
En el único momento que podría plantearse actuar, es cuando se difama con datos y cifras falsos certificándolos como verdaderos.
ArgentoRojo- Revolucionario/a
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- Mensaje n°177
Re: Socialismo y libertad de expresión
bandadaroja escribió:Podemos argumentar cualquier cosa pero todas se estrellan con el carácter del Estado y la dictadura que se ejercita en él.
NO EXISTE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN mientdas hayan clases y contradicciones entre ellas.
Si el estado es burgués-terrateniente, no hay libertad de expresión. Igual si es capitalista. Si el Estado es socialista TAMPOCO DEBERÍA EXISTIR LIBERTAD DE EXPRESIÓN, porque el proletariado no podría bajo ninguna circunstancia otorgarle tribuna a la burguesía subsistente espacios para pronunciarse, sería hasta ridículo.
El ideal imaginario nos hace pensar en tal libertad, pero objetivamente eso no hay, no existe.......
¿O sea que alguien que se exprese contrario al socialismo debería ser reprimido? Disculpeme, pero pensando así estamos condenados a repetir la misma historieta de represiones... porque simplemente de lo que usted dice a la represión de los que están "desviados de la línea correcta del partido" hay un solo paso. Ejemplos en la historia sobran. Y ya sabemos cómo termina eso, con la restauración del poder burgués.
Valentina_- Revolucionario/a
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- Mensaje n°178
Re: Socialismo y libertad de expresión
.
Última edición por Valentina_ el Miér Oct 10, 2012 10:26 pm, editado 1 vez
ArgentoRojo- Revolucionario/a
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- Mensaje n°179
Re: Socialismo y libertad de expresión
Valentina_ escribió:No entiendo algunos muy bien, ¿hay que respetar que los burgueses se promocionen en prensa? Creo que estáis pecando de idealismo. Si hay un cambio, la única forma de hacerlo es mediante una feroz dictadura contra los explotadores.
Una cosa es luchar contra los explotadores, quitarles su prensa. En ese sentido, coincido en que la lucha debe ser verdadera y llevada a fondo. El tema es cuando en nombre de la lucha contra las ideas de la burguesía, se cercenan las libertades elementales de opinión por parte de una camarilla. Por eso digo que de la negación generalizada de la libertad de expresión a la dictadura de los jefes infalibles hay un paso.
Hay cosas que no se pueden justificar. En este foro he visto defensas de la tortura en nombre de la lucha por el socialismo.
bandadaroja- Revolucionario/a
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- Mensaje n°180
Re: Socialismo y libertad de expresión
Compañeros, por favor recordar las lecciones de Stalin. Las ideas son armas, por qué vamos a permitir que el enemigo de la revolución tenga armas?. Insisto, en el socialismo todavía hay lucha de clases y no olvidar tampoco que el socialismo es dictadura del proletariado, por favor no esperemos que se "democratice" la expresión....
PequeñoBurgués- Colaborador estrella
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- Mensaje n°181
Re: Socialismo y libertad de expresión
Ludobique escribió:Si un renegado liberal desea decir que el socialismo es una dictadura injusta y antidemocrática, debe tener el derecho de decirlo sin que ello conlleven ningún tipo de consecuencia para él. En caso de que actuáramos en su contra, tan solo legitimaríamos sus palabras.
En el único momento que podría plantearse actuar, es cuando se difama con datos y cifras falsos certificándolos como verdaderos.
Claro que tiene derecho a decirlo, y a mentir y a desinformar, no importa NADA de eso mientras los medios de comunicación (los amplificadores de lo que se dice) estén del lado del Estado.
Ленина- Camarada
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- Mensaje n°182
Re: Socialismo y libertad de expresión
Esa cita de Stalin me parece deplorable, pero creo que realmente es falsa y forma parte de la propaganda que se vertió sobre su persona.
Considero que todos los marxistas-leninistas debemos defender realmente la libertad de expresión. Considero que existen ciertas concepciones erróneas de la "dictadura del proletariado", pues ésta no consiste en coartar la libertad de la antigua burguesía a tener ideas, sino en desposeerla de la prensa que antes monopolizaban, de la capacidad de manipular mediante los medios de comunicación. Pero ese papel manipulador no debe ser ejercido tampoco por el Estado socialista cuando éste posea todos los canales de TV; aunque tampoco creo que deba poseer todos los canales, los soviets o grupos libres de proletarios deben tener opción de acceder a la televisión.
Me mantengo bastante cerca de la tesis defendida por Ludobique, pues si un liberal desea acusar al socialismo de vil dictadura, debe tener la libertad de hacerlo. Otra cuestión fundamental a tener en cuenta, es que no todos los trabajadores y trabajadoras serán comunistas, y menos durante las primeras etapas del socialismo. ¿Qué ocurre con esos trabajadores, más retrasados en el seno del movimiento obrero? Porque, bajo mi punto de vista, no debe coartarse en absoluto su participación en política, ni su libertad de expresión, de prensa, de asociación, de reunión... ¿Defenderíais, los partidarios de la censura, censurar a un proletario que opine diferente de vosotros?
Muy poco marxistas son ciertas tesis que he visto aquí expuestas. Un marxista dispone de recursos científicos para derrotar la argumentación anticomnista, un marxista defiende la libertad de expresión y la posesión de los medios de comunicación por parte de los trabajadores y las trabajadoras; un marxista no teme a que alguien se exprese, pues dispone de los recursos objetivos para demostrar el carácter falaz de las argumentaciones que contrarresta.
Considero que todos los marxistas-leninistas debemos defender realmente la libertad de expresión. Considero que existen ciertas concepciones erróneas de la "dictadura del proletariado", pues ésta no consiste en coartar la libertad de la antigua burguesía a tener ideas, sino en desposeerla de la prensa que antes monopolizaban, de la capacidad de manipular mediante los medios de comunicación. Pero ese papel manipulador no debe ser ejercido tampoco por el Estado socialista cuando éste posea todos los canales de TV; aunque tampoco creo que deba poseer todos los canales, los soviets o grupos libres de proletarios deben tener opción de acceder a la televisión.
Me mantengo bastante cerca de la tesis defendida por Ludobique, pues si un liberal desea acusar al socialismo de vil dictadura, debe tener la libertad de hacerlo. Otra cuestión fundamental a tener en cuenta, es que no todos los trabajadores y trabajadoras serán comunistas, y menos durante las primeras etapas del socialismo. ¿Qué ocurre con esos trabajadores, más retrasados en el seno del movimiento obrero? Porque, bajo mi punto de vista, no debe coartarse en absoluto su participación en política, ni su libertad de expresión, de prensa, de asociación, de reunión... ¿Defenderíais, los partidarios de la censura, censurar a un proletario que opine diferente de vosotros?
Muy poco marxistas son ciertas tesis que he visto aquí expuestas. Un marxista dispone de recursos científicos para derrotar la argumentación anticomnista, un marxista defiende la libertad de expresión y la posesión de los medios de comunicación por parte de los trabajadores y las trabajadoras; un marxista no teme a que alguien se exprese, pues dispone de los recursos objetivos para demostrar el carácter falaz de las argumentaciones que contrarresta.
Danko- Miembro del Soviet
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- Mensaje n°183
Re: Socialismo y libertad de expresión
La libertad de expresión, entendido como el derecho que comprende la libre difusión opiniones e ideas no debe tener límites.
Hablamos de opiniones e ideas. Punto.
Este derecho no debe incluir la libertad para mentir o difundir calumnias o manipulaciones. Al mentir se abusa contra el objeto de la mentira y se engaña y desinforma a quienes son receptores de la mentira, el engaño o la falsedad. Si se puede contrastar con la realidad de modo objetivo, no es una opinión ni una idea.
Por ello es menester la aplicación de leyes contra la calumnia y contra la publicidad engañosa, dos espacios penales que bastarían para combatir la mentira si los tribunales quisieran. Si alguien dice "Fulanito pertenece a una organización terrorista" o "tal cosa cura el cáncer" o "los comunistas planean una conspiración para aniquilar a la humanidad", puede exigírsele ante los tribunales que lo sustente con hechos o lo retire. El problema que queda es diferenciar la equivocación de la mentira, el error inocente de la afirmación deliberadamente engañosa. En algunos casos es bastante fácil, en otros no tanto.
Personalmente soy un firme defensor de la libertad de expresión sin límite alguno (no de la mentira o la difamación como he señalado). Y considero que este derecho debe ser extensible también a los grupos fascistas inclusive. Y tengo mis razones fundamentadas para apoyar este principio hasta sus últimas consecuencias.
No creo que debamos negarle a priori a nadie el derecho a expresar sus ideas, por absurdas y repugnantes que nos parezcan a algunos. No sólo porque como bien dijo Rosa Luxemburgo, "la libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente", sino porque es mejor tener a esos grupos a la luz y al aire. Las ideologías del odio florecen al calor de la censura y la clandestinidad, y más cuando estos se pueden fingir víctimas o perseguidos. Pero cuando pueden soltar sus barbaridades abierta y públicamente, resultan mucho menos atractivos y más expuestos al repudio social. La exposición pública es mucho más eficaz para que la gente conozca y dude de las ideas más delirantes de los grupos extremistas políticos o religiosos. Por eso mismo, y es fácil verlo, las ideas más extremistas de algunos grupos (de ultraderecha, nacionalistas, islamistas, ecologistas, animalistas, supremacistas, etc.) no suelen expresarse públicamente aunque legalmente tengan derecho a hacerlo. No ejercen su derecho para eludir el escarnio público y el cuestionamiento abierto. Y los que hablan abiertamente, nunca suelen dialogar, sean Jiménez Losantos, Íker Jiménez, Ynestrillas o los ulemas que pregonan que se golpee a las mujeres.
Hablamos de opiniones e ideas. Punto.
Este derecho no debe incluir la libertad para mentir o difundir calumnias o manipulaciones. Al mentir se abusa contra el objeto de la mentira y se engaña y desinforma a quienes son receptores de la mentira, el engaño o la falsedad. Si se puede contrastar con la realidad de modo objetivo, no es una opinión ni una idea.
Por ello es menester la aplicación de leyes contra la calumnia y contra la publicidad engañosa, dos espacios penales que bastarían para combatir la mentira si los tribunales quisieran. Si alguien dice "Fulanito pertenece a una organización terrorista" o "tal cosa cura el cáncer" o "los comunistas planean una conspiración para aniquilar a la humanidad", puede exigírsele ante los tribunales que lo sustente con hechos o lo retire. El problema que queda es diferenciar la equivocación de la mentira, el error inocente de la afirmación deliberadamente engañosa. En algunos casos es bastante fácil, en otros no tanto.
Personalmente soy un firme defensor de la libertad de expresión sin límite alguno (no de la mentira o la difamación como he señalado). Y considero que este derecho debe ser extensible también a los grupos fascistas inclusive. Y tengo mis razones fundamentadas para apoyar este principio hasta sus últimas consecuencias.
No creo que debamos negarle a priori a nadie el derecho a expresar sus ideas, por absurdas y repugnantes que nos parezcan a algunos. No sólo porque como bien dijo Rosa Luxemburgo, "la libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente", sino porque es mejor tener a esos grupos a la luz y al aire. Las ideologías del odio florecen al calor de la censura y la clandestinidad, y más cuando estos se pueden fingir víctimas o perseguidos. Pero cuando pueden soltar sus barbaridades abierta y públicamente, resultan mucho menos atractivos y más expuestos al repudio social. La exposición pública es mucho más eficaz para que la gente conozca y dude de las ideas más delirantes de los grupos extremistas políticos o religiosos. Por eso mismo, y es fácil verlo, las ideas más extremistas de algunos grupos (de ultraderecha, nacionalistas, islamistas, ecologistas, animalistas, supremacistas, etc.) no suelen expresarse públicamente aunque legalmente tengan derecho a hacerlo. No ejercen su derecho para eludir el escarnio público y el cuestionamiento abierto. Y los que hablan abiertamente, nunca suelen dialogar, sean Jiménez Losantos, Íker Jiménez, Ynestrillas o los ulemas que pregonan que se golpee a las mujeres.
revolucionario200- Camarada
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- Mensaje n°184
Re: Socialismo y libertad de expresión
el tema da mucha tela que cortar pero desde mi punto de vista defiendo la libertad de expresión hasta un cierto limite como han dicho se debe usar este derecho para acusar o criticar pero con bases no agarrar un micrófono o un lienzo o cualquier medio de expresión y criticar y insultar por el simple hecho de hacerlo,no, hay que hacerle paso a la critica objetiva no a la critica llena de necrofilia y odio, ya que esta lo que hace es envenenar a la gente y al final vas a tener un grupo de gente en contra guiada por el sentimiento de odio en su mayor expresión y eso es lo mas peligroso que hay...
según a veces en la clandestinidad se pierden porque perdieron credibilidad a los ojos de pueblo o simplemente a no estar mucho a la vista del pueblo simplemente este los olvida, mientras si están todo el tiempo en la escena publica criticando por criticar pasa lo que ya mencione, pero, si están en la escena publica como dios manda hay si la gente puede dudar y debatir o compartir las ideas que estos expongan todo tiene su limite y la libertad de expresión no escapa a esto.
saludos socialistas
Las ideologías del odio florecen al calor de la censura y la clandestinidad, y más cuando estos se pueden fingir víctimas o perseguidos. Pero cuando pueden soltar sus barbaridades abierta y públicamente, resultan mucho menos atractivos y más expuestos al repudio social. La exposición pública es mucho más eficaz para que la gente conozca y dude de las ideas más delirantes de los grupos extremistas políticos o religiosos.
según a veces en la clandestinidad se pierden porque perdieron credibilidad a los ojos de pueblo o simplemente a no estar mucho a la vista del pueblo simplemente este los olvida, mientras si están todo el tiempo en la escena publica criticando por criticar pasa lo que ya mencione, pero, si están en la escena publica como dios manda hay si la gente puede dudar y debatir o compartir las ideas que estos expongan todo tiene su limite y la libertad de expresión no escapa a esto.
saludos socialistas
stalingrado en la memoria- Miembro del Soviet
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- Mensaje n°185
Re: Socialismo y libertad de expresión
Desde mi punto de vista, la libertad de expresión debe estar ligada a la veracidad a la hora de expresar algo, si un político opositor al socialismo comenta verdaderas mentiras sobre una ideología, debe ser censurado debido a que personas pueden creer esa mentira y volverse opositor a la idea criticada.
Lo complicado de este tema es que para unos, la libertad de expresión es una cosa y para otros otra, en un país capitalista se crea un "libertinaje de expresión" donde todos pueden decir de todo sin importar en lo más mínimo la verdad o la mentira, todo lo que se dice es creíble y no es perseguido, por otro lado, en un país socialista la libertad de expresión se encuentra unida a la verdad, si mientras los que uno diga sea verdad se esta permitido expresar sin ningún tipo de impedimentos. Aunque también están los lugares donde el socialismo se corrompió y se permiten decir solo cosas favorables sobre el gobierno, lo que provoca descontentos tanto en la sociedad como también en el mundo, esto ultimo no debería pasar nunca en un país de carácter socialista pero por desgracia para los comunistas pasa.
Saluuu
Lo complicado de este tema es que para unos, la libertad de expresión es una cosa y para otros otra, en un país capitalista se crea un "libertinaje de expresión" donde todos pueden decir de todo sin importar en lo más mínimo la verdad o la mentira, todo lo que se dice es creíble y no es perseguido, por otro lado, en un país socialista la libertad de expresión se encuentra unida a la verdad, si mientras los que uno diga sea verdad se esta permitido expresar sin ningún tipo de impedimentos. Aunque también están los lugares donde el socialismo se corrompió y se permiten decir solo cosas favorables sobre el gobierno, lo que provoca descontentos tanto en la sociedad como también en el mundo, esto ultimo no debería pasar nunca en un país de carácter socialista pero por desgracia para los comunistas pasa.
Saluuu
stygma- Gran camarada
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- Mensaje n°186
Re: Socialismo y libertad de expresión
Voy a poner un debate similar a este que ocurrió durante la revolución de octubre en rusia (sacada del libro "10 días que estremecieron el mundo":
En el mismo Smolny, en las filas del partido bolchevique, la política de Lenin tropezaba
con una fuerte oposición. La noche del 17 de noviembre la gran sala de sesiones estaba
rebosante y la sesión del Tsík se abrió en medio de una atmósfera muy tensa.
El bolchevique Larin declaró que se acercaba la fecha de las elecciones a la Asamblea
Constituyente y que ya era hora de terminar con el terrorismo político:
—Las medidas adoptadas contra la libertad de prensa deben ser rectificadas. Tuvieron
su razón de ser durante la lucha. Ahora, nada las justifica. La prensa debe ser libre,
salvo en los casos de incitación al desorden y la insurrección.
En medio de una tempestad de silbidos y abucheos que se elevaba de las filas de su
propio partido, Larin propuso la siguiente resolución:
Queda derogado el decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo sobre la prensa.
Sólo se podrán aplicar 'medidas de represión política por decisión de un tribunal
especial elegido por el Tsík (proporcionalmente a la importancia de los partidos en él
representados).[6] Este tribunal tendrá derecho de revisión en lo que concierne a todas
las medidas de represión anteriores.
Este texto fue acogido con atronadores aplausos por parte de la izquierda
socialrevolucionaria e incluso de una parte de los bolcheviques.
Avanessov propuso, en nombre del grupo de Lenin, aplazar la cuestión de la prensa
hasta que se llegara a un acuerdo entre los partidos socialistas, propuesta que fue
rechazada por una mayoría aplastante.
—La revolución en curso —prosiguió Avanessov— no ha dudado en atacar a la
propiedad privada; el problema de la prensa debe ser considerado justamente como una
cuestión de propiedad privada. .. 251
Luego, dio lectura a la resolución oficial del grupo bolchevique:
La prohibición de los periódicos burgueses no ha sido solamente u» medio de combate
en el curso de la insurrección y durante el aplastamiento de las tentativas
contrarrevolucionarias; ha sido también una medida transitoria indispensable para el
eílablecimiento del nuevo régimen de prensa, régimen bajo el cual los capitalistas,
poseedores de las imprentas y del papel, no pueden seguir siendo los fabricantes
todopoderosos de la opinión pública.
Debemos ahora proseguir la obra iniciada, procediendo a la confiscación de las
imprentas privadas y los depósitos de papel, y entregándolas al poder soviético, en la
capital y en las provincias, con el fin de que los partidos y los grupos tengan a su
disposición los medios técnicos, en consonancia con la importancia real de las ideas que
representan, es decir, con el número de los afiliados a sus partidos.
El restablecimiento de la pretendida «libertad de prensa», es decir, la restitución pura y
simple de las imprentas y depósitos de papel a los capitalistas, envenenadores de la
conciencia pública, representaría una capitulación inadmisible ante la voluntad del
capital, el abandono de una de las posiciones más importantes de la Revolución obrera y
campesina; en una palabra, una medida indiscutiblemente contrarrevolucionaria.
El C.C. de nuestro partido propone, por lo tanto, a la fracción bolchevique del Tsík que
debe rechazar categóricamente toda proposición encaminada al restablecimiento del
antiguo régimen de la prensa y que se preste un apoyo sin restricciones al Consejo de
Comisarios del Pueblo en su política contra la pretensión y las exigencias dictadas por
prejuicios pe-queñoburgueses o por el sometimiento liso y llano a los intereses de la
burguesía contrarrevolucionaria.
La lectura de esta resolución fue interrumpida por las exclamaciones irónicas de los
socialrevolucionarios de izquierda y las protestas indignadas de los bolcheviques
refractarios. Karelin se puso en pie de un salto:
—Hace tres semanas, los bolcheviques eran los más ardientes defensores de la libertad
de prensa . . . Los argumentos de esta resolución recuerdan singularmente el punto de
vista de las Centurias Negras y de los censores del régimen zarista: ¡también ellos
hablaban de los envenadores de la conciencia pública!
Trotski defendió extensamente la resolución. Distinguió entre lo que es la prensa
durante la guerra civil y lo que es después de la victoria.
—Durante la guerra civil, el derecho a emplear la violencia sólo compete a los
oprimidos . .. (Gritos: ¿Dónde están ahora los oprimidos?) La victoria sobre nuestros
adversarios no todavía completa y los periódicos para nosotros constituyen un arma. En
estas condiciones, la prohibición de los periódicos dañinos en una medida de legítima
defensa . . .
Luego, pagando a la cuestión de la prensa después de la victoria: «La posición de los
socialistas ante el problema de la libertad de prensa debe reflejar exactamente su
posición ante el problema de la libertad de comercio ... El poder democrático hoy
organizado en Rusia exige la abolición total de la dominación privada de la prensa, lo 252
mismo que la de la industria ... El poder soviético debe confiscar todas las imprentas.
(Gritos: ¡Confiscad la imprenta de la Pravda!)
«El monopolio de la burguesía sobre la prensa debe ser abolido; de lo contrario, la toma
del poder carecerá de sentido. Todo grupo de ciudadanos debe poder disponer de las
imprentas y el papel... El derecho de propiedad sobre las imprentas y el papel pertenece
actualmente, en primer lugar, a los obreros y los campesinos, y sólo en segundo lugar a
la burguesía, que representa una minoría ... El paso del poder a manos de los Soviets
llevará aparejada una radical transformación de todas las condiciones de vida,
transformación que necesariamente deberá manifestarse también en lo tocante a la
prensa ... Si nacionalizamos los bancos, ¿podemos dejar que sigan existiendo los
periódicos financieros? Los periódicos del antiguo régimen deben desaparecer. Y es
necesario que esto se entienda de una buena vez.» (Aplausos y furiosas protestas.)
Karelin replicó que el Tsík no tenía derecho a adoptar una decisión sobre un problema
tan importante como éste sin someterlo al estudio de una comisión especial, y volvió a
abogar acaloradamente por la libertad de prensa.
En este momento, subió a la tribuna Lenin, sereno, impasible, con el ceño fruncido;
habló con lentitud, meditando bien sus palabras; cada frase caía como un martillazo.
«La guerra civil aún no ha terminado; todavía tenemos al enemigo frente a nosotros; por
eso es imposible derogar las medidas de represión dirigidas contra la prensa. Nosotros,
los bolcheviques, siempre hemos dicho que cuando tomáramos el poder suprimiríamos
la prensa burguesa. Tolerar la existencia de la prensa burguesa significa renunciar a ser
socialistas. Cuando se hace la revolución, no se puede contemporizar; hay que avanzar o
retroceder. El que hable de libertad de prensa retrocede y trata de frenar nuestro avance,
nuestra marcha hacia el socialismo.
»Hemos sacudido el yugo del capitalismo, del mismo modo que la primera revolución
abatió el yugo del zarismo. Y si la primera revolución tuvo rjzón al suprimir los
periódicos monárquicos, no sotros la tenemos al acabar con la prensa burguesa. El
problema de la libertad de prensa no puede separarse de los demás problemas de la
lucha de clases. Habíamos prometido suprimir estos periódicos y lo hemos hecho. La
inmensa mayoría del pueblo aprueba nuestra conducta.
»Ahora que la insurrección ha terminado, no tenemos el menor deseo de suprimir los
periódicos de los otros partidos socialistas, salvo en caso de que excitaran a la
sublevación del ejército o a la desobediencia hacia el Gobierno soviético.
«Pero no les permitiremos, so pretexto de libertad de prensa socialista, que se adueñen,
con la ayuda solapada de la burguesía, del monopolio de las imprentas, las tintas de
imprimir y del papel. Estos instrumentos han pasado a ser propiedad del Estado
soviético y deben distribuirse, en primer lugar, entre los partidos socialistas, en estricta
proporción al número de sus afiliados.»
Y el decreto que se redactó:
Decreto sobre la prensa
"En la hora decisiva de la revolución, y en los días que van a venir, el Comité
provisional revolucionario se ve obligado a adoptar una serie de medidas con relación a
la prensa contrarrevolucionaria de todos los matices.
"En todas partes se grita que, al proceder así, el nuevo poder socialista viola los
principios esenciales de su programa y atenta contra la libertad de prensa.
"El Gobierno obrero y campesino llama la atención de la población hacia el hecho de
que, en nuestro país, esta pantalla protectora de la libertad encubre la posibilidad de las
clases ricas de quedarse con la parte más importante de la prensa, de envenenar así la
opinión pública y de sembrar la confusión en la conciencia de las masas.
"Todo el mundo sabe que la prensa burguesa es una de las armas más poderosa de la
burguesía. En este momento particularmente crítico, en que el nuevo poder obrero y
campesino está consolidándose, no es posible lejar en manos del enemigo esta arma, no
menos peligrosa que las bombas y las ametralladoras. Por todo ello, se han tomado
medidas extraordinarias y provisionales para poner coto a la oleada de inmundicias y
calumnias bajo la que la prensa amarilla y la prensa verde desearían ahogar la joven
victoria del pueblo.
"Una vez consolidado el nuevo orden, se dejarán en suspenso todas las medidas
administrativas contra la prensa; se concederá a ésta plena libertad dentro de los límites
de la responsabilidad legal y de acuerdo con las reglamentaciones más amplias y
avanzadas...
"Teniendo en cuenta que las restricciones a la libertad de prensa, incluso en los períodos
críticos, sólo son admisibles en la medida en que sean necesarias, el Consejo de
Comisarios del Pueblo decreta:
1º Se podrá decretar la suspensión de los periódicos:
"a) que inciten a la resistencia abierta o a la desobediencia hacia el Gobierno obrero y
campesino;
"b) que siembren la confusión en los espíritus mediante noticias manifiesta y
voluntariamente falaces;
"c) que inciten a actos de carácter criminal castigados por la ley.
"2º La suspensión temporal o definitiva de los órganos de
prensa sólo pddrá ser acordada por decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo.
"3º El presente decreto tiene carácter provisional y será revocado por una orden,
especial, tan pronto se hayan restablecido las condiciones de vida normales."
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
VLADIMIR ULIANOV (LENIN)
En el mismo Smolny, en las filas del partido bolchevique, la política de Lenin tropezaba
con una fuerte oposición. La noche del 17 de noviembre la gran sala de sesiones estaba
rebosante y la sesión del Tsík se abrió en medio de una atmósfera muy tensa.
El bolchevique Larin declaró que se acercaba la fecha de las elecciones a la Asamblea
Constituyente y que ya era hora de terminar con el terrorismo político:
—Las medidas adoptadas contra la libertad de prensa deben ser rectificadas. Tuvieron
su razón de ser durante la lucha. Ahora, nada las justifica. La prensa debe ser libre,
salvo en los casos de incitación al desorden y la insurrección.
En medio de una tempestad de silbidos y abucheos que se elevaba de las filas de su
propio partido, Larin propuso la siguiente resolución:
Queda derogado el decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo sobre la prensa.
Sólo se podrán aplicar 'medidas de represión política por decisión de un tribunal
especial elegido por el Tsík (proporcionalmente a la importancia de los partidos en él
representados).[6] Este tribunal tendrá derecho de revisión en lo que concierne a todas
las medidas de represión anteriores.
Este texto fue acogido con atronadores aplausos por parte de la izquierda
socialrevolucionaria e incluso de una parte de los bolcheviques.
Avanessov propuso, en nombre del grupo de Lenin, aplazar la cuestión de la prensa
hasta que se llegara a un acuerdo entre los partidos socialistas, propuesta que fue
rechazada por una mayoría aplastante.
—La revolución en curso —prosiguió Avanessov— no ha dudado en atacar a la
propiedad privada; el problema de la prensa debe ser considerado justamente como una
cuestión de propiedad privada. .. 251
Luego, dio lectura a la resolución oficial del grupo bolchevique:
La prohibición de los periódicos burgueses no ha sido solamente u» medio de combate
en el curso de la insurrección y durante el aplastamiento de las tentativas
contrarrevolucionarias; ha sido también una medida transitoria indispensable para el
eílablecimiento del nuevo régimen de prensa, régimen bajo el cual los capitalistas,
poseedores de las imprentas y del papel, no pueden seguir siendo los fabricantes
todopoderosos de la opinión pública.
Debemos ahora proseguir la obra iniciada, procediendo a la confiscación de las
imprentas privadas y los depósitos de papel, y entregándolas al poder soviético, en la
capital y en las provincias, con el fin de que los partidos y los grupos tengan a su
disposición los medios técnicos, en consonancia con la importancia real de las ideas que
representan, es decir, con el número de los afiliados a sus partidos.
El restablecimiento de la pretendida «libertad de prensa», es decir, la restitución pura y
simple de las imprentas y depósitos de papel a los capitalistas, envenenadores de la
conciencia pública, representaría una capitulación inadmisible ante la voluntad del
capital, el abandono de una de las posiciones más importantes de la Revolución obrera y
campesina; en una palabra, una medida indiscutiblemente contrarrevolucionaria.
El C.C. de nuestro partido propone, por lo tanto, a la fracción bolchevique del Tsík que
debe rechazar categóricamente toda proposición encaminada al restablecimiento del
antiguo régimen de la prensa y que se preste un apoyo sin restricciones al Consejo de
Comisarios del Pueblo en su política contra la pretensión y las exigencias dictadas por
prejuicios pe-queñoburgueses o por el sometimiento liso y llano a los intereses de la
burguesía contrarrevolucionaria.
La lectura de esta resolución fue interrumpida por las exclamaciones irónicas de los
socialrevolucionarios de izquierda y las protestas indignadas de los bolcheviques
refractarios. Karelin se puso en pie de un salto:
—Hace tres semanas, los bolcheviques eran los más ardientes defensores de la libertad
de prensa . . . Los argumentos de esta resolución recuerdan singularmente el punto de
vista de las Centurias Negras y de los censores del régimen zarista: ¡también ellos
hablaban de los envenadores de la conciencia pública!
Trotski defendió extensamente la resolución. Distinguió entre lo que es la prensa
durante la guerra civil y lo que es después de la victoria.
—Durante la guerra civil, el derecho a emplear la violencia sólo compete a los
oprimidos . .. (Gritos: ¿Dónde están ahora los oprimidos?) La victoria sobre nuestros
adversarios no todavía completa y los periódicos para nosotros constituyen un arma. En
estas condiciones, la prohibición de los periódicos dañinos en una medida de legítima
defensa . . .
Luego, pagando a la cuestión de la prensa después de la victoria: «La posición de los
socialistas ante el problema de la libertad de prensa debe reflejar exactamente su
posición ante el problema de la libertad de comercio ... El poder democrático hoy
organizado en Rusia exige la abolición total de la dominación privada de la prensa, lo 252
mismo que la de la industria ... El poder soviético debe confiscar todas las imprentas.
(Gritos: ¡Confiscad la imprenta de la Pravda!)
«El monopolio de la burguesía sobre la prensa debe ser abolido; de lo contrario, la toma
del poder carecerá de sentido. Todo grupo de ciudadanos debe poder disponer de las
imprentas y el papel... El derecho de propiedad sobre las imprentas y el papel pertenece
actualmente, en primer lugar, a los obreros y los campesinos, y sólo en segundo lugar a
la burguesía, que representa una minoría ... El paso del poder a manos de los Soviets
llevará aparejada una radical transformación de todas las condiciones de vida,
transformación que necesariamente deberá manifestarse también en lo tocante a la
prensa ... Si nacionalizamos los bancos, ¿podemos dejar que sigan existiendo los
periódicos financieros? Los periódicos del antiguo régimen deben desaparecer. Y es
necesario que esto se entienda de una buena vez.» (Aplausos y furiosas protestas.)
Karelin replicó que el Tsík no tenía derecho a adoptar una decisión sobre un problema
tan importante como éste sin someterlo al estudio de una comisión especial, y volvió a
abogar acaloradamente por la libertad de prensa.
En este momento, subió a la tribuna Lenin, sereno, impasible, con el ceño fruncido;
habló con lentitud, meditando bien sus palabras; cada frase caía como un martillazo.
«La guerra civil aún no ha terminado; todavía tenemos al enemigo frente a nosotros; por
eso es imposible derogar las medidas de represión dirigidas contra la prensa. Nosotros,
los bolcheviques, siempre hemos dicho que cuando tomáramos el poder suprimiríamos
la prensa burguesa. Tolerar la existencia de la prensa burguesa significa renunciar a ser
socialistas. Cuando se hace la revolución, no se puede contemporizar; hay que avanzar o
retroceder. El que hable de libertad de prensa retrocede y trata de frenar nuestro avance,
nuestra marcha hacia el socialismo.
»Hemos sacudido el yugo del capitalismo, del mismo modo que la primera revolución
abatió el yugo del zarismo. Y si la primera revolución tuvo rjzón al suprimir los
periódicos monárquicos, no sotros la tenemos al acabar con la prensa burguesa. El
problema de la libertad de prensa no puede separarse de los demás problemas de la
lucha de clases. Habíamos prometido suprimir estos periódicos y lo hemos hecho. La
inmensa mayoría del pueblo aprueba nuestra conducta.
»Ahora que la insurrección ha terminado, no tenemos el menor deseo de suprimir los
periódicos de los otros partidos socialistas, salvo en caso de que excitaran a la
sublevación del ejército o a la desobediencia hacia el Gobierno soviético.
«Pero no les permitiremos, so pretexto de libertad de prensa socialista, que se adueñen,
con la ayuda solapada de la burguesía, del monopolio de las imprentas, las tintas de
imprimir y del papel. Estos instrumentos han pasado a ser propiedad del Estado
soviético y deben distribuirse, en primer lugar, entre los partidos socialistas, en estricta
proporción al número de sus afiliados.»
Y el decreto que se redactó:
Decreto sobre la prensa
"En la hora decisiva de la revolución, y en los días que van a venir, el Comité
provisional revolucionario se ve obligado a adoptar una serie de medidas con relación a
la prensa contrarrevolucionaria de todos los matices.
"En todas partes se grita que, al proceder así, el nuevo poder socialista viola los
principios esenciales de su programa y atenta contra la libertad de prensa.
"El Gobierno obrero y campesino llama la atención de la población hacia el hecho de
que, en nuestro país, esta pantalla protectora de la libertad encubre la posibilidad de las
clases ricas de quedarse con la parte más importante de la prensa, de envenenar así la
opinión pública y de sembrar la confusión en la conciencia de las masas.
"Todo el mundo sabe que la prensa burguesa es una de las armas más poderosa de la
burguesía. En este momento particularmente crítico, en que el nuevo poder obrero y
campesino está consolidándose, no es posible lejar en manos del enemigo esta arma, no
menos peligrosa que las bombas y las ametralladoras. Por todo ello, se han tomado
medidas extraordinarias y provisionales para poner coto a la oleada de inmundicias y
calumnias bajo la que la prensa amarilla y la prensa verde desearían ahogar la joven
victoria del pueblo.
"Una vez consolidado el nuevo orden, se dejarán en suspenso todas las medidas
administrativas contra la prensa; se concederá a ésta plena libertad dentro de los límites
de la responsabilidad legal y de acuerdo con las reglamentaciones más amplias y
avanzadas...
"Teniendo en cuenta que las restricciones a la libertad de prensa, incluso en los períodos
críticos, sólo son admisibles en la medida en que sean necesarias, el Consejo de
Comisarios del Pueblo decreta:
1º Se podrá decretar la suspensión de los periódicos:
"a) que inciten a la resistencia abierta o a la desobediencia hacia el Gobierno obrero y
campesino;
"b) que siembren la confusión en los espíritus mediante noticias manifiesta y
voluntariamente falaces;
"c) que inciten a actos de carácter criminal castigados por la ley.
"2º La suspensión temporal o definitiva de los órganos de
prensa sólo pddrá ser acordada por decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo.
"3º El presente decreto tiene carácter provisional y será revocado por una orden,
especial, tan pronto se hayan restablecido las condiciones de vida normales."
El presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo,
VLADIMIR ULIANOV (LENIN)
Varasnikov- Novato/a rojo/a
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- Mensaje n°187
Re: Socialismo y libertad de expresión
Si no dejamos que la gente exprese sus opiniones nos convertiriamos en opresores
marxismo_futuro- Gran camarada
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- Mensaje n°188
Re: Socialismo y libertad de expresión
La cuestión de la prensa debe ser examinada en base de la cuestión de la propiedad privada capitalista. No es un problema que deba separarse del problema del capital, del problema del capitalismo y de la revolución socialista. La producción informativa, la «producción espiritual», como la llamaban Karl Marx y Friedrich Engels, en una sociedad es propiedad del monopolio de clase correspondiente a la producción material —industria, minería, agricultura, etc.— y del comercio. En pocas palabras, los medios de producción espiritual están en manos de la clase social dominante, está en manos de la clase social propietaria. Es más, el monopolio de propiedad de la producción espiritual es un elemento indispensable para el dominio social de dicha clase. Así pues, la prensa, como elemento básico de la producción espiritual-informativa, está sometida también al monopolio capitalista, a la propiedad capitalista.
En definitiva, la cuestión de la prensa no debe separarse de la dialéctica de la lucha de clases, no debe abstraerse de la constante lucha de clases en todos los ámbitos. Así pues, la actitud comunista ante el problema de la prensa debe basarse en las mismas premisas que ante el problema de la industria, del comercio, etc.
El objetivo general, último, de los y las comunistas es la abolición de la propiedad privada de los medios de producción material y espiritual en base de la propiedad socialista de todo el pueblo. No cabe duda, pues, que la propiedad privada sobre la prensa debe ser también abolida y transformarse, en el debido momento, en propiedad socialista de todo el pueblo. La expropiación revolucionaria de la propiedad privada de los medios de comunicación de la burguesía equivale a liberar a la prensa, a la televisión, a la radio, a Internet, etc., de la tiranía del capital y a dar voz al proletariado, de la misma forma que la expropiación de la industria y de la tierra de manos de la burguesía y de los terratenientes equivale a liberarlos de la tiranía del capital en base de la propiedad comuna del proletariado sobre ellos para desarrollar profundamente las fuerzas productivas y la abundancia.
Más concretamente, las imprentas, los locales, el papel y, en general, todos los recursos destinados al mundo de la prensa, deben ser puestos en plena y libre disposición de los trabajadores, campesinos e intelectuales de la sociedad socialista, a partir de la propiedad socialista de todo el pueblo sobre ellos. Cualquier organización social y grupo puede disponer, entonces, de las imprentas para sus diarios, revistas y documentos. Ningún partido político, organización social o grupo puede, por el contrario, establecer su propiedad privada sobre los instrumentos de comunicación social, abriendo paso a nueva burguesía y bloqueando el libro acceso a ellos. El derecho de propiedad de los medios de comunicación se niega a la burguesía para entregárselo, mediante la propiedad socialista, a los trabajadores, campesinos, intelectuales, organizaciones, etc.
Los grandes monopolios sobre los medios de comunicación, la concentración del capital en esta rama; la obstaculización de la participación de las masas trabajadoras en la información y en la comunicación, no pueden ser superados dentro del capitalismo. La centralización del capital en pocas manos es una consecuencia inevitable del capitalismo, por lo que no hay salida a los monopolios en ningún escenario reformista o socialdemócrata. No tiene ningún resultado, pues, atacar a los grandes monopolios apoyándose en una supuesta preponderancia de la pequeña y mediana propiedad privada y en el «control público» —de parte del Estado burgués, por cierto— de la gran propiedad, como gritan secuaces del capital como Pablo Iglesias. La propiedad privada, negando ya de por si el libre acceso a los medios de producción espiritual-informativa, se desarrolla de forma natural, en mayor o menor rapidez según las condiciones, en grandes monopolios y concentraciones en pocas manos. Marx, Engels y Lenin explicaron de forma brillante este proceso, innegablemente comprobado en la vida real-material del capitalismo. Por tanto, la única salida al acceso inmensamente limitado de la disposición de la prensa, la única salida a los grandes monopolios y a la privación de voz del proletariado en el capitalismo, es el socialismo, es la abolición de la propiedad privada en base a la propiedad social de todo el pueblo de los medios e instrumentos de comunicación y la libre disposición de ellos. La libertad de prensa solo podrá darse en un contexto de abolición de clases sociales, esto es en un contexto de abolición de la propiedad privada y de propiedad social de todo el pueblo. El proletariado, las amplias masas trabajadoras, no pueden ser liberadas sin la amplia propiedad de todo el pueblo sobre los instrumentos de producción material y espiritual; la sociedad no puede evolucionar hacia el comunismo, hacia una sociedad sin clases sociales, hacia la abundancia, sin abolir la totalidad de la propiedad privada. Solo expropiando y callando a la burguesía en la amplitud de su dominio y de su propiedad, también en la prensa, puede liberarse y dar voz al proletariado.
Proclamar la lucha incondicional y abnegada, en todos los frentes de la industria, de la agricultura, del comercio, de la política, etc., contra la burguesía, en forma de dictadura revolucionaria del proletariado, sin luchar consecuentemente contra la propiedad capitalista de los medios de producción espiritual-informativa es un sinsentido y una ayuda considerable a las opciones contrarrevolucionarias de la burguesía. La victoria de la revolución proletaria depende en grandísima medida de la profundización efectiva de la lucha de clase contra la burguesía, contra sus manifestaciones en el Partido, en el Estado, en la sociedad, en el Movimiento Comunista Internacional, etc. La burguesía, tanto para el necesario avance del socialismo como para la inmediata victoria de la revolución social proletaria, debe ser enteramente expropiada y desarmada, tanto en el plano productivo, intelectual, político y militar. Se trata de una revolución a todo o nada en que una clase social, el proletariado, destruye el orden social del dominio socio-económico de otra clase social, la burguesía, para establecer un nuevo orden social. Dejar espacio a la burguesía en la esfera de los medios de comunicación, en el plano intelectual, en el mismo Partido, significa fortalecer su posición, significa «revertir» la lucha de clases en su favor, significa hacerle concesiones. ¡Qué curioso que ésta es exactamente la reivindicación eterna de los elementos burgueses en el Partido Comunista y de las clases sociales, grupos y organizaciones contrarrevolucionarias! En la Revolución de Octubre, los social-revolucionarios abandonaron definitivamente el Comité Militar Revolucionario y la Conferencia posterior al II Congreso de los Soviets de Toda Rusia; los bolcheviques disidentes —Riazánov, Lozovski, Noguín, Rykov, Miliutin, Teodoróvich, Shliápnikov, Zinóviev, Kámenev, etc.— abandonaron sus puestos en el Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) y/o en el Partido, justo después de que en en el Comité Ejecutivo Central del Congreso de los Soviets (VTsIK) se aprobase la resolución revolucionaria de expropiación socialista de los instrumentos de prensa y de la prohibición de publicación de los partidos contrarrevolucionarios. Esto demuestra el vital interés de la burguesía en la cuestión de la prensa para sus opciones en la Revolución Socialista y en el socialismo.
Karl Marx y Friedrich Engels, «La ideología alemana», 1846; pág. 21-22, Tomo I, Obras Escogidas; Edición Progreso, Moscou, 1980 escribió:Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al mismo tiempo, por término medio, las ideas de quienes no tienen los medios necesarios para producir espiritualmente.
En definitiva, la cuestión de la prensa no debe separarse de la dialéctica de la lucha de clases, no debe abstraerse de la constante lucha de clases en todos los ámbitos. Así pues, la actitud comunista ante el problema de la prensa debe basarse en las mismas premisas que ante el problema de la industria, del comercio, etc.
El objetivo general, último, de los y las comunistas es la abolición de la propiedad privada de los medios de producción material y espiritual en base de la propiedad socialista de todo el pueblo. No cabe duda, pues, que la propiedad privada sobre la prensa debe ser también abolida y transformarse, en el debido momento, en propiedad socialista de todo el pueblo. La expropiación revolucionaria de la propiedad privada de los medios de comunicación de la burguesía equivale a liberar a la prensa, a la televisión, a la radio, a Internet, etc., de la tiranía del capital y a dar voz al proletariado, de la misma forma que la expropiación de la industria y de la tierra de manos de la burguesía y de los terratenientes equivale a liberarlos de la tiranía del capital en base de la propiedad comuna del proletariado sobre ellos para desarrollar profundamente las fuerzas productivas y la abundancia.
Más concretamente, las imprentas, los locales, el papel y, en general, todos los recursos destinados al mundo de la prensa, deben ser puestos en plena y libre disposición de los trabajadores, campesinos e intelectuales de la sociedad socialista, a partir de la propiedad socialista de todo el pueblo sobre ellos. Cualquier organización social y grupo puede disponer, entonces, de las imprentas para sus diarios, revistas y documentos. Ningún partido político, organización social o grupo puede, por el contrario, establecer su propiedad privada sobre los instrumentos de comunicación social, abriendo paso a nueva burguesía y bloqueando el libro acceso a ellos. El derecho de propiedad de los medios de comunicación se niega a la burguesía para entregárselo, mediante la propiedad socialista, a los trabajadores, campesinos, intelectuales, organizaciones, etc.
Los grandes monopolios sobre los medios de comunicación, la concentración del capital en esta rama; la obstaculización de la participación de las masas trabajadoras en la información y en la comunicación, no pueden ser superados dentro del capitalismo. La centralización del capital en pocas manos es una consecuencia inevitable del capitalismo, por lo que no hay salida a los monopolios en ningún escenario reformista o socialdemócrata. No tiene ningún resultado, pues, atacar a los grandes monopolios apoyándose en una supuesta preponderancia de la pequeña y mediana propiedad privada y en el «control público» —de parte del Estado burgués, por cierto— de la gran propiedad, como gritan secuaces del capital como Pablo Iglesias. La propiedad privada, negando ya de por si el libre acceso a los medios de producción espiritual-informativa, se desarrolla de forma natural, en mayor o menor rapidez según las condiciones, en grandes monopolios y concentraciones en pocas manos. Marx, Engels y Lenin explicaron de forma brillante este proceso, innegablemente comprobado en la vida real-material del capitalismo. Por tanto, la única salida al acceso inmensamente limitado de la disposición de la prensa, la única salida a los grandes monopolios y a la privación de voz del proletariado en el capitalismo, es el socialismo, es la abolición de la propiedad privada en base a la propiedad social de todo el pueblo de los medios e instrumentos de comunicación y la libre disposición de ellos. La libertad de prensa solo podrá darse en un contexto de abolición de clases sociales, esto es en un contexto de abolición de la propiedad privada y de propiedad social de todo el pueblo. El proletariado, las amplias masas trabajadoras, no pueden ser liberadas sin la amplia propiedad de todo el pueblo sobre los instrumentos de producción material y espiritual; la sociedad no puede evolucionar hacia el comunismo, hacia una sociedad sin clases sociales, hacia la abundancia, sin abolir la totalidad de la propiedad privada. Solo expropiando y callando a la burguesía en la amplitud de su dominio y de su propiedad, también en la prensa, puede liberarse y dar voz al proletariado.
Proclamar la lucha incondicional y abnegada, en todos los frentes de la industria, de la agricultura, del comercio, de la política, etc., contra la burguesía, en forma de dictadura revolucionaria del proletariado, sin luchar consecuentemente contra la propiedad capitalista de los medios de producción espiritual-informativa es un sinsentido y una ayuda considerable a las opciones contrarrevolucionarias de la burguesía. La victoria de la revolución proletaria depende en grandísima medida de la profundización efectiva de la lucha de clase contra la burguesía, contra sus manifestaciones en el Partido, en el Estado, en la sociedad, en el Movimiento Comunista Internacional, etc. La burguesía, tanto para el necesario avance del socialismo como para la inmediata victoria de la revolución social proletaria, debe ser enteramente expropiada y desarmada, tanto en el plano productivo, intelectual, político y militar. Se trata de una revolución a todo o nada en que una clase social, el proletariado, destruye el orden social del dominio socio-económico de otra clase social, la burguesía, para establecer un nuevo orden social. Dejar espacio a la burguesía en la esfera de los medios de comunicación, en el plano intelectual, en el mismo Partido, significa fortalecer su posición, significa «revertir» la lucha de clases en su favor, significa hacerle concesiones. ¡Qué curioso que ésta es exactamente la reivindicación eterna de los elementos burgueses en el Partido Comunista y de las clases sociales, grupos y organizaciones contrarrevolucionarias! En la Revolución de Octubre, los social-revolucionarios abandonaron definitivamente el Comité Militar Revolucionario y la Conferencia posterior al II Congreso de los Soviets de Toda Rusia; los bolcheviques disidentes —Riazánov, Lozovski, Noguín, Rykov, Miliutin, Teodoróvich, Shliápnikov, Zinóviev, Kámenev, etc.— abandonaron sus puestos en el Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) y/o en el Partido, justo después de que en en el Comité Ejecutivo Central del Congreso de los Soviets (VTsIK) se aprobase la resolución revolucionaria de expropiación socialista de los instrumentos de prensa y de la prohibición de publicación de los partidos contrarrevolucionarios. Esto demuestra el vital interés de la burguesía en la cuestión de la prensa para sus opciones en la Revolución Socialista y en el socialismo.
Saludos.
EstrellaRoja3- Novato/a rojo/a
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- Mensaje n°189
Re: Socialismo y libertad de expresión
Yo estoy a favor de la libertad de expresión que es la que nos permite que podamos decir lo que pensamos, como nos sentimos. En los países occidentales la gente tiene la sensación de que existe pero en realidad no porque si no podemos ver como gente como el rapero Pablo Hasél a sido juzgada por canciones en contra del capitalismo, yo no creo que haya democracia en estos países si no un régimen de libertades limitadas.Un saludo.
Última edición por EstrellaRoja3 el Jue Dic 11, 2014 10:46 pm, editado 1 vez
Martes13- Camarada
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- Mensaje n°190
Re: Socialismo y libertad de expresión
jiji, lo mejor sería destruir los medios de comunicación, los privados y los estatales claro para que no se difame y así la gente que opine lo que quiera
Yo sinceramente creo que se deberían quemar todas las televisiones y los partidos expulsados del gobierno
Seguro que ahora os echais encima
Yo sinceramente creo que se deberían quemar todas las televisiones y los partidos expulsados del gobierno
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- Mensaje n°191
Re: Socialismo y libertad de expresión
Martes13 escribió:jiji, lo mejor sería destruir los medios de comunicación, los privados y los estatales claro para que no se difame y así la gente que opine lo que quiera
Yo sinceramente creo que se deberían quemar todas las televisiones y los partidos expulsados del gobierno
Seguro que ahora os echais encima
A mí me parece una buena idea, ni canales estatales ni privados, todas cooperativas y canales independientes.
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- Mensaje n°192
Re: Socialismo y libertad de expresión
La frase de Stalin es falsa no esta en ningún escrito,discurso o cita. Es una mentira como tantas citas que le otorgan a gente mágica.
IberSoviet- Gran camarada
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- Mensaje n°193
Re: Socialismo y libertad de expresión
Mecagoendios escribió:
Es un aforismo con el que estoy completamente en desacuerdo.[/color]
Teniendo en cuenta que el socialismo es un régimen de partido único que debe estar formado por elementos avanzados de las capas populares y que este no tiene ningún tipo de competencia en lo que a partidos opositores se refiere, lo más normal es que los valores socialistas que inspiran al partido predominen, pero ¿Y qué pasa si el partido se corrompe? Que el partido se corrompa no es nada nuevo, de hecho es lo más normal, ya que cuando se pasa a ser parte del partido(por lo menos antes) te dan privilegios, y te tienes que adaptar a lo que diga la vanguardia(para mi centralismo democrático no es hacer lo que diga el CC, sino la militancia entera con el beneplácito del pueblo expresado en referéndum) así que, si se permite coartar la libertad de expresión, ¿No creés que se iba a hacer en beneficio de las élites gobernantes y no en beneficio del pueblo como alegarían siempre?
Hay una frase que ilustra bastante bien esto:
``Si todos remamos en la misma dirección, ¿Cómo sabremos que no hay otra?´´
Fijaos, uno de los motivos del éxito del socialismo en Cuba es su alto grado de participación en la política de las grandes masas obreras y el hecho de que hay libertad de expresión (aunque los afines al régimen siempre van a tener más altavoces, evidentemente) En cambio en la URSS, se veían conspiraciones por todos los lados, se acusaba de contrarrevolucionario con o sin razón a personas que simplemente no estaban completamente de acuerdo con Stalin y se subvencionaba un estilo artístico llamado ``realismo socialista´´
¡Cómo se puede coartar la libertad de pensamiento¡ Eso solo ayuda a que las élites actuen de espaldas al pueblo, sin ningún tipo de control por parte de el y de límite.
¿Qué pasaría si el estado capitalista fuera como la URSS de Stalin en el tema de censura? Pues que no podríamos expander nunca nuestro mensaje, y no aportariamos nada, quedando todo el poder en el gran capital, pues esto salvando las distancias es similar.
Coartar la libertad de expresión es para mi, al fin y al cabo frustrar a las personas y acabar haciendo de un régimen en principio dinámico y creador, un monolito uniforme.
Censurar una esvástica puede parecer muy obvio, pero de censurar una esvástica a un libro crítico con el régimen no hay nada(se acusa al autor de contrarrevolucionario y fuera) y de eso a censurar a la gente por la calle que no pueda repartir panfletos o gritar ``¡Viva EEUU¡´´ tampoco hay nada, y de ahí...y así un largo etcétera, hasta que solo se sabe lo que a la ``vanguardia´´ le sale del cipote, hablando mal y pronto. Si algo odio del fascismo es la represión intelectual, ¿Os imagináis que Béqcer, Espronceda, Neruda...etc hubiesen estado sometidos a censura rígida?¿Cuántos grandes artistas quedaron sepultados bajo el biombo censor de la URSS burocrática?
Pues bien, quisiera que dierais vuestra opinión sobre este tema, que yo por lo menos tengo clarísimo.
PD: Por cierto, creerse con potestad para decidir que se censura y que no, supone creerse con la verdad absoluta, algo muy poco marxista. Además el pueblo debe pensar, no tragarse la propaganda estatal.
Lo que dices es muy interesante. Yo creo que en buena medida el socialismo debería obrar con sus enemigos de clase igual que como opera el capital con nosotros. Cuando el sistema está en una situación de debilidad ante un enemigo fuerte, adquiere rasgos de dictadura. Cuando dicho enemigo ha sido reducido y no tiene prácticamente base social alguna o si la tiene es irrelevante, se puede abrir la mano y permitir que exista. Pruebas de esto son cómo están los disidentes cubanos, en su casa, volando a Miami cada dos por tres y entrevistándose con políticos extranjeros cada vez que van a La Habana. Prueba de esto también es lo poco que le importa al capital que este foro exista.
Creo que en un sistema en el que no se permite el acceso a determinadas ideas es también un sistema en el que esas ideas acaban mistificándose, acaban logrando un matiz de "las peligrosas ideas que no quieren que escuches". ¿Cómo combate el capital a las ideas socialistas? Muy fácil... primero te vende él mismo los libros que hablan de esas ideas, luego se dedica a promocionar todas las ideas que dejen en mal lugar al socialismo... cine, radio, televisión, etc etc etc. Por ejemplo, una autobiografía de Ronald Reagan daría más asco si hemos mamado miles de documentales, noticias, libros, etc sobre cómo violaban mujeres los mercenarios de la Contra en Nicaragua. A Stalin lo asociamos a las deportaciones a Siberia, por eso su nombre está tan proscrito en este Mundo. Nuestro objetivo será, por tanto, hacer lo propio con el enemigo. No relegarlo a las catacumbas, tan solo mostrar sus vergüenzas. Esa es la estrategia del capital y le está funcionando de mil maravillas.
Por otra parte está la censura cultural, que a mi me parece otra abominación horrenda. En la URSS se llegó incluso a prohibir a los Beatles, lo que me parece una chorrada que solo contribuyó a convertir la cultura de masas occidental en un caramelo demasiado goloso para la gente. Yo conozco a personas de Europa del Este que me dicen lo maravillados que estaban allí con cualquier gilipollez occidental. Hasta llegaron a circular en Rumania videos con anuncios grabados de la televisión en países occidentales. La gente allí estaba acostumbrada a observar sus vidas como algo osco y grisáceo, un terreno demasiado fertil para que los espejismos coloridos del capital penetren con más fuerza. Cuba en este aspecto ha sido mucho más inteligente y ha permitido e incluso promovido conciertos de los Rolling Stones (que ya contaban con muchos fans en la isla) y hasta ha hecho oídos sordos (nunca mejor dicho) a las provocaciones y pataleos infantiles de la ridícula banda Porno para Ricardo...cuyo logo sale incluso en la película Habana Blues, realizada por la ICAIC.
Luego está la absurda manía de reescribir la Historia. Mira, si hace 20 años el gobierno hizo una atrocidad pues mea culpa+disculpas+monumento a las víctimas+peliculilla lacrimógena y a otra cosa. ¿Acaso no hace lo mismo EEUU cada dos por tres y el imperialismo sigue sin caerse por eso? Es más, precisamente porque EEUU reconoce sus atrocidades es que la población acaba asimilando la erronea idea de que ese es el mejor o el menos malo de los sistemas porque hay libertad para exponer sus vergüenzas, y acaba creyéndose, para colmo, que esa es una prueba de que el sistema se autocorrige.
En resumen... como va a haber lucha ideológica en el socialismo si no se permite conocer las ideas del enemigo?? La construcción del socialismo debe ser un debate constante, una contrastación constante, una evaluación constante... si en un debate todos opinamos lo mismo no hay debate y la cultura se acaba convirtiendo en burda propaganda panfletera, en un boletin oficial del estado, en una arenga, en un timo que poco a poco acaba también por aislar al Estado de la realidad social que pretende transformar.