gatopardo2015 escribió: pablo13 escribió:La vulgar reacción trotskista-imperialista
Ya en la década de 1960, Fidel Castro (el que no suele equivocarse el análisis de la realidad) definió al trotskismo como el “instrumento vulgar del imperialismo y de la reacción”. Entonces como ahora, Fidel tenía razón.
En nuestro país, los trotskistas no pierden la oportunidad de ponerse al servicio del poder fáctico, de los medios de comunicación dominantes y del imperialismo occidental. Ya son célebres las derrapadas de su máximo referente, Jorge Altamira (nom de guerre de un tal José Saúl Wermus), y son tantas, que no pretendemos enumerarlas aquí.
Néstor Pitrola es el segundo de Altamira en esa fantochada que es el trotskismo argentino. Al igual que su jefe y amigo, Pitrola aprovecha todas y cada una de las oportunidades que tiene para mostrarle al poder fáctico que sus servicios son valiosos. La última es una desopilante nota publicada en el día de hoy en InfoBAE (un medio no menos desopilante).
Para empezar, Pitrola arranca la nota de opinión refiriéndose a Cristina como “presidente”, forma masculina que ni siquiera los medios opositores utilizan ya. La forma “presidenta” ya está consagrada, pero se ve que Pitrola, además de un reaccionario consumado, está preso de la misoginia reinante en la “izquierda” dogmática. No acepta que haya una presidenta, esto es todo, y lo expresa en el lenguaje.
Pero lo principal de la opinión de Pitrola ya se desprende del título: por la muerte del fiscal Nisman, el trotskista vulgar propone “interpelar al poder”. Queda claro que para él el “poder” es el poder político, el Estado.
Esto pinta de cuerpo entero al trotskismo y pone desde luego en evidencia su verdadera posición ideológica: el trotskismo es un instrumento del poder real, del poder económico que es un poder de tipo fáctico, no político y por lo tanto profundamente antidemocrático. El trotskismo es financiado por ese poder y su tarea es ocultar su existencia, precisamente, cargando contra el Estado y afirmando que allí se encuentra el “poder”, sistemáticamente.
Esta clase de maniobra discursiva debe ser denunciada. Hay que interpelar al poder ―siempre, no solo en el caso del fiscal Nisman: siempre―, pero al poder real, no a la cortina de humo. Y debemos dejar de referirnos al trotskismo como “izquierda”, puesto que no son izquierda ni derecha: son apenas peones del poder fáctico, dedicados a embarrar la cancha y confundir a los pueblos.
http://www.labatallacultural.org/2015/01/la-vulgar-reaccion-trotskista.html
De esto no se vuelve.
Yo prefiero pensar que el
pablo13, buscando respuestas que satisfagan sus inquietudes, dió con ese blog, y copió con buena fe lo primero que se encontró.
Recuerdo cuando yo buscaba información sobre Marx y el trotskysmo, y leía textos del PTS. Juventud, divino tesoro...
Es divertido ver los conceptos que generan en ese pasquín progre para combatir al Marxismo. Me gustó mucho inventar
poder fáctico como contraposición al Poder del Estado
Por suerte no son intelectuales
serios. Lo de Feinmann, ni hablar de Laclau, es indignante. Foster no, Foster también es divertido.
No vale la pena aclarar que luchamos contra las patronales (¡y que, de hecho, la Naranja de Prensa se organiza contra la kirchnerista Bae!) y el Imperialismo. Pasemos de largo.
No está tan más está decir que la muerte de Nisman, haya sido la mano de quién sea, es el producto de una profunda lucha de camarillas al interior de los servicios de inteligencia.
Izquierda Socialista lo niega, debate con nosotros este planteo. Y es interesante.
Estos servicios son el sistema nervioso del Estado. El cual, por cierto, a su vez es el núcleo duro de directores de los intereses burgueses. Por eso en los años '90 se dedicaba a predicar el Libre Mercado, si bien no desconectaba todas sus prebendas, y luego del 2001 rescata a las privatizadas en quiebra, incluso comprándolas. Interviene para rescatar.
Pero el tema es éste: Los servicios de inteligencia del Estado forman parte del Estado, y el hecho de que estén divididos, luchando brutalmente entre sí, es un síntoma de la descomposición del mismo Estado.
Tanto Néstor Kirchner como Sergio Massa, Mauricio Macri y toda la oposición patronal
han gobernado y
gobiernan apoyándose sobre los servicios. ¿Para qué? Para desarticular a los trabajadores y estudiantes cuando se organicen para combatir al Estado, su cuadro de ajuste. Tanto en Buenos Aires como en Capital y Santa Fe.
Ante la crisis de Estado y las peleas bestiales de camarillas, el Kirchnerismo está construyendo, desde hace tiempo, su propio servicio con el genocida Milani a la cabeza. Y es que César Milani es un caudillo de las fuerzas represivas, un hombre capaz de contenerlas... más o menos. Ya vemos que su arbitraje no es tan eficaz.
El
Partido Obrero plantea interpelar a todo el régimen político, televisado para toda la familia (¡porque es el siglo XXI, y todos los trabajadores lo pueden ver!
). Queremos una
batalla de programas. La delirante Carrió no puede atar dos conceptos lógicos, y Mauricio Macri tiene que llamarse a silencio para que nadie recuerde
que está procesado por espionaje ilegal. Queremos mostrarle que los únicos que podemos interpelar al gobierno somos nosotros, los trabajadores. El régimen político, el Estado y todos sus partidos, están bajo la putrefacción. La salida está por fuera de este marco.
¿A alguien le interesa polemizar sobre estos puntos?