-"Para pagar (X) cantidad de dinero por esto, me compro una adidas que vale más menos igual"
¿Esta apreciación, no es un factor detonante a la hora de la fijación de precios?
Saludos..
asedio hardcore escribió:Entiendo hermano, pero ¿Qué opinas tú a la disparidad de precios que existe entre un producto (X) fábricado por ejemplo en USA, con otro producto (Y) fabricado igualmente en USA, pero que no cuenta con una gran maquinaria publicitaria? Por ejemplo: La "Nike" contrata por un determinado tiempo a algún futoblista famoso, (pongamos a Mesi de ejemplo) luego coloca a un cantante, (Pongamos al fulano Justin Bieber) posteriormente a un actor de Holywood etc, etc. La gente periódicamente es bombardeada de publicidad que genera en el consumidor una preferencia por la marca en cuestión, esto, evidentemente encarece (de manera netamente subjetiva) el precio, porque la gente va a preferir pagar por ejemplo 3000bs o no sé 40 euros por una camisa de marca que los mismos 40 por una camisa que nadie sabe de donde salió, lo he escuchado mucho:
-"Para pagar (X) cantidad de dinero por esto, me compro una adidas que vale más menos igual"
¿Esta apreciación, no es un factor detonante a la hora de la fijación de precios?
Saludos..
Razion escribió:asedio hardcore escribió:Entiendo hermano, pero ¿Qué opinas tú a la disparidad de precios que existe entre un producto (X) fábricado por ejemplo en USA, con otro producto (Y) fabricado igualmente en USA, pero que no cuenta con una gran maquinaria publicitaria? Por ejemplo: La "Nike" contrata por un determinado tiempo a algún futoblista famoso, (pongamos a Mesi de ejemplo) luego coloca a un cantante, (Pongamos al fulano Justin Bieber) posteriormente a un actor de Holywood etc, etc. La gente periódicamente es bombardeada de publicidad que genera en el consumidor una preferencia por la marca en cuestión, esto, evidentemente encarece (de manera netamente subjetiva) el precio, porque la gente va a preferir pagar por ejemplo 3000bs o no sé 40 euros por una camisa de marca que los mismos 40 por una camisa que nadie sabe de donde salió, lo he escuchado mucho:
-"Para pagar (X) cantidad de dinero por esto, me compro una adidas que vale más menos igual"
¿Esta apreciación, no es un factor detonante a la hora de la fijación de precios?
Saludos..
Ahí camarada entraría el juego el poder de los monopolios, que terminan inclinando la economía para sí. Además de la explotación asalariada que genera el valor, tienen la capacidad de manejar el mercado a gusto -eliminar competencia, fusionarse con otras empresas del gran capital lo que a su vez aumenta el control sobre el mercado, etc-, es decir un factor extra a la hora de manejar los precios. Recuerdo que un camarada hizo en su momento una descripción bastante buena al respecto -fijate en el hilo "Soy capitalista", o "Falacias del neoliberalismo y el anarco-capitalismo", están como Post-It en la sección Economía-.
Saludos
ajuan escribió:Ese texto es bastante largo, decinos que parte asi podes ayudarte.
K-Meleon escribió:Tuve un profesor de filosofía en la UAM que cuando hablaba de Marx casi siempre nos decía que las contradicciones y los problemas no se resuelven de verdad si solo se resuelven en el pensamiento. ¿Es esto realmente marxista?
K-Meleon escribió:gracias Ashandarei, pero mi profesor no decía que las contradiciones sólo pueden existir en el pensamiento, sino que no se resuelven de verdad si solo se resuelven con el pensamiento.
reptiliano escribió:ajuan escribió:Ese texto es bastante largo, decinos que parte asi podes ayudarte.
cuando marx empieza a hablar de mecanismo de pagos me pierdo osea no se que intenta argumentar
Federico Engels, 1884, Prefacio a la primera edición alemana de Miseria de la Filosofía de Marx escribió:Pero de la teoría del valor de Ricardo se pueden hacer además, y se han hecho, otras conclusiones. El valor de las mercancías se determina por el trabajo necesario para producirlas. Sin embargo, en nuestro mundo pecador las mercancías se venden, ya por encima, ya por debajo de su valor, y esto no se debe solamente a las oscilaciones originadas por la competencia. La cuota de ganancia tiene la tendencia a reducirse a un mismo nivel para todos los capitalistas, de la misma manera que los precios de las mercancías tienen la tendencia a identificarse mediante la oferta y la demanda con el valor del trabajo cristalizado en ellas. Pero la cuota de ganancia se calcula en proporción con todo el capital desembolsado en una empresa industrial. Y como en dos ramas distintas de industria el producto anual puede plasmar cantidades idénticas de trabajo y representar, por tanto, valores iguales dado un mismo nivel de salarios —bien entendido, sin embargo, que los capitales empleados en una rama pueden ser, y a menudo lo son, dos o tres veces mayores que en la otra—, la ley del valor de Ricardo se halla en este caso en contradicción, abierta ya por el mismo Ricardo, con la ley de la cuota igual de ganancia. Si los productos de ambas ramas de industria se venden por sus valores, las cuotas de ganancia no pueden ser iguales; y siendo iguales las cuotas de ganancia, los productos de ambas ramas no siempre pueden venderse por sus valores. Aquí tenemos, pues, una contradicción, una antinomia de dos leyes económicas, resuelta de ordinario en la práctica, a juicio de Ricardo (cap. I, secciones 4 y 5), a favor de la cuota de ganancia y en perjuicio del valor.
Pero la definición ricardiana del valor, a pesar de sus fatídicas propiedades, tiene otro aspecto que la hace ser grata para el buen burgués. Esa definición apela con empuje irresistible a su sentido de justicia. La justicia y la igualdad de derechos son los (pilares básicos sobre los que el burgués de los siglos XVIII y XIX hubiera querido erigir su edificio social después de la destrucción de las injusticias, desigualdades y privilegios feudales. Mas la determinación del valor de las mercancías por el trabajo y el libre cambio de productos del trabajo que se efectúa sobre la base de esta medida del valor entre los dueños de las mercancías, iguales en derechos, son, como ya lo demostró Marx, los cimientas reales sobre los que se levanta toda la ideología política, jurídica y filosófica de la burguesía moderna. Una vez establecido que el trabajo es la medida del valor de la mercancía, el buen burgués debe sentirse escarnecido hasta el extremo en sus mejores sentimientos por parte de un mundo inmoral, en el que de palabra se reconoce esta ley fundamental de la justicia, pero de hecho, por lo visto, es infringida a cada instante del modo más desvergonzado. Precisamente el pequeño burgués, cuyo honrado trabajo —aun en el caso de que sólo sea trabajo de sus oficiales y aprendices— se ve cada día más desvalorizado por la competencia de la gran industria y de las máquinas; precisamente este pequeño productor debe aspirar al reinado de una sociedad en la que el cambio de productos por el valor del trabajo materializado en ellos sea, al fin, una verdad plena y absoluta. En otros términos, debe aflorar una sociedad en la que active exclusivamente y sin cortapisas la ley de la producción mercantil, pero suprimidas las condiciones en las que esa ley puede mantenerse en vigor, esto es, las leyes restantes de la producción mercantil y, más tarde, capitalista.
Una prueba de cuán hondo ha calado esta utopía en la mentalidad del actual pequeño burgués —por su situación o por sus ideas— nos la ofrece el hecho de que ya en 1831 fue desarrollada sistemáticamente por John Gray; en la década del 30 se hicieron en Inglaterra experimentos para llevarla a la práctica y fue ampliamente propagada en el terreno de la teoría; en 1842 fue preconizada como novísima verdad por Rodbertus en Alemania, y en 1846 por Proudhon en Francia; en 1871 fue nuevamente proclamada por Rodbertus como solución del problema social y, al mismo tiempo, como su testamento social y en 1884 vuelve a encontrar partidarios entre la patulea de arribistas que pretenden utilizar el socialismo prusiano de Estado, parapetándose tras el nombre de Rodbertus.
La crítica de esta utopía, dirigida por Marx tanto contra Proudhon como contra Gray (véase el apéndice de este libro), es tan exhaustiva, que puedo limitarme a hacer aquí algunas observaciones sobre la forma específica en que Rodbertus fundamento y expuso la utopía.
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marx escribió:Vemos, pues, que el precio de una mercancía se determina por su coste de producción, de modo que las épocas en que el precio de esta mercancía rebasa el coste de producción se compensan con aquellas en que queda por debajo de este coste de producción, y viceversa. Claro está que esta norma no rige para un producto industrial concreto, sino solamente para la rama industrial entera. No rige tampoco, por tanto, para un solo industrial, sino únicamente para la clase entera de los industriales.
marx escribió:Cuando consideramos las mercancías como valores, las consideramos exclusivamente bajo el solo aspecto de trabajo social realizado, plasmado, o si queréis, cristalizado. Así consideradas, sólo pueden distinguirse las unas de las otras en cuanto representan cantidades mayores o menores de trabajo; así, por ejemplo, en un pañuelo de seda puede encerrarse una cantidad mayor de trabajo que en un ladrillo. Pero, ¿cómo se miden las cantidades de trabajo? Por el tiempo que dura el trabajo, midiendo éste por horas, por días, etcétera. Naturalmente, para aplicar esta medida, todas las clases de trabajo se reducen a trabajo medio o simple, como a su unidad de medida.
Llegamos, por tanto, a esta conclusión Una mercancía tiene un valor por ser cristalización de un trabajo social. La magnitud de su valor o su valor relativo depende de la mayor o menor cantidad de sustancia social que encierra; es decir, de la cantidad relativa de trabajo necesaria para su producción. Por tanto, los valores relativos de las mercancías se determinan por las correspondientes cantidades o sumas de trabajo invertidas, realizadas, plasmadas en ellas. Las cantidades correspondientes de mercancías que pueden ser producidas en el mismo tiempo de trabajo, son iguales. O, dicho de otro modo: el valor de una mercancía guarda con el valor de otra mercancía la misma proporción que la cantidad de trabajo plasmada en una guarda con la cantidad de trabajo plasmada en la otra.
marx escribió:El valor de una mercancía se determina por la cantidad total de trabajo que encierra.
En economía política el valor de cambio de una mercancía está determinado por el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir la mercancía. En condiciones de libre mercado el precio de venta de las mercancías acaba por coincidir con su valor de producción, valor que es la suma del precio del coste de producción más la ganancia media. Las leyes de la oferta y la demanda operan este proceso y es independiente de la voluntad subjetiva de los cambistas;Frederich Engels en Prefacio a la primera edición alemana de Miseria de la filosofía escribió:Pero de la teoría del valor de Ricardo se pueden hacer además, y se han hecho, otras conclusiones. El valor de las mercancías se determina por el trabajo necesario para producirlas. Sin embargo, en nuestro mundo pecador las mercancías se venden, ya por encima, ya por debajo de su valor, y esto no se debe solamente a las oscilaciones originadas por la competencia. La cuota de ganancia tiene la tendencia a reducirse a un mismo nivel para todos los capitalistas, de la misma manera que los precios de las mercancías tienen la tendencia a identificarse mediante la oferta y la demanda con el valor del trabajo cristalizado en ellas. Pero la cuota de ganancia se calcula en proporción con todo el capital desembolsado en una empresa industrial. Y como en dos ramas distintas de industria el producto anual puede plasmar cantidades idénticas de trabajo y representar, por tanto, valores iguales dado un mismo nivel de salarios —bien entendido, sin embargo, que los capitales empleados en una rama pueden ser, y a menudo lo son, dos o tres veces mayores que en la otra—, la ley del valor de Ricardo se halla en este caso en contradicción, abierta ya por el mismo Ricardo, con la ley de la cuota igual de ganancia. Si los productos de ambas ramas de industria se venden por sus valores, las cuotas de ganancia no pueden ser iguales; y siendo iguales las cuotas de ganancia, los productos de ambas ramas no siempre pueden venderse por sus valores. Aquí tenemos, pues, una contradicción, una antinomia de dos leyes económicas, resuelta de ordinario en la práctica, a juicio de Ricardo (cap. I, secciones 4 y 5), a favor de la cuota de ganancia y en perjuicio del valor…
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Karl Marx y Frederich Engels en El Capital, tomo III, capítulo X escribió:Lo que lleva a cabo la competencia, cuando menos en una esfera, es el establecimiento de un valor de mercado y un precio de mercado uniforme a partir de los diversos valores individuales de las mercancías. Pero sólo la competencia de los capitales en las diversas esferas fija el precio de producción, que nivela las tasas de ganancia entre las diferentes esferas. Para esto último se requiere un desarrollo superior del modo capitalista de producción que para lo anterior. Para que las mercancías de la misma esfera de producción, de la misma índole y aproximadamente de la misma calidad se vendan a sus valores, son necesarias dos cosas:
Primero, los diversos valores individuales deben estar nivelados para formar un solo valor social, el valor de mercado arriba expuesto, y para ello se requiere una competencia entre los productores de mercancías del mismo tipo, lo mismo que la existencia de un mercado en el cual ofrezcan conjuntamente sus mercancías. A fin de que el precio de mercado de mercancías idénticas, cada una de las cuales, sin embargo, ha sido producida bajo circunstancias individuales ligeramente diferentes, corresponda al valor de mercado y no diverja de él, no aumentando por encima del mismo ni disminuyendo por debajo de él, se requiere que la presión que ejercen mutuamente los diversos vendedores sea lo suficientemente grande como para lanzar al mercado la masa de mercancías que exigen las necesidades sociales, o sea la cantidad por la cual la sociedad puede pagar el valor de mercado. Si la masa de productos excediese dichas necesidades, habría que vender las mercancías por debajo de su valor de mercado; a la inversa, habría que venderlas por encima de su valor de mercado si la masa de productos no fuese lo suficientemente grande o, lo que es lo mismo, si la presión de la competencia entre los vendedores no fuese lo suficientemente poderosa como para obligarlos a llevar esa masa de mercancías al mercado. Si se modificase el valor de mercado, se modificarían asimismo las condiciones en las cuales podría venderse la masa global de mercancías. Si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales (que aquí son siempre necesidades con capacidad de pago), pudiendo absorber, dentro de ciertos límites, mayores masas de mercancías. Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales de esa mercancía, y se absorben masas menores de ella. Si en consecuencia la oferta y la demanda regulan el precio de mercado, o mejor dicho las desviaciones de los precios de mercado con respecto al valor de mercado, por otra parte el valor de mercado regula la relación entre oferta y demanda o el centro en torno al cual las fluctuaciones de la oferta y la demanda hacen oscilar, a su vez, los precios de mercado.
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Karl Marx y Frederich Engels en El Capital, tomo III, capítulo X escribió:El precio de producción incluye la ganancia media. Le hemos dado el nombre de precio de producción; de hecho, es lo mismo que Adam Smith denomina natural price [precio natural], Ricardo, price of production, cost of production [precio de producción, costo de producción], los fisiócratas prix nécessaire [precio necesario] aunque ninguno de ellos haya desarrollado la diferencia entre el precio de producción y el valor, porque a la larga es la condición de la oferta, de la reproducción de la mercancía de cada esfera de la producción en particular. También se comprende por qué los mismos economistas que se revuelven contra la determinación del valor de las mercancías por el tiempo de trabajo, por la cantidad de trabajo contenido en ellas, siempre hablen de los precios de producción como de centros en torno a los cuales oscilan los precios de mercado. Pueden permitírselo porque el precio de producción es una forma ya totalmente enajenada y prima facie no conceptual del valor mercantil, una forma tal como aparece en la competencia, es decir en la conciencia del capitalista vulgar, y que por consiguiente también existe en la de los economistas vulgares.
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Marx escribió: Es la competencia entre compradores y vendedores, la relación entre la demanda y la oferta, entre la apetencia y la oferta. La competencia que determina el precio de una mercancía tiene tres aspectos.
La misma mercancía es ofrecida por diversos vendedores. Quien venda mercancías de igual calidad a precio más barato, puede estar seguro de que eliminará del campo de batalla a los demás vendedores y se asegurará mayor venta. Por tanto, los vendedores se disputan mutuamente la venta, el mercado. Todos quieren vender, vender lo más que puedan, y, si es posible, vender ellos solos, eliminando a los demás. Por eso unos venden más barato que otros. Tenemos, pues, una competencia entre vendedores, que abarata el precio de las mercancías puestas a la venta.
Pero hay también una competencia entre compradores, que a su vez, hace subir el precio de las mercancías puestas a la venta.
Y, finalmente, hay la competencia entre compradores y vendedores; unos quieren comprar lo más barato posible, otros vender lo más caro que puedan. El resultado de esta competencia entre compradores y vendedores dependerá de la relación existente entre los dos aspectos de la competencia mencionada más arriba; es decir, de que predomine la competencia entre las huestes de los compradores o entre las huestes de los vendedores. La industria lanza al campo de batalla a dos ejércitos contendientes, en las filas de cada uno de los cuales se libra además una batalla intestina. El ejército cuyas tropas se pegan menos entre sí es el que triunfa sobre el otro.
Supongamos que en el mercado hay 100 balas de algodón y que existen compradores para 1.000 balas. En este caso, la demanda es, como vemos, diez veces mayor que la oferta. La competencia entre los compradores será, por tanto, muy grande; todos querrán conseguir una bala, y si es posible las cien. Este ejemplo no es ninguna suposición arbitraria. En la historia del comercio hemos asistido a períodos de mala cosecha algodonera, en que unos cuantos capitalistas coligados pugnaban por comprar, no ya cien balas, sino todas las reservas de algodón de la tierra. En el caso que citamos, cada comprador procurará, por tanto, desalojar al otro, ofreciendo un precio relativamente mayor por cada bala de algodón. Los vendedores, que ven a las fuerzas del ejército enemigo empeñadas en una rabiosa lucha intestina y que tienen segura la venta de todas sus cien balas, se guardarán muy mucho de irse a las manos para hacer bajar los precios del algodón, en un momento en que sus enemigos se desviven por hacerlos subir. Se hace, pues, a escape, la paz entre las huestes de los vendedores. Estos se enfrentan como un solo hombre con los compradores, se cruzan olímpicamente de brazos. Y sus exigencias no tendrían límite si no lo tuvieran, y muy concreto, hasta las ofertas de los compradores más insistentes.
Por tanto, cuando la oferta de una mercancía es inferior a su demanda, la competencia entre los vendedores queda anulada o muy debilitada. Y en la medida en que se atenúa esta competencia, crece la competencia entablada entre los compradores. Resultado: alza más o menos considerable de los precios de las mercancías
Engels escribió:De antemano advierto, pues, al lector que este folleto no es el que Marx redactó en 1849, sino, sobre poco más o menos, el que habría escrito en 1891.
Nexus6 escribió:Hola, tengo una duda.
Si en una hipotética sociedad comunista donde no existen ni clases ni Estado se ha corregido o eliminado toda contradicción social, ¿cómo va a evolucionar esa sociedad? ¿cuál va a ser el motor de la historia sino es la lucha de clases? ¿La humanidad entrará en un nuevo paradigma que no podemos imaginar aún? ¿Tendremos un nuevo motor que nos empuje hacia el más allá? ¿a seguir evolucionando? En cuyo caso, perfectamente se podría hablar del fin de la historia tal y como la conocemos, del fin de la dialéctica.
Un Abrazo.
Marx y Engels escribió:Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad , es una historia de luchas de clases.
Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.
Engels escribió:*Es decir, la historia escrita. En 1847, la historia de la organización social que precedió a toda la historia escrita, la prehistoria, era casi desconocida. Posteriormente, Haxthausen ha descubierto en Rusia la propiedad comunal de la tierra; Maurer ha demostrado que ésta fue la base social de la que partieron históricamente todas las tribus germanas, y se ha ido descubriendo poco a poco que la comunidad rural, con la posesión colectiva de la tierra, ha sido la forma primitiva de la sociedad, desde la India hasta Irlanda. La organización interna de esa sociedad comunista primitiva ha sido puesta en claro, en lo que tiene de típico, con el culminante descubrimiento hecho por Morgan de la verdadera naturaleza de la gens y de su lugar en la tribu. Con la desintegración de estas comunidades primitivas comenzó la diferenciación de la sociedad en clases distintas y, finalmente, antagónicas. He intentado analizar este proceso en la obra "DER URSPRUNG DER FAMILIE, DES PRIVATEIGENTUMS UND DES STAATS" (EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO). 2ª edición, Stuttgart, 1866. (Nota de F. Engels a la edición inglesa de 1888.
Marx escribió:Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma -más o menos rápidamente- toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción…
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
Engels escribió:Toda transformación del orden social, todo cambio de las relaciones de propiedad es consecuencia necesaria de la aparición de nuevas fuerzas productivas que han dejado de corresponder a las viejas relaciones de propiedad.
reptiliano escribió:Nexus6 escribió:Hola, tengo una duda.
Si en una hipotética sociedad comunista donde no existen ni clases ni Estado se ha corregido o eliminado toda contradicción social, ¿cómo va a evolucionar esa sociedad? ¿cuál va a ser el motor de la historia sino es la lucha de clases? ¿La humanidad entrará en un nuevo paradigma que no podemos imaginar aún? ¿Tendremos un nuevo motor que nos empuje hacia el más allá? ¿a seguir evolucionando? En cuyo caso, perfectamente se podría hablar del fin de la historia tal y como la conocemos, del fin de la dialéctica.
Un Abrazo.
Es que tu partes de un error. Tu crees que la teoría comunista establece que el motor de la historia es la lucha de clases pero no es así. Seguramente tu allás sacado esta conclusión de esta cita de Marx y de Engels.Marx y Engels escribió:Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad , es una historia de luchas de clases.
Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.
Pero luego Engels se dio cuenta de su error y esto es lo que escribió.Engels escribió:*Es decir, la historia escrita. En 1847, la historia de la organización social que precedió a toda la historia escrita, la prehistoria, era casi desconocida. Posteriormente, Haxthausen ha descubierto en Rusia la propiedad comunal de la tierra; Maurer ha demostrado que ésta fue la base social de la que partieron históricamente todas las tribus germanas, y se ha ido descubriendo poco a poco que la comunidad rural, con la posesión colectiva de la tierra, ha sido la forma primitiva de la sociedad, desde la India hasta Irlanda. La organización interna de esa sociedad comunista primitiva ha sido puesta en claro, en lo que tiene de típico, con el culminante descubrimiento hecho por Morgan de la verdadera naturaleza de la gens y de su lugar en la tribu. Con la desintegración de estas comunidades primitivas comenzó la diferenciación de la sociedad en clases distintas y, finalmente, antagónicas. He intentado analizar este proceso en la obra "DER URSPRUNG DER FAMILIE, DES PRIVATEIGENTUMS UND DES STAATS" (EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO). 2ª edición, Stuttgart, 1866. (Nota de F. Engels a la edición inglesa de 1888.
Es decir que con el desarrollo del conocimiento humano Engels se da cuenta del error y lo rectifica.
Pero esta teoría es bastante fácil de desmontar. Sabemos que la lucha de clases aprecio hace unos 10.000 años pero en cambio el genero humano lleva 1.500.000 años evolucionando. Por eso mismo la teoría de que la lucha de clases es el motor de la historia se desmonta.
Entonces según la teoría comunista cual es el motor de la historia ? La teoría comunista establece que el motor de la historia es el desarrollo de las fuerzas productivas.Marx escribió:Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma -más o menos rápidamente- toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción…
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.Engels escribió:Toda transformación del orden social, todo cambio de las relaciones de propiedad es consecuencia necesaria de la aparición de nuevas fuerzas productivas que han dejado de corresponder a las viejas relaciones de propiedad.