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    Falsificación del Testamento de Lenin

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    Falsificación del Testamento de Lenin Empty Falsificación del Testamento de Lenin

    Mensaje por AsturcOn Sáb Nov 06, 2010 10:59 pm

    Falsificación del Testamento de Lenin

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    A continuación publicamos un análisis de los documentos que supuestamente fueron escritos o dictados por el VI Lenin antes de su muerte, con el objetivo de desacreditar JV Stalin. Esta documentación investigada fue publicada por primera vez en el periódico Molniya, órgano del movimiento de masas Trudovaya Rossiya. Aquí, por primera vez, publicamos las dos cartas breves que supuestamente fueron dictadas por Lenin. A la luz de los datos contenidos en este documento, la cuestión tiene que preguntarse: ¿Quién fue el autor?

    Aquí sigue el artículo de la Rusia de papel Trabajo “Molniya”.

    Los editores de North Star Compass

    Primera supuesta carta de Lenin:

    “El camarada Stalin, convertido en Secretario General, ha acumulado en sus manos inmenso poder, y no estoy seguro de si será capaz, de siempre utilizar suficiente y cuidadosamente este poder. Por otro lado, el camarada Trotsky, como quedó demostrado por sus luchas contra el Comité Central sobre la cuestión de NKPS, es diferente no sólo en sus capacidades. Personalmente, vamos a admitirlo, es la persona más capaz en el actual Comité Central, su mesura, su capacidad para ser un buen administrador.”

    25 de diciembre , 1923. Escrito por MV

    Segunda supuesta carta de Lenin:

    “Stalin es un poco tosco, y esta debilidad, totalmente soportable entre nosotros los comunistas, se vuelve insoportable con la posición de un Secretario General. Por lo tanto sugiero que los camaradas repiensen la forma en que Stalin pueda ser reemplazado en su lugar por otra persona, que en todos los demás aspectos es diferente del camarada Stalin, que es más paciente, tolerante y más leal, más atento a otros camaradas, menos caprichoso etc, etc. Estas maneras pueden ser consideradas como pequeñas cosas, pero creo que, desde el punto de vista de prevenir futuras divisiones, en cuanto a mis sentimientos y la declaración anterior en relación a los sentimientos entre Stalin y Trotsky, esto no es una menudencia, y si es una menudencia, puede llegar a convertirse en muy importante.”

    04 de enero 1923; Escrito por J.F


    Tomado de Molniya:
    Por V.A. SAJAROV

    La actualidad política y científica de una lucha de principios en contra de cualquier pseudo creación en relación a VI Lenin, encara a los movimientos comunistas contemporáneos. Esta lucha no es sólo defensiva. El objetivo no es poner delante de los ojos de los trabajadores una imagen de VI Lenin en su grandeza, pero es para promover y salvaguardar la victoria tras la revolución comunista.

    CARTAS DEL LLAMADO TESTAMENTO NO PERTENECEN A LENIN

    Entre los mitos que están vinculados con la vida y obra de VI Lenin, la más solapada y refinada, y al mismo tiempo el más perjudicial en sus consecuencias políticas e ideológicas es el mito sobre el llamado “testamento político” de la VI Lenin, en las que existe un conjunto de documentos, también conocido como “últimas cartas y artículos”. El problema científico sobre esto es determinar si cada uno de estos documentos fue, en efecto, escrito por VI Lenin. Por lo tanto examinar la totalidad de estos documentos es una cuestión de verificación.

    Estas cartas están escritas en una máquina de escribir. V.I. Lenin no ha firmado ninguno de estos documentos o cartas, y no pueden ser verificados. La firma bajo el texto escrito a máquina es “AM.V.” o “L.F.” Estas no pueden tomar el lugar de una autografiada o de una copia firmada por Lenin. Es un hecho que la autoría de Lenin sobre estos documentos, públicos desde el principio, por desgracia nunca fue cuestionada. Se aceptó sin más que fueron escritos por VI Lenin. Esto fue aceptado incluso por el propio J. V. Stalin. Esta situación, por supuesto, fue de gran ayuda para los revisionistas que, después de la muerte de Lenin, seguían entre los dirigentes del PCUS. La historia muestra que estos “documentos” se convirtieron en parte de una “intriga”.

    Sin embargo, un análisis científico exige que estos documentos sean examinados históricamente. Los análisis históricos no deben ser diseñados para mostrar o probar que tal o cual documento no pertenecen a VI Lenin. Más bien el peso de las pruebas debe ir en la otra dirección: los análisis deben demostrar que estas cartas en efecto, y con razón, pertenecen al conjunto de obras que se encuentran bajo la autoría de la VI Lenin.

    Este autor ha estudiado los documentos y todos los archivos disponibles de todos los materiales posibles, llevándole a la siguiente conclusión.

    Hablando en concreto, se aplica la siguiente lógica en el análisis del llamado “Testamento”: Se pueden dividir los documentos en dos partes:

    (1) la autoría de Lenin, que en su totalidad y sin ningún tipo de problemas se demuestra por diferentes métodos, y

    (2) la autoría de Lenin que no puede ser comprobada por ningún medio científico.

    A este respecto debemos afirmar categóricamente que en ninguno de los textos incuestionables de Lenin en forma original, tiene pensamientos o expresiones contra Stalin. Sin embargo, pasa exactamente lo contrario en esa parte del polémico “Testamento” de VI Lenin, que está lleno de anti estalinismo (es decir, lo que tenemos no pertenece a la mano de Lenin), y que está políticamente motivado en ese sentido.

    EL TESTAMENTO

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    En realidad, la parte de Lenin del “Testamento” se basa en los siguientes artículos:

    - Su “Páginas de su diario-citas”;

    - “Cómo tenemos que reorganizar Rabkrin”,

    - “Es mejor menos, pero mejor”,

    - “Acerca de nuestra Revolución”.

    Estos se dieron a conocer y se publicaron entre principios de enero y principios de marzo de 1923. Además de su dictado: “Carta al Congreso“, que se llevó a cabo entre el 26 y 29 de diciembre de 1922, y trata sobre la reorganización del CC y RKI y las tareas del Gosplan.

    Por último un artículo, “Acerca de la Cooperación”, está fechado entre 4 y 6 de enero de 1923.

    No todos estos documentos están firmados por Lenin. Pero el texto, el trabajo en ellos (o en fases concretas de ellos) son arreglados en diferentes documentos por la secretaría de Lenin, durante su trabajo en ellos. Las fechas también están corregidas en los documentos del Buró Político. Todo esto confirma su autenticidad. En otras palabras, esto significa que cuando V.I. Lenin estaba trabajando en estos documentos, o después de haber sido terminados, Lenin seguía siendo capaz de supervisar su finalización, hay una huella fácil de seguir.

    En conclusión, estos documentos coinciden en varios lugares, y son confirmados por los documentos de que después de su conclusión VI Lenin los recibió de la secretaría. Lenin los recibió para dar el vistazo final, o para usarlos como referencia pues las discusiones continuaban dentro del Comité Central del partido. Estos documentos internos no son contrarios entre sí, ni muestran actitudes antagonistas de personas hacía otras personas en el liderazgo. En estos documentos hay ideas desarrolladas, pero no hay desviaciones básicas de los objetivos de otros documentos. Por último, no se encuentran en oposición a otras recomendaciones formuladas por VI Lenin. Se puede decir que hay consistencia en y entre estos documentos.

    ATAQUE CONTRA STALIN

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    El segundo grupo de documentos, en las que “las partes no de Lenin” se pueden rastrear en “el Testamento de Lenin”, presentan completamente otro problema. Estos problemas se pueden resumir de la siguiente manera:

    (1). Vemos una nota característica que dice “dictado por VI Lenin”. Esta aparece en 24-25 diciembre 1922 y el 4 de enero de 1923. Es en estos en los que se encuentra la base para un ataque contra JV Stalin. Stalin era, por supuesto y en realidad, el lugarteniente de VI Lenin y un líder del partido.

    (2) Aparece el denominado “artículo” “Sobre la cuestión de las nacionalidades o autonomía”.

    (3) Supuestamente apoyando esto está la carta política, “dictada” entre 5 -6 marzo 1923 (a Trotsky, Mdivani, Makharadze) con una declaración de solidaridad con ellos.

    (4) Supuestamente la carta-artículo a JV Stalin con “una amenaza de romper las relaciones personales ” entre Lenin y Stalin

    Todo esto nos muestra que el propio Lenin no fue el autor, ¡y no hay de fuera testigos de que Lenin escribiera esta carta! Pero, sin embargo el lector nos puede preguntar de donde hemos sacado esta información sobre este documento. Nuestro análisis es confirmado por:

    (1) La denominada ” Agenda diaria de los secretarios” de VI Lenin y,

    (2) Las personas que entregan estos documentos al conjunto del Comité Central del PCUS

    Examinemos estos dos puntos en detalle.

    La “agenda diaria” de la Secretaría [o Diario - NdelT] es el más notable, y, hasta ahora, nunca ha sido un documento cuestionado. Pero tampoco fue nunca examinado en detalle científica e históricamente. En realidad era inútil hacerlo, ya que ahora es conocido y aceptado, que este “Diario” después del 18 de diciembre 1922 no se considera un documento del trabajo diario de la Secretaría de Lenin. Esto se debe a que es el trabajo de nuevos autores, con el objetivo de orientar los cambios que deberán realizarse, si fuera posible, en determinados temas teóricos y políticos, por autores que en ese momento estaban bien escondidos. Hablando con realismo, se trata de un documento fabricado, falso.

    Miren ustedes mismos. El comienzo de la enfermedad de Lenin que ocurre sobre los días 18-22 diciembre, 1922, supuso a Lenin apartarse del escenario central de su obra. Desafortunadamente, durante ese tiempo su Secretaría prácticamente dejó de funcionar, y no todos los días se registran en el Diario. Los planes son dejados de lado. Pero cuando este Diario comenzó de nuevo, recibimos “versiones” completamente nuevas de lo que Lenin se suponía había dictado. Hay páginas enteras que están en blanco, vacías, en el Diario; anotaciones se colocan en él de manera irregular. Durante todo este periodo, entre páginas donde hay algunas anotaciones, hay páginas en blanco. Esto en efecto dio a los iniciadores del “Testamento” oportunidad para rellenar las páginas que estaban vacías.

    MILAGROS CRONOLÓGICOS

    Esto es confirmado por el siguiente análisis cronológico, que tratará de demostrar que L.A. Fotieva (uno de los secretarios-Editores) debe de hacer una anotación para 28 de diciembre 1922, y los días 4-9-19-24 de enero 1923. M.V. Volodicheva se comprometió en estas fechas a llenar los días 26 de diciembre y 17 de marzo.

    Pero esto no es todo, unas cosas u otras “llegan”, bien al calendario del Diario, o a la Secretaría, traídas por cualquiera de los dos, Fotieva o Volodicheva. Una divertida secuencia de fechas sobreviene. Después del 30 de enero hubo una anotación, marcada el 26 de enero, y a continuación, otra a notación de nuevo en el 30 de enero. Parece que la anotación del 24 no es peor que la anotación en el 31. La anotación final, por tercera vez, fue también en el 30 de enero de 1922.

    Las anotaciones de febrero fueron tan malas como las de enero: en el “Diario”, el 10 de febrero los secretarios escriben una nota sobre la mañana del día 7, después sobre la mañana del día 9, a continuación una anotación para la noche del 7, entonces después de eso una notación para la mañana del 9 y luego otra en la tarde del día 7. Pero en la mañana del día 9, deciden perderse y aparecen de nuevo por segunda vez en febrero. El fin de estos saltos en las anotaciones diarias ocurre el 9 de febrero.

    Entonces esto muestra de manera muy precisa que todas estas fechas fueron manipuladas, y que ante nosotros, no está el documento que estos enemigos tratan de presentarnos como original. Los análisis científicos nos demuestran que después del 18 de diciembre la mujer de JV Stalin, NS Allieueva, no estaba escribiendo en el “Diario” como miembro que era de la Secretaría de VI Lenin, a pesar de que siguió trabajando en otras tareas de dicha Secretaría.

    Entonces, en el “diario“, aparecen a continuación inserciones en las páginas para los días 23, 24 de diciembre y 17 de enero de 30. Esto demuestra que fueron añadidos después de que el diario se rellenó. Todos estos “irregulares añadidos” insertados en el “diario“, se explican sobre la base de que el trabajo en él no había terminado. Algo parece haber evitado a este “diario” de ser más manipulado en su concepción lógica.

    Aparte del ”Diario” de los Secretarios, existen escritos diarios de los médicos que cuidaban a VI Lenin. Entre los “diarios” de los Secretarios, y los documentos escritos por los médicos, nos encontramos con muchas discrepancias en cuanto a detalles, fechas y otras anotaciones

    A modo de ejemplo, los secretarios en el “diario” guardan silencio sobre el trabajo de VI Lenin, mientras que los doctores escribieron al respecto: los días 25, 29, 31 de diciembre, 1-4, 10, 13, 16-27 de enero, después los días 18-20 y 25-27 de febrero y, a continuación, el 2 y 3 de marzo. Esto equivale a 20 días de diferencia entre las anotaciones de los Doctores y el vacío total de anotaciones por parte de los Secretarios.

    También hay un ejemplo en la dirección opuesta, y es cuando VI Lenin no trabajo con los secretarios, mientras que los secretarios ¡todavía nos dicen que habían tomado los dictados de VI Lenin! Esto ocurre en los días del 24 al 26 Enero, y los días 3, 9, 10, 12, 14 de febrero. Esto son otros 8 días en que están en controversia con otras anotaciones de los Doctores.

    Imagínese, un “diario” que es un registro diario de eventos donde ¡de 72 días en total en 28 días no se coincide o, incluso, se sostiene todo lo contrario!

    Es muy interesante lo que estaba sucediendo durante estas “fechas cuestionables”, cuando el trabajo se llevó a cabo supuestamente por los Secretarios. Es en estos momentos en que la información sobre el Testamento de Lenin y su crítica contra JV Stalin aparece junto a la cuestión nacional y de la construcción del Estado; esto tiene todos los ingredientes de una “bomba” que se pone contra Stalin.

    Continuando, es esta información que se “inserta” en el Diario la que se convierte en la base para las tesis que defienden la supuesta autoría de Lenin sobre este “artículo”, en el otro en que trata “Sobre la cuestión de las nacionalidades o autonomía” y también de las cartas del 5-6 de marzo de 1923.

    La obra de Trotsky

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    La situación no puede ser salvada por las diferentes memorias, ni las de Trotsky, ni las de los secretarios de VI Lenin Fotieva, Volodicheva y Gliasser. Todas tratan de dar autoridad y credibilidad a que estos documentos son, en efecto, escrito por VI Lenin. Todos ellos tratan de mostrar las “bases históricas y actuales” de estos documentos.

    Pero comparando estos documentos secundarios en sí mismos, se demuestran tan claramente las graves discrepancias tanto con los documentos y escritos de los médicos, así como las discrepancias entre ellos mismos, que su información no puede ser aceptada como verídica; y, consecuentemente, no pueden ayudar a determinar la autoría de VI Lenin en estos documentos y el texto. La simple lógica no nos ayuda a ser convencidos - sólo nos queda creer en sus palabras. Pero esto sólo es conveniente para los que quieren ser engañados.

    La historia de la publicación de estos documentos y su utilización en las luchas políticas no tiene nada que ver con su tratamiento como el último testamento, otorgado por VI Lenin al partido a través del encargado del CC del partido, Politburó y sus más cercanos compañeros de lucha.

    En primer lugar, semejante llamamiento secreto no estaba en el espíritu de VI Lenin, ni sigue su método de trabajo político.

    En segundo lugar, estos escritos- documentos no fueron dictados en circunstancias normales, porque, VI Lenin tuvo amplia oportunidad de apelar abiertamente al partido con todas las sugerencias que considerase convenientes y necesarias. No existió “cárcel del régimen “, que supuestamente fue creada por JV Stalin mientras que Lenin estaba vivo. La presencia en el CC del PCUS y el Buró Político de diferentes facciones políticas, y la lucha entre ellas, garantizaba la derrota de cualquier intento de ocultar documentos de Lenin.

    En tercer lugar, habría sido ilógico posponer cualquier decisión sobre cualquier cuestión de la cual la vida del partido dependiese o el futuro de la revolución – para un futuro tiempo de decisión, en un congreso del Partido. No se sabía cuando, después de la muerte de VI Lenin que se avecinaba, semejante reunión aplazada se podría celebrar, ya que además tampoco se sabía exactamente cuándo Lenin, en estado crítico, moriría.

    Todos estos ejemplos muestran que los documentos no eran auténticos. Pero, reflexionemos: ¿Quiénes fueron los autores del “Testamento”? ¿Quién podría ganar con ello?

    Los autores de esta leyenda sobre el “Testamento de Lenin” son: Trotsky, Fotieva, Zinóviev y Bujarin. Ellos “sacan” estos textos a la arena política mucho antes incluso de la muerte real de VI Lenin. Esperaron hasta el momento en que Lenin ya no era capaz de escribir, dictar o leer los materiales, cuando escribieron estos documentos como un arma política para la lucha contra la JV Stalin.

    Trotsky, con la ayuda de uno de los Secretarios Fotieva, compuso el denominado “artículo” Sobre la cuestión de las nacionalidades o la autonomía. Mientras lo hacían, habían manifestado abiertamente que no recibieron ninguna directiva, pero que se basaban en la solicitud de VI Lenin aunque no sabían cuando fue hecha la solicitud.

    Pero la maniobra de estos elementos no tuvo éxito pues la URSS, como Estado, fue proclamada en el XII Congreso del Partido. Durante ese Congreso trataron, basándose en el “texto de Lenin”, de desmembrar la URSS que acababa de ser aprobada por ese Congreso.

    Haciendo lo que podían, estos elementos no fueron capaces de disolver la URSS recién formada. La lucha contra ellos fue dirigida por J. V. Stalin. Es precisamente durante este tiempo de debate sobre la URSS que el “artículo”, supuestamente escrito por VI Lenin, estaba siendo distribuido por Trotsky … ¡y era entregado a la Secretaría de VI Lenin para ser registrado en el “Diario”!

    Después del Congreso, la intensa lucha de Trotsky contra JV Stalin entró en una nueva fase. A finales de mayo de 1923, Krupskaya (esposa de VI Lenin – Editores del NorthStarCompass) entrega a Zinóviev el texto de un “material dictado” del 24 a 25 diciembre, 1922 – que contiene parte de las “características de las personas en el CC”. Krupskaya no se lo entrega a la Secretaría del CC, como debería haber hecho, tampoco se lo entrega al Buró Político, sino que lo da sólo a uno de sus miembros, el quién aspira a dirigir el país.

    Además, Zinoviev estaba bastante amargado, además de estar celoso del crecimiento del prestigio y la autoridad de JV Stalin. Zinoviev ahora informa a los miembros y candidatos a miembros del Politburó y el Presidium de la Comisión Central de Control. Sobre el aparente deseo expresado por V.I. Lenin respecto a esta materia dictada y que esta carta era para el Congreso, Krupskaia ni siquiera lo menciona o la da a tiempo para el Congreso. Ella dijo que “este documento debe darse solo al Comité Central”.

    La leyenda acerca de esta carta vuelve a aparecer con frecuencia y tuvo graves repercusiones. Esta carta nació durante las luchas internas en el partido. Dos meses más tarde, Zinoviev y Bujarin informaron a JV Stalin, Secretario General del PCUS, elegido por el último Congreso, sobre la existencia de esa “carta” (es decir, la “carta dictada” 4 de enero, 1923). Esto fue durante las maniobras de Zinoviev y Bujarin encaminadas a poner el trabajo de JV Stalin bajo la dirección-control de un partido que estaba bajo su propio control, junto con el de Trotsky.

    Ellos trataron de utilizar la autoridad de V.I. Lenin. Las llamadas “cartas dictadas” se convirtieron en el vehículo para despojar a Stalin de su autoridad, ya que ellos mismos no tenían suficiente autoridad personal para sustituir a JV Stalin. Los enemigos internos habían reunido la fuerza para desafiar a Stalin, basándose exclusivamente en las supuestas “cartas dictadas” de VI Lenin.

    MECANISMO DE FALSIFICACIÓN

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    La historia de estos documentos, y la de su publicación, no da ningún ejemplo (pruebas) concreto en cuanto a la autoría de VI Lenin sobre los susodichos documentos. También argumentando en contra de su autoría [de Lenin, Ndel T], está el estilo de composición y otras peculiaridades. El contenido y las “características”, como por premeditación, se han “oscurecido” con el tiempo. Oscurecido hasta tal punto, que aún hoy en día discusiones en torno a lo que contiene se siguen produciendo.

    La primera respuesta, por Tomski, como ejemplo, fue esta:

    “Por parte del amplio público, aquí nadie entenderá lo que significa”

    En el texto no podemos encontrar ninguna prueba para demostrar que fue compuesto y dictado por VI Lenin. Pero hay algo de luz en las turbias aguas de este texto. Dentro de toda la falsedad y los incomprensibles pensamientos que el autor de este texto trata de transmitir, no se puede dudar de lo que el autor quería decir:

    Desháganse de JV Stalin como secretario general del Comité Central…

    Lo mismo puede decirse de las cartas del 5-6 de marzo. No hay firma de VI Lenin, ni hay ningún registro de esta carta en los archivos de la Secretaría. Esto se puede explicar. Debemos entender por qué estas “cartas” no fueron utilizadas por Trotsky, Mdivani y otros durante el XII Congreso del partido, en la lucha contra JV Stalin sobre la cuestión de la construcción nacional y del Estado.

    La lucha fue feroz y los enemigos trataron de utilizar en su totalidad los documentos y la autoridad de VI Lenin. Pero estos la totalidad de estos documentos, fueron “expuestos al mundo” mucho más tarde. Trotsky comienza a utilizar estos documentos sólo en el otoño de 1923. Estas cartas se hicieron públicas sólo después del fallido intento de deshacerse de Stalin como secretario general. Trotsky trató de promover la idea de que había un bloque de entendimiento y cooperación entre él y VI. Lenin contra JV. Stalin. El abuso, tanto político como psicológico, iba a toda velocidad. Pero Stalin resistió este ataque.

    ENEMIGOS DE LA URSS CONTRA LENIN Y STALIN

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    La cuestión de la supuesta carta de Lenin a Stalin, en la que se dice que está dispuesto a romper sus relaciones personales con él necesita más estudio. Debemos señalar aquí que toda la historia de las cartas dictadas y su supuesta entrega a JV Stalin es muy turbia y contradictoria. Que el lector haga sus propios análisis.

    Para ello nos referimos al texto siguiente: M.I. Ulyanova y M.V. Volodicheva (en Obras Completas, VI Lenin, Tomo 45, página 486; Izvestia CC del PCUS, 1989 N. 12, página 198-199).

    Volodicheva declaró que ella misma escribió la carta dictada. Pero, de alguna manera este documento se divide en dos copias diferentes, dos variantes diferentes: una está escrita y firmada por JV Stalin (¿o firmo algún otro?), y la otra (como si fuese de Volodicheva), que desde el principio hasta el final lleva cambios que la hacen irreconocible. ¿Y cómo es que esta segunda versión también está firmada? ¿Por qué hay dos respuestas de Stalin? ¿Por qué JV Stalin iba a escribir dos versiones de una carta a VI Lenin sobre la cuestión de la supuesta crítica de Lenin contra Stalin? ¿Y por qué ninguna de estas dos respuestas de JV Stalin siquiera llego a manos de VI Lenin? El espacio entre la respuesta de Stalin (7 de marzo) y la incapacidad física de VI Lenin de funcionar normalmente (10 de marzo), dejaba un montón de tiempo para entregar una respuesta de una oficina a otra.

    El artículo sobre la cuestión de la nacionalidad es increíble, por varias razones. No sólo fue la situación política en ese momento, completamente inesperada por VI Lenin; no es posible atribuir la rusofobia a VI Lenin; pero también su formulación, hace que sea imposible reconocer a Lenin.

    A modo de ejemplo: “Ya he escrito en mis escritos sobre la cuestión nacional.” Y otra vez: “el autor sugiere esperar al momento en que el aparato de gobierno sea nuestro “. Lenin no trató ni presentó tales problemas en diciembre de 1922.

    Si vamos a seguir este “razonamiento”, no sólo es que la URSS no habría existido, pero tampoco la República Soviética del Cáucaso se habría formado. Pero V.I. Lenin luchó por conseguir la formación de esta República, en contra de Mdivani y sus partidarios. Aparte de esto, se deduce que ni siquiera la República Federativa Soviética de Rusia se habría formado ¡puesto que el aparato [de gobierno] no era todavía “nuestro“!

    El autor combina el ejercicio del derecho de las repúblicas-naciones a separarse de la URSS, como lo garantizaba la Constitución, ¡junto con la cuestión sobre la calidad del aparato de gobierno del Estado!

    Pero, el “aparato de gobierno” no era, o no es, la entidad jurídica para dar ese derecho. Son los Diputados del Pueblo que están en el Soviet Supremo de la URSS; el aparato del gobierno es el siervo y el implementador de las decisiones. Lenin sabía muy bien, en cuanto a quién, dónde, y cómo esta cuestión se decidiría. Sólo se decidiría en el sistema de la dictadura del proletariado, que él formó y fortaleció.

    El argumento ofrecido en las “cartas” no se extrae del arsenal de VI Lenin. Este tipo de argumentos sólo los encontramos en las riñas internas de los nacional-separatistas. En conclusión, sacar a colación la cuestión de la “autonomía” después de que la cuestión de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas ya fue decidida, no fue a propuesta de VI Lenin, tampoco uno de sus temas principales. Habría significado regresar a una cuestión que ya hacía mucho tiempo había sido desechada-superada.

    A finales de 1922, nadie hablaba siquiera de esta cuestión de la formación de la URSS sobre la base de la autonomía. Es por eso que todo el mundo hablaba en contra de la cuestión de la autonomía, que habría significado la liquidación de hecho de la República Soviética Federativa y Social Rusa. ¿Dónde está el problema de Lenin en este asunto? El autor de este “artículo de Lenin”, se debe buscar entre los enemigos de la unidad de las repúblicas soviéticas y la federación.

    Lenin no pertenece a estos elementos – a estos enemigos de la unidad de repúblicas soviéticas. En ese campo había tres bloques distintos influenciados por Mdivani, Svanidze y Rakovski. Se debe mirar ahí dentro la identidad del autor de este artículo, pero hay hechos que sugieren que su autor no fue otro que Trotsky. V.I. Lenin no pudo haber sido ese autor. Desafortunadamente no hay todavía pruebas sólidas sobre el autor, pero todos los hechos apuntan hacia Trotsky.

    Lenin por Stalin, Trotsky en contra

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    El análisis de los pensamientos políticos de este falso “testamento” muestra que no representa con realismo la lucha política, que en aquel entonces se estaba gestando en el Comité Central del partido en el que VI Lenin jugó el papel teórico principal. La realidad política es que JV Stalin no se nombro así mismo Secretario General. Fue, sin embargo, el propio V.I. Lenin quién, en busca de alguien que lo reemplazase, volcó todos sus esfuerzos durante el XI Congreso del partido en asegurar que JV. Stalin se convirtiese en el Secretario General.

    V.I. Lenin no envió documentos, ni cartas ni proposiciones diciendo que Stalin no era capaz de convertirse en el Secretario General. Lenin nunca utilizó semejante lenguaje en ninguno de sus discursos, consejos o comentarios. El “Testamento” de Lenin no refleja esto, en absoluto. Sea usted mismo el juez.

    Lenin vio en nuestra revolución una buena perspectiva, mientras que Trotsky sólo repetía la necesidad de una revolución permanente (enero y noviembre de 1922). Lenin promueve la eventual fusión del partido y el gobierno, mientras que Trotski está en contra, propone su reducción. Lenin estaba por la reorganización de RKI, mientras que Trotsky se posicionaba por su liquidación. Lenin estaba por el florecimiento del Gosplan como una comisión de expertos, Trotsky en cambio quería que fuese una planificación operativa, etc, etc

    En esta situación, ¿es probable que V.I. Lenin escribiese un ataque personal contra Stalin, su más cercano aliado político, y que propusiese que el puesto más alto fuera para su rabioso oponente Trotsky? No podemos adoptar este punto de vista en absoluto. La comprensión realista del “Testamento de Lenin” es diferente. Pone en manos de los aliados de Lenin, munición para nuevas luchas contra Trotsky en cuestiones importantísimas de la revolución socialista.

    Vamos a llegar a una conclusión.

    Tenemos una base para declarar que Lenin no fue el autor de estos artículos, cartas u otros documentos. Este hecho necesita de correcciones históricas con el fin de que las enseñanzas de Lenin puedan ser limpiadas de estas falsificaciones. Debemos entender el “Testamento de Lenin” en el contexto de la vida política del momento, en las luchas políticas libradas por VI Lenin contra Trotsky en 1921-1922. Esta lucha fue librada por Lenin con Stalin como su fiel aliado, que promueve y sigue la línea de lucha de Lenin, y el quién después de la muerte de Lenin se echa sobre sus hombros la pesada carga de continuar la lucha con Trotsky. La parte fabricada del “Testamento” sólo puede entenderse en un contexto mucho más amplio, en el contexto de la lucha dentro del CC del partido contra Trotsky y su grupo. Pero en esta lucha, que era anti-leninista y alimentada y promovida por Zinoviev, se combinó una lucha contra Stalin. Objetivamente, la totalidad de los planes de estos dos grupos eran alejar a Stalin fuera de la dirección con la ayuda de la autoridad de VI Lenin, y cambiar el rumbo político del Partido Comunista de Rusia (Bolchevique).

    Debemos ser muy conscientes de que la base de la lucha por el liderazgo, fue una lucha histórica por la cuestión principal de la revolución socialista. El espacio no permite continuar la discusión de esto aquí. Podemos solo declarar que en los “archivos de Trotsky”, seguidamente de la “carta” de Lenin acerca de las características de Stalin, el ejemplar incluye una enmienda en la propia escritura de Trotsky en la que dice: “Edite mi copia. L. Trotsky.”.

    LA FALSIFICACIÓN CONTINUA

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    Los mitos promovidos sobre la base de los últimos artículos y cartas de VI Lenin no cesaron ni siquiera después de años después de la muerte de VI Lenin. Jruschov y Gorbachov aportaron sus propias adiciones e interpretaciones a este cenagal. Partes de las cartas de Lenin fueron utilizados para cubrir una necesidad de los enemigos contemporáneos. Fueron utilizados principalmente de una manera anti-Stalin.

    A modo de ejemplo, en la carta del 23 de diciembre, hay una frase >en el inglés original de la traducción del ruso< “I would like to share this with You…” [en castellano: “Me gustaría compartir esto con Ustedes…”, NdelT]. En la publicación por parte de estos contemporáneos, está recogido “with you” dando así un nuevo significado a lo que Lenin dijo [ “with you” significa “contigo/con usted” NdelT].

    Lenin exponía ante el Congreso del Partido, dando a dicho Congreso el título de “Ustedes” que merecía. Esta expresión está en oposición a la expresión ”you” [tu, usted], que se dirige a cualquiera a diferencia de cuando alguien se dirige a una entidad de elegidos por el Pueblo. Esta carta incluso está registrada en la secretaría de Lenin como una carta destinada a JV Stalin, para el Congreso. Pero esto incluso confirma aún más la esencia, al referirse de la forma “You” [Ustedes]. Pero Nikita Khrushchev decidió que, para él, sería más beneficioso desplegar la crítica contra Stalin. En la frase: “tiene una influencia tremenda para todos los” tribunales del partido”” – la palabra “tribunales” fue cambiada por “código del derecho”. Esto no sólo falsifica las palabras de V.I. Lenin, sino que además deja la frase sin significado. ¿Cuántos tribunales puede haber en el partido y qué tipo de tribunales son?

    En el léxico político de V.I. Lenin en los últimos años, las cosas están claras. En la palabra “tribunales”, tenía en mente diferentes opositores, siempre tratando de criticar al partido y de cambiar su rumbo. Entre esos “jueces del tribunal “, estaban en primer lugar Trotsky y su compañía. Es con estos “jueces”, contra los que Lenin libró una dura lucha al igual que la libró JV Stalin, a quien esta carta fue dirigida, el principal amigo y ayudante de VI Lenin. Son estos “jueces” , a los que a este respecto fueron llamados “críticos” y “nuestros Suhanovistas”, en declaraciones de Lenin, que dicta el 26 de diciembre y también en el artículo Acerca de nuestra Revolución (VI Lenin, Tomo 45, página 347 , 383, 385)

    La frase:. “De 50 a 100 miembros del CC, nuestro partido debe reclamarlos de la clase obrera”, se cambió a: “… nuestro partido tiene el derecho”. Lenin dice que el CC reclama de 50 a 100 nuevos miembros para el Comité Central ampliado, mientras que los falsificadores dicen “el partido solicita”. Semejante fabricación fue necesaria a fin de que la carta a JV Stalin fuera considerada como una carta al Congreso del partido, en lugar del intercambio de ideas entre Lenin y Stalin.

    En el artículo de V.I. Lenin ¿Cómo debemos reorganizar Rabkrin?, el cual fue falsificado por los enemigos, se recoge : “que ninguna autoridad, ni la del Secretario General, ni la de ningún otro miembro del CC se puede mezclar con la labor de la Comisión Central de Control, ni tiene derecho a dar cuestiones a la Comisión de Control para su trabajo… ” (Lenin, PSS, Tomo 4, p. 387). El nombrar la figura del Secretario General tiene la intención de identificar a JV Stalin para ser utilizado en su contra.

    De acuerdo con los archivos (como está escrito en Pravda, 25 de enero de 1923) palabras tales como “Secretario General” no pueden ser encontradas en ninguna parte. La frase que se utilizó fue: “Ninguna autoridad podrá ser utilizada…”

    Esto es una abierta falsificación para tratar de demostrar que es un “documento” sobre de crítica de Lenin sobre Stalin y, en consecuencia, falsificando la compresión total del testamento.

    PROVOCACIÓN IDEOLÓGICA

    Se sabe ahora, qué importancia se le dio al artículo “Sobre la cooperación”, durante el período de la perestroika. A través de este artículo escrito por Lenin, los revisionistas trataron de eliminar todo lo demás escrito por VI Lenin. Bajo esta consigna, declararon que era necesario volver a evaluar todos los aspectos del socialismo. A pesar de que no hay absolutamente ni una palabra en este sentido por parte de VI Lenin, sin embargo trataron de utilizarlo en la ideología de la “perestroika”. Esta es una cuestión de pura y simple falsificación. En los escritos de Lenin no hay una palabra o un artículo “Sobre la cooperación”, pero existe una primera y segunda “edición” de este artículo. Lenin, mientras trabajaba en este artículo no estaba satisfecho aún con lo escrito, algo que en su mente pensaba que se podría decir mucho más claramente. Esto es confirmado por notas al margen en este texto, que era bien conocido por estos enemigos, conscientes de que Lenin estaba trabajando en temas importantes. Lenin escribió en sus notas marginales:

    “Ni una variación me gusta, porque algunas de ellas contienen formas que requieren de una mayor elaboración desde el punto de vista ideológico, y ambas necesitan en cierta medida de alguna rectificación”

    Esta nota marginal fue fechada el 7 de enero de 1923. Por supuesto, esta anotación no se formula sobre el texto completo. Debemos tratar de averiguar sobre que no estaba satisfecho Lenin en su trabajo en este importante documento.

    DE BUJARIN KHRUSHCHEV, HASTA GORBY

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    El artículo sobre “Cooperación”, es el pensamiento supremo y llego a las manos de Bujarin. De Jruschov este “documento” paso a Gorbachov, y aquí delante de nuestros ojos se encuentra esta bomba ideológica, enmascarada como si su autor final fuese VI Lenin. Se amplió y fue utilizada como una deformación desde dentro por Jruschov, al comenzar a desmembrar el Estado socialista. Esto fue posible porque, este subterfugio mentiroso tuvo un importante efecto político entre bastidores. En tiempo de Bujarin se utilizó para los kulaks, para salvarlos como clase. En tiempo de Jruschov fue utilizado como el vehículo para criticar la tesis de Stalin, de que en el momento del cerco capitalista, los éxitos del socialismo serán cada vez más notables, mientras que los restos dispersados de las clases explotadoras “intentaran derrocar, cada vez más y más, por todos los medios a su alcance al estado socialista, cada vez más y más sabotearan al Estado soviético, como el último recurso para salvar su posición de clase privilegiada”.

    La crítica a este texto ayudó a Kruschev para desplegar una campaña contra Stalin. Durante el mandato de Gorbachov se utilizó para hacer que la gente desconfiase de la vía ideología de construir el socialismo en la URSS, junto a empujar la vía no-socialista y el acomodar el capitalismo en la URSS, y sobre la necesidad de romper este dominio socialista en el país, y que de alguna manera nos perdimos y es inútil tratar de mejorar el socialismo, no hay nada que ganar en ello, no hay nada imprescindible de nuestra historia…

    De todos modos, el lector sabe muy bien el mismo, qué y cómo era, y lo que salió de él [del Socialismo]

    V.A. Sájarov;

    Candidato de Ciencias Históricas

    Recomiendo leer esta investigación sobre el denominado "Testamento de Lenin".

    De todo lo leído me quedo con esta frase:

    Los autores de esta leyenda sobre el “Testamento de Lenin” son: Trotsky, Fotieva, Zinóviev y Bujarin. Ellos “sacan” estos textos a la arena política mucho antes incluso de la muerte real de VI Lenin. Esperaron hasta el momento en que Lenin ya no era capaz de escribir, dictar o leer los materiales, cuando escribieron estos documentos como un arma política para la lucha contra la JV Stalin.

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    Falsificación del Testamento de Lenin Empty Re: Falsificación del Testamento de Lenin

    Mensaje por AsturcOn Vie Nov 19, 2010 11:28 am

    Burocracia y depuraciones

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    El análisis de la construcción del socialismo en la URSS se debe emprender de dos maneras diferentes:
    — en negativo, desde el punto de las divergencias internas y las discusiones entabladas en el interior del Partido bolchevique acerca de la línea a seguir en la construcción del socialismo

    — en positivo, examinando los planes trazados, las medidas adoptadas y las realizaciones económicas y sociales conseguidas.

    No existía ninguna experiencia previa que permitiera a los bolcheviques disponer de una referencia de la que poder partir con cierta seguridad. Hasta 1917 el socialismo era sólo una teoría, una utopía; se criticaba el capitalismo y se sabía lo que no se quería reproducir, pero no existían formulaciones positivas sobre el socialismo, salvo algunas ideaciones utópicas carentes de valor práctico. Desde octubre de 1917 ya no valía hablar acerca del socialismo; había que construirlo en la práctica y demostrar -además- que era una sistema social superior al capitalismo.

    Pero la práctica estimula la teoría, y las dificultades de la práctica desataron un sinfín de debates ideológicos acerca del socialismo, multitud de líneas divergentes e incluso opuestas. Cuando se profundiza en aquellas discusiones con la perspectiva de las décadas transcurridas, parece claro que muchas de esas líneas no sólo versaban sobre la construcción de una sociedad socialista sino que negaban la posibilidad misma de construirla, que se trataba, en suma, de posiciones liquidacionistas.

    En efecto, las dificultades no provenían sólo de la falta de experiencias anteriores sino además:

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    — era algo común consisderar que tras Rusia, la revolución proletaria estallaría en los países más avanzados de Europa, situación que no se produjo, lo que aisló de la URSS; el imperialismo cercó al país, conspiró para derribarlo y desató mortíferas guerras de agresión y sabotajes

    — en 1917 Rusia era un país muy atrasado en comparación con sus enemigos imperialistas y esa situación planteaba no sólo problemas de tipo económico, sino que ligaba la construcción económica a la defensa militar y, en definitiva, al reforzamiento de un Estado del que, en principio, se preconiza su desaparición

    — otra situación contradictoria se planteó entre un régimen de dictadura del proletariado en el que el proletariado era una minoría (tres millones) de la población obligada, por tanto, a mantener una alianza con el campesinado (cien millones), un sector social de carácter pequeño burgués, políticamente vacilante y económicamente propenso al capitalismo.

    La política económica de todo país que emprende el camino del socialismo está determinada por el estado de la economía en el período de transición y la correlación de las fuerzas de clase, tanto en el interior de su propio país como en el ámbito internacional que le rodea. En la URSS los bolcheviques no pudieron adoptar inicialmente la política económica que hubieran deseado, sino la que las circunstancias les impusieron.

    Al menos durante diez años, entre 1917 y 1928, fueron circunstancias ajenas las que dictaron la política económica soviética, que atravesó las dos fases conocidas como comunismo de guerra (1917-1921) y nueva política económica (1921-1928). En ambas etapas se adoptaron medidas tan radicalmente opuestas, que parece increíble que el Partido bolchevique pudiera cambiar de criterio de la forma brusca en que lo hizo, giro que, si de un lado, pone de manifiesto el cúmulo de graves dificultades al que hubieron de enfrentarse, del otro, demuestra también la extraordinaria capacidad de adaptación de los bolcheviques a las circunstancias imperantes, su realismo y su ausencia de dogmatismo. Porque se trató justamente de eso, de la presión del medio heredado, no de líneas de actuación entre las cuales hubieran tenido la posibilidad de elegir. Hasta que el Partido bolchevique tuvo la oportunidad de tomar la iniciativa en materia económica, lo que se produjo hacia 1928, pasaron más de diez años en los cuales la tarea primordial fue la reconstrucción de un país devastado, alcanzar los niveles económicos previos a la guerra.

    En la perspectiva actual es fácil comprobar que esas dos etapas -como no podía ser de otra forma- abrieron otras tantas fisuras en el seno del Partido bolchevique:

    — un primer grupo de militantes izquierdistas, el más conocido de los cuales fue Trotski, identificó el socialismo con la etapa de comunismo de guerra

    — un segundo grupo de militantes derechistas, encabezado por Bujarin, identificó el socialismo con la nueva política económica.

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    La polémica con ambas líneas se suscitó en tres fases sucesivas. La primera fue con los izquierdistas y se desató hacia el otoño de 1920. La segunda también fue con los izquierdistas y se inició a finales de 1923. Finalmente, la tercera comenzó en 1928 y estuvo dirigida contra los derechistas.

    Las fechas de las dos primeras polémicas no son casuales, ya que es precisamente el momento en el que se estaba experimentando el tránsito del comunismo de guerra a la nueva política económica. El primer estallido concentró el debate en torno a la cuestión sindical y el segundo en torno al campesinado o, mejor dicho, en torno a la alianza de los obreros y los campesinos. En sustancia, se trató de un debate en dos fases sobre el mismo problema, el de las reservas políticas y económicas de la revolución; dado el escaso desarrollo de la fuerzas productivas, para construir el socialismo el proletariado tenía que contar con aliados, con otras clases que, en última instancia, no estaban interesadas en el socialismo. Ese fue el difícil equilibrio, el que llevó a pensar a algunos bolcheviques que la tarea era imposible y a asumir posturas liquidacionistas. La mayoría del Partido consideró que sí era posible construir el socialismo, incluso en un país tan atrasdo como Rusia, porque sí existían esas reservas, que radicaban en el campesinado. En consecuencia, la dictadura del proletariado debía adoptar la forma de una alianza entre los obreros y los campesinos.

    El debate fue, pues, acerca de esa alianza entre dos clases y, mientras los izquierdistas consideraron, al estilo menchevique, que los campesinos eran una masa amorfa, burguesa y reaccionaria, los derechistas ponían a los campesinos al mismo nivel que la clase obrera, negando el papel dirigente del proletariado urbano. Aparentemente ambas posiciones eran extremas, pero tenían en común algo decisivo: concebían el socialismo no como un sistema de producción sino como un sistema de distribución. Tanto unos como otros proponían que fuera la burguesía quien mantuviera la riendas de las fábricas, las minas y las granjas, mientras que el papel del Estado socialista debía consistir en expropiarles, de una forma u otra, por las buenas o por las malas, con requisas, con impuestos o con precios. Según ellos, el Estado socialista debía coexistir con la economía capitalista y regularla en beneficio propio. Los bolcheviques debían encargarse de la política exclusivamente y dejar los asuntos económicos en manos privadas.

    Pero no era éste el criterio de la mayoría del Partido bolchevique que, tanto en la época de Lenin como en la de Stalin, siempre entendieron que tanto el comunismo de guerra como la nueva política económica eran fases transitorias impuestas por las circunstancias, que podían prolongarse más o menos tiempo, pero nunca indefinidamente. Entendían, además, que el socialismo no era sólo un sistema de distribución sino de producción, basado en la propiedad nacionalizada y en la planificación, lo que supone la dirección efectiva del proletariado de los centros de producción, la organización y gestión de las empresas, las haciendas, etc. Una cosa es quitar las fábricas a los burgueses y otra distinta ser capaz de hacerlas funcionar. Por supuesto, el socialismo quitaba la fábricas a los burgueses; aún estaba por comprobar si era capaz de ponerlas en funcionamiento, si era capaz de producir sin explotar. El comunismo de guerra expropió y la nueva política económica comenzó a producir, pero bajo formas capitalistas. Realmente el socialismo no se puso en marcha hasta 1928.

    El comunismo de guerra se impone a partir de la primavera de 1918 debido a la intervención, la guerra civil y la ruina económica, supeditando toda la retaguardia a las necesidades del frente. Era una política económica puramente expropiatoria. Se nacionalizó toda la industria, comprendida la media y pequeña, se prohibió el comercio privado y se implantó el sistema de contingentación de víveres, lo que significó la entrega obligatoria de los excedentes de productos agrícolas por parte de los campesinos para abastecer al ejército y a los obreros. Debido a las difíciles condiciones de la guerra civil y de la intervención armada extranjera, el Gobierno soviético instauró las cartillas de racionamiento y el trabajo obligatorio general para todas las clases.

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    Pero el decreto más importante fue el de la tierra. Se expropiaron la tierras de los latifundistas, se nacionalizaron y se entregaron a los campesinos para que las cultivasen por sí mismos, sin recurrir a mano de obra ajena.

    Fue una medida forzosa y temporal. Su objetivo principal consistió en asegurar la victoria del Estado soviético en las penosas condiciones de la guerra civil y la intervención armada extranjera.

    El comunismo de guerra, indudablemente, fue un paso gigantesco hacia el socialismo, incluso demasiado gigantesco y rápido. La burguesía recibió un golpe (militar, político y económico) brutal. Pero la dura lucha dejó importantes secuelas. Primero un país devastado, con las fábricas destruidas y los transportes impracticables. Segundo, una militarización del Partido bolchevique, de los sindicatos y de todas las organizaciones de masas, lo que significó un peso aplastante del Estado y de su burocracia.

    La polémica sobre la burocracia en la Unión Soviética tuvo también dos fases. La primera comenzó en 1920 y se centró en la discusión sobre el papel de los sindicatos. La segunda comenzó en 1923 y versó sobre la propia burocratización del Partido bolchevique. Sin embargo, ambas discusiones, en definitiva, versaron sobre la propia manera de construir el socialismo, aunque lo que apareciera en el debate fueran únicamente sus manifestaciones externas.

    Los trotskistas han hecho siempre de este debate el núcleo de sus ataques al socialismo, pero su postura no puede ser más hipócrita. En noviembe de 1920 Trotski suscitó el debate sobre los sindicatos en el momento más inoportuno defendiendo su militarización (su burocratización), la imposición en su seno de un régimen despótico, al estilo del que había puesto en marcha dentro del Ejército Rojo y que había desatado tanto malestar. Tres años después provocó también el debate sobre la burocracia en un sentido completamente opuesto: lamentando que el Partido bolchevique estuviera burocratizado. El Partido estaba burocratizado, según él, porque sus tesis no tenían acogida; lo que pretendía no era acabar con la burocracia sino acabar con la dirección e imponer su propia línea. Esa fue la esencia del debate para él.

    Comenzaremos con la polémica sobre los sindicatos.

    El 3 de noviembre de 1920 Trotski pronunció un discurso en la V Conferencia sindical llamando a seguir con la disciplina militar dentro de los sindicatos. Los bolcheviques tenían intención de discutir la cuestión dentro del Comité Central, pero el asunto se agravó hasta tal punto que desbordó el marco de la dirección comunista porque, a finales de diciembre de 1920, Trotski insistió en sus tesis ante los sindicatos y en el VIII Congreso de los soviets. Además tuvo el atrevimiento de publicar un folleto al respecto, promoviendo otra de sus facciones.

    Lenin no quería tratar esta cuestión porque pensaba que las tareas prácticas planteadas por la nueva política económica eran primordiales. Cuando todos estaban tratando de poner en práctica la nueva orientación, Trotski promovió una discusión sobre una cuestión que el IX Congreso del Partido ya había dejado resuelto. Pero Trotski se empeñaba en retroceder planteando el problema como una cuestión de principios cuando se trataba de pasar de los principios a la práctica. Ya se había discutido bastante; ya se habían aprobado todos los decretos necesarios. Lo que verdaderamente hacía falta era llevarlos a la práctica.

    Pero la confusión creada no dejó otro remedio que volver a hablar de principios. La discusión se prolongó durante más de dos meses. Lenin tuvo que pasar al ataque, centrando sus críticas en la facción trotskista y en sus propuestas sindicales como ejemplo de lo que jamás podía promover el Partido bolchevique.

    El VIII Congreso del Partido había reconocido que el Ejército era una masa heterogénea de personas que se componía fundamentalmente de campesinos y que éstos no lucharían por el socialismo, por lo que se imponía la disciplina en su seno. Pero los sindicatos los forman los obreros, la médula misma del socialismo. En ellos había que desplegar campañas de explicación y de agitación, nunca la imposición. Cuando la guerra civil había terminado, confundir al ejército con los sindicatos era una error gravísimo.

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    Para salir del caos de la guerra civil y de la situación extrema de comunismo de guerra era imprescindible pasar del frente de la guerra al frente del trabajo, como decía Lenin. Esto, a su vez, exigía el concurso de la clase obrera. Había que desplegar una poderosa campaña de movilización y reconstruir los sindicatos de trabajadores, que se encontraban en una situación lamentable como consecuencia de la etapa anterior. Era imprescindible impulsar una campaña de persuasión entre los trabajadores a fin de que prestaran todo su apoyo para cumplir los objetivos de la nueva etapa. Hasta entonces los sindicatos habían estado prácticamente militarizados por imposición de la guerra civil, pero en la nueva etapa no podía continuar esa misma política, que había sido puramente temporal y transitoria.

    Pero Trotski se mostró partidario de los métodos despóticos de dirección en los sindicatos, de la mano dura, de sacudir desde arriba y de apretar los tornillos a los obreros, como él mismo decía. Y pasaron de las palabras a los hechos. Aquel año los trotskistas se habían apoderado de la dirección del Tsektran, el Comité Central del Sindicato Ferroviario y de los trabajadores del Transporte Fluvial y Martítimo. En su sindicato los trotskistas habían comenzado a hacer de las suyas, aplicando métodos coercitivos contra los obreros, provocando una oleada de protestas y una polémica en la que los trotskistas pretendían hacer pasar sus propios métodos como los métodos bolcheviques adecuados para relacionarse con las masas.

    Al desatar el debate sobre la cuestión sindical, máxime en la forma y en el momento en que lo hizo, Trotski puso en grave peligro al Partido. La discusión dio paso a que, además de la fracción trotskista, se alzaran también otras plataformas: oposición obrera, centralismo democrático, el grupo de tope, ignatovistas, etc. Se puso en peligro su unidad y su capacidad de dirección política e ideológica. Entre las distintas facciones destacaba el llamado grupo de tope que encabezaba Bujarin. Su postura era aparentemente conciliadora, tratando de presentarse como intermediario entre Lenin y Trotski. En realidad se produjo una grave fractura interna y así, mientras la organización de Petrogrado llamó a defender las tesis sindicales leninistas, la organización de Moscú, influida por Bujarin, replicó con otro llamamiento a favor de las tesis trotskistas. Lenin decía que, lejos de apaciguar el conflicto, Bujarin estaba echando más leña al fuego y que en realidad colaboraba con Trotski en su labor faccional. Calificó las tesis de Bujarin como el colmo de la descomposición ideológica. Muy poco después Bujarin se quitó la careta, abandonó al grupo de tope y se pasó enteramente a las posiciones de Trotski.

    La importancia de este debate radica en que deja al descubierto, por un lado, la falacia de Trotski como crítico de la burocracia soviética, pues él fue quien promovió de la idea de apretar los tornillos a los obreros y de imponer una burocracia sindical que los sometiese por la fuerza. Además, las tesis trotskistas de apretar los tornillos significaban la continuación pura y simple del comunismo de guerra que los bolcheviques estaban tratando de superar. Finalmente, Lenin advertía que el sólo hecho de plantear la NEP modificaba la actitud del proletariado ante el campesinado y la discusión sobre los sindicatos demostró, una vez más, que las concepciones de Trotski sobre el campesinado seguían siendo ajenas a las de los bolcheviques. En esta discusión se decidía, en el fondo, la cuestión sobre la actitud del campesinado, que se alzaba contra el comunismo de guerra, sobre la actitud ante la masa de obreros sin partido; en general, sobre el modo en que el Partido debía abordar a las masas en el periodo en el que la guerra civil estaba terminando.

    Fue entonces cuando las divergencias entre Trotski y los bolcheviques aparecieron en todo su abismal significado: mientras Trotski era partidario de imponer una disciplina militar sobre los sindicatos, Lenin era partidario de que se organizaran de manera democrática; Trotski, que preconizaba la libertad de crítica dentro del Partido, no la admitía para el trabajo entre las masas sin partido.

    Frente a las tesis trotskistas, Lenin pasó al contrataque el 30 de diciembre de 1920 con un discurso ante los soviets y los sindicatos que se tituló Sobre los sindicatos, el momento actual y los errores del camarada Trotski (1). En su discurso Lenin reconocía que los sindicatos eran una organización obrera imprescindible aún bajo la dictadura del proletariado y que además aglutina a casi toda la clase. Por tanto es una organización de la clase dirigente pero no es una organización del Estado y, en consecuencia, no tiene naturaleza coercitiva: Es una organización educadora, una organización que atrae e instruye; es una escuela, escuela de gobierno, escuela de administración, escuela de comunismo. Los sindicatos están situados entre el Partido y el Estado; sin ellos no puede haber dictadura del proletariado porque ellos crean el vínculo de la vanguardia con las masas y son una fuente de poder estatal.

    La dictadura del proletariado -añade Lenin- no se puede realizar a través de los sindicatos aunque éstos abarquen casi a la totalidad de la clase dominante, debido a las lacras en las que el capitalismo deja a los obreros: La dictadura sólo puede ejercerla la vanguardia, que concentra en sus filas la energía revolucionaria de la clase. Lenin equipara la dictadura del proletariado a un sistema de ruedas dentadas: para su funcionamiento son imprescindible varias correas de transmisión que van de la vanguardia a las masas de la clase avanzada y de ésta a otras masas trabajadoras, como los campesinos. Lenin concebía los sindicatos como organizaciones sociales sin partido, sin las cuales es imposible incorporar a las amplias masas populares a la dirección del Estado y la edificación del socialismo. Los errores de Trotski, en consecuencia, eran errores que afectaban a los propios mecanismos de funcionamiento de la dictadura del proletariado.

    La reunión del Comité Central de comienzos de diciembre de 1920 en la que se debatió sobre los sindicatos resultó un embrollo y eso es peligroso, decía Lenin: se produjo una división y el grupo de tope que encabezaba Bujarin es el que más daño ha causado. El Partido estaba enfermo y los imperialistas tratarán de aprovechar la situación para una nueva invasión. Había crecido numéricamente y no por eso era más fuerte; la discusión daba muestras evidentes de una extraordinaria fragilidad, de falta de cohesión. Pudo observarse ya entonces lo que con el transcurso del tiempo y las dificultades de la construcción del socialismo, aparecería con toda su crudeza: que la llegada en aluvión de gran número de militantes procedentes de otras organizaciones había sembrado la confusión; no eran bolcheviques templados y experimentados, sino personas que transmitían al Partido todas sus viejas concepciones. En la cuestión de los sindicatos pudo apreciarse con claridad que esas posiciones -todas ellas extrañas al comunismo- iban desde el anorcosindicalismo hasta el militarismo, desde negar la dirección comunista dentro de los sindicatos, hasta tratar de imponerla a toda costa.

    En marzo de 1921 el X Congreso del Partido analizó esta situación y condenó las tesis trotskistas, afirmando categóricamente que no se podían imponer métodos militaristas en los sindicatos.

    Inmediatamente después, los trotskistas fueron expulsados del Tsektran, eligieron una nueva dirección y modificaron en profundidad los métodos de trabajo y de dirección, eliminando las imposiciones.

    En el debate sobre la cuestión sindical contra ambos extremos, una vez más Stalin adoptó una postura de principios alineada con las tesis leninistas. Apareció en Pravda el 19 de enero de 1921 su artículo Nuestras divergencias, en el que, tratando de suavizar la discusión y calmar los ánimos, sostiene que la discusión no versaba sobre una cuestión de principios, sino de método, lo que no era cierto.

    La posición de Stalin sobre la organización de los sindicatos era la siguiente: El democratismo consciente, el método de democracia proletaria en el interior de los sindicatos es el único método que conviene a los sindicatos industriales. Pero el democratismo impuesto no tiene nada en común con ese democratismo. Y respecto a la posición de Trotski añade lo siguiente: Cuando uno lee el folleto de Trotski ‘El papel y las tareas de los sindicatos’ se podría creer que en el fondo Trotski también está por el método democrático. Es porque ciertos camaradas estiman que nuestras divergencias no versan sobre la cuestión de los métodos de trabajo de los sindicatos. Pero esta opinión es absolutamente falsa. Porque el democratismo de Trotski es un democratismo impostado, bastardo, sin principios y, como tal, no es más que un complemento del método burocrático-militar, que no conviene a los sindicatos. Según Stalin, la democracia en los sindicatos presupone la conciencia de que es necesario elevar la iniciativa, la conciencia y la actividad de las amplias masas, es preciso convencerlas con hechos concretos de que la ruina económica representa un peligro tan real y tan mortal como ayer lo era el peligro militar, es necesario incorporar a los millones de obreros al resurgimiento de la producción a través de sindicatos democráticamente estructurados. Sólo de esa manera es posible convertir en causa vital para toda la clase obrera la lucha de los organismos económicos contra la ruina de la economía. De no hacerlo así es imposible vencer en el frente económico. En los sindicatos debía haber debates y discusiones en los que debían intervenir todos los obreros.

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    Cuando en marzo de 1921 se zanjó la discusión, casi simultáneamente estalló la sublevación Cronstadt, que revelaba los verdaderos problemas a los que se estaba enfrentando la revolución. En Cronstadt no eran los reaccionarios los que se habían levantado, sino las masas hambrientas. Mientras Trotski entretenía la atención con debates ya resueltos, las masas estaban exigiendo pasar a la práctica, resolver los problemas de abastecimientos, combatir el frío, en suma, pasar a la nueva política económica. El espectáculo calamitoso de disensiones y falta de unidad en una situación crítica que exigía otro tipo de premuras, no pudo dejar en peor lugar a los bolcheviques. El debate se calmó pero sólo aparentemente; en realidad las espadas seguían en alto y sólo esperaban el momento propicio para volver a las andadas.

    Es lo que sucedió tres años después con la discusión sobre la burocracia, que continuó la de los sindicatos, aunque esta vez con los papeles cambiados. En noviembre de 1923, Trotski desata otra ofensiva de las suyas, pero esta vez tratando de hacerse pasar por el campeón de la lucha contra la burocracia. Este nuevo debate es también un debate falso porque en el fondo, lo que se trataba de debatir era, una vez más, sobre la construcción del socialismo. Ambas cuestiones aparecieron unidas, pero aquí separaremos esta cuestión para entrar más adelante en el asunto económico porque entendemos que la falacia del problema burocrático no se puede separar de la posiciones anteriores sobre la cuestión sindical, ni tampoco es comprensible la acentuación tan extrema de la lucha ideológica en torno al problema de la burocracia sin tener en cuenta que la cuestión sindical se había cerrado en falso, que las facciones seguían agazapadas y las heridas sin cicatrizar. El problema sindical se había podido superar rápidamente por la autoridad incontestable de Lenin pero, tres años después, Lenin agonizaba y sólo entonces quedó al descubierto lo que latía en esos debates: un intento de modificar la línea política y la naturaleza del Partido bolchevique.

    En efecto, ahora el debate ya no versaba sobre el ejército ni sobre los sindicatos sino sobre el burocratismo interno del Partido, esto es, sobre la misma vanguardia revolucionaria, sobre su supuesta falta de democracia y las supuestas limitaciones impuestas a la discusión dentro de sus filas.

    A su vez, en este punto hay tres asuntos diferentes que conviene tratar por separado:

    — el viejo debate iniciado en 1903 con los mencheviques durante el II Congreso acerca de la naturaleza misma del Partido y la prohibición de las fracciones

    — a la situación impuesta dentro del Partido por el comunismo de guerra, que había conducido a su práctica militarización, se añadía ahora la nueva política económica, que también había influido, corrompiendo a numerosos cuadros e introduciendo a elementos indeseables en su seno.

    — la necesidad de depurar las filas del Partido a fin de fortalecerlo y vincularlo más estrechamente a las masas.

    Si pudiera ofrecerse un resumen del debate sobre este punto, cabría decir que los intentos de la oposición van a tratar de aprovecharse de un estado cierto, como es el punto segundo relativo a la burocratización, para atacar al primero y tratar de imponer la libertad de fracciones dentro del Partido. La posición de Stalin y de la mayoría del Partido consistirá, por un lado, en combatir la burocratización y la corrupción, y depurar al Partido; por el otro, en impedir las fracciones y mantener su unidad interna.

    El debate sobre la burocracia se desató no porque nadie negara que existía un problema real de burocratismo, sino acerca de los medios para combatirla. No fue, pues, la oposición, sino la dirección quien primero reconoció las deficiencias y los fallos democráticos en el funcionamiento interno y, cuando estalló la polémica, ya se habían empezado a tomar medidas para corregir esas desviaciones. Por tanto, Trotski y la oposición ni tienen la exclusiva ni tienen siquiera la iniciativa en la lucha contra la corrupción interna del Partido. Su función consistió en exagerar el problema hasta desfigurarlo, aumentar la confusión existente entre los militantes y aprovecharse de su malestar para imponer una nueva línea política acorde con sus tesis.

    La oposición se lamentaba del burocratismo pero tampoco quería poner remedio a la situación con el método leninista, que no es otro que su depuración interna. Por el contrario, para ellos, como para la burguesía, las depuraciones eran precisamente la demostración de la falta de democracia interna dentro del Partido bolchevique. En suma, en todas las discusiones con los trotskistas y demás opositores internos del bolchevismo acerca del burocratismo, lo que subyace son dos concepciones distintas de lo que es un Partido realmente bolchevique. Por sí mismo esto demuestra que, en realidad, los opositores no eran realmente leninistas.

    Las acusaciones acerca del burocratismo de los bolcheviques provenían ya de los mencheviques; no eran, por tanto, nada novedoso y Lenin tuvo oportunidad de rechazarlas en su momento. A los efectos que aquí interesan, basta ahora añadir que en los Fundamentos del leninismo, es decir, en abril de 1924, Stalin vuelve a recordar esos principios que inspiran la actividad del Partido, reafirmando que no es un fín en sí mismo sino un instrumento del proletariado para el cumplimiento de sus fines como clase. En esa obra Stalin reitera que el Partido se basa en la unidad de voluntad, lo que exige la cohesión y una disciplina férrea, lo cual no excluye, sino que presupone la crítica y la lucha de opiniones. La disciplina no es ciega sino algo mucho más fuerte: es una disciplina voluntaria y consciente.

    Pero la unidad de voluntad no lo es todo, afirma Stalin. Además está la unidad de acción: Una vez terminada la lucha de opiniones, agotada la crítica y adoptado un acuerdo, la unidad de voluntad y la unidad de acción de todos los miembros del Partido es condición indispensable sin la cual no se concibe ni un Partido unido ni una disciplina férrea dentro del Partido. Por eso es tan frecuente entre los intelectuales burgueses menospreciar a Stalin, a quien relegan como torpe, frente a las brillantes personalidades que hablaban y escribían tan magníficamente, como Trotski, Bujarin, Preobrajenski, etc. Lo que gusta a los académicos es la verborrea inagotable y encubrir su esterilidad en frases cuanto más oscuras mejor.

    Como en la historiografía burguesa no aparecen las clases sociales sino las grandes personalidades, también la lucha emprendida por el Partido bolchevique contra el trotskismo se presenta en como un conflicto personal de Stalin, una pugna de dos ambiciones que en plena agonía de Lenin rivalizan por hacerse con el poder. Como si en ella ninguna participación hubieran tenido, ya no solamente las masas, sino hasta los mismos militantes del Partido, que aparecen todos ellos reducidos a la pasividad más completa. En los medios académicos burgueses no aparece la larga lucha en el seno del movimiento obrero ruso iniciada por el mismo Lenin y seguida por Stalin y la totalidad del Partido. Sin embargo, en su libro El comunismo soviético dicen Sidney y Beatriz Webb lo siguiente sobre la lucha ideológica contra el trotskismo: Se sucedieron tres años de controversias públicas ininterrumpidas, aunque pueda parecer sorprendente a los que creen que la Unión Soviética yace bajo una dictadora implacable. Se discutía constantemente en las principales asambleas legislativas, tales como el Comité Central ejecutivo, el Congreso panruso de los soviets, el Comité Central del Partido bolchevique.

    Es, pues, falso aludir a una problemática personal de Stalin contra ninguno de los otros militantes del Partido, a una ambición de poder o a una astuta maniobra para eliminar a unos apoyándose en los otros para, finalmente, eliminarlos a todos. Stalin adoptó siempre una actitud de principios, la fundamentó y esa actitud, a lo largo del tiempo, fue siempre la misma. Cabe añadir además, que esa actitud fue ampliamente -muy ampliamente- discutida y aprobada por la gran mayoría del Partido, a quien Stalin representó fielmente como Secretario General.

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    Lejos de ser una cuestión personal se trató de un largo y profundo debate que duró más de 25 años en el que participaron no sólo militantes del Partido, sino también miembros de los sindicatos, del Ejército y de los Soviets en asambleas públicas donde se abordaban los problemas más candentes del país. Dentro del Partido bolchevique se desató una lucha abierta para decidir sobre la actividad fraccional de los trotskistas en la que participaron absolutamente todos los militanes. Un acta de 1927 deja constancia de las discusiones celebradas antes del XV Congreso: las tesis del Comité Central han sido debatidas en 10.711 reuniones de las células; han asistido a las reuniones 730.862 militantes; han votado a favor de la línea del Comité Central 724.066 de los asistentes; en contra, 4.120 (el 0'5 por ciento) y se han abstenido 2.676 (el 0'3 por ciento). Esas fueron las cifras que logró la oposición unificada, después de que dispusieran de tiempo, dinero y posibilidades de exponer en cuantas reuniones quisieron sus puntos de vista y sus críticas, así como publicar libros y folletos que fueron editados y distribuidos por la imprenta del Estado. En su autobiografía Trotski reconoce que llegó a intervenir hasta en cuatro concentraciones en un mismo día para tratrar de convencer a los militantes del acierto de sus puntos de vista.

    Por lo demás, no aparecen por ninguna parte enemistades personales o esos odios tremendos que pretenden los panfletos burgueses. Todo lo contrario; en muchas ocasiones las disputas son fuertes, pero es siempre la oposición la que saca a relucir cuestiones personales y malos modos. Es ilustrativo el comienzo del Informe de Stalin al Comité Central en 1929:

    No voy a referirme al factor personal, aunque en los discursos de ciertos camaradas del grupo de Bujarin es cosa que ha jugado un papel bastante impresionante. No me referiré a él, porque el factor personal es una minucia y las minucias no merecen la pena de que nos paremos en ellas. Bujarin hablaba de su correspondencia personal conmigo. Ha leido varias cartas, de las que se desprende que nosotros, ayer todavía amigos personales, discrepamos ahora en política. Las mismas notas han sonado en los discursos de Uglanov y Tomski. Cómo es eso, vienen a decir: somos viejos bolcheviques y de repente nos hablan de discrepancias entre nosotros; no sabemos respetarnos.
    Creo que todas estas jeremiadas y lamentaciones no valen un comino. No somos una tertulia familiar, no somos una peña de amigos personales, sino el partido político de la clase obrera. No se debe permitir que los intereses de la amistad personal se coloquen por encima de los intereses de la causa.

    Si por lo único que nos llamamos viejos bolcheviques es por ser viejos, mal van nuestras cosas, camaradas. Los viejos bolcheviques no gozan de respeto por ser viejos, sino porque, al mismo tiempo son revolucionarios siempre nuevos, que nunca envejecen. Si el viejo bolchevique se desvía de la revolución o se abandona y se apaga en el sentido político, podrá tener aunque sea cien años, pero no estará autorizado a llamarse viejo bolchevique, no tendrá derecho a decir al Partido que se le respete.

    Además, los problemas de la amistad personal no pueden colocarse en un mismo plano con los problemas de la política; pues, como suele decirse, una cosa es la amistad y otra cosa es el deber. Todos nosotros estamos al servicio de la clase obrera, y si los intereses de la amistad personal divergen de los intereses de la revolución, la amistad personal debe pasar a una segundo plano. De otro modo no podemos plantear el problema como bolcheviques.

    No me referiré tampoco a las alusiones y acusaciones embozadas de carácter personal que salpican los discursos de los camaradas de la oposición bujarinista. Al parecer, estos camaradas quieren encubrir con insidias y equívocos las razones políticas de nuestras discrepancias. Quieren suplantar la política por la politiquería (2).

    Un partido comunista no tiene nada que ver, en su forma interna de organización, con ningún otro partido político, asociación, sindicato o colectivo. No es una organización de masas sino una vanguardia reducida que tiene como misión dirigir a la clase obrera y, a través de ella, a las masas del pueblo. Que un partido comunista se fortalece depurándose, es un principio general que Lenin había tomado de Lasalle. Y éste es justamente el principio fundamental del que la oposición huía como la peste. Ellos se lamentaban de la enfermedad (el burocratismo) pero renegaban del remedio (la depuración) porque, en definitiva, preconizaban que dentro del Partido tenían que coexistir todas las corrientes. Pero la teoría leninista era muy distinta: frente a las desviaciones no sólo hay que emplear la lucha ideológica sino expulsarlas de las filas si no se corrigen.
    La burguesía interpreta esto como si se tratara de una especie de defensa de una pureza ortodoxa, en la que no caben discrepancias. Nada más lejos de la realidad. No se trataba de defender unas tesis frente a otras, sino de una línea política. La experiencia del movimiento obrero demuestra repetidas veces que esas pequeñas divergencias teóricas conducen primero a tácticas diversas que degeneran rápidamente en una estretegia de defensa en toda línea del capitalismo. Se trataba, pues, de algo bien práctico y concreto; se trataba -nada menos- que de saber si el país caminaba hacia el socialismo o hacia el capitalismo. Y no había existido en la historia ninguna experiencia semejante, por lo que todo debía improvisarse. Así que nada más normal que los continuos debates que se suscitaron a cada paso.

    En el aspecto formal, los oposicionistas tuvieron todas las oportunidades de defender sus criterios en las reuniones y en la prensa, hasta el punto que algunas de las actas de la discusiones habidas en la células de base ponen de manifiesto la saturación de artículos y escritos con que les bombardean los trotskistas. Por otro lado, las decisiones disciplinarias eran adoptadas por la Comisión Central de Control, un organismo independiente del Partido.

    Hay además que consignar otro dato importante confirmado por la historiografía contemporánea, a saber, que las depuraciones no tenían por objeto primordial la defensa de las posiciones ideológicas y políticas de la mayoría, sino aspectos mucho más rutinarios y alejados de las disputas sobre la línea o la estrategia. La mayor parte de los depurados en los años veinte no son por simpatías con la oposición sino por razones tales como el alcoholismo, la indisciplina, el desinterés o a falta de formación política. Los motivos de las depuraciones se conocen gracias a que la de 1929 consignó con exactitud los motivos de la expulsiones, y sólo el uno por ciento de ellas tiene una causa política. Si tenemos en cuenta que fue ese año cuando se liquidó a la oposición de derechas encabezada por Bujarin, el dato parece muy concluyente de la falsedad propagandística.

    En los años veinte la experiencia del Partido bolchevique demostró no solamente que la oposición no tenía razón, sino que como consecuencia de no expulsar a los oposicionistas, por mantener las disputas en el interior, los problemas se reproducían periódicamente. No solamente los debates sino incluso los protagonistas, eran siempre los mismos porque ni ellos se habían enmendado ni el Partido los había depurado. Las discusiones volvían una y otra vez sobre los mismos temas; no se acababan de zanjar porque las distintas plataformas de oposición nunca quedaban satisfechas y volvían a tratar de intimidar a la dirección con continuas acusaciones de burocratismo.

    Las purgas ya fueron iniciadas por Lenin en 1921 de una forma sistemática, en asambleas públicas en las que incluso intervenían obreros no afiliados al Partido. Aproximadamente una cuarta parte de los militantes fueron expulsados, unos 170.000 en total, para reforzar la confianza de las masas obreras en su vanguardia dirigente. Su cohesión y su disciplina se reforzaron, a pesar del descenso en el número de militantes:


    año congreso militantes

    1921 X Congreso 732.521

    1922 XI Congreso 532.000

    1923 XII Congreso 386.000

    1924 XIII Congreso 735.881

    Aunque los disidentes pretendieron aparecer como los campeones de la lucha contra la burocracia, éste era un fenómeno conocido y reconocido por todos los militantes. Numerosas resoluciones al más alto nivel hablan de ello y de la necesidad de atajar el fenómeno. Así se expresaba Lenin en la polémica sobre los sindicatos:

    La lucha contra el burocratismo se llevará decenios. Es una lucha difícil, y el que les diga que podemos liberarnos de golpe de las prácticas burocráticas adoptando plataformas antiburocráticas, no es más que un charlatán con inclinación a las palabras altisonantes. Los excesos burocráticos deben corregirse enseguida. Debemos descubrirlos y corregirlos sin llamar bueno a lo malo o blanco a lo negro. Los obreros y los campesinos comprenden que aún tienen que aprender a gobernar, pero comprenden perfectamente que existen excesos burocráticos, y si alguien no quiere corregirlos su culpabilidad es redoblada. Hay que corregirlos a tiempo, como cuando lo señalaron los trabajadores del transporte naviero y no cuando otros lo hacen ver también (3).

    La etapa de comunismo de guerra y la guerra civil habían conducido en la práctica a la militarización del Partido bolchevique. Todo el peso del aparato del Estado descansaba sobre las filas bolcheviques y lo impregnaba. Con la nueva política económica no acabó el problema y se vio ingresar en el Partido a muchos de aquellos nuevos ricos, por completo ajenos a la clase obrera. Por tanto las purgas eran imprescindibles para eliminar del interior del Partido a los arribistas sin escrúpulos, así como a todos aquellos advenedizos provenientes de otras organizaciones que sólo pensaban en hacer carrera, en trepar. Había que eliminar las facciones que trataban de sembrar la discordia e introducir la ideología burguesa dentro de las filas de la vanguardia revolucionaria.

    El historiador norteamericano Getty ha demostrado en una obra publicada en 1993 (4) que frente a las depuraciones de la época leninista, las que se llevaron a cabo en tiempos de Stalin fueron mucho menos numerosas y apenas alcanzaron a un cinco por ciento de los militantes. Las depuraciones perdieron intensidad con el transcurso del tiempo.


    Última edición por AsturcOn el Vie Nov 19, 2010 11:42 am, editado 1 vez
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    Falsificación del Testamento de Lenin Empty Re: Falsificación del Testamento de Lenin

    Mensaje por AsturcOn Vie Nov 19, 2010 11:29 am

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    Lo que es importante consignar es que ninguna de las purgas tuvo un objetivo político; nunca se utilizaron las purgas para imponer una determinada línea política, ni para consolidar las posiciones de la mayoría en contra de los disidentes. Y lo que es aún más significativo: ningún miembro destacado de la oposición fue expulsado de las filas del Partido una vez cerrado el debate y votadas la propuestas. Todos ellos permanecieron en sus puestos durante bastante tiempo después y sólo fueron expulsados por razones que nada tuvieron que ver con una discusión que se había zanjado ya tiempo atrás. Ese es el caso de Trotski, de Zinoviev, de Kamenev, de Bujarin, de Radek y de muchos otros. En el caso de Zinoviev y Kamenev fueron redmitidos en el Partido después de su expulsión, para volver a ser expulsados nuevamente, readmitidos y expulsados una tercera.

    Estamos, pues, muy lejos de la pretendidas medidas draconianas que nos presenta la propaganda burguesa. Los oposicionistas no sólo tuvieron ocasión de exponer sus puntos de vista, sino que, ante la falta de apoyo entre los militantes, rectificaron sus opiniones originarias varias veces, lo que dio lugar a una inexplicable confluencia entre ellos, cuando habían mantenido posiciones enfrentadas entre sí. Es fácil deducir que, por encima de sus posicionamientos coyunturales, sólo estaban unidos por su lucha contra la mayoría.

    En contraposición al supuesto militarismo imperante en el interior del Partido, cabe destacar que por entonces sus Congresos se celebraban cada año, y que además se celebraron importantes Conferencias, hasta el punto de que, como se quejaba Maiakovski, no se podía localizar a un comunista porque estaban reunidos todos los días:


    fecha reunión delegados

    agosto de 1917 VI Congreso 157 de pleno derecho
    más 128 sin voto

    marzo de 1918 VII Congreso 46 de pleno derecho
    más 58 sin voto

    marzo de 1919 VIII Congreso 301 de pleno derecho
    más 102 sin voto

    marzo de 1920 IX Congreso 554 de pleno derecho
    más 162 sin voto

    marzo de 1921 X Congreso 694 de pleno derecho
    más 296 sin voto

    marzo de 1922 XI Congreso 522 de pleno derecho
    más 165 sin voto

    abril de 1923 XII Congreso 408 de pleno derecho
    más 417 sin voto

    enero de 1924 XIII Conferencia 128 de pleno derecho
    más 222 sin voto

    mayo de 1924 XIII Congreso 748 de pleno derecho
    más 416 sin voto

    abril de 1925 XIV Conferencia

    diciembre de 1925 XIV Congreso 665 de pleno derecho
    más 641 sin voto

    noviembre de 1926 XV Conferencia 194 de pleno derecho
    más 640 sin voto

    diciembre de 1927 XV Congreso 898 de pleno derecho
    más 771 sin voto

    Además de este cúmulo de Congresos y Conferencias, el Comité Central se reunía cada dos meses y mantenía reuniones conjuntas con la Comisión Central de Control en materia disciplinaria. En sus sesiones intervenían muchas veces delegados de las mayores organizaciones del Partido, como las de Leningrado o Moscú, por lo cual era fácil que reunieran en torno a unos 100 dirigentes del Partido. En un país tan vasto como Rusia; en las condiciones metereológicas de su duro clima; y con la lentitud de los transportes de la época, no se puede hacer una acusación de ausencia de democracia interna sin mucha mala fe o nulo rigor histórico.

    Por lo demás, las tesis de la oposición fueron debatidas igualmente en el seno de la Internacional Comunista, donde fueron también ampliamente rechazadas. En consecuencia, si algo se puede decir de los debates y discusiones mantenidos en los años veinte con las disintas plataformas de oposición en el interior del Partido bolchevique, es precisamente que no se podía discutir más, ni más intensamente. Todos los participantes tuvieron las más amplias posibilidades de exponer sus criterios, pero el socialismo no se podía construir sólo con debates sino con medidas económicas y políticas precisas para las que no existían experiencias previas. En cierta medida, por tanto, era lógico el debate por la ausencia de antecedentes históricos. Se conocía cómo se había desarrollado el capitalismo, pero no el socialismo, que era algo completamente nuevo. Naturalmente, los bolcheviques no sólo no contaban con ningun forma de ayuda exterior, sino que los imperialistas venían poniendo toda clase de obstáculos a la revolución. Tampoco podían contar con el expolio de las colonias, como los países capitalistas más desarrollados.

    Todo esto demuestra la inconsistencia de sus acusaciones dirigidas contra la mayoría que Stalin encabezaba, y es fácil deducir que la oposición pretenía paralizar la actividad del Partido, que lo conducían hacia un conglomerado de tertulianos. Por tanto, más bien existía el riesgo contrario del que denunciaba la oposición: el riesgo de burocratismo se había convertido en el riesgo de democratismo. No cabe calificar de otra manera lo sucedido en el XV Congreso cuando, además del Informe Político presentado por Stalin, Zinoviev presentó, en nombre de la oposición, su propio contra-informe. La situación era insostenible; se había creado un partido dentro de otro partido.

    Secretario General del Partido bolchevique

    En marzo de 1922 el XI Congreso del Partido bolchevique decidió crear el cargo de Secretario General y en la primera reunión del Comité Central posterior a dicho Congreso, celebrada un mes después, a propuesta de Zinoviev, designaron a Stalin para el cargo, a pesar de que aún vivía Lenin. Hasta entonces las funciones las había desempeñado Sverdlov pero éste había fallecido en 1919 y nadie se ocupaba de esas funciones desde entonces. Ninguno de los 559 periódicos existentes en la Unión Soviética publicó la noticia, ni siquiera el Pravda. Esto demuestra que nunca existió ninguna forma de culto a la personalidad, a pesar del enorme reconocimiento que tenía el georgiano entre sus camaradas. Desde la Secretaría General, de la que también formaban parte Molotov y Kuibichev, desplegó un metódico trabajo de organización y dedicación a las tareas administrativas del mismo en una etapa muy difícil por la incorporación masiva de miles de nuevos militantes revolucionarios sin experiencia política.

    La necesidad de una función de esas caracterísitcas provenía de las fuertes discusiones mantenidas en su seno sobre la cuestión sindical, que había supuesto un serio riesgo de división, y cuyas heridas aún no habían cicatrizado. Todos los militantes eran conscientes del malestar interno y, como dice Trotski, la lucha en las alturas duraba ya cerca de dos años tan en secreto que el Partido en conjunto nada sabía de ella (5). La situación era aún más grave porque Lenin daba síntomas claros de su enfermedad desde hacía algún tiempo y no había nadie con su autoridad para zanjar los debates. Las razones por las cuales fue designado Stalin radicaban ahí precisamente: era necesario un dirigente capaz de preservar la unidad del Partido y con personalidad para no dejarse envolver por las discusiones fraccionales. Eran las mismas razones por las cuales fue elegido para dirigir la Rabkrin, la Inspección Obrera y Campesina, que tenía rango ministerial: iniciativa para dirigir, firmeza, dedicación y capacidad organizativa.

    En el XI Congreso Preobrajenki protestó porque Stalin asumía dos ministerios simultáneamente y Lenin, depués de afirmar que no había otro como Stalin para el cargo, replicó: Es una empresa gigantesca. Es necesario que esté dirigida por un hombre que tenga autoridad. De lo contrario nos veremos ahogados en pequeñas intrigas. También desde el puesto de Secretario General Stalin debía combatir esas pequeñas intrigas dentro del Partido que pronto, apenas dos meses después, con la enfermedad de Lenin, iban a convertirse en gigantescas.

    En mayo de 1922 Lenin sufrió la primera hemorragia cerebral. Los médicos le aconsejaron un reposo total, así que salió de Moscú hacia Gorki, aunque a los dos días su estado se agravó y quedó paralizado. Luego su salud mejoró un poco y en octubre pudo regresar a Moscú, reanudando su actividad hasta que el 16 de diciembre sufrió un fuerte ataque; en los días siguientes su estado se agravó, quedando inmovilizados el brazo derecho y la pierna derecha. El 23 de diciembre Lenin logró permiso de los médicos para dictar a una de sus taquígrafas, Volodicheva, durante cinco minutos. Así expuso la primera parte de la Carta al Congreso. Al día siguiente lanzó un ultimátum a los médicos: o se le permitía dictar unos pocos minutos todos los días o se negaba a curarse. Por eso se le permitió dictar de 5 a 10 minutos cada día. Los días 24, 25 y 26 de diciembre de 1922 Lenin siguió dictando a sus secretarias Volodicheva y Fotieva su Carta al Congreso.

    En lo sucesivo la salud de Lenin fue mejorando poco a poco y los médicos le permitieron dictar de 30 a 40 minutos por día. Muy enfermo, físicamente debilitado, Lenin siguió dictando apuntes hasta el 6 de marzo, cuando sobrevino un empeoramiento repentino de su estado de salud.

    En este capítulo de la biografía de Stalin, los tergiversadores de la historia han supuesto que los últimos artículos de Lenin, dictados durante su enfermedad, constituían un verdadero testamento enfilado contra Stalin que demostraría un deterioro de las relaciones personales y políticas entre ambos. En contra de lo que replicó a Preobrajenski en el Congreso de marzo, Lenin se habría apercibido tardíamente de que Stalin asumía un cúmulo importante de funciones en el Partido y en el nuevo Estado, y no era el más capacitado para los tres cargos que ocupaba: ministro de las Nacionalidades, ministro de la Inspección Obrera y Campesina y Secretario General del Partido. Habría tratado de prevenir a sus camaradas de ello para que desplazaran a Stalin de sus funciones.

    La veracidad de esas Cartas, así como de los escritos de Lenin elaborados durante su enfermedad, ha sido puesta en duda recientemente por Sajarov en el periódico ruso Molnia, afirmando que se trata de otras tantas falsificaciones fabricadas por la oposición minoritaria dentro del Partido. El cúmulo de extrañezas que rodean esta última etapa de la vida de Lenin, que en definitiva ponen de manifiesto la intensa lucha política e ideológica en que estaba sumido el Partido bolchevique, exige como mínimo analizar pormenorizadamente todos y cada uno de esos escritos que, con reservas, tenemos aquí por auténticos.

    Pero por más que esos últimos escritos de Lenin no sean falsos, tampoco se los puede considerar como un testamento porque es impropio de comunistas dejar expuesto lo que otros camaradas deban hacer en circunstancias que es imposible prever de antemano. Resulta de todo punto inaceptable que Lenin, como si de una monarquía se tratara, dejara dispuesto para después de su muerte lo que los militantes del Partido debían acordar en su ausencia. Lenin no obró de ese modo ni siquiera en vida. Además, nadie transmite lo que no tiene, y Lenin no podía designar sustituto para la Secretaría General del Partido porque él no lo era; a su muerte no quedó vacante esa función sino la de miembro del Buró Político, en el que fue sustituido por Bujarin. La otra función que Lenin tuvo en la Rusia soviética fue la de Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo y, ya durante su enfermedad, le sustituyeron Tsurupa y Rikov. Stalin jamás ocupó ese cargo hasta la II Guerra Mundial y parece ocioso recordar que por más que dirigiera dos ministerios, en ese puesto no era más que un subordinado del Presidente del Consejo. Si en algún momento Lenin consideró que Stalin no era la persona más adecuada para desempeñar el papel de Secretario General del Partido bolchevique, los militantes tuvieron ocasión de conocer su criterio y, a pesar de ello, mantuvieron su decisión de que continuara al frente del Partido.

    Naturalmente hay otro papel mucho más trascendental que Lenin cumplía: el de dirigente comunista del Partido y del proletariado. Salvo el de miembro del Comité Central, Lenin no necesitó ningún cargo dentro del Partido para que sus directrices fueran seguidas por todos los demás militantes. Para eso no había ningún sustituto. No hubo más que un Lenin, un dirigente respetado y reconocido que nunca necesitó imponerse por la via disciplinaria. No sólo los bolcheviques sino todos los revolucionarios del mundo quedaron huérfanos cuando él falleció. No había testamento capaz de suplir ese hueco. En todas las entrevistas que concedió, cuando a Stalin le preguntaban si se consideraba el heredero de Lenin, respondió negativamente: él no era Lenin, sólo era un alumno de Lenin.

    El asunto, tal y como ha quedado planteado por el trotskismo y la burguesía, es aún más absurdo, habida cuenta de que en el Partido bolchevique el Secretario General no era un dirigente al que todos debieran ninguna clase de obediencia. La dirección era colectiva y las pautas las marcaba el Comité Central, tanto en la época en la que Lenin vivía como después de su muerte. Pueden ponerse numerosos ejemplos en los que el voto de Lenin y Stalin quedó en minoría y fueron otras las decisiones adoptadas contra su criterio.

    Ahora bien, Trotski tenía otra concepción del Partido. Creía que si él era nombrado heredero de Lenin, podría por fin imponer sus criterios y todos los demás estarían obligados a cumplir sus órdenes. Esa presunción de ocupar el vacío de Lenin estaba en Trotski y en ningún otro militante bolchevique, como lo prueba ampliamente en su biografía de Stalin. Por eso habla de un forma verdaderamente aberrante y despreciativa de sus propios camaradas como segundones y testaferros. Por encima de ellos, en el lenguaje de Trotski, estaban los jefes que, a espaldas de los demás, conspiraban y se apuñalaban por la espalda para quedarse con la herencia. Trotski trató de aprovechar aquellos difíciles momentos en que Lenin estaba incapacitado para modificar la línea del Partido. Pretendió hablar en nombre de Lenin, exponer las auténticas ideas de Lenin que, según él, comenzaban a ser tergiversadas. Él había ingresado en el Partido bolchevique, pero no había modificado ni un ápice sus viejos principios mencheviques, no había rectificado y únicamente pretendía introducirlos en el seno del Partido. Para ello había que falsificar el leninismo y sustituirlo por el trotskismo. Trotski sabía que, por sí misma, su línea no podía cuajar, así que había que poner en boca de la máxima autoridad bolchevique sus propias tesis.

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    La trascendencia que Trotski y Jruschov (y tras ellos toda la burguesía imperialista) dieron a los últimos escritos de Lenin es lo único que justifica un análisis algo pormenorizado de ellos. Esos escritos se divulgaron -a diferencia de otros que fueron acallados- porque el trotstkista estadounidense Max Eastman vendió el texto de Lenin al New York Times a cambio de una buena cantidad de dólares. No deja de resultar curioso que este mismo periódico, portavoz de los imperialistas estadounidenses, fuera el primero en publicar tanto el testamento como el Informe secreto de Jruschov. Sin embargo, en aquellos primeros momentos Trotski no reconoció la existencia de ningún testamento e incluso desmintió públicamente a Eastman en una carta dirigida al New York Daily Worker el 8 de agosto de 1925, al igual que Krupskaia. Pero luego, en su biografía de Stalin, no sólo alude al testamento sino que se lo inventa y, siempre a su sombra, los revisionistas y los imperialistas han continuado manteniendo esa falsificación histórica, como tantas otras. Finalmente esas cartas fueron difundidas por Jruschov en su Informe secreto ante el XX Congreso celebrado en 1956 para justificar su golpe de Estado bajo la coartada de la crítica del culto a la personalidad y tratando de separar a Lenin de Stalin, como antes había ensayado Trotski.

    En esos últimos escritos aparecen afirmaciones nada habituales de Lenin e incluso contradictorias entre sí, por lo que deben tomarse en cualquier caso con suma cautela. Es sabido que Lenin elaboraba meticulosamente todos y cada uno de sus textos, que los corregía y pulía incansablemente hasta encontrar la redacción más precisa y clara. Nada de eso pudo hacer con aquellos escritos, no sólo porque la enfermedad limitaba su capacidad de trabajo sino porque no tuvo ocasión de revisar su dictado. Ninguno de esos artículos está firmado por él, lo cual no significa que no los dictara a sus taquígrafas. Normalmente Lenin recibía la transcripción de sus dictados, los corregía y los firmaba, pero con estos últimos escritos no pudo hacerlo. Por ello mismo, esos artículos y cartas deben ser examinados con especial atención. Aquí analizaremos exclusivamente aquellos que conciernen a la leyenda creada en torno a Stalin.

    El texto más conocido es la Carta al Congreso, consistente en varios fragmentos dispersos de un mensaje dirigido al Congreso del Partido cuyo dictado Lenin inició el 23 de diciembre de 1922 y terminó el 4 de enero del año siguiente. En ella se abordan dos cuestiones distintas. Una primera es el aumento del número de miembros del Comité Central y Lenin la dictó el 23, 24, 25, 26 y 29 de diciembre de 1922. La segunda parte de la Carta al Congreso comprende las notas del 24 y 25 de diciembre de 1922 y el 4 de enero de 1923, conteniendo una caracterización subjetiva de algunos miembros del Comité Central.

    El mensaje estaba promovido por el temor de Lenin a una escisión y a las pequeñas intrigas, por lo que el Comité Central ganaría en estabilidad ampliándose de 27 a 100 miembros. El mayor peligro de escisión proviene, según dice Lenin, de Stalin y Trotski, de los cuales hace la siguiente caracterización, que citaremos íntegra y literalmente:

    El camarada Stalin, llegado a secretario general, ha concentrado en sus manos un poder inmenso y no estoy seguro de que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia. Por otra parte, el camarada Trotski, según ha probado ya su lucha contra el CC con motivo del problema del Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación, no se distingue únicamente por dotes relevantes. Personalmente, quizá sea el hombre más capaz del actual CC, pero está demasiado ensoberbecido y se deja llevar demasiado por el aspecto puramente administrativo de los asuntos [...]
    Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el cargo de secretario general. Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia puede parecer una pequeñez insignificante, pero creo que, desde el punto de vista de prevenir la escisión y de lo que he escrito antes de las relaciones entre Stalin y Trotski, no es una pequeñez o se trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva.

    Además, conviene citar otro párrafo en el que caracteriza a Bujarin, ya que la opinión de Lenin sobre él también se ha manipulado al citarlo parcialmente:
    Bujarin no sólo es un valiosísimo y notable teórico del Partido, sino que, además, se le considera legítimamente el favorito de todo el Partido; pero sus concepciones pueden calificarse de enteramente marxistas con muchas dudas, pues hay en él algo escolástico (jamás ha estudiado y creo que jamás ha comprendido del todo la dialéctica).
    De entrada, el examen de esta Carta causa una perplejidad inicial por el tono personal y subjetivo que Lenin adopta hacia unos cuantos dirigentes del Partido, algo absolutamente inhabitual en él. Además, en la Carta, como no podía ser de otra manera, Lenin no ordena nada a sus camaradas; hace una propuesta que éstos debían considerar. En cualquier caso, lo que deja bien claro es que no había ninguna clase de divergencias políticas entre Lenin y Stalin, que el primero apunta una serie de rasgos subjetivos de la personalidad de Stalin y el temor de que no sea precisamente el dirigente más adecuado para ocupar el cargo de Secretario General en un momento en el que está en riesgo la unidad del Partido y es necesario actuar con tacto y prudencia. Lenin hablaba de una hipotética situación futura, no del pasado y, en contradicción con lo que había manifestado en el XI Congreso, ahora opina lo mismo que Preobrajenski: que Stalin había concentrado en sus manos un poder inmenso. Es justamente ésto lo que promueve la sospecha acerca de la falsificación del texto, ya que no es probable que Lenin hubiera cambiado de opinión tan rápidamente. Ahí hay una contradicción y esa contradicción se duplica si comparamos este texto con otro muy próximo en el tiempo: el artículo Cómo tenemos que reorganizar la Inspección Obrera y Campesina en el que Lenin propone fusionar la Comisión Central de Control con la Inspección Obrera y Campesina, un órgano del Partido con un órgano del Estado, y todo ello bajo la dirección de Stalin. Eso significaba que Stalin, como dirigente de la Inspección Obrera y Campesina seguía acumulando más competencias adicionales, porque se encargaba también de la Comisión Central de Control del Partido, es decir, que acumulaba ya cuatro cargos. Parece que Lenin había vuelto a cambiar de opinión por segunda vez, de modo que no cabe más que aceptar alguna de estas tres hipótesis: admitir un carácter vacilante y dubitativo en Lenin, afirmar que la Carta al Congreso está falsificada o reconocer que la enfermedad le había privado del uso de sus facultades mentales (con lo cual tampoco cabría atribuir validez a dicha Carta). Cualquiera de la tres opciones aumenta sospechas acerca de esta Carta, de su elaboración y su recorrido posterior.

    La leyenda continúa afirmando que Stalin ocultó al Congreso esta Carta de Lenin porque le perjudicaba. Esto sí es plenamente falso. La primera parte de la Carta al Congreso sobre la ampliación del Comité Central fue enviada el mismo día a Stalin, pero no se menciona en ninguna de las actas de las reuniones del Buró Político y ni de los Plenos del Comité Central. Por eso se dice que la ocultó. Ahora bien, no es en esa parte de la Carta donde se alude a Stalin y, aunque no se leyera la Carta, el problema que en ella se aborda, la ampliación del Comité Central, no solamente fue discutido sino que sus propuestas se aprobaron.

    Otra cosa sucedió con la segunda parte de la Carta, la que caracteriza a algunos dirigentes del Partido. Este fragmento tardó en llegar a la Secretaría General, esto es, a manos de Stalin, pero no por responsabilidad suya. Fue Krupskaia, la mujer de Lenin, que la tenía en su poder, la que no la entregó al Secretariado ni al Buró Político, como era su obligación, sino a Zinoviev. A su vez, éste se quedó con ella un tiempo sin darla a conocer, como también era su obligación. Hasta el 18 de mayo de 1924, unos pocos días antes de inaugurarse el XIII Congreso del Partido, Zinoviev y Bujarin no informaron a Stalin de la existencia de ese escrito. Tres días después el Comité Central, tras escuchar el informe de la comisión encargada de recoger los papeles de Lenin, adoptó el siguiente acuerdo: Se dará lectura a los documentos, de acuerdo con la voluntad de Vladimir Ilich, en el Congreso, leyéndose en cada delegación y estableciendo que no se reproducirán. Les darán lectura en las delegaciones miembros de la comisión encargada de recoger los papeles de Ilich. Por tanto, quedan muy claros varios hechos que importa consignar para restablecer la verdad histórica. Primero, que los militantes asistentes al Congreso escucharon las opiniones de Lenin sobre los miembros de la dirección. Segundo, que, a pesar del contenido del mensaje, confirmaron a Stalin en el cargo de Secretario General. Tercero, que alguien, violando los acuerdos de no reproducir el mensaje, hicieron copias del mismo que llegaron a manos de los imperialistas.

    Por ello, y para terminar con la leyenda, dado que los imperialistas conocían el texto, había que darlo a conocer también a las masas, por lo que, en diciembre de 1927, el XV Congreso del Partido agregó el segundo fragmento a las actas y acordó publicar todos estos apuntes en las Recopilaciones Leninistas. Así que la Carta al Congreso no sólo se conoció sino que se publicó y difundió. En este punto el Informe secreto de Jruschov no era ninguna novedad. Que en manos de los revisionistas, como en las de los imperialistas, la Carta al Congreso haya ganado tanto aprecio sólo explica por su previa manipulación, de la que pretenden extraer falsas conclusiones.

    Otro de los últimos escritos de Lenin es su Contribución al problema de las naciones o sobre la autonomización, un artículo dictado el 30 y 31 de diciembre de 1922 en el que Lenin responde al grave problema planteado en Georgia entre dos posiciones divergentes que surgieron con motivo de la formación de la URSS entre Ordjonikidze y Mdivani. La discusión versaba sobre si Georgia debía adherirse a la URSS directamente, como República independiente, o a través de la República de Transcaucasia de la que formaba parte. La política del Partido bolchevique en la región consistía en reforzar la cohesión de las repúblicas de Transcaucasia y prevenir posibles choques entre ellas, mientras que Mdivani -que tenía mayoría en la dirección del Partido Comunista de Georgia- frenaba, de hecho, la agrupación económica y política de las repúblicas de Transcaucasia y procuraba preservar el particularismo de Georgia, haciéndole el juego al nacionalismo burgués, a los mencheviques georgianos.

    Lenin criticó las concepciones de Mdivani pero dijo que también Ordjonikidze había mostrado poca flexibilidad en la aplicación de la política nacional del Partido en Georgia. Había cometido errores de mera administración, había emprendido acciones precipitadas en la aplicación de la línea y no siempre contaba con la opinión de la dirección del Partido Comunista de Georgia. No había dado pruebas de cautela en las relaciones con el grupo de Mdivani, hasta el punto de que, al sentirse ofendido por uno de los adeptos del grupo de Mdivani, le dio un golpe. Entonces los partidarios de Mdivani dimitieron de la dirección y dirigieron una queja al Comité Central del Partido bolchevique. El 25 de noviembre de 1922 el Buró Político adoptó el acuerdo de enviar a Georgia una comisión encabezada por Dzherzhinski para que examinara aquella queja.

    El 12 de diciembre Dzherzhinski regresó a Moscú y ese mismo día Lenin tuvo una larga entrevista con él. Lenin relacionaba el problema georgiano con el problema general de la formación de la URSS y se mostraba preocupado por la aplicación consecuente de los principios del internacionalismo proletario en la formación de un Estado federal como la URSS. En la carta Contribución al problema de las naciones o sobre la autonomización Lenin criticó a Ordjonikidze y estimó también que la comisión de Dzherzhinski no había sido imparcial en la investigación del conflicto georgiano. Pero atribuía la responsabilidad política de todo eso a Stalin y a Dzherzhinski: Me temo que en esto han tenido un efecto fatal la precipitación y las aficiones administrativas de Stalin, así como su enconamiento contra el decantado socialnacionalismo. Lenin no respaldaba a Mdivani, defendió la Federación de Transcaucasia así como la formación de la URSS pero estimaba que el peligro principal radicaba en el chovinismo ruso de gran potencia y opinaba que la lucha contra este último recaía sobre los hombros de los comunistas de la nación dominante. Por eso, aún defendiendo la misma posición, Lenin centró la crítica en los errores de Stalin, Dzherzhinski y Ordjonikidze, curiosamente, dos georgianos y un polaco a quienes exige un cuidado exquisito en el tratamiento del problema nacional para superar los recelos y los agravios del pasado. A pesar de que no había más que una falta de tacto, Lenin propone sancionar ejemplarmente a Ordjonikidze y se plantea retroceder en la formación de la URSS, limitándola a los aspectos militar y diplomático para dejar a los Estados federados todas las demás competencias.

    El 16 de abril de 1923 la taquígrafa Fotieva envió la carta de Lenin al Buró Político, que fue leída en el XII Congreso del Partido. En consonancia con sus indicaciones, se introdujeron varias modificaciones al proyecto de acuerdo del Congreso sobre el problema nacional.

    Un tercer texto dictado por Lenin en sus últimos días es el artículo Cómo tenemos que reorganizar la Inspección Obrera y Campesina (Propuesta al XII Congreso del Partido), asunto estrechamente relacionado con la Carta al Congreso. Lenin dictó el guión a principios de enero de 1923 y luego, el 9 y el 13 de enero, su primera variante bajo el título ¿Qué debemos hacer con la Inspección Obrera y Campesina?. Los días 19, 20, 22 y 23 de enero dictó la segunda variante, la definitiva. Continuación directa y desarrollo de este artículo fue otro: Más vale poco y bueno.

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    En estos artículos Lenin declara que Stalin puede y debe ser mantenido en su cargo y que los miembros de la Comisión Central de Control, un órgano del Partido, que debían ser incluidos en la Inspección, un ministerio, le deben acatamiento. Esto significaba que, en contra de lo expuesto en la Carta al Congreso, las atribuciones de Stalin se iban a ampliar.

    Sobre la base de las indicaciones de Lenin, el Comité Central celebrado del 21 al 24 de febrero aprobó con varias enmiendas las tesis para el mejoramiento de la dirección del Partido y adoptó el acuerdo de poner el problema de organización como punto especial de la agenda del XII Congreso. Las tesis preveían el aumento del número de miembros del Comité Central de las 27 personas elegidas en el XI Congreso a 40. Se establecía la presencia de miembros del Presidium de la Comisión Central de Control en el Comité Central y tres de ellos en el Buró Político. Se señalaba que debían someterse a discusión del Comité Central todos los problemas cardinales. El Buró Político debía presentar a cada Pleno del Comité Central un informe sobre su labor durante el período transcurrido.

    Trotski se pronunció contra el plan de reorganización de la dirección del Partido. Dijo que la ampliación del Comité Central privaría a este último de las indispensables formalización y estabilidad y supondría el peligro de causar excepcional daño a la precisión y eficiencia de los trabajos del Comité Central y propuso crear, en contrapeso al Comité Central, un Consejo del Partido integrado por miembros y suplentes del Comité Central, miembros de la Comisión Central de Control y dos o tres decenas de representantes de las regiones y organizaciones locales también elegidos en el Congreso del Partido, con poderes de dar directrices al Comité Central y controlar su labor. El Comité Central rechazó las objeciones de Trotski a la ampliación del Comité Central y su idea de crear en el Partido, de hecho, una dualidad de centros, que se contradecía de raíz con las normas leninistas de organización de Partido.

    Posteriormente el XII Congreso del Partido aprobó las resoluciones presentadas por el Comité Central: amplió el Comité Central y la Comisión Central de Control y creó un organismo unificado: la Comisión Central de Control-Inspección Obrera y Campesina, todo ello bajo la dirección de Stalin.

    Finalmente, hay que consignar un incidente de tipo personal suscitado por aquellas mismas fechas entre Stalin y Krupskaia, que motivó a Lenin a dirigir una última carta a aquel el 5 de marzo de 1923. Por consejo médico, el Partido había ordenado que sólo las personas más próximas a Lenin pudieran vistarle y que bajo ningún concepto se trataran con él cuestiones políticas a fin de que pudiera descansar. Por tanto, únicamente tenían acceso al enfermo su esposa Krupskaia, su hermana María Ulianova y, además, el Partido nombró a Stalin como único militante que podía vistarle y entrevistarse con él. A su manera Trotski presenta esta decisión como si Stalin tratara de mantener aislado a Lenin para engañarle con informaciones falsas: Se instituyeron medidas de aislamiento contra personas de la intimidad de Lenin. Kruspkaia hizo cuanto pudo por sustraer al enfermo de las jugarretas hostiles de la Secretaría. También esto es completamente falso.

    Incumpliendo las instrucciones recibidas, en una de sus visitas Krupskaia planteó a Lenin diversas cuestiones políticas. Stalin se enteró de ello y le recriminó por teléfono su comportamiento, no solamente en su condición de esposa, sino también de militante del Partido. El tono de Stalin debió ser grave y severo, e incluso amenazó a Krupskaia con plantear la cuestión a la Comisión Central de Control, es decir, con medidas disciplinarias. Kruspakaia debió sentirse verdaderamente contrariada, ya que como militante del Partido y compañera de Lenin, estaba habituada a charlar con él de cuestiones políticas; no podía contenerse y demostró ser incapaz de separar la vida privada de la política. El caso es que tras la reprimenda de Stalin, Krupskaia acudió nuevamente a su marido y le refirió el reproche que le había dirigido, seguramente inflando la contundencia de la respuesta. También contó a Zinoviev y Kamenev su conversación telefónica con Stalin.

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    Cualquiera que sea la versión que Kruspakaia le transmitió, Lenin reaccionó enviándo un carta a Stalin el 5 de marzo en la que no plantea ninguna cuestión política sino que le exige que se disculpe con Krupskaia, ya que de lo contrario cortaría la relación personal entre ambos. Volodicheva, la taquígrafa, asevera que Lenin le dijo que la carta era confidencial, y le ordenó entregársela a Stalin y guardar una copia. Es impensable que una divergencia de tipo político se mantuviera en secreto para los demás militantes. Si Lenin lo dispuso de esa forma era precisamente porque sus diferencias personales no debían interferir en el funcionamiento del Partido. Por lo demás, tampoco hubo ruptura entre ambos, sino una amenaza de ruptura provocada por Krupskaia y en base a una información sesgada por parte de ella.

    De las manifestaciones expresadas por escrito por María Ulianova, la hermana de Lenin, durante aquella época, se desprende que en aquellas fechas la relación entre Lenin y Stalin no era sólo política, sino personal; Lenin sólo quería hablar con Stalin durante su enfermedad y dio repetidas instrucciones de que fuera precisamente Stalin quien cumpliera determinados encargos que consideraba de interés trascendental. En un mensaje dirigido al Comité Central y fechado el 26 de julio de 1926, María Ulianova dice que Lenin encargaba a Stalin el cumplimiento de ese tipo de encargos que sólo se encomiendan a una persona con la que se comparte una confianza total. Con esta afirmación quizá Ulianova se refería a la petición que Lenin hizo a Stalin, por dos veces, para que, si quedaba completamente paralizado, le suministrara un veneno con el fin de no alargar su agonía. Naturalmente, como en toda relación de amistad, existieron roces entre ambos, que son en los que se apoya la burguesía para suponer una ruptura. Es sin embargo importante poner de manifiesto que esos incidentes fueron de tipo personal, y no político. No hubo ninguna divergencia ideológica de verdadera impotancia entre ambos. Para ser más exactos podemos añadir que hubo dos discrepancias de tipo menor. Una concernía a una petición de Lenin que, habiéndose enterado de que el dirigente menchevique Martov estaba enfermo en Berlin y atravesaba dificultades, le pidió a Stalin que le enviara dinero, a lo que Stalin se negó diciendo que Martov era un enemigo de la clase obrera y que se buscara a otro para ese encargo. El segundo, era el tratamiento de Stalin como ministro de las Nacionalidades hacia Georgia, que ya ha quedado expuesto. Quizá pueda añadirse una tercera divergencia: Stalin se negó a suministrar a Lenin el veneno que éste le pidió.

    En su carta a Stalin Lenin decía que las ofensas dirigidas contra su esposa, las consideraba dirigidas contra él mismo. María Ulianova escribió que si Lenin no hubiera estado tan enfermo, hubiera reaccionado de manera distinta a como lo hizo en este incidente porque, según ella, Lenin era una persona que se caracterizaba precisamente por no dejar que las cuestiones personales interfirieran en las políticas. La misma Kruspakia escribió poco después de la muerte de su marido que esto era uno de los rasgos característicos de su personalidad:

    El afecto a las personas no influyó nunca en su posición política [...]
    La honradez política -en el verdadero, en el profundo sentido de la palabra-, la honradez que consiste en saber renunciar a cualesquiera simpatías o antipatías personales en los enjuiciamientos y acciones políticas propias, no es inherente a todo el mundo y no es fácil poseerla (6).

    Por todo ello, es normal que estos últimos escritos de Lenin hayan motivado suspicacias acerca de su falsificación. El tono personalista que enturbia los mensajes es particularmente extraño en alguien como Lenin, reacio a dejarse dominar por el subjetivismo y el personalismo. Pero se trata justamente de eso, de asuntos personales a los que no se les puede conceder mayor importancia. Que los burgueses se dejen atraer por esos asuntos, que concentren en ellos su atención, e incluso que los manipulen para extraer sus propias conclusiones, entra dentro de su visión de la historia. Pero para los comunistas no merecería más allá de unas pocas líneas.

    La respuesta de Stalin a Lenin con las disculpas que éste pedía, es aún más confusa por múltiples razones. Primero esa respuesta la redacta Stalin cinco semanas después del incidente, de donde se desprende que hasta entonces no sabía que el altercado había llegado a oidos de Lenin. Segundo, según Sajarov, hay dos versiones de la misma y, lo que resulta aún más sospechoso, ambas aparecen firmadas. Sin embargo, ninguna de las dos respuestas llegó nunca a su destinatario, es decir, a Lenin. Es posible que eso se hiciera por consejo de los médicos, pero la respuesta la redactó Stalin el 7 de marzo y Lenin no quedó definitivamente impedido hasta el 10 de marzo por lo que hubo tiempo suficiente para trasmitirle su contenido. Nunca se ha publicado en castellano, aunque el contenido literal de una de ellas era el siguiente:

    Al camarada Lenin de Stalin. Personal
    ¡Camarada Lenin!

    Hace cinco semanas tuve una discusión con Nadesha Konstantinovna, a la que considero no solamente su mujer, sino también una veterana camarada del partido. Le he dicho por teléfono alguna cosa muy parecida a la siguiente:

    ‘Los doctores han prohibido proporcionar ninguna información política a Ilich. Consideran este método como la forma más ficaz de tratamiento, mientras que usted Nadesha Konstantinovna incumple este método. No está permitido jugar con la vida de Ilich’.

    No pienso que se pueda apreciar en esas palabras ninguna grosería o prohibición ‘contra’ usted, ni que yo haya procedido con otros fines que su rápido restablecimiento. Además, pienso que es mi deber comprobar que ese método se observe. Mi explicación a Nadesha Konstantinovna confirma que no ha habido nada salvo un malentendido.

    Si usted piensa que para mantener ‘nuestra relación’ tengo que ‘retirar’ las palabras arriba mencionadas, puedo retirarlas pero no comprendo dónde está mi ‘falta’ y qué es exactamente lo que se pretende de mí.

    J. Stalin

    Trotski jamás aludió al origen del incidente entre ambos y, además, mintió afirmando que se produjo entre ambos una ruptura de tipo político. La oposición, y especialmente Trotski, utilizaron este incidente personal como instrumento en su batalla contra la mayoría del Partido y contra Stalin, con un estilo bastante característico de su manera de obrar. No fue la única vez que Zinoviev manipuló a Krupskaia, que durante esta fase desempeñó un papel bastante negativo, hasta el punto de integrarase en la oposición contra la mayoría del Partido bolchevique. En el momento en que se produce este cruce de cartas, está fraguándose la oposición trotskista. Desde el debate sindical el Partido es un hervidero de discusiones; la Nueva Política Económica está en marcha pero era difícil entonces precisar hacia dónde conducía aquel cúmulo de medidas, algunas de ellas abiertamente capitalistas. Lenin no puede ya asumir la dirección y no hay nadie con autoridad para determinar la línea a seguir.
    30 años después en su Informe secreto Jruschov, pese a que sí refiere el incidente, no aclara, sino que, para crear el engaño, encubre que era en realidad Kruspskaia quien había desobedecido las órdenes de los médicos de no molestar a su marido y, por tanto, la causante del incidente.

    A los comunistas nos interesa bien poco el testamento de Lenin; por el contrario nos interesa mucho más su herencia, y la verdadera herencia de Lenin no es otra que el leninismo. A su vez, el leninismo es algo que interesa bien poco a la burguesía, como tampoco al trotskismo ni al revisionismo porque nunca defendieron ese legado. Pero dentro del Partido bolchevique pronto se comenzó a debatir qué había significado el leninismo, cuál había sido su aportación al acervo marxista. Zinoviev escribió un folleto con su versión del leninismo, Bujarin hizo otra, la suya y, finalmente, Stalin escribió Los Fundamentos del leninismo, que nada tenía que ver con ninguna de la dos anteriores.


    Notas:

    La oposición obrera fue un grupo faccional encabezado por A. Shliapnikov, S. Medvedev, A. Kolontai, I. Kutuzov, Y. Lutovinov y otros, que comenzaron a actuar por primera vez con este nombre en setiembre de 1920 en la IX Conferencia del Partido. Sus tesis eran de tipo anarcosindicalista y preconizaban que la dirección de la economía pasara a los sindicatos, a los que reputaban como una forma superior de organización de la clase obrera, contraponiéndolos al Estado y al Partido. El X Congreso criticó estas posturas y la mayor parte de los miembros de la facción la abandonaron, a excepción de Shliapnikov y Medvedev, que siguieron actuando contra el Partido y haciendo propaganda ultraizquierdista. Así, en febrero de 1922 enviaron a la Internacional la Declaración de los 22.

    El grupo del centralismo democrático era una facción encabezada por M. Boguslavski, A. Kamenski, V. Maximov, N. Osinski y otros que criticaron las tesis leninistas sobre la organización del Partido y de los soviets en el VIII Congreso. En el siguiente Congreso prsentaron tesis propias sobre la economía. Esta facción no admitía el papel dirigente del Partido en los soviets y en los sindicatos, se oponían a la dirección unipersonal y a la responsabilidad individual de los dirigentes de las empresas. Preconizaban la libertad para crear facciones dentro del Partido, la fusión del gobierno con los soviets y la autonomía de los órganos soviéticos locales frente a los centrales. En Ucrania se opusieron también a la creación de comités de campesinos pobres como instrumento de la dictadura del proletariado. Aunque carecían de respaldo popular, contaban con el apoyo de los mencheviques. Desde que fueron derrotados en el X Congreso, sólo continuaron los dirigentes, que en 1923 se unieron a los trotskistas y tres años después formaron el grupo de los 15 dirigido por Sapronov y Smirnov, que fue expulsado en el XV Congreso del Partido.

    Los ignatovistas eran una facción constituida en 1920 en la organización de Moscú del Partido con motivo de la discusión sobre la cuestión sindical, dirigida por E. Ignatov. Al igual que la oposición obrera sus tesis eran anarcosindicalistas y preconizaban que la dirección de la economía fuese entregada a los sindicatos. Negaban el papel dirigente del Partido en la edificación del socialismo, defendían el faccionalismo y también enfrentaban a los sindicatos con el Estado. Desaparecieron después del X Congreso del Partido en el que Ignatov defendió algunas de las tesis de la oposición obrera.

    El llamado grupo de tope era una de las facciones constituidas dentro del Partido en torno a la cuestión sindical a finales de 1920 y comienzos de 1921. Además de N. Bujarin, formaban parte del mismo E. Preobrajenski, Y. Larin, L. Srebriakov, G. Sokolnikov y V. Yakovleva.

    (1) V. I. Lenin, Obras, 4 ed. en ruso, t. 32, pág. 434.

    (2) J.V.Stalin: «Sobre la desviación derechista en el PC (b) de la URSS», en Cuestiones del leninismo, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1977, pgs.328 y 329.

    (3) V.I. Lenin: Obras Completas, tomo 42, pgs. 202 y stes.

    (4) J. A. Getty, R. T. Manning: Stalinist Terror. New Perspectives, Cambridge UP, 1993

    (4) José V. Stalin: Oeuvres, tomo V, Nouveau Bureau d'Edition, 1980, pgs. 17 a 25.

    (5) L.D.Trotski: Stalin, Plaza y Janés, Barcelona, 1967, pg.483.

    (6) Nadiezhda Kruspakia: Lenin y el Partido, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1975, pg.24.

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    Mensaje por sorge Vie Nov 19, 2010 11:47 am

    Gran investigación, gracias camarada.
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    Mensaje por AsturcOn Vie Nov 19, 2010 2:44 pm

    No hay de que camarada, yo solo copie y pegue. El único trabajo que me dio fueron las imágenes que meti para hacer mas atractiva la lectura.

    Las investigaciones son muy interesantes y hay mucho mas material del que yo pensaba sobre este tema. Hay que destacar sobre las investigaciones la perversa intención de Trotsky por sacar partido de la muerte de Lenin para enterrar con él a Stalin y hacerse con la sucesión. Este es quizás uno de los puntos mas siniestros sobre la figura de Trotsky.

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    Mensaje por Camarrrrada Vie Nov 19, 2010 2:53 pm

    Gracias por la información compañero, ahora me pongo a leerlo Very Happy
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    Mensaje por fernando Vie Nov 19, 2010 3:35 pm

    Camarada asturcon de donde sacaste tanta y tan buena informacion?
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    Mensaje por AsturcOn Vie Nov 19, 2010 3:38 pm

    Camarrrrada escribió:Gracias por la información compañero, ahora me pongo a leerlo Very Happy

    Gracias a ti mi Camarrrrada. tomate un café mientras lo lees y disfrútalo tanto como yo. Este otro de los puntos negros que revelan cual era la verdadera cara de Trotsky, hay muchos, pero este es el que mejor lo define como un psicópata de la conspiración.
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    Mensaje por AsturcOn Vie Nov 19, 2010 3:41 pm

    fernando escribió:Camarada asturcon de donde sacaste tanta y tan buena informacion?

    Dame un par de minutos y pongo los enlaces de donde lo copie. Very Happy
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    Mensaje por AsturcOn Vie Nov 19, 2010 3:47 pm

    La primera investigación esta sacada de este enlace:

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    La segunda investigación la encontré en este otro enlace:

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    En realidad hay mas material de otras fuentes y mas o menos coinciden en los mismos puntos, puse estas dos porque una complementa a la otra.

    Saludos.
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    Mensaje por Yeremenko Miér Nov 24, 2010 11:52 pm

    Interesante documento al que podríamos añadir este que, aunque ya está posteado en la web en forma de vídeo, complementa la evidencia de que la falsificación de documentos históricos soviéticos por parte, tanto de los servicios de inteligencia, como de altos cargos y ex-cargos soviéticos, ha sido una constante hasta los días de hoy. Documentos mediante los que, por cierto, se escribe gran parte de la historia de la URSS. No digamos ya los que, aún siendo veraces, se manipulan a través los medios de comunicación occidentales y de la publicación de nueva literatura que hace referencia a la URSS. ¿Acaso creeis que una ama de casa o un obrero de la construcción -con todos mis respetos, no se me malinterprete- van a intentar contrastar lo que oye y ve por la televisión -canal historia -FOX- o lee en los periódicos - El Mundo, El País, el ABC, etc... ilusorio, verdad? Sumémosle a esto, que la mayoría de la clase política se aprovecha de la falta de cultura de muchas regiones del mundo, rurales, tremendamente deprimidas y castigadas por la hipocresía y clientelismo políticos: dos típicas formas de opresión capitalistas, y claras manifestaciones del gran control represivo del aparato del Estado, apenas cuestionadas por la mayoría de población que no ha podido documentarse ni contrastar datos sobre el comunismo.

    “Estimados colegas: Existe una opinión generalmente aceptada según la cual la historia la escriben y formulan periodistas y escritores. En cierto modo esto es correcto. Pero nosotros disponemos de todas las pruebas para afirmar que la historia moderna de nuestro país también la escriben los falsificadores.

    Nuestro grupo parlamentario dispone de información que, evidentemente, necesita ser cuidadosamente revisada por una investigación parlamentaria. En los años 90 del siglo pasado, durante el mandato de la administración del presidente Yeltsin, se creó un poderoso equipo de expertos en falsificación de documentos históricos de la Unión Soviética y, fundamentalmente, de documentos correspondientes al período estalinista. El objetivo de estas actividades consistió en desacreditar la gestión del gobierno soviético y equiparar el estalinismo con el fascismo.

    Dicho grupo estuvo formado por miembros de los servicios secretos rusos, viéndose también implicado el 6º Instituto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas del país. Ese grupo ocupaba los locales de las casas rurales del ex Comité Central del PCUS en la población de Nagorniy, en el extrarradio de Moscú. Es posible que ese grupo o algunas de sus partes sigan aún operativos hoy en día.

    Su mayor actividad coincidió con el período de la desclasificación de documentos del Politburó y del Comité Central, efectuada a principios de los 90 por una comisión del gobierno liderada por Mijail Poltoranin. Según la información que obra en nuestro poder, estos manipuladores falsificaron miles de documentos que fueron introducidos en los archivos.

    Ya quedó determinado que el denominado “Testamento de Lenin” fue falsificado, así como algunos otros documentos relativos a la renuncia al trono de parte del zar Nicolás II o, por ejemplo, los documentos según los cuales Stalin era un agente de la Ojranka [policía secreta zarista, n. de. T], así como muchos otros documentos.

    Hoy en día podemos afirmar que la famosa “Carta de Beria” fechada en marzo de 1940, en la que Beria supuestamente solicita al Politburó del VKP (b) [siglas del partido comunista antes de pasar a llamarse PCUS, n. de T.] que diese su consentimiento para ejecutar a 27.000 prisioneros de guerra polacos, es una falsificación.

    Nosotros presentamos un informe procedente de una investigación de expertos (Ilyujin muestra el documento) para demostrar documentalmente lo que acabo de decir.

    También fue falsificada la nota de la resolución del Politburo en la que supuestamente da su consentimiento para la ejecución de los polacos.

    Les presento el informe de los expertos sobre la falsificación de documentos acerca de la presunta colaboración entre la GESTAPO y el NKVD. Aquí está el informe (Ilyujin muestra los documentos).

    Estamos enormemente alarmados y preocupados por una serie de razones, principalmente por la falsificación de documentos, los cuales han sido introducidos en circulación científica; estos documentos son presentados como auténticos en la literatura histórica, en documentales y obras de arte, creando en la población una visión distorsionada de nuestro pasado reciente.

    Lo más probable es que nosotros nos hubiéramos abstenido de hacer tales declaraciones si no fuera por tener conocimiento de que a principios de los 90 muchos archivos rusos abrieron sus puertas para que los documentos se extraviasen libremente, y que el Estado no se opuso a estos hechos, sino que incluso fomentó este desastre.

    Nuestra tesis se refuerza por el hecho de que el ex asesor de Yeltsin, Dmitri Volkogónov, entregó a la Biblioteca del Congreso de EEUU centenares de documentos de archivo, tanto copias como originales sellados como “Ultra secreto” y “Secreto”.

    Tales documentos hoy en día circulan por toda Europa.

    Disponemos de sellos y apostillas falsificados, estampas falsificadas de la firma de Stalin, de Beria y de otros (Ilyujin muestra la bolsa). También de formularios “en blanco” de los años 30 y 40, que fueron utilizados para fabricar documentos falsos.

    Aquí les presento (Ilyújin muestra la carpeta) el tomo con los documentos de archivo: ésta es la correspondencia del NKVD, del NKGB y del Comisariado del Pueblo de Defensa de la URSS de la época de Stalin. Este tomo fue creado con un único propósito: legalizar una documentación falsa, incluyendo la carta creada en nombre del Estado Mayor General del Ejército Rojo. Por desgracia, esa legalización tuvo lugar y estos documentos falsificados circulan libremente, incluso entre los organismos científicos.

    En el tomo (Ilyújin muestra la carpeta) hay un sello que dice “guardar eternamente”, “prohibido descalificar”. Entonces, la pregunta es: ¿Cómo es posible que estos documentos no estén en los archivos, que circulen fuera libremente y que sean accesibles a una gran cantidad de personas?

    En relación con mis declaraciones a la prensa, el director de los Archivos Estatales del país Serguéi Mirónenko ha declarado que esto era imposible y que supuestamente estoy especulando. Desde esta alta tribuna declaro lo siguiente: estoy dispuesto a dimitir de mi cargo de diputado, si Mirónenko demuestra que ningún documento de este tomo se refiere a los acontecimientos históricos de los años 30 y 40 del siglo pasado (aquí le cortan el micrófono) y no era obligatorio que permaneciese en los archivos. Y si él no es capaz de demostrarlo, que dimita de su cargo.

    Volvemos a plantear la necesidad de efectuar una investigación parlamentaria sobre el fusilamiento de los prisioneros de guerra polacos cerca de Smolensk (Katyn), así como sobre la falsificación de documentos históricos. En un futuro próximo vamos a proponer que se introduzcan modificaciones en el Código Penal en materia de responsabilidad por fraude y falsificación de documentos de archivo que tienen importancia histórica.

    Si alguien piensa que todo esto está relacionado con el pasado está profundamente equivocado. Todo esto tiene que ver con el presente”.

    Saludos comunistas.
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    Falsificación del Testamento de Lenin Empty Re: Falsificación del Testamento de Lenin

    Mensaje por AsturcOn Lun Nov 29, 2010 2:56 am

    Camarada Yeremenko, muy bueno tu análisis complementario al que me permito añadir el video, mas algunos textos sobre los testimonios sacados de “El barbero de Lenin” que demuestran la verdadera relacion entre este y Stalin.


    La falsificación de la historia soviética construida por el capitalismo no tiene limites, todo lo acontecido en la Unión Soviética desde el inicio de la revolución es transformado sistemáticamente para desvirtuar el espíritu revolucionario. Esto ya no es nuevo para nosotros que lo hemos estudiado entrando en detalles, buscando todo tipo de documentos que el capitalismo siempre ha tratado de ocultar. El desarrollo de la informática y la red nos ha permitido a muchos disponer de archivos que de otra forma solo podríamos conocer recorriendo miles de kilómetros.

    Uno de los temas que han sido objeto de manipulación, esta dedicado a la relación política y personal entre Lenin y Stalin. Sobre este tema el capitalismo trata de situarnos en una supuesta traición de Stalin hacia Lenin, en un supuesto enfrentamiento entre ambos de principio a fin, dejando a Stalin mal parado y sustituyéndolo por Trotsky, al que le dan el papel de fiel amigo y defensor de Lenin y por tanto del marxismo-leninismo. La realidad como siempre es muy distinta, el capitalismo le da la vuelta a la tortilla para eliminar políticamente a Stalin en detrimento de Trotsky, el cual como es lógico no representa ningún peligro para los intereses del capitalismo.

    La amistad entre Lenin y Stalin era de sobra conocida por todos los bolcheviques. Como reseña de esta amistad entre ambos, vease la indicacion que Lenin hace a la suegra de Stalin durante los dias que se escondio en su casa.

    “¿Qué le están dando de comer a Stalin?”, preguntaba Lenin. “Por favor, Olga, usted debe cuidarlo, está perdiendo peso”.

    El barbero de lenin

    El argumento mas contundente para apoyar la supuesta enemistad de Lenin hacia Stalin esta dedicado en el “testamento de Lenin” en el que Stalin según la versión trotsko-capitalista, lo traiciona vilmente para hacerse con el poder y la sucesión, aprovechando la enfermedad de Lenin. Esta versión es la que con mas fuerza ha explotado el capitalismo consiguiendo el objetivo de que todos se crean lo que en realidad es una autentica falsificación y tergiversación de lo ocurrido en relacion con este asunto.

    Trotsky tuvo tiempo para sacar partido de la falsificación del testamento de Lenin embarrando aun mas este tema, incluso llegando a insinuar que Stalin enveneno a su maestro.

    Aun hay gente que sigue atascada con el testamento de Lenin y lo usan de igual forma que Trotsky y el capitalismo para atacar a Stalin. La falsificación de dos cartas que no tienen la firma de Lenin y que fueron añadidas en su diario para impedir que Stalin ocupara el cargo vacante en la sucesión de Lenin, ha sido objeto de estudio de distintos investigadores en los ultimos años. Esas cartas fueron introducidas en su diario cuando Lenin estaba en su fase terminal y no podía ni firmarlas, por lo que dudo mucho que el camarada Lenin cargado de morfina, tuviera la capacidad de redactarlas, y se sabe que las anotaciones se colocaron en el diario de manera irregular, entre numerosas paginas en blanco que demuestran la incapacidad patológica de un Lenin moribundo. Es mas, el equipo de secretarias de Lenin, en el que también trabajaba la mujer de Stalin, dejo de funcionar porque todos presumían que Lenin tenia los días y las horas contadas.

    “La “agenda diaria” de la Secretaría [o Diario - NdelT] es el más notable, y, hasta ahora, nunca ha sido un documento cuestionado. Pero tampoco fue nunca examinado en detalle científica e históricamente. En realidad era inútil hacerlo, ya que ahora es conocido y aceptado, que este “Diario” después del 18 de diciembre 1922 no se considera un documento del trabajo diario de la Secretaría de Lenin. Esto se debe a que es el trabajo de nuevos autores, con el objetivo de orientar los cambios que deberán realizarse, si fuera posible, en determinados temas teóricos y políticos, por autores que en ese momento estaban bien escondidos. Hablando con realismo, se trata de un documento fabricado, falso.”

    Falsificacion del testamento de Lenin

    “Miren ustedes mismos. El comienzo de la enfermedad de Lenin que ocurre sobre los días 18-22 diciembre, 1922, supuso a Lenin apartarse del escenario central de su obra. Desafortunadamente, durante ese tiempo su Secretaría prácticamente dejó de funcionar, y no todos los días se registran en el Diario. Los planes son dejados de lado. Pero cuando este Diario comenzó de nuevo, recibimos “versiones” completamente nuevas de lo que Lenin se suponía había dictado. Hay páginas enteras que están en blanco, vacías, en el Diario; anotaciones se colocan en él de manera irregular. Durante todo este periodo, entre páginas donde hay algunas anotaciones, hay páginas en blanco. Esto en efecto dio a los iniciadores del “Testamento” oportunidad para rellenar las páginas que estaban vacías.”

    Falsificacion del testamento de Lenin

    Una de la grandes cualidades de Lenin fue la de llamar a las cosas por su nombre sin dar rodeos, haciendolo frontalmente y se sabe que no se dejaba nada en el tintero. Lenin habia tenido tiempo años atrás, para detectar la traicion en sus mas cercanos camaradas y amigos, y Stalin fue el sucesor de Lenin no solo por sus grandes cualidades, sino porque además habia una profunda amistad entre ambos, hasta el punto de que Lenin se dejo afeitar la perilla por su camarada Stalin como necesidad y muestra de una gran dosis de confianza.

    “¿No sería mejor si me afeito?”, sugirió Lenin. “Un rato después, Lenin se sentó con su cara cubierta de jabón” frente a un espejo redondo junto a un retrato de Tolstoy en la habitación de Stalin. Soso personalmente “hizo de barbero”, afeitando la barba y el bigote de Lenin.”

    El barbero de Lenin

    La confianza, el compañerismo y la amistad entre ambos crecio gracias a que Lenin fue escondido por Stalin cuando Kerensky habia ordenado buscarle para meterlo preso y quizas para ejecutarlo como lider del partido bolchevique. Era tal la situacion que el propio lenin le dijo a su mujer:

    “Despidámonos”, le dijo Lenin a Krupskaya. “Quizá no nos volvamos a ver”.

    El barbero de Lenin

    “Stalin y Sergo fueron enviados de regreso al Palacio Táurida para lograr una “garantía de que Lenin no sería linchado por los junkers”. Al regresar, Stalin informó que los mencheviques “respondieron que no pueden decir qué pasará”.”

    El barbero de Lenin

    “Stalin y Sergo estaban ahora seguros de que Lenin sería asesinado si se rendía. “Stalin y los otros urgieron a Ilych que no compareciera”, dice Krupskaya. “Stalin lo convenció y ...salvó su vida”. Stalin tenía la razón: V.N. Polovtoev, un ex miembro de la Duma, encontró al oficial asignado para arrestar a Lenin. “¿Cómo debo entregar a este caballero, Lenin?", preguntó el oficial. “¿Entero o en pedacitos?”.

    El barbero de Lenin

    “Stalin cambió a Lenin de escondite cinco veces en tres días mientras Kerensky perseguía al “Viejo”. Trotsky y Kámenev fueron arrestados, pero Lenin, resguardado por Stalin, regresó a la clandestinidad. La policía irrumpió en la casa de la hermana de Lenin. Rápidamente, Krupskaya fue al domicilio de Stalin y Molotov en la calle Shirokaya para saber qué era de Lenin.”

    El barbero de Lenin

    “En la noche del 6 de julio, Stalin llevó a Lenin a su quinto escondite, el nuevo departamento de los Alliluyev [familia bolchevique que se convertiría poco después en la familia política de Stalin], en el 10 de la calle Rozhdestvenskaya, donde ellos tenían portero uniformado y una empleada de servicio.”

    El barbero de Lenin

    “El 12 de julio, Stalin y Alliluyev escoltaron a Lenin hacia la estación Primorsky para su acto de desaparición: se ocultó en Razliv antes de mudarse a un granero en Finlandia. Viajando de un lado a otro, Stalin se convirtió en el principal contacto de Lenin con Petrogrado. “Uno de mis hijos solía traer, en bote, a Stalin a la cabaña [donde Lenin se ocultaba]”, recordaba Emelianov.”

    El barbero de Lenin

    Creo que el hecho de que Stalin le salvara la vida a Lenin es suficiente para que las difamaciones de Trotsky y el capitalismo se caigan por su propio peso.

    Todo el Comité Central decidió por unanimidad, que Stalin debía ser el sucesor de Lenin por motivos que a la versión trosko-capitalista se le escapa. Las valoraciones del Comité Central no pueden basarse solo en la mas que evidente amistad entre ambos. Se supone que el talento y la capacidad intelectual de Stalin eran los motivos principales para que este le sucediera. De otro modo tendríamos que cuestionar las decisiones de todo el Comité Central que tiempo después y durante la enfermedad de Lenin, decidio por unanimidad que Stalin se encargara del seguimiento y supervisión del tratamiento medico de Lenin. Sus razones tendrían para valorar todo esto.
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    Mensaje por Erazmo Mar Ene 11, 2011 2:29 am

    Leyendo hilos que estaban ahí, pero que no había reparado en ellos encontré este inserto del Camarada AsturcOn, sé que AsturcOn es un muro de lealtad con Stalin y una espada contra Trotsky, a sabiendas de ello expresaré mi opinión.


    El escrito es de antigua data, incluso de mediados de los 30' es su génesis, lo expuesto es un "fósil" de la edad oscura donde el maniqueísmo campeaba, y los "dueños de la verdad" la declamaban arrogantemente, Stalin tenía muchos corifeos para vomitar sobre trotsky y la facción derrotada en la lucha por el poder, y usar a Lenin era solo otra manera más de vocear al mundo que el poder estaba en sus manos.

    Sin embargo las trazas de mentiras y verdades a medias se filtran por todas partes, solo examinaremos dos ya que el resto, más que análisis son espectrales demostraciones de neurósis letradas.

    1) La filmación de Lenin y su diatriba contra Trotsky es falsa, los insertos son de Lenin en sus varias pugnas con Trotsky y su periodo menchevique; sin embargo Lenin en una demostración de su actitud democrática propuso en 1917 que Trotsky y su grupo político "mirontsai" ingresaran al Partido Bolchevique y en las elecciones al CC Trotsky obtuvo el 2| lugar trás Lenin y por delante de Stalin que fué la 7° votación.
    Las "supuestas palabras de Lenin" señalando que Trotsky a hecho perder tiempo al Partido son una falsedad inventada por descerebrados antitroskistas y fundamentalistas del culto a la personalidad de Stalin, que pierden toda calidad moral con inventos de esa calaña.

    2) Mal que le pese a los que detestan a Trotsky, y con razón a veces añadamos, es que los escritos de Lenin son absolutamente verdaderos, tanto así que trás morir Lenin la krupskaia los copio y remitió las copias al CC y quién los desestimó fue Zinoviev, aliado de Stalin en ese entonces y que tenía sus propias apetencias personales por el poder. Y quién cuenta el suceso es el propio Trotsky en sus memorias.


    Hay más pero la historia ya fue escrita, y tanto Stalin como Trotsky perdieron.


    Y reiterar afortunadamente estaba Lenin en 1917 ya que de lo contrario la revolución bolchevique habría sido imposible.



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    Mensaje por Shenin Sáb Ene 15, 2011 2:10 am

    Creo que Erazmo olvida con demasiada facilidad que Trotsky en sus memorias (las cuales tengo, por cierto y leído) tiende (como no puede ser de otra manera en el contexto "de edad oscura donde el maniqueísmo campeaba" como bien dice el propio Erazmo) a tergiversar los hechos en su propio beneficio. Pretender que Trotsky dice la verdad, y Stalin no, es sencillamente una ingenuidad.
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    Mensaje por Erazmo Sáb Ene 15, 2011 2:28 am

    Camarada Shenin, es verdad, Trotsky deformó muchos escritos en su beneficio, tal cuál lo hicieron los aduladores de Stalin con su venia lógicamente, fue una edad oscura, donde solo había espacio y lugar para "los dueños de la verdad".

    Pero que las cartas de Lenin son verídicas, pués lo son y el propio gobierno de Stalin con todo el poder en sus manos nunca hizo una investigación al respecto ¿por algo fué?

    Pero ahora es historia, Lenin tenía razón al referir de lo negativo que un hombre concentrara tanto poder en sus manos, y la historia le dio la razón, Stalin fué un titán constructor pero trás su muerte todo se desplomó.


    Moraleja, según yo, debieron de hacerle caso a Lenin los "atontados" del cc ese 1924, todos ellos habrían tenido un pasar mejor, y le habrían ahorrado al proletariado mundial un oceáno de amarguras y humillaciones.



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    Mensaje por Shenin Sáb Ene 15, 2011 4:12 am

    Erazmo escribió:Camarada Shenin, es verdad, Trotsky deformó muchos escritos en su beneficio, tal cuál lo hicieron los aduladores de Stalin con su venia lógicamente, fue una edad oscura, donde solo había espacio y lugar para "los dueños de la verdad".

    Pero que las cartas de Lenin son verídicas, pués lo son y el propio gobierno de Stalin con todo el poder en sus manos nunca hizo una investigación al respecto ¿por algo fué?

    Pero ahora es historia, Lenin tenía razón al referir de lo negativo que un hombre concentrara tanto poder en sus manos, y la historia le dio la razón, Stalin fué un titán constructor pero trás su muerte todo se desplomó.


    Moraleja, según yo, debieron de hacerle caso a Lenin los "atontados" del cc ese 1924, todos ellos habrían tenido un pasar mejor, y le habrían ahorrado al proletariado mundial un oceáno de amarguras y humillaciones.



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    Yo no soy de los que niegan la veracidad de las cartas. Pero es evidente que Lenin no propone nada serio al plantear la destitución de un secretario general sin alternativa alguna. Porque, ¿cuáles eran las alternativas? ¿Acaso Trotsky y Zinoviev no eran también "caprichosos" y carentes de tacto, como posteriormente demostraron? ¿Acaso la alternativa era Bujarin, alguien que, según el propio Lenin, no conocía la dialéctica? Esto es lo que hay que observar, en vez de entrar a la chismografía del Kremlin, que es lo que tanto gusta a la historiografía burguesa.
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    Mensaje por Erazmo Sáb Ene 15, 2011 12:28 pm

    Camarada Shenin, bien que creaís en la veracidad de las cartas ya que son tan evidentes como tiahuanaco.

    Es muy cierto que plantear la destitución de un secretario general sin presentar alternativas en un primer análisis parece poco prolijo y serio, pero así de democrático era el carácter de Lenin, plantear un nombre era direccionar una votación y evitar la discusión democrática y crítica que era lo que Lenin siempre esperaba del CC Bolchevique.

    Jugando a pensar en que nombres Lenin tenía en mente, creo que ni Bukharin ni Zinoviev estaban entre sus favoritos, y tampoco Stalin lógicamente, sin duda Lenin pensaba en Trotsky como el más apto para desempeñar el cargo, sin concentrar el poder como Stalin que era lo que Lenin criticaba en sus epístolas.

    Lenin no tenía acceso al futuro y no sabía como unos u otros procederían, porque sí por un mínimo instante lo hubiese sabido, sin duda Stalin habría sido granjero en gori, Trotsky crítico de arte en Petrogrado, zinoviev abogado en kiev, bukharin contador en alguna fabrica y así por el estilo.


    Y la humanidad proletaria habría tenido un "Sendero Luminoso"



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    Mensaje por Shenin Sáb Ene 15, 2011 2:58 pm

    Creo que tu culto a la personalidad alcanza dimensiones religiosas. Pero bueno, yendo al grano. Sigues eludiendo la cuestión de la línea política y de la alternativa a Stalin como secretario general. No lanzas más que pura retórica que encubre la falta de contenido. Si ninguno de los nombrados podía ser Secretario, ¿quién podía serlo? ¿Cuál era su línea política? ¿Dónde acabó (O acabaron) esta persona (o personas)? ¿Qué experiencia y formación tenía? Y también, si Stalin no era el adecuado para ocupar los cargos que tenía (a los que el propio Lenin le había propuesto), ¿quiénes eran las personas adecuadas para esos puestos? ¿cuál era su línea? ¿Cuál era su nivel de experiencie y formación? ¿Por qué falta todo esto en las cartas, aun cuando éste no es el estilo de Lenin?

    Si Lenin pensaba en Trotsky, pues lo lamento, se equivocaba y mucho. La evolución posterior de Trotsky le delata, así como las posiciones que sostuvo aun cuando Lenin vivía, cosas que están bastante interrelacionadas. Ni las actitudes personales de Trotsky, ni sus posicionamientos políticos e ideológicos le colocan como el más apto para la secretaría general. Incluso yo diría que le inahilitaron para formar parte de la dirección de un Partido Comunista. Fue útil durante un tiempo, pero luego volvió a sus viejas actitudes oportunistas, convirtiéndose en un obstáculo.

    Aparte que Lenin siempre que lanzaba propuestas al Partido éstas eran concretas y precisas e insistía mucho en ellas (llegando a rozar la obsesión en algunos casos). Nunca dejaba cabos sueltos ni cosas en el aire "para no direccionar la dirección". Eso que afirmas no solo es demagógico, sino también una falsedad tan grande como el Kremlin. Por tanto, eso de que "no proponía alternativa para no direccionar la votación" es RIDÍCULO, porque Lenin hizo eso TODA SU VIDA. ¿O nos hemos olvidado ya sobre los debates acerca de la insurrección de Octubre y de la insistencia (a menudo obsesiva) de Lenin en esta cuestión? Si la cuestión del Secretario era también de vida o muerte (como la insurrección), ¿por qué iba Lenin a actuar diferente? Es evidente que estar enfermo y aislado de los problemas políticos, así como la influencia de su compañera Krupskaia, nubló su juicio. Aunque Lenin no solía dejarse llevar por estas cuestiones, su situación no era normal y le hacía más propenso hacia estas debilidades. No es casual que al principio Lenin solo manifieste una duda acerca de Stalin y luego, a raíz de la pelea entre su compañera y el georgiano, radicalice su opinión hasta el punto de pedir que se cese a Stalin de su puesto.

    Y lo de la concentración de poder es bastante relativo. Porque esa concentración durante la Gran Guerra Patria dio resultados bastante buenos. ¿No será que, en cierto modo, esa concentración obedecía a las necesidades que la revolución tenía en ese momento? Estoy de acuerdo en que, una vez formados y promocionados cuadros en masa, una vez superadas las dificultades de la guerra y del aislamiento, una vez forjado el potente campo socialista, se tendría que haber relajado el hipercentralismo y ampliado la democracia socialista y la dirección colectiva. Cosas que el propio Stalin tenía en mente y trató de implementar en el XIX Congreso del PCUS. Pero, sinceramente, la situación de la URSS prácticamente desde su nacimiento como Estado socialista, impedía una gobernabilidad mínima sin recurrir a mecanismos autocráticos. Al menos, así fue hasta los años 50. Ya decía el filósofo Domenico Losurdo que
    «el “stalinismo” no es el resultado “ni de la sed de poder de un individuo, ni de una ideología, sino del estado de excepción permanente que se implanta en Rusia a partir de 1914”»
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    Mensaje por gazte Sáb Ene 15, 2011 3:14 pm

    shenin, esto va sobre el texto sobre el testamento de lenin. no tiene en absoluto nada que ver quien habria sido el mejor sucesor de lenin sobre este tema. (que por cierto, pesimos textos, en cuanto a argumentacion y todo)
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    Mensaje por Shenin Sáb Ene 15, 2011 4:23 pm

    Para no tener nada que ver, es precisamente la temática de los textos y a lo que se apela para defender la veracidad o la falsedad de los mismos. Pero bueno... Yo personalmente tengo mis dudas sobre la veracidad de algunas partes del testamento. Pero no hay evidencias concluyentes, por eso no niego tajantemente su veracidad.
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    Mensaje por Erazmo Sáb Ene 15, 2011 4:27 pm

    Camarada Shenin, siempre es un agrado debatir con vos porque hay que estar bien puesto en la historia y en la dialéctica, repliquémos;

    Lo de culto a la personalidad, lo leo como una humorada; el texto de mariategui donde escribe "sendero luminoso" es muy bueno y podría haberse dado, quanticamente eso sí.

    Por Trotsky en el secretariado general creo era lo lógico, que después tuviese esta u otra actitud es producto de la lucha derrotada por el poder y la persecución a la que lo sometió Stalin.

    En todo caso estoy en desacuerdo con este escrito vuestro:

    Sigues eludiendo la cuestión de la línea política y de la alternativa a Stalin como secretario general. No lanzas más que pura retórica que encubre la falta de contenido. Si ninguno de los nombrados podía ser Secretario, ¿quién podía serlo? ¿Cuál era su línea política? ¿Dónde acabó (O acabaron) esta persona (o personas)? ¿Qué experiencia y formación tenía? Y también, si Stalin no era el adecuado para ocupar los cargos que tenía (a los que el propio Lenin le había propuesto), ¿quiénes eran las personas adecuadas para esos puestos? ¿cuál era su línea? ¿Cuál era su nivel de experiencie y formación? ¿Por qué falta todo esto en las cartas, aun cuando éste no es el estilo de Lenin?, no eludo nada, reitero Trotsky era el individuo que debió ser el secretario general, sí tenía las aptitudes para ocupar el cargo es otro cantar porque en ese tema estimado camarada shenin el relativismo es rey.
    Quién puede señalar Stalin es el mejor, o Trotsky, o Zinoviev (a mi pesar), pués nadie son solo apreciaciones personales.

    Que un detalle más minuciosos falte en las cartas se debe a dos razones, según yo.
    1) Lenin moribundo no tuvo tiempo para concentrarse en ello y murió antes de completar un texto más acabado.
    2) Lenin confiaba en la altura de miras de los miembros del CC, y que discutirían democráticamente los temas acuciantes, "la concentración del poder en un solo hombre", "los mecanismos para accesar a puestos gubernativos y del partido", "la relación partido-gobierno-estado", "los mecanismos de reemplazo y jubilación", sin embargo la historia demostró que estaba equivocado y que el irrefrenable "cántico de sirena del poder" tenía más que obnubilados a los miembros del CC.

    Es verdad que Lenin muchas veces lanzaba propuestas al partido y direccionaba muchas de ellas como la insurrección de "OCTUBRE", pero también era flexible como en la previa de "OCTUBRE" donde pudo haber hecho expulsar a zinoviev y kamenev (que se oponían como ya sabeís) y sin embargo aceptó su declaración posterior que estaban equivocados.

    Luego ¿cuál es el Lenin de las cartas? el que direcciona o confía en los camaradas o ambos a la vez.


    La concentración del poder ¡siempre es nefasta! sobretodo en una situación revolucionaria, acá no estamos con cincinato y sus amigos de la nobleza, la revolución es cosa seria y entre más democrática-crítica-resolutiva sea la dirección tanto mejor.
    No hay héroes o superdotados debe haber una dirección colectiva y bien intencionada.

    La 2° gm es una gota en el mar, la titánica determinación del pueblo soviético por luchar hizo la diferencia, en 1812 el zar alejandro 1° concentraba el poder y napoleón y sus rufianes fueron derrotados, entonces el ejémplo que daís no puede ser una respuesta.

    Lo negativo de la concentración del poder fué como se llevo a cabo la colectivización, no hubo políticas alternas, no hubo un plan a Stalin se le ocurrió una solución y se puso en práctica.
    O la reglamentación del arte, alguién pensó que los artistas eran vagos y Stalin compró la idea y dejó que se realizara a sabiendas que era una acción anticomunista total.


    Una dirección colectiva, con un representante director obviamente, democrática y solidaria entre sus miembros, lo que siempre pensó Lenin, era lo que hacía falta y habría logrado una conducción precisa, detallada, ordenada y creíble.


    Por lo de losurdo, una explicación espuria, el estado de excepción en la rusia bolchevique duró hasta 1921, después no hubo nada de eso ¡porqué?, simple Lenin vivía.
    El estado de excepción regía en 1952 ¡para que? simple Lenin ya era un recuerdo lejano.



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    Falsificación del Testamento de Lenin Empty Re: Falsificación del Testamento de Lenin

    Mensaje por Shenin Sáb Ene 15, 2011 6:04 pm

    Vuelves a marear la perdiz una y otra vez.

    No se trata solamente de apreciaciones personales subjetivas, sino también de líneas políticas e ideológicas, eso lo eludes sistemáticamente. Porque no hablo de las actitudes del Trotsky exiliado, sino de sus actitudes fraccionalistas y antiunitarias dentro del Partido, así como de los debates que se dan poco después de la muerte de Lenin.

    Es verdad que Lenin muchas veces lanzaba propuestas al partido y direccionaba muchas de ellas como la insurrección de "OCTUBRE", pero también era flexible como en la previa de "OCTUBRE" donde pudo haber hecho expulsar a zinoviev y kamenev (que se oponían como ya sabeís) y sin embargo aceptó su declaración posterior que estaban equivocados.


    Luego ¿cuál es el Lenin de las cartas? el que direcciona o confía en los camaradas o ambos a la vez
    Lenin hizo eso después de que el CC rechazara su propuesta de expulsión. Pero antes de eso, pidió su expulsión. Creo que distorsionas la realidad. Por esa regla de tres, no es descabellado asegurar que Lenin habría "sido flexible" y aceptado una elección de Stalin como Secretario por unanimidad, tal y como fue. Tus propios argumentos se vuelven contra ti.

    La concentración del poder ¡siempre es nefasta! sobretodo en una situación revolucionaria, acá no estamos con cincinato y sus amigos de la nobleza, la revolución es cosa seria y entre más democrática-crítica-resolutiva sea la dirección tanto mejor.
    No hay héroes o superdotados debe haber una dirección colectiva y bien intencionada.

    La 2° gm es una gota en el mar, la titánica determinación del pueblo soviético por luchar hizo la diferencia, en 1812 el zar alejandro 1° concentraba el poder y napoleón y sus rufianes fueron derrotados, entonces el ejémplo que daís no puede ser una respuesta.

    Lo negativo de la concentración del poder fué como se llevo a cabo la colectivización, no hubo políticas alternas, no hubo un plan a Stalin se le ocurrió una solución y se puso en práctica.
    O la reglamentación del arte, alguién pensó que los artistas eran vagos y Stalin compró la idea y dejó que se realizara a sabiendas que era una acción anticomunista total.


    Una dirección colectiva, con un representante director obviamente, democrática y solidaria entre sus miembros, lo que siempre pensó Lenin, era lo que hacía falta y habría logrado una conducción precisa, detallada, ordenada y creíble.


    Por lo de losurdo, una explicación espuria, el estado de excepción en la rusia bolchevique duró hasta 1921, después no hubo nada de eso ¡porqué?, simple Lenin vivía.
    El estado de excepción regía en 1952 ¡para que? simple Lenin ya era un recuerdo lejano.

    Todo eso suena muy bonito abstraído y con frases rimbombantes, pero la realidad es tozuda y el propio Lenin aseguraba que incluso tras 1921 "nuestra posición es más difícil que cuando los guardias blancos nos estaban atacando directamente". Ignoras que la Guerra Civil se cierra en falso. Ignoras la penuria de cuadros. Ignoras la cuestión de la lucha de líneas políticas e ideológicas dentro del Partido. Ignoras dónde estaba posicionado cada bolchevique en estas luchas. La calma de 1921 se vuelve agitación otra vez 7 años después, como, además, no podía ser de otro modo dadas las necesidades de la construcción socialista y del cerco imperialista.

    Hablas de la colectivización como un producto salido únicamente de la cabeza de Stalin, cuando no es cierto. Ello fue debatido en los órganos del Partido. De hecho en el XV Congreso del Partido ya se habla de colectivizar el campo. Y ya se había tratado la cuestión en conferencias previas. Pero la crisis estalla en el campo y la situación desborda al Partido, que tenía en mente una colectivización más lenta. Había que actuar con rapidez y estar a la altura de los tiempos. Que un sector minoritario en los órganos no la aceptara no elimina este hecho. Ni siquiera tienes en cuenta que la situación cambió radicalmente. No tienes en cuenta los sabotajes, los asesinatos de bolcheviques, etc... Que se cometieran excesos no elimina que en lo esencial fuese una política correcta que fue clave de cara a eliminar los restos de capitalismo en el campo y a la aceleración de la industrialización socialista. Tan necesaria en el contexto de cerco imperialista.

    Hablas de la Gran Guerra Patria como una gota en el mar, cuando en ella se jugaba la supervivencia de la URSS, del socialismo y el nacimiento del campo socialista que surgiría posteriormente. No haces sino comparar demagógicamente al Estado socialista soviético con un estado feudal que comenzaba a descomponerse y que se enfrentaba a un estado más avanzado históricamente (burgués) como el de Napoléon (otra forma de liderazgo también preñada de mecanismos autocráticos). Lógicamente en una guerra entre la nobleza y la burguesía tiende a ser superior la segunda. Esa abstracción y esa separación tan artificial de la forma de liderazgo de sus bases sociales es una distorsión tan grande del asunto que me hace dudar si no es intencionada. Y aun así podríamos citar los testimonios de Zhúkov o Vasilievsky y corroborar aun más esta cuestión.

    No digo que en los 50 tuviera que seguir el estado de excepción, más bien al contrario:
    Estoy de acuerdo en que, una vez formados y promocionados cuadros en masa, una vez superadas las dificultades de la guerra y del aislamiento, una vez forjado el potente campo socialista, se tendría que haber relajado el hipercentralismo y ampliado la democracia socialista y la dirección colectiva.
    Pero es evidente que el levantamiento del estado de excepción entre 1921 y 1928 no podía ser más que una mera tregua, pues la lucha de clases iba a volver a agudizarse a dentro y fuera de la URSS.

    No niego que una "autocracia proletaria" entrañe riesgos (y vaya si los entraña), ya que obliga a utilizar aparatos burocráticos que pueden traicionarte. Tampoco niego que haya que aspirar a superarlo. Simplemente digo que dudo mucho que la URSS hubiese visto la segunda mitad del siglo XX si no hubiese respondido a esa necesidad histórica. Incluso en tu amada "Cuba trinitaria" se han utilizado mecanismos bonapartistas de liderazgo, aunque se combinen con otros mecanismos. Aun recuerdo la lista interminable de cargos a los que renunció Fidel cuando cayó enfermo. A mí también me gustan más los sistemas de liderazgo colectivo (como, por ejemplo, el que tiene el PC chino, en el que el SG solo está 10 años en el cargo). Pero el mecanismo de liderazgo no se elige a la carta, como si fuesen ravioli de langosta. Es algo que debe hacerse de manera concreta en la situación concreta.
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    Falsificación del Testamento de Lenin Empty Re: Falsificación del Testamento de Lenin

    Mensaje por Erazmo Sáb Ene 15, 2011 8:26 pm

    Camarada Shenin, ¿marear la perdiz?, ¡para que!, las líneas políticas e ideológicas en el Partido entre 1917 y 1921, salvo el incidente "oposicionista" a la toma del poder por parte de zinoviev-kamenev, fué una línea político-ideológica única en ese periódo "ganar la guerra y sobrevivir" tan simple como eso.

    No hubo luchas fraccionalistas o antipartido, es lógico que unos camaradas simpatizaran con unos más que con otros, y así se armaban grupos dentro de la organización algo que el propio Lenin sabía y no se molestaba porque el sabía que dentro del partido era imposible que no se armaran fracciones, de hecho la historia del partido bolchevique es la génesis de una fracción ¿cuál es el problema con eso?

    Entre 1917 a 1921 nadie nunca señaló que trotsky actuaba de una manera u otra, los inventos son posteriores y cuando el poder hay que reafirmarlo, lo mismo ocurre en sentido inverso a Stalin le cargan toda suerte de improperios pero eso es posterior.

    Por zinoviev-kamenev sí Lenin con la autoridad que tenía dentro del partido hubiese insistido en expulsar a los primos ¿vos creeís que no lo habría logrado? pero Lenin tiene otra mentalidad ¡ahí está la gran diferencia!

    Volviendo al fraccionalismo y actitudes antipartido, recordad la troika stalin-zinoviev-kamenev anterior a la que los primos forman con trotsky, trás 1921 y con Lenin cada vez más enfermo la lucha por el poder se insentificaba ¡y esa sí es una actitud antipartido y de un fraccionalismo envenenante!

    Por Stalin en el secretariado y por elección unánime, eso habla bien de Lenin que confió en Stalin y del propio Trotsky que lo votó, pero al poco andar se conforma la URSS el triunfo del nacionalismo ruso, se impide a Lenin viajar a la conferencia de rapallo, expulsan a mencheviques como martov; y Lenin se opone a esas acciones ya se comienza a hablar del peligro "thermidoriano" y que la dictadura del proletariado quede simplemente como dictadura.

    Pero Lenin no puede desconfiar de los camaradas, la revolución costó demasiado para perderla por tonterías que no valen nada, pero a mediados de 1923 Lenin ya no saldrá de su casa, la enfermedad y un virtual arresto domiciliario cercan a Lenin.

    En todas esas acciones Stalin no está solo, todo el CC lo está secundando, incluído trotsky, pero como el propio trotsky es detestado por los otros miembros del CC, en especial por zinoviev, le resulta más fácil acercarse a Lenin y compartir con el, sin embargo Lenin hace sus propios análisis y de ello resultan las cartas, incompletas por razones elucubradas en post N°21, además está el factor humano ¡Krupskaia! se enfrentó a Stalin por el cerco a Lenin pero también ignoró a Trotsky, de hecho no le dio ninguna cobertura trás la muerte de Lenin y esas son pistas muy valederas de una testigo presencial de los hechos.

    Hubo otro testigo, yagoda jefe de seguridad en el kremlin, a quién en 1936 se le realizó una 1° acusación de estar involucrado en la muerte de Lenin (lo habría envenenado) pero la acusación se deshechó. Lo anterior es una explicación de donde estaban los camaradas entre 1921 a 1924.

    Por tanto trato de no ignorar nada, las penurias, y los enfrentamientos políticos e ideológicos no justifican una concentración del poder, en eso Lenin tiene absoluta razón y la historia le da su veredicto a Lenin.

    Por la 2° gm trato de no darle un misticismo que no viene al caso, una guerra brutal en la que alemania tuvo el apoyo de yanquilandia, británicos y el dinero de la banca sionista, también apoyaron muy tibiamente a la URSS pero la idea era que se desgastaran y destruyeran lo que más pudieran. Pero la guerra la ganó el pueblo y una estrategia militar brillante en la que Stalin fue importante pero no fué el único, aún cuando en 1945 estaba a 11 años que comenzaran a desconocer todos sus logros, y zhukov y vassilievsky no dijeron nada por el linchamiento de stalin se quedaron bien callados.

    Por la colectivizaciones, las políticas draconianas son por lo general poco inteligentes, los koljosianos querían más dinero por sus productos y las ciudades estaban con creciente escaces ¿intentaron comprar en el exterior? en el mundo la crísis de 1929 obligaba a tener precios muy bajos, podrían haber quebrado la cohesión koljosiana, podrían haber habido otras medidas pero al usar la fuerza simplemente se revela que no hay planificación y se actuó sobre la marcha.


    Por Cuba Trinitaria soís injusto, Cuba es una islita minúscula a 90 millas de la bestia yanqui, creeís que sí la dirigencia se comportase como en la época de Stalin, ¿cuba habría podido sobrevivir?, allí las razones son otras.


    Y celébro que considereís la autocracia proletaria un lastre, y el mecanismo de liderazgo se debe consensuar y reglamentar, así es como las cosas debiéran de funcionar en un estado revolucionario, es de esperar que para el siguiente cíclo las experiencias sirvan.


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    Falsificación del Testamento de Lenin Empty Re: Falsificación del Testamento de Lenin

    Mensaje por AsturcOn Mar Ene 18, 2011 1:44 pm

    Compañero Erazmo, cada una de tus frases es un argumento puramente demagógico, carente de rigor histórico. Lo único que haces bien es favorecer al juego sucio del capitalismo. Aunque tengo que reconocer que al menos eres un poco mas original que el resto de trotskistas de esta comunidad, los cuales solo dan pena a tu lado. Pero lo tuyo ya no es solo especular sobre un humo oscuro y vacío de contenido, sino que también mientes con frecuencia ayudando como nadie a enterrar aun mas al marxismo-leninismo en beneficio de Trotsky.

    En primer lugar estas tratando de meternos el viejo timo de la estampita insinuando descaradamente que Lenin prefería a Trotsky antes que a Stalin para sucederle, basándote en una sola cita sacada del famoso “testamento de Lenin” en el que este no hace ninguna petición directa, solo una pequeña y tímida insinuación que nada tiene que ver con el estilo de Lenin, mas aun cuando todos sabemos que Lenin no se dejaba nada en el tintero.

    El tema de krupskaia ya esta tratado en otros post y sabemos que el Comité Central valoro y decidió que Stalin se hiciera cargo de supervisar el tratamiento de Lenin y según los médicos, el paciente no estaba en condiciones de continuar sus funciones por el gravísimo estado de salud en el que estaba cargado de morfina, rodeado de médicos y enfermeras, delirando como haría cualquiera en fase terminal. Pero Krupskaia haciendo oídos sordos permitió que su marido siguiera redactando en tales condiciones, cuando la responsabilidad estaba en manos de Stalin. Krupskaia llamo a Stalin diciéndole que tenia nuevos escritos de su marido y simplemente este la regaño por permitir que Lenin siguiera trabajando. Fue a partir de este pequeño enfrentamiento cuando Krupskaia decidió pasarle las ultimas notas a Kamenev en lugar de dárselas a Stalin tal y como habían hecho en anteriores ocasiones y es mucha casualidad que en ninguna de estas notas este presente la fecha y la firma de Lenin. Cartas que fueron introducidas en su diario entre unas cuantas paginas en blanco que demuestran la incapacidad de Lenin para seguir tan siquiera redactando. Estamos hablando de un enfermo en fase terminal y no de una gripe normal y corriente.

    ¿Tenemos que dar crédito a unas cartas que no tienen ni siquiera la firma de Lenin?

    El famoso testamento de Lenin y mas concretamente la carta donde este hace mención a Stalin, pertenecen al grupo 2 cuya autoria no esta demostrada, como para que encima las valores como una pista y afirmes lo que muchos científicos no han sido capaces de demostrar.

    Cartas grupo 1:

    “(1) la autoría de Lenin, que en su totalidad y sin ningún tipo de problemas se demuestra por diferentes métodos,”

    Cartas grupo 2:

    “(2) la autoría de Lenin que no puede ser comprobada por ningún medio científico.”

    A este respecto debemos afirmar categóricamente que en ninguno de los textos incuestionables de Lenin en forma original, tiene pensamientos o expresiones contra Stalin. Sin embargo, pasa exactamente lo contrario en esa parte del polémico “Testamento” de VI Lenin, que está lleno de anti estalinismo (es decir, lo que tenemos no pertenece a la mano de Lenin), y que está políticamente motivado en ese sentido.

    Los autores de esta leyenda sobre el “Testamento de Lenin” son: Trotsky, Fotieva, Zinóviev y Bujarin. Ellos “sacan” estos textos a la arena política mucho antes incluso de la muerte real de VI Lenin. Esperaron hasta el momento en que Lenin ya no era capaz de escribir, dictar o leer los materiales, cuando escribieron estos documentos como un arma política para la lucha contra la JV Stalin.

    Trotsky, con la ayuda de uno de los Secretarios Fotieva, compuso el denominado “artículo” Sobre la cuestión de las nacionalidades o la autonomía. Mientras lo hacían, habían manifestado abiertamente que no recibieron ninguna directiva, pero que se basaban en la solicitud de VI Lenin aunque no sabían cuando fue hecha la solicitud.

    Pero la maniobra de estos elementos no tuvo éxito pues la URSS, como Estado, fue proclamada en el XII Congreso del Partido. Durante ese Congreso trataron, basándose en el “texto de Lenin”, de desmembrar la URSS que acababa de ser aprobada por ese Congreso.

    Haciendo lo que podían, estos elementos no fueron capaces de disolver la URSS recién formada. La lucha contra ellos fue dirigida por J. V. Stalin. Es precisamente durante este tiempo de debate sobre la URSS que el “artículo”, supuestamente escrito por VI Lenin, estaba siendo distribuido por Trotsky … ¡y era entregado a la Secretaría de VI Lenin para ser registrado en el “Diario”!

    Deberías saber que fue gracias a Lenin que Stalin llegase a concentrar lo que tu llamas "poder" en sus manos y eso fue gracias a que Stalin al contrario que Trotsky, Bujarin, Kamenev y Zinoviev, siempre permaneció al lado de Lenin apoyándolo prácticamente en todo y sin apenas una sola excepción. Stalin le demostró a Lenin su lealtad salvándole la vida escondiéndole en la casa de su suegra. Quizas Trotsky podia haberlo escondido, pero casualmente Lenin prefirio confiar en Stalin y como todos podemos ver este no le defraudo. Eso se te escapa miserablemente y comprendo que como un dogmático trotskista se te quede en el tintero muchas partes de la historia.

    Todo el Comité Central (el 100% de los miembros) decidió y voto por Stalin para la sucesión de Lenin, todos votaron incluido tu camarada Trotsky, aunque sabemos que Trotsky solo voto forzado por las circunstancias y si hubiera podido habría votado por el mismo o por cualquier otra cosa, menos por Stalin.

    ¿Te has preguntado porque todos votaron por Stalin para suceder a Lenin?

    Mientras que Stalin pertenecía desde el principio al partido bolchevique, Trotsky se incorporo unos años mas tarde cuando ya todos sus ataques y teorías fracasaron dejándolo en ridícula minoría. Sino es por el partido bolchevique, Trotsky seguiría sin horizonte y berreando sus desfasadas teorías.

    Stalin permaneció siempre fiel a las ideas de Lenin y así lo demostró apoyándolo en el 99% de las ocasiones, mientras que Trotsky no estaba de acuerdo prácticamente en nada demostrándolo siempre con absoluta claridad.

    Compañero Erazmo sueles usar a Lenin falsificándolo para rendir culto sobre Trotsky insinuando que Lenin pensaba tal y cual cosa. No quiero menospreciar tu capacidad para enredarlo todo a tu gusto metiéndote incluso entre las neuronas de Lenin y haciéndote interlocutor de lo que pensaba o dejaba de pensar, agarrandote a lo poco que tienes a mano. Llegar a decir lo que Lenin pensaba, es demagogia pura y dura.

    Si tuviera que hacer como tu y meterme en el cerebro de Lenin yo también podría pensar muchas cosas, y aunque no me hace falta lo hare para que veas lo diferentes que son tus interpretaciones de las mias. Aunque afortunadamente hay cuantiosos textos de Lenin en los que podemos encontrar un sinfín de “testamentos” en los que Trotsky no sale bien parado.

    Por ejemplo:

    ¿Qué pensaba Lenin?

    Lenin y Stalin sabían que Trotsky como buen oportunista aceptaría la invitación para ingresar en el partido bolchevique y eso les hacia gracia (se reían en privado de Trotsky), se rieron de el porque sabían que un arrastrado así, aceptaría la invitación de sus enemigos con tal de tener opciones de formar parte de algo importante.

    Mientras Trotsky perteneció al partido menchevique pensaba que ese era su futuro político y aposto sus cartas contra los bolcheviques perdiendo todas las partidas. En realidad en esa partida todas sus cartas eran perdedoras y cuando se dio cuenta decidió aceptar la “cordial” invitación de Lenin. De otro modo Trotsky se habría perdido en el olvido para siempre.

    Lenin nunca dudo de las cualidades de Trotsky, su oratoria y su talento innato para escribir novelas de ciencia-ficción marxista, sabia que Trotsky terminaría arrimándose al sol que mas calienta y así fue. Lenin solo veía a Trotsky como un buen cuadro para el partido, lo veía mas como un politicucho salido de la cámara de los Lores, que como a un revolucionario consecuente. Lo que mas le interesaba a Lenin de Trotsky era demostrar que a pesar de todos los pesares, Trotsky se arrastraría y llevaría con el a otros 4000 militantes.

    Lenin llamo oportunista, burócrata, aventurero, desvergonzado y un montón de cosas mas a Trotsky y de esas palabras si tenemos su firma y la fecha.

    El único que tenia los pies sobre el tierra y sabia cuales eran las prioridades desde el principio era Lenin, mientras que Trotsky por un lado, Bujarin, Kamenev y Zinoviev por otro, solo representaban un obstáculo continuo tratando de hacer una política de desgaste mas típica de políticos burgueses que de verdaderos revolucionarios.

    ¿Quien estaba con Lenin dos días antes de la insurrección armada?

    ¿Trotsky?

    ¿Stalin?

    ¿Kamenev?

    Fueron Kamenev y Trotsky los que se opusieron a Lenin exigiéndole que aplazara la insurrección contra el gobierno provisional de Kerenski alegando que el soviet debía tomar la decisión cuando ya el Comité Central había decidido seguir con el plan de Lenin de alzarse en armas contra Kerenski. No había tiempo, ese era el momento adecuado para que la insurrección tuviera éxito y así fue. Además Lenin estaba totalmente expuesto a ser capturado y fusilado por Kerenski y no había tiempo que perder.

    ¿No te recuerda este movimiento político de Kamenev y Trotsky a los mismos movimientos ante el tratado de paz de Brest-litov?

    ¿Que tiene de marxista Trotsky cuando junto a Kamenev llama a Lenin traidor por haber firmado el tratado de paz con Alemania?

    ¿Quieres que te recuerde este punto oscuro de Trotsky o prefieres que te pase la carta con el menú completo?

    Trotsky no se quedo nunca con los brazos cruzados, llegando incluso a decir que Stalin había envenenado a Lenin, cuando ni siquiera Krupskaia podía imaginarse eso, de hecho la mujer de Lenin jamás insinuó que Stalin fuera el asesino de su marido. Esta idea solo se le podía ocurrir a Trotsky quien ni siquiera aporto una sola prueba de sus ilusorias insinuaciones.

    De un personaje que intenta siempre sacar provecho practicando el oportunismo puro y duro tal y como siempre hizo Trotsky, no nos podemos equivocar en lo mas mínimo, cuando lo llamamos conspirador, traidor y reaccionario. Así era Trotsky y el que diga lo contrario solo esta rindiendo culto bajo el dogma del capitalismo falsificador.

    Y no te confundas Erasmo, lo tuyo no es autocrítica ni nada parecido, tu actitud solo es parte de la falsificación capitalista prestándote continuamente a colaborar con el trotskismo en todas sus tramas, haciendo el mismo juego sucio que tanto usaron los fascistas. No eres mas que un anti-comunista que se esconde tras la demagogia y el humo usando iconos robados para tu uso personal.

    En un estado revolucionario no hay consenso mientras existan oportunistas y conspiradores como Trotsky.

    ¿De que consenso estas hablando?

    ¿Te piensas acaso que la revolución actuó con la misma hipocresía de una democracia capitalista en la que dos partidos iguales, pero con distintas siglas se reparten el pastel?

    ¿Acaso te crees que en el primer país revolucionario hostigado en todas sus fronteras, con amenazas y guerras constantes, con sabotajes, espionaje y diversión, puede permitirse el lujo de paralizarlo todo para que tipos como Trotsky solo representen un obstáculo tras otro?

    Con la salud de un bebe recién nacido (La revolución) no se juega y Trotsky jugo demasiados años mareando la perdiz tal y como haces tu ahora.

    Con la salud de un pueblo trabajador y campesino que termina de liberarse de la opresión rompiendo sus cadenas como nunca antes se había visto, no se juega y un elemento como Trotsky a pesar de ser advertido en numerosas ocasiones, solo dedico su su esfuerzo a distraer recursos y tiempo en un clima como tal.

    Los logros de la Unión Soviética deberían abrirte el camino para la reflexión, pero prefieres restarlos en la medida de tus posibilidades .

    ¿Acaso hay algún misticismo en la victoria de la Unión Soviética?

    Para ti es místico que un pueblo conquiste una serie de logros gracias a la inestimable ayuda de sus lideres, que arriesgando sus vidas guiaron a su pueblo sorteando todo tipo de muros impuestos por el fascismo y el capitalismo.

    Mientras unos trataban de escalar posiciones aprovechando el peor clima, en las peores condiciones posibles tal y como hacia Trotsky, otros trabajaban duro para llevar a buen puerto la revolución y desarrollar lo mas rápidamente posible la construcción del socialismo por primera vez en la historia de la humanidad y en un país atrasado y estancado en el mas absoluto feudalismo. Mientras unos proponían las directrices a seguir tal y como hizo constantemente Lenin, otros las criticaban a destajo y hacían perder el tiempo al resto con cuestiones que no tenían ningún sentido para la época y las circunstancias presentes en aquellos momentos.

    ¿Acaso con la revolución permanente que tanto defendió Trotsky, la Unión Soviética habría sido capaz de transformar un país atrasado en la mayor potencia militar del mundo tal y como hizo Stalin?

    Si las ideas de Trotsky siempre fueron opuestas a las de Lenin, ya sabemos que habría sucedido si con esas ideas se hubiera gobernado el país. No hace falta ser un lumbreras para ver el desastre al que nos habría llevado Trotsky

    ¿Que podemos esperar de un personaje que deseaba que el fascismo enterrara a su propio país con Stalin a la cabeza?
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    Mensaje por gazte Mar Ene 18, 2011 2:29 pm

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    toma, te lo has ganado por demagogo y mentiroso. no tengo tiempo para contestar, cuando acabe examenes lo hare de forma seria, no puede ser que alguien se crea toda la mierda que acaba de soltar, pero lo gracioso realmente es esto:

    Cartas grupo 1:

    “(1) la autoría de Lenin, que en su totalidad y sin ningún tipo de problemas se demuestra por diferentes métodos,”

    Cartas grupo 2:

    “(2) la autoría de Lenin que no puede ser comprobada por ningún medio científico.”

    A este respecto debemos afirmar categóricamente que en ninguno de los textos incuestionables de Lenin en forma original, tiene pensamientos o expresiones contra Stalin. Sin embargo, pasa exactamente lo contrario en esa parte del polémico “Testamento” de VI Lenin, que está lleno de anti estalinismo (es decir, lo que tenemos no pertenece a la mano de Lenin), y que está políticamente motivado en ese sentido.

    Los autores de esta leyenda sobre el “Testamento de Lenin” son: Trotsky, Fotieva, Zinóviev y Bujarin. Ellos “sacan” estos textos a la arena política mucho antes incluso de la muerte real de VI Lenin. Esperaron hasta el momento en que Lenin ya no era capaz de escribir, dictar o leer los materiales, cuando escribieron estos documentos como un arma política para la lucha contra la JV Stalin.

    Trotsky, con la ayuda de uno de los Secretarios Fotieva, compuso el denominado “artículo” Sobre la cuestión de las nacionalidades o la autonomía. Mientras lo hacían, habían manifestado abiertamente que no recibieron ninguna directiva, pero que se basaban en la solicitud de VI Lenin aunque no sabían cuando fue hecha la solicitud.

    Pero la maniobra de estos elementos no tuvo éxito pues la URSS, como Estado, fue proclamada en el XII Congreso del Partido. Durante ese Congreso trataron, basándose en el “texto de Lenin”, de desmembrar la URSS que acababa de ser aprobada por ese Congreso.

    Haciendo lo que podían, estos elementos no fueron capaces de disolver la URSS recién formada. La lucha contra ellos fue dirigida por J. V. Stalin. Es precisamente durante este tiempo de debate sobre la URSS que el “artículo”, supuestamente escrito por VI Lenin, estaba siendo distribuido por Trotsky … ¡y era entregado a la Secretaría de VI Lenin para ser registrado en el “Diario”!

    osea, no solo no se puede asegurar al 100% que lenin fuera el autor (esto podria decirse de cualquier documento de la epoca practicamente). sino que se sabe con precision, quienes y como lo falsificaron, y encima se lo entregaron a los secretarios para que lo registraran. y siendo todo esto tan obvio y evidente como es que no se dijo nada en los años 30 y demas?


    vaya eh, se oponia a la insurreccion contradiciendo a lenin (como si no estar de acuerdo en algo con lenin fuera un crimen, en lo que se refiere a algo tan sutil como ahora o 15 dias despues, aunque pueda ser determinante no significa una discrepancia politica ni nada por el estilo), y resulta que la organizo y fue una pieza clave, vaya... :

    Todo el trabajo práctico relacionado con la organización de la revuelta fue hecho bajo el mando directo del camarada Trotski, el presidente del soviet de Petrogrado. Se puede decir con certeza que el partido tiene una deuda de primera magnitud con el camarada Trotski por la rápida concienciación de la guarnición hacia el bando de los soviet y por la manera tan eficiente en la cual fue organizado el trabajo del Comité Militar Revolucionario.
    koba, sosito, djughasvili, el papaito, fdp: el timonel de los pueblos.

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