En 1984 le expulsaron al Dr. Ricardo Leschot de un hospital público argentino por sus declaraciones a los medios. Desde entonces investigó y trató a pacientes con SIDA en nuestro país, Brasil, Estados Unidos, Uganda y Kenia. El canal 4 de Londres usó sus informes para hacer un documental sobre SIDA en África, que vieron 50 millones de personas. Actualmente integra la comisión internacional para la reevaluación de la hipótesis SIDA-HIV, que incluye algunos candidatos al Premio Nobel.
"Los médicos suelen ejercer medicina por obediencia debida -dice Leschot- y yo insisto que en el SIDA es todo tan nuevo que hay que tratarlo creativamente. Dentro de no muchos años, así como ya se empezó a desmitificar al dios AZT, todo ser humano inteligente habrá desmitificado al dios HIV. Si el HIV no alcanza, como parece, para explicar el SIDA, obviamente una vacuna contra el HIV no va a alcanzar para prevenir la enfermedad. Estamos perdiendo mucho tiempo porque hay muchas posibilidades terapéuticas a las que tendremos acceso únicamente si logramos que la ciencia tenga un poco de humildad y un poco de coraje. Falta coraje en los que manejan el SIDA en la Argentina, Brasil, en todos los países occidentales en los que he trabajado el tema. Para usar unas frase trillada, el SIDA le sigue salvando la vida y mucho más que eso a los zares hipocráticos de todo Occidente. Es amoral lo que están cosechando con la mitología del AZT y con la mitología del HIV, y de todas las soluciones comercializables".
- ¿Es la única persona que se opone al AZT en el país?
- No, hoy ya son muchos porque salieron las conclusiones del estudio Concorde, el estudio anglofrancés, científicamente válido, cosa que no se puede decir del norteamericano. El AZT fue lanzado en Estados Unidos sin cumplir con las premisas científicas básicas de la F.D.A. (organismo de control de los medicamentos a comercializar en ese país). Fue tan importante la presión, incluso de los grupos gays norteamericanos, que el AZT se aprobó antes de que demostraran su inocuidad. Paradójicamente los mismos gays, que son los que más SIDA tienen en Estados Unidos, permitieron que se lanzara una droga altamente peligrosa. Aunque también resulta altamente peligroso oponerse a los laboratorios que producen AZT. Yo pertenezco a una "tribu de herejes" que desde que salió el AZT ya teníamos buenas razones para sospechar que no era una droga recomendable, y sospecho que soy el único alópata especializado en SIDA en la Argentina que nunca recetó un sólo comprimido de AZT. Para aclarar por qué me opongo al AZT explicaré su mayor incoherencia: al igual que el DDI y el DDC, el AZT parte de la falsa premisa de actuar como antiviral, cuando en realidad lo que hace es atacar al ADN de los linfocitos, o sea, paradójicamente ataca al sistema inmunitario.
- ¿Y la gente que presenta mejorías por tomar AZT?
- Nadie tiene la respuesta. Hay personas que dicen que les hizo bien, incluso que les salvó la vida. Yo no descarto esa posibilidad. Lo que es falso es que el AZT le prolongue la vida a un HIV positivo y está demostrado por el estudio Concorde, el único estudio limpio sobre AZT en la farmacología. Tampoco está establecido si el AZT sirve para pacientes con SIDA (ya despierta la enfermedad), ni está demostrado que le prolongue la vida un sólo día más.
- Superado el AZT, ¿qué pasa con tanta expectativa, tanta desilusión?
- Depende de la inteligencia de la persona. La reacción fácil y lamentablemente habitual sería tomar esto como un fracaso de la medicina. Pero la medicina avanza también desmitificando. Yo más bien diría que es un triunfo del saber. Uno de los cofactores del SIDA es la visión "diet" del SIDA, la que divide al hombre en dos: por un lado el cuerpo, y por el otro el espíritu. Lamento que médicos, psicólogos y psiquiatras le rindan culto todavía a la mitología del AZT, y al HIV como causa del SIDA.
- Si el HIV no es la causa, ¿entonces cuál es?
- Hay tantas respuestas como personas con SIDA viven en el planeta Tierra. El SIDA, como los espejos, tiene algo de monstruoso para el hombre occidental. Y tal vez por eso la sociedad niegue con tanta indiferencia al SIDA. Yo descubrí que los pacientes que tienen SIDA, al preguntarles qué les pasó quizá unos dos meses antes del primer síntoma, se refieren a un cataclismo afectivo o social. Es decir, un virus que posiblemente está presente en todos los organismos vivientes en cantidades ínfimas logra expresarse en un cierto contexto psicofísico, no antes. También descubrí un curiosísimo fenómeno: tanto en Haití como en África, sólo hay SIDA en las concentraciones urbanas. Recorrí pueblos fuera de las grandes ciudades que no contaban con un sólo caso de SIDA, pues son pueblos que cuentan aún con su identidad cultural. El SIDA en África se debe a una occidentalización trucha. Otro dato curioso en que en el país modelo de Europa -Suiza- es donde hay más SIDA en proporción demográfica. ¿Por qué tanto SIDA en Suiza y en Estado Unidos, por ejemplo?
- Usted utiliza muy seguido la palabra identidad, ¿por qué?
- El SIDA es la enfermedad de la identidad. Quien tiene su identidad clara, sea cual fuere, no puede morirse de SIDA. Esto es muy importante terapéuticamente. Reforzar la identidad de una persona, reprogramarla cronológicamente. Todos mis pacientes de SIDA, cuando les pregunté hasta qué edad querían vivir, me respondieron: "Unos años más si estoy sano, en realidad nunca quise llegar a viejo". Significa que ese hombre o esa mujer están mal programados en el contexto del tiempo. Si no logra hacer las paces con el tiempo no habrá vacuna, o laboratorio que lo salve. Es más urgente todavía que el paciente haga la paz con su muerte, que la acepte, pues no alcanza estar vivo por temerle a la muerte. Es urgente que lo haga si quiere vencer al SIDA.
- ¿Qué hay de cierto en la cura del SIDA, o es simplemente el deseo de la buena voluntad?
- No. Hay varios casos de SIDA que se han curado e, incluso, negativizado, que al no encajar con la mitología reinante no se estudian, no se miran porque en definitiva molestan. Hay varios casos de criaturas con SIDA atendidas acá en la Argentina que se han curado de las manifestaciones letales del SIDA, y además se han negativizado. El famoso Michael Callen, que fue el primer orador del simposio de Ámsterdam, que en el 82 tenía de 6 a 18 meses de vida, con neumonía, internado en un hospital de Nueva York. Luego hizo sarcoma de Kaposi, candidiasis, varios síntomas que en un paciente gravemente inmunodeprimido pueden ser letales. Y 10 años después, cuando yo lo conocí, estaba vivo y sano, sin haber tomado una sola pastilla de AZT. Según él, es muy probable que una persona sana que tome AZT todos los días, se muera de AZT en 4 o 5 años. Michael Callen no es dueño de la verdad, pero hoy sí es dueño de la vida. Y tenía SIDA hace 11 años. Hay muchísimos casos de personas que hace 11, 12, 13 años se morían de SIDA para la medicina y hoy están vivos, algunos de ellos frágiles, pero en general sanos. Es vergonzoso que la medicina no los haya estudiado, que le falte humildad ante estas personas que en definitiva son las que saben y conocen el tema SIDA.
En África siempre cuento la historia de la madre que, moribunda, decidió a último momento que no podía dejar a sus tres huerfanitos atrás sin un techo. En mi hospital en Kampala, Uganda, ella se estaba muriendo cinco años antes que la conociera. Se arrastró de la cama y construyó un ranchito de barro y hojas de bananero, y pensó "mis chicos no deben verme morir en esta única habitación". Le pidió otra tregua a la vida y construyé dos hab itaciones más, otra tregua más y compró gallinas y chanchos, y otra y otra, hasta construirse una casa de material haciendo cestería. Cuando la conocí me dijo: "Doctor, cuando hago cestería, si pienso en el SIDA, me equivoco en la trama. Es decir, cuando hago cestería no tengo SIDA". Para ese momento ya había construido una casa de 7 habitaciones, una mansión para Uganda, y comenzó a construir otro rancho para que sus hijos se fueran a vivir ahí y pudieran alquilar la otra casa si ella se moría... Dudo que el paradigma médico vigente sea sobreviviente al SIDA.
- ¿Cómo es eso del llamado SIDA invisible?
- En febrero fui a dar una conferencia en Miami y hablé de los casos de HIV positivo que se han negativizado. Habías médicos y enfermeras, y justamente una de ellas me comentó luego que en la sala de SIDA de su hospital los médicos se estaban agarrando la cabeza, pues había dos casos de SIDA claramente diagnosticados que son absolutamente HIV negativos. Hay casos en la Argentina, Estados Unidos, Europa y África. ¡SIDA sin HIV! Esto nos obliga a tener coraje y preguntarnos si es necesario el HIV para que exista el SIDA. Por otro lado cuidado con cómo se maneja la información, pues se podría crear una paranoia mayor. La mejor manera es romper con la linealidad que se ha construido para el contagio del virus. Hay que apuntar para otro lado..., sin olvidar la palabrita ecología, tan importante en el SIDA. El hombre está serruchando la rama en la que está sentado.
Entrevista con el Dr. Ricardo Leschot por Fernando de Cicco
publicado en Página/12, 8 de mayo de 1993